Cuestiones generales

1.12 Unidades sintácticas (IV). Funciones

1.12a En los apartados anteriores se examinaron de modo sucinto las clases de palabras y los grupos sintácticos que forman. Como se indicó en el § 1.3i, estas informaciones se consideran sustantivas, en el sentido de que representan unidades fundamentales a las que corresponden categorías y segmentos formados con ellas, y también en cuanto que se oponen a las relaciones, es decir, a las unidades sintácticas puramente formales que constituyen vínculos entre palabras establecidos a distancia. Los vínculos que las palabras (y los grupos formados por ellas) contraen determinan su aportación semántica a los mensajes. Dicha contribución depende muy a menudo de la posición que las palabras ocupan, pero también de otras marcas o exponentes que corresponde analizar a la sintaxis. El que observe la oración Llegará el lunes comprobará que no puede interpretarla unívocamente aunque conozca el significado de las palabras llegará, el y lunes. Para poder hacerlo necesita cierta información que le permita relacionar la expresión el lunes (un grupo nominal, como se explicó en la sección anterior) con el verbo llegará. Si el lunes es el sujeto de llegará, concordará en número y persona con el verbo, de forma que la expresión el lunes designará la entidad que va a llegar; si el lunes es un complemento circunstancial de llegará, la oración informará de que cierta persona o cosa no especificada ha de llegar el día del que se está hablando. Así pues, sujeto y complemento circunstancial son funciones, en el sentido de relaciones de dependencia que nos permiten interpretar la manera en que se vinculan gramaticalmente ciertos grupos con alguna categoría de la que dependen (un verbo en este caso).

1.12b Se distinguen fundamentalmente tres clases de funciones: sintácticas, semánticas e informativas. Las funciones sintácticas (como sujeto) se establecen a partir de marcas o índices formales de los que la sintaxis hace uso. Así, la concordancia de número y persona en las formas verbales, desde ciertas posiciones sintácticas, es el exponente o la marca que caracteriza la función de sujeto. En esta obra se dedican capítulos independientes a las funciones sintácticas oracionales (capítulos 36-39). Las que se reconocen en el interior de otros grupos sintácticos se analizan en los capítulos en los que se estudia la estructura interna de esos grupos (por ejemplo, el grupo nominal la casa es el término de la preposición para en para la casa: capítulo 29). Algunas funciones sintácticas, especialmente la de adjunto (capítulo 39), se caracterizan por el hecho de que se reconocen en el interior de varios grupos sintácticos (nominales, adjetivales, adverbiales, etc.). En efecto, las funciones sintácticas no son solo, por tanto, componentes de la oración. Las funciones semánticas (como agente) especifican la interpretación semántica que debe darse a determinados grupos en función del predicado del que dependen. Así pues, un sujeto puede ser agente (Iván abrió la puerta) o no serlo (La losa pesaba media tonelada).

1.12c Para establecer las funciones de los dos primeros tipos es preciso tener en cuenta informaciones de naturaleza léxica, estén presentes o no en los diccionarios. Las funciones del tercer tipo (como foco o tópico) hacen referencia a la contribución de cada fragmento del mensaje en relación con el discurso previo y a su papel en la articulación de los textos. Estas últimas funciones entroncan con diversas formas mediante las cuales la gramática otorga relieve a determinadas secuencias en el interior de los mensajes, por lo que se dedica un capítulo completo (el capítulo 40) a presentarlas y analizarlas. Aun así, debe señalarse que algunos gramáticos no están de acuerdo en que las relaciones gramaticales del tercer tipo sean propiamente funciones. Se diferencian de los otros dos tipos en que no están determinadas por el significado de las piezas léxicas, ya que la partición informativa de la oración (es decir, la separación entre lo que se da por conocido y lo que se presenta como nuevo) no se establece a partir de las propiedades del léxico. Se ha aducido que también se diferencian de las otras funciones en que el término mismo función no se les aplica con el mismo sentido que caracteriza a las otras dos, dado que, en sentido estricto, no dan lugar a relaciones de dependencia. Se retomará el significado de este término en los apartados siguientes.

