Sintaxis

12. El sustantivo y el grupo nominal

12.2 Sustantivos contables y no contables (I). Sus propiedades gramaticales

12.2a Como se explicó en la sección precedente, los sustantivos contables designan conceptos que se pueden computar o enumerar. Los nombres contables se pueden usar en plural, sea con determinantes definidos (las casas, mis amigos, estas familias), con numerales cardinales (tres mesas, dos ideas, cuatro palabras), con indefinidos, igualmente en plural (muchos viajes, varias actitudes, bastantes contratiempos, cuántas manzanas), con adjetivos (novelas cortas, gratos recuerdos), y sin modificador alguno (Faltan detalles). Los nombres no contables se llaman también medibles, como se explicó en el § 12.1f, porque designan magnitudes que se interpretan como sustancias, por tanto conceptos mensurables.

12.2b Los nombres no contables se construyen en singular con los indefinidos mucho, poco, bastante, demasiado, tanto, cuanto (o cuánto), etc. y sus variantes de género, como en mucho vino, poca alegría, bastante paciencia, demasiada arena, tanto esfuerzo, cuánta agua. Nótese que los sustantivos paciencia, esfuerzo y alegría poseen significación abstracta, pero se comportan gramaticalmente como arena, agua o pan. He aquí algunos ejemplos de sustantivos no contables, concretos unos y abstractos otros:

Me quedaba mucho tiempo para pensar (Mastretta, Vida); —¿Cómo anda todo por Rosario? —Mucho frío (Saer, Imborrable); ¡Cuánta agua! ¡Parece que está bravo! (Asturias, Presidente); ¡Cuánta belleza había en esas pocas frases, cuánta profundidad! (Martínez, Evita); Sabés bien que se suicidó y que en cierto modo yo tengo algo de culpa (Sábato, Túnel); Comen demasiado queso y beben demasiado vino (Nacional 18/12/1996); Las dos hojas rudimentarias que salen de dicho embrión recuerdan con bastante claridad dos ramas bronquiales cuyo oficio desempeñan en la germinación (Lugones, Fuerzas); No dio demasiada importancia a los hechos (Neruda, Confieso); Edelmiro esperaba que bajara el cochero del pescante para poner un poco de paja y agua delante de las bestias (Beltrán, R., Corte).

Se usa en estos mismos contextos el adjetivo indefinido harto en Chile, Bolivia y las demás áreas a las que se hace referencia en el § 19.2n:

Entonces hacemos matanza y no respetamos ni las cabras de leche, porque viene harta gente (Rojas González, Diosero); Se abrió la puerta, y primeramente lo que percibí fue un perfume fuerte de gente con harto maquillaje (Viezzer, Hablar); Suele hacer harto calor, aunque de ninguna manera insoportable (Beltrán, Realidad); Nos dio harta risa lo que hiciste (Pacheco, Ba tallas).

Sobre el empleo de un poco en Venezuela con el sentido de ‘mucho’, véase el § 20.8i.

12.2c Algunos cuantificadores no presentan formas distintas en función de la oposición «contable–no contable»:

ningún árbol [contable] ~ ningún odio [no contable];

más caballos [contable] ~ más fuerza [no contable];

menos días [contable] ~ menos tiempo [no contable].

Se ha observado que los nombres contables suelen aceptar los cuantificadores medio y mitad, como en medio pastel ~ la mitad del pastel, o en Le habían comido medio lado (Gavilanes, Bosque), donde podría decirse también … la mitad del lado. La misma alternancia se observa en a mitad del camino ~ a medio camino. Los sustantivos no contables admiten mitad (la mitad del agua, la mitad del valor), pero suelen rechazar medio. Sobre el uso de medio como adverbio cuantificativo (medio zonzo, medio muerto), véanse los § 19.4k y ss.

12.2d Los conceptos de sustantivo contable y sustantivo pluralizable no son equivalentes. En efecto, como se recordó en el § 12.1l, los llamados pluralia tántum son sustantivos que se utilizan casi siempre en plural (en alguna de sus acepciones): agujetas, al bricias, apuros, celos, cimientos, comestibles, fauces, preces, represalias. Estos sustantivos tienen en común una propiedad importante con los llamados plurales estilísticos, como aguas, babas, ganas, murallas, ropas, tiempos3.8m y ss.): el plural no aporta propiamente información semántica en ninguno de los dos casos, por lo que en el capítulo del número se llaman plurales inherentes. Existe diferencia estilística entre el agua del río y las aguas del río, o entre Se alisó la ropa y Se alisó las ropas, pero no se designan necesariamente en esos pares entidades diferentes. Algunos de los sustantivos mencionados admiten cuantificadores en plural, como en Disponían de muy pocos comestibles, o en los ejemplos siguientes:

