Cuestiones generales

1.4 Unidades fonéticas y fonológicas

1.4a Como se explicó en el § 1.1a, la fonología estudia la organización lingüística de los sonidos. No abarca, por tanto, todos los sonidos que el ser humano es capaz de articular, sino solo los que poseen valor distintivo o contrastivo en las lenguas. Así, la oposición entre dato y dado es fonológica en español porque la sustitución de un sonido por otro —aun relativamente próximo— permite diferenciar significados. La fonología se ocupa además de la organización de las sílabas y de sus combinaciones para formar palabras y grupos fónicos, así como de diversos procesos, sean sincrónicos o diacrónicos.

1.4b La fonética es la disciplina cuyo dominio abarca el análisis de los mecanismos de la producción y de la percepción de la señal sonora que constituye el habla. Se denomina fonética descriptiva la rama de la fonética que se ocupa de describir los sonidos particulares de las lenguas naturales. Dentro de ella, la fonética articulatoria estudia la producción de los sonidos del habla mediante la acción de los órganos articuladores de los seres humanos (los labios, la lengua, etc.). De hecho, la articulación es el conjunto de movimientos de estos órganos cuyo objetivo es crear, interrumpir o modificar la corriente de aire imprescindible para la producción del habla. La fonética acústica analiza las características físicas de las ondas sonoras que conforman los sonidos de las lenguas. Así pues, la fonética acústica es una parte de la lingüística, pero la acústica es una rama de la física. La fonética perceptiva se ocupa de investigar cómo segmentan, procesan e interpretan los hablantes los sonidos que perciben. Los sonidos del habla pueden, pues, describirse y clasificarse desde el punto de vista articulatorio, acústico o perceptivo.

1.4c Se consideran unidades básicas de la fonética los sonidos, que se definen de acuerdo con principios articulatorios, acústicos y perceptivos. Estas unidades se agrupan en clases que comparten ciertas propiedades derivadas de dichos principios. Los correlatos fonológicos de los sonidos son los fonemas, unidades abstractas compuestas de elementos coexistentes denominados rasgos distintivos (recuérdese el § 1.3c), como aquellos que permiten clasificar fonológicamente las vocales del español en altas /i, u/, medias /e, o/ o bajas /a/. Los sonidos se transcriben entre corchetes, [ ], y los fonemas, entre barras, / /.

1.4d Los rasgos son unidades básicas que se agrupan de manera jerárquica en cada segmento fonemático de acuerdo con determinados principios, dando así lugar a categorías mayores funcionalmente independientes, como lugar de articulación, modo de articulación, etc. Los fonemas, que son elementos abstractos, presentan distintas realizaciones fonéticas concretas en función de factores diversos. Estas realizaciones son los denominados alófonos, variantes combinatorias o variantes contextuales de los fonemas (el fonema /b/ puede realizarse como [b] o como [β̞] en función del lugar que ocupa en la cadena hablada: [ˈboβ̞o]). Por tanto, cabe estudiar los fonemas en sí mismos, de manera estática, pero también en relaciones fonéticas contextuales, en las que pueden sufrir diferentes procesos de transformación, o bien en función de su integración en estructuras fonológicas más complejas, como las sílabas o las palabras. En el § 1.6a se explicará que ciertos procesos de segmentación silábica dependen de informaciones morfológicas.

1.4e En los estudios fonéticos y fonológicos se suele distinguir entre elementos segmentales y elementos suprasegmentales. Los últimos, como su denominación indica, inciden sobre varios segmentos, como, por ejemplo, el acento o la curva melódica, que aparecen en la cadena fónica en combinación con los primeros.

1.4f Desde el punto de vista articulatorio, los sonidos del habla se clasifican en función de tres clases de rasgos: la sonoridad, el modo de articulación y el lugar de articulación. Se llaman articuladores los órganos o las partes del canal vocal que intervienen en la producción de un sonido. Son, pues, articuladores la lengua, los dientes, los labios, el paladar y la úvula. La sonoridad depende de la existencia de vibración de las cuerdas vocales (o pliegues vocales, como se denominan en la actualidad) en la producción de un sonido: los sonidos que se producen con vibración de las cuerdas vocales son sonoros y los que carecen de ella se denominan sordos ([b]/[p]: [b]oca/[p]oca).