1.12d El concepto de predicado se ha usado generalmente con dos sentidos, que se han mantenido en la actualidad entre los gramáticos a pesar de la relativa incomodidad que tal polisemia conlleva. En el primero de ellos, tomado estrictamente de la lógica, el predicado designa la expresión cuyo contenido se atribuye al referente del sujeto, así como el segmento sintáctico que la designa. En esta interpretación, el grupo verbal que se subraya en El profesor de Matemáticas explicaba la lección a los alumnos con voz apagada es el predicado de esa oración, y su sujeto es el profesor de Matemáticas. El predicado de la oración La lluvia era fina es, desde este mismo punto de vista, el grupo verbal era fina. Así pues, los predicados denotan, en este primer sentido, nociones que “se aplican” a los individuos designados por los segmentos nominales que concuerdan con ellos. Los predicados aportan, por tanto, propiedades, estados, procesos y acciones que se atribuyen a las personas o las cosas. A la unidad gramatical que el predicado forma con el sujeto se la llama tradicionalmente oración. Los predicados constituyen un tipo de función, en el sentido clásico del término. En efecto, en la tradición lógica y matemática, las funciones son relaciones que determinan la proporción en que varía una determinada magnitud establecida o medida a partir de otra que se toma como referencia. En la misma tradición, las funciones se consideran también relaciones que establecen conexiones, correspondencias o proyecciones entre elementos de dos dominios. Se dice tradicionalmente, en este sentido, que el predicado explicar la lección es una función que exige un elemento variable para ser completada o saturada: el sujeto. A los predicados se les sigue llamando en la lógica contemporánea funciones proposicionales, puesto que constituyen proposiciones a partir del elemento nominal al que se aplican. En gramática se llama generalmente función (o función sintáctica) al papel gramatical desempeñado por un segmento sintáctico.

1.12e La noción de ‘predicado’ se usa también en un segundo sentido, más restrictivo que el anterior. En esta segunda interpretación, los predicados son categorías que designan estados, acciones, propiedades o procesos en los que intervienen uno o varios participantes. Así, el predicado de la oración El maestro explicaba la lección a los alumnos es el verbo explicaba. El verbo explicar denota, por su significado, una acción que requiere la concurrencia de tres participantes: un agente, que lleva a cabo la acción (el maestro, en este ejemplo), una materia o una información que se expone o se transmite (la lección, en este caso) y un destinatario al que esa acción se dirige (los alumnos). Los participantes seleccionados o elegidos por cada predicado en función de su significación se denominan argumentos. a los argumentos corresponden diversas funciones semánticas (agente, paciente, lugar, etc.). Los argumentos han sido llamados también actantes o actuantes porque recuerdan los papeles que se atribuyen a los actores en las representaciones dramáticas (de hecho, el término papel semántico es todavía frecuente en la lingüística actual en un sentido no muy lejano de este). Sea o no ajustada esa metáfora ya común, es indudable que los argumentos de un predicado representan en cierta forma un esqueleto de su significación, que se obtiene por abstracción o por reducción de las informaciones que el diccionario proporciona cuando los define.

1.12f Como se ha visto, los complementos argumentales introducen información exigida o pedida por el significado de los predicados. Además de estos complementos, se reconocen en la tradición gramatical otros que aportan informaciones no exigidas por ellos. Esos otros complementos se llaman adjuntos, término que equivale a ‘modificador no seleccionado’. Son adjuntos los adjetivos calificativos, las oraciones de relativo, muchos modificadores preposicionales del sustantivo (como la prensa de hoy, pero no la llegada de la primavera) o del adjetivo (feliz por su matrimonio). Los modificadores adjuntos de los verbos (no así los de otras clases de palabras) se denominan tradicionalmente complementos circunstanciales porque especifican las circunstancias que acompañan a las acciones o a los procesos. Aportan, pues, informaciones accidentales que completan alguna relación predicativa sin estar exigidas por la naturaleza de esta. No existe una única clasificación semántica de los complementos circunstanciales, por razones que se explican en el § 39.5. Se suelen distinguir tradicionalmente los de tiempo (trabajar por las tardes); lugar (construir una casa en la playa); compañía (estudiar con alguien); instrumento (escribir con una pluma estilográfica); provecho, beneficio o daño (comprar para alguien un regalo); modo (bailar con gracia); cantidad (esforzarse enormemente); finalidad (ahorrar para adquirir una vivienda mayor), y causa (viajar por placer). Como se ha indicado, el concepto de ‘adjunto’ es más abarcador que el de ‘complemento circunstancial’.

