Sintaxis

23. El verbo (I). Tiempo y aspecto. El aspecto léxico. Los tiempos del modo indicativo

23.1 Introducción. El concepto de tiempo verbal. Clasificación de los tiempos

23.1a La flexión verbal expresa en español número y persona (capítulos 16 y 33), modo (capítulo 25), y también tiempo y aspecto. Como se explica en los capítulos mencionados, el número y la persona constituyen informaciones relativas al sujeto; el modo refleja, a su vez, ciertas facetas de la actitud del hablante, así como algunas características semánticas de los predicados en las oraciones que estos toman como argumentos. El tiempo es una categoría deíctica17.1), por tanto, referencial. De forma similar a como los demostrativos permiten ubicar a las personas o las cosas en función de su proximidad al hablante, las informaciones temporales permiten localizar —directa o indirectamente— los acontecimientos en relación con el momento en que se habla.

23.1b Se obtiene cierta relación entre el significado de las expresiones subrayadas en Decidimos caminar hacia aquella luz y Aquellos días fueron magníficos. La primera nos permite entender que el objeto al que se hace referencia está a cierta distancia del hablante; la segunda expresa que los días que se mencionan son igualmente lejanos. El verbo no refleja la orientación espacial, pero pone de manifiesto la temporal. De hecho, aunque entre aquella y decidimos en el primer ejemplo no existe relación gramatical alguna, sí la hay entre aquellos y fueron en el segundo. La ponen de manifiesto contrastes como Aquellos días {*son ~ fueron} magníficos, frente a Estos días {son ~ *fueron} magníficos. El tiempo gramatical orienta los eventos respecto del momento de la enunciación, pero también puede orientarlos en relación con otros puntos, que, a su vez, se miden desde aquel. Como se verá en este capítulo y en el siguiente, de este solo hecho se deduce la mayor parte de los significados que el tiempo verbal expresa en la gramática española.

23.1c La naturaleza referencial de los tiempos permite otras analogías entre la información que estos proporcionan y la que denotan los grupos nominales definidos. Así, el artículo determinado proporciona a los grupos nominales la noción de ‘familiaridad’, pero es el hablante el que habrá de darle sentido si el contexto inmediato no aporta su referente. Es obvio que para que la oración Hay que tapizar el sillón verde de cuadros pueda ser interpretada, el oyente deberá ser capaz de identificar el referente de la expresión subrayada, lo que puede lograr o no satisfactoriamente. El tiempo verbal exige del oyente una tarea parecida. En efecto, la oración Luis miraba por la ventana debe ser inscrita en cierto dominio temporal para poder ser interpretada de manera cabal. La información ausente puede ser proporcionada en uno y otro caso por el contexto sintáctico: el sillón verde de cuadros del que tantas veces te he hablado, en la primera oración, o A las 14.30 del día 14 de junio, Luis miraba por la ventana, en la segunda. Aun así, la situación más frecuente en los textos es la contraria: la identificación de las expresiones referenciales y de los tiempos verbales con las que aquellas se relacionan debe ser llevada a cabo supliendo informaciones que el contexto sintáctico o la situación del momento del habla no proporciona de manera inmediata, pero que el análisis gramatical debe dilucidar.

23.1d Además de en el verbo, el tiempo se manifiesta en ciertos grupos adverbiales, preposicionales e incluso nominales, que pueden localizar con mayor o menor precisión los eventos o medir su extensión temporal. A diferencia de los adjuntos de lugar, los de tiempo comparten con las informaciones flexivas la propiedad de orientarse en función de puntos de referencia diversos: unas veces, el momento de la enunciación (dentro de una hora; el próximo día); otras, algún otro punto que se mide desde él (al cabo de dos horas; el día siguiente). Pueden verse en relación con estas cuestiones los § 24.4-6, 30.6 y 30.7. Por otra parte, la información semántica que los adjuntos temporales aportan ha de ser compatible con la que expresa la flexión temporal, como sucede en Llegó ayer; Llegará mañana, o Había muerto hacía dos años. Esta compatibilidad está condicionada por diversos factores gramaticales y está sujeta, además, a cierta variación dialectal, como se verá a lo largo de estos dos capítulos.

23.1e Se llaman tiempos verbales las formas de la conjugación que gramaticalizan las informaciones temporales. Cada tiempo verbal (presente, futuro, etc.) constituye, por consiguiente, un paradigma flexivo1.5b) que presenta las variantes de número y persona correspondientes a cada una de las relaciones que pueden darse entre los eventos. Estas relaciones son las de coincidencia, anterioridad y posterioridad, pero se añaden a ellas otras algo más complejas formadas a partir de estas. Aunque no todos los tiempos verbales se orientan directamente respecto del momento del habla (es decir, el instante en que se emiten los enunciados), esta propiedad, que constituye la manifestación directa de su naturaleza referencial, caracteriza a muchos de ellos. La oración El tren entra lentamente en la estación por el andén 4 expresa la simultaneidad de la entrada del tren con el acto de la enunciación. No es esta, sin embargo, la única interpretación posible de esta secuencia, ya que puede usarse también para aludir a situaciones repetidas, así como a cierta acción pasada (§ 23.6a-e) o prevista (§ 23.6n, ñ).

23.1f La oración El tren se averió a pocos metros de la estación no indica el momento preciso en que tuvo lugar la avería, pero sí que ese punto temporal es anterior al momento de la enunciación. Si se dice El tren saldrá puntualmente de la estación del Norte, tampoco se ubica el instante de la salida, pero sí se informa de que es posterior al momento en que se pronuncian esas palabras. A menudo no es un punto lo que se desea localizar, sino un intervalo. Así, la oración No comí nada puede hacer referencia a cierto período del pasado (… durante todo el día), o bien a un único instante (… cuando me trajeron el plato). Estos contrastes simples muestran que las nociones de ‘anterioridad’, ‘posterioridad’ y ‘simultaneidad’ ponen de manifiesto la naturaleza relacional del tiempo lingüístico. Los conceptos puramente físicos de ‘pasado’, ‘futuro’ y ‘presente’ tienen, por tanto, cierto correlato gramatical; la sintaxis y el léxico muestran tales relaciones en un gran número de formas lingüísticas, como se verá en las páginas que siguen. Aun así, es importante resaltar que la gramática de los tiempos no se deduce tanto de las correspondencias entre las oraciones y los posibles estados de cosas actuales, acaecidos o venideros a los que refieren, como del anclaje de las formas verbales, es decir, de la vinculación que estas deben establecer con puntos temporales diversos, lo que les otorga las interpretaciones que adquieren.

23.1g Los tiempos verbales se clasifican tradicionalmente según los tres criterios siguientes:

1. Su estructura morfológica

2. Su anclaje temporal

3. Sus características aspectuales

De acuerdo con el primer criterio, los tiempos se dividen en simples y compuestos. En función del segundo se dividen en absolutos y relativos. Este mismo criterio da lugar a otra clasificación, algo más compleja, que se basa en la noción de ‘esfera temporal’. Se pospondrá su explicación hasta el § 23.1z. El tercero de ellos, por último, da lugar a la distinción entre tiempos perfectos e imperfectos. las clasificaciones que se establecen atendiendo a los criterios 2 y 3 son polémicas, como se explicará en los apartados siguientes. En esta sección se explicarán las clasificaciones que se obtienen a partir de los dos primeros criterios; la resultante de aplicar el tercero se pospondrá hasta los § 23.2-4, puesto que se establece teniendo en cuenta el aspecto, noción todavía no introducida. La primera división, es decir, simples/compuestos, da lugar a la clasificación siguiente (se usa aquí la terminología académica, que se comparará con otras en el § 23.1o):

TIEMPOS SIMPLES

modo indicativo

presente (canto)

pretérito perfecto simple (canté)

pretérito imperfecto (cantaba)

futuro simple (cantaré)

condicional simple (cantaría)

modo subjuntivo

presente (cante)

pretérito imperfecto (cantara o cantase)

futuro simple (cantare)

TIEMPOS COMPUESTOS

modo indicativo

pretérito perfecto compuesto (he cantado)

pretérito pluscuamperfecto (había cantado)

pretérito anterior (hube cantado)

futuro compuesto (habré cantado)

condicional compuesto (habría cantado)

modo subjuntivo

pretérito perfecto compuesto (haya cantado)

pretérito pluscuamperfecto (hubiera o hubiese cantado)

futuro compuesto (hubiere cantado)

No se incluye aquí el imperativo porque no da lugar a oposiciones temporales, a pesar de que denota claramente posterioridad. Figura, en cambio, como un tiempo más en los cuadros del capítulo 4. Sus características gramaticales se analizan en los § 42.3-5.

23.1h Como se ve en la clasificación precedente, los tiempos compuestos de cada verbo están formados por el auxiliar haber y el participio correspondiente del verbo principal, o auxiliado, que carece de variantes flexivas. Aunque los tiempos compuestos podrían concebirse como el resultado de conjugar en los simples la forma haber cantado, este análisis —adecuado en términos formales— presenta algunos problemas semánticos que se analizarán a lo largo del capítulo. Con habre se formaban en latín perífrasis verbales resultativas, aproximadamente como en la construcción actual Tengo escritas las cartas. En los primeros textos castellanos se registra todavía el participio concordado, aun cuando el sentido resultativo de la construcción ya se había perdido en muchos de ellos:

Otrosi queremos que las dichas casas e heredades que tiengan los dichos hombres bonos en paz segund at’aqui las an tenidas (Titulación); […] despues de çinco añyos que auran echadas rrayzes (Ferrer Sayol, Palladio); Dios nos auia dada la victoria contra los enemigos (Fernández Heredia, Flor); […] esta razon de Daniel que aqui auemos contada (Alfonso X, General Estoria IV).

23.1i Del significado resultativo de la antigua perífrasis latina se abstrajo un rasgo aspectual (§ 23.2-4): la terminación o completitud del evento, es decir, su perfectividad. El término perfectividad se suele preferir a perfección porque en este último prevalecen otros sentidos. El adjetivo perfecto procede del lat. perfectum, participio de perficĕre (‘terminar, completar’). Un proceso de gramaticalización ulterior convirtió el sentido terminativo (esto es, el rasgo de ‘perfectividad’) en anterioridad, lo que permitió que haber se usara con cualquier tipo de verbo, no solo con los que expresan acciones delimitadas o sujetas a terminación. La relación entre las nociones de ‘perfectividad’ y ‘anterioridad’ es compleja y será analizada más adelante. Baste señalar por el momento que es posible decir Maite ha llegado a la ciudad hace dos años en algunas variedades del español actual (§ 23.7b-d), y que son normales sus equivalentes en francés, italiano o rumano. En otras variedades, el auxiliar haber en he cantado expresa hechos pasados con relevancia presente, lo que permite anclarlo en el momento del habla (§ 23.7a, b). Sobre la alternancia haber ~ ser en la lengua antigua (como en han llegado ~ son llegados), véase el § 41.4b.

23.1j Son varias las construcciones que muestran la relativa independencia sintáctica de los dos componentes de los tiempos compuestos verbales. Las construcciones que la ponen de manifiesto se suelen agrupar en tres clases: fenómenos de anteposición, de intercalación y de coordinación, que pueden darse incluso simultáneamente. Los primeros hacen referencia al adelantamiento del participio, muy frecuente en la lengua medieval, pero también en la clásica:

Bien les pareció a los que escuchado habían la canción de Grisóstomo (Cervantes, Quijote I); […] la conpaña de caualleros que traydo auja (Ramírez Guzmán, Yugurta); Mas la discreta vieja huido había (que no es prudente quien del tiempo fía) (Barahona, Lágrimas).

Existe una variante de la anteposición del participio que se registra ocasionalmente en la lengua literaria actual. Se trata del uso del participio seguido de la conjunción subordinante que en las construcciones absolutas (§ 38.11r). Esta anteposición enfática se produce de manera característica con el pretérito anterior y con el pretérito pluscuamperfecto de indicativo:

Concluido que hubo la voluminosa Historia de la Virgen de Luján […] se fue hasta el otro mundo (Obligado, Tradiciones); Terminado que hubo de hablar el desconocido —continuó Fabián—, salí yo (Alarcón, Escándalo); Llegado que hubimos a nuestro destino, pagué la carrera con el dinero que le había mangado al viajero locuaz (Mendoza, Laberinto); Recogido que hubo la orden, tornó a la Sierra (Alarcón, Alpujarra); Pasado que habia todo [,] seguia tambien grandíssima variedad de animales (Gurrea Aragón, Discursos).

Aun así, estas oraciones son poco usadas en el español actual y se sustituyen por las construidas con pretéritos perfectos simples, pero también por diversas conjunciones y adverbios que expresan posterioridad: Una vez que concluyó, …; No bien pasó el río, …, etc. Véanse también los § 23.16k y 38.11.

23.1k El segundo de los procesos mencionados en el apartado anterior es la intercalación de algún elemento entre auxiliar y participio: adverbios (las casas con las que habíamos siempre soñado), el sujeto de la construcción (lo que hubiera yo hecho) u otros elementos, a veces con sintaxis forzada por el metro o la rima, como en […] con él se hubiera al fuego encomendado (Barahona, Lágrimas). Estas intercalaciones se ejemplifican ampliamente en los § 28.5d y ss. Por último, la coordinación puede darse entre auxiliares, en ocasiones con el segundo negado:

Se iban con la duda de si habían o no habían entendido bien las indicaciones (Mendoza, Ciudad); Me parece que ya han, o hemos, probado en demasía lo que en tal trabajo […] (País [Esp.] 24/8/1977); Alguna noche Pablo me preguntó con desafío y lástima qué le habría o hubiera ocurrido al mundo, a los hombres, si no tuviesen fe bastante para progresar (Onetti, Viento).

Obsérvese que se coordinan auxiliares idénticos en el primer ejemplo; otros que muestran diferencia de persona en el segundo, y otros que aparecen en tiempos distintos en el tercero. Aun así, es más frecuente que la coordinación se dé entre participios, como en la escuela bilingüe que ella había inventado y sostenido (Aguilar Camín, Error) y en otros ejemplos similares que se mencionan en los § 28.5t, u. La coordinación de participios y su anteposición se dan conjuntamente con cierta frecuencia en los textos medievales: […] todo lo que dicho e pedido auia el dicho Garcia Suarez (Cuaderno).

23.1l A pesar de que los fenómenos ilustrados en los dos apartados precedentes ponen de manifiesto que el participio posee cierta libertad sintáctica en los tiempos verbales, suelen tenerse en cuenta varios argumentos para mantener los tiempos compuestos en los paradigmas de la flexión verbal, aunque, en principio, su estructura («haber + participio») podría dar a entender que se asimilan plenamente a las perífrasis verbales. El primero es el hecho de que el participio de los tiempos compuestos es invariable en género y número sea cual sea el sujeto (Clara ha cantado muy bien; Los niños han cantado muy bien) o el objeto directo: Han cantado muy bien {la canción ~ las canciones}. No sucede así en otras lenguas románicas (cf. it. Le ho viste: lit., ‘las he vistas’). En las perífrasis verbales de participio se obtiene, por el contrario, dicha concordancia, unas veces con el complemento directo, como en Clara ya tiene {decidida ~ *decidido} su opción, y otras con el sujeto, como en Están {decididos ~ *decidido} a irse. El segundo argumento a favor de integrar los tiempos compuestos en los paradigmas morfológicos es el hecho de que, si los tiempos compuestos se eliminaran de la conjugación para agruparse con las perífrasis verbales, ocuparían un grupo aislado dentro de esas unidades y se alejarían indebidamente de los tiempos verbales simples. Sin embargo, presentan muchas afinidades con ellos, como se explica en los § 23.7, 23.8, 23.16, 24.7 y 24.8.

23.1m La clasificación de los tiempos en absolutos y relativos, introducida en el § 23.1g, es controvertida. Los tiempos absolutos se orientan directamente respecto del momento de la enunciación. El ejemplo propuesto en el § 23.1f, El tren se averió a pocos metros de la estación contiene el pretérito averió, que denota cierto suceso anterior al momento del habla. En cambio, la forma había averiado en Anunciaron que el tren se había averiado a pocos metros de la estación denota un tiempo que no es solo anterior al momento del habla, sino también al que expresa el pretérito anunciaron. La distinción entre tiempos absolutos y relativos coincide solo en parte con la clasificación en simples y compuestos. En efecto, cantaba es un tiempo simple, pero es también relativo (salvo para los autores que le niegan el valor de copretérito: § 23.10b), ya que se interpreta generalmente en relación con otro pretérito (Cuando llegué yo, salían ellos: § 23.10d y ss.). Lo mismo cabe decir de cantaría (tiempo simple, pero relativo). Al contrario, he cantado es un tiempo compuesto, pero se considera absoluto, ya que está anclado en el momento del habla. En los demás casos, la división simple/compuesto coincide con la clasificación absoluto/relativo.

23.1n Se defiende en algunos estudios tradicionales la idea de que los tiempos absolutos se pueden emplear también como relativos, mientras que los relativos no se usan como absolutos. Esta extensión es, sin embargo, polémica. Si se admite, se entendería que el pretérito levantaron en la oración En cuanto terminó la reunión, se levantaron todos es un tiempo relativo, puesto que se mide en función del pretérito que lo precede. No obstante, la ordenación de los dos pasados viene aquí dada por la presencia de en cuanto. No sería apropiado decir que levantaron denota ‘posterioridad inmediata’ respecto de un pasado (terminó), ni que este último pretérito expresa ‘anterioridad inmediata’ respecto del segundo, ya que esa opción daría lugar a valores secundarios contrapuestos para el mismo tiempo verbal. Cabría argumentar de manera parecida en otros muchos casos. Así, en el primero de los dos ejemplos que siguen, el pretérito fue es anterior a la situación denotada por dijo, pero esa forma de anterioridad —condicionada por factores que se analizan en los § 24.7-9— no forma parte, en sentido estricto, de la definición del pretérito perfecto simple. El mismo razonamiento se aplica al segundo ejemplo y a otros muchos similares:

Poleo se presentó voluntariamente y dijo que nunca fue citada (Universal [Ven.] 23/3/2004); Las aguas tranquilas recibieron a los amantes, se tiñeron de sangre, luego… no se vio nada más (Rubén Darío, Cuentos).

23.1ñ Tampoco se considera un argumento contra la definición del futuro como tiempo absoluto el hecho de que designe una situación posterior a otra que se menciona explícitamente, como en Una vez que haya terminado esta carrera, empezará otra. Desde este punto de vista, los tiempos verbales absolutos no pasan a ser relativos cuando forman parte de secuencias en las que se ordenan diversos sucesos, lo que obligaría a introducir un gran número de variables en su definición. Aun así, algunos gramáticos consideran más apropiada la opción contraria y entienden que el paradigma tradicional de los tiempos relativos (cantaba, cantaría, había cantado, etc.) debe ser ampliado con los absolutos en razón de los factores que se acaban de mencionar. Ciertos desplazamientos del eje deíctico constituyen argumentos de mayor peso a favor de considerar relativos algunos usos de los tiempos absolutos. Estos desplazamientos permiten que el momento del habla se retrotraiga, de forma que los tiempos que se miden en relación con el que experimenta esa traslación ajustan sus relaciones de concordancia, como sucede en el presente histórico, que se estudiará en los § 23.6a-e: Cuando Colón sale de Palos de la Frontera, los Reyes Católicos aún no han tomado Granada.

23.1o La denominación de los tiempos verbales ha experimentado cierta variación en los estudios gramaticales. Los términos que aparecen en el cuadro siguiente no son los únicos existentes, pero sí los más difundidos:

  Forma verbalBello (1847)RAE (1931)Esbozo (1973)DRAE / DPD
modo indicativoTiempos simplescantopresentepresentepresentepresente
cantépretéritopretérito indefinidopretérito perfecto simplepretérito perfecto simple
cantabacopretéritopretérito imperfectopretérito imperfectopretérito imperfecto
cantaréfuturofuturo simplefuturofuturo simple
cantaríapospretéritopotencial simplecondicionalcondicional simple
Tiempos compuestoshe cantadoantepresentepretérito perfectopretérito perfecto compuestopretérito perfecto compuesto
había cantadoantecoprepretéritopretérito pluscuamperfectopretérito pluscuamperfectopretérito pluscuamperfecto
habré cantadoantefuturofuturo compuestofuturo perfectofuturo compuesto
habría cantadoantepospretéritopotencial compuestocondicional perfectocondicional compuesto
hube cantadoantepretéritopretérito anteriorpretérito anteriorpretérito anterior
modo subjuntivoTiempos simplescantepresentepresentepresentepresente
cantara o cantasepretéritopretérito imperfectopretérito imperfectopretérito imperfecto
cantarefuturofuturo simplefuturofuturo simple
Tiempos compuestoshaya cantadoantepresentepretérito perfectopretérito perfectopretérito perfecto compuesto
hubiera o hubiese cantadoantepretéritopretérito pluscuamperfectopretérito pluscuamperfectopretérito pluscuamperfecto
hubiere cantadoantefuturofuturo compuestofuturo perfectofuturo compuesto

23.1p El cuadro anterior requiere algunas precisiones. La terminología de Andrés Bello es reflejo directo de su teoría de los tiempos verbales, de gran influencia en los estudios hispánicos y también en el análisis del tiempo verbal como categoría gramatical en la lingüística contemporánea. Este sistema terminológico es autodefinido y composicional. Así pues, el nombre de cada tiempo expresa su significado, obtenido en función de la combinación de las denotaciones de los tiempos que lo contienen con los prefijos que se le anteponen ordenadamente. Por ejemplo, el término antepospretérito (habría cantado) se interpreta en la forma «[ante[pos[pretérito]]]». Designa, por tanto, un tiempo anterior a otro que se define como posterior a un pretérito. Bello oscila en la denominación de cantara en su Gramática, ya que entiende que abarca el pretérito, el copretérito y el pospretérito. La forma había cantado es, sistemáticamente, antecopretérito en el sistema de Bello, pero numerosos autores —casi todos defensores de su sistema conceptual— han señalado que esta forma verbal designa en realidad un antepretérito, es decir, un punto anterior a un pretérito, no necesariamente a un copretérito. Uno de los aspectos más influyentes de la teoría gramatical de Bello es el análisis del pretérito imperfecto como copretérito, que se presentará en el § 23.11. Es problemática, no obstante, la denominación de los tiempos del subjuntivo, ya que Bello alterna en su obra los términos que les corresponden. En este capítulo y en el siguiente se harán múltiples referencias a la nomenclatura de los tiempos de Andrés Bello, pero se adoptará como norma general la terminología de las obras académicas recientes.

23.1q Todas las nomenclaturas de los tiempos verbales plantean, como se ha señalado en la bibliografía sobre el sistema temporal, el problema de que dan un nombre único a formas verbales que se usan con sentidos considerablemente distintos. Así, puede aceptarse que el pretérito perfecto compuesto es un antepresente tanto en Todavía no ha llegado (uso panhispánico) como en Ha llegado esta mañana (uso restringido geográficamente, como se explicará más adelante), pero es difícil aceptar que también lo es en Ha llegado hace tres días, uso sujeto asimismo a variación geográfica. De forma análoga, el adjetivo perfecto (que significa ‘concluido, terminado’, como se ha explicado) forma parte de la denominación pretérito perfecto compuesto. No obstante, no queda claro qué es exactamente lo que concluye en la oración Siempre me han encantado los duraznos, que podría usarse con naturalidad para designar un estado persistente en el momento en que se habla. A la inversa, el imperfecto designa, como su propio nombre indica, situaciones no concluidas. No obstante, el llamado imperfecto narrativo23.12o-s), frecuente en la lengua periodística, se caracteriza precisamente por la propiedad contraria. La expresión subrayada en el texto siguiente designa, sin duda, una acción completada:

El 10 de mayo, en la calle Serrano, se produjeron tres explosiones terroristas, que continuaron, sin víctimas notables, hasta el verano. Precisamente en junio era detenido Andrés Ruiz Márquez, responsable de esos petardazos (Mundo [Esp.] 3/4/1994).

Cabría señalar que, en sentido amplio, este conocido problema terminológico no es exclusivo de los tiempos verbales. Se ha hecho notar en múltiples ocasiones la contradicción que supone llamar “indeterminado” al artículo que se subraya en Este es un libro que ha leído todo el mundo, o “activas” a oraciones como El bebé dormía profundamente. A ello se añade que los tiempos verbales adquieren otros valores además de los puramente temporales. No es temporal, por ejemplo, el concepto de ‘conjetura’ que forma parte del término futuro de conjetura (como en Ahora estará durmiendo ‘Es muy probable que ahora esté durmiendo’). Para otros usos modales de los tiempos, véanse los § 23.11, 23.14 y 23.15.

23.1r Muchos autores analizan hoy los tiempos verbales a partir del concurso de tres puntos temporales. Los puntos no son necesariamente instantes, sino que pueden extenderse para designar intervalos (§ 23.1f). Los tres puntos que se tienen en cuenta en estas propuestas son el del habla (es decir, aquel en que se profiere el mensaje), el punto de referencia y el punto que resulta necesario para localizar el evento en ciertas circunstancias. No existe acuerdo, sin embargo, en que los tres puntos sean necesarios para definir cualquier tiempo. Muchos autores piensan, en particular, que el punto de referencia solo es necesario con los tiempos compuestos, o bien en los tiempos relativos (especialmente en el condicional). De hecho, este tercer punto es el más controvertido de los tres.

23.1s El punto o momento del habla (también de la enunciación) es el que más claramente pone de manifiesto la naturaleza deíctica del tiempo verbal. Este punto coincide casi siempre con la situación en que se codifica el mensaje. No obstante, se ha observado que, en ciertos casos, esos dos puntos (el momento en que se habla y aquel en que se enuncia el mensaje) no coinciden, por lo que se hace necesario distinguirlos. Cuando los actos de la codificación y descodificación no son simultáneos, el emisor ha de elegir entre uno de los dos para anclar las relaciones temporales. La correspondencia escrita constituye un ejemplo típico de situación en la que el acto de la codificación y la descodificación no son coincidentes. A consecuencia de esta distancia temporal, ciertos eventos que son simultáneos con el momento de la emisión resultan ser pasados respecto del de la descodificación, como se explica en los apartados siguientes.

23.1t Lo habitual en la correspondencia escrita es que el emisor tome como origen o punto de anclaje (también llamado punto cero) el momento de la redacción de la carta, y no el de su lectura:

Agustina querida: querría tener la certeza de que en estos momentos, las cuatro de la tarde, mientras te escribo desde un café del paseo de Recoletos, estás tranquila, sin tristeza ni preocupaciones (Martín Gaite, Fragmentos).

En este ejemplo, tanto la situación de escribir como la de estar en un café son presentes para el hablante, pero pasadas respecto del momento de la descodificación del mensaje. A pesar de ello, se emplea el presente. Los complementos adverbiales deícticos —como ahora, o en estos momentos en el texto de Martín Gaite— indican igualmente que se toma como punto de origen para la codificación el ahora del emisor y no el del receptor. Nótese que la forma tienes que aparece en el fragmento siguiente se ancla, en cambio, en el momento de la descodificación: Querida Rosalinda: Aquí tienes tu giro (Santiago, Sueño). Si el que escribe hubiera dicho Ahí va tu giro, se orientaría respecto del punto en que se escribe el mensaje. También en Querido Manuel: Para cuando recibas esta carta, ya habrás regresado de tu luna de miel, las situaciones toman como referencia el acto de la codificación del mensaje, puesto que el regreso del receptor, que es anterior a la lectura, se describe mediante un tiempo futuro. Se retomarán estas cuestiones en los § 23.6e y ss.

23.1u Las notas informativas, los avisos o los folletos representan, por el contrario, casos en los que el emisor toma el momento de la lectura o descodificación como punto de origen de las relaciones temporales. En una nota que se deja en la puerta de la oficina, el emisor escribirá, por lo general, Estoy en el despacho del director, en lugar de Estaré en el despacho del director. En los avisos de carretera se puede leer, de forma análoga, En estos momentos está entrando usted en… También en la prensa escrita, el punto de origen es el de la descodificación o, más exactamente, el de la publicación, por lo que adverbios deícticos como los subrayados en El presidente se reunirá mañana o Ayer llovió en… hacen referencia a los días siguiente y anterior, respectivamente, al de la publicación, no al de la redacción, de la noticia. Aun así, los periodistas suelen agregar notas aclaratorias de naturaleza deíctica cuando las citas podrían confundir al lector: […] y también opinó sobre el rendimiento de la selección: “Con respecto a lo que hicimos con Perú, hoy (por ayer) me gustó más Argentina” (Clarín 3/7/1987). Como se explica en los § 23.6a-e, se piensa hoy que el llamado presente histórico constituye un caso particular de no coincidencia entre el momento de la enunciación y el punto del habla, es decir, del resultado de desplazar el punto del habla a un momento del pasado.

23.1v El punto de referencia designa un intervalo relevante para la localización de un evento dado en la línea temporal. Como se ha adelantado, es probable que solo algunos tiempos necesiten de este punto. Para ilustrar este concepto, pueden compararse las siguientes dos oraciones:

La prensa informó el día doce de que el paquete había llegado hacía dos días;

El paquete llegó hace dos días.

En la primera de ellas, la llegada del paquete es anterior (en concreto, anterior en dos días) al momento en el que la prensa informa de este hecho. En la segunda, la anterioridad se mide, en cambio, respecto del momento de la enunciación. El tiempo denotado por el acto de informar la prensa es el punto con relación al cual se sitúa en la línea temporal el evento consistente en llegar el paquete, es decir, funciona como un punto de referencia porque a partir de él se determina la localización temporal de ese evento. En la segunda oración (con el pretérito llegó), tal localización se efectúa directamente en relación con el momento del habla.

23.1w El pluscuamperfecto había llegado sitúa el evento en relación con otro punto de la línea temporal (generalmente, un pretérito perfecto simple) que funciona así como un punto de referencia diferente del punto del habla: La prensa informó el día doce de que el paquete había llegado hacía dos días. El pretérito perfecto simple no precisa de ningún otro punto en la línea temporal para determinar su localización. Indican anterioridad con respecto al punto de referencia había cantado, he cantado y habré cantado; indica simultaneidad cantaba (aunque no en todos los análisis: § 23.10b y ss.), e indican posterioridad cantaría y habría cantado, siempre que no se tengan en cuenta los valores modales de estos tiempos, que se explican en los § 23.15j y ss. y 23.16w, x. habría cantado23.16w-z) es el tiempo verbal más complejo desde el punto de vista referencial, puesto que expresa relaciones más complejas que los demás tiempos relativos: indica anterioridad (en lo que coincide con había cantado y habré cantado), pero respecto de un punto de referencia que es posterior a otro (en lo que coincide con cantaría).

23.1x El punto del evento del sistema tripartito introducido en el § 23.1r no denota únicamente un instante, sino también un intervalo. Designa en tal caso el segmento temporal que corresponde a la situación que se localiza. Así, en la oración Cuando la llamé hace un rato, el teléfono estaba ocupado, no se informa de la extensión temporal que corresponde a la situación de estar ocupado el teléfono. De hecho, esa situación puede seguir dándose en el momento en que se habla, ya que la oración admite posibles continuaciones como … y todavía sigue así. No obstante, el intervalo de la línea temporal a que remite la expresión subrayada no es todo aquel en el que puede ser cierta la situación descrita, sino un fragmento de ella. Algunos autores prefieren llamar a ese intervalo tiempo del foco o tiempo focalizado, ya que enfoca, en efecto, solo la parte de la situación de estar ocupado el teléfono que se considera lingüísticamente relevante. De manera análoga, tampoco se informa de la extensión del intervalo correspondiente a “estar en Lima” en la oración No iré a la reunión, porque mañana estaré en Lima. La estancia de la que se habla podría haber empezado, en efecto, mucho antes, y terminar mucho después. Cuando se afirma que con el adverbio mañana se localiza aquí el tiempo del evento, se quiere señalar que la caracterización estricta del tiempo verbal es compatible con una situación de límites mucho más abiertos, que pueden ser irrelevantes lingüísticamente.

23.1y La aportación de los adverbios deícticos a la determinación del punto del evento es particularmente destacada en los tiempos relativos, ya que el vínculo que mantienen estos adverbios con el punto del habla está mediatizado en tales casos por el punto de referencia. Así, mientras que oraciones como *Llegó mañana o *Llegaré ayer, con tiempos absolutos, son marcadamente irregulares, el condicional (tiempo relativo) es compatible con hoy, mañana o ayer:

Muchas veces me declaré que no iría hoy (Bioy Casares, Invención); Sixto Encarnación Belliard había decidido […] que tenía que reponer energías, porque las necesitaría mañana (Helena, Deuda); Y por cierto ahora estamos esperando a mi papá. Él dijo que vendría ayer, pero no vino, ahora debe venir (Mejía Nieto, Relatos).

Sobre la diferencia que se obtiene en estos casos entre ayer y «hace + grupo nominal cuantificativo», véase el § 24.6. La compatibilidad gramatical que muestran las combinaciones mencionadas no indica que esos adverbios dejen de estar anclados en el momento del habla, sino que el punto del evento puede ser anterior, simultáneo o posterior a él. Esas tres manifestaciones del condicional —que se obtienen al dejar libre la ubicación del punto del evento— coinciden, sin embargo, en presentar las situaciones como posteriores a cierto punto del pasado, rasgo definitorio de la noción misma de pospretérito.

23.1z Se llama esfera temporal al conjunto de tiempos que comparten una determinada división de la línea temporal. Las esferas se forman, por tanto, a partir de los intervalos temporales, de longitud indeterminada, que excluyen o incluyen el momento de la enunciación. En español se distinguen la esfera del presente y la esfera del pasado. La primera contiene las formas canto, cantaré y habré cantado; los demás tiempos pertenecen a la esfera del pasado, salvo he cantado, que oscila entre ambas, como se indica en el § 24.8a. Puede resultar sorprendente que el presente y el futuro se agrupen aquí en un solo paradigma que se opone al pasado, pero nótese que el pretérito es la forma verbal que se excluye en series como {Espero ~ Esperaré ~ *Esperé} a que haya terminado. Las esferas temporales son especialmente útiles para el análisis de la concordancia de tiempos (§ 24.7-9). En el § 23.1g se dejó pendiente la clasificación de los tiempos en función de sus propiedades aspectuales. Antes de abordarla es preciso introducir la noción de ‘aspecto’. Se hará en la sección siguiente.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
categoría gramatical, tiempo, verbo

 

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