Sintaxis

25. El verbo (III). El modo

25.3 El modo en las subordinadas sustantivas (I). Contextos básicos de selección del modo

25.3a En esta sección se analiza el modo en las subordinadas sustantivas cuando es dependiente del predicado que las selecciona como argumento, como en Les aseguro que el detenido {dice ~ *diga} la verdad. No corresponden, por tanto, a este grupo los contextos introducidos por esos mismos predicados cuando el modo aparece determinado por otro inductor. Así pues, en esta sección se dirá que asegurar elige, selecciona, impone o induce el modo indicativo en su complemento oracional. No se consideran excepción oraciones como No les aseguro que el detenido diga la verdad, ya que el subjuntivo que aquí aparece está inducido por la negación, no por el verbo asegurar. A lo largo de la sección se añadirá la preposición entre paréntesis al lado del predicado verbal, nominal o adjetival sobre el que incide, como en aspirar (a). Esta convención no indica aquí opcionalidad en la presencia de la preposición. Se usará, por el contrario, como recurso para señalar que la subordinada sustantiva que interesa analizar es la que aparece en su término, como en Aspiraba a que un miembro de la familia Robinson efectuase un enlace de mayor rango (Otero, L., Temporada). La mayor parte de estos complementos son de régimen, pero no lo son los complementos objetivos encabezados por la preposición de que introducen algunos predicados, como en el deseo de que regrese, como se explica con detalle en el § 36.5d.

25.3b Gran número de predicados seleccionan indicativo o subjuntivo en las subordinadas sustantivas que corresponden a alguno de sus argumentos. La subordinada sustantiva cuyo modo está inducido ejerce la función de sujeto en Me alegra que estés mejor (donde solo algunos hablantes admiten también el indicativo: § 25.5b); la de complemento directo en Espero que estés mejor; la de término de preposición en Me alegro de que estés mejor, en este caso con grupo preposicional en función de complemento de régimen. Como se vio en el § 25.2g, los grupos preposicionales pueden ser, además, complementos de los adjetivos, los sustantivos y los adverbios. Menos sencillas son las generalizaciones semánticas que cabe establecer sobre la selección modal en las subordinadas sustantivas. En los apartados que siguen se mencionarán los grupos de predicados que suelen establecerse para determinar la elección de los modos indicativo y subjuntivo. En los § 25.3j, z se establecerán algunas generalizaciones sobre las clases semánticas que se describen en la presente sección.

25.3c Se construyen con indicativo los sujetos oracionales de los verbos que expresan acaecimiento, como: acontecer, ocurrir, suceder, etc.:

Y ocurrió que, a pesar de que fue un lunes por demás dichoso, esperé con ansiedad el fin de aquella misma semana (Lynch, Dedos); Sucedió que la desventurada perrita […] se sentó noche y día en el escabel a esperar fielmente nuestro regreso (Alberti, Arboleda).

El mismo modo eligen los complementos oracionales (sean directos o de régimen) de los verbos de lengua o de comunicación y, en general, de los que se caracterizan por presentar, exponer o transmitir informaciones diversas: afirmar, aludir (a), apuntar, asegurar, comentar, conversar (sobre), decir, describir, gritar, hablar (de), indicar, informar (con de o con objeto directo), mencionar, poner de manifiesto, pregonar, referir ~ referirse (a), repetir, revelar, señalar, soltar (en el sentido de ‘decir de sopetón’), sostener, sugerir, venir (con) y otros muchos similares, como en estos ejemplos:

Alain afirma una vez más que la novela es ante todo realidad (Sánchez, L. A., Proceso); La estrechura de sus caderas revelaba que nunca había parido (Jodorowsky, Pájaro); Alguien apuntó que habían ido ya algunos conocidos pintores italianos (Uslar Pietri, Visita); En el informe del celador a la jefatura del penal se sostenía que el reo estaba loco de remate (Alberto, Eternidad); Sacó la cabeza por la ventana y gritó que el general Vela la esperaba (Belli, Mujer); Adela menciona que el trabajo que hace ahora es indigno (Santiago, Sueño); Informó que sus dos cuentas corrientes habían sido congeladas (Vargas Llosa, Fiesta); Les referí que estaba escribiendo una novela sobre el Coronel y Evita (Martínez, Evita); No me vengas con que vas a regresar ahora (Montero, M., Capitán).

La mayor parte de estos verbos admite también el subjuntivo para introducir mandatos o sugerencias. Se explicarán estas diferencias en el § 25.4d. Los sustantivos que se asocian con estos verbos comparten su régimen, como en la afirmación de que la tierra es redonda, la alusión a que los políticos no dicen siempre la verdad, la simple mención de que el resultado no fue el esperado. No obstante, cuando mención se interpreta en el sentido de ‘posibilidad’, se admite el subjuntivo, como en La mención de que el General López Contreras, Jefe de la Guarnición de Caracas, estuviera metido en aquello era verdaderamente increíble (Herrera Luque, Casa).

