Cuestiones generales

1.6 Unidades morfológicas (II). Morfología sincrónica y diacrónica. Opacidad y transparencia

1.6a Como se ha señalado, las variantes flexivas de las palabras están ausentes de los diccionarios. Por el contrario, la mayor parte de las voces obtenidas por derivación y composición aparecen en ellos. Se exceptúan las formadas por los afijos derivativos que poseen mayor rendimiento, concepto que en morfología recibe el nombre de productividad. Así, el DRAE opta en sus últimas ediciones por no incluir gran número de adverbios terminados en -mente (como decisivamente o abruptamente) o de adjetivos terminados en -ble (instalable, pintable, solucionable, etc.). Tampoco da cabida a la mayor parte de las voces formadas con sufijos apreciativos (arbolito, fiebrón, etc.), salvo cuando se han fosilizado o están lexicalizadas, como se explica con detalle en el § 9.1e.

1.6b Las restricciones léxicas relativas a la posibilidad de formar diminutivos con sustantivos son escasas, sobre todo si el diminutivo designa un objeto material. Los diccionarios no recogen estas voces, ya que se pueden obtener mediante procedimientos combinatorios regulares. Su significado suele ser, además, transparente, en el sentido de que se puede deducir de modo directo del de la base y el del afijo. La productividad de los afijos derivativos mide su rendimiento, pero también su vitalidad, entendida como la capacidad de acuñar conceptos que designan realidades nuevas. No se incluyen por ello en el DRAE un gran número de voces posibles formadas con los sufijos -ismo o -ble, o con los prefijos seudo- o neo-. Aun así, los diccionarios tienen en cuenta el uso efectivo que los hablantes hacen de estos recursos del idioma, adaptados a las nociones que desean designar, así como la extensión o la aceptación general de que gozan las nuevas voces que se acuñan. Están, por ejemplo, en el DRAE germanófobo, hispanófobo y francófobo, pero no figura italianófobo, aunque sí italianófilo. Existen otros muchos casos similares.

1.6c La formación de palabras está sujeta en español a múltiples irregularidades que, como se ha recordado, son resultado, en su mayor parte, de factores históricos. El estudio de la estructura de las palabras puede abordarse desde dos puntos de vista: el diacrónico y el sincrónico. Desde el punto de vista diacrónico, esta parte de la gramática estudia la evolución que experimentaron las formas latinas, así como la progresiva incorporación a nuestra lengua de neologismos de muy variado origen, por causas diversas, a lo largo de toda su historia. En la mayor parte de los casos se crean voces nuevas imitando pautas ya existentes, pero son muchas las que entran en el idioma como préstamos de otras lenguas (por ejemplo, el sustantivo cartoné no procede de cartón, sino del francés cartonée) o como calcos (rascacielos, calco del inglés skyscraper). Desde el punto de vista sincrónico, la formación de palabras analiza las pautas morfológicas que permiten construir las formas compuestas y derivadas a las que los hablantes tienen acceso.

1.6d La estructura morfológica de una voz no coincide necesariamente con su etimología. Así, desde el punto de vista histórico no es correcto postular un proceso mediante el cual el sustantivo traducción se deriva del verbo traducir, o el sustantivo tristeza se deriva del adjetivo triste —a diferencia de lo que se haría desde la morfología sincrónica—, sino sendos procesos históricos mediante los cuales traducción se deriva del latín traductĭo, -ōnis, y tristeza del latín tristitĭa. De modo análogo, en la morfología sincrónica se deriva el sustantivo conductor del verbo conducir, pero este proceso no se postula en la morfología histórica, puesto que conductor procede directamente del latín conductor, -ōris.

