Morfología

4. La flexión verbal

4.13 Verbos irregulares (V). Verbos de conjugación especial: haber, ser, ir, estar, dar. Raíces verbales supletivas

4.13a Unos cuantos verbos presentan formas monosilábicas en la formación del presente de indicativo y del imperativo. Las formas de 1.ª persona del presente de indicativo de dar, ir y ser añaden al final la semivocal o paravocal [i] (soy, voy, doy), de cuyo origen se hablará en el § 4.13c, que se manifiesta también en el presente bisílabo estoy (derivado del monosílabo latino sto). Los verbos saber y haber forman la 1.ª persona del singular del presente de indicativo con la variante reducida: sé, he. En el imperativo singular no voseante, los verbos hacer, dar, decir, tener, poner, salir y venir presentan respectivamente las formas haz, da, di, ten, pon, sal y ven, que en general se conservan en sus derivados (antepón, deshaz, prevén). Constituyen excepciones a esta generalización algunos verbos derivados de decir (bendecir, contradecir, desdecir, predecir…), cuyo imperativo no voseante emplea la terminación regular -dice (bendice, contradice, desdice, predice…) en lugar de -dí, y el verbo satisfacer, que admite tanto el imperativo irregular satisfaz como el regular satisface. Al verbo decir pertenece la antigua forma monosilábica diz, pero no se usó como imperativo. Pervive hoy en el adverbio dizque (‘al parecer, presuntamente’), más usado en ciertas áreas del español americano: Ya ves, él siempre ha sido gente del gobierno y dizque simpatiza con ustedes (Montaño, Andanzas).

4.13b El verbo haber (v. tablas de conjugación, n.º 36) se usa en los tiempos compuestos y en las perífrasis de necesidad o de obligación «haber de + infinitivo» y «haber que + infinitivo» (la última, más polémica, como se explica en el § 28.4ñ). Se usa también como verbo terciopersonal en las construcciones impersonales (Habrá fiesta). Sin embargo, no se emplea hoy la 3.ª persona del presente ha en estas últimas construcciones, a excepción de fórmulas fijas como no ha lugar, años ha y otras similares de sabor arcaizante: A un extremo de las ruinas hubo hasta no ha mucho, cuatro basas de columna (Beltrán Martínez, Pueblos). El uso de ha por hay en construcciones impersonales es ya arcaico fuera de estos usos: Gran tiempo ha que tú y yo nos amamos (Guevara, Reloj).

4.13c En la mayor parte de los estudios históricos se propone que la semivocal [i] que caracteriza la forma hay representa etimológicamente una variante enclítica del adverbio demostrativo y (‘allí’) descrito en el § 17.8s. Aunque no existe entera unanimidad entre los estudiosos, predomina la hipótesis de que el sonido [i] de voy, estoy, soy y doy y el de hay tienen el mismo origen, de forma que el proceso de fusión del enclítico se vería favorecido por el valor direccional del adverbio de lugar hi (‘lugar adonde’ con ir y ‘lugar en donde’ con ser) y su alta frecuencia de aparición con este valor junto al verbo ir. Sin embargo, este análisis no se extiende con naturalidad al verbo dar, que muestra el mismo incremento en doy, pero no mantiene una relación inmediata con la noción de ‘lugar’ que caracterizaba al antiguo adverbio hi. En el presente de subjuntivo, haber y hacer son los únicos verbos que cambian una consonante de la raíz (haya, haga). En el presente de indicativo del verbo haber se usan las variantes contractas en las formas del singular (he, has, ha). La 1.ª y la 2.ª personas del plural presentan una variante regular y otra irregular: habemos ~ hemos; habéis ~ heis.

4.13d La variante regular habemos, que no ha pasado a los registros formales, se encuentra en el habla coloquial de muchos países hispanohablantes, a veces, incluso, entre personas cultas:

Habemos maestros que tienen 25 años de enseñanza (Proceso [Méx.] 12/1/1997); —¿Cuántos mexicanos habemos aquí? Uno, dos… con usted ya somos cinco (Fuentes, Naranjo).

Se documenta asimismo esta forma verbal en los tiempos compuestos, en este caso raramente fuera de la lengua popular:

Ahora habemos vuelto a reclamar otra vez (CREA oral, España); “[…] y no lo habemos querido vender” (López, M., Gorila).

Es menos frecuente el uso de haber en estos contextos como verbo de posesión (casi siempre con complementos abstractos), como en ¡Los hombres no habemos remedio! (Labarca, Butamalón), o bien como verbo modal de obligación. En este último caso está restringido a fórmulas estereotipadas que calcan otras similares latinas: Morir habemos —me decía mi confesor a menudo— (Hernández, R., Secreter). La variante irregular heis, muy extendida en la lengua antigua, se registra hasta el siglo xvii: Antes lo heis de consolar, que vendrá el pobre cansado (Ocaña, Guadalupe).

4.13e Como ya se indicó, el verbo haber posee pretérito fuerte (hube, hubo). La raíz irregular hub- se extiende al imperfecto y al futuro de subjuntivo. Las formas del imperativo he, habe (ya perdida) y habed (que solo se documenta esporádicamente) son hoy arcaicas. La primera se ha fosilizado en la fórmula presentativa he aquí, henos ahora o hete aquí. Esta última fórmula se usa para introducir informaciones que el hablante considera inesperadas: Pero hete aquí que Pauls y Krum solo se vieron en una oportunidad (Clarín 17/4/1997). En los pocos textos actuales en los que se registra la forma habed se percibe cierta intención arcaizante deliberada, además del sentido posesivo de haber al que se hizo referencia en el apartado precedente, como en Habed paciencia, querido hijo (Vizcaíno Casas, Isabel).

4.13f El concepto de ‘suplencia’ o ‘supletivismo’, que hace referencia a la alternancia de bases léxicas distintas (como en hermano ~ fraternal), se explica en el § 1.7j. Un grupo reducido de verbos presenta suplencia en su conjugación. Esta irregularidad es una herencia latina, aun cuando las formas originales han sufrido cambios sustanciales con el paso al romance. Aunque cabría distinguir una serie de raíces alternantes, como s- en soy, en (imperativo) o en sido; es- o e- en es; etc., entienden algunos morfólogos que la segmentación flexiva en este verbo solo proporciona paradigmas claramente reconocibles en el imperfecto, con raíz er- (era, eras); en el futuro y el condicional, con raíz se- (será, sería); así como en el pretérito perfecto simple, con raíz fu- (fui, fuiste), que se extiende al pretérito imperfecto de subjuntivo (fuera, fueras) y al futuro de ese mismo modo (fuere, fueres).

4.13g En la conjugación del verbo ser (v. tablas de conjugación, n.º 61) han desaparecido algunas de las irregularidades de su étimo latino. Contrasta, pues, sois con estés, pero se derivan regularmente somos (lat. sumus) y son (lat. sunt). No obstante, se han introducido otras. Así, a la 1.ª persona del singular del presente de indicativo se le ha adjuntado la semivocal [] (soy, antiguo so); la 2.ª persona del singular del mismo tiempo (eres) procede del futuro latino (eris); se han adoptado formas del verbo sedēre en la flexión de imperativo, del presente y de subjuntivo y en las formas no personales. En las zonas voseantes suele emplearse la variante sos para la 2.ª persona del singular (vos), construida a partir de la raíz so-, a la que se adjunta la terminación regular -s de número y persona. La forma erí(s) ha adquirido prestigio en el habla juvenil chilena: ¿Que porque erís loquero? (Pinedo, Doktor). El futuro y el condicional de indicativo se conjugan de manera regular a partir de la adjunción de las desinencias propias de cada tiempo a la raíz se- del infinitivo.

4.13h El verbo ir (v. tablas de conjugación, n.º 38) poseía también varias raíces en latín (eo, eunt frente a is, it, imus, itis). El romance sustituyó las formas flexivas de sus dos presentes y del imperativo singular por las procedentes del verbo latino vadĕre. Reemplazó asimismo el pretérito perfecto simple de indicativo, el pretérito imperfecto de subjuntivo y el futuro de subjuntivo por las formas con raíz fu- del verbo esse. Así pues, el verbo ir tiene en romance tres raíces. De la originaria se han conservado el infinitivo ir, el imperativo id, el gerundio yendo, el participio ido y el imperfecto iba, ibas, único por su estructura en la conjugación latina y en la española. También el futuro y el condicional conservan la i- inicial de la raíz original: iré, irás; iría, irían. El presente de subjuntivo vaya, vayas (lat. vadam) es analógico de haya, hayas (lat. habĕam), no etimológico.

4.13i Las formas de imperativo del verbo ir son ve (), vayan (ustedes) e id (vosotros), y para los usos pronominales, vete () e idos (vosotros):

¡Idos; dejadme solo! (Galdós, Abuelo); Nada comprendéis. ¡Idos Juana, Inés, Marina…! ¡Idos todas! (Arrau, Norte).

En el español clásico se usó también la forma íos como imperativo plural de irse, pero hoy resulta arcaica: Andad, íos y no volváis más acá (Casas, Historia). Por otra parte, está sumamente extendida en la lengua coloquial de España la variante iros, como en Iros ya, que es tarde o en los ejemplos siguientes:

—Oh, iros todos a paseo y dejadme hacer lo que me venga en gana (Mendoza, Verdad); —Iros, iros vosotras; yo saldré detrás (Sánchez Ferlosio, Jarama); —Adiós, iros si queréis. Yo no voy tan corriendo (Martín Gaite, Visillos).

Como se vio en las páginas precedentes, la forma idos constituye una excepción en el sistema verbal español, ya que es el único caso en que se mantiene el segmento -d ante el pronombre enclítico os, lo que puede atribuirse al escaso cuerpo fónico a que queda reducida la forma -íos. El predominio de la forma iros en la lengua oral es el resultado de un proceso de rotacismo. Pudo verse influido por la tendencia general que se percibe en el español europeo a insertar una /ɾ/ epentética en la 2.ª persona del plural de los imperativos: marcharos por marchaos, callaros por callaos, etc.): Y callaros ya, coño, que estáis delirando (Pedrero, Invierno). Como se explicó en el § 4.4f, no ha pasado a los registros formales el imperativo ves (de ir, como en Ves a hablar con él por Ve a hablar con él), documentado en algunas zonas del español europeo. En ciertas variantes de la lengua popular de España se atestigua el uso de irse como imperativo de este verbo pronominal (como en ¡Venga, irse apuntando los que faltan!), uso que se extiende a veces al registro coloquial. Este valor obedece a la tendencia general a formar imperativos en -r de la que se habla en los § 42.3q, r, u. Está marcadamente desprestigiada —y se considera, por tanto, incorrecta— la forma veros (como en ¡Veros de aquí!), que se registra como imperativo de ir en la lengua popular y rural de ciertas zonas del Levante español (Valencia y Murcia). Esta variante se pudo crear fundiendo la segunda persona del singular del imperativo (ve) con la del plural (idos), lo que daría lugar a la forma híbrida vedos. El rotacismo que se produce en vedos ~ veros es similar al que se percibe en idos ~ iros. También se ha registrado verse como imperativo de irse en algunas variantes rurales de la lengua hablada en el Levante español.

4.13j El imperativo de ir carece de forma propia de voseo. Solo se registra la forma voseante í en el noroeste de la Argentina, aunque su uso está restringido a los niveles socioculturales bajos: Í hasta la esquina y comprame dos kilos de papas. Alterna con la forma pronominal ite. En lugar del imperativo de ir se usa el de andar (andá) o el de andarse (andate):

Bueno, andá a buscarlas (Rovner, Pareja); Andate y dejanos solos (Viñas, Maniobras).

También el imperativo de andar o andarse suele sustituir al de ir en zonas no voseantes, como en Ándate al cine o lee un rato (Bryce Echenique, Martín Romaña). Otras veces, la sustitución es solo aparente, como en ¡Anden con cuidado!, puesto que la alternancia afecta al infinitivo: {andarse ~ irse} con cuidado.

4.13k La forma vayamos de la 1.ª persona del plural del presente de subjuntivo concurre con la procedente de la forma etimológica vamos (lat. vadāmus), idéntica a la de indicativo (lat. vadĭmus). En el español medieval y clásico alternaban ambas. Se documentan, pues, en la lengua antigua, usos de vamos como forma de subjuntivo:

¿Para qué diablos quiere que vamos a Zamora a desafiar toda una ciudad tan principal como aquélla? (Avellaneda, Quijote); Será bien que vamos un poco más adelante (Cervantes, Quijote I).

Algunas de estas variantes se registran ocasionalmente en autores americanos del siglo pasado: Apóyate en mí para que vamos (Güiraldes, Xaimaca). El empleo de vamos como forma subjuntiva ha quedado relegado hoy a las oraciones exhortativas. La presencia del pronombre enclítico en ¡Vámonos! se constata también en otros usos similares (¡Démonos prisa!) y constituye el argumento que suele ofrecerse a favor de la integración de estas construcciones en los paradigmas del imperativo. Se analiza esta cuestión en el § 42.3e. La variante vayamos se usa, sobre todo, en la subordinación (como en Quiero que vayamos). No obstante, se emplea también en oraciones no subordinadas, con más frecuencia si el movimiento del que se habla es figurado, como en Vayamos al grano o en Pero vayamos a lo principal (Ortiz-Armengol, Aviraneta).

4.13l El verbo estar (v. tablas de conjugación, n.º 35) muestra asimismo irregularidades en el tema y en la desinencia. Presenta raíz átona en toda su conjugación, salvo en las formas del pretérito fuerte estuve, estuvo. El acento no varió su posición en el paso del latín (con formas monosilábicas: sto, stas, stat, … stant; stem, stes, stet, stent y sta) al romance, con formas bisílabas. Como se señaló en el § 4.13c, la 1.ª persona del singular (estoy) presenta adición de semivocal palatal [i] en posición final, como ocurre también con hay, doy, soy y voy. Las formas de imperativo del verbo pronominal estarse son estate, como en No, mijita, estate tranquila (Benedetti, Primavera), estense y estaos. En la lengua oral de algunos países se usa estate con una variación habitual: se dice popularmente tate tranquila, con aféresis de la sílaba inicial.

4.13m La principal peculiaridad del verbo dar (v. tablas de conjugación, n.º 26) consiste en que, aunque pertenece a la primera conjugación, se conjuga a partir de las terminaciones propias de la segunda y la tercera en las formas del pretérito perfecto simple de indicativo, el pretérito imperfecto de subjuntivo y el futuro de subjuntivo. Presenta, además, la adición de la semivocal [i] en la primera persona del singular del presente de indicativo.

 

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