Sintaxis

40 Las funciones informativas

40.9 Adverbios de foco (V). Adverbios de exclusión, particularización y aproximación

40.9a Son adverbios de exclusión solo, tan solo, solamente, únicamente, exclusivamente, exclusive, no más y nada más, entre otros. Se caracterizan, en efecto, por el hecho de que dejan fuera de algún conjunto (expreso o tácito) al referente de la expresión denotada por su foco, de manera que informan de la inexistencia de alternativas distintas de las que se manifiestan. Así, en la oración Solo Andrés lo sabía, se dice que no existe ningún individuo —excluido Andrés o distinto de Andrés— en el conjunto de personas que tuvieran conocimiento de aquello de lo que se habla. La paráfrasis del adverbio solo exige, como se ve, una negación, pero también el concepto de ‘desigualdad’ o ‘distinción’ (‘nadie distinto de Andrés’).

40.9b Es oportuno resaltar que el concepto de ‘exclusividad’ es distinto del de ‘excepción’. La diferencia entre ambas nociones salta claramente a la vista cuando se consideran los cuantificadores universales (capítulo 19). No existe, en efecto, contradicción semántica en expresiones como todos excepto Luis, pero sí existe —y se percibe claramente— en otras, como Solo lo sabía todo el mundo, únicamente admisibles en contextos irónicos. La primera expresión indica que se deja fuera a un individuo de un conjunto universal, lo que no es incoherente. La segunda es anómala, en cambio, porque presupone expresiones que carecen de interpretación semántica, como Nadie, aparte de todos o Nadie distinto de todo el mundo.

40.9c La proximidad de los adverbios de exclusión a los de negación (es decir, la cercanía de expresiones como solo x y otras como prácticamente nadie, descartando x) ayuda a entender —según algunos: § 48.6k— que solo, solamente, no más y otros adverbios de este grupo sean inductores negativos, como en Solo él movería un dedo por ti. La expresión solo x admite paráfrasis como nada (o nadie) más que x, con las que alterna en muchos contextos. Se deduce de ello que existe redundancia en las construcciones formadas con la pauta «x y solo x», pero se aceptan porque son enfáticas: Y es que no olvidemos que la tecnología permite todo tipo de trampas, mientras que en escena estás tú y solo tú (Obando, Paraíso). Esta misma equivalencia justifica que Solo x pueda usarse en las respuestas: —¿Quién llamó? —Solo Marta, ya que presenta explícitamente la implicación que se obtendría si la respuesta fuera x, como en —¿Quién llamó? —Marta. La interpretación de si como solo si (Si me das unos pesos, podré ir al cine), se analiza en el § 47.2s. Se documenta también el uso de solo… que: —¿De qué me voy a enterar yo, Biscuter? —De lo que vale un peine, me ha dicho la señorita Charo, que solo hace que llorar y gritar (Vázquez Montalbán, Laberinto), es decir ‘no hace más que llorar y gritar’.

40.9d Como se ha explicado, el conjunto que se tiene en cuenta para caracterizar los adverbios de exclusión es universal. La expresión solo algunos se puede parafrasear por ‘no todos’, pero no por ‘no muchos’, y la de solo en parte equivale a ‘no totalmente’. La determinación del foco de estos adverbios depende de factores contextuales, especialmente de la distribución de las funciones informativas que se establezca a partir del discurso precedente. El ámbito de solo suele ser un elemento incluido en el grupo verbal, por ejemplo, el subrayado en Solo vi una película que ponían en la televisión; pero sería todo el grupo verbal que encabeza vi si esa oración se usara como respuesta a la pregunta ¿Qué hiciste ayer? La paráfrasis correspondiente a la primera interpretación sería Una película que ponían en la televisión es lo único que vi, mientras que la que corresponde a la segunda sería Ver una película en la televisión es lo único que hice. En ambos casos, la interpretación del adverbio solo exige, como se ve, descartar un conjunto de personas, cosas, propiedades o situaciones que no aparecen expresas.