1.6e Muchas de las relaciones que se reconocen en la vertiente sincrónica de la formación de palabras no tienen correlato histórico, lo que ha suscitado polémicas entre los gramáticos de diversas escuelas, que optan —por consiguiente— por una de las dos direcciones hacia las que se orienta esta parte de la gramática. Un problema muy debatido en relación con esta cuestión es el de las llamadas bases opacas, perdidas o no accesibles. Así, en la morfología sincrónica es habitual derivar los adjetivos caluroso y riguroso de los sustantivos calor y rigor, respectivamente, al igual que se deriva venturoso de ventura o anchuroso de anchura. Pero la etimología proporciona respuestas diferentes: no se dice caloroso ni rigoroso (aunque ambas voces estén documentadas) porque caluroso procede históricamente del sustantivo desusado calura; la u de riguroso se suele explicar por analogía con el adjetivo, de uso general, caluroso. La base que se postula en la morfología sincrónica (calor) no coincide, por tanto, con la que se postula en la morfología diacrónica (calura).

1.6f Resultan también opacas en la derivación sincrónica las bases de espaldarazo (históricamente derivado de espaldar, no de espalda), encontronazo (de encontrón, no de encontrar), callejero (de calleja, no de calle) y en otros muchos casos similares. Aunque casi todas estas bases (encontrón, espaldar, etc.) están en los diccionarios, los hablantes vinculan sus derivados con bases no etimológicas. Ello ha dado lugar a polémicas entre los morfólogos, ya que unos entienden que debe darse preferencia a la procedencia histórica del derivado, y otros a la interpretación que los hablantes hacen de él. Se llaman bases léxicas prestadas las que proceden de otra lengua. Así, el adjetivo lexical entró en tiempos recientes en el diccionario porque hasta hace poco no se consideró palabra española. En cambio, el sustantivo lexicalización, derivado de él, ha formado parte del léxico español desde mucho antes.

1.6g La estructura morfológica (concepto fundamentalmente sincrónico) proporciona en los casos citados respuestas diferentes de las que ofrece la etimología (concepto diacrónico), por lo que se hace necesario precisar en qué sentido se usan derivación y derivar, sobre todo porque pueden no coincidir los resultados obtenidos desde esos dos puntos de vista. Los morfólogos que optan por la vertiente sincrónica de la morfología suelen evitar las bases opacas y postulan en su lugar variantes alternantes (también llamadas alomorfos). Así, en el análisis sincrónico, calur- es una variante alternante de calor- en caluroso, al igual que tuv- en tuve es una variante alternante de la raíz ten- en el verbo tener. En ambos casos se pone el acento en que los hablantes establecen las conexiones semánticas que esas relaciones léxicas expresan. Los especialistas en morfología histórica suelen aducir, por el contrario, que las descripciones de formas alternantes no proporcionan verdaderas explicaciones para las irregularidades que se describen, ya que ocultan su origen histórico. A su vez, estos autores suelen conceder menos importancia a la vinculación semántica que los hablantes puedan establecer entre las palabras que se desea relacionar.

1.6h Cuando la derivación se interpreta como proceso sincrónico, se espera que la relación entre la base y el derivado sea transparente (en el sentido, ya introducido, de reconocible e interpretable semánticamente), como en los ejemplos mencionados antes. Los segmentos opacos a la conciencia lingüística de los hablantes no se suelen reconocer en la morfología sincrónica, pero se aíslan, en cambio, en la histórica. Así, todos los hispanohablantes relacionan el adjetivo cubano con el sustantivo Cuba, pero solo algunos reconocen un adjetivo gentilicio7.6) en campechano (‘natural de Campeche, México’), que ha pasado a interpretarse como adjetivo no derivado para la mayor parte de los hispanohablantes. Se reconocen fenómenos similares en el adjetivo lacónico (en su origen, ‘espartano, natural de Laconia’), el verbo zarandear (‘mover el grano en la zaranda’) y otras muchas voces derivadas de bases que resultan opacas para gran número de hablantes. Existen asimismo afijos opacos, es decir, pertenecientes a paradigmas perdidos. De la serie que permitía en la lengua antigua derivados esdrújulos en -eda o -ida, como los antiguos cómpreda o véndida, permanecen búsqueda y pérdida. Así pues, los segmentos morfológicos opacos, sean bases o afijos, se suelen evitar en la morfología sincrónica, pero se distinguen en la diacrónica porque son fundamentales para trazar la etimología de esas voces, con independencia de que los hablantes la reconozcan o no. Se usa de modo habitual en la morfología el acento gráfico, o tilde, sobre el guion (-ico, - eda) como recurso formal para señalar que la sílaba anterior al sufijo es tónica.