25.3d Eligen asimismo el modo indicativo los predicados que expresan certeza, así como otros que ponen de manifiesto la relevancia, la prominencia o la contundencia de lo que se expone. Los adjetivos (cierto, claro, evidente, obvio, palmario, patente, seguro) o las locuciones adjetivales (de sentido común, de cajón) inducen ese modo en las subordinadas sustantivas de sujeto: Es obvio que las cosas {van ~ *vayan} mejor. Existen algunas excepciones, que se examinarán en el § 25.7b. Obedece a la misma pauta la presencia del modo indicativo en los ejemplos siguientes:

Era casi seguro que el hombre me había sentido llegar (Garmendia, Cuentos); Es evidente que él fía y ella no (Onetti, Viento); Resultaba palmario que los autores habían buceado en el entorno íntimo del etarra (Rojo, A., Matar); Es de cajón que somos un partido obrero (Longares, Romanticismo).

Algunos de estos predicados admiten subjuntivo, con cambio de significado, como se explicará en el § 25.4c.

25.3e Las expresiones mencionadas en el apartado anterior también inducen indicativo cuando funcionan como complemento predicativo, como en Considero obvio que las cosas {van ~ *vayan} mejor. He aquí algunos ejemplos que corresponden a las dos estructuras mencionadas:

Es obvio que no estás enamorada de él (Bayly, Mujer); El primer secretario de los socialistas catalanes, Narcís Serra, juzgó evidente que ha influido de forma negativa (ABC 21/10/1997); En cuanto al mundo, está claro que yo no lo voy a arreglar, ni los demás tampoco (Umbral, Mortal); Se ve claro que las cosas que tocan profundamente al hombre son de algún modo ocultadas (Henríquez Gratereaux, Disparatario); Era patente que el hombre no compartía su opinión (Tomás, Orilla).

25.3f Entre los verbos o locuciones verbales que se asocian con la veracidad de lo que se afirma están resaltar o saltar a la vista:

Juan Carlos resaltó que es el primer rey de España que visita el archipiélago (Vanguardia [Esp.] 3/4/1995); Saltaba a la vista que mi habitación había sido registrada por el FBI (Benítez, Caballo),

además de comprobar, demostrar, explicar, garantizar, probar y otros de significado similar que expresan la acción de poner de manifiesto lo que se considera cierto, como en Estaban dispuestos a llevarlo preso a menos que pudiera demostrar que era en verdad el hijo del senador Trueba (Allende, Casa). Para algunos usos de estos verbos con subjuntivo (con el consiguiente cambio de significado), véase el § 25.4ñ. Entre los sustantivos cabe mencionar certeza, garantía o seguridad, como en La absoluta seguridad de que son personas de bien. También se construyen con indicativo los sustantivos demostración, indicio, prueba, señal y otros semejantes, como en Las contradicciones aparentes del Onceno Tomo son la piedra fundamental de la prueba de que existen los otros (Borges, Ficciones), o en La niña le hace la señal de que está adentro (Azar, H., Premio).

25.3g Inducen asimismo el modo indicativo los complementos de los predicados que expresan percepción, sea sensorial o intelectiva: advertir, caer en la cuenta (de), encontrarse (con), mirar, notar, observar, oír, percibir, recordar, reparar (en), tropezar (con), ver, entre otros. He aquí algunos ejemplos de este paradigma:

Veo que se ha despojado de la chaqueta (Garmendia, Cuentos); Cuando regresó miró que el ojo nos estaba mirando (Paso, F., Palinuro); Ha oído que se acercaba un coche de policía (Ribera, Sangre); Solo entonces reparé en que tenía aún el cuchillo ensangrentado en la mano (Díaz Martínez, Piel); Cuando se recuerdan algunas de las fotos de sus discos se percibe que ha adelgazado y envejecido (Glantz, Rastro); Caí en la cuenta de que había cometido una torpeza (Montero, M., Capitán); Se encontró con que la Academia había preparado en su honor una fiesta sorpresa (Pitol, Vida).

Sobre el uso del subjuntivo con algunos de estos verbos, como en Miró que todo estuviera en orden, véanse los § 25.4n, ñ. Algunos predicados de este grupo se interpretan como verbos de percepción en unos contextos (Advirtió que la venían siguiendo; Recuerdo que le gustaba pasear en bicicleta) y como verbos de comunicación en otros, con complemento indirecto (Le advierto que no toleraremos otro error semejante; Te recuerdo que la cena es a las ocho), pero inducen el modo indicativo en ambos casos.

25.3h Se construyen también con indicativo los complementos de los verbos que expresan posesión, adquisición o pérdida de informaciones o conocimientos: aprender, averiguar, convencer (de), creer, enterarse (de), estar al tanto (de), leer, saber, olvidar (pero cf. los § 25.5k, o):

Hoy he leído que otra vez has sido detenida (Palou, Carne); No sabemos si la física describe cosas físicas (Cardenal, Pluriverso); En las revistas Edmundo averiguó que, en realidad, la empresa de su padre no exportaba telares (Gopegui, Real); A mis años aprendí que no necesito esconder nada (Piglia, Respiración); Olvidan que la emperatriz empezó a enfermar a la semana de contraer matrimonio (Moix, A. M., Vals); Allí se enteró de que Turín era la ciudad que más autos fabricaba en Italia (Chavarría, Rojo); Al cabo de un tiempo se convencieron de que los alemanes no se arriesgarían a tomar la casa por asalto (Soriano, León).