1.12g La mayor parte de los complementos de lugar son adjuntos (Escribió el libro en esta mesa), pero algunos son argumentales (como en Puso el libro en esta mesa), en cuanto que están exigidos por la significación verbal. También la mayor parte de los complementos de finalidad son circunstanciales, pero unos pocos se consideran argumentales, ya que están exigidos por el significado del predicado al que modifican, como en Bastaba una leve música para dormirlo46.4h y ss.). Los adjuntos de cantidad pueden ser a su vez temporales, tanto si denotan frecuencia (¿Viajas mucho?) como si no es así (Vivió muchos años en el extranjero). También pueden denotar intensidad (Se esfuerza mucho), entre otras nociones. Estos complementos de cantidad son adjuntos, pero otros son, en cambio, argumentales, como en Se demoró dos días o Esta película dura demasiado. Se analizan más detalladamente estas diferencias en los § 20.5, 30.4 y 39.7.

1.12h Se explicó en los apartados precedentes que la noción de ‘adjunto’ es transcategorial. El cuadro siguiente, en el que se marcan en cursiva los adjuntos, ilustra esta idea:

  con verbos con sustantivos con adjetivos
temporales trabajar por las tardes la llegada del embajador el martes pasado enfermo desde hace diez años
locativos construir una casa en la playa la construcción de una casa en la playa muy contento en esta ciudad
finales ahorrar para comprar una vivienda mayor nuevos acuerdos para ampliar las zonas edificables siempre silencioso para no molestar a los vecinos

Los complementos preposicionales de los sustantivos corresponden aquí a los que aparecen en nombres derivados de verbos (llegada, construcción), lo que ilustra la situación de herencia que se introdujo en el § 1.8j. Un mismo predicado (en el segundo sentido del término predicado, expuesto en el § 1.12e) puede tener complementos argumentales y también complementos circunstanciales o adjuntos. Los primeros se marcan con subrayado continuo en los ejemplos que siguen; los segundos se identifican con subrayado discontinuo: leer novelas policíacas durante las vacaciones, la llegada del embajador la semana pasada, propenso a las infecciones víricas desde los cinco años.

1.12i Se suele llamar estructura argumental de un predicado al conjunto (ordenado o no) de sus argumentos. Así, el verbo explicar selecciona tres argumentos en el ejemplo propuesto El maestro explicaba la lección a los alumnos. Es una cuestión muy debatida la de dilucidar cuáles son exactamente las funciones semánticas que corresponden a los argumentos. En el ejemplo de explicar podrían ser ‘agente’, ‘contenido’ (pero también ‘tema’ para algunos autores; ‘paciente’ para otros) y ‘destinatario’. Se ha observado que algunas funciones semánticas, en particular la de ‘paciente’, son usadas de forma diversa en los estudios sobre estas materias. Estas razones y otras similares llevan a pensar a algunos autores que tales etiquetas son relativamente variables e imprecisas, y que no se distinguen con nitidez cuando se aplican a predicados menos prototípicos que explicar. En efecto, uno de los argumentos de explicar designa el agente de dicha acción, pero el término agente no es apropiado para hacer referencia a ninguno de los participantes de los verbos que designan estados (implicar, merecer, yacer, etc.) o procesos (aumentar, dormirse, secarse, etc.). En general, se suele considerar más apropiado en la gramática contemporánea identificar el número y las propiedades gramaticales de los participantes de una relación predicativa que designar unívocamente cada uno de ellos con una etiqueta semántica que lo distinga de los demás.