1.6i Se ha explicado que las vertientes sincrónica y diacrónica de la morfología derivativa difieren en sus objetivos fundamentales. A ello se añade el hecho, no controvertido, de que el léxico constituye una parte del idioma sujeta a mayor variación que las demás. Es improbable —como se ha señalado en múltiples ocasiones— que todos los miembros de un conjunto de hablantes compartan exactamente el mismo vocabulario, puesto que su cultura, su educación, su procedencia, su entorno y otros muchos factores objetivos condicionan el léxico que usan y el grado de conciencia lingüística que de él poseen. Estos factores repercuten en la distinción, introducida arriba, entre la vertiente sincrónica y la diacrónica de la morfología derivativa, lo que tiene indudables consecuencias para el análisis gramatical. En la medida en que la cultura léxica de los hablantes es variable, también pueden serlo la opacidad de los segmentos morfológicos o la transparencia de las voces derivadas. Así, casi todos los hispanohablantes relacionan agruparse con grupo8.2b) o apolillarse con polilla, pero solo algunos vinculan amilanarse con mi lano o agazaparse con gazapo (‘cría de conejo’). Suele aceptarse que acurrucarse procede del latín corrugāre (‘arrugar’), pero también se ha asociado con curruca (‘cierto pájaro’). Como se ve, la pauta morfológica sobre la que se forman la mayor parte de estas voces (abreviadamente, a-N-ar(se), donde N representa un nombre) está o no disponible para los hablantes en diferente medida, y resulta o no reconocible por ellos en función de los factores fluctuantes mencionados.

1.6j La transparencia o la opacidad de una forma derivada se suelen diferenciar de su motivación, entendida como la correspondencia que existe entre la estructura morfológica de la palabra y la entidad designada. Así, como se hace notar en el § 11.2k, los hablantes reconocen sin dificultad la estructura de muchos compuestos. Las palabras pasamontañas, rompecabezas, matalobos y matasuegras o espantasuegras se ajustan de modo claro a la pauta V-N. Sin embargo, aunque la transparencia de esta estructura morfológica sea manifiesta —es decir, la pauta que da sentido a estas voces como construcciones morfológicas—, no se obtiene directamente de ella la designación que les corresponde. Mientras que es esperable, y por tanto deducible, que lavaplatos y sacacorchos designen sendos instrumentos, no todos los hablantes que reconocen el esquema V-N saben que pasamontañas designa una prenda, rompecabezas un juego, matalobos una planta y espantasuegras un artículo de broma. Se hacen otras consideraciones sobre la motivación y la transparencia de las palabras compuestas y derivadas en los § 11.2k-n.

1.6k La dirección de los procesos derivativos se interpreta de forma distinta en la morfología sincrónica y en la diacrónica. Así, existe en español un sufijo derivativo -a que permite obtener sustantivos a partir de verbos (ayudar > ayuda; reformar > reforma; talar > tala), y también existe un sufijo -ar que permite derivar verbos de sustantivos (almacén > almacenar; cimiento > cimentar; diluvio > diluviar). Si se desea relacionar pelea con pelear, habrá de elegirse entre la opción pelear > pelea y la opción pelea > pelear. Cuando las estructuras morfológicas admiten las dos opciones, suelen intervenir factores semánticos en la elección, si se plantea desde el punto de vista sincrónico. Uno de ellos es la interpretación de los conceptos de ‘acción’ y de ‘efecto’. La respuesta en la morfología diacrónica se basa en la datación de las voces examinadas (dicha fechación proporciona, de hecho, la dirección pelear > pelea). De nuevo, los criterios utilizados son distintos según se adopte uno u otro punto de vista. Se dedica al problema de la dirección de los procesos derivativos en la derivación nominal el § 5.7. Se llama derivación regresiva la que debe postularse desde el punto de vista histórico para justificar la obtención de voces más simples morfológicamente que aquellas de las que proceden, como el proceso —contrario a la intuición— de obtener legislar a partir de legislador, burro a partir de borrico, testigo a partir de atestiguar y asco a partir de asqueroso (o bien del antiguo ascoroso). El concepto de ‘derivación regresiva’ no desempeña ningún papel en la morfología sincrónica.