25.3i También aparece inducido el indicativo por varios adjetivos y sustantivos que expresan esas mismas nociones, como en la noticia de que sube la inflación, seguro de que no se equivoca, enterado de que tenía que regresar al día siguiente, sabedor de que sus posibilidades eran escasas, la impresión de que la están engañando, el convencimiento de que lograrán salir adelante. Denotan otras formas de juicio, y se construyen con subordinadas en indicativo, los verbos achacar (a), atribuir (a), deberse (a) y otros que introducen justificaciones de algún estado de cosas:

Lo achaco a que el hombre primitivo, al igual que ciertos animales, capta de inmediato la amistad, el miedo o la agresividad de los desconocidos (Vázquez-Figueroa, Brazofuerte); Pepita siempre está alegre, lo cual América atribuye a que nunca se ha casado y no tiene hijos (Santiago, Sueño); Estas incongruencias se deben a que la deportista condensa algunos de los impases de la identidad femenina actual (Fuller, Dilemas).

No obstante, otros muchos predicados que expresan la noción de ‘causa’ se construyen con subjuntivo, como se hace notar en los § 25.3ñ, o.

25.3j Las clases semánticas descritas en los apartados precedentes permiten agrupar muy diversos predicados cuyos argumentos expresan lo que se comunica, se conoce, se acepta, se cree o se percibe. Los predicados de percepción y de adquisición o posesión de conocimiento suelen agruparse en la tradición semántica bajo el término de predicados semifactivos, en cuanto que no presuponen la certeza de su complemento (frente a los factivos: § 25.3r), pero la presentan como plausible. La relación entre los conceptos de percepción (sentido en algunas gramáticas tradicionales) y de adquisición de conocimiento (entendimiento en esas mismas gramáticas) es también estrecha si se analiza en términos léxicos, ya que la asimilación de contenidos proposicionales (como en Vio que lo estaban engañando) está próxima a la percepción de seres materiales (Vio al ladrón), si bien la primera equivale prácticamente a la comprensión o al conocimiento de los estados de cosas que se presentan. Los predicados de comunicación no son en rigor semifactivos, pero coinciden con estos últimos en que introducen contenidos considerados reales, o al menos asumidos como tales, en cuanto que se caracterizan por presentar como cierta la información que su complemento aporta. Por esta razón se llaman a veces asertivos. Las clases semánticas mencionadas en los apartados precedentes no abarcan todos los predicados que admiten el indicativo. De hecho, se ha observado en los estudios sobre los modos que resulta algo menos complejo acotar o perfilar las nociones semánticas que inducen el subjuntivo que las que imponen el indicativo. Se exponen las fundamentales en los apartados siguientes.

25.3k Eligen subjuntivo un gran número de predicados que expresan voluntad o intención. Pueden ser, en primer lugar, verbales, como aspirar (a), decidirse (a), desear, esforzarse (por), luchar (por), pretender, procurar, querer, tratar (de), etc. Se ejemplifican a continuación algunos de estos verbos:

Quizás deseaba que alguien me amase como ella me había amado (Alegre, Locus); Queremos que ustedes conozcan las causas y los propósitos del Movimiento en el cual están participando sus hijos (Velasco Piña, Regina); Le da estos dos periódicos al señor presidente, procure que los lea (Victoria Zepeda, Casta); La reina Enriqueta María pretendía que los exiliados girasen en torno a ella (Otero, L., Temporada); Respondí cartas de viejos amigos y me esforcé por que las cosas, en lo posible, volviesen a la normalidad (Padilla, Imposibilidad); En la actualidad, el indígena lucha por que se respeten sus derechos (Ruales, Saneamiento).

25.3l En segundo lugar, las nociones de voluntad e intención pueden expresarse igualmente a través de predicados adjetivales, como deseoso (de), dispuesto (a), partidario (de), resuelto (a), entre otros:

Estoy resuelto a que termine la vida de aislamiento (Clarín, Regenta); Era partidario de que se alejaran de prisa de los alrededores del colegio (Colinas, Año); Estaba deseoso de que Juan se llevara una buena impresión del sistema penitenciario del estado de Virginia (Carrión, I., Danubio); No estoy dispuesto a que pongas en peligro a mi familia (Martínez Salguero, Combate),

o también nominales, como deseo (de), empeño (en ~ de), esperanza (de), ganas (de), intención (de), voluntad (de):

¿No era impaciencia su deseo de que Martín acabara de una vez aquella novela de la vida interior que tanto se alargaba? (Pombo, Metro); Ella no parecía tener verdadera voluntad de que se esclarecieran los hechos (Tomás, Orilla); Tengo la intención de que tú y yo seamos amigos (Bain, Dolor); Tengo ganas de que todo se aclare (Gamboa, Páginas); Pero, mamá, ¿por qué tanto empeño en que me case si tu matrimonio salió fatal? (Marsillach, Ático); Todos tienen la esperanza de que quede algo de todo este oro de California (Leis Romero, Sol).

