Sintaxis

12. El sustantivo y el grupo nominal

12.1 Introducción. Principales clases de sustantivos

12.1a El nombre o sustantivo es una clase de palabras que se puede definir tomando en consideración criterios morfológicos, sintácticos y semánticos. Desde una perspectiva morfológica, se caracteriza por la propiedad de admitir género y número, así como por participar en diversos procesos de derivación y composición. Desde el punto de vista sintáctico, el sustantivo forma grupos nominales (§ 1.11c) a los que corresponden diversas funciones sintácticas (sujeto, complemento directo, término de preposición, etc.). Desde el punto de vista semántico, los sustantivos denotan individuos, grupos, materias, eventos y otras muchas nociones que permiten agruparlos en varias clases gramaticales, como se explicará en este capítulo.

12.1b Desde el punto de vista morfológico, los sustantivos se dividen tradicionalmente en primitivos y derivados (sobre este sentido de derivación y otro más restrictivo, véase el § 5.1a). Los primeros son palabras simples, en el sentido de no compuestas ni derivadas; los segundos son el resultado de aplicar diversos procesos derivativos y compositivos, como en luz > lucecita; rosa > rosal; campo + santo > camposanto; lava + ropas > lavarropas. Esta clasificación morfológica se cruza con otras de base sintáctica, en particular con la que opone los nombres comunes a los propios. En efecto, los nombres propios pueden ser igualmente compuestos o derivados:

Aguas + Calientes > Aguascalientes; Buenos + Aires > Buenos Aires; María + Virtudes > María Virtudes; Fernand(o) + -ez > Fernández (también Martínez, Gutiérrez y todos los apellidos terminados en -ez: § 12.8j); Manol(o) + -ito > Manolito.

Otros nombres propios con sufijos derivativos son Barranquilla, Colmenarejo, Manzanillo, Pradillo, Robledo. Entre los topónimos abundan especialmente los nombres compuestos: Bahía Blanca, Cienfuegos, Puerto Plata, Valparaíso, Villahermosa, etc. Los rasgos morfológicos de otros sustantivos presentan asimismo particularidades. Así, ciertos nombres comunes son defectivos porque aparecen solo en singular o solo en plural (§ 3.8f-l); otros cambian notablemente su significación según se usen en singular (Tiene interés en ello) o en plural (Tiene intereses en ello) (§ 3.8m-q).

12.1c Los sustantivos se dividen tradicionalmente en comunes y propios. El nombre común o apelativo conviene a todos los individuos de una clase. Clasifica o categoriza, por tanto, las personas, los animales o las cosas según ciertos rasgos comunes que los distinguen. En efecto, empleamos palabras como mesa, jirafa, árbol, virtud o recompensa porque reconocemos que las entidades a las que nos referimos pertenecen a una especie o familia formada por un número indeterminado de seres en los que se perciben rasgos compartidos. Los sustantivos comunes denotan personas, animales, acciones, cualidades, cantidades, relaciones, tiempos, lugares y otras muchas entidades materiales o inmateriales de toda naturaleza y condición. Los nombres comunes no poseen por sí mismos capacidad referidora. Así pues, no es el sustantivo mesa en La mesa estaba limpia el que designa cierta mesa, sino el grupo nominal la mesa en su conjunto. No son, por tanto, expresiones referenciales mesa, planeta o viento, pero sí pueden serlo mi mesa, este planeta o el viento del Sur.

12.1d Con el nombre propio podemos identificar un ser entre los demás sin informarnos de sus rasgos o sus propiedades constitutivos: Carlos, Lima, Amazonas, Saturno. Frente al nombre común, el propio carece de significación connotativa o intensión, y no delimita una clase particular de entidades. Así pues, con los nombres comunes decimos qué son las personas o las cosas (niño, montaña, país), mientras que con los propios expresamos cómo se llaman individualmente (Pablito, Everest, Colombia). A menos que formen parte de locuciones, los nombres propios no suelen aparecer en los diccionarios, sino en las enciclopedias. En estas obras se describen, en efecto, lugares, personalidades, hechos históricos y otras muchas informaciones particulares que cuentan con algún término acuñado que los distingue de los demás. Se estudiarán las clases de nombres propios en los § 12.8i y ss.

12.1e Como los nombres comunes poseen significado (en el sentido mencionado de ‘intensión’ o ‘capacidad denotadora’), pueden participar en relaciones léxicas de hiperonimia, hiponimia, sinonimia o antonimia, entre otras. No todos los nombres comunes presentan esta propiedad, pero ninguno de los propios la admite, ya que poseen la capacidad de designar seres, pero no la de expresar significados. Por otra parte, los nombres comunes admiten traducción, mientras que los propios establecen relaciones de correspondencia con nombres de otras lenguas que tienen el mismo origen (esp. Juan, ingl. John, rus. Ivan, it. Giovanni…). Se comparan gramaticalmente los nombres comunes con los propios en los § 12.7 y 12.8.

12.1f Los sustantivos comunes se agrupan tradicionalmente de acuerdo con las siguientes tres divisiones:

1. Contables y no contables

2. Individuales y colectivos

3. Abstractos y concretos

Los nombres contables (también llamados discontinuos y discretos) se oponen a los no contables (también denominados incontables, continuos, de materia, de masa y medibles). Los primeros designan entidades que se pueden contar o enumerar (un libro, tres planetas, cuatro formas de proceder), mientras que los no contables denotan magnitudes que interpretamos como sustancias o materias, en lugar de como entidades individuales (demasiada testarudez, mucho tiempo, un poco de café). Se ha observado a menudo en la tradición que las materias o las sustancias pueden dividirse o aumentar sin dejar de ser lo que son. Así, puede decirse que una parte de “un poco de agua” es igualmente “agua”. De manera análoga, es posible sumar “aire” a “aire” para obtener “aire”. No se podrían aplicar estas consideraciones a sustantivos como silla o ciudad, es decir, a los nombres contables. Los sustantivos contables y los no contables se diferencian en un buen número de propiedades gramaticales. Se estudiarán las fundamentales en los § 12.2 y 12.3. Se explicará asimismo en esos apartados que muchos sustantivos pueden pertenecer a una clase o a la otra en contextos diversos, casi siempre con algún cambio en su significación.

12.1g El término tradicional nombre contable ha sido criticado por algunos gramáticos con el argumento de que lo que puede contarse o enumerarse no es, en realidad, el sustantivo, sino las entidades por él designadas. El argumento es razonable, pero hace referencia a una convención de uso general en la lingüística que raramente conduce a equívocos. Nótese que “lo frecuentativo” en la denominación verbo frecuentativo no es el verbo mismo, sino la acción por él designada. De manera análoga, la actividad a la que hace referencia oración activa no es una propiedad del conjunto de palabras que constituyen la oración, sino más bien del suceso que su predicado puede designar. Existen muchos casos similares. A ello debe añadirse que la propiedad que comparten las entidades que pueden ser contadas es estrictamente lingüística. Dicho de otro modo, las entidades del mundo (en el sentido de los referentes de las palabras) pueden contarse o no en función de sus propiedades gramaticales, es decir, en cuanto que son nombradas por sustantivos que pertenecen a cierta clase gramatical. De acuerdo con ello, contrastes como esp. dos informaciones ~ ingl. *two informations (frente a two pieces of information) son internos a la gramática, por tanto relativamente independientes de las propiedades que pueda tener el concepto de ‘información’ considerado como referente extralingüístico. Se retomarán estas cuestiones en el § 12.2.