40.9e Solo se comporta en muchos contextos como adverbio escalar, al igual que los adverbios analizados en la sección precedente, en el sentido de que no implica únicamente la existencia de otras alternativas que se descartan, sino también la de cierta jerarquía entre ellas. Así, si un niño, al que su madre reprende, responde a esta diciendo Solo estaba jugando con la pelota, no comunica con sus palabras que no estaba haciendo algo más, sino que no estaba haciendo algo peor. La respuesta presupone, por consiguiente, un conjunto de alternativas excluidas, pero lo relevante es que la opción elegida, y marcada por solo, expresa la escasa importancia que el hablante le da, al compararla tácitamente con otras de mayor relevancia. La jerarquía implícita se establece con mayor facilidad cuando el foco de solo es una expresión cuantificativa. Si se dice de alguien que solo recibió por su trabajo un millón de pesos, no solo se comunica que no recibió una cantidad mayor, sino que se expresa que la cantidad recibida era escasa o insuficiente.

40.9f Se obtienen resultados análogos con expresiones no cuantificativas. En el primero de los textos que siguen se excluyen tácitamente estados físicos peores que el desmayo, y en el segundo se excluyen formas de cierre más extremas o radicales que la que allí se menciona:

El otro había huido despavorido. El que quedó en el suelo solo estaba desmayado, por lo que me pareció mejor dejarlo ahí (Obando, Paraíso); Está cerrado, pero solo con un pasador (Mendoza, Aventura).

Entienden por todo ello algunos autores que solo expresa en muchas secuencias un valor mínimo, mientras que en otras denota estrictamente un valor único. La interpretación de valor mínimo es la propiamente escalar. Aun así, puede considerarse en ciertos contextos que constituye una inferencia —posible unas veces y forzosa otras— obtenida de la interpretación de valor único. Podría darse incluso ambigüedad entre ambas. Se reconoce, por ejemplo, la interpretación de valor único en A esa importante reunión solo asistió el decano si se desea comunicar que no asistieron otras personas, pero se obtendría la de valor mínimo si con esas mismas palabras se quisiera expresar que no asistieron autoridades de mayor rango. Existen otros muchos casos similares.

40.9g El adverbio solo se diferencia de otros adverbios focales en que puede aparecer entre la preposición y su término (con solo una mano), casi siempre con el mismo sentido que si abarcara todo el grupo en su ámbito (solo con una mano). Esta segunda posibilidad era mucho más frecuente en la lengua antigua que en la actual, especialmente si el término de la preposición es un grupo nominal definido. Aun así, se documenta también en la lengua literaria contemporánea:

Y así, despidiéndose dellos, acompañado de solo su rabel, se apartó por el mesmo camino (Cervantes, Galatea); […] sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna, con solo el aliento que te ha tocado de la andante caballería (Cervantes, Quijote II); Ya estaban a tiro de cañón con solo el río de por medio (Hora 8/4/1997); Son hombres orgullosos, con solo el cielo por encima de sus sombreros (Allende, Hija); Sin unión, sin alianza, sin tratado, con solo el par de zapatones nuevos y el poncho de sesenta listas que se le ha regalado (Roa Bastos, Supremo).

Resultan, no obstante, extrañas en la lengua de hoy oraciones como Te hablaré de solo mi trabajo o Estoy contenta con solo el profesor de Matemáticas.

40.9h Los infinitivos introducidos por la preposición con se admiten con naturalidad en la pauta arriba descrita, como en con solo verle la cara, que alterna con la variante solo con verle la cara. Estas construcciones, que reciben interpretación condicional, se analizan en el § 47.11i. Si el grupo nominal no está encabezado por el artículo definido, la construcción resulta también natural en el español de hoy:

Contó que en aquel sitio, a solo dieciocho metros de profundidad, había tantos veleros antiguos acostados entre los corales […] (García Márquez, Amor); Con solo veinte centavos se las componía para acallar los aullidos de las tragaderas (Draghi, Hachador); Después de dieciocho horas de trabajo —con la pausa de solo algunos bocados comidos frugalmente— […] (Mallea, Bahía).