25.3m Eligen igualmente el subjuntivo los predicados que expresan oposición o rechazo, como: desmentir, negarse (a), oponerse (a), rechazar, entre los verbos; contrario (a), renuente (a) o reticente (a), entre los adjetivos, y negativa (a), oposición (a), rechazo o reticencia (a), entre los sustantivos:

Se negó a que volviese a casa ni siquiera a pasar la noche (Landero, Juegos); Él se opuso a que los maestros vinieran (Vargas Llosa, Casa); Siempre fue muy renuente a que se manifestara cualquier forma de polémica pública (Tusell, Historia); La negativa paterna a que ella viniera sola al cine […] (Cabrera Infante, Habana); Dos principales imputaciones se me hacían entre los biempensantes: mi participación en un homenaje a Ortega y mi resistencia a que el nombre de Unamuno fuese eliminado de la publicidad intelectual y literaria de España (Laín Entralgo, Descargo); […] su rechazo a que Alemania fuese el centro de la cultura occidental (Nuevo Herald 15/3/1998).

25.3n Se construyen asimismo en subjuntivo un gran número de predicados de influencia, es decir, los que expresan peticiones, sugerencias, consejos, órdenes, prohibiciones y otras formas de condicionar la conducta ajena. Entre los verbos cabe señalar aconsejar, autorizar (a), azuzar (a), demandar, pedir, permitir, prohibir, rogar, solicitar, sugerir, suplicar, urgir (a), vetar, etc.:

Exige que se le trate con arreglo a protocolo: “Demando que se celebre esta semana la conferencia en la cima” (Alonso, Supremísimo); Nicolás y el duque de Naxos me azuzaban y urgían que reclamase (Mujica Lainez, Bomarzo); Nos urgen a que no nos demoremos (Revilla, Guatemala); Te ruego que no me desanimes más de lo que estoy (Bonmatí, Elena Demuth); Yo les supliqué que me lo dejaran (Gala, Invitados); Te autorizo a que le digas que fui yo quien te aconsejó el silencio (Benedetti, Primavera); ¿Le vas a permitir que haga semejante escándalo? (Kociancich, Maravilla).

Entre los sustantivos que expresan influencia, están advertencia, autorización, consejo, orden, petición, recomendación, solicitud o visto bueno (a). He aquí algunos ejemplos de este grupo:

Mi consejo es que nunca, pero nunca jamás, salgas de compras con tu marido (Donoso, Elefantes); Cada tanto, irrumpía de nuevo con la recomendación de que alguien fuera a hacerse cargo de los patos (Collyer, Habitante); La solicitud será que se mantenga a Guatemala ubicado en el renglón 21 por un año más (Siglo Veintiuno 17/3/1997); Su petición es que se amplíe el número de personas que se dedican a este tema (Faro Vigo 26/6/2001); De todas maneras se les concedió visa de entrada a una comitiva de 1502 personas, y la autorización a que 300 de ellas porten armas (Rumbo 20/10/1997).

Sobre el análisis sintáctico de estas oraciones, pueden verse los § 43.5h y ss.

25.3ñ Eligen también el subjuntivo los predicados que denotan causa de algo. Entre los sustantivos cabe señalar causa, culpa, explicación, justificación, motivo, origen, razón y otros semejantes, como en la culpa de que ahora {*estamos ~ estemos} en esta situación. He aquí otros ejemplos:

¿También tiene Espartero la culpa de que llueva? (Galdós, Episodios); La reducción de las inversiones del Estado aunada a la ejecución simultánea de varios proyectos en el sector turismo fueron la razón de que la inversión privada tuviese un repunte (Espinosa, Nicaragua); […] tratando de saber cuál era el origen de que se sintiera tan miserable (Cabrera Infante, Habana).

Aunque exprese indirectamente causalidad, el verbo proceder se construye con indicativo, como en El enigma del mundo esquizofrénico procede de que se trata de un mundo fantástico (Castilla, Psiquiatría 2). De la misma manera lo hacen las locuciones debido a y gracias a. En todos estos casos el evento descrito por la subordinada es previo al que denota la oración principal (o el sujeto de proceder, sea o no oracional). Véase además sobre esta cuestión el § 25.4m. Sobre el doble régimen de los verbos entrañar, implicar o suponer, véase el § 25.4l.

25.3o Expresa asimismo una relación causal el verbo justificar, cuyo complemento directo oracional se construye en subjuntivo, como en Solo la extremada angustia que produce la Blanca podría justificar que se les ocurriera la insensatez de atracar a unos vecinos (Montero, Corazón). También lo hacen los complementos oracionales de los verbos causar, dar lugar (a), hacer, ocasionar, producir, provocar y otros semejantes:

Ilustre Don Celestino, usted ocasionará que me saquen alguna chufla (Valle-Inclán, Tirano); Eso hizo que al llegar a Delhi me sintiera mejor (Puértolas, Noche); […] lo que ha causado que en medio del océano se viertan impunemente toneladas de residuos tóxicos (Vásquez, Ecología); La elasticidad de la ley dio lugar a que esta se interpretara no siempre con buenas intenciones (Guzmán, Y., País); Una nube rosada llegó hasta él, lo envolvió y provocó que saliera a todo galope hacia el rancho de Mamá Elena (Esquivel, Agua).

25.3p Inducen también el subjuntivo los predicados que denotan dirección o inclinación, como los sustantivos inclinación (a), propensión (a) o tendencia (a) y los verbos abocarse (a), conducir (a), llevar (a), como en Las peculiaridades históricas de España llevan a que el barroco encuentre ahí un terreno estupendamente abonado (Coronado, J., Fabuladores). Se ha observado que existe una estrecha relación entre el concepto de ‘dirección’ y el de ‘orientación temporal’ prospectiva que caracteriza las oraciones de subjuntivo en un gran número de casos. Sobre la relación entre el concepto físico de ‘fin’ y la noción de ‘finalidad’, véanse los § 46.1i y 46.8. Los predicados conseguir y lograr inducen asimismo el subjuntivo en sus complementos directos oracionales:

El Gaviero consiguió que prosiguieran el camino (Mutis, Maqroll); Marisa ha logrado que Durán, en voz baja, le cuente algo de la última etapa de la vida de su madre (Pombo, Natura).

25.3q Casi todos los predicados de afección que admiten argumentos oracionales se construyen con subjuntivo. La lengua posee un gran número de verbos, adjetivos y sustantivos que expresan reacciones sensoriales, afectivas o anímicas. Así, en Le da rabia que existan los otros (Mundo [Esp.] 15/3/1996), el predicado subrayado con trazo discontinuo expresa cierta reacción emocional, lo que desencadena la aparición del modo subjuntivo en la subordinada sustantiva de sujeto. Las subordinadas introducidas por un subgrupo numeroso de verbos de este amplio paradigma están sujetas a la alternancia «sujetocomplemento de régimen», como en alegrar ~ alegrarse (de). En ambos casos, el modo elegido es el subjuntivo, con las escasas excepciones a las que se hará referencia en el § 25.5b: Me alegra que estés aquí ~ Me alegro de que estés aquí. Muestran la misma alternancia aburrir ~ aburrirse (de), apenar ~ apenarse (de), cansar ~ cansarse (de), congratular ~ congratularse (de), entristecer ~ entristecerse (de), doler ~ dolerse (de), preocupar ~ preocuparse (de), entre otros muchos verbos. Sobre esta alternancia, véanse también los § 36.4ñ, 36.8p y 36.10h. He aquí algunos ejemplos de ella con algunos de estos predicados:

Me alegro de que esté acá, Larralde (Andrade, Dios); ¿Será posible amar y no preocuparte de que la próxima persona que pase por la ventana se lleve a tu amante con una mirada? (Santiago, Sueño); Y me entristeció que un ministro de Dios, por cobardía, las hubiese olvidado (Mignone, Iglesia); Se dolió de que su esposo no estuviera vivo para comentarlas con él (García Márquez, Amor); Ya me cansé de que me atormente (Esquivel, Agua); Se aburre de que Gene Kelly baile siempre con Cyd Charise (Cabrera Infante, Tigres).

Entre los verbos de afección que no están sujetos a esta alternancia cabe señalar divertir, encantar, gustar, repeler, etc., que se construyen igualmente con subjuntivo (Nos gusta que nos llames), además de algunos que se construyen con sujetos de persona, del tipo de adorar, amar, detestar, lamentar, sentir, odiar, entre otros, como en estos ejemplos:

¡Adoro que me hayáis invitado! (Gómez-Arcos, Queridos); No siente que haya cometido una falta grave o una infracción (Mendoza, M., Satanás); Odian que nos salgamos del Tercer Mundo por nuestros propios pies (Donoso, Elefantes); El bueno del Rolo, que tanto amaba que lo amasen, se reía de su calamidad (Alberto, Eternidad); Detesto que me toquen manos mercenarias (Allende, Casa).

En el caso de lamentar ~ lamentarse (de), la alternancia se da entre dos complementos, no entre un sujeto oracional y un complemento de régimen:

Doña América se lamentó de que tuvieran que pasar las cosas que pasaban (Fernández Castro, Novia); El Superior lamentó que la vía cristiana para engendrar fuera la misma del pecado (Gamboa, Páginas).

Sobre el uso de sentir con indicativo, con otro significado, véase el § 25.4c. Otros verbos lo admiten asimismo con cambios en el sentido, como se explica en los § 25.5b, c.

25.3r Los predicados de afección suelen considerarse verbos factivos. Son factivos los verbos que presuponen la certeza de su complemento, de tal manera que este no puede ser afectado por la negación, la interrogación, la prótasis condicional u otros operadores que cancelan o suspenden la veracidad de las proposiciones. Así, en Elena lamenta que Sandra esté enferma, se presupone que es cierto que Sandra está enferma, de la misma manera que se supone en Elena no lamenta que Sandra esté enferma, ¿Lamenta Elena que Sandra esté enferma? o Si Elena lamentara que Sandra esté enferma, la consolaríamos. Muchos verbos factivos coinciden con los que expresan reacciones emotivas. El que lee el siguiente texto deduce que a cierta persona le inventan romances, de manera que lo que se pregunta en ese enunciado es si dicha información, que se da por conocida, preocupa al destinatario de esas palabras: —¿Le preocupa que le inventen romances? (Tiempo [Esp.] 13/8/1990). No sucede lo mismo con los verbos no factivos. No es factivo, por ejemplo, pensar. Así pues, la veracidad de la oración subordinada se suspende en Elena no piensa que Sandra esté enferma, ¿Piensa Elena que Sandra está enferma? o Si Elena pensara que Sandra está enferma, la consolaríamos. Como aparece requerido por los verbos factivos, el subjuntivo introducido en el apartado anterior ha sido denominado por algunos autores subjuntivo factivo o fáctico. Otros prefieren llamarlo temático porque presenta las informaciones oracionales que aporta la subordinada como parte del trasfondo informativo de la oración, de manera que es su valoración emotiva el aspecto que se destaca en el mensaje. De hecho, se ha señalado en los estudios sobre estas construcciones que los predicados de afección funcionan en sí mismos como elementos remáticos (§ 40.1d): el destinatario de la expresión Me encanta que x (donde x representa una oración en subjuntivo) suele entender que se alude a x como si fuera información proposicional conocida por él, y que lo que se hace aparecer como nueva o como relevante discursivamente es la reacción positiva del que la emite. A esta misma pauta corresponde el ejemplo de Tiempo que se acaba de reproducir. Confirma esta conclusión el que las subordinadas sustantivas con artículo, que son temáticas de manera característica, se acepten en muchas de estas construcciones (si bien no en todas): ¿Le preocupa el que le inventen romances? Aun así, es polémica la estructura informativa de las oraciones formadas con subordinadas sustantivas en subjuntivo inducidas por pre dicados de afección, ya que el llamado subjuntivo temático es compatible con el foco contrastivo: Detesta que lo adulen, no que lo juzguen. En el § 25.7k se volverá sobre la paradoja de que un elemento temático pueda usarse en contextos contrastivos. Sobre el concepto de subjuntivo temático, véanse también los § 25.4i, m, 25.5i, 25.13i, p y 25.14d.

25.3s Los sustantivos que expresan emociones admiten complementos oracionales, como en Alba perdió el temor de que su madre la abandonara (Allende, Casa), pero se integran muy a menudo en grupos verbales que toman subordinadas sustantivas de sujeto, como «producir + nombre de afección», «dar + nombre de afección», «entrar + nombre de afección» y otros similares que se ilustran en las oraciones que siguen. Nótese que alternan en ellas los complementos preposicionales (de que…) con los sujetos (que…). Sobre esta alternancia, véanse también los § 41.7a-d y 43.6ñ-p:

Te da pena que alguien sufra por tu muerte (Puig, Beso); Le da lástima que un hombre como yo haya estado tan equivocado durante la contienda (Olaizola, Escobar); Si no te da reparo que te abrace un tuerto mañana te saco a bailar un vals (Cela, Cristo); De repente le entró miedo de que se le fuesen a romper (Gavilanes, Bosque); Me entraron ganas de que me abanicasen y de leer (Gironella, Hombres); A la doctora le produjo gracia que le llamaran Carlota Azucena (Chao, Altos); ¿Le produce envidia que ella se case antes? (Tiempo [Esp.] 18/6/1990); No debe producir extrañeza que pueda ser despedido alguno de esos firmantes (Universal [Ven.] 23/3/2004).

25.3t Los verbos mencionados podrían también agruparse con los predicados de ponderación o estimación, que se analizarán en el § 25.3w. Las locuciones verbales y las expresiones semilexicalizadas que denotan esos mismos significados se construyen asimismo con subjuntivo, como en «llenar de + nombre de afección»: llenar de {alegría ~ contento ~ pena ~ orgullo ~ satisfacción ~ vergüenza…}. Se recogen algunos ejemplos en los textos siguientes:

Me llena de satisfacción que dos políticos talentosos se preocupen por formarse (Cronista 13/7/1992); Él era el fan número uno de nuestra banda y a mí me llenaba de orgullo que alguien como él reparara en nuestra música (Mundo [Esp.] 6/10/1994); En este sentido llenaría de inquietud que el director artístico asumiese funciones que no le corresponden (ABC Cultural 18/10/1996); Nos llena de vergüenza el que un alto funcionario de la policía metropolitana haya estado mezclado con el narcotráfico (Matute Vidal / Matute Ruiz, Perfil).

Cuando estos nombres de emoción o reacción afectiva se usan en otros contextos, eligen igualmente el subjuntivo, como en las ganas de que lo {*abanican ~ abaniquen} o la satisfacción de que {*cuentan ~ cuenten} con ella.

25.3u Son muy numerosos los predicados de valoración que inducen el subjuntivo en las oraciones subordinadas sustantivas que toman como argumentos. Entre los adjetivos destacan de manera especial los que expresan conveniencia u oportunidad (adecuado, apropiado, conveniente, oportuno, útil) o las nociones opuestas (inadecuado, inapropiado, inconveniente, inoportuno, inútil). Entre los sustantivos pueden señalarse conveniencia, oportunidad, utilidad o inutilidad:

Sería muy adecuado que nos reuniéramos por última vez en ese lugar (Ferré, Batalla); Tiene conceptos tan especiales que me parecería inadecuado que aparecieran al inicio (Cuauhtémoc, Grito); La anfitriona le preguntó si no consideraba oportuno que alguien la llevara en coche a su casa (Pitol, Vida); Fue inútil que Gloria lo llamase una y otra vez (Padilla, H., Jardín); Lo que terminó de decidirlo fue una amistosa carta del obispo de Osma […], quien le hacía ver la conveniencia de que este lo conociera (Miralles, J., Cortés); Les brinda la oportunidad de que sean ustedes mismos los que elijan el experimento (Rellán, Crónica); Convénceme de la utilidad de que sigáis vivas (Pérez-Reverte, Reina).

Entre los verbos que pertenecen a este grupo cabe mencionar convenir y proceder (en el sentido de ‘hacer algo conforme a razón, derecho, mandato, práctica o conveniencia’):

Conviene que sea uno solo quien tenga en sus manos la responsabilidad de este asunto (Delibes, Madera); Únicamente procede que los jueces se basen en declaraciones ministeriales (Proceso [Méx.] 3/11/1996).

25.3v Expresan también nociones de naturaleza modal los predicados que denotan falsedad, duda o error: dudoso, erróneo, falso, incierto, inexacto, inseguro, entre los adjetivos, y error, falsedad, mentira, entre los sustantivos. Aun así, se han observado alternancias modales como Es falso que siempre {miente ~ mienta}, de las que se hablará en el § 25.5j. Se construyen asimismo con subjuntivo los predicados que expresan necesidad, posibilidad, suficiencia y otras nociones similares: bastar o urgir entre los verbos; posible, probable, necesario, imprescindible, suficiente o sus antónimos (accesorio, innecesario, ocioso, etc.) entre los adjetivos; y también posibilidad, probabilidad, necesidad o urgencia entre los sustantivos, como en […] la urgencia de que yo tomase a mi cargo lo que proyectaban (Ocampo, V., Testimonios). Como en los casos mencionados en el § 25.3b, la oración subordinada no ejerce necesariamente la función de sujeto. Nótese que desempeña la de objeto directo en Esto hacía posible que yo les diera instrucciones personales por teléfono (García Márquez, Miguel Littin), donde el adjetivo posible es complemento predicativo. Eligen también subjuntivo los predicados que expresan frecuencia o infrecuencia, a los que cabe añadir otros similares que aluden a la manera en que algo se acomoda o no a lo establecido o lo esperable, como anómalo, característico, chocante, común, extraño, frecuente, habitual, peculiar, raro, sorprendente, etc.:

Era frecuente que Gudú preguntase muchas y varias cosas que le interesaban a Predilecto (Matute, Gudú); No fue infrecuente que comiera de mala manera en algún antro cercano a la oficina (Guelbenzu, Río); Es característico que no titubeara en engañar a su hermana (Mujica Lainez, Casa); Es común que en las noches de insomnio sea teóricamente más decidido que durante el día (Sábato, Túnel); Era extraño que no lo supiera (García Márquez, Crónica); Era raro que alguien denunciase a un compañero (Pérez-Reverte, Reina).

En la lengua popular de algunos países de Centroamérica y el área andina se han registrado usos del indicativo con algunos adjetivos de estos grupos, como en Es necesario que terminas el trabajo.

25.3w Mucho más numeroso es el grupo constituido por los predicados que expresan ponderación, estimación y otras formas de enjuiciamiento similares, sean de sentido positivo (bueno, espectacular, extraordinario, interesante, maravilloso) o negativo (banal, contraproducente, insultante, malo, perjudicial). Estas series, muy numerosas, se asimilan a las del § 25.3u en opinión de algunos autores. Se ejemplifican a continuación unos pocos adjetivos de cada una:

Sería más interesante que estudiáramos primero la anatomía (Olivera Figueroa, Enfermera); Creo que será bueno que recuerde estas cosas, aunque me hagan sufrir (Steimberg, Espíritu); No es extraordinario que los adolescentes abandonen el hogar sin decir a sus padres a dónde van (Tiempo [Col.] 17/7/1996); Nos parecía maravilloso que viniera Ariel (Cortázar, Reunión); Resultó misterioso que el estadio se llenara cada dos domingos (Villoro, Extremo); Consideraba insultante que al principio se hubiera dicho que había sido aplastado “accidentalmente” por su propio coche (Rojo, A., Matar).

