Sintaxis

13. El adjetivo y el grupo adjetival

13.6 Adjetivo y sustantivo (I). Diferencias gramaticales. Sustantivos adjetivados

13.6a La oposición «sustantivo–adjetivo» se suele basar en dos aspectos: el primero es puramente sintáctico y se refiere a los contextos propios de una y otra clase de palabras; el segundo aspecto es de naturaleza semántica y pragmática: alude a las nociones significadas por cada una de estas clases y a la medida en que los adjetivos que pasan a formar parte de la clase de los sustantivos comparten propiedades semánticas con ellos. Pese a estas diferencias, adjetivos y sustantivos tienen en común algunas funciones sintácticas. Así, los grupos sintácticos que unos y otros constituyen pueden ser atributos, como en Es médico (sustantivo) ~ Es culpable (adjetivo). Análogamente, el grupo sintáctico subrayado en Oralia había llegado a escucharlo, pero lo creyó un sueño (Hayen, Calle) es nominal, mientras que el marcado en No lo creyó digno de su confianza, en construcción formada con el mismo verbo, es adjetival aunque desempeñe la misma función sintáctica.

13.6b No alternan en los mismos contextos Eso es bello y Eso es belleza, pero pueden hacerlo Parece piedra ~ Parece pétreo; Eso es mármol ~ Eso es marmóreo; Es vidrio ~ Es vítreo. La alternancia entre adjetivos y nombres contables en grupos nominales atributivos se obtiene en muchos casos:

Me parece una abominación ~ Me parece abominable; Era una maravilla ~ Era maravilloso; Resultó una sorpresa ~ Resultó sorprendente.

En general, los nombres contables no se usan sin determinante en las construcciones predicativas, con las excepciones a las que se refieren los § 15.5o y 37.5c, d. También se asimilan a los adjetivos el sustantivo verdad, empleado sin determinantes ni modificadores, como en Es verdad, que alterna con Es verdadero, o pecado en Eso es pecado ~ Eso es pecaminoso. Repárese en que no se dice, por el contrario, de una cosa que “es velocidad”, sino que “es veloz”, ni de una persona que “es paciencia”, sino que “es paciente”. Las oraciones negativas favorecen, en cambio, alternancias como Esto no es {problema ~ problemático}.

13.6c Los adjetivos pueden ser término de preposición en ciertas construcciones cuantificativas que se analizan en el § 20.3f, como en Tiene poco de original. También pueden serlo en las construcciones introducidas por determinados complementos preposicionales seleccionados por el verbo, como en Lo toman por tonto, que se estudian en el § 38.10. Unas y otras admiten la alternancia de los grupos adjetivales con los nominales: Tiene poco de su abuelo; Lo tomaron por el director. Los atributos del verbo estar pueden ser adjetivos (Está sana) o grupos preposicionales (Está de médico en el hospital), pero no sustantivos o grupos nominales (*Está médico en el hospital, pero Está jefe de sección, en México). Los sustantivos y los grupos nominales se caracterizan, frente a los adjetivos, por el hecho de que no suelen ser complementos predicativos facultativos. Aun así, existen algunas excepciones, como Se fue estudiante y regresó abogado y otras similares que se analizan en los § 37.2i y 38.7n. Los adjetivos concuerdan en género y número con los pronombres de los que se predican (No las creen necesarias) o a los que modifican (ninguna buena), al igual que lo hacen con los sustantivos (un árbol muy alto o No creen necesarias tales medidas).

13.6d Los adjetivos que aparecen en estructuras en las que se elide algún sustantivo forman parte de grupos nominales. Es, pues, nominal, no adjetival, el grupo sintáctico subrayado en La gente conformista y la emprendedora, en cuya interpretación interviene la elisión del sustantivo gente en las condiciones que se describen en el § 15.7. Como se indica en esa sección, el adjetivo no deja de serlo por el hecho de integrar un grupo nominal en el que funciona como modificador de un nombre elíptico. Ello permite explicar de manera adecuada tanto la forma como el significado de esas expresiones. Por el contrario, los procesos de sustantivación se caracterizan por alterar la categoría gramatical de los adjetivos, de modo que pasan a funcionar sintácticamente como verdaderos sustantivos. Son, pues, sustantivos las voces subrayadas en las oraciones siguientes:

El mentiroso compulsivo requiere tratamiento psiquiátrico; El delegado que nos atendió fue muy amable; Entraron unos jóvenes barbudos; Necesitamos un protector solar.