1.6l Aun cuando la morfología sincrónica y la diacrónica son dos disciplinas con objetivos distintos y con recursos analíticos también diferentes, existen procesos morfológicos que se consideran paralelos en ambas. Así, se ha hecho notar en diferentes ocasiones que el español contemporáneo usa con profusión los recursos morfológicos para establecer cadenas derivativas cuyo estadio final vuelve en cierta medida al punto de partida: culpar > culpable > culpabilizar; explotar > explosión > explosionar; influir > influencia > influenciar; nuevo > novedad > novedoso; recibir > recepción > recepcionar (la última, todavía no registrada en el DRAE); ver > visión > visionar, y otras análogas que se estudian en el § 9.6. Las voces obtenidas de esta forma no tienen siempre el mismo significado que las que constituyen el primer eslabón de la cadena, pero a menudo compiten con ellas en contextos similares, y el DRAE las da a veces como sinónimas (culpar ~ culpabilizar; influir ~ influenciar). Algunas palabras de uso común en el español contemporáneo son el resultado de este mismo proceso, que se dio en latín de manera relativamente similar. Entre ellas están olvidar, empujar u osar. Así, sobre oblītus (part. de oblivisci ‘olvidar’) se formó en latín vulgar oblitāre, de donde procede olvidar; a partir de impulsus (part. de impellĕre ‘empujar’) se formó impulsare, que dio lugar a empujar. De ausus (part. de audēre ‘osar’) se formó el latín vulgar ausāre, del que procede nuestro osar. Existen otros muchos casos similares.

1.6m La orientación de la presente gramática del español es, en lo esencial, sincrónica. No obstante, así como en las secciones dedicadas a la sintaxis se hacen numerosas consideraciones de carácter histórico que son útiles para comprender los fenómenos que se analizan, también en la sección dedicada a la morfología se introducen frecuentes referencias a los factores históricos que condicionan la formación de un gran número de voces. En los capítulos de morfología léxica se retoman las reflexiones introducidas en los apartados precedentes, relativas a la diferencia entre la aproximación sincrónica y la diacrónica en el estudio de los fenómenos morfológicos. En la descripción de las numerosas alternancias morfofonológicas que caracterizan los procesos derivativos del español se tendrán en cuenta, asimismo, los factores históricos que las condicionan. En la sección siguiente se explicará por qué la descripción de los entornos fonológicos no es suficiente en ocasiones para determinar las variantes alternantes de muchos segmentos morfológicos, ya que existen gran número de irregularidades que se explican teniendo en cuenta la etimología de las voces analizadas.

1.6n Junto a la variación histórica y la relativa a la cultura léxica de los hablantes, a las que se aludió en los apartados precedentes, son relevantes en el estudio de la morfología léxica la variación geográfica y la social (en el segundo caso, en especial la que aportan los registros o estilos lingüísticos). De todas ellas se ocupa en alguna medida esta obra, si bien la información dialectológica y sociolingüística que contiene ha de subordinarse necesariamente, como se ha indicado, a la descripción de las pautas morfológicas que se reconocen, así como al análisis de sus propiedades gramaticales.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
alomorfo, composicionalidad, lexicalización, supletivismo

 

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