1.4g Por el modo de articulación se distinguen, en español, las siguientes clases de sonidos: oclusivos, con interrupción total del paso del aire ([t], [d]; [t]ela, [d]ar); fricativos, con fricción producida por el paso del aire a través de un canal estrecho ([f], Á[f]rica); africados, con combinación sucesiva de una oclusión y una fricción ([t͡ʃ] en lu [t͡ʃ] a); aproximantes, en los que el canal por el que pasa el aire es más ancho que en el caso de las fricativas y más estrecho que en las vocales ([β ] en la[β ]io); vibrantes, con uno o varios movimientos repetidos de la lengua ([r] en [r]umor); laterales, con salida del aire por los lados de la cavidad bucal ([l] en [l]indo), y nasales, con salida del aire por la cavidad nasal ([n] en lu[n]a).

1.4h El lugar de articulación viene determinado por la zona en la que dos articuladores —activo y pasivo, o activos ambos— se aproximan o entran en contacto provocando una constricción o estrechamiento en el tracto vocal: bilabial, labio superior y labio inferior ([p], [b]); labiodental, labio inferior e incisivos superiores ([f]); interdental, ápex o ápice de la lengua e incisivos superiores e inferiores ([θ] en [θ]ar[θ]a, zarza) en las variantes no seseantes del español; dental, ápice de la lengua y parte posterior de los incisivos superiores ([d]); alveolar, ápex o predorso de la lengua y alvéolos ([n]); palatal, dorso de la lengua y paladar ([ʎ] en [ʎ]uvia), y velar, posdorso de la lengua y velo del paladar ([g] en [g]uapa).

1.4i La clasificación articulatoria de los sonidos constituye la base del alfabeto fonético internacional (AFI), procedimiento de representación de los sonidos del habla mediante un conjunto de símbolos y de elementos diacríticos, promovido por la Asociación Fonética Internacional. Además del AFI, que será el alfabeto utilizado en esta obra, existen otros alfabetos fonéticos, como el de la Revista de Filología Española (RFE), propio de la tradición filológica de la lengua española.

1.4j En el ámbito de la fonética acústica se emplean tres parámetros para caracterizar los sonidos del habla: amplitud, frecuencia y tiempo. La amplitud es la energía del movimiento vibratorio de las moléculas de aire que producen un sonido, derivada de la fuerza del movimiento espiratorio. La frecuencia está determinada por la apertura y el cierre de las cuerdas vocales, que originan una vibración más o menos rápida de las moléculas del aire espirado; este movimiento se cuantifica en ciclos por segundo. El tiempo está condicionado por la duración del movimiento vibratorio que origina el sonido y determinado por el tiempo de espiración. Desde el punto de vista acústico, los sonidos del habla se clasifican en función de las características de la fuente u origen, que es periódica en los sonidos sonoros y aperiódica en los sordos, así como del filtro. En función de esta última noción, los sonidos se agrupan, por una parte, en nasales u orales, según se produzca o no expulsión de aire por la cavidad nasal durante la emisión, y, por otra, en variables o fijos, en función de que el sonido requiera o no un movimiento del tracto vocal durante su articulación. Las cavidades faríngea, bucal y nasal ejercen una función de filtro, pues modifican la amplitud de ciertos armónicos (o componentes) de la onda sonora compleja producida en la laringe. Esta modificación da lugar a los formantes, es decir, las bandas de frecuencia características de los sonidos, cuya amplitud o energía sonora es el resultado de la resonancia de la onda sonora en las distintas cavidades mencionadas.