12.1h Los nombres comunes se dividen también tradicionalmente en individuales y colectivos. Los primeros, que son la mayor parte, denotan personas o cosas que concebimos como entidades únicas (soldado, profesor, oveja, vecino). Los segundos pueden designar, construidos en singular, conjuntos formados por entidades análogas (ejército, profesorado, rebaño, vecindario). Esta distinción se ha considerado polémica en los últimos años, sobre todo porque muchos nombres comunes (ley, libro, pared, rascacielos) denotan entidades que podrían concebirse con facilidad como conjuntos de otras análogas (respectivamente, artículos, páginas, ladrillos, pisos o plantas), lo que no los convierte en sustantivos colectivos. Se considera hoy necesario, por consiguiente, abordar el concepto de ‘nombre colectivo’ en términos propiamente gramaticales, es decir, en función de su comportamiento en ciertos contextos sintácticos. Se analizará esta cuestión en el § 12.4.

12.1i En la gramática tradicional se clasifican también los sustantivos en abstractos y concretos. Los primeros designan cuanto no es material, es decir, acciones, procesos y cualidades que atribuimos a las personas, los animales o las cosas pensándolas como entidades separadas o independientes de ellos (amor, belleza, maniqueísmo, reproducción, suciedad). Los segundos hacen referencia, por el contrario, a esos mismos seres a los que se atribuyen tales acciones o propiedades. La distinción entre estas dos clases de sustantivos ingresó en la gramática procedente de la tradición filosófica. Las caracterizaciones clásicas que se hacen de esta clasificación no se suelen apoyar en propiedades lingüísticas, lo que —se piensa hoy— convierte la distinción en una oposición escurridiza cuando se aplica a ciertos sustantivos. En efecto, se hace notar en varias gramáticas clásicas que los nombres abstractos resultan aprehensibles solo por la mente, mientras que los concretos lo son por los sentidos. En otras se recuerda que abstracto (del lat. abstractus, participio de abstrahĕre) significa etimológicamente ‘separado’. Las nociones abstractas estarían, en consecuencia, abstraídas o separadas de las cosas materiales. Si se interpreta esta noción en términos gramaticales en sentido estricto, se pueden aislar con facilidad los nombres de acción (descubrimiento, llegada, relevo, traducción, visita) y los de cualidad (amargura, atrevimiento, belleza, fragancia, fluidez, sequedad, similitud). La mayor parte de estos sustantivos son nombres derivados (capítulos 5 y 6). El problema gramatical pasa a ser, desde este punto de vista, el de delimitar la distinción «concreto–abstracto» cuando no puede apoyarse en criterios morfológicos.

12.1j La noción original de ‘abstracción’ —entendida en el sentido que se ha esbozado— plantea también dificultades de orden conceptual. Si, una vez separados de sus entidades, los nombres abstractos pueden denotar las propiedades mismas, no queda enteramente claro en esa concepción el hecho de que admitan a su vez otras propiedades. Dicho de otra forma, los nombres abstractos de cualidad aceptan adjetivos: resignada amargura, imponente belleza, fresca fragancia, sequedad otoñal, etc. A ello debe añadirse que las sensaciones (angustia, dolor, hambre, miedo, molestia, sopor, zozobra, etc.) pueden ser nociones materiales o inmateriales —o bien perceptibles o no por los sentidos— en función de muy diversos factores que difícilmente pueden ser interpretados desde un punto de vista gramatical. Cabe hacer una reflexión semejante sobre sustantivos como imagen, música, recuerdo y otros muchos que designan cosas percibidas o aprehendidas.

