Morfología

11. La composición

11.2 Composición y sintaxis

11.2a Si bien existe acuerdo general entre los lingüistas en que la palabra y el grupo sintáctico (o sintagma) son unidades distintas, no se ha alcanzado el consenso en lo relativo al número de unidades intermedias que han de postularse entre la primera y el segundo. No hay, pues, unanimidad en cuanto a cómo deben agruparse exactamente las piezas léxicas que aparecen en listas como la que se presenta a continuación, ni tampoco en las propiedades relevantes que han de tenerse en cuenta para llegar a tales agrupaciones:

cabeza cuadrada, cabeza de chorlito, camposanto, casa cuartel, charla coloquio, físico-químico, hispanoamericano, hoja de lata, hojalata, hombre lobo, legítimamente, librería papelería, llave inglesa, máquina de escribir, novela cumbre, pájaro carpintero, político-social, trabajo ímprobo, rey profeta, teleadicto, televisión, tocino de cielo.

11.2b Las discrepancias que se perciben son terminológicas, pero también conceptuales. El problema sería menor, como se ha señalado más de una vez, si el número de unidades postuladas para clasificar las piezas léxicas anteriores fuera el mismo, y solo se diferenciaran en la manera de llamarlas. No obstante, se han establecido clasificaciones que agrupan expresiones como las mencionadas en paradigmas que constan de un número muy variable de elementos. Aunque parece haber acuerdo en que esos conceptos deben jerarquizarse en función de su pertenencia a la sintaxis o a la morfología, el problema mayor afecta precisamente a las expresiones que presentan un estatuto intermedio o que muestran propiedades de una y otra. Al menos dos disciplinas, la fraseología y la morfología, asumen entre sus objetivos el de dar solución a tan polémica cuestión, sobre la que existen en la actualidad gran número de propuestas. En las páginas que siguen solo será posible introducir algunas reflexiones sobre este problema tradicional de categorización, todavía no resuelto, enfocándolo desde las propiedades gramaticales de las palabras compuestas.

11.2c En el capítulo 1 se presenta una relación general de categorías gramaticales y se evita entrar en las unidades intermedias a las que se hace referencia. Se expondrán a continuación algunas consideraciones sobre los criterios más frecuentemente utilizados, así como sobre las unidades que cabe establecer en función de ellos. Se prestará particular atención al papel de estos criterios en la tarea de distinguir clases de compuestos, así como en la de diferenciar los compuestos de otras unidades gramaticales complejas:

1. Prosodia

2. Flexión

3. Composicionalidad

4. Productividad

5. Expansión y recursividad

No se añaden a esta relación los conceptos de ‘lexicalización’ y de ‘gramaticalización’, ya que, en buena medida, estas son nociones que contribuyen al análisis de las formas léxicas complejas, más que criterios que intervengan en la dilucidación de las unidades gramaticales que se desea aislar.

11.2d El criterio 1 es de gran importancia en la composición. De hecho, permite separar los compuestos univerbales, que poseen un solo acento (hispanoárabe, maxilofacial), de los pluriverbales, que poseen dos (español-árabe, maxilar-facial). Sin embargo, aunque los blancos en la escritura o el guion intermedio suelen corresponderse con distinciones acentuales, cuando el grado de cohesión de un compuesto sintagmático aumenta, el primer constituyente tiende a perder su acento. Por otra parte, la ausencia de separación gráfica no garantiza la unidad acentual, ya que los adverbios en -mente, por ejemplo, presentan un acento primario y otro secundario. Se dedica a estas cuestiones el § 11.4. Véase también el § 7.14d.

