Sintaxis

14. El artículo (I). Clases de artículos. Usos del artículo determinado

14.7 Relaciones de inclusión y pertenencia. El artículo determinado con valor de posesivo

14.7a Se explicó en los § 14.5b-d que, en uno de los esquemas prototípicos de anáfora asociativa, el grupo nominal definido expresa una parte o un componente de la expresión de anclaje con la que se vincula. Como allí se vio, se trata de un caso particular de las relaciones «parte–todo» o relaciones de meronimia, algunas de cuyas particularidades se analizarán con más detalle en este apartado. Las construcciones partitivas20.1) ejemplifican un tipo particular de relación meronímica que consiste en designar un individuo o un subconjunto de individuos (‘la parte’) extrayéndolos de un conjunto más amplio que los incluye (‘el todo’), como en tres de mis estudiantes, la mayoría de los senadores, el diez por ciento de los votantes, alguno de ellos. Sintácticamente, las construcciones partitivas implican una relación entre dos grupos nominales, de forma que el que expresa la parte incorpora en su interior al que designa el todo, que aparece realizado como complemento nominal precedido de la preposición de. Se denomina complemento partitivo o coda partitiva el grupo preposicional que incluye en su interior la designación del todo. Las construcciones partitivas expresan una relación meronímica entre dos conjuntos de individuos. Esta característica los diferencia de las construcciones pseudopartitivas, como una ristra de problemas o un montón de avisos20.2), en las que en realidad no se da relación partitiva porque el grupo nominal contenido en la coda no está determinado y, por lo tanto, no se refiere propiamente a un conjunto de seres. Sobre las construcciones del tipo El de ustedes que se atreva, en las que el artículo aparece con un complemento semejante al partitivo (de ustedes), véase el § 17.4v.

14.7b Entre el sustantivo elíptico núcleo del grupo nominal partitivo y el que forma parte de la coda se da habitualmente concordancia de género, ya que ambos designan individuos de la misma especie (algunas de las preguntas del concurso, uno de nuestros profesores). No obstante, tal relación desaparece cuando el grupo nominal partitivo contiene un cuantificador de naturaleza nominal como mayoría, mitad, x por ciento, un grupo, puesto que, en tal caso, el género de aquel viene impuesto por el cuantificador, y no por el sustantivo núcleo del complemento partitivo: la mayoría de los profesores, el veinte por ciento de las preguntas. El grupo nominal que aparece en la coda de las construcciones partitivas es definido, ya que designa la totalidad de los seres que corresponden a un determinado dominio: la mayoría de {los ~ *unos} directores de cine. Se observa en los últimos años cierta tendencia a omitir el artículo en el complemento de la mayoría y de la mayor parte, como en los ejemplos siguientes:

Para entonces, Aldaya ya era titular de la mayoría de propiedades del desaparecido Jausá (Ruiz Zafón, Sombra); La mayoría de plantas y animales presentan marcadas variaciones en cuanto a los ciclos del día y la noche (Vásquez, Ecología); Iba […] aterrando a las familias de clase media, tradicionales pilares de Trujillo, de donde salió la mayor parte de prisioneros de lo que se llamó, en razón de aquella invasión frustrada, el Movimiento 14 de Junio (Vargas Llosa, Fiesta); La explosión causó daños materiales de regular consideración pues rompió la mayor parte de vidrios de las ventanas (Hora 19/9/2000).

Aun así, se recomiendan, en lugar de estas construcciones, las variantes que no omiten el artículo: … la mayoría de las propiedades; … la mayor parte de los vidrios. En el § 20.2j se observa que la omisión del artículo no implica en estos casos la conversión de la construcción partitiva en pseudopartitiva. Cabe pensar, por el contrario, que el rasgo de definitud presente en la mayoría es el que activa, en la conciencia lingüística de algunos hablantes, la supresión del artículo en la coda partitiva (la mayoría de las propiedades > la mayoría de propiedades) de forma similar a como lo hace en las relativas especificativas preposicionales: el libro con el que estudio > el libro con que estudio. Estas últimas construcciones se analizan en el § 44.2.

14.7c Como se explica en el § 45.13a, los superlativos relativos son grupos nominales que designan seres a los que se les atribuye el grado máximo o mínimo de una propiedad, como en la película más truculenta que jamás se haya filmado o en el estudiante menos participativo del curso. Se trata de un tipo particular de construcción partitiva, cuyo complemento o coda puede expresarse mediante un sintagma preposicional o a través de una oración de relativo, entre otras posibilidades. En los ejemplos que aparecen a continuación, la coda partitiva aparece subrayada:

La obcecación es, en política, el peor de los defectos (Hoy [Chile] 25/4/1984); Vicente conoce las mejores pizzerías de cada barrio de Buenos Aires (Galeano, Días); Había sido la mejor noche en cuatro años (Canto, Ronda); La vida es el don más precioso que poseemos y perderla por una oración más o menos es cuestión de fanatismo (Britton, Siglo); Algunas noches ella soñaba las cosas más raras que uno se puede imaginar (Vergés, Cenizas); Trataría de disculparse de la manera más convincente posible (Pitol, Juegos).

De acuerdo con su propio significado, las construcciones superlativas expresan unicidad. La función de su coda, casi siempre potestativa, es delimitar un dominio con respecto al cual el elemento extraído cumple la propiedad en mayor o menor grado que el resto. Cuando este complemento está formado por un grupo preposicional, puede aparecer desgajado del grupo nominal superlativo, de forma que se obtiene entre ambos segmentos una relación de anáfora asociativa, como en De esta feria, la mejor atracción es la montaña rusa. Otra posibilidad es que la coda no aparezca y que el dominio correspondiente se obtenga por inferencia discursiva: si se está hablando de Francia, la denotación del grupo nominal superlativo la ciudad más poblada será relativa a tal dominio geográfico.

14.7d La estructura de los superlativos relativos es endofórica en lugar de anafórica (§ 14.6b), puesto que la persona o la cosa de la que se predica cierta cualidad en grado extremo se extrae o se selecciona de un conjunto más amplio. Así pues, el complemento partitivo (de la escuela) permite anclar adecuadamente la oración Han premiado al estudiante más listo de la escuela, en el sentido de que proporciona el dominio en el que debe ser inscrito, y por tanto su ancla (§ 14.5c). Como se ha indicado, un rasgo característico de las construcciones superlativas es el hecho de que suelen omitir el partitivo. En algunos de estos casos, aunque no en todos, se interpreta por defecto algún dominio universal: El actor más famoso (‘del país’, ‘del mundo’, ‘de la compañía cinematográfica’, etc.); en otros, se supone un dominio más restrictivo: El estudiante más inteligente (‘de la clase’, ‘del colegio’, ‘de la promoción’, etc.). Se retoma este punto en los § 45.13f y ss.

14.7e La coda de las construcciones superlativas es una expresión definida cuando el grupo nominal que la compone denota la clase de seres de la que se extraen ciertos ejemplares que manifiestan en grado máximo la propiedad de la que se habla, como en La mejor novela de {las ~ *unas} que ha escrito últimamente. En este sentido, las codas de los grupos nominales superlativos se comportan como las de las construcciones partitivas en general. No obstante, las codas pueden ser indefinidas cuando expresan ámbitos o dominios en los que se circunscribe la entidad de la que se habla, como en El profesor más joven de {la ~ una ~ cierta} universidad americana.

14.7f Se usa en español el artículo determinado en lugar del correspondiente posesivo prenominal cuando la oración contiene un elemento que expresa la persona del poseedor, y el grupo nominal definido designa un elemento constitutivo o muy característico de aquel, como en Carlota levantó la mano (es decir ‘su mano, su propia mano’). Como se indica en los § 16.4z y 18.7h, la relación entre la mano y Carlota es similar a la que existe entre los reflexivos y sus antecedentes, por lo que es habitual entender que Carlota es el antecedente de la mano. De hecho, esta última expresión ha de asignarse a un individuo para poder ser interpretada. Estas construcciones se suelen llamar de posesión inalienable porque, a diferencia de lo que sucede con otros tipos de posesión, las entidades que están sujetas a esta variante no se pueden enajenar. El llamado uso del artículo como posesivo es característico de los grupos nominales formados con sustantivos que designan partes del cuerpo, especialmente (aunque no solo) cuando el grupo nominal que las designa es complemento directo de verbos que denotan movimientos naturales o característicos, como en Levantó la mano; No arquees las cejas; Abre los ojos; Alzó la cabeza; Fruncía el ceño; Apretaba los labios; Inclinó el cuerpo; Había cerrado los párpados; Voy a apoyar la espalda en la pared; Dobló la rodilla. La construcción inalienable se extiende ocasionalmente a otros verbos transitivos de acción o de estado, como en Ocultaba el rostro; Clavó los ojos en ella; Tenía grandes las orejas; Iba enseñando el ombligo; Metió la mano en el cajón. He aquí otros ejemplos de esta pauta:

Tenéys los pies grandes para andar, tenéys las manos grandes para vsar de exercicios, tenéys los ojos grandes para ver, tenéys las orejas grandes para oýr, tenéys la boca grande para comer (Gómez Toledo, Tercera); Luego deslizó la mano por un lado, explorando la segunda capa (Galdós, Miau); Luego fijó los ojos en sus partidarios, todos cholos e indios de poncho (Alegría, Mundo); Los beduinos dicen: “Nunca dejes que un camello meta la nariz en tu tienda porque, si lo permites, se te meterá todo el camello dentro” (Ekaizer, Vendetta); Ella asomó la cara por la cortina abierta y le ofreció la mejilla (Uslar Pietri, Visita).

14.7g Los verbos transitivos que pertenecen a otras clases semánticas pueden aceptar también como complemento directo los sustantivos que denotan partes del cuerpo, pero en muchos de estos casos se pierde la relación de posesión inalienable y se designan cosas externas al individuo o independientes de él, como en Dibujó la mano o Lavó la cabeza. Existen varios análisis semánticos de las diferencias que oponen levantar a lavar en pares como {Levantó ~ Lavó} la mano, casi todos relacionados con la noción de ‘movimiento natural’ o alguna variante suya. El antecedente del grupo nominal definido con valor posesivo es muchas veces un dativo simpatético o dativo posesivo35.7f-o), como en Se le durmió la pierna; Te lloran los ojos; Se me hincharon los pies; Les sangra la nariz o en los textos siguientes:

Estaba extenuada, alrededor de los ojos tenía dos bolsas negras y las manos le temblaban (Gamboa, Páginas); Leo Mistral se desorientó, envejeció con la rapidez del vértigo, se le arrugó la piel, empequeñeció su estatura (Armas Marcelo, Madrid); Entonces Alejandra agregó que le dolía la cabeza y que prefería ir a su casa, a acostarse (Sábato, Héroes); Creí que me había torcido el tobillo (Martínez, Vuelo); Se le enrojece el rostro y arroja el vaso de coñac a la cara de Gatopardo (Pozo, Noche); ¿Verdad, Sara, que antes de ayer decía el abuelo que le picaba la lengua? (Mañas, Kronen).

14.7h Forman un paradigma paralelo al anterior una serie de sustantivos que designan acciones corporales y sus efectos, así como ciertas facultades o capacidades, entre otros atributos de los individuos que se caracterizan por ser igualmente inalienables, como en Se le nublaba la vista; Se me encoge el ánimo; Había perdido la ilusión, o en los textos siguientes:

Fernanda levantó la mirada hacia ella con sus grandes ojos brillantes de lágrimas (Bain, Dolor); Se les iba la memoria y se les borraba el aliento (Cela, Cristo); Tarde o temprano, a todos se nos va la vida de la misma manera (Martínez, Perón).

14.7i Constituyen un paradigma similar los sustantivos que se refieren a alguna parte del organismo empleada en sentido traslaticio, como en las oraciones siguientes (las paráfrasis son aproximadas):

No arriesgues el pellejo (‘No arriesgues la vida’); Perdió la cabeza (‘Perdió el juicio’); Se te va a caer el pelo (‘Vas a recibir una sanción grave’); Le hervía la sangre (‘Se acaloraba, se apasionaba’).

El mismo fenómeno se extiende a algunas expresiones lexicalizadas, como dar (o levantar) la mano. Así, el referente de la mano en Le levantó la mano puede ser el complemento indirecto le, o bien el sujeto de la oración (con significado distinto). Ello es así porque en levantar la mano se reconoce una locución con el significado aproximado de ‘alzarla contra alguien a quien se le debe respeto’.

14.7j No siempre es inalienable la posesión que se puede expresar con el artículo determinado. Se ha observado repetidamente que se usan también los grupos nominales definidos para expresar la posesión de cosas materiales, por tanto de seres cuya posesión es enajenable. Aun así, su rasgo más destacado es el hecho de que pertenecen a la llamada esfera personal, en el sentido de un ámbito particular formado por el conjunto de cosas que es normal poseer. Se designan así, con grupos nominales definidos, cosas materiales que se interpretan como pertenecientes naturalmente a un individuo, como en Olvidé el paraguas; Tengo mal estacionado el coche; Me robaron el reloj; Le vamos a arreglar el teléfono; Se te rompió la heladera. Así, esta última oración no contiene ningún posesivo, pero el artículo la permite que el grupo nominal la heladera se considere una pertenencia del individuo designado por el pronombre personal te.

14.7k Los objetos de esfera personal a los que se alude designan entidades únicas en el ámbito particular en el que se usan, lo que permite obtener el dominio de definitud que caracteriza al artículo determinado (§ 14.1e). La oración Se te rompió la heladera expresa, en efecto, un significado similar al de la variante Se rompió tu heladera, lo que no implica que estas dos opciones sean intercambiables en todos los contextos. Se retoma la diferencia entre ellas en el § 18.7. Como allí se explica, los artículos y los posesivos son casi intercambiables en unos contextos (Pagó con {la ~ su} vida), pero no en otros (Perdió {el ~ su} equilibrio). He aquí otros usos del artículo determinado en construcciones de posesión alienable que se asimilan a las anteriores:

Le dijo que se quitara el saco, el chaleco, los pantalones, que se quitara todo si quería, qué carajo (García Márquez, Amor); Espera, no quiero arrugarme la falda (Ribeyro, Geniecillos); Justo ayer se me averió el coche —explicó mientras me besaba maquinalmente, como si se hubiera ausentado solo unas horas (Navales, Cuentos); ¡Alejandro, se nos quemó la casa! (Jodorowsky, Danza); La más chiquita de mis hijas perdió el chupete (Martínez, Perón); Había dejado la corbata en el auto (Andrade, Dios).

14.7l El concepto de esfera personal, de naturaleza pragmática o discursiva, se extiende a la posesión inalienable. Así, si se introduce un grupo nominal de persona encabezado por un artículo determinado en el hueco marcado en A ella se lo había dicho __, se obtendrá la relación posesiva en unos casos (el marido, la vecina, el portero, la hija, el jefe), más claramente que en otros (el amigo, el compañero de trabajo, el hermano, el abogado). La relación de unicidad mencionada es uno de los rasgos que determinan la interpretación posesiva en estos casos, pero también lo es la proximidad o la cercanía, puesto que de Me lo dijo el vecino no se infiere ‘Tengo un solo vecino’. Los posesivos prenominales en singular también dejan a veces en suspenso la denotación de unicidad, como en Me acompañó mi hijo. Véase sobre este punto el § 18.3a. Se ha observado que la interpretación posesiva de los grupos nominales formados por nombres de persona es general unas veces (Llevaba a los niños al colegio), pero otras es más propia del habla popular y familiar, o bien de la lengua culta pero con intención irónica o expresiva, como en Había dejado al marido en casa. Se ejemplifican a continuación ambos usos:

Es verdad que ella tenía al hijo casi abandonado sin venir por noches enteras (Hayen, Calle); Ella mira al marido, entre molesta, acusadora y aburrida (Serrano, M., Vida); Por ejemplo, la Sra. A, quien perdió al padre hace dos años, ha tratado de convencer a su madre viuda para que se mudara a su vecindario (Vitae 10/2004).

Sobre la ausencia de posesivos posnominales en secuencias como Me lo dijo un vecino (‘Me lo dijo un vecino mío’), véase el § 18.7k.

14.7m Como se ha señalado, las relaciones de posesión inalienable se asimilan a las que caracterizan a los pronombres reflexivos. Se explica en el § 16.4 que los antecedentes de los reflexivos están sujetos a ciertas restricciones de contigüidad. Así, el anteceden te de sí mismo en Javier dice que Fernando solo piensa en sí mismo es Fernando, no Javier. De igual manera, la interpretación posesiva del artículo que se obtiene en Javier dice que Fernando levantó la mano es aquella en la que se habla de la mano de Fernando, no de la de Javier (cf. su mano, sin artículo ni reflexivo). La interpretación posesiva del artículo se pierde, por razones sintácticas, en las oraciones pasivas. Puede decirse, en efecto, La mano fue levantada por Fernando, pero se designa aquí cierto objeto (tal vez una escultura) ajeno al cuerpo de Fernando. Los sujetos tácitos pueden desempeñar la función de antecedentes de los artículos de interpretación posesiva, como el de apareció en el texto siguiente: Cuando apareció no fue al podio, con los brazos señaló la orquesta y otra vez agachó la cabeza hasta las rodillas (Mastretta, Vida).

14.7n A pesar de la existencia de la relación de contigüidad a la que se acaba de aludir, los grupos nominales de interpretación posesiva presentan más facilidad que los reflexivos para preceder al elemento al que se refieren, como en Las uñas le sangran (Fuentes, Cristóbal). Por otra parte, se registran casos en los que las expresiones que designan el poseedor y lo poseído pertenecen a oraciones distintas, especialmente en la lengua literaria. Ello lleva a pensar que, al menos en ciertas ocasiones, la interpretación posesiva del artículo se asimila en parte a las construcciones de anáfora asociativa:

Todos tuvimos curiosidad de ver la foto de aquel correligionario de otro tiempo. La cara era redonda, sin parecidos con la de la hermana (Molina Foix, Quincena); Siente una desazón creciente a medida que se acerca al hombre. De un vistazo lo sabe todo. Las manos largas y frágiles no son de peón, ni la agilidad es de campesino, ni la mirada vivaz es de cuidador de vacas (Herrera Luque, Casa); El camión subió a la vereda. El motor echaba humo por las ranuras del capó destartalado. Bertoldi abrió la puerta y se encontró con el gesto despectivo de Kiko (Soriano, León); El viento de enero los hacía temblar, incluso dentro del carro cerrado. Julio volvió a pisar el arranque, pero el motor solo emitía un sonido intermitente y débil. Entonces oprimió varias veces el acelerador para colmar el vaso y, con el pie tenso, hizo girar la llave (Padilla, H., Jardín).

14.7ñ La interpretación posesiva del artículo dentro de su propia oración se obtiene fundamentalmente en las pautas «sujeto–objeto directo» (Carlota levantó la mano), «complemento indirecto–sujeto» (Le duele la cabeza) y «complemento indirecto–complemento directo» (Le curaron la herida). No obstante, puede darse también si el sustantivo aparece en el interior de ciertos grupos preposicionales. El antecedente del grupo nominal que constituye el término de la preposición puede ser el sujeto, como en el ejemplo de Mastretta citado en el § 14.7m (… hasta las rodillas) o en El soldado había recibido un tiro en la pierna; Padece del hígado; Mejoraba de las anginas. También puede ser el objeto directo (Lo golpearon en la nuca; Besó a su madre en la frente; No me agarres del brazo) o el indirecto (Me pusieron una venda en los ojos; Le dio un golpe en la cabeza). Las relaciones de posesión inalienable se extienden a los complementos preposicionales del adjetivo, generalmente con sustantivos sin artículo, como en ancho de caderas, corto de cuello, moreno de tez, enjuto de rostro, etc. Esta construcción se analiza en los § 36.5l y 36.8i-k. Muchos de estos sustantivos forman compuestos del tipo N-A (nombre + adjetivo) —paticorto, cejijunto, etc.—, que se estudian en el § 11.7.

14.7o La presencia en la oración de dos elementos que pueden funcionar como identificadores del poseedor da lugar a casos de ambigüedad. Así, en Le entregaron el pasaporte es posible concebir que el pasaporte entregado es el de la persona que representa el complemento indirecto (Los policías le entregaron el pasaporte después de revisarlo), o bien el de la que designa el sujeto (Los dos turistas le entregaron el pasaporte al policía que se lo había pedido). En una misma oración pueden aparecer varios grupos nominales que muestren el uso posesivo del artículo, como cuando un profesor dice a sus estudiantes Dejen el examen sobre la mesa. El artículo la de la mesa dejaría de tener aquí interpretación posesiva si, al pronunciar la oración, el profesor señalara con un gesto alguna mesa en particular del aula o si la denotación de este grupo nominal hubiera quedado fijada en el discurso previo.