1.12j En el segundo sentido de predicado1.12e), los predicados no son solo verbales. También los sustantivos, los adjetivos y las preposiciones pueden tener argumentos, es decir, constituyentes exigidos por su significado léxico. Con escasas excepciones, casi todos los verbos tienen estructura argumental. En cambio, solo un pequeño conjunto de nombres, adjetivos, adverbios o preposiciones exigen semánticamente un argumento que “complete” su significado. Así, de forma similar a como dos horas es un argumento de durar en durar dos horas, cabe pensar que también lo es de durante en durante dos horas. El predicado de la oración Silvia decidió no acudir a la boda (recuérdese que se habla del segundo sentido de predicado) es el verbo decidió. Sus dos argumentos son Silvia y no acudir a la boda. El primero designa la persona a la que se atribuye la decisión, y el segundo denota su contenido, en el sentido de ‘aquello que se decide’. En el grupo nominal la decisión de Silvia de no acudir a la boda se reconoce también un predicado (de nuevo, en el segundo sentido del término): el sustantivo decisión. Este predicado presenta también dos argumentos (Silvia y no acudir a la boda), cuya participación en lo que se denota es la misma que se pone de manifiesto en la oración correspondiente. Cada uno de estos dos argumentos forma parte de un grupo sintáctico encabezado por una preposición (de en ambos casos). Esta preposición constituye una marca sintáctica o marca de función que los sustantivos suelen exigir para que sus argumentos puedan manifestarse sintácticamente, o —de manera más precisa— constituir funciones sintácticas. Así pues, al argumento resaltado en la oración Silvia decidió no acudir a la boda, le corresponde la función sintáctica de complemento directo. El mismo argumento se representa como un grupo preposicional en la decisión de Silvia de no acudir a la boda, cuya función sintáctica es la de complemento del nombre. la relación semántica que se establece entre decidir y no acudir a la boda, y entre decisión y de no acudir a la boda es idéntica, en el sentido de que el complemento (sea directo o del nombre) representa en ambos casos aquello que se decide.

1.12k Como se vio en los apartados precedentes, los argumentos de un predicado están exigidos por su naturaleza semántica, mientras que la forma en que se manifiestan está, en cambio, determinada por la sintaxis. Dos predicados (decidir y decisión, en los ejemplos del apartado anterior) pueden presentar una estructura argumental idéntica y divergir en la forma en que sus argumentos se manifiestan sintácticamente, en función de las propiedades gramaticales de los verbos y de los nombres. El hecho de que las funciones sintácticas representen realizaciones gramaticales de los argumentos viene a significar que el concepto de ‘argumento’ es más abarcador que el de ‘función sintáctica’, y se caracteriza en términos semánticos, en lugar de en términos estrictamente sintácticos. La estructura argumental de los predicados debe ser completada con la que aportan las funciones sintácticas, puesto que no es —en sí misma— información de naturaleza formal que sea visible de manera directa en la sintaxis, y también porque esa información combinatoria puede ser variable. Se ilustrará este punto con un ejemplo en el apartado siguiente.

1.12l Sabemos que el adjetivo partidario exige por su significado dos argumentos: uno está representado por un sustantivo que designe la persona a la que se atribuya esa actitud; el otro, por un grupo preposicional que designe el contenido de la actitud. Ambas realizaciones sintácticas se subrayan en el grupo nominal un entrenador partidario de hacer jugar a toda la plantilla. El segundo segmento subrayado desempeña la función sintáctica de complemento del adjetivo. El primer segmento es el grupo nominal formado en torno al sustantivo entrenador. Este grupo podría funcionar como sujeto en otros contextos (Este entrenador es partidario de hacer jugar a toda la plantilla), o desempeñar otras funciones en oraciones más complejas (A este entrenador, no lo creo yo partidario de hacer jugar a toda la plantilla). Aun así, los argumentos del predicado partidario no se ven alterados por ello. Las funciones sintácticas sí pueden, por el contrario, verse alteradas, puesto que dependen de muy diversas marcas formales que la sintaxis exige y, en general, de la estructura gramatical del idioma. Como en el caso de decisión, examinado arriba, las propiedades argumentales del adjetivo partidario representan el resultado de un proceso de abstracción a partir de su significado. Sus manifestaciones gramaticales son, en cambio, la consecuencia de poner en juego diversas exigencias formales de la sintaxis del español.

1.12m En la lingüística moderna, así como en la lógica, se suelen clasificar los predicados por el número de argumentos que exigen. El número de argumentos de un predicado se denomina valencia, tomando prestado un término de la química que hace referencia a la capacidad combinatoria de cada elemento del sistema periódico. Según sus posibilidades combinatorias, los verbos se clasificaban en la tradición gramatical en transitivos, intransitivos, impersonales, etc. En la actualidad se entiende que estas clasificaciones son consecuencia de la valencia de los verbos, que se suelen agrupar en avalentes, monovalentes, bivalentes y trivalentes. Los verbos avalentes son verbos sin argumentos, como los que designan fenómenos meteorológicos (amanecer, clarear, llover, nevar), aunque algunos de ellos se convierten con cierta facilidad en monovalentes (Los campos amanecieron nevados), como se explica en los § 41.5k-n. Así pues, los predicados monovalentes son los que tienen un solo argumento, por lo que en lógica y en semántica se suelen llamar predicados de un lugar. Pueden ser verbales (dormir), adjetivales (abrupto) o nominales (valor). Se subrayan sus argumentos únicos, junto con sus marcas preposicionales cuando las requieren, en El niño duerme; Esta carretera es muy abrupta; El valor de la amistad.

1.12n Los predicados bivalentes o de dos lugares tienen dos argumentos, exigidos igualmente por su significado. Pueden ser verbales (decidir, leer), nominales (decisión, lectura) o adjetivales (partidario, posterior). En un sentido amplio, adverbios como después o preposiciones como durante se consideran también predicados de dos lugares. Se entiende que, si el adjetivo posterior lo es en la cena posterior al partido, también lo ha de ser el adverbio después en Cenamos después del partido. Se aplica un razonamiento similar a las preposiciones que introducen argumentos. De hecho, esta idea viene a constituir una traducción moderna de una propiedad que se les reconoce repetidamente en la tradición: su naturaleza relacional. Se analiza de manera escueta esta cuestión en el § 29.1l.

1.12ñ Los predicados trivalentes o de tres lugares pueden ser también verbales (entregar), nominales (pago) o adjetivales (superior). Sus argumentos se subrayan (junto con sus marcas sintácticas preposicionales, cuando aparecen) en los ejemplos siguientes: El señor ministro entregó los premios ayer a los galardonados en una brillante ceremonia; El equipo visitante fue muy superior al local en todas las jugadas, y en el pago de los atrasos a los pensionistas por el Ministerio de Sanidad. Pueden identificarse asimismo los argumentos sin las marcas que exigen las funciones sintácticas que les corresponden, como en el pago de [los atrasos] a [los pensionistas] por [el Ministerio de Sanidad]. Debe tenerse en cuenta, no obstante, que es particularmente controvertida la cuestión de si los complementos agentes introducidos por la preposición por son argumentos o adjuntos. Se considera este problema en los § 39.5k y 41.3l.