11.2e El criterio 2 se usa tradicionalmente como pauta delimitadora de las piezas léxicas. Así, sordo y mudo es un grupo sintáctico formado por coordinación de dos adjetivos, por lo que se pluraliza cada uno de ellos: sordos y mudos y sordas y mudas. En cambio, los adjetivos sordomudo/sordomuda presentan un único plural: Tío Ricardo ponía a las palomas de lado, […] les hablaba con los dedos como si fueran sordomudas y estuviera amaestrándolas (Mendicutti, Palomo). Los verbos que constituyen segmentos de la pauta V-N (como lavar en lavaplatos) rechazan asimismo cualquier variante flexionada. De hecho, no se considera morfema flexivo la vocal que aparece como segmento final del verbo en estos compuestos (correcaminos, lavaplatos: § 11.8g).

11.2f Se ha planteado en gran número de ocasiones la pregunta de cómo debe interpretarse la presencia de más de una marca flexiva en las unidades léxicas complejas cuya flexión varía al concordar en género o en número. Las locuciones nominales que contienen adjetivos lo hacen de manera sistemática: llave inglesa > llaves inglesas; media naranja (como nombre de persona) > medias naranjas, como en Desde que las esposas de los grandes políticos han decidido no desprenderse ni una noche de sus medias naranjas […], la complejidad logística, la pompa y también el presupuesto de estas “cumbres” se ha multiplicado por dos (Tiempos 4/12/1996). Repárese en que las locuciones no son propiamente grupos sintácticos, sino piezas léxicas construidas con recursos propios de la sintaxis e integradas en el vocabulario en cuanto unidades fosilizadas. Así pues, media naranja es un grupo nominal en Solo comí media naranja, pero es una locución nominal (por tanto, un nombre a efectos sintácticos) en Todavía no ha encontrado a su media naranja. Se consideran también locuciones nominales, en lugar de compuestos, círculo vicioso, malas artes, negocio redondo, oro negro y otras similares que se analizan en los § 12.9l y ss.

11.2g Frente a las locuciones, la mayor parte de los compuestos sintagmáticos (§ 11.1b) pluralizan uno solo de sus componentes: casa cuartel > casas cuartel; componente físico-químico > componentes físico-químicos. Se ha observado repetidamente, sin embargo, que de manera sistemática o casi sistemática, esta forma alterna con la posibilidad de pluralizar los dos miembros del compuesto, sobre todo en los casos en que el segundo es susceptible de combinarse con un gran número de bases, como sucede con clave, estrella, fantasma, pirata, y otros que se enumerarán en el § 11.5k:

Consideró […] sin ceder en asuntos claves como la extradición de mexicanos o la sustitución y desplazamiento de nuestras fuerzas policíacas y civiles (Diario Yucatán 20/12/1997); No han logrado salvar las diferencias evidenciadas en asuntos clave como acceso a mercados, inversión, servicios y subsidios agrícolas (Mercurio [Chile] 6/2/2004); […] la segunda entrega de Harry Potter arrasa en las taquillas de medio mundo a pesar de que días antes del estreno ya circulaban copias piratas en la Red (Mundo [Esp.] 20/11/2002); Su consumo medio anual es de 13,8 ejemplares, lo que implica un volumen de 20,7 millones de copias pirata vendidas en España a lo largo de 2002 (Faro Vigo 22/11/2002).

Estos hechos han recibido varias interpretaciones. Repárese en que la cuestión normativa (en concreto, la pregunta de qué opción elegir ante estas alternancias, a la que se contesta en el § 3.5) es distinta del problema, propiamente gramatical, de dar interpretación lingüística al hecho mismo de que exista variación en tales usos. Es razonable pensar que la variación es indicio de doble categorización, es decir, de la facilidad que poseen los hablantes para interpretar estas combinaciones como unidades sintácticas (concretamente con adjetivos en asuntos claves o en El asunto es clave: § 3.5q), o bien como unidades morfológicas, es decir, como los segundos miembros de un compuesto (asuntos clave, pájaros mosca).