1.4k La descripción perceptiva de los sonidos del habla se realiza atendiendo a cuatro parámetros: intensidad, altura, duración y timbre. La intensidad alude a la amplitud de la onda sonora; la altura tonal o tono depende de la frecuencia de vibración de las cuerdas vocales; la duración o cantidad está condicionada por el tiempo, y el timbre, resultado de la acción del filtro, está relacionado con la frecuencia y la amplitud de los formantes y con su distribución en el espectro. Por su intensidad, los sonidos pueden ser fuertes o flojos; en función del tono se establece la diferencia entre agudos y graves; la duración determina su carácter largo o breve; el timbre, por su parte, permite clasificarlos en claros y oscuros.

1.4l La oposición básica que se deduce de la segmentación de los sonidos de la cadena hablada es la que distingue vocales y consonantes, que poseen características bien definidas. Desde el punto de vista tradicional, el elenco de las clases de segmentos se completa con una tercera familia de sonidos, denominada en ocasiones con el término paravocales; para algunos investigadores, se trata de vocales en posiciones silábicas no nucleares. Estos sonidos aparecen siempre junto a una vocal de su misma sílaba, y constituyen un diptongo o un triptongo, en posición anterior o posterior a la vocal que actúa como núcleo. En el primer caso se denominan semiconsonantes: lluvia [ˈʎuβ̞i̯a], rueda [ˈr̥u̯eð̞a]; en el segundo, semivocales: aceite [aˈsete ~ aˈθeite], náutico [ˈnatiko].

1.4m Las vocales son los sonidos más abiertos que permite la lengua. No presentan obstáculos a la salida del aire, se articulan con menor esfuerzo que los demás sonidos y suelen presentar estructuras articulatorias más o menos estables. Las vocales se caracterizan asimismo por una serie de propiedades acústicas (como el hecho de ser sonidos periódicos con formantes estables). Desde el punto de vista articulatorio, las vocales se clasifican atendiendo a su grado de abertura, determinado por la posición de la mandíbula y por la distancia entre la lengua y la zona en la que se articula la vocal. En función de este criterio fonético, se distingue entre vocales cerradas [i], [u]; medias [e], [o] y abiertas [a]. Atendiendo a la posición de la lengua en el tracto vocal, las vocales pueden ser anteriores (o palatales) [i], [e]; centrales [a] y posteriores o velares [o], [u]. Si se tiene en cuenta el redondeamiento de los labios, se distinguen las vocales redondeadas (o labializadas) y las no redondeadas, [u] frente a [e]. Desde el punto de vista acústico, las vocales se describen tomando en consideración la frecuencia y la amplitud de sus formantes, así como su duración. Desde el punto de vista perceptivo, una vocal se distingue de otra esencialmente por su timbre.

1.4n Se denominan consonantes los sonidos que se producen mediante una constricción o estrechamiento en el tracto vocal. Desde el punto de vista articulatorio, las consonantes se describen mediante los parámetros de sonoridad, modo y lugar de articulación a los que se aludió en el § 1.4f. Puede recurrirse también a la tensión, concepto relativo al esfuerzo articulatorio necesario para la producción del sonido. Para la descripción acústica de las consonantes se acude al tipo de fuente y al tipo de filtro, criterios mencionados en el § 1.4j, entre otros.

1.4ñ La sílaba es el grupo mínimo de sonidos dotado de estructura interna en la cadena hablada. Las sílabas son consideradas unidades centrales en la descripción de la lengua, tanto en sus aspectos fonéticos como fonológicos. Las sílabas fonológicas no se corresponden necesariamente con las sílabas fonéticas. En el verso entre el vivir y el soñar (Machado, Nuevas canciones) se observa la diferencia entre estos dos aspectos. Las sílabas fonológicas en.tre.el.vi.vir.y.el.so.ñar se convierten desde el punto de vista fonético en en.trel.vi.vir.yel. so.ñar (a propósito de los conglomerados o contracciones del tipo de + el > del, véase el § 1.8d). El estudio de la sílaba incluye las cuestiones relacionadas con las combinaciones de las unidades segmentales en los procesos de silabeo o silabificación (§ 1.7a) y de asignación del acento.