12.1k Se conciben tradicionalmente como abstractos los nombres de acción (La compra me llevó toda la mañana; Durante la ducha se mareó; La comida empezó a las 14.30) y como concretos estos mismos sustantivos cuando se refieren a productos, ubicaciones o instrumentos de la acción, entre otras nociones similares (La compra de hoy está sobre la mesa; Se rompió la ducha; La comida estaba sosa). Se ha observado, no obstante, que el contexto o la situación pueden alterar la naturaleza material o inmaterial de las nociones designadas por los nombres de efecto. Puede compararse, por ejemplo, el significado del sustantivo impacto en Aquí se ve el impacto de la bala con el que posee en el probable impacto de la nueva política monetaria en la economía nacional. En general, las definiciones clásicas del concepto ‘sustantivo abstracto’ no dejan claro si los usos figurados o traslaticios de los sustantivos alteran o no el lugar que ocupan los nombres comunes en esa división. Gana hoy apoyo la idea de que, en lugar de construir una tipología de los nombres abstractos —en última instancia de naturaleza extralingüística—, tiene más interés gramatical aislar ciertos grupos de nombres que se clasifican entre los sustantivos abstractos, pero que se caracterizan por algunas propiedades sintácticas y semánticas objetivas.

12.1l Como se señaló en el § 12.1b, algunas clases morfológicas de nombres presentan particularidades sintácticas y semánticas. Así, los llamados pluralia tántum (lit. ‘solo plurales’) son sustantivos que se construyen únicamente en plural (al menos en alguna de sus acepciones): agujetas, celos, comestibles, exequias, represalias, etc. Esta propiedad morfológica, analizada en los § 3.8f y ss., tiene un correlato sintáctico. Como se verá en los § 12.2d y ss., estos nombres comparten varias características semánticas con los sustantivos no contables, por lo que se asimilan en buena medida a ellos. La clase gramatical de los llamados singularia tántum (lit. ‘solo singulares’) se forma con sustantivos que solo se suelen construir en singular (§ 3.8a y ss.). Las razones pueden ser fonológicas (cenit, fénix, tez), pero también sintácticas. Así, los sustantivos caos, salud y sed son nombres no contables, lo que ayuda a explicar que pertenezcan también a la clase de los singularia tántum. Otros singularia tántum (cenit o cénit, nadir, norte, sur) parecen rechazar el plural porque se asimilan, en cambio, a los nombres propios, en el sentido de que también designan entidades únicas. Se analizan otros aspectos de esta cuestión en los § 3.8, 12.2 y 12.3.

12.1m Otras clases de nombres comunes frecuentes en los estudios gramaticales contemporáneos son las siguientes:

sustantivos argumentales

sustantivos eventivos

sustantivos cuantificativos

sustantivos clasificativos o de clase

Se describen brevemente en los apartados siguientes.

12.1n En el § 1.12e se introduce el concepto de ‘argumento’ y se enfatiza su naturaleza transversal. Atendiendo a este criterio, los sustantivos se dividen en dos grupos según tengan o no complementos argumentales. Los poseen, en alguna de sus acepciones, los sustantivos amigo, ampliación, fotografía, intendente, lectura, patria, profundidad, principio, prólogo, resumen o sobrino, como en un amigo mío, la ampliación del sumario, la fotografía del edificio, el intendente de Buenos Aires, la lectura del manuscrito, la patria de todos, la profundidad del mar, el principio de la película, el prólogo de la novela, el resumen del informe o en tus sobrinos. Como puede verse, los argumentos designan participantes pedidos o seleccionados por el significado del sustantivo al que modifica el complemento que los introduce. Cuando estos complementos están ausentes, se deducen del contexto previo o de la situación, como en La lectura nos tomará un par de días; Me lo dijo un amigo; El intendente dará hoy una conferencia de prensa; El prólogo resultaba innecesario, etc.

12.1ñ Los sustantivos argumentales se dividirán en varios grupos en los § 12.10-12. Los derivados de verbos o adjetivos se denominan habitualmente nominalizaciones. Este término se aplica en particular a aquellos cuyas propiedades sintácticas se deducen (al menos en parte) de las de sus bases. Aunque algunos autores restringen este término a los derivados de base verbal (ampliar > ampliación) y adjetival (profundo > profundidad), también se extiende a los derivados de nombres (viaje > viajero), como se hará aquí. Algunos nombres argumentales toman un complemento correspondiente al complemento directo del verbo del que proceden (ampliar una foto > la ampliación de la foto), mientras que otros introducen complementos de régimen, como en la ascensión al Everest. Se describirán en el § 12.10 y en las secciones a las que se remite desde allí. Por último, tienen también argumentos los sustantivos que en el § 12.10c se denominarán relacionales, como en el prólogo del libro o la tía de Arturo.

12.1o Las nominalizaciones poseen complementos heredados (o conservados) del verbo al que corresponden. Recuérdese que el concepto de ‘herencia’ se presentó en el § 1.8j. Así, ampliación conserva los argumentos de ampliar (El juez de instrucción amplió el sumario > la ampliación del sumario por el juez de instrucción); lectura, los de leer (leer el libro > lectura del libro), etc. También los nombres de cualidad pertenecen a este grupo, ya que conservan uno o varios argumentos del adjetivo sobre el que se forman. En efecto, la miel es un argumento del adjetivo dulce en La miel es dulce, ya que designa la entidad de la que se predica dicha cualidad. Esta relación semántica se mantiene en la dulzura de la miel. Análogamente, al sustantivo confianza modifican en mi confianza en ustedes los dos argumentos que admite el verbo confiar (en concreto, mi y en ustedes). En la estructura verbal se pueden expresar de la misma forma (confío en ustedes > confianza en ustedes), o bien de forma distinta (yo confío, pero mi confianza). Se analizarán todas estas propiedades en los § 12.11 y 12.12.

12.1p Los complementos del nombre no pedidos o seleccionados semánticamente se denominan adjuntos. Son adjuntos los grupos preposicionales subrayados en gente con malas intenciones, un encuentro ocasional entre las 12.00 y las 13.00 o el noticiero de hoy, pero son argumentales los encabezados por las mismas preposiciones en una conversación con su hijo, las diferencias entre ellos o el deseo de sobrevivir. La diferencia entre adjuntos y argumentos nominales se retomará en el § 12.10a. La diferencia entre argumentos y adjuntos, aplicada a varias categorías, se analiza en los capítulos 36 y 39.

12.1q El segundo de los grupos de sustantivos introducidos en el § 12.1m es el de los sustantivos eventivos (también nombres de evento o de suceso). Se trata de sustantivos como accidente, batalla, cacería, reunión, etc., y otros que pueden ser sujetos del predicado tener lugar (como en La batalla de Waterloo tuvo lugar en los alrededores de esa ciudad belga) o términos de la preposición durante (durante la cacería). También pueden construirse con el verbo ser en oraciones copulativas como La reunión es a las cinco o Mi conferencia es a las cuatro, que se analizan en los § 37.8e-g.

12.1r En el § 12.1m se introdujeron asimismo los nombres cuantificativos (cuantitativos para algunos gramáticos). Estos sustantivos forman grupos nominales que ejercen la función de los cuantificadores (recuérdese que este concepto transversal se presentó en el § 1.9n). En función de su papel como elementos cuantificativos, cabe distinguir entre los que parcelan o acotan cierta unidad en una materia (brizna de hierba, grano de algodón), los que establecen la medida o el cómputo que corresponde a esa magnitud (gramo, kilo, libra, litro, onza)y los que agrupan varias (grupo de muchachos, racimo de uvas). Se analizarán estos tres grupos en el § 12.5. Los sustantivos clasificativos (también nombres de clase) poseen puntos en común con los anteriores. En efecto, los sustantivos clase, tipo, especie, variedad y otros semejantes introducen nombres o grupos nominales sin determinante, al igual que los nombres cuantificativos: cierta clase de uva, un tipo de material resistente al fuego, una especie de borrador, determinada variedad de caucho. Se estudiarán en los § 12.5ñ y ss.

12.1s Cabe establecer otras clases de sustantivos en función de sus propiedades sintácticas en ciertos contextos particulares. Los llamados nombres de cualidad12.14ñ y ss. y 37.10i) son sustantivos abstractos que designan propiedades de personas o cosas establecidas en una serie limitada de contextos sintácticos, como en Esta película es un desastre o en Esto es un desastre de película. En los § 27.7 y 38.9 se distinguen asimismo varios grupos de nombres que admiten gerundios predicativos (nombres de representación, de percepción sensorial, etc.). Existen otras clases similares, igualmente restringidas, que se irán presentando al analizar otras construcciones sintácticas.

12.1t Son estrechas las relaciones que se dan en la gramática entre los nombres y otras clases de palabras. A algunos de estos vínculos se dedica considerable atención en esta obra. Los fundamentales son los siguientes:

1. Relaciones entre sustantivos y adjetivos

2. Relaciones entre sustantivos y adverbios

3. Relaciones entre sustantivos y verbos

Las relaciones del tipo 1 son muy numerosas, especialmente porque los sustantivos y los adjetivos cambian con frecuencia de clase gramatical (más en la dirección «adjetivo > sustantivo» que en la inversa). Las particularidades a las que dan lugar los vínculos que existen entre ambas clases se estudian con detalle en los § 13.6 y 13.7.

12.1u Las relaciones del tipo 2 poseen asimismo varias vertientes. Muchos adverbios están próximos, en efecto, a los grupos nominales. Así, ayer es un adverbio que puede ser caracterizado mediante un grupo nominal (‘el día que precede al de hoy’). Al igual que los grupos nominales, admite aposiciones (ayer lunes) y oraciones de relativo explicativas (ayer, cuando llegó Pedro). El adverbio ayer puede ser sujeto en oraciones como Ayer fue un día de júbilo para todos33.2b-f). Estas propiedades y otras similares, que se estudian en los § 17.7-9, se deben a su naturaleza referencial. Otros adverbios poseen propiedades referenciales similares: introducen complementos preposicionales con la preposición de (antes de que llegue) y pueden, a su vez, ser términos de preposición (desde antes, para siempre, de lejos, hasta mañana), otra propiedad típicamente nominal.

12.1v Ciertos adverbios proceden de sustantivos, como encima (de cima), enfrente (de frente) o alrededor (de al y rededor), entre otros. A partir de otros adverbios se crean a su vez nombres que denotan lugares, como las afueras, los alrededores. El adverbio fuera dio lugar al sustantivo fuera (hoy poco usado), que significa ‘parte exterior de algo’:

Conócese que sacaron a la difunta para el fuera de la casa por la pestilencia (Valle-Inclán, Milagros); Pero no se despertó, ya que si lo hacía iba a ser patente la comparación entre el fuera del paraíso y el interior, y la antítesis podía hacerse desgarradora (Alegre, Locus).

Del sustantivo través se creo la locución al través, lo que no impide que través tenga varios usos exclusivamente nominales, como explica el DRAE. Un gran número de locuciones preposicionales y adverbiales se obtienen a partir de sustantivos, como se explica en los § 29.9, 30.16 y 30.17.

12.1w Finalmente, las relaciones entre los sustantivos y los verbos se reconocen también en varias direcciones, de entre las cuales sobresalen tres. Por un lado, los infinitivos muestran propiedades verbales en unos contextos y nominales en otros. Incluso ponen de manifiesto ambas simultáneamente en ciertas construcciones. Se dedicarán dos secciones de esta obra (§ 26.3 y 26.4) a analizar todos estos contextos. La segunda vertiente que revela la estrecha conexión sintáctica entre los nombres y los verbos es el comportamiento sintáctico de las nominalizaciones, a las que ya se hizo referencia en el § 12.1ñ. Se estudiará este comportamiento en los § 12.11, 12.12 y 12.16. Por último, los adjuntos son complementos que admiten varias clases de palabras. Los nombres y los verbos comparten algunos de ellos (como en Llegó esta mañana ~ su llegada esta mañana). Se analiza esta relación en el § 12.11 y en el capítulo 5.

 

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