El adverbio solo no puede intercalarse entre una preposición y un pronombre que reciba de esta el caso oblicuo: solo de sí mismo ~ *de solo sí mismo. La propiedad descrita en este apartado y en los precedentes es rara con los demás adverbios de foco. Otros adverbios de esta clase aceptan la intercalación de la que se habla si el grupo es verbal en lugar de preposicional, pero la rechazan en este último caso: también con suerte ~ *con también suerte; incluso para su hijo ~ *para incluso su hijo, con escasas excepciones: Después de hablar con los nativos, y de incluso llegar a la entrada de la cueva […] (Seguí, Dinosaurios).

40.9i Aceptan asimismo la posición intercalada en el grupo preposicional algunos sinónimos de solo, como nada más, únicamente o exclusivamente:

Después de todo, con nada más que dos manos se es un tipo común (Clarín 8/2/1979); Exhibieron una selección de únicamente siete películas (Proceso [Méx.] 12/1/1997); Las nuevas normas, por tanto, permitirían que los componentes del tribunal actuasen sobre el despido de, por ejemplo, tres operarios de una empresa pero no sobre el de exclusivamente un trabajador (Vanguardia [Esp.] 25/1/1994).

No se asimilan a esas construcciones otras como […] un delito mayor en primer grado punible con hasta 30 años en prisión (Nuevo Herald 12/5/1997), en las que hasta no es adverbio de foco. Esta pauta se analiza en el § 29.3n.

40.9j En la lengua antigua, era habitual usar el adjetivo solo, en lugar del adverbio correspondiente, tras la preposición en los contextos sintácticos que se acaban de describir. Aun así, esta variante tenía el significado que corresponde a la construcción adverbial:

El hombre que de sola voluntad es poseido, su coraçon non vale nada (Floresta); Con sola una gota se ahorraran tiempo y medicinas (Cervantes, Quijote I); […] que todas las Naciones hayan venido a ella [=‘la Iglesia’] por sola la predicacion de los Apóstoles (Solórzano Pereira, Política); La lengua de tierra que divide las dos Américas no tiene en su mayor anchura arriba de diez y ocho leguas, y en algunos parajes se estrecha hasta solas siete (Quintana, Vidas); […] ni en lo copioso y bien poblado de la copa, la que corona, no con solas flores, sino con ramilletes (Gumilla, Historia).

El adjetivo solo y sus variantes de género y número podían, pues, abarcar bajo su ámbito en la lengua antigua el grupo nominal sobre el que incidían (hasta solas siete=‘hasta solo siete’), pero también el grupo preposicional en su conjunto (para solos los hombres=‘solo para los hombres’).

40.9k La locución nada más se usa con infinitivos como adverbio de tiempo en el español europeo y en algunas áreas del americano (especialmente la caribeña y la rioplatense), como en Aseguró que volverían nada más terminar la ceremonia (Millás, Orden), donde expresa inmediatez. Equivale a en cuanto en contextos similares, formados con verbo finito y encabezados por la conjunción que, como en Nada más que podamos, vamos a cambiar el sistema (País [Esp.] 25/9/1996). Se emplea asimismo nada más como adverbio de exclusión, próximo a solo, como en Me voy a permitir hacerle nada más un resumen general de sus puntos de vista (Alatriste, Vivir). Existe relación entre estos dos usos, ya que en el ejemplo de Millás se excluyen implícitamente otros momentos posteriores de la ceremonia, de forma análoga a como en el de Alatriste se excluyen otros informes más pormenorizados.

40.9l El adverbio no más (o nomás) es característico del español americano. Se usa con el sentido de solamente, como en el primero de los textos que siguen, pero también con un valor expletivo o puramente fático, como en el segundo:

—Ya dije que ojalá sean dos, no más, por amor a Dios. —¿Pero tú nos ayudarías? (Bryce Echenique, Huerto); —Estarán gordos como estos… —¡De dónde no más, doctor! (Arguedas, Raza).

Se emplea también no más con un sentido próximo al que poseen los adverbios simplemente o meramente. Corresponde, por tanto, más propiamente a los adverbios de particularización o especificación que se analizan en los § 40.9ñ y ss.: Échele viento no más, mijita, harto viento (Donoso, Delfina).

40.9m El origen de la expresión no más es similar al de las combinaciones nada más o nadie más. En la lengua del Siglo de Oro ya se usaba ampliamente no más en el sentido de solo o solamente, es decir, ‘ninguna otra cosa, persona o tiempo aparte de…’:

Como iban subiendo por su costado, con la arcabucería de los navíos los iban tirando como a blanco; a los turcos no más, que a los cristianos mandó Ricaredo que nadie los tirase (Cervantes, Española); Una cosa no más apetezco (Calderón, Amado); Esta vez quiero no más aprovechar un desdén (Rojas Zorrilla, Ojo); Si en eso no más consiste, / vencedora me verás (Ruiz Alarcón, Desdichado).

Este uso ha permanecido vivo en amplias áreas del español americano, en el que no más (o nomás) ha adquirido valores nuevos, como los que se describen en el § 30.13m. El empleo de no más en el sentido de solo corresponde a estos ejemplos:

—¿Le pasó algo? —preguntó. —Nada —le contestó Pedro Vicario— No más que lo andamos buscando para matarlo (García Márquez, Crónica); Le dicen que va a ser una nota muy sensacionalista, y que les falta no más algunas fotos de cuando ella se desnudaba en escena (Puig, Beso); Creyendo que todo lo que hiciste fue perfecto, y que puedes volverlo a hacer, nomás para ver cómo reacciona el changuito (Agustín, Ciudades).

El uso en algunos países americanos de no más o nomás en el sentido de solo se extiende a veces en la lengua coloquial a los contextos contrastivos (no solo… sino…), como en ¿Dónde nos habita el amor que no se siente nomás en el corazón, sino por todo el cuerpo? (Hayen, Calle). Se utiliza también el diminutivo nomasito, como en Nos hace pasar. —Ahí nomasito, a la derecha (Serrano, M., Vida). Sobre el uso temporal de no más, similar a ni bien o apenas, véase el § 23.6k.

40.9n El adverbio puro, común en muchos países americanos, y frecuente en el español antiguo, modifica a adjetivos y también a formas no personales del verbo. En ciertos contextos, admite paráfrasis con solo, nada más que o no más que, como en Dicen que por las noches / nomás se le iba en un puro llorar (Obando, Paraíso), es decir ‘nada más que en llorar’. También admite paráfrasis con los adverbios puramente, meramente o simplemente, lo que lo acerca a los adverbios de foco particularizadores (§ 40.9ñ). En otros contextos, puro adquiere el valor de un cuantificador intensivo, pero sin perder el sentido que se acaba de mencionar. Así, en el texto siguiente se admite la paráfrasis ‘simplemente de vivirlas’, pero también ‘de tanto vivirlas’: […] escenas imaginadas, edulcoradas, perfeccionadas, reales casi de puro vivirlas y revivirlas a todas horas (Regàs, Azul). En la lengua antigua, se usaba asimismo la variante «a puro + infinitivo», hoy caída en desuso:

Lástima os tengo, ojos míos, / que estáis ciegos y cansados / a puro sentir desprecios / y a puro llorar agravios (Zayas, Desengaños); Y digo que aun es milagro que vivan tanto, sino que a puro de ser buenos hombres, viven algunos (Gracián, Criticón III).

Sobre los grupos preposicionales de sentido causal construidos con la pauta «a puro + grupo nominal», como en a puro tesón, véase el § 39.8l.

40.9ñ Otro grupo de adverbios de foco mencionado en el § 40.5f es el de los llamados particularizadores. Estos adverbios enfatizan la entidad denotada por su foco y llaman la atención sobre ella. Unas veces la resaltan o la destacan (precisamente, exactamente, especialmente, sobre todo, justamente, en particular, concretamente), y otras ponen de manifiesto que no alude a alguna realidad más compleja o que no posee mezcla de otra cosa (meramente, simplemente). Así, la presencia del adverbio precisamente en el texto que sigue contribuye a acentuar el hecho de que la misión de la que se habla sea la que se explica: Su misión como encargado de la cripta bancaria consistía precisamente en no enterarse (Montero, Hija). Este adverbio es muy frecuente en las oraciones copulativas de relieve (§ 40.10) y, en general, en las que se caracterizan por marcar el foco con algún recurso sintáctico, por ejemplo la anteposición de un segmento: Ahí está la historia del Oriente y ahí precisamente se habla de Kublai Khan (Borges, Noches).

40.9o Con el adverbio especialmente es habitual construir incisos que aclaren alguna de las informaciones presentadas en el texto previo o implícitas en él, por ejemplo, las circunstancias que caracterizan algo o a alguien: Pinilla era capaz de escribir artículos muy respetables, especialmente si la noche había caído ya (Val, Hendaya). No se considera recomendable el uso del adverbio mismo como adjunto verbal de precisión en el sentido de ‘justamente, cabalmente’, como en Con este vestido pareces mismo tu hermana. Los demás adverbios particularizadores presentan otros rasgos semánticos específicos, como explica el DRAE.

40.9p Los adverbios prácticamente y casi, llamados de aproximación en la clasificación del § 40.5f, proporcionan también alternancias en función del ámbito sintáctico que abarcan, como en Casi se comió un kilo de papas ~ Se comió casi un kilo de papas. La segunda de estas secuencias solo posee una interpretación, pero la primera tiene al menos dos. El foco de casi en la primera puede ser todo el grupo verbal (y se dice entonces que alguien estuvo a punto de realizar cierta acción), o bien solo el complemento directo de comió (de forma que se expresa la cantidad de papas que alguien estuvo cerca de alcanzar en su ingestión). La segunda secuencia solo admite esta última interpretación. Estos adverbios modifican a los adjetivos (casi lleno, casi azul), a algunos adverbios (casi bien, casi enfrente), a los grupos nominales (casi un kilo de papas), a los preposicionales (casi con seguridad) y a las formas personales y no personales del verbo (casi lo convenció, casi corriendo).

40.9q Es importante resaltar que los adverbios de aproximación no son cuantificadores de grado. En vez de expresar la medida de alguna propiedad como lo hacen muy, bastante o demasiado, indican que se obtiene en su lugar alguna otra próxima a ella. Así, en Solo pudo lograr un gesto casi absurdo (Rodríguez Juliá, Cruce), se dice que el gesto no alcanza la propiedad de ser absurdo. Si se dijera, en cambio, muy absurdo, se haría referencia a un grado alto de esa propiedad (véase también el § 13.2r). De forma análoga, la expresión prácticamente imperceptible no denota cierto grado de la propiedad designada por imperceptible, sino otra propiedad que se aproxima a esta: Con el tiempo, quienes allí habitan adquieren el color del liquen, de la piedra, de las cortezas, y se hacen prácticamente imperceptibles (Goytisolo, Liberación). Finalmente, frente a muy cómico —que expresa un grado elevado de comicidad—, casi cómico indica que la propiedad de ‘ser cómico’ no se llega a alcanzar completamente: Fatuos pero mal vestidos, tan artificiales que habrían resultado casi cómicos si no fuera porque […] (Grandes, Malena). Prácticamente y casi se anteponen también a los grupos verbales, como en Prácticamente monopolizaba el tránsito de la opaca multitud de paso (Mutis, Maqroll).

40.9r La diferencia que se acaba de introducir entre adverbios de aproximación y adverbios de gradación explica que casi, al igual que prácticamente, preceda a adjetivos que no son graduables:

casi idéntico, casi infinito, casi intacto, casi inverosímil, casi prehistórico, casi simultáneo, casi telegráfico, prácticamente desnudo, prácticamente diario, prácticamente global, prácticamente interminable, prácticamente muerto.