11.2h El análisis esbozado es compatible con el hecho de que algunos compuestos sintagmáticos muestren doble plural. Los llamados compuestos coordinativos11.1h) se caracterizan por admitir el plural en cada uno de sus componentes. De hecho, el doble plural de los compuestos coordinativos N+N se considera tradicionalmente un problema para identificar su núcleo, no para tratarlos o no como unidades morfológicas:

Hay que hacerla bien, con buenos cantantes-actores y con ensayos (Razón [Esp.] 1/4/2003); En cada drama participaban tres o cuatro actores-cantantes que eran hombres y jóvenes (Zanders, Historia); Según parecen revelar estas inscripciones, los iberos meridionales y los levantinos-catalanes hablaron probablemente dialectos de la misma lengua (Arribas, Iberos); Otras vitrinas muestran despliegues de bluyines ordinarios, o relojes despertadores de todos los tamaños y diseños imaginables (Edwards, Anfitrión).

El problema de la doble marca de plural se extiende a expresiones como el rey filósofo > los reyes filósofos o una droguería perfumería > varias droguerías perfumerías. Cabe pensar que, en contextos distintos, ambas podrían ser consideradas unidades sintácticas (en concreto, formas de aposición: § 12.13), o bien morfológicas (compuestos sintagmáticos). La presencia del guion en Ya no es posible la república platónica de los reyes-filósofos (País [Esp.] 25/8/1997) da a entender que el autor desea construir una expresión denominativa, en lugar de atribuir simplemente a determinadas personas cierta condición. Aun así, los límites entre la sintaxis y la morfología siguen siendo confusos en las expresiones formadas de esta manera. Se retomarán estas construcciones en el § 11.5.

11.2i La presencia de concordancia sistemática en un cabeza cuadrada > unos cabezas cuadradas es característica, como se ha explicado, de las locuciones nominales. No obstante, las locuciones nominales suelen presentar el mismo género que su núcleo (masculino en chivo expiatorio; femenino en carta blanca). Por el contrario, expresiones como cabeza cuadrada se asimilan a los sustantivos comunes en cuanto al género, tal como se explica en el § 2.7h, en cuanto que poseen un género u otro en función de la persona a la que se apliquen, por tanto {un/una} cabeza cuadrada:

No hay nada como soltarle una parida a un cabeza cuadrada de una compañía de discos (Sierra Fabra, Regreso); [periodista:] —Por cierto, ¿hacen buena pareja Rafa y usted? —[sra. seara:] —Mira, a mí me dicen que tengo mentalidad germánica, que soy una cabeza cuadrada (Voz Galicia 1/2/2004).

También se diferencian estas expresiones de otras locuciones en que el paradigma al que pertenecen presenta cierta variación, aunque a veces esté en función de la originalidad o la expresividad del autor literario que las acuña: Después colgó y telefoneó a Wilson, intentando dialogar con él, citarlo en algún sitio para proponerle una conversación à trois con el lengua larguísima de Iván (Vergés, Cenizas). El artículo el no concuerda aquí en género con el sustantivo femenino lengua, sino con la locución lengua larguísima, que es común en cuanto al género. Expresiones como cabeza cuadrada, lengua larga o relaciones públicas son consideradas, en efecto, locuciones nominales por unos autores, pero compuestos sintagmáticos de tipo exocéntrico por otros, al igual que el citado piel roja. Una opción posible (poco explorada, pero tal vez viable) podría hacer compatibles ambos análisis, especialmente si se entiende que esas unidades pertenecen a paradigmas diferentes. Cabría interpretar, en efecto, que son locuciones porque constituyen piezas léxicas, es decir, formas complejas recogidas en los diccionarios y presentes en la conciencia lingüística de los hablantes. A la vez, estas piezas léxicas poseen estructura morfológica y pueden ser analizadas como compuestos, a diferencia de otras locuciones que inmovilizan estructuras sintácticas, pero no morfológicas, como palos de ciego o la manzana de la discordia. Aun así, y tal como se ha indicado, no existe acuerdo entre los gramáticos en torno a esta polémica cuestión.

