Sintaxis

15. El artículo (II). El artículo indeterminado. Artículos e indefinidos. Elipsis, anáfora, genericidad y especificidad. La ausencia de artículo

15.6 Grupos nominales definidos e indefinidos en contextos presentativos o existenciales

15.6a Se denominan predicados presentativos (también existenciales para algunos autores) los que sirven de forma característica para aportar nuevos referentes al discurso. Se trata de verbos que expresan ‘existencia’ —noción que aparece en algunos casos combinada con la de ‘localización’ y cuyo sujeto o complemento directo es habitualmente un grupo nominal indeterminado. El verbo haber constituye el ejemplo más representativo de esta clase cuando aparece en construcciones impersonales, como en Hubo un apagón en el pueblo. Otros verbos que pueden desempeñar una función discursiva similar son existir (En su planteamiento existe un problema previo), ocurrir (Acaba de ocurrir un accidente en la autovía) o tener (Todavía tenemos un asunto pendiente).

15.6b También se suelen considerar predicados presentativos los que aparecen en la formulación de los problemas matemáticos para introducir los elementos que forman parte del planteamiento, como en Sea un triángulo equilátero de 3 cm de lado, en Tenemos un depósito cilíndrico de 3 m de radio y 5 m de profundidad; Imaginemos un móvil que se desplaza a 60 km/h, o en el texto siguiente: Supongamos un punto que, conforme se desplaza de izquierda a derecha una magnitud constante, en cada paso se eleva un ángulo de 22° 30´ (Ferrer, Dibujo). Aun así, estos verbos admiten también usos no presentativos, ya que pueden construirse secuencias como Esa palabra no existe; Eso ocurrió cuando estábamos de viaje; Tenemos pendiente la firma del contrato; Imagínate su reacción o Ya supongo su interés en este asunto. Frente a estos usos, el verbo haber impersonal es un predicado presentativo por su propia naturaleza semántica, como se verá en esta sección. No se estudiará únicamente en ella el artículo indefinido, sino también los artículos determinados e indeterminados en los contextos existenciales y, en especial, los factores que permiten su aparición en ellos.

15.6c Con las excepciones que se mencionarán a lo largo de esta sección, el carácter indefinido que impone el predicado haber impersonal a su argumento se conoce en la bibliografía especializada como una manifestación del llamado efecto de definitud. Este efecto da lugar a contrastes como los siguientes: Hubo {un ~ *el} apagón en el pueblo; Había {una ~ alguna ~ *la} carta en el buzón; Hay {ideas suyas ~ unas ideas suyas ~ algunas ideas suyas ~ *las ideas suyas} con las que no comulgo en absoluto. Así pues, el grupo nominal que funciona como complemento directo de este verbo (§ 41.6e-h) puede estar encabezado por un determinante indefinido, pero también puede carecer de él (Había relojes por todas partes). Como se comprueba, el rasgo característico de esta construcción es el hecho de que se rechaza el artículo determinado. Existen, sin embargo, varias excepciones, que se describirán en esta misma sección.

15.6d Las construcciones con el verbo haber admiten dos variantes. En la primera, la noción de presentación propia de este predicado se combina con la de localización, ya sea física (Hay un escape de agua en el patio) o figurada (Hay un error básico en su forma de proceder), de manera que no solo se presenta un elemento discursivamente nuevo, sino que se ubica en alguna coordenada. En la segunda variante de estas construcciones, de carácter adscriptivo, se atribuye al argumento una propiedad que se considera relevante y que permite caracterizarlo, como en Hay un medio de solucionar ese asunto que todavía no hemos intentado. La primera variante, en la que haber se construye con complemento locativo, proporciona el significado primario de esta construcción. Así, en la oración ¿Hay alguien?, el argumento locativo se sobrentiende deícticamente (‘¿Hay alguien ahí?’); en Hay novedades se recupera de manera anafórica o pragmática (como en Hay novedades en la situación, en el caso, etc.). En la lengua antigua, el componente locativo estaba representado en la construcción por el clítico locativo y o hi ‘allí’, que podía preceder al verbo:

Pero algunos y ha que dizen que ffizo aquel libro el rrey Ssalomón por entendimiento de Spíritu Ssanto (Alfonso X, Setenario); Aquesta es la mayor ysla que sea, et es çerca de la tierra firme, assi que no hi ha sino muy chico passo de mar (Fernández Heredia, Marco Polo).

El funcionamiento sintáctico autónomo de este adverbio (procedente del latín ibi) se perdió a finales de la época medieval, a diferencia de lo que sucedió en otras lenguas románicas como el francés, el italiano o el catalán, en las que ha pervivido. Sin embargo, han quedado restos fosilizados de su presencia en las primeras personas del presente de algunos verbos (estoy, doy, soy, voy), como se explica en el § 4.13c, y en las construcciones de haber impersonal (hay), donde aparece fundido enclíticamente con la forma verbal correspondiente, sin que pueda asociársele ya contenido alguno. Sobre este mismo adverbio, véanse los § 17.8s, u.

15.6e También es posible ubicar personas o cosas por medio del verbo estar. Con este verbo se admiten argumentos definidos (El libro está sobre la mesa) e indefinidos en construcciones partitivas o con otros modificadores (Uno de los libros está sobre la mesa), pero raramente sin complementos, de ahí lo forzado de la construcción Un libro está sobre la mesa. Cuando se dice Uno de los libros está sobre la mesa, el indefinido uno establece una relación partitiva con el conjunto designado por los libros, lo que permite anclar su referencia en el grupo nominal definido que funciona como complemento partitivo (§ 20.1). Algunos gramáticos han señalado que el efecto de definitud característico de haber impersonal debería denominarse más propiamente efecto de especificidad14.4d), ya que en contextos partitivos como el anterior también se tiende a usar la predicación con estar y no con haber: mientras que Había unos niños en el patio es una oración natural, resulta anómala Había uno de los niños en el patio. Su anomalía se debe