Entre los adverbios más característicos de esta construcción están bien, mal, estupendamente y fatal, como en A mí no me parece mal que tenga novia (Fernán Gómez, Bicicletas). Estos adverbios pueden seleccionar también el modo cuando funcionan como complementos predicativos, como en Yo veo bien que {salga ~ *sale} con ese muchacho o en Entonces no se veía bien que una señorita hiciera mandados (Cabrera Infante, Habana), pero no lo hacen cuando son modificadores de verbos que seleccionan el indicativo. Se usa, por tanto, este modo en Se veía muy bien que no estaba leyendo (Cortázar, Armas), donde se habla de la forma en que se percibe algo. En Se veía muy mal que no estuviera leyendo, se obtiene, en cambio, la interpretación predicativa de los ejemplos anteriores (por tanto, ‘parecía…’). Véase también sobre estas cuestiones el § 25.5m.

25.3x Existen numerosos sustantivos que pueden adscribirse al grupo que se mencionó en el apartado anterior. Cabe destacar entre ellos los que se usan como atributos para expresar ponderación de algo, especialmente si esta es extrema: genialidad, maravilla, privilegio, proeza o suerte, entre los nombres de sentido positivo, y atropello, catástrofe, desastre, desdicha, iniquidad, injusticia, locura, sinsentido, vergüenza y otros muchos similares entre los de sentido negativo. He aquí algunos ejemplos de las dos series:

Sería gran desdicha que hubiésemos perdido tal ocasión (Cánovas, Campana); ¿No es una maravilla que los dos hayamos arribado en esta playa…? (Martínez Mediero, Juana); Había sido un privilegio el que la diosa Sagarmatha lo hubiese tomado para sí (Torres Nava, Conquista); Fue una suerte que aceptara efectuarlo (Shand, Antón); Sería un desastre que alguno de ellos lograse escapar y hablara (Chao, Altos); Sería una catástrofe que se nos escape el título (Clarín 4/11/2002); Es una vergüenza que los dos andemos desnudos como dos pordioseros (Castellanos, R., Eterno); Es una injusticia que yo esté en esta sala de caridad (Sinán, Plenilunio).

25.3y Finalmente, eligen el subjuntivo en la subordinada sustantiva que los complementa los nombres temporales (la hora de que nos vayamos, el momento de que paren, la ocasión de que nos conozcamos), así como otros que se refieren a la contingencia de algo inconveniente: amenaza, peligro, riesgo, etc., como en el riesgo de que nos sorprenda una tormenta o El peligro de que la gente se quedara, como al parecer estaba sucediendo, en el interior de sus casas o de sus barrios era el mismo de quedarse atrapado en los pulmones (Millás, Orden). No deben confundirse estos complementos oracionales con las subordinadas de relativo, que admiten los dos modos. Así pues, contrastan la hora de que nos {*vamos ~ vayamos}, con subordinada sustantiva, con la hora a la que nos {vamos ~ vayamos}, con subordinada relativa.

25.3z En los apartados anteriores, se comprobó que son numerosas las nociones semánticas que permiten clasificar, aunque sea de forma aproximada, los predicados que seleccionan el modo subjuntivo. Existen numerosos intentos de agrupar esas clases para que se perciba más claramente lo que tienen en común. Suelen ser factivos25.3r) los predicados de afección. Como se vio, tanto Me alegro de que ocurriera como No me alegro de que ocurriera implican ‘Ocurrió’. No obstante, no todos los predicados que inducen el modo subjuntivo son factivos. No lo son, por ejemplo, los que expresan intención, causa e influencia. Los complementos de estos predicados tienen significación prospectiva. Aluden, pues, a estados de cosas no factuales que se sitúan en el futuro, con algunas excepciones, como Deseo que todo haya ido bien, donde se hace referencia al pasado. Aun así, en estos casos se expresa la incertidumbre del que habla sobre la veracidad de cierta información, no solo cierto deseo. Gran número de autores coinciden en caracterizar los predicados que inducen el subjuntivo como no asertivos. Presentan, por consiguiente, estados de cosas concebidos bajo el prisma de una evaluación, una emoción, una intención o una acción ejercida sobre algo o alguien, es decir, bajo el conjunto de nociones que permiten expresar léxicamente el concepto mismo de ‘modalidad’. Estas suelen ser, de hecho, las nociones que con más claridad inducen la presencia del modo subjuntivo.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
verbo de influencia, verbo de lengua, verbo de percepción, verbo de voluntad, verbo psicológico

 

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