1.12o Existen muchos desarrollos en la lingüística contemporánea de las llamadas gramáticas de valencias o de dependencias. En estos estudios —sintácticos a la vez que lexicológicos— se analiza la estructura argumental de cada predicado, la relación que existe entre las funciones sintácticas y las funciones semánticas que les corresponden, y también la realización categorial de cada uno de estos argumentos (es decir, la forma sintáctica que presentan). Sabemos, por ejemplo, que el complemento directo de pedir puede ser nominal (Pidió una cerveza) u oracional (Pidió que le sirvieran una cerveza), pero el de dar (verbo también trivalente) solo admite la primera opción. Así pues, sus argumentos no se manifiestan o se realizan sintácticamente de la misma forma, aunque los dos verbos pertenezcan a la misma clase gramatical, la de los verbos transitivos. En el mismo sentido, el sustantivo matrimonio exige —como es esperable— dos argumentos, pero la sintaxis debe especificar que se dice en español Su matrimonio con Rebeca, y no *Su matrimonio de Rebeca (se subrayan los dos argumentos de matrimonio). En la actualidad se reconoce de forma casi unánime que debería hacerse explícita —en los diccionarios o en las gramáticas— la forma en que se marca la presencia de los argumentos de los predicados, puesto que esta información constituye una parte importante del conocimiento del idioma. La medida en que tales diferencias son o no consecuencia directa del significado de los predicados es una cuestión candente que se estudia desde varios ángulos en la lingüística contemporánea. Algunas de estas diferencias se mantienen idénticas cuando se examinan otras lenguas, pero otras veces se perciben notables divergencias entre ellas en este punto. También estudia la gramática de valencias la obligatoriedad o la opcionalidad de los argumentos de cada predicado, a la que se aludirá brevemente en el apartado que sigue.

1.12p No todos los argumentos de un predicado constituyen segmentos obligatorios. Se llaman habitualmente argumentos implícitos los que quedan o pueden quedar sobrentendidos. El sujeto se omite en español con mucha frecuencia, pero parte de su contenido se recupera a través de la flexión de persona del verbo, como se explica en los § 33.4 y 33.5. También se omite el sujeto de los infinitivos, unas veces de manera potestativa y otras forzosa, como se expone en los § 26.7a-e. Se omiten en ocasiones los complementos directos, como en No {adelantes ~ rebases ~ pases} por la derecha, frente a Me {adelantó ~ rebasó ~ pasó} por la derecha. En general, la omisión del objeto directo solo es posible en contextos muy restringidos (Hace meses que no escribes) y puede estar determinada por factores discursivos, además de léxicos, como se explica en el § 34.4. También pueden omitirse a veces los complementos indirectos (Pide lo que quieras, frente a Pídeme lo que quieras), así como los de régimen (No me convenció, frente a No me convenció de eso). Muchos complementos argumentales del nombre y del adjetivo se pueden omitir también, como se explica en los capítulos correspondientes a estos modificadores (§ 12.10e y 13.17g y ss.). Por lo general, se reconoce que la razón última de que unos verbos sean transitivos (preparar) y otros intransitivos (sonreír) es semántica. Sin embargo, son muchas las alternancias que se dan entre ellos, los cambios de categoría que se perciben y los argumentos implícitos que se permiten en determinados contextos. Se explican estos contrastes en el capítulo 34.

1.12q La gramática tradicional de casi todas las épocas ha destacado la importancia de analizar las manifestaciones gramaticales de la predicación, puesto que son ellas las que permiten reconocer la contribución precisa de cada segmento al mensaje en el que se inserta. Como se ha señalado, las funciones sintácticas representan las formas mediante las que se hacen visibles sintácticamente las relaciones que expresan los argumentos. Así, el sujeto (capítulo 33) concuerda en español con el verbo en número y persona. En algunas lenguas lo puede hacer también en género, y en otras se identifica con partículas diversas, o bien su legitimación es solo posicional. A los dos sentidos del término predicado expuestos en los § 1.12d, e corresponden otros dos sentidos del término sujeto, relativamente próximos pero no idénticos. En el primero de ellos, el maestro es el sujeto del segmento subrayado en El maestro explicaba la lección a los alumnos. En el segundo sentido, el maestro es el sujeto del subrayado en El maestro explicaba la lección a los alumnos. En el primer caso, sujeto se opone a predicado; en el segundo se opone a complemento directo, indirecto, etc. En la gramática contemporánea se suelen mantener estos dos sentidos tradicionales del término sujeto, que —como se ve— no son equivalentes de modo absoluto.

1.12r Se ha explicado que cada función sintáctica se caracteriza por la presencia de diversas marcas o exponentes gramaticales. Estas marcas son, fundamentalmente, la concordancia, la posición sintáctica, la presencia de preposiciones y a veces la entonación. Las marcas de función son, por tanto, índices formales que permiten reconocerlas. Así, en el caso del sujeto, esa marca es la concordancia con el verbo (Las nubes se levantan), pero también la posición que ocupa. En efecto, los rasgos de tercera persona se reconocen en los dos sustantivos que aparecen en las oraciones La columna tapa el cartel y El cartel tapa la columna. Sin embargo, sabemos que el sujeto de la primera oración es la columna y que el de la segunda es el cartel. La entonación puede alterar este diagnóstico. Así, el grupo nominal la columna podría pronunciarse con fuerte prominencia tonal en la variante La columna tapa el cartel, y ser interpretado como objeto directo, en una de las posibles lecturas de esa oración. Estos contextos de focalización se analizan en los § 40.1e y 40.4i-o.

1.12s Los rasgos de tercera persona que el verbo tapa muestra coinciden con los de los dos sustantivos presentes en el ejemplo propuesto La columna tapa el cartel. Suele entenderse, sin embargo, que el grupo nominal el cartel no concuerda con el verbo tapa en esta oración, ya que no está en la posición apropiada para hacerlo. Así pues, la concordancia puede establecerse entre dos unidades una vez que ocupan ciertas posiciones. Desde este punto de vista, que se considera aquí correcto, la concordancia de informaciones morfológicas se distingue de la simple coincidencia. Como puede verse, el primer concepto está asociado con una posición sintáctica y tiene incidencia gramatical, a diferencia del segundo.

1.12t El complemento directo (capítulo 34) representa otro argumento del verbo que se manifiesta también de diversas formas en distintas lenguas: mediante el caso acusativo en latín y en otras lenguas, y mediante preposiciones o posposiciones en otros idiomas. La marca sintáctica del complemento directo es normalmente la posición que ocupa, ya que —frente a lo que sucede en algunas lenguas— el verbo no concuerda en español con el complemento directo. Como los sustantivos no tienen morfología de caso en español, pero los pronombres personales sí la manifiestan (recuérdese el § 1.8l), la doctrina tradicional recomienda sustituir el complemento directo por un pronombre átono de acusativo (Leyó el libro > Lo leyó) como recurso que ponga de manifiesto de forma visible una relación gramatical que el sustantivo no está capacitado para marcar morfológicamente. Esta sustitución (que en ciertos contextos solo es eficaz para los hablantes no leístas ni laístas: § 16.8-10) se examina con más detalle en el § 34.2. También la preposición a ante los complementos de persona, y otros que se les asimilan, constituye un indicio de esta función sintáctica, pero el hecho de que su presencia o ausencia esté sujeta a considerable variación en función de diversos factores semánticos y sintácticos (descritos en los § 34.8-10) no hace de ella una marca formal obligatoria.

1.12u El concepto de grupo preposicional se explicó en el § 1.11g. La función que desempeña el grupo sintáctico introducido por la preposición recibe tradicionalmente el nombre de término (de preposición). Esta etiqueta se extiende, como en los demás casos, al segmento que representa dicha función. Así pues, el término de la preposición para en para tu hermano es tu hermano. Como se señaló en los § 1.11h y 1.12j, las preposiciones se aproximan a veces a los nombres y a los verbos, en cuanto que aceptan, como ellos, complementos argumentales o asimilados a ellos (durante las vacaciones), y se consideran, por tanto, predicados, en el segundo sentido de este concepto. También con tu ayuda y tener tu ayuda se aproximan en alguna medida desde el punto de vista semántico, aunque la sintaxis interna de esos grupos sea diferente.

