Morfología

11. La composición

11.1 El concepto de composición. Clases de compuestos. Sus límites con las estructuras no compositivas

11.1a Se llama composición el proceso morfológico por el que dos o más palabras forman conjuntamente una tercera, llamada palabra compuesta o compuesto, como en lava + ropas > lavarropas o en verde + blanco > verdiblanco. Como el concepto de ‘palabra’ presenta numerosas dificultades (§ 1.3e y 1.5), algunos autores prefieren definir el compuesto como ‘aquella forma que contiene más de una raíz en su interior’. Son, pues, compuestos las voces altoaragonés, limpiacristales, sabelotodo y subibaja. También lo son hombre lobo y otros muchos que se forman sin integrar gráficamente sus componentes ni someterlos a otro proceso morfológico que la yuxtaposición. No se incluyen, en cambio, entre las palabras compuestas, chiquitito, descripción, embotellar o generoso, ya que constan de una sola raíz, que se subraya. La cuestión de si los adverbios derivados en -mente constituyen compuestos o palabras derivadas se analiza en el § 7.14. Las palabras compuestas están sujetas a considerable variación en el mundo hispánico. Un buen número de las voces que se mencionan en este capítulo son de uso general, pero otras muchas están restringidas a dominios geográficos de extensión variable, por lo que es natural que resulten familiares a algunos lectores y no a otros. Aunque se aporta en muchos casos alguna información relativa a su distribución, no siempre ha dido posible especificar el ámbito geográfico que corresponde a cada uno de los compuestos que se estudian en este capítulo.

11.1b Son polémicos tradicionalmente los límites entre las palabras compuestas y otras estructuras gramaticales, notablemente las voces prefijadas (capítulo 10), las locuciones (§ 1.10a y ss.) y las construcciones en aposición (§ 12.13). Se suelen distinguir tres tipos fundamentales de compuestos:

A. Compuestos propios o univerbales

B. Compuestos sintagmáticos

C. Compuestos sintácticos o locuciones nominales

Los primeros se caracterizan por que sus dos componentes se integran en una única palabra ortográfica y, por lo general, en un único grupo tónico: agridulce, drogodependiente, maniatar, maxilofacial, sabelotodo, sacapuntas, sopicaldo. Constituyen una subclase de estos compuestos los llamados acronímicos, que se forman acortando el final del primer segmento (cantante + autor > cantautor), pero a veces también el comienzo del segundo (oficina + informática > ofimática). Los tipos fundamentales de acronimia se analizan en el § 1.7p. Los compuestos del tipo B se forman yuxtaponiendo palabras que mantienen su propia independencia gráfica y acentual, unas veces separadas con algún guion intermedio (árabe-israelí, político-económico, teórico-práctico) y otras sin él (casa biblioteca, cocina comedor, problema clave, tren bala, villa miseria). Pese a su apariencia gráfica como grupos sintácticos, estas estructuras tienen propiedades morfológicas y fonológicas comunes (entre ellas un doble acento), como se explicará más adelante. El tercero de los grupos es el más polémico. Afecta a unidades como caballo de batalla (‘asunto recurrente’, también caballito de batalla en gran parte de las áreas andina y rioplatense), media naranja (‘persona que se compenetra bien con otra afectivamente’), mesa redonda (‘debate’) u ojo de buey (‘claraboya’). Estas expresiones son consideradas aquí locuciones nominales, por lo que no se tratan en este capítulo, sino en los § 12.9l y ss. Se evita, pues, en esta obra el concepto de ‘compuesto sintáctico’, no solo porque parece contradictorio incluir el adjetivo sintáctico en la definición de una unidad morfológica, sino también porque estas unidades presentan puntos de contacto con las locuciones adjetivales, verbales, preposicionales y con otras similares que se caracterizan por ser piezas léxicas, más que unidades morfológicas. Se retomará esta cuestión en la sección siguiente.

11.1c Se usan, por simple convención, fórmulas del tipo X-X, donde X se sustituye por la inicial de una categoría, para los compuestos propios: V-N (lavarropas), N-N (casacuna), A-A (sordomudo), con la variante X-i-X cuando se construyen con vocal de enlace, como N-i-A (cejijunto), A-i-A (blanquiverde), N-i-N (carricoche). Se utilizan fórmulas del tipo X+X para los sintagmáticos, tanto si sus miembros se separan con un espacio en la escritura (N+N: decreto ley) como si aparece un guion entre ellos (A+A: italiano-canadiense). La presencia del guion (colaboración hispano-portuguesa, compuesto sintagmático) o su ausencia (un escritor hispanoportugués, compuesto propio) se examinará en los § 11.6f-i.