Los segmentos subrayados funcionan, pues, como núcleos de grupos nominales que desempeñan la función de sujeto o de complemento directo. Son modificados por adjetivos y oraciones relativas, y no requieren del contexto lingüístico o de la situación para ser interpretados. En muchos de estos casos, si bien no en todos, los diccionarios clasifican la voz analizada como adjetivo que admite usos sustantivos. Los procesos de sustantivación están sujetos a ciertas regularidades semánticas que se estudiarán en esta misma sección.

13.6e La frontera histórica entre sustantivos y adjetivos es poco nítida. Muchos sustantivos españoles provienen de adjetivos latinos, como domingo, derivado de dominĭcus (‘del señor’); manzana (del latín mala Mattiāna ‘manzanas de Macio’, nombre de cierto tratadista de agricultura), o jamelgo (del latín famelĭcus ‘hambriento’). El proceso de conversión de sustantivos a partir de adjetivos constituye, como se ha explicado, un tipo de sustantivación. se ha mantenido a lo largo de toda la historia del español y sigue siendo productivo. En algunos casos, como vecino, amigo o dueño, resulta difícil determinar si se trata de adjetivos o de sustantivos primitivos, puesto que siempre han admitido ambos usos con naturalidad. Constituyen adjetivos los términos subrayados en un pueblo vecino, una institución amiga o en Es usted muy dueño de hacer lo que quiera; pero son, en cambio, sustantivos los que se subrayan en un vecino muy amable, mi querida amiga, el dueño de la casa. También presentan usos adjetivos y sustantivos campesino, culpable, jugador, médico, suicida y otros muchos adjetivos. Contrastan, pues, los adjetivos subrayados en esta serie:

una somnolencia culpable, un padre jugador, costumbres campesinas, un problema médico, tendencias suicidas,

con los sustantivos que se marcan en esta otra:

el único culpable, un jugador impenitente, campesinos desalojados, un médico ilustre, un pobre suicida.

13.6f La elipsis del núcleo nominal a la que se ha hecho referencia (como en la gente conformista y la Ø emprendedora) es un proceso sintáctico, mientras que la sustantivación de la que se habló en el apartado anterior es un proceso léxico. Si se dice De todos los tipos de café, prefiero el colombiano, se recuperará el núcleo nominal café, de modo que colombiano mantendrá sus propiedades adjetivales. Por el contrario, el sustantivo recategorizado a partir de un adjetivo pierde sus propiedades anafóricas y se interpreta referido a personas (a veces también a cosas, como se verá más adelante) sin necesidad de contexto previo: Para el colombiano, es una verdadera dicha sacar pasaporte (Tiempo [Col.] 11/1/1987). En los § 15.2l y ss. se explica que la oposición entre el artículo (o el numeral) un y el pronombre uno distingue el sustantivo (un colombiano) del adjetivo (uno colombiano).

13.6g Proporcionan el mismo resultado el contraste entre las formas apocopadas cualquier, algún, ningún, que preceden a los sustantivos, y las variantes plenas cualquiera, alguno, ninguno, que pueden admitir adjetivos: algún colombiano [sustantivo] contrasta, por tanto, con alguno colombiano [adjetivo]. Se obtienen contrastes similares entre un lleno (como en Tuvieron un lleno inesperado) y uno lleno (Buscaba baldes vacíos, pero solo encontró uno lleno); entre un abierto y uno abierto; un descalzo y uno descalzo; un malo y uno malo, etc. Véanse también sobre estas cuestiones los § 15.2l y ss.:

En Sevilla se está realizando un abierto con ajedrecistas de todas partes de Europa y América (Clarín 21/11/1987); Se ha pasado de un esquema económico controlado y subsidiado a uno abierto y de mercado (Universal [Ven.] 23/9/1996); […] donde un roto, un descalzo, un penitente, sin medios, sin favores, consigue nombre gloriosísimo y bultos de perpetua honra y veneración (Suárez Figueroa, Pasajero); En una de las grandes pirámides de cadáveres se destacaba uno descalzo y sin pantalones (García Márquez, Vivir); El mal de este tiempo y especialmente de este país son los tontos y tú sabes que es peor un bruto que un malo (Posse, Pasión); Después se nos dice que el humano tiene en su alma un cochero que conduce un caballo bueno y uno malo (Coronado, J., Fabuladores).

13.6h Los procesos de recategorización entre adjetivos y sustantivos se producen en las dos direcciones. Existen, pues, adjetivos sustantivados (como en un impermeable; véase más abajo el § 13.7i), es decir, convertidos en sustantivos con todos los efectos que conlleva ese cambio de categoría, y también sustantivos adjetivados (como en muy hombre), es decir, sustantivos que han pasado a la clase de los adjetivos, adquieren el significado que corresponde a los miembros de este grupo y se emplean en los contextos sintácticos que los caracterizan. Se ha observado, no obstante, que el primer grupo es mucho más numeroso que el segundo, tanto en español como en otras lenguas. También es mucho mayor el número de adjetivos que han pasado a ser sustantivos en la evolución del latín al español que los que han experimentado el proceso contrario. Esta diferencia parece mostrar que el uso de cualidades o propiedades para caracterizar individuos es más natural como proceso semántico o cognoscitivo que el recurso inverso. En los § 13.6i y ss. se examina brevemente el segundo de los dos grupos («sustantivo > adjetivo»), mientras que los § 13.7a y ss. están dedicados al primero («adjetivo > sustantivo»).

13.6i En el registro coloquial se utilizan como adjetivos, en contextos restringidos, los sustantivos cochino/cochina y perro/perra, como en estos ejemplos:

Negó rotundamente que volviese por el cochino dinero (Cuarta 13/2/2004); ¿Has tenido alguna vez un sueño, en tu perra vida? (Edwards, Anfitrión); De fijo ardía en los infiernos, el muy perro (Pérez-Reverte, Reina).

El adjetivo cochino equivale a ‘maldito, sucio’ en el primero de ellos; perra significa ‘muy difícil, arrastrada’ en el segundo, y perro se acerca a ‘indigno, vil’ en el tercero. En Honduras, El Salvador y otros países centroamericanos se emplea también perro/perra aplicado a personas con el sentido de ‘fuerte de carácter o temperamento’. Se registra asimismo en las áreas centroamericana y caribeña en el sentido de ‘muy difícil, insoportable’, como en Es perro salir del país y no saber leer (FISDL 5/6/2003).

13.6j En registros muy coloquiales del español europeo se usa el sustantivo zorra como adjetivo en la locución verbal no tener (ni) zorra idea de algo (‘no saber nada de ello’), sentida por algunos hablantes como vulgarismo: No tiene ni zorra idea de dibujar (Hidalgo, Azucena). Es igualmente malsonante el adjetivo puto (ni puta gracia, ni puto caso, ni puta idea), de significado próximo a la expresión minimizadora el más mínimo. En los § 48.7h y ss. se describen otros muchos términos minimizadores. También se emplea en los registros muy informales el adjetivo puto/puta para manifestar el fastidio del hablante en relación con lo designado por el sustantivo al que acompaña, como en Porque están todo el puto día en la emisora de su papá dándonos la vara (Longares, Romanticismo).

13.6k Se emplean en España los sustantivos pez y mosca como adjetivos, casi siempre con el verbo estar. Así, estar pez en una materia significa ‘desconocerla por completo’:

Pues que lo sepas, Felipe, que en política estás pez (Martínez Mediero, Juana); Estamos completamente peces, Carolina. Murmuró la dama: —¡Pues sigo sin haberme enterado! (Valle-Inclán, Corte).

Con este mismo sentido se usa tapa en el Ecuador y otros países andinos: ¡Para el quichua estoy tapa! Empleado como adjetivo, mosca significa ‘receloso, escamado’ en España, como en Está un poco mosca y se fue sin decir oste ni moste (Sender, Nancy). Se registra quedarse mosca en el área rioplatense en el sentido de ‘quedarse quieto o tranquilo’. En las áreas caribeña y andina se usa mosca en el sentido de ‘vigilante, alerta’: Póngase moscas porque estoy regalando cupones de descuento en mi peluquería (Espectador 3/4/2009). También se utiliza ser mosca con el sentido de ‘ser avispado, listo’.

13.6l Otros nombres de animales empleados como adjetivos calificativos en la lengua conversacional son águila (ser o estar águila ‘estar alerta, atento’ en parte de Centroamérica); gallina (estar gallina ‘estar atractiva, hermosa’ en la República Dominicana y otros países antillanos); culebro (estar culebro ‘estar suspicaz, indeciso’, también en las Antillas); pato (estar pato ‘ser pobre’ en Chile, ya en desuso en la Argentina); chiva (estar chiva ‘estar atento’ en buena parte de Centroamérica y del área caribeña); mula (ser mula ‘ser falso’ en Chile; ‘ser obstinado’ en Costa Rica y otros países centroamericanos; ‘ser torpe’ en Guatemala):

La gente está chiva porque cree que todos somos iguales (Listín Diario 3/9/1997); Al preguntarle que si creía capaz a su mujer de hacer eso, el hacendado manifestó que “el dinero es tremendo” y ella “es águila” (Prensa [Hond.] 7/4/1997); Se tiraron un filete de este porte que resultó ser completamente mula (Cuarta 12/7/2003).

13.6m Se enumeran a continuación otros sustantivos adjetivados asimilables a este grupo en el habla coloquial de varios países:

bomba ‘estupendo, muy bueno’ en la República Dominicana, con estar (‘tener valía’ con ser);

buzo ‘alerta’; también ‘vivo, listo, avispado’ en México, así como en El Salvador, Guatemala y otros países centroamericanos;

cañón ‘muy atractivo’ aplicado a las personas en varios países; ‘muy bien’ aplicado a ciertas cosas en el Perú y otros países andinos: Tu trabajo está cañón;

fiambre ‘muerto’ en España;

flor ‘tranquilo’ en Chile; se analiza otro uso en el § 2.7;

maleta ‘inhábil, poco apto, en mala forma física’ en las áreas centroamericana, rioplatense y andina;

pedo ‘borracho’ en España, México y parte del área rioplatense; significa también ‘difícil’ en El Salvador y otros países centroamericanos;

pilas ‘atento, despierto, vigilante’ en el Caribe continental y las áreas andina y rioplatense;

raja ‘muerto’ en Chile;

trompa ‘borracho’ en España.

Se citan seguidamente algunos ejemplos:

Está demasiado pedo para pedir auxilio el catrincito, para intentar huir (Derbez, Usos); Es que los comerciantes somos pilas, movemos gente, tenemos labia (Blanco y Negro 14/12/1997); Miren a ver si alguno […] no estaba pilas a la jugada (Tiempo [Col.] 6/11/ 2007); Hay que ser muy “maleta” para no ser campeón de nada (Eco 10/7/2009); No solo los tránsitos se pusieron buzos, también los policías (Primera Hora 16/4/2009); Natalia está cañón, hermano (Gamboa, Páginas).

Algunos sustantivos de este grupo solo se registran en el interior de locuciones verbales, siempre en la lengua conversacional. Es el caso de salir rana (‘defraudar’ en España); Espero que no te salga rana como nos salió el padre Antonio (Salisachs, Gangrena). Recuérdese el § 2.7.

13.6n Varios de los sustantivos de persona mencionados en el § 13.5j se pueden usar como sustantivos (Son unos manitas) o bien como adjetivos (Son bastante manitas), tal como allí se señaló. La relación entre esas dos construcciones no es, sin embargo, sistemática. En general, las estructuras atributivas permiten emplear un gran número de sustantivos y de grupos nominales en esquemas en los que se asignan propiedades o cualidades a individuos, como en Esta muchacha es una joya, lo que no los convierte en adjetivos. Cabe comparar este uso nominal de joya, propio del español general, con el adjetival de alhaja (‘simpático, agradable’), poco común fuera del Ecuador: […] el muchacho era bien alhaja”, cuenta entre trago y trago de licor casero el anciano José Aurelio Mulloleu (País [Esp.] 6/1/2007).

13.6ñ En México y parte de Centroamérica se utiliza como adjetivo el sustantivo padre con sentido ponderativo, como en Fue una comida muy padre o en una fiesta padrísima. El sustantivo madre no está sujeto a un proceso similar de adjetivación, pero está lexicalizado en la locución a toda madre, común en el español coloquial mexicano. Están también adjetivados, y admiten cuantificadores de grado, los sustantivos que aparecen en expresiones como muy señora, poco mujer, muy niño, muy torero, muy madre, poco caballero, muy gaucho, muy macho y otras similares:

¿Y qué iba a hacer yo, si soy tan madre? (Moix, Arpista); Conocimos al intendente, que es muy gaucho y muy preocupado por la conservación de la flora y la fauna (Guevara / Granado, Viaje); ¡Qué poco mujer eres! ¡No aguantas nada! (Vargas, Pasado); siendo ella tan señora como la que más y viuda de un héroe (Landero, Juegos); […] es un alazán de ocho años, al que utilizo de salida, tiene mucho carácter y es muy torero (Hoy [Ec.] 5/11/1997).

Sobre la construcción «todo un + sustantivo» (todo un señor, toda una presidenta), véanse los § 15.5l y 19.8t. En el español conversacional de muchos países americanos se usa gente como adjetivo en expresiones como ser muy gente (‘ser decente, de buenas costumbres’): Todo es fácil porque ella es muy gente (Clarín 7/6/2008). En Costa Rica y otros países centroamericanos se registra con el sentido de ‘ser atento, considerado, servicial’.

13.6o Las expresiones predicativas que se mencionaron en los apartados precedentes tienen valor ponderativo. Muchos de esos sustantivos adjetivados aluden a alguna propiedad culturalmente relevante que caracteriza cierta clase de personas. Nótese que, en el texto de Moix, tan madre alterna con tan maternal, aun cuando resulta más expresivo que su sustituto adjetival en el contexto señalado. En los demás casos podrían buscarse equivalencias similares, también aproximadas. Las connotaciones que este proceso destaca son, sin embargo, desiguales. Así, en la adjetivación de niño se suele resaltar la corta edad (y a partir de ahí, por extensión, la inexperiencia o la bisoñez, entre otros rasgos), mientras que en la de hombre se pondera el valor, el arrojo o la masculinidad:

Yo era muy niño, pero sin embargo me acuerdo de las reuniones que hubo en el salón de mi padre con el Escribano Zamacola (Ortiz-Armengol, Aviraneta); Luego le gritó a David, ¿Eres muy hombre, cabrón? (Mendoza, É., Amante).

13.6p El uso adjetival de señora en tan señora se obtiene de ciertos rasgos prototípicos que pueden atribuirse al referente del sustantivo señora: elegancia, nobleza, distinción, decoro, etc. El proceso es similar en los usos adjetivales de torero, madre, gaucho, etc. No obstante, los sustantivos señor y señora se caracterizan por que, frente a los demás, pueden emplearse como adjetivos prenominales en expresiones que ponderan en extremo aquello de lo que se habla. Señor/Señora alterna con diversos adjetivos ponderativos en estos contextos:

No era un departamentito, era una señora casa (Posse, Pasión); Robson debe ser el primero en creerse que tiene un señor equipazo (Vanguardia [Esp.] 16/9/1996); El arroyo que refrescaba el vino era todo un señor afluente (Sánchez Espeso, Alas).

En muchos países americanos se extiende este uso a los sustantivos don y doña, como en No te enteraste de la doña fiesta que armaron los vecinos anoche, en Se comió un don tamal en el restaurante o en El factor económico es la principal barrera con que choca su sueño de tener un “don” equipo (Crónica 14/12/2003).

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
elipsis, elisión, sustantivación

 

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