11.2j El criterio 3 del § 11.2c (composicionalidad) hace referencia a la interpretación de las unidades complejas a partir de la información aportada por las simples, a la que se agregan ciertos principios combinatorios de naturaleza sintáctica o morfológica. Las unidades máximamente transparentes, en el sentido de que su significado se puede deducir de los significados de sus componentes, son las sintácticas, mientras que las más opacas suelen ser las locuciones. Los compuestos sintagmáticos suelen ser transparentes (ciudad dormitorio, decreto ley, relación madre-hija), si bien algunos los son parcialmente (hombre rana, tren bala). La noción opuesta a la de composicionalidad es la de idiomaticidad.

11.2k Entre los compuestos propios se observan diferencias muy notables en lo relativo a este punto. Debe tenerse en cuenta que, aunque la formación de las palabras compuestas suele estar motivada, la relación entre estas palabras y las entidades o las propiedades designadas por ellas no es transparente en muchos casos, ya que el significado de los compuestos no se obtiene directamente de su estructura morfológica. Así, la motivación formal de los sustantivos rompecabezas y pasamontañas se obtiene de la combinación de los radicales verbales rompe- y pasa- y los sustantivos cabeza y montaña, respectivamente, construidos en plural. No obstante, el hecho de que el primer compuesto designe un juego y el segundo una prenda no se deduce de tales combinaciones. En general, el hablante puede reconocer con facilidad la estructura morfológica de una palabra compuesta (en el sentido del esquema de categorías gramaticales sobre el que está formada), pero esto no suele bastar para deducir su significado. Se mencionan a continuación algunos de los sustantivos formados mediante el esquema mata-N, perteneciente a la clase de compuestos nominales V-N, junto con una paráfrasis de su significado:

mataburro (‘cierto accesorio para los automóviles’, entre otros sentidos; se usa en parte de las áreas rioplatense, andina y centroamericana); matacabras (‘cierto viento’); matahambre (‘cierto dulce’, en las Antillas); matahombres (‘cierto insecto’); matajudíos (‘cierto pez’); matambre (‘cierto tipo de carne o de embutido’ en las áreas andina y rioplatense; ‘cierto tipo de poroto’ en Chile); matamoscas (‘cierto instrumento’); matapiojos (‘libélula’ en Chile, Colombia y otros países); matasuegras (‘cierto juguete’).

A esta relación cabe añadir los varios nombres de plantas que se forman con esta pauta: matabuey, matagallina(s), matalobos, matamonos y matapulgas, entre otros. La motivación de todos estos compuestos es clara, y su estructura morfológica lo es igualmente, pero (con la posible excepción de matamoscas) ninguno de ellos es del todo transparente, al menos en la medida en que se suele reconocer que lo es sacacorchos (‘instrumento para retirar el corcho de la botella’). Aun así, el hecho de que este último sustantivo designe un instrumento, mientras que juntapapeles se refiera (en gran parte de Chile y del área rioplatense) a una persona y no a un dispositivo, sigue siendo un hecho relativamente arbitrario y, por tanto, idiomático:

Se sufre innecesariamente porque a veces somos como botellas de vino que no soltamos el tapón hasta que nos entierran un sacacorchos y lo extraen (Coronado, Sombra); El primero de estos testigos es una metáfora: un vagabundo, un juntapapeles de esos que recogen cartón y restos de comida en la basura (Vierci, 99%).

11.2l La diferencia entre la accesibilidad de la estructura morfológica y la identificación de su significado se extiende también a los compuestos de los tipos N-N y N-A. Así, el sustantivo aguanieve denota una forma de presentarse el agua o la nieve, pero aguafuerte designa una lámina; aguamarina, una gema; aguardiente, un licor; aguamiel, un jugo (en México y otros países); y agualoja o agua loja, un refresco (en parte de Centroamérica y del área antillana; se registra esporádicamente también en otras). Se aplican las mismas consideraciones a los compuestos constituidos con otras pautas morfológicas, como los formados con el esquema A-N:

malagana (‘cierto desfallecimiento’); malagua (‘cierta medusa’ en parte del área andina); malamujer (‘cierta ortiga’); malaire (‘cierta dolencia pasajera’ en parte de las áreas andina y centroamericana); malamadre (‘cierta planta ornamental’); malasombra (‘persona de la que se dice que trae mala suerte’, entre otros sentidos).

11.2m La transparencia de las palabras compuestas suele considerarse una noción gradual. Así, no está necesariamente presente el significado de aldaba (‘picaporte de hierro’, antiguamente ‘travesaño’) en el sustantivo tragaldabas, aun cuando sí lo esté en su etimología. Nótese, en el mismo sentido, que aunque la estructura morfológica de los compuestos cariancho, pelirrojo, peliagudo y patidifuso sea idéntica, los dos últimos resultan menos transparentes que los dos primeros. La diferencia apuntada no es necesariamente subjetiva. No se deduce, pues, únicamente del grado de conciencia lingüística de cada hablante o de su capacidad para reflexionar sobre el idioma. Si bien sería absurdo aplicar el adjetivo pelirrojo a una persona o un animal que careciera de pelos, resulta natural aplicar el adjetivo mencionado peliagudo (que comparte con él el mismo componente nominal peli-) a sustantivos como problema o asunto, es decir, a nombres que designan cosas en las que no se reconoce la presencia de vellosidad alguna. También se aplica alicaído a seres no alados, y otros muchos adjetivos del grupo N-i-A a personas o cosas a las que no corresponde la entidad nominal que designa el sustantivo sobre el que se forman.

11.2n Estas variaciones en el grado de transparencia, y por tanto de composicionalidad, de las palabras compuestas se perciben también en las derivadas. De hecho, son consecuencias, repetidamente atestiguadas en la morfología, de la manera en que la evolución del idioma altera los significados de las palabras ampliando o reduciendo los sentidos originales de maneras difícilmente previsibles. La transparencia es uno de los criterios que se tienen en cuenta para no asignar una estructura morfológica a ciertos compuestos en el estudio sincrónico del español, aun cuando su etimología la muestre de manera clara, como en el caso de tergiversar11.3h), mantener11.1g) y otras muchas voces similares.

11.2ñ La interpretación de una unidad léxica compleja segmentable está en función de su estructura interna. En las locuciones nominales se reconocen pautas sintácticas como las descritas en los § 12.9l y ss., pero estas pautas no permiten dar sentido a muchas de las expresiones que se ajustan a ellas. Aun así, algunas (máquina de vapor) son transparentes en un grado mucho mayor que otras (pie de atleta ‘cierta infección’). No existe propiamente una pauta morfológica para formar compuestos propios con preposición intercalada entre sustantivos, ya que los que podrían ajustarse a ella (como Valdefuentes, tentempié o el ya desusado saltaembanco) son muy escasos. Es discutible, además, que la estructura que revela su etimología pueda convertirse en pauta morfológica en el análisis sincrónico.

11.2o Se ha observado repetidamente que la línea que separa los compuestos univerbales de las locuciones nominales es poco nítida cuando la ortografía convalida tanto las variantes integradas (camposanto, hojalata, telaraña) como las que presentan separados sus componentes (campo santo, hoja de lata, tela de araña). Se distingue, en cambio, la locución nominal mal de ojo (‘cierto influjo maléfico’) del compuesto maldeojo (‘conjuntivitis’ en algunos países centroamericanos). Los topónimos ponen de manifiesto la alternancia entre esas dos estructuras: unas veces constituyen compuestos univerbales que mantienen la preposición de (Aldeadávila, Valdefuentes), pero otras se pierde la preposición (Fuentelahiguera, Monterrey, Valparaíso). En el español popular caribeño y andino existen formas intermedias que se caracterizan por contener una -e- de enlace, reducción de la preposición de:

cabecebola, cachoelanza, cortoevista, ojoebuey, raboerratón, comunes en el Caribe continental; lengüetrapo, patechancho (‘cierta herramienta’), pategallina (‘cierta banqueta’), usados en Nicaragua y otros países centroamericanos; carepalo (‘cínico, desvergonzado’), utilizado en Chile.

Las formas con -e-, en lugar de de, aparecen a menudo en los repertorios dialectales y en otros estudios lingüísticos como fenómeno fonético característico de la pronunciación popular. Aun así, este procedimiento compositivo es raro en el español general. No es excepción el caso de maestrescuela, puesto que no procede de un grupo formado con de (maestre escuela).

11.2p El criterio 4 del § 11.2c (productividad) está relacionado con el anterior pero no equivale a él. La productividad máxima de las pautas gramaticales la ofrecen las unidades sintácticas. La consecuencia más inmediata de ello es el simple hecho de que no sea posible construir la lista de los grupos nominales o verbales del español o de cualquier otra lengua. La productividad mínima la presentan las locuciones nominales, que rechazan incluso la sustitución de alguno de sus componentes por un sinónimo. Es locución, por ejemplo, cabo suelto (‘circunstancia pendiente imprevista’) pero constituye un grupo nominal, construido libremente con una pauta sintáctica, cabo desatado. Esta propiedad diferencia marcadamente las locuciones de las llamadas colocaciones (en el sentido de ‘combinaciones léxicas restringidas frecuentes y preferentes’), como en labor ímproba ~ tarea ímproba ~ trabajo ímprobo.

11.2q Se ha señalado en muchas ocasiones que la considerable productividad de algunas pautas de la morfología compositiva impide que los diccionarios registren todas las formaciones que permiten crear. Entre los esquemas más productivos de la composición en español están los citados V-N (sacapuntas), N-i-A (cuellicorto) y A-i-A (verdiazul). En el primer caso se crean gran número de sustantivos formados sobre las bases verbales guarda-, limpia-, porta-, quita- o salva-, entre otras, que designan personas, productos o utensilios. Estas formaciones se examinarán en el § 11.8. Así pues, no todos los diccionarios del español recogen los sustantivos limpiacristales, limpiametales, limpiasuelos, limpiapisos o limpiavidrios. Tales ausencias son esperables, ya que la productividad del esquema morfológico V-N permite crear con gran facilidad voces nuevas de significado reconocible, sobre todo si designan instrumentos o dispositivos. De hecho, se observan diferencias marcadas entre los diccionarios del español en lo relativo a este punto. Ninguno de ellos recoge, por ejemplo, todos los compuestos que se ejemplifican en la serie siguiente, pero casi todos incluyen algunas de estas formaciones:

Ubiqué los quince bustos romanos […] distribuyéndolos también en la altura de nichos fantásticos, con portaantorchas de bronce que iluminaban las estancias (Mujica Lainez, Bomarzo); Extrajo del bolsillo del pantalón un portadocumentos negro (Consiglio, Bien); Cuando se da la orden de Copiar (Ctrl + C), lo que se está haciendo es guardar en el portapapeles todo lo que aparece en el mensaje una vez abierto, incluido el encabezamiento (País [Esp.] 14/3/2002); tía: (Limpiándose las lágrimas y dulcemente.) ¿Qué se te ha caído? ama: (Llorando.) Un portatermómetro, estilo Luis Quince (Lorca, Rosita); Sacó la foto de Estela del portarretrato (Soriano, León); […] el ruido de alpargatas de los portapasos de la Macarena (Pérez-Reverte, Cogeréis); Tú no sabes a qué sabe cuando llega un portanuevas / muy orgulloso a contar / una hazaña o una fiesta (Ruiz Alarcón, Verdad); Guardé el Krilov en el portalienzos (Asensi, Salón).