Uno y otro admiten, además, adjetivos que no son calificativos ni relacionales, como son los posesivos (prácticamente suyo, casi mío), como en Eran casi suyos, parte de su existencia (Galdós, Misericordia). En los ejemplos que siguen, casi precede a adjetivos graduables. A pesar de ello —como en los usos examinados antes—, no se señala en ninguno de estos casos un grado, sea alto o bajo, de alguna propiedad, sino la proximidad o la cercanía de alguna otra cualidad que no se llega a alcanzar y que a menudo se sugiere:

La recordación fue simple, casi íntima (Alberti, Arboleda); […] de voz cantarina y grave, casi fea y sin embargo atractiva (Carpentier, Pasos); Algunos no eran tan jóvenes, y los había que eran ya casi viejos (Landero, Guitarrista); Rómula le daba de cenar bistés a la plancha, casi crudos o sea vuelta y vuelta (Cela, Cruz); Indiferentes, casi desdeñosas, habían pasado de largo (Saer, Nubes); Tuve yo, en Bomarzo, mis habitaciones casi secretas (Mujica Lainez, Bomarzo).

Cuando los adverbios de aproximación toman como focos grupos cuantificativos, como en el ejemplo citado, Casi se comió un kilo de papas, implican la existencia de una cantidad menor de la que se menciona, pero próxima a ella. Los adverbios aproximativos modifican a los participios (casi terminado) y también a los adjetivos de sentido episódico y resultativo, como en casi lleno, casi desnudo, casi seco, casi maduro, muchos de los cuales están próximos a los participios, tal como se explica en el § 27.10e.

40.9s Los adverbios casi y prácticamente poseen, por otra parte, propiedades características de los aspectuales (§ 30.14j), ya que modifican a verbos que denotan procesos que culminan (realizaciones o logros: § 23.3a). Indican, pues, en este uso que esa culminación no se alcanza y que se obtiene en su lugar un estadio cercano al límite que su significado comporta: Casi se murió; Casi aprobé las matemáticas; Prácticamente ha concluido la negociación colectiva; Prácticamente ocuparon el pueblo. Nótese que en esta última oración se dice que cierto proceso que estaba en marcha no fue concluido, por tanto que se alcanzó solo una parte de la ocupación de la que se habla. Con muchos verbos que expresan acciones puntuales o delimitadas (§ 23.3a), no se describen con tales construcciones procesos en curso, sino acciones que no llegaron a emprenderse, pero que pudieron haberse realizado: Casi la besó; Casi saltó la valla, etc. Así pues, el significado de Casi se cayó es muy similar al de Estuvo a punto de caerse28.10a).

40.9t Entran en relación el foco de casi y prácticamente y el del adverbio no en las oraciones negativas. Repárese en que la oración Casi no nos vemos tiene dos sentidos. En el primero expresa frecuencia reducida y equivale a ‘Prácticamente no nos vemos’ o a ‘Nos vemos muy pocas veces’; en el segundo, equivale a ‘Estuvimos cerca de no vernos’, es decir, ‘a punto de perder esa ocasión’. Las locuciones adverbiales por poco y por poco (no), que se analizan en los § 48.11s y ss., dan lugar a una ambigüedad relativamente similar. El uso de casi con negación está muy restringido con los predicados perfectivos: Casi (*no) se murió.

40.9u El adverbio medio se acerca al significado de casi, si bien se construye preferentemente con participios de verbos télicos o delimitados (medio acobardado) y con adjetivos episódicos (medio desnudo, medio enfermo), en tanto que unos y otros sugieren algún cambio de estado: Por detrás del corral pasaba un regato, a veces medio seco y nunca demasiado lleno (Cela, Pascual Duarte). Aun así, se registran excepciones en contextos en los que medio se combina con otro tipo de adjetivos en alternancia con ligeramente o en alguna medida, como en El rubio resultó medio travieso (Güiraldes, Segundo).