1.12v Otras muchas veces, en cambio, las preposiciones son marcas de función (en el sentido explicado con anterioridad) y no pueden considerarse categorías próximas a los predicados. Así, los veraneantes es un argumento de llegaron en Llegaron los veraneantes, y también lo es del sustantivo llegada en la llegada de los veraneantes. La función sintáctica que corresponde al primero es la de sujeto. En el segundo caso se requiere la preposición de como marca de función de los veraneantes. Junto con este grupo nominal forma, por tanto, un complemento del nombre. Tradicionalmente se llamaba a este complemento genitivo subjetivo; en esta obra será llamado complemento subjetivo, puesto que —como se recordó arriba— los sustantivos no tienen morfología de caso en español.

1.12w El complemento del nombre es un complemento objetivo, en cambio, en la traducción de la Eneida (donde la Eneida designa lo traducido). Podría recibir —fuera de contexto— cualquiera de las dos interpretaciones en la elección del ministro, puesto que esta secuencia es apropiada para designar una situación en la que el ministro elige algo y también para referirse a otra en la que el ministro es elegido. Se explican otros aspectos de estas relaciones en los § 12.11f-h y 36.5d, e, j, k. Cuando el grupo preposicional está requerido o seleccionado por un verbo, un adjetivo o un sustantivo, se dice que desempeña la función de complemento de régimen, como en la salida de la ciudad (cf. Salió de la ciudad), apto para el servicio, o en Dependía de sus caprichos. Se dedica a estos complementos el capítulo 36 de esta obra. El sujeto (capítulo 33), el complemento directo (capítulo 34) y el indirecto (capítulo 35) son funciones oracionales. No lo es siempre, como se ha explicado, la de complemento de régimen (capítulo 36). Las de complemento del nombre (§ 12.8) y la de término de preposición (capítulo 29) tampoco exceden el marco del grupo sintáctico en el que se inscriben.

1.12x Existe una serie de correspondencias entre las funciones sintácticas y las expresiones que pueden desempeñarlas. Así, los sujetos pueden ser nominales (Le gusta Sara) u oracionales (Le gusta hablar con Sara); los complementos directos también pueden ser nominales (Dice la verdad) u oracionales (Dice que no miente), pero son preposicionales los que encabeza la preposición a (Vi a tu hermano), aun cuando la preposición no esté seleccionada por el verbo. Los complementos de régimen son siempre grupos preposicionales. Los complementos adjuntos, y en particular los circunstanciales, pueden estar representados por adverbios o grupos adverbiales (Caminaba muy lentamente), por grupos preposicionales (Caminaba con enorme parsimonia) y por grupos nominales (La primavera llega la semana que viene; Estudió varios años en Oxford).

1.12y También existe una correspondencia directa entre los argumentos de un predicado y las funciones sintácticas que los hacen visibles formalmente. Así, son funciones sintácticas argumentales el sujeto (El niño duerme), el complemento directo (No despiertes al niño) o el complemento de régimen preposicional (No te enojes con el niño). El complemento indirecto es unas veces argumental (como en Dale el muñeco al niño), pero otras veces no lo es (como en Voy a lavarle los pañales al niño). Es decir, mientras que el verbo dar exige un destinatario como parte esencial de su significado (es, por tanto, un verbo de tres argumentos o trivalente; recuérdese el § 1.12ñ), el verbo lavar no lo exige, pero lo admite en las condiciones que se analizan en el § 35.7. Los complementos preposicionales del nombre son también argumentales en muchos casos (la llegada de la primavera, una carta a los Reyes Magos, la descripción del cuadro), pero —como se vio— son adjuntos en otros (la mesa del fondo, la fiesta de la semana pasada). Cabe extender estas diferencias a los complementos de otras categorías.

1.12z En esta gramática se añade el atributo (subrayado en El niño está tranquilo o en No pongas nervioso al niño) al paradigma de funciones sintácticas, como es habitual en la tradición gramatical. No obstante, el hecho de que los atributos se asimilen a los predicados, y no a los argumentos, los distingue marcadamente de las demás funciones sintácticas, como se ha hecho notar en muchas ocasiones en la gramática moderna. Estas cuestiones son examinadas en los § 37.1f, g.

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE