Sintaxis

41 Oraciones activas, pasivas, impersonales y medias

41.7 Impersonales no reflejas (III). Impersonales con el verbo dar. Falsas impersonales y alternancias preposicionales

41.7a Es especialmente polémica la cuestión de si forman o no oraciones impersonales los predicados que se construyen con el verbo dar y un sustantivo que expresa alguna reacción física o emocional. Con muchos nombres que denotan esos significados se registran dos variantes sintácticas, una con la preposición de y otra sin ella. Los siguientes pares muestran esa alternancia con infinitivos:

Qué gusto me da {verte ~ de verte}; Daba pena {verlo así ~ de verlo así}; Da vergüenza {oírlo ~ de oírlo}.

Nótese que en ¡Qué gusto me da verte! el infinitivo representa la noción causante de la reacción emocional y constituye un sujeto oracional, mientras que el grupo nominal qué gusto representa el complemento directo del verbo dar. En esta sección se analizarán estas dos opciones, así como algunas otras relacionadas estrechamente con ellas.

41.7b En la variante con de (¡Qué gusto me da de verte!), el infinitivo preposicional sigue representando la causa de la reacción emotiva, a pesar de que no es el sujeto. Los ejemplos siguientes ejemplifican la variante con de:

Hoy me da pena de que te vayas (Galdós, Episodios); Me pregunta si […] no me da vergüenza de haberle traído tanta mala suerte (Puig, Beso); Estaba muy rechazado de parte de ellos e incluso no tenía ropa y estaba muy sucio, entonces les daba asco de verle (Burgos, E., Rigoberta).

Ilustran la otra opción los ejemplos siguientes:

Así estás mucho más guapa, da gusto verte (Martín Gaite, Nubosidad); Daba pena oír a tía Eugenia hablando como hablaba (Pombo, Héroe); De repente me dio vergüenza continuar preguntando (Cercas, Soldados); Pensó que le daba vergüenza aceptar porque las compañeras la verían irse con él (Gamboa, Páginas); Me da asco verlos comer (Bayly, Días).

41.7c Las construcciones de este último grupo tienen como sujetos subordinadas sustantivas de infinitivo. En cuanto a las del grupo anterior, no es forzoso interpretarlas como impersonales. En efecto, cabe entender que, en el texto citado de Galdós, de que te vayas es el complemento del sustantivo pena, de forma que el grupo nominal pena de que te vayas es el sujeto de dar. El hecho de que dar pertenezca al grupo de los verbos de apoyo (§ 1.10k) explica la facilidad que existe para que el sustantivo forme un segmento sintáctico con dar o bien con el grupo preposicional que sigue. A partir del texto de Galdós podría formarse la exclamativa ¡Qué pena me da de que te vayas! Esta oración, paralela a la que se menciona al comienzo del apartado precedente, no se debe confundir con la variante ¡Qué pena me da que te vayas! Esta última secuencia tiene como sujeto una subordinada sustantiva (que te vayas), al igual que las oraciones del segundo grupo de textos que se citan en el apartado anterior. La facilidad que existe para anteponer parte del grupo nominal complejo en el primer caso no está relacionada con la impersonalidad, sino más bien con la estructura sintáctica de las construcciones formadas con verbos de apoyo. De hecho, esta variación en el segmento antepuesto se obtiene igualmente con otro tipo de complementos, como en ¡Qué agradable paseo dimos ayer por el campo! ~ ¡Qué agradable paseo por el campo dimos ayer!

41.7d La alternancia descrita entre la presencia o la ausencia de la preposición de se extiende a las exclamativas en las que no está presente el verbo dar, como en ¡Qué alegría {verte ~ de verte}!:

Tú, no sabes qué alegría de veros a los dos (Pombo, Héroe); ¿Cómo le va, Don Antonio? ¡Qué gusto verlo! (Anderson, Estafador); ¡Martín, qué gusto de verte! (Bryce Echenique, Martín Romaña); ¡Qué placer ver nadar a Ian Thorpe! (Excélsior 19/9/2000).

La primera opción (¡Qué alegría verte!) puede analizarse como una exclamativa bimembre similar a ¡Qué bien que salgamos de paseo! Estas construcciones, que se ajustan al esquema «predicado–sujeto de predicación», se analizan en el § 42.13y. La segunda opción (¡Qué alegría de verte!) puede analizarse como un grupo nominal exclamativo, similar, en su estructura sintáctica, a la alegría de vivir.

41.7e Tal como se ha explicado, el grupo nominal que designa la reacción emotiva en la variante con de de las construcciones con el verbo dar puede interpretarse como sujeto de este verbo. Se espera, en consecuencia, la concordancia necesaria de número, como en Me dan escalofríos de pensarlo. No obstante, se documenta también la variante no concordada Me da escalofríos de solo pensarlo, que se considera menos recomendable. Los hablantes que la usan parecen interpretar el verbo dar como impersonal en esta construcción, de forma similar a como lo es hacer en Nos hizo una magnífica tarde de verano.

41.7f Cuando es un grupo nominal el que designa la causa de la reacción física o emocional, la alternancia resulta natural con el sustantivo pena, más comunmente que con otros (§ 33.n):

¿Crees que era necesario? Me da pena la pobre Úrsula. Es tan buena (Contreras, G., Nadador); Te da pena de la gente que está cenando en restaurantes de cinco tenedores (Martín Gaite, Nubosidad).

En el español de muchos países americanos se usa el sustantivo pena, en estos y otros contextos, con el sentido de ‘vergüenza’ (no necesariamente con el de ‘tristeza, dolor’):

En ese momento Lupe hizo conciencia de su acento pueblerino, le dio pena que se lo notaran y no quiso volver a hablar (González, E., Dios); Me daba pena quedarme desnudo delante de Julieta (Cabrera Infante, Habana).

41.7g Con algunas particularidades, el sustantivo gana(s) se asimila a la pauta descrita en los apartados precedentes. Este sustantivo forma la locución dar la gana (con un significado próximo a ‘apetecer, entrar a uno un deseo’): Pues eso lo haces porque sí, porque te da la gana (Savater, Ética). Además de en esta expresión lexicalizada, este sustantivo forma grupos nominales en función de sujeto en expresiones creadas más libremente. En efecto, la preposición de encabeza el complemento de este sustantivo en los ejemplos que siguen. Como el grupo nominal así formado es el sujeto, el verbo refleja la concordancia de número (se subrayan los sujetos):

—Me dan ganas de contarles lo que sentí en la playa. —Anímese. —Le contaba al señor Lynch (Bioy Casares, Serafín); […] lampreas con frascos de vino, un pastel tan tostado que daban ganas de hincarle el diente (Carpentier, Siglo).

El plural en la alternancia gana ~ ganas no es informativo, sino estilístico, tal como se explica en los § 3.8m y ss. Aun así, el verbo dar es sensible a la distinción, por lo que aparece en singular cuando la pauta que se acaba de describir se reproduce con el sustantivo gana, como en Daba gana de dormir en aquellos sillones (Galdós, Episodios), donde se subraya igualmente el sujeto.

41.7h Al igual que se registra la variante sin concordancia en Me da escalofríos (opción que se desaconseja, como se vio en el § 41.7e), se atestigua también la variante correspondiente con ganas en la opción no concordada:

Me da ganas de cerrar los ojos para no verla cuando se me presenta (Onetti, Sueño); Si da ganas de correr hacia él y gritarle: “Caballero, por Dios, sálvese usted, a dónde va usted… Véngase usted con nosotros” (Galdós, Gloria).

Como en el caso anterior, esta opción se considera menos recomendable, ya que, si el grupo nominal fuera sujeto, habría de concordar. Si fuera objeto directo, se esperaría un sujeto, como en Pasear [sujeto] da ganas de comer [complemento directo] o en Esto me consuela enormemente. Pero también me da ganas de orinar (Fuentes, Frontera), donde se subraya el objeto directo de dar. Como se indicó en el § 41.7e, los hablantes que eligen la opción no concordada interpretan dar como verbo impersonal con objeto directo, al igual que hacer en Nos hizo muy buenos días o que haber en Hubo fiestas. El verbo dar es también impersonal en darle a alguien por algo, como en estos ejemplos:

Se siguieron viendo hasta el día en que a Carlitos le dio por contarle las pecas (Bryce Echenique, Huerto); Fue el tiempo en que a Violeta le dio por hablar con sus muertos (Serrano, M., Vida); Por diversión me dio por estudiar la religión de los sarracenos (Britton, Siglo); Una vez le dio por comerse la cal de las paredes y no hubo manera de quitarle la maña (Dou, Luna).

41.7i Los sustantivos impresión, pálpito, presentimiento, sensación y otros similares se construyen con complementos oracionales introducidos por la preposición de, como en Daba la impresión de que las palabras de la mujer no eran bien comprendidas (Edwards, Anfitrión). Al igual que las construcciones analizadas en los apartados precedentes, también estas se suelen interpretar como predicados complejos, lo que tiene consecuencias sintácticas. Así, dar la impresión (de) equivale a parecer, tanto en el texto que se cita como en Daba la impresión de un colegial nervioso que estudiaba su lección poco antes del examen (Caretas 21/12/1995). A pesar de que las oraciones que introduce dar se construyen con un grupo nominal que contiene una subordinada sustantiva, la creación de un predicado complejo permite que los componentes de dicha oración sean accesibles a la formación de relativas e interrogativas (recuérdese el concepto de ‘accesibilidad’ de los § 22.17p y ss.). Así pues, el grupo relativo subrayado en el texto que sigue es el complemento de se internó, situado a cierta distancia: […] esos bosques en los que da la impresión de que nadie se internó jamás (Díez, Expediente). Se piensa generalmente que estas oraciones de relativo son posibles porque dar la impresión de se asimila a parecer. Algunos hablantes llevan más lejos esta asimilación y omiten en estas oraciones la preposición de. Se recomienda evitar las secuencias así formadas (como Daba la impresión que no me entendía), ya que constituyen casos de queísmo43.6).

41.7j En la lengua conversacional de España —raramente en la de otras áreas lingüísticas— se usa dar (a alguien) en la nariz que… o dar (a alguien) que…, con subordinadas sustantivas de sujeto en ambos casos y con el sentido de ‘dar a alguien la impresión de que…’ Como en los ejemplos siguientes:

Me da en la nariz que es una causa perdida (Sierra Fabra, Regreso); A mí me da que hasta los tránsfugas de los partidos políticos […] pueden acabar recluyéndose en hoteles y negociando exclusivas (Razón [Esp.] 17/6/2003).

41.7k El significado de dar se acerca al de sonar en determinadas construcciones (Han dado las dos). En este caso no se considera impersonal, ya que concuerda con el grupo nominal que expresa la hora. En varios países de Centroamérica y de las áreas caribeña y andina se registra la variante no concordada (Dan la una; Dieron la una), que en España se asocia con textos del folclore tradicional. Cabe pensar que dar se interpreta en estos casos como verbo transitivo, no solo cuando aparece con sujeto expreso (el reloj, las campanas), sino también cuando se usa como verbo impersonal:

Y sentí una pedrada cuando dieron la una en el reloj del parque (Cardona, Paraíso); Los relojes dieron la una (Leis Márquez, Ventanas); En tu reja estoy cantando / despierta si estás dormida / carita de sol y luna / mira que han dado la una (Fraile Gil, Mayo); (Bailando y cantando para interrumpir la tensión nerviosa creada) “Alegría, que dieron la una, que dieron las dos” (Martín Recuerda, Arrecogías).

 

Nueva gramática de la lengua española
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