De forma análoga, no es frecuente encontrar en los diccionarios palabras como blanquiverde, verdiazul, verdiblanco y otras análogas formadas sobre la pauta A-i-A. En general, al igual que sucede en el caso de los diminutivos (§ 9.3), los adverbios terminados en -mente7.14) y ciertos prefijos (anti-, neo-, seudo-, etc.), algunos paradigmas compositivos son relativamente abiertos, por lo que no puede esperarse que los diccionarios recojan cuantas creaciones léxicas se puedan ajustar a ellos. Aunque estas palabras no tengan cabida en los diccionarios, deben ser analizadas como parte de la gramática. La productividad de los esquemas compositivos es de gran importancia para la morfología porque permite distinguir entre las formas acuñadas cuyo significado se aprende individualmente y aquellas que se codifican y se decodifican en función de pautas morfológicas particulares. El concepto de ‘productividad’ es pertinente, en suma, en la composición propia, en la sintagmática y en todas las unidades sintácticas, pero no se aplica a las locuciones.

11.2r El criterio 5 del § 11.2c (expansión y recursividad) separa tradicionalmente la morfología de la sintaxis. La posibilidad de repetir una pauta o la de expandir uno solo de sus componentes caracteriza de modo general la sintaxis. No obstante, presentan recursividad débil ciertas estructuras de prefijación que se analizan en los § 10.4a-c. En un número reducido de casos, la base de una palabra compuesta puede ser, a su vez, un compuesto, como en limpiaparabrisas o en sursuroeste. Ambas palabras constan de dos segmentos morfológicos. Así, la primera está formada por la raíz verbal limpia- y el sustantivo parabrisas. Este último es una palabra compuesta que muestra una estructura similar. En el caso de sursuroeste, no son tres los componentes que se unen directamente para formar el compuesto (sur, sur y oeste), sino dos: sur y suroeste. Como antes, el segundo de ellos es también una palabra compuesta, pero sus elementos constitutivos no lo son propiamente del conjunto, sino solo del segundo componente. Es infrecuente que estos mecanismos recursivos formen unidades más complejas en español, pero la viabilidad de compuestos nominales como lavalimpiaparabrisas o guardaportalápices pone de manifiesto que no están descartados por el idioma si existe la necesidad de dar nombre a cierto objeto: Fíjese en los detallazos que tiene […]. Lavalimpiaparabrisas trasero y luna térmica. Nuevos paneles laterales (Vanguardia [Esp.] 10/12/1988). Muestra también cierta recursividad la pauta A-A en formaciones de carácter ternario como proyecto hispanoangloamericano o coproducción franco-italo-alemana. Sobre la vocal -o en el segmento -italo-, véanse los § 11.6e y ss.:

Movió los hilos necesarios para llevar a cabo esta película, que se ha rodado en forma de coproducción franco-italo-alemana (Vanguardia [Esp.] 30/8/1995); Se refería constantemente al acuerdo hispano-franco-germano (ABC 21/12/2005).

Estos compuestos contrastan con los siguientes, de carácter binario, que contienen a su vez otros compuestos como elementos constitutivos:

Halffter quiso expresar lo “profundamente español” que es —a su juicio— la esencia de tres culturas: la hebrea, la musulmana y la católico-grecorromana, según explicó (ABC 28/5/1989); La indiscutible influencia que recibimos de España nos vino de sus colonias en América a través de danzas afro-hispanoamericanas (Ortiz, Música); Hay que mirar más allá del pensamiento judeocristiano-musulmán (Diario Yucatán 4/7/1996).

Podrían agregarse a esta pauta formaciones como bar pizzería cervecería, si bien algunos autores entienden que presentan una estructura apositiva en lugar de propiamente compositiva, como se ha explicado.

11.2s En cuanto que son segmentos morfológicos, los componentes que integran las palabras compuestas no admiten modificadores. Como hombre lobo es un sustantivo, acepta adjetivos y otros modificadores restrictivos:

Mostraba parte de la selva pilosa que Argemí escondía a lo largo y ancho de su cuerpo de hombre-lobo traicionado por una carita de niño con gafas (Vázquez Montalbán, Soledad).

No es posible, por el contrario, que algún modificador incida únicamente sobre lobo o sobre hombre, lo que resultaría esperable si la estructura de este compuesto (N+N) fuera sintáctica, en lugar de morfológica. Tampoco es común este tipo de modificación en las locuciones nominales, pero se atestigua ocasionalmente en ellas, como en silla de [ruedas giratorias]. Dado que las palabras compuestas rechazan la presencia de modificadores que afecten a uno solo de sus componentes, resulta imposible insertar un determinante en el espacio marcado en lava_platos, un numeral en afila_lápices, un adverbio de grado en peli_rrojo, o de tiempo o de modo en lava_rropas. También se rechazan los procesos internos de derivación que afecten a uno solo de sus miembros. Cabe formar, en efecto, expresiones como cortauñitas o abrelatitas, pero el diminutivo afecta en ellas al compuesto, no al segundo componente, tal como se explica en el § 11.8a. En general, los escasos compuestos sintagmáticos de doble sustantivo que admiten diminutivos suelen contener el morfema apreciativo en el primer miembro del compuesto: Si tenías algún dinerillo ahorrado para un viajecito relámpago durante el próximo fin de semana largo […] (Clarín 14/7/2008). Este uso se extiende a compuestos atributivos como cabecita loca (dicho de una persona), por lo que el empleo de lengua larguísima, citado en el § 11.2i, representa una pauta inusual.

11.2t Los grupos nominales se sustituyen por pronombres: lavar los platos > lavarlos. Los pronombres no forman parte de los compuestos, con escasas excepciones que no se ajustan propiamente a pautas morfológicas estables: metomentodo, nomeolvides, sabelotodo, etc. Además, cuando esto sucede, los pronombres carecen de antecedente. Se ha observado que, por el contrario, los pronombres pueden poseer antecedentes situados en el interior de un compuesto, como en Tengo que comprarme un lavaplatos porque estoy cansado de lavarlos a mano. Estos hechos no otorgan, sin embargo, un estatuto sintáctico a las relaciones de composición V-N, ya que se registran también ocasionalmente en la derivación, como en Muchos gaditanos nunca vivirían en otra ciudad.

11.2u Entre todas las relaciones sintácticas, son las de coordinación las que invaden ocasionalmente de manera más clara el ámbito de la morfología, aun así con fuertes restricciones. No se coordinan en ningún caso los sufijos y tampoco, generalmente, las bases léxicas correspondientes a las pautas presentadas en el § 11.1d. No se forman, por tanto, compuestos como *lavaplatos y tazas. No obstante, en el área rioplatense es común la expresión lava y secarropas ‘máquina que lava y seca la ropa’ con el sentido de lavarropas y secarropas, como en En 18 metros de eslora y 4,90 de manga tiene hasta lava y secarropas (Noticias 14/4/1991). Se atestiguan asimismo fenómenos de coordinación en expresiones como simple y llanamente (analizadas en el § 7.14e) o como pre- y poselectoral (analizadas en los § 10.4d, e).

11.2v Los compuestos sintagmáticos no se forman con pautas coordinadas, pero las admiten ocasionalmente aquellos que están más próximos a las estructuras sintácticas apositivas: Continúa siendo una obra cumbre y singular por su reflexión sobre la evolución y el destino de la humanidad (Plaza/Redondo, Cine). Se crean sobre pautas coordinadas algunas locuciones nominales, como alfa y omega, tira y afloja y otras similares que se mencionan en el § 12.9o, pero no es posible expandir por coordinación las que se construyen con otras pautas (*caja fuerte y segura, *cuestiones de fuerza mayor y más importante). Por el contrario, el hecho de que la coordinación se permita sin dificultad en las llamadas ‘colocaciones’ (una ímproba y penosa tarea) confirma que estas expresiones se integran plenamente en la sintaxis.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
composicionalidad, compuesto sintagmático

 

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