11.1d Los compuestos univerbales o propios se agrupan en varias clases de acuerdo con los siguientes criterios:

1. Las clases de palabras a las que corresponden sus segmentos constitutivos

2. La relación gramatical que se establece entre sus segmentos constitutivos

3. Su núcleo morfológico

De acuerdo con el criterio 1, cabe establecer los siguientes tipos de compuestos:

N-N (motocarro)

A-A (sordomudo)

A-N (mediodía)

N-A (aguardiente)

V-N (sacapuntas)

N-V (vasodilatar)

V-V (duermevela)

A esta relación cabe agregar los compuestos que contienen la vocal de enlace -i-:

N-i-A (patitieso)

A-i-A (agridulce)

V-i-V (quitaipón)

N-i-N (carricoche)

N-i-V (perniquebrar)

Esta vocal es unas veces herencia de un genitivo latino, como en los compuestos del tipo N-i-A, y otras de una primitiva conjunción copulativa, como en los compuestos N-i-N, A-i-A y V-i-V. Menos productivos son los esquemas formados por las combinaciones de V-ADV (mandamás), ADV-V (malcriar), ADV-A (siempreviva), ADV-N (bienandanza) y otras análogas de rendimiento igualmente escaso.

11.1e Se analizan a veces como compuestos las conjunciones formadas por un adverbio y una conjunción (aunque), o una preposición y una conjunción (conque, porque), al igual que las partículas constituidas por dos adverbios (asimismo, nomás), dos preposiciones (abajo, debajo, detrás) o una preposición y un adverbio (adonde, demás). No obstante, en la actualidad no se reconoce la independencia gramatical de los segmentos que proporciona su etimología. Por esta razón es hoy mayoritaria la opinión según la cual estas voces no son palabras compuestas en el análisis sincrónico del español contemporáneo, aunque se hayan originado como unión o fusión de otras dos y alguna de ellas se escriban en ocasiones separadas. Las preposiciones desde, hacia y para también se formaron como compuestos, pero no lo son en el español actual. Recuérdese que donde22.8a) se forma por la combinación de de + unde y que pero es el resultado de la amalgama de per + hoc.

11.1f Las voces contigo, conmigo y consigo no se consideran tampoco compuestos, sino grupos sintácticos. Aunque estén integrados en una sola palabra, ejercen las funciones sintácticas propias de tales grupos y se pueden coordinar con otros análogos (No quiere ir con él ni conmigo). Véase sobre esta cuestión el § 16.1n. Por el contrario, se suele percibir en la actualidad la estructura interna de los relativos inespecíficos (§ 22.12). Se trata de cualquiera, cualesquiera, quienquiera, quienesquiera, dondequiera, adondequiera (junto a los antiguos doquiera y adoquiera), comoquiera y cuandoquiera. Posee relación con ellos el adverbio siquiera («conjunción + verbo»), tal como se explica en el § 22.12a.

11.1g No se suelen analizar como palabras compuestas las que lo eran en latín, pero no presentan la estructura morfológica de los compuestos españoles. Así, aun cuando el sustantivo abrojo se deriva de apĕri ocŭlum, esto es, ‘abre el ojo’, no se reconoce como palabra compuesta en español. Tampoco se consideran palabras compuestas los sustantivos aguarrás (lat. aqua rasis ‘agua de pez’), feligrés (lat. tardío filĭus ecclesĭae ‘hijo de la Iglesia’) o pezuña (lat. pedis ungula ‘uña del pie’), ni tampoco los verbos crucificar (lat. tardío crucificāre, del lat. crucifigĕre ‘fijar en la cruz’), mantener (lat. manu tenēre ‘sostener con la mano’) o zaherir (ant. façerir, de faz y herir; lat. facĭem ferīre ‘herir la cara’). Se adelantó en el § 11.1e que no se considera palabra compuesta la preposición desde, formada por amalgama de las preposiciones latinas de, ex y de. Conviene tener en cuenta, en suma, que la etimología de una palabra no proporciona necesariamente la estructura morfológica que deba asignársele en el español actual.

11.1h En función del criterio 211.1d), los compuestos se clasifican en coordinativos y subordinativos. Se suelen llamar compuestos coordinativos los que manifiestan una relación asimilable a la coordinación sintáctica entre sus componentes, aun cuando no haya razones para asociar la vocal -i-, en caso de que aparezca, con una conjunción copulativa. El correlato semántico de esta relación es a menudo inestable, como sucede también con la coordinación sintáctica. Son compuestos de este tipo agridulce, ajiaceite, carricoche, coliflor, verdinegro. También son coordinativos claroscuro o angloamericano, que se forman con otras pautas morfológicas. Se ha debatido si son o no propiamente coordinativos los compuestos formados por dos o más sustantivos que designan puntos cardinales (nordeste, suroeste), puesto que el punto cardinal al que se refieren no se obtiene de la suma de los otros, aunque se defina por referencia a ellos. Frente a lo que sucede en agridulce y otros compuestos que pueden glosarse con paráfrasis en las que los elementos del compuesto aparecen coordinados (una comida agridulce es agria y es dulce), los puntos cardinales mencionados no admiten paráfrasis basadas en la coordinación de sus elementos constitutivos. Por otra parte, si bien podría hablarse de mezcla o solapamiento de sabores en agridulce, es claro que los colores no se superponen en verdinegro (véase más adelante el § 11.6), lo que no impide que ambos compuestos sean coordinativos. Como en otros casos (§ 11.1k), existe discrepancia entre los gramáticos acerca de si han de ser o no las paráfrasis semánticas las que proporcionen la información necesaria para clasificar gramaticalmente los compuestos.

11.1i Los compuestos subordinativos ponen de manifiesto la relación de subordinación entre un núcleo y algún complemento o modificador: bocacalle, bocamanga, maldecir, matamoscas, patituerto. En las formaciones N-N, con núcleo sustantivo y modificador también sustantivo, el complemento suele aportar información restrictiva. Se obtienen estructuras morfológicas similares a las que en la sintaxis marca la preposición de, como en bocacalle, hojalata, telaraña. Algunos autores desgajan de los subordinativos los compuestos atributivos, en los que un adjetivo antepuesto (purasangre) o pospuesto (camposanto) al sustantivo aporta alguna propiedad de la entidad designada por el núcleo nominal.

11.1j Atendiendo al criterio 3, los compuestos se clasifican en endocéntricos y exocéntricos. En los primeros puede identificarse un núcleo que caracteriza gramatical y semánticamente el conjunto, como en anglohablante, casacuna, hierbabuena, patilargo (se subrayan los núcleos). Así, el adjetivo patilargo no designa ninguna extremidad (su núcleo no es pati-), sino la propiedad de ‘ser largo en relación con ella’ (su núcleo es, pues, largo). Algunos gramáticos han planteado, no obstante, ciertas dificultades al análisis de estos compuestos como unidades endocéntricas. Se considerará esta cuestión en el § 11.7i. Fuera de los compuestos N-i-A, estudiados en los § 11.7h y ss., la relación léxica que se establece entre un compuesto endocéntrico y su núcleo es normalmente la de hiponimia, ya que el compuesto designa un tipo particular de lo designado por su núcleo: un hombre lobo es un tipo de hombre; un anglohablante es una clase de hablante; la hierbabuena es un tipo de hierba, etc. Así pues, el miembro no nuclear del compuesto normalmente funciona como modificador del significado del núcleo.

11.1k Se suelen considerar exocéntricos aquellos compuestos cuyas propiedades gramaticales y semánticas no vienen impuestas por ninguno de sus constituyentes internos, como sucede con piel roja o puntapié. El sustantivo compuesto piel roja no designa, en efecto, ni una clase de piel ni una variedad particular del color rojo, sino cierto tipo de persona (‘indio indígena de América del Norte’). El significado del compuesto no se obtiene, pues, del significado de ninguno de sus constituyentes. Por esta razón se dice tradicionalmente que dicha estructura carece propiamente de núcleo. De manera análoga, el sustantivo masculino puntapié está formado por el nombre femenino punta y un complemento determinativo de este (pie), como se pone de manifiesto en su paráfrasis sintáctica punta del pie. Sin embargo, la palabra puntapié designa un tipo de golpe, no de punta ni de pie. Se aplican razonamientos similares a otros muchos ejemplos. Estas consideraciones han sido puestas en entredicho por algunos morfólogos contemporáneos para los que la estructura morfológica (más exactamente, categorial) debe prevalecer sobre las consideraciones semánticas. Desde este otro punto de vista, aguamarina es un compuesto endocéntrico de núcleo nominal que se ajusta a la pauta N-A aunque designe una gema, en lugar de una clase de agua. Particularmente polémica a este respecto ha sido la cuestión de si deben considerarse endocéntricos o exocéntricos los compuestos del tipo V-N (lavaplatos), que se describirán en el § 11.8.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
acrónimo, composición, compuesto, endocéntrico, exocéntrico

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE