Morfología

2. El género

2.7 Otros sustantivos comunes en cuanto al género. Usos figurados y atributos nominales

2.7a Algunos sustantivos epicenos que designan animales pasan al grupo de los comunes en cuanto al género cuando expresan atributos de las personas. Este cambio de clase gramatical lleva asociada una alteración de significado que debe especificarse en cada caso particular. Así, el sustantivo epiceno fiera es femenino: Eran devorados en el circo por fieras {hambrientas ~ *hambrientos}. Sigue siéndolo cuando se usa con valor metafórico, en el sentido de ‘persona cruel o violenta’, como en Si yo veo que tu padre sigue dando gritos y hecho una fiera, me quedo tan pancha (Herrera, E., Cero) o en ¿Qué clase de maldición te ha echado la fiera de la Mary? (Mendicutti, Palomo). Junto a este sustantivo epiceno, se forma el nombre común en cuanto al género fiera, que se usa (sobre todo en el español europeo) con el sentido de ‘portento’: Tu primo es un fiera en matemáticas; Marta es una fiera al volante. Como se ve, estos cambios de género involucran tres clases de sustantivos:

A. Nombres epicenos que designan animales

B. Usos metafóricos de esos mismos sustantivos epicenos

C. Sustantivos comunes en cuanto al género obtenidos a partir de los anteriores

En los apartados siguientes, se harán algunas precisiones sobre estos grupos.

2.7b El paso del grupo A al B y al C se produce generalmente a través de cambios de significado obtenidos a partir de las cualidades prominentes o prototípicas de los sustantivos que pertenecen al primero de ellos. Aun así, esta traslación es a menudo inestable y está sujeta a variación geográfica. Entre los rasgos semánticos que se mencionan, cabe señalar la violencia o la brutalidad en el caso de bestia, común en cuanto al género en ¿Estaría el bestia con el cuchillo todavía en acecho? (Cabrera Infante, Habana), pero también la rudeza o la simple falta de sensibilidad, como en Ya sabes que yo para escuchar soy un bestia sin remedio (Azuela, A., Tamaño). Se resalta el carácter molesto y persistente de alguien en el caso de chinche, como en Eres {un chinche ~ una chinche}, y la cobardía en el de gallina, que se usa en el sentido de ‘persona cobarde’: Mi padre es un gallina, pero mi madre es otra cosa (Marsé, Rabos).

2.7c En el caso citado de fiera, el paso al grupo C se produce con más de una interpretación, puesto que el sustantivo común en cuanto al género fiera se usa, además de con el significado que se ha descrito, con el sentido de ‘persona violenta o irascible’: Mi padre solía pegarme hasta que yo caía medio muerto […]. Se ponía hecho un fiera (Alegre, Sala). Los sentidos que corresponden a los grupos B y C pueden estar próximos en otros casos, pero la concordancia de género pone de manifiesto que se trata de dos clases diferentes. En el texto que sigue se marcan entre corchetes los sustantivos en función del grupo al que corresponden: Su hombre es un bestia [C], una mala bestia [B] y no comprende (Satué, Carne).

2.7d Como se ha explicado, el uso metafórico característico del grupo B no afecta al género de los sustantivos, pero el paso del B al C convierte los epicenos en comunes. A veces no se produce, sin embargo, esta última traslación. Se dice Este muchacho es un lince (en el sentido de ‘una persona muy avispada’) y también Esta muchacha es un lince. No se considera correcta la variante una lince, que se ha documentado alguna vez. También puede decirse de un hombre o de una mujer que es “una hiena”, en el sentido de ‘persona de muy malos instintos o muy cruel’, o “una hormiguita”, en el de ‘persona muy ahorradora o muy trabajadora’. He aquí otros ejemplos similares de estos usos metafóricos de los nombres epicenos aplicados a hombres y a mujeres:

Solo Antoñona, que era un lince para todo […] (Valera, Pepita Jiménez); […] hijo de un párroco protestante de dudosa reputación. Pero se reveló muy pronto como un lince para los negocios (Reverte, Ulises); Es usted una hormiguita, don Enrique (Mundo [Esp.] 31/1/1995); La tía iba a meter, no a sacar, ya se le veía en la cara que era una hormiguita (Pérez Merinero, Días).

Se atestiguan esporádicamente casos de asimilación de ciertos sustantivos epicenos de este grupo, que pasan al de los comunes en cuanto al género en el sentido ponderativo descrito, como Julia es una tiburón en los negocios (a veces, en alternancia con una tiburona). Estos usos son raros en los registros formales y se consideran poco recomendables.

2.7e Los sustantivos de los grupos B y C reciben un valor atributivo. Se caracterizan por admitir el uso del artículo indeterminado que en los § 15.5 y 37.5f se llama enfático, evaluativo o ponderativo. Como se señala en los apartados mencionados, este uso es característico de muchos adjetivos de significado depreciativo o peyorativo (Es un tonto), de otros que no lo tienen, pero lo adquieren a juicio del que habla al emplearse en esta construcción (Es un liberal, un comunista) y de sustantivos que se asocian culturalmente con cualidades igualmente negativas (Es un asno). En todos estos casos, la naturaleza valorativa o estimativa de los predicados favorece la construcción apositiva que se forma con la preposición de, analizada en el § 12.14: el tonto de Pablo, el asno de Sancho, el comunista de tu tío. Los sustantivos mencionados de los grupos B y C no son excepción, como en Ya no va a pasarle ni una más al bestia de Carlos (Ameztoy, Escuela). Cabe resaltar que, al utilizarse en esta construcción, adquieren rasgos adjetivales, como pone de manifiesto el uso de la forma apocopada muy en Hubiera podido el muy bestia de Juárez arreglar su comercio (Galdós, Fortunata) o el muy gallina del alcalde. Sobre el uso sustantivo correspondiente, con la variante mucho (como en Hay mucho gallina por aquí), véase el § 12.3g.