14.7p Los casos de ambigüedad a los que se hizo referencia en el apartado anterior se deshacen fácilmente a través del contexto, de la situación o de otros factores similares (como ocurre, por ejemplo, en el español del Perú y el de otros países, donde se atenúa en parte la ambigüedad porque las mesas individuales de trabajo se denominan carpetas). En Me puso la mano en el hombro, la interpretación más natural es aquella en la que se habla de su mano y de mi hombro (nótese que ninguna de las dos expresiones contiene un posesivo). En este caso, la tercera persona de puso proporciona la referencia de su mano y el pronombre clítico me proporciona la de mi hombro. Ahora bien, la sintaxis no impide que se hable también de mi mano y de mi hombro (supóngase que se habla de los ejercicios de un fisioterapeuta), puesto que el pronombre me puede asociarse con ambos artículos. Es frecuente evitar el artículo y usar el posesivo cuando se entiende que puede darse ambigüedad, como en Me puso su mano en el hombro.

14.7q Como se explicó en el § 14.7j, el uso del artículo para expresar posesión que se da de forma prototípica con los sustantivos que designan partes o componentes constitutivos de un individuo se amplía a menudo para incluir aquellos elementos que, aunque no forman parte del propio individuo, se consideran ligados a su esfera personal. Pese a que los grupos nominales definidos a los que se refirió el apartado anterior se asimilan, como se ha visto, a los que expresan relaciones de posesión inalienable, se diferencian de ellos de un modo notable en las construcciones en las que hay más de un poseedor y el elemento poseído es único para cada individuo. Los sustantivos que expresan partes de un ser solo suelen admitir en tal caso el singular, mientras que los que remiten a otras entidades de la esfera personal del individuo aceptan el singular o el plural, con preferencia por el primero. Puede decirse, en efecto, Llevaban una cinta en la cabeza; Llevaban una cinta en su cabeza, o también Llevaban una cinta en sus cabezas, pero la lengua rechaza *Llevaban una cinta en las cabezas, frente a Todos habían aparcado {el coche ~ su coche ~ sus coches ~ los coches} en el mismo lugar.

14.7r De la restricción introducida en el apartado precedente se deduce que no se admiten en estas construcciones los plurales interpretados distributivamente en el grupo nominal que expresa lo poseído, lo que permite explicar que se diga Les duele la cabeza, y no *Les duelen las cabezas, siempre que se hable de seres de una sola cabeza. Si el individuo posee más de un ejemplar de la parte designada por el sustantivo, la predicación se aplica a todas ellas, como en Le salió un eccema en las manos, es decir, ‘en ambas manos’. Por el contrario, cuando en ese mismo contexto el artículo con valor posesivo determina a un sustantivo que no expresa una parte del poseedor, se admiten el singular o el plural. Así pues, cabe decir, sin que varíe el sentido, Les revisaron el pasaporte, pero también Les revisaron los pasaportes; Abróchense el cinturón y Abróchense los cinturones, o Dejen el examen sobre la mesa (en la interpretación distributiva descrita en el § 14.7o) y Dejen los exámenes sobre {la mesa ~ las mesas}:

En el tren, lleno de esquiadores, ni tan siquiera les pidieron el pasaporte (Goytisolo, Estela); Miran hacia el andén buscando a los soldados o a los hombres de paisano que subirán a detenerles, que les pedirán los pasaportes y les harán bajar del tren a gritos y con malos modos (Muñoz Molina, Sefarad); Estos vándalos podrían ser socios y sería bueno que el Atlético les retirase el carné (Mundo [Esp.] 10/5/1996); Falsificamos en una imprenta de Móstoles los carnets de identidad, pegando nuestro rostro peinado al fijador junto a apellidos patronímicos (Molina Foix, Quincena).

La equivalencia entre el singular y el plural se deshace cuando se habla de varias cosas poseídas por una sola persona. Así, Les revisaron a todos las maletas se diferencia de Les revisaron a todos la maleta en que en el primer caso puede hablarse de una o varias maletas por persona, mientras que en el segundo se habla necesariamente de una sola.

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE