Morfología

9. La derivación apreciativa

9.7 Sufijos aumentativos y despectivos

9.7a Como se explicó en el § 9.1i, no se agrupan tradicionalmente con los apreciativos los sustantivos y adjetivos de persona en -ón/-ona que proceden de verbos (abusona, criticona, dormilón, mirón, saltón) ni los derivados en -ón que denotan golpe o movimiento brusco (bajón, empujón, estirón, tropezón). Para estos valores, véanse los § 5.9ñ-q y 6.11i, j, respectivamente. No son tampoco aumentativos los adjetivos que designan la persona o el animal que carece de la noción denotada por el sustantivo del que se derivan (rabón ‘sin rabo’; pelón ‘sin pelo’ o ‘con mucho pelo’, según los países, como explica el DRAE). Véase, sobre estos usos, el § 7.5i. Son, en cambio, propiamente aumentativos los derivados en los que se intensifica la noción denotada por el nombre, como en el sustantivo patadón, que designa una patada dada con fuerza, o el adjetivo simplón, que significa ‘muy simple’, aplicado por lo general a personas.

9.7b Son muchas las voces en -ón que están ya lexicalizadas y designan un concepto distinto del que corresponde a su base, en lugar de la misma noción aumentada o ponderada. A las señaladas en el § 9.3i cabe añadir almohadón, chaquetón, cinturón, colchón, cucharón, jarrón, salón, tazón, torreón y velón, todas con cambio de género: almohada [femenino] > almohadón [masculino]. Dichos sustantivos se consideran aumentativos lexicalizados, en lugar de transparentes, de acuerdo con la distinción introducida en los § 9.3a-c. Conservan, pues, algunas características de su significado aumentativo, pero aparecen en los diccionarios porque agregan a él otras interpretaciones que no se deducen directamente del sufijo.

9.7c Son asimismo numerosos los derivados transparentes con el sufijo -ón/-ona. Muchos de ellos son ponderativos, como novelón (‘novela extraordinaria’, pero también ‘larga, compleja o insoportable’), carrerón, fortunón, memorión, notición, peliculón, vozarrón. Todos ellos muestran cambio de género (véase el § 9.3i): novela [femenino] > novelón [masculino]. Son aumentativos, pero casi nunca despectivos, fiebrón, manchón, nubarrón, caserón y el citado peliculón, todos con cambio de género: fiebre [femenino] > fiebrón [masculino]. En nubarrón y caserón cabe postular sendos interfijos en el análisis sincrónico (-arr- y -er-, respectivamente), pero también es posible integrar dichos segmentos en las variantes alternantes de sus bases léxicas, como se explicó en el § 9.4f. Esta opción da lugar, por consiguiente, a la segmentación nubarr-ón (con nubarr- como variante supletiva de nube) en lugar de a nub-arr-ón, con interfijo. Algunos sustantivos de este grupo, como papelón o caserón, pueden presentar o no valor despectivo en función del contexto.

9.7d Se caracterizan a veces como despectivos, aun cuando se usan generalmente en tono amable y familiar, los adjetivos y sustantivos de persona que designan al que ha alcanzado determinada edad, como en treintón (frente a treintañero), cuarentón, cincuentón, sesentón, setentón, ochentón, noventón y el antiguo quintañón. Todos ellos, analizados en el § 7.5j, poseen variantes femeninas. Más claramente despectivo es solterón/solterona, que designa al que ya no es joven y todavía no se ha casado.

9.7e Reciben dos interpretaciones muchos derivados en -ón/-ona cuya base designa una parte del cuerpo. En la primera, estos derivados son despectivos, como barrigón (‘barriga grande’), tripón (‘tripa grande’), cabezón, cachetón, cejón, narizón o narigón, orejón, panzón, etc. Algunos de ellos aceptan variantes femeninas con este mismo valor:

Con un barrigón y sin un duro los dos, quisieron ponerse el anillo (Enríquez Soriano, Estrés); El primo Jerónimo —ya con una barrigona de carnicero— les vino con el jadeo y resoplido de que quemaron de este lado y del otro (Elizondo, R., Setenta).

En la segunda interpretación estos derivados no son propiamente aumentativos, sino sustantivos de persona que designan al que destaca por el tamaño o la prominencia de la parte del cuerpo a la que se alude. Se oponen así barrigón (‘hombre de barriga grande’) y barrigona (‘mujer de barriga grande’). Como adjetivos, designan la propiedad consistente en poseer esas características: Teresa entró a la casa oscilando barrigona (Mendoza, M. L., Perro). Como se ve, estos adjetivos y sustantivos de persona, que se analiza en el § 7.5i, poseen alternancia de género:

Esa misma tarde se reunió con una dibujante narizona, buena amiga suya (Chavarría, Rojo); El conocimiento les entra por la nariz, ¡huelen y ya! Así es su hijo Danielito, narizón y brillante (Darío Gil, Dama).

9.7f Los adjetivos en -ón son más numerosos en el español de México, Centroamérica y el área caribeña, pero algunos de ellos son comunes a todas las variantes del español. Al ser derivados aumentativos, se intensifica en estas palabras el significado de la base, sea este positivo o negativo: buenón, coquetón, flojón, pendejón, simpaticón, etc. A este mismo grupo pertenece también alegrón (‘muy alegre’), que es igualmente aumentativo cuando se usa en el sentido de ‘alegría grande’, como en Me diste un alegrón. Se ejemplifican a continuación algunos de estos derivados:

El deportista del año: Farid Mondragón. No solo por bueno sino, según las mujeres, por buenón […] (Tiempo [Col.] 8/12/1996); Vivía en un cuarto piso de la calle de Hortaleza, muy pobre, pero muy limpio y coquetón (Ortega Munilla, Cleopatra); Algunos paseantes, sin embargo, opinaron que el ambiente estaba “desangelado” y el cartel “flojón” (Jornada 31/3/2008); —Somos —resumió— el sueño abortado de un demiurgo menor, simpaticón y de buena voluntad, pero más bien torpe (Sarduy, Pájaros); No te apures, nada más vengo un poco alegrón (Martín Campo, Carreteras).

9.7g Como en los ya citados solterón y cuarentón, muchos de los adjetivos de persona derivados en -ón/-ona no denotan propiamente menosprecio, sino más bien crítica amable, ironía o censura benevolente: bobona, coquetón, cursilón, egoistón, grandona, simplona, tontón, torpona, tristón. Se exceptúan bravucón, santurrón y valentón, en los que se detectan connotaciones negativas que no aparecen en bravo, santo y valiente. El sentido despectivo de ricachón hereda, en cambio, el de ricacho. En general, cuando el adjetivo del que se deriva el aumentativo no está orientado de manera inherente hacia alguna valoración particular (dulce, grande, cómodo, fácil), el derivado obtenido (dulzón, grandón, comodón, facilón) denota intensificación y, a menudo, también abundancia o exceso: dulzón (‘demasiado dulce’; también dulzarrón); facilón (‘demasiado fácil’; se prefiere facilitón en el Ecuador). En algunas zonas de las áreas andina y rioplatense se obtiene en cambio un matiz atenuativo en estos casos: dulzón viene a significar, por tanto, ‘ligeramente dulce’, y facilón, ‘un tanto fácil’.

9.7h El sufijo -azo/-aza puede añadirse a sustantivos y, en tales casos, suele mantener el género de la base léxica (un artista > un artistazo; una artista > una artistaza): La Primerísima se botó, convertida en una artistaza (Universal [Ven.] 17/4/1988). Aunque con algunos sustantivos es posible la interpretación estrictamente aumentativa (torazo ‘toro muy grande’), la connotación que se obtiene en la mayor parte de los casos suele ser ponderativa. Aquí, como en el caso de -ón/-ona, el sufijo intensifica igualmente la denotación de los términos positivos (exitazo, talentazo) y la de los negativos (complejazo, escandalazo, ladronazo). Predomina la apreciación positiva, como en los derivados siguientes:

articulazo, artistaza, carreraza, casaza (en el español europeo), cochazo (carrazo en algunos países del área caribeña, en alternancia con carrote), cuerpazo, estilazo, golazo, gustazo, madraza, maridazo, notaza, ojazos, puestazo (‘puesto muy importante’), tipazo.

Se obtiene, sin embargo, la negativa en acentazo, bocaza, calorazo, catarrazo, jefazo, perrazo, términos que sugieren exceso o desmesura. Connotan esos mismos matices los derivados que designan ciertas partes del cuerpo (dedazo, dientazo, manaza). En general, el sufijo oscila en la lengua actual entre el elogio (golazo ‘gol espectacular’) y el menosprecio (acentazo ‘acento muy marcado al hablar’, más usado en el español europeo), sin que falten los casos en los que una misma voz pueda emplearse en un sentido o en otro en contextos diferentes (papelazo). En México, El Salvador, el Ecuador y otros países se usa cuerazo (de cuero) para designar, aunque con diferentes matices, a una mujer atractiva o provocativa.

9.7i El sufijo -azo/-aza no suele formar adjetivos. Derivados como buenazo se usan como sustantivos (un buenazo, el buenazo de Andrés) en las construcciones enfáticas que se analizan en los § 12.14 y 15.5, pero raramente como modificadores adjetivales. Unos pocos derivados en la variante -azas, propia del español europeo (bocazas, bragazas, manazas), designan en singular personas, con fuerte connotación despreciativa: Me hubiese gustado haberlo hecho con más habilidad. Soy un manazas, nunca lo negué (Díez, Oscurecer). Recuérdese el § 3.2o.

9.7j Los derivados en -azo que se refieren a nombres de golpe, sonido o movimiento brusco (cañonazo, flechazo, hachazo, etc.: § 5.10) no son propiamente apreciativos, pero sí lo son las formas homónimas que designan cosas de gran tamaño. El sustantivo cañonazo es, pues, aumentativo si se interpreta como ‘cañón enorme’, no en cambio si significa ‘disparo de cañón’. En muchos de estos casos la interpretación de golpe o movimiento brusco predomina claramente sobre la de tamaño. En la primera, el sufijo -azo toma como base sustantivos masculinos (cañón > cañonazo) o femeninos (escoba > escobazo) para formar nombres masculinos. En cambio, los derivados aumentativos con -azo/-aza no suelen alterar el género de su base: mano [femenino] > manaza [femenino]. A este grupo pertenecen casaza, cochazo o madraza. En bombazo confluyen el aumentativo de bomba y el de bombo, aun cuando para muchos hablantes predomina el sentido de efecto, esto es, el de impacto o explosión ocasionados por una bomba.

9.7k Los límites entre los nombres de golpe y los aumentativos son polémicos en unos pocos casos. Se trata de sustantivos en -azo/-aza aparentemente aumentativos que muestran la alteración de género del sustantivo del que se derivan. Así, el sustantivo masculino multazo se forma sobre el femenino multa: Por su cuenta y riesgo, y a fondo perdido, pagó el multazo (Sánchez Dragó, Camino). Puede considerarse aumentativo, pero también nombre de golpe, puesto que esta noción admite diversos usos traslaticios, descritos en los § 5.10f-p. Recibe, asimismo, dos interpretaciones el cambio de género que se observa en bronca > broncazo (existe también broncaza); gripe > gripazo; lata > latazo; peste > pestazo; tranca > trancazo. Una de ellas consiste en suponer que estas formaciones se asimilan a los nombres de golpe, que se derivan con el sufijo -azo (no -aza). La otra interpretación es considerarlas excepciones a la regla general según la cual los aumentativos en -azo/-aza no alteran, según se explicó, el género del nombre del que se derivan.

9.7l Están lexicalizados los derivados barcaza, carnaza y melaza. La vitalidad del sufijo -azo/-aza como aumentativo está sujeta a considerable variación. En México y Centroamérica se prefiere -ote/-ota en muchos casos en los que el español europeo y el de otras zonas de América eligen -azo/-aza, como en cañonzote, dedote, manota. Alternan -ote ~ -azo en buenote ~ buenazo; dedote ~ dedazo; gripote ~ gripazo; manota ~ manaza.

9.7m El sufijo -ote/-ota aparece, como los demás sufijos aumentativos, en formaciones lexicalizadas, así como en otras propiamente transparentes. También aquí, como en otros casos, existe cierta conexión entre las primeras, que los diccionarios recogen, y las bases con las que podrían relacionarse, como la que se observa entre camarote y cámara, capote y capa, islote e isla, machote y macho, palabrota y palabra. Mucho más opaco resulta monigote, que se suele asociar con monago, forma regresiva de monaguillo. Se detectan dos interpretaciones en algunos derivados en -ote/-ota: aquella en la que el derivado denota tamaño (cabezota ‘cabeza grande’; carota ‘cara enorme’) y otra, lexicalizada, en la que se designan personas (cabezota ‘testarudo’; carota ‘caradura’). Como en los casos de doble interpretación examinados en los apartados precedentes, esta ambigüedad está sujeta a variación geográfica.

9.7n En México, Centroamérica y parte del área caribeña, así como en Bolivia y otros países andinos, el sufijo -ote/-ota puede agregarse a formaciones que lo contienen, de manera paralela a como -ito se agrega a chiquito en chiquitito o en las voces análogas mencionadas en el § 9.1c. Así, sobre grandote se forma grandotote, y sobre casota, casotota:

Encontraron tirado un prendedor carísimo, de ópalos y alejandrinas, ¡imagínese! Era uno grandotote, de los muchos que tenía (Hayen, Calle); La cocina de la casotota era del tamaño del cuartito en donde todos vivíamos amontonados (Manrique, D., Tepito).

El sufijo -ote/-ota adquiere la variante -zote/-zota en contextos similares a aquellos en los que -ito/-ita presenta la variante -cito/-cita9.5k y ss.). Así, son comunes en el área mexicana y parte de la centroamericana camionzote (‘camión muy grande’) o limonzote (‘limón de gran tamaño’). En El Salvador y otros países centroamericanos se prefieren, en cambio, limonote y camionote:

Un camionzote se estaciona en una calle de gente popof y perjudica la entrada de los Mercedes de los de la arteria (Peninsular 15/1/2009); Quitó la llave a la puerta, la abrió y por ella entró el camionote de la basura (Flores, Filo).

9.7ñ El sufijo -ote/-ota aúna a menudo el significado aumentativo al despectivo. Así, en Descendió del carro y se puso su sombrerote cuajado de parrería de plata (Fuentes, Gringo) se alude a cierto sombrero presentándolo implícitamente como grande y feo. Los derivados en -ote/-ota aparecen, por otra parte, en los textos junto a otros calificativos de sentido marcadamente despreciativo:

—Soy un bruto —añadió—, soy cualquier cosa, un hombre adocenado, un ignorante, un palurdo, un soldadote (Galdós, Episodios); Es un Ogro, lo veo en toda la lámina, lo veo peludo, gordo, grandote (Parodi, Astrología).

No obstante, este sufijo recibe a menudo connotaciones atenuadoras en sustantivos y adjetivos. Son muchos los que se aplican a personas (amigote, angelote, brutota, chicote, descaradota, feote, grandota, hombrote, muchachote, mujerota, ordinariota, sosote, viciosote, vulgarota), pero en México, Centroamérica y parte del área caribeña se usan muy frecuentemente los que se aplican a cosas:

arbolote, asientote, bananote, canastota, carrote, dientote, frutota, hamacota, lenguota, limonzote, mangote, papayota, platanote, puertota, sillota, vasote.

Algunos de estos son de uso más general: bocota, cabezota, carota, dedote, librote, manota, mesota, narizota, piernota.

9.7o Varios adjetivos que se aplican a nombres de persona y también de cosa (sencillo, bueno, basto) prefieren el sufijo -ote cuando se atribuyen a las personas (sencillote, buenote, bastote). Otros (gordote, altote, anchote) pueden referirse, en cambio, a cosas y personas con igual naturalidad. Como en los sufijos analizados en los apartados anteriores, la interpretación afectiva se superpone a menudo a la de tamaño o intensificación, e incluso puede decirse que lo hace en mayor medida que en otros sufijos: brutote añade a la significación ‘muy bruto’ un rasgo de condescendencia o simpatía que no está presente en los derivados en -azo. Un grupo numeroso de adjetivos en -ote/-ota hace referencia, al igual que sus bases, a la franqueza o la bonhomía de los individuos, a veces con cierto matiz de condescendencia entre generosa y burlesca, como en campechanote, francote, llanote, noblote, sanote, sencillote, simpaticote, tranquilote, etc.:

Consideraba a Sanz un brutote leal y útil hijo (Mundo [Esp.] 20/11/1995); Tardaba un buen rato en bajar, entreteniéndose en arreglar cosas que no estaban revueltas, o poniéndose de pechos en la ventana, muy risueña y campechanota (Pardo Bazán, Pazos); Otras [mujeres], más francotas, cuando veían algo de su agrado se lo apropiaban tranquilamente delante del amo, que se veía forzado a sonreír (Rizal, Noli); Sandoval, que era muy sencillote, resultaba más manejable para Cortés (Miralles, J., Cortés).

9.7p Aunque algunos autores analizan como despectivos los derivados en -udo/-uda, se entenderá aquí que no lo son, ya que no se interpretan agregando la connotación de menosprecio al significado de su base. Estas formas (bigotudo, confianzuda) se analizan en los § 7.5f-h. El sufijo -ucho/-ucha da lugar a algunos sustantivos lexicalizados (aguilucho, serrucho), y también forma productivamente adjetivos despectivos que denotan propiedades físicas de las personas o las cosas: debilucho, delicaducho, feúcho, flacucha, flojucha, malucho, paliducha. Se aplica también a sustantivos: aldeúcha, animalucho, casucha, cuartucho, medicucho, novelucha, papelucho, pueblucho, tabernucha, teatrucho. Se usa patucho en el área andina (especialmente en el Ecuador) con el sentido de ‘persona de baja estatura o que tiene las piernas cortas’.

9.7q Se forman asimismo voces despectivas con otros sufijos apreciativos, aun cuando en no pocos de estos casos los derivados obtenidos están lexicalizados y aparecen, por tanto, en los diccionarios. Entre los más representativos cabe mencionar los siguientes:

-aco/-aca: bicharraco, libraco, pajarraco, tiparraca;

-acho/-acha: amigacha, picacho, poblacho;

-ajo/-aja: cintajo, papelajo, pequeñaja, pintarrajo, sombrajo, tipajo;

-astro/-astra: camastro, poetastro, politicastra;

-ato/-ata: cegato, niñato, novata;

-orrio: bodorrio, villorrio;

-orro/-orra: abejorro, calentorro, ventorro, vidorra, viejorro;

-ute: franchute.

El sufijo -ato/-ata que aparece en esta lista debe distinguirse del que se encuentra en nombres que designan crías de animales (jabato, lobato), analizado en el § 6.11p. También es distinto del sufijo -ata, propio del lenguaje coloquial —especialmente del ámbito juvenil y jergal en el español europeo—, que construye nombres y adjetivos a partir de formas normalmente acortadas de bases nominales (bocadillo > bocata), adjetivales (socialista > sociata) y, en menor medida, verbales (fregar > fregata ‘camarero’). Sobre este sufijo, véase el § 6.11n. En el área rioplatense se usan otros sufijos de origen italiano, como -ola (festichola, gratarola) y -ún (bestiún, fiacún, gilún, grasún). Se añaden a estos los que contienen el grupo -ng-, que poseen distribución geográfica irregular: -anga (fritanga), -ango (bullarango), -engo (berengo). Se usa casi exclusivamente en España el sufijo -ales: frescales, rubiales, viejales, vivales.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
aumentativo, despectivo, sufijo aumentativo, sufijo despectivo

 

Nueva gramática de la lengua española
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