2.7f La cercanía o la divergencia entre las interpretaciones descritas en los apartados precedentes suelen estar sujetas, como se ha explicado, a particularidades léxicas. Así, el sustantivo femenino rata (grupo A) puede predicarse de un hombre o de una mujer con el significado de ‘persona despreciable’ (grupo B: El jefe es una rata), pero suele usarse como común en el de ‘persona muy tacaña’ (grupo C: El jefe es un rata ~ La jefa es una rata). A su vez, el sustantivo masculino rata significa ‘ratero’ en España y en algunos países americanos, como en […] un rata de Madrid que había querido embaucarla (Baroja, Vuelta). La locución nominal rata de biblioteca pertenece al grupo B, junto con ratón de biblioteca, como en El proceso de estudio que ha llevado a cabo, y en el que se ha convertido en una rata de biblioteca, le ha permitido recuperar su celda de convento, en la que estuvo diez años como sacerdote (País [Esp.] 15/12/1999), pero no al C, puesto que no está sujeta a la concordancia que caracteriza a estos nombres: Él es {*un rata de biblioteca ~ una rata de biblioteca}. Existen otros muchos casos particulares que no es posible enumerar aquí.

2.7g El proceso que se describe en los apartados precedentes se extiende de los nombres de animales a otras clases de sustantivos. En las áreas chilena y rioplatense se emplea flor como común en cuanto al género, casi siempre en la construcción apositiva mencionada, como en Sos un flor de tipo (‘Eres un gran tipo’) o en los textos siguientes:

A los diecisiete, por ahí, ya era un flor de muchacho (Puig, Beso); Cuando nos veíamos para los cumpleaños, se la pasaban diciendo que era una flor de bruja, muy sargentona (Futoransky, Pe).

En el área rioplatense, se usa banana con el sentido de ‘tonto, bobo, muy voluble’, como en Este muchacho es un banana o en Como les digo siempre a los que vienen y se quieren hacer los bananas conmigo […] (Maradona, Diego), y también se emplea zanahoria (el zanahoria de tu novio; la zanahoria de tu amiga) con el sentido de ‘lelo o simplón’.

2.7h El proceso al que se hace referencia se aplica a otros muchos sustantivos valorativos, con marcadas diferencias en el grado de menosprecio que resulta de su empleo atributivo, así como en la extensión geográfica de su uso. Por ejemplo, los sustantivos bala, cabeza y cara son femeninos. Se dice, no obstante, un (o una) bala perdida en el sentido de ‘tarambana’; un (o una) cabeza loca, en el de ‘persona de poco juicio’; un (o una) caradura —también un cara o una cara—, en el de ‘sinvergüenza, persona descarada’:

Cuando el abuelo le expulsó de esta casa sin razón tuve miedo por él. Era un cabeza loca (Casona, Árboles); En realidad, sigo siendo la gata peligrosa de nuestras noches isleñas, la misma cabecita loca que ronroneaba recostada en tus pechos hermosos (Marsé, Muchacha); Entre una mujer de rostro pálido y una caradura integral la diferencia es apenas perceptible (García Sánchez, Historia); Sus adversarios benévolos lo citan como un caradura ególatra (País [Esp.] 19/9/1996); Pues quédate con las ganas, guapito, que eres un cara (Martínez Mediero, Lola).

Se emplea en el habla coloquial de muchos países un mierda con el sentido de ‘un don nadie, alguien despreciable’: El mierda ese de Robertito —dijo Queta—. No le aguanto más sus insolencias (Vargas Llosa, Conversación). He aquí otros sustantivos comunes en cuanto al género usados en el sentido atributivo que se ha explicado:

un bocasucia/una bocasucia (‘malhablado’ en las áreas rioplatense y andina); un carota/una carota (‘caradura’); un chanta/una chanta (‘chapucero’ en parte de las áreas rioplatense y chilena); un manta/una manta (‘holgazán e irresponsable’ en el español europeo); un sinvergüenza/una sinvergüenza (‘desvergonzado’).

2.7i Un buen número de sustantivos, varios de ellos restringidos geográficamente, se utilizan en plural como comunes en cuanto al género y con el uso valorativo descrito, aunque raramente fuera del registro coloquial. Pertenecen a ese grupo bocazas (un bocazas/una bocazas, ‘persona muy indiscreta’); bocas (con el mismo significado que bocazas); manazas (‘persona muy torpe y desmañada’); agonías (‘persona muy quejumbrosa’); vivales (‘pícaro’), mencionado en el § 2.5ñ, a los que se añaden varios compuestos nominales formados en función de las pautas morfológicas descritas en ese mismo apartado:

Porque es usted un vivales, y no hablemos más (Valle-Inclán, Luces); Además, no creo que se pueda hacer otra cosa que ser un bocas (Alou, Aportación); Sofía me mira con indudable contrariedad, como diciéndome eres un bocazas (Bayly, Huracán).

2.7j Se crean otros sustantivos con moción genérica a partir de algunos de los que se asocian de forma característica con los estereotipos valorativos que se han descrito. Así, se usa en español general un plomo por ‘una persona muy pesada’, pero en el habla juvenil del español rioplatense se ha creado el par un plomo/una ploma. También se registra en esas variedades un nabo/una naba con el sentido de ‘persona muy boba’:

Como espectadora, sería divertido ver a una naba como yo saltando (Clarín 8/8/2003); David es el nabo del grupo (Nación [Arg.] 11/10/2006).

Existen otros muchos casos similares.

 

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