Edwin Schneil tenía las piernas tan acalambradas, tantas agujetas en el cuerpo, que habían tenido que ayudarlo a ponerse de pie, a dar unos pasos, a aprender de nuevo a andar (Vargas Llosa, Hablador); Por momentos a uno se le tambalean los pocos cimientos éticos y morales que le quedan (Vanguardia [Esp.] 2/10/1995); Pasó bastantes apuros para superar a Juan Antonio Viloca por 3-6, 7-5 y 6-2 (ABC 10/9/1997).

12.2e Los sustantivos del grupo anterior suelen rechazar los cuantificadores que permiten establecer cómputos, es decir, los numerales cardinales (dos, cuatro, mil) y también ciertos indefinidos como varios, diversos o determinados. Esta notable diferencia muestra que las nociones expresadas por dichos nombres son cuantificables, pero no son computables o enumerables. Resultan naturales, pues, secuencias como muchas provisiones, algunas represalias, tantas ganas, pocas esperanzas o demasiados celos, pero no lo son en la misma medida otras como tres provisiones, cuatro represalias, diversas ganas, tres esperanzas o varios celos. Los sustantivos mencionados pueden aparecer en plural, pero no son nombres contables. De hecho, presentan más propiedades en común con los no contables, hasta el punto de que algunos autores los consideran una subclase morfológica de estos últimos. Desde este punto de vista, el sustantivo celos (‘sospecha o recelo ante cierto comportamiento de la persona amada’) sería un nombre no contable, al igual que celo (‘cuidado, diligencia, esmero’), ya que no admite cuantificadores numerales, sino tan solo cuantificadores indefinidos que reproducen en la concordancia el plural que los caracteriza morfológicamente.

12.2f Se ha explicado en los apartados precedentes que algunos sustantivos pueden utilizarse en plural sin ser por ello nombres contables. La distinción entre sustantivos contables (casa, duda) y solo pluralizables (celos, cimientos) está sujeta a considerable variación histórica y geográfica. El DRAE usa la marca U. m. en pl. (‘usado más en plural’) ante algunos nombres no contables que son plurales inherentes porque se documentan a veces en singular, lo que corresponde a su interpretación como sustantivos contables. Es posible, aunque poco frecuente en los textos, emplear ojera como contable: El surco de dos ojeras profundas los [=‘los ojos’] bordeaba (Cambaceres, Rumbo), pero es mucho más común usarlo como uno de los pluralia tántum o plurales inherentes: Tenía unas enormes ojeras. A este grupo se asimilan en la actualidad muchos de los plurales estilísticos a los que se ha hecho referencia. Así, el uso en plural del sustantivo ropas en el texto siguiente no implica que ropa sea un nombre contable: Efrén, en su huida, no pudo esquivar las ropas tendidas y se colgó de ellas (Hayen, Calle). Este último valor es mucho menos frecuente en la lengua actual de lo que lo era en la antigua, pero se registra de manera ocasional en textos relativamente recientes: A mí me pasaba como a la mujer que ha puesto varias ropas a secar en la buhardilla (Baroja, Vuelta). De manera análoga, se emplea dinero en el español general con plural estilístico, como en Otra modalidad es el financiamiento con dineros del Ministerio (Vasco, Estado), pero su uso como nombre contable (dos dineros, tres dineros) es raro fuera de la lengua medieval: […] peche diez sueldos y tres dineros (Sánchez Valladolid, Crónica). Se emplea hoy tabaco como nombre contable (‘cigarro puro’) en varios países del área caribeña: Él prendió un tabaco, mientras Lucía preparaba café (Bain, Dolor). En Tolima y otras partes de Colombia, un tabaco designa también el tiempo que suele tardar una persona en fumarse un cigarro puro: El pueblo queda a un tabaco de acá.

12.2g El sustantivo no contable gente es pluralizable en el español general (gentes), y da lugar a una diferencia estilística con relación al singular: Se ríen de las gentes que lo saben todo (Paz Soldán, Materia). El uso de gente como nombre contable (‘persona, individuo’: tres gentes, varias gentes) está más restringido geográficamente. Se documenta en México, y también en Guatemala, Honduras, El Salvador y otros países centroamericanos, así como en buena parte del área caribeña, además de en Bolivia:

Alrededor de la tina, en la que podían caber cinco gentes, había muchas plantas (Mastretta, Vida); Tuvimos unas diez mil gentes en una pequeña población (Proceso [Méx.] 1/9/1996); Con muy pocas gentes había hablado Dugarte (Uslar Pietri, Oficio); Y a propósito, muchas gentes nos preguntan con vehemente curiosidad si el Japón es de veras una democracia (Tiempo [Col.] 11/1/1987).

Aunque con menor frecuencia, se registra también este uso en algunas partes de Castilla. Se usa gente como nombre individual en muchos países, como en Es buena gente (‘Es una buena persona’) o en Ella es una gente (por ‘una persona’) muy simpática. La interpretación semántica de los sustantivos que se usan en plural para designar una sola entidad compuesta de partes (murallas, tijeras, trébedes, escaleras, etc.) se analiza en el § 3.8r. Sobre la diferencia entre el singular y el plural en pares como poco contacto/pocos contactos, mucho interés/muchos intereses, véanse los § 3.8b y 12.3.

12.2h Los nombres contables son relativamente raros usados en singular sin artículo u otro determinante. Entre las excepciones que se documentan están los titulares de prensa de muchos países americanos: Murió soldado de EE. UU. al estallar coche bomba en capital iraquí (Prensa Latina 28/10/2007). Este empleo se estudia en los § 15.2f, g. También se exceptúan ciertas oraciones negativas, como en Nadie, hasta ese día, le había conocido mujer (Gamboa, Páginas), o interrogativas retóricas (¿Hay persona capaz de soportarlo?), así como otras que se construyen con los verbos buscar, necesitar, querer, pedir y otros similares que se caracterizan por introducir contextos inespecíficos: En los días que siguieron lo ayudé a buscar casa en Muérdago (Ibargüengoitia, Crímenes). Las propiedades particulares de estos verbos se analizan en los § 15.10d y ss. y 25.2l. Los nombres contables se usan también en singular y sin determinante en ciertos contextos estereotipados de los que se habla en los § 15.13c y ss., como en Guardo copia; Espero confirmación; Llevan pistola; Ya tienes carro, pero son raros en los demás entornos sintácticos.

12.2i En los contextos sin artículo u otro determinante, los nombres contables en plural alternan con los no contables en singular, y ambos se oponen en conjunto a los contables en singular, que suelen rechazarse en tales entornos:

Compraré pan [no contable en singular] ~ Compraré libros [contable en plural] ~ *Compraré libro [contable en singular];

Vino hartagente [no contable en singular] ~ Vinieron hartas personas [contable en plural] ~ *Vino harta persona [contable en singular].

12.2j Los verbos abundar y escasear dan lugar a la misma alternancia, pero con nombres no contables usados con determinante. Se obtienen así los contrastes siguientes:

No abunda el talento [no contable en singular] ~ No abundan las oportunidades [contable en plural] ~ *No abunda la oportunidad [contable en singular];

Escaseaba la munición [no contable en singular] ~ Escaseaban los proyectiles [contable en plural] ~ *Escaseaba el proyectil [contable en singular].

Los últimos contrastes son esperables si se considera que abundar significa aproximadamente ‘existir en abundancia’, y escasear puede parafrasearse como ‘ser escaso’. Los nombres contables en singular se admiten en estos casos en la interpretación genérica (por tanto de ‘clase’ o ‘tipo’): Abunda el atún; Escasea la perdiz roja15.8). Los sujetos plurales de estos verbos son definidos en los ejemplos propuestos. Cuando son indefinidos solo se obtiene esta última interpretación, como en el texto siguiente: En la desembocadura del Barranca escasean muchos peces e invertebrados [=‘muchos tipos de peces y de invertebrados’], tal vez por efecto del agua dulce, la contaminación o ambas causas (Monge-Nájera, Guanacaste). Sobre las analogías entre los nombres no contables y los nombres colectivos en relación con los predicados verbales, véase el § 12.4q.

12.2k Piensan muchos autores que el paralelismo que se ha descrito entre sustantivos contables en plural y no contables en singular se debe a que los nombres no contables constituyen una suerte de plurales léxicos, en el sentido de que denotan conjuntos de partículas (aceite, arena) o bien de individuos (público, gente). Esta interpretación se suele considerar bien orientada, a pesar de que no da cabida a los sustantivos no contables abstractos: mucha calma, demasiada suerte, un poco de libertad. El simple hecho de que pan en Quiero pan admita paráfrasis como ‘cierta cantidad de la materia pan’ pone de manifiesto que los sustantivos no contables construidos en singular pueden denotar cantidades incluso cuando no van precedidos de un cuantificador. Ello no es incompatible con el que algunos nombres colectivos, como séquito o familia, se usen también como no contables (Trajo poco séquito, Tenía poca familia) y en tales contextos se asimilen gramaticalmente a los nombres de materia.

12.2l El complemento directo del verbo haber da lugar al mismo contraste que se acaba de observar:

Hay público [no contable en singular] en la sala ~ Hay periodistas [contable en plural] en la sala ~ *Hay periodista [contable en singular] en la sala.

Recuérdese que las oraciones negativas aceptan estas construcciones, como se vio en el § 12.2h. El paralelismo se extiende a la construcción exclamativa ¡Qué de + N!, que se describe en el § 22.13v. En efecto, pueden ocupar el lugar de N sustantivos contables en plural, pero también no contables en singular:

¡Qué de habilidades hay perdidas por ahí! ¡Qué de ingenios arrinconados! ¡Qué de virtudes menospreciadas! (Cervantes, Quijote II); Niña, pero qué de tiempo sin vernos, ven, siéntate aquí (Herrera Luque, Casa); ¿Por qué no te mueves? Mira qué de sangre tienes (Arrabal, Arquitecto); Nos estuvimos bañando allí. ¡Qué de agua! (CREA oral, España).

Esta pauta suele rechazar, en cambio, los sustantivos contables en singular (*¡Qué de novela acabo de leer!).

12.2m Los nombres no contables se pueden usar sin artículo ni otros determinantes como sujetos en singular (casi siempre pospuestos) de ciertos verbos de existencia o acaecimiento, como en Falta gente, Salía agua, o Le ha entrado humo en los ojos (Fernán Gómez, Viaje). Estos verbos, llamados por lo general inacusativos, poseen otras propiedades que se analizan en el § 41.4. Como en las alternancias que se muestran en los apartados precedentes, también en estos casos pueden ocupar su lugar los sustantivos contables en plural (Faltan profesores; Llegaban soldados), y se suelen rechazar igualmente los contables en singular (*Llega tren; *Entró caballo en la cuadra). Véanse también los § 15.2i y ss.

12.2n Es importante tener en cuenta que la presencia o ausencia de artículo con los nombres no contables está en función del predicado con el que se construyan. Así, los nombres que designan la carne de los animales son no contables (pollo, ternera, cerdo, etc.), mientras que los que denotan los animales mismos son contables (un pollo, dos terneras, varios cerdos). Ello explica el contraste de significado que se observa en alternancias como ¿Quieres {pollo ~ un pollo}?, pero en él interviene el hecho de que querer pertenece al grupo de verbos mencionado en el § 12.2h. Nótese ahora que el sustantivo cerdo es también no contable, y designa igualmente la carne de un animal en la oración Entre los muslimes no podía probar el cerdo en público (Torbado, Peregrino), donde aparece construido con artículo. Ello muestra que el verbo desempeña un papel importante en la presencia o la ausencia del determinante. También es nombre no contable el sustantivo café en Marta detesta el café y en otras muchas construcciones similares en las que no se puede prescindir del determinante, a diferencia de lo que sucede en Falta café o en ¿Hay café? Sobre estos contrastes, véase el § 15.6.

12.2ñ Exceptuado el número, la distinción entre sustantivos contables y no contables tiene escasas repercusiones en otros aspectos de la morfología. Aun así, el llamado neutro de materia afecta a diversos aspectos de la morfología y la sintaxis en varias lenguas románicas. En el asturiano central (España) se distingue entre fierru, pelu, quesu, pescau, etc., todos nombres contables, y fierro, pelo, queso, pescao, etc., todos no contables, pero en algunas variedades del español hablado en Asturias y en Cantabria (España) la terminación -u es característica de los adjetivos que concuerdan con los nombres no contables (farina blancu). En el español medieval se usaban como masculinos algunos nombres no contables concretos que hoy son femeninos. La concordancia con ciertos pronombres (tónicos o átonos) ha hecho pensar, equivocadamente, que podrían considerarse nombres con género neutro. Así, el sustantivo agua concuerda con el pronombre lo en el primero de los textos que se reproducen a continuación; vino concuerda de la misma forma con ello en el segundo, y ungüento lo hace en el tercero:

Alegre es el conde e pidió agua a las manos, / e tiénengelo delant e diérongelo privado (Cid); Mandó el sancto padre que trasquiessen del vino, / mandó que calentasen dello en un catino (Berceo, Santo Domingo); Estando Ihesu Christo en Bethania, en casa de Symon el malato, acostos a el una mugier que traye unguento preciado, e puso dello en la cabeça de Ihesu Christo (Evangelio).

El neutro de materia también se refleja en los pronombres átonos en Asturias y Cantabria: La leche se lo comprábamos a un vecino. Este uso se mantiene en el español popular de ciertas zonas de Castilla (La paja larga lo metes en el horno; El agua no es malo, pero yo no lo bebo), pero no ha pasado a la lengua estándar y no se recomienda en la expresión cuidada.

12.2o Están relativamente aisladas oposiciones morfológicas como las siguientes:

leña [no contable] ~ leño [contable]; madera [contable o no contable] ~ madero [solo contable]; chocolate [contable o no contable] ~ chocolatina [solo contable]; azúcar [no contable] ~ azucarillo [contable].

La última es característica del español europeo. Son, en cambio, numerosas las oposiciones léxicas entre los miembros de estas dos clases. Se trata de pares como los siguientes:

calzado ~ zapato (también zapatilla, sandalia, etc.); mobiliario ~ mueble (también mesa, silla, etc.); ropa ~ prenda (también traje, vestido, camisa, etc.); tabaco ~ cigarrillo (también cigarro, pitillo, puro, etc.); armamento ~ arma (también pistola, tanque, etc.); cine ~ película; risa ~ carcajada (también risotada); ganado ~ res (también vaca, oveja, etc.); dinero ~ moneda (también billete, cheque, etc.).

El primer sustantivo de estos pares se usa generalmente como no contable, y el segundo como contable (por tanto, demasiado mobiliario ~ demasiados muebles; algo de calzado deportivo ~ algunas zapatillas deportivas, etc.). Se descartan los plurales que no corresponden a nombres contables (ropas, dineros), tal como se explicó en los apartados precedentes. Como se verá en la sección siguiente, muchos nombres contables pueden usarse también como no contables, como en Demasiado mueble para tan poca habitación.

12.2p Admiten el adjetivo abundante un gran número de sustantivos no contables, casi todos concretos. Por esta razón, dicho adjetivo ha sido interpretado como el diagnóstico más seguro de la pertenencia a esta clase gramatical: aceite, agua, arena, armamento, bibliografía, cabellera, caza, correspondencia, dinero, fruta, ganado, información, licor, lluvia, munición, pasto, pelo, sangre, etc. El adjetivo abundante solo es admitido con naturalidad, por el contrario, por algunos sustantivos no contables abstractos. Así, entre los nombres de cualidad lo aceptan humedad o actividad, pero no tan claramente altura o paciencia (también no contables). No son, por otra parte, sustantivos continuos nombres como refrigerio, desayuno, merienda, cena, etc., que admiten este adjetivo en singular:

[…] una cesta con un abundante refrigerio (Allende, Zorro); […] el sustancioso y abundante almuerzo y aquellos placenteros rayos del sol que penetraban por las rejas (Navarro Villoslada, Urraca).

12.2q El adjetivo copioso, usado asimismo en singular, es algo más restrictivo que abundante en relación con la clase de los nombres no contables. Admite, en efecto, un buen número de ellos, como los subrayados en los fragmentos siguientes:

La bioética está generando una bibliografía copiosa (Vanguardia [Esp.] 8/9/1995); […] con copioso pelo blanco (Cabrera Infante, Habana); […] la copiosa correspondencia de sus parientes de Madrid (Galdós, Episodios).

No obstante, se asocia más frecuentemente con los sustantivos que designan líquidos que surgen o sobrevienen en abundancia (nieve, llanto, lluvia, sudor), así como con algunas formas en las que se presentan (manantial, caudal, hemorragia, nevada). Con ciertas excepciones (manantial, nevada), casi todos ellos son nombres no contables, o bien admiten los dos usos (una hemorragia ~ mucha hemorragia). El adjetivo copioso modifica, al igual que abundante, a algunos sustantivos que son contables aunque designen de forma diversa la multiplicidad o la variedad del conjunto formado por diversos alimentos: almuerzo, ágape, desayuno, etc.

12.2r Una propiedad general de las sustancias o las materias es que carecen de tamaño. Aun así, se ha observado que algunos sustantivos no contables concretos admiten adjetivos que expresan ese significado. No hacen referencia, sin embargo, a la medida de una materia o una sustancia (en el sentido de la cantidad que le corresponde), sino al tamaño de las partículas o los fragmentos que la componen: arroz largo, pasta corta, fruta grande. Los sustantivos colectivos, y algunos continuos, no participan de este tipo de denotación, lo que da lugar a contrastes claros como gentío grande (‘numeroso, formado por muchos individuos’) y gente grande (‘corpulenta’). Repárese, en el mismo sentido, que un rebaño grande es el compuesto por muchos animales, no el compuesto de animales grandes. Sobre el uso de gente como nombre no contable, más natural que como colectivo, véase el § 12.2g.

12.2s La preposición entre29.6o y ss. y 29.8d y ss.) acepta un gran número de sustantivos incontables construidos en singular, como en entre el dinero, entre la ropa, entre el barro, o en los ejemplos siguientes:

Y de entre el humo íbamos saliendo nosotros (Rulfo, Llano); […] sin ver la culebra que estaba entre la yerba (Alemán, Guzmán II); La ropa de ella, arrancada a jirones, aparecía por el suelo, entre la inmundicia (Sábato, Héroes); Entre la vegetación se apreciaba la silueta de una vivienda de dos pisos (Ruiz Zafón, Marina); Me abrí paso entre la gente que abarrotaba la sala (Uribe, Lotería).

12.2t Se ha relacionado el comportamiento que se acaba de describir con el hecho de que los nombres concretos incontables denotan, como se explicó, conjuntos o agregados de partículas, de modo que proporcionan la información semántica que esta preposición puede satisfacer con plurales (entre los libros) o expresiones coordinadas (entre Antonio y Silvia). Aun así, esa información también es proporcionada léxicamente por los nombres colectivos, que designan en singular conjuntos de entidades (entre la tripulación: § 12.4w). Las unidades o los componentes individuales que integran la denotación de los nombres incontables se identifican con facilidad cuando estos sustantivos son también colectivos (entre el público, entre el séquito), pero no tan claramente en otros casos. Así, el concepto de ‘partícula’ debe entenderse en un sentido amplio para dar cabida a los sustantivos que designan sonidos, como ruido, fragor o estrépito: Solo en una casa como aquella era concebible que hubiera dormido siempre en un petate que tendía en el piso del granero, entre el estrépito nocturno de las ratas (García Márquez, Cien años).

12.2u Se ha observado que, aunque la preposición entre pone muy claramente de manifiesto la relevancia objetiva que tienen en la sintaxis las manifestaciones léxicas de la pluralidad, proporciona clases léxicas que son a la vez demasiado abiertas y demasiado restrictivas. Son demasiado abiertas porque el paradigma que forman los términos de esta preposición, construidos en singular, da cabida a los sustantivos incontables (entre el humo) pero también a los colectivos (entre el vecindario). Acepta incluso ciertos sustantivos contables en singular, en particular los que designan prendas tejidas, como en El dinero que él dejó caer riendo entre sus manos, entre su pelo, entre su falda (Loynaz, Jardín). Son demasiado restrictivos porque en estos contextos se rechazan los nombres continuos que no designan materias compactas, densas o de textura poco porosa (*entre el agua, *entre el aire). Por otra parte, a diferencia de pautas como «mucho/mucha + sustantivo en singular», que aceptan nombres incontables concretos y abstractos, la pauta «entre + sustantivo en singular» solo se da con los primeros. Se retoman estas cuestiones en los § 29.6o y ss.

12.2v Los verbos que seleccionan argumentos colectivos —como en reunir un ejército12.4q)— satisfacen también ese requisito con los nombres no contables, no obligatoriamente concretos, como en reunir la paciencia necesaria o como en los ejemplos siguientes:

Se amontona el trabajo (Lázaro, Humo); La saliva se acumula debajo de la lengua (Morón, Gallo); Aún no habían reunido dinero suficiente (Fernández Castro, Novia).

Estas oraciones muestran que la noción de ‘pluralidad’ a la que son sensibles estos predicados puede ser satisfecha, como en el caso de los términos de la preposición entre, por una propiedad semántica de los nombres no contables a la que se hizo referencia en el § 12.2t: el hecho de denotar conglomerados o agregados de elementos.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
nombre común, nombre contable, nombre no contable

 

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