40.9v El adverbio prácticamente también se asimila a casi en las características gramaticales que se han explicado en el § 40.9r. Lo hace, en efecto, tanto en lo relativo a los adjetivos de sentido resultativo, como en prácticamente {vacío ~ seco ~ fijo ~ borracho}: Ya estábamos prácticamente borrachos antes de sentarnos a cenar (Muñoz Molina, Ardor), como en lo que afecta a los no graduables, como en prácticamente {imposible ~ nulo ~ inmóvil}, o a los graduables en el sentido particular que se aplica a casi, como en prácticamente {cojo ~ nuevo ~ extraño}: Eran recorridos por una ciudad prácticamente extraña, muy diferente a la que conocía (Vázquez Montalbán, Pájaros). Casi no suele alternar con prácticamente cuando se antepone a grupos adjetivales comparativos: casi tan delgada como su madre, casi más alto que el obelisco.

40.9w El adverbio apenas equivale a «casi + negación» en posición preverbal, como en Casi no me escribía ~ Apenas me escribía, y a casi en posición posverbal: No me escribía casi ~ No me escribía apenas. Está sujeto, por tanto, a la alternancia negativa que se analiza en el § 48.3 y se asimila a otros inductores negativos (§ 48.6): Apenas dijo nada interesante. La negación que apenas envuelve puede abarcar el indefinido nunca, como en Apenas telefonea ~ Casi nunca telefonea (adverbio de frecuencia), por lo que es incompatible con él (*Apenas telefonea nunca). Alternan apenas y apenas si, con posible omisión de si en muchos de estos contextos:

Recuerdo que ella bajó la vista, mostrando sus párpados gruesos terminados en profusas pestañas (apenas si usaba maquillaje entonces) (Cabrera Infante, Habana); Apenas se podía tener en pie (Martínez, Evita).

Cuando el foco de apenas es una expresión cuantificativa, este adverbio aporta a menudo un significado análogo al de los adverbios de exclusión. Así, en Apenas recibió el saludo de unos treinta curiosos (Clarín 9/10/2000) se expresa un contenido similar al de ‘Recibió el saludo de no más de treinta curiosos’ o al de ‘Solo recibió el saludo de treinta curiosos’. Como adverbio de tiempo, apenas equivale a en cuanto o nada más. Este uso se analiza en los § 30.7a, b. Es hoy uso minoritario, y se desaconseja, escribir apenas en dos palabras (a penas).

40.9x Las locuciones adverbiales a lo menos, al menos, cuando menos o por lo menos, usadas en gran parte del español europeo y americano, poseen valor restrictivo, en cuanto destacan una posibilidad o una propiedad de entre un conjunto de alternativas que quedan virtualmente irrealizadas en alguna escala potencial. El grupo modificado por estas locuciones se asocia con un valor mínimo. Así, en el texto siguiente se dice que lo que el gobierno debiera hacer es lo mínimo que cabría esperar: Si el gobierno no quiere cerrar las puertas del diálogo, debiera, cuando menos, condicionarlo a unas conductas mínimas que la subversión puede acoger o desechar (Tiempo [Col.] 16/10/1992). No se excluyen, por tanto, otras acciones no mencionadas, que ocuparían estadios más elevados en la jerarquía implícita que se establece (similar, por otra parte, a las que se describieron en el caso de solo). Análogamente, en el primero de los ejemplos que siguen se dice que llamar a alguien por teléfono se sitúa en un estadio más bajo que buscarlo:

Realmente sintió ganas de ir a buscarla o, cuando menos, de llamarla por teléfono (Bryce Echenique, Huerto); Yo ya conocí, si no mi destino, al menos mi vocación (Fuentes, Cristóbal); Le quedaba al menos ese lugar donde refugiarse (Pitol, Vida); Solo este año Los Alpes pretende inaugurar a lo menos tres nuevos locales (Mercurio [Chile] 6/2/2004); Él, Faustino, sabía, o por lo menos sospechaba, cosas que al Psicólogo no le gustaba contar (Edwards, Anfitrión).

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
ámbito

 

Nueva gramática de la lengua española
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