1.4o Las sílabas son unidades estructurales compuestas por elementos de distinta naturaleza: el núcleo, de naturaleza vocálica y de carácter obligatorio, y los márgenes, inicio (ataque o cabeza) y coda, consonánticos y opcionales. Existen, además, núcleos complejos, como son los diptongos y triptongos. En la palabra trans.cri.bir, se identifica la sílaba trans, compuesta de los márgenes tr-, inicio o cabeza, y -ns, que constituye la coda, además del núcleo -a-. Estos dos últimos elementos, núcleo y coda, se agrupan en el constituyente denominado rima, de naturaleza más fonológica que fonética. Así pues, la sílaba aparece organizada jerárquicamente en dos ramas: inicio y rima. La rima, elemento necesario de la sílaba, se compone de núcleo, obligatorio, y de coda, elemento opcional. En el ejemplo propuesto (la palabra trans.cri.bir), la sílaba cri consta de un ataque cr- y de un núcleo -i, estructura de sílaba abierta acabada en vocal, mientras que la sílaba bir posee una cabeza b- y una rima -ir: estructura de sílaba cerrada por terminar en una consonante.

1.4p Se denomina prosodia la disciplina que estudia el conjunto de los elementos fónicos suprasegmentales, es decir, aquellos que inciden sobre segmentos o los comprenden. En algunas descripciones tradicionales del español se ha usado el término prosodema, de raigambre estructural, para abarcar el acento y la entonación. En la investigación fonética y fonológica actual se utiliza de forma generalizada el término prosodia, y también el concepto de rasgo prosódico, para abarcar el acento, el tono, el ritmo y la curva melódica.

1.4q El acento es el grado de fuerza con el que se pronuncia una sílaba y el que la dota de prominencia con respecto a otras limítrofes. Tanto el tono como la duración y la intensidad pueden contribuir a producir fonéticamente el acento que corresponde a una sílaba. El acento se considera una propiedad de una unidad en relación con otras con las que aparece en el contexto sintagmático. Es, pues, un elemento relativo que determina la existencia de dos tipos de sílabas que están en oposición combinatoria: fuertes (o tónicas) y débiles (o átonas): cá.sa/a.mó. La combinación fonológica de una sílaba fuerte y una débil se denomina pie.

1.4r Por razones diacrónicas, algunas palabras poseen dos acentos, uno principal y otro secundario, que aparecen en este mismo orden en pr[á]cticam[è]nte. Las palabras de carácter átono pueden agruparse con otras de carácter tónico para dar lugar a un grupo acentual, como en el ejemplo la casa. Estas unidades pueden, a su vez, combinarse para formar un grupo fónico: la casa de mis padres. Dichas agrupaciones participan en la constitución de unidades melódicas de carácter más complejo, como en La casa de mis padres / está a la orilla del río. Se distingue, pues, entre el acento léxico, que corresponde a la palabra, el acento sintáctico o acento de frase y el acento de enunciado. Los dos últimos corresponden a los sintagmas y los enunciados, respectivamente. El acento determina en español la forma de un gran número de voces, tanto en la morfología flexiva (capítulo 4) como en la derivativa (capítulos 5-8).

1.4s Se denomina entonación a la línea o curva melódica con que se pronuncia un enunciado. La entonación representa la suma de un conjunto de variaciones en el tono, la duración y la intensidad del sonido. Esta suma de factores suele tener consecuencias objetivas y subjetivas en el significado de los enunciados, así como en las inferencias que los hablantes establecen a partir de ellos. Para deslindar los factores acústicos de los perceptivos en el estudio de la entonación, se tiene en cuenta la frecuencia fundamental (fo) como correlato acústico del tono. En las curvas melódicas es posible reconocer una serie de formas recurrentes que se repiten con independencia del locutor y del enunciado. Se denominan patrones melódicos.

1.4t También se consideran elementos suprasegmentales el ritmo, que es el resultado de la distribución de acentos y de pausas a lo largo de un enunciado, y la velocidad de elocución o velocidad de habla, que constituye la medida de esta (en términos de número de sílabas) por unidad de tiempo. Todas las unidades mencionadas en los apartados precedentes se analizan pormenorizadamente en el volumen de fonética y fonología de esta gramática.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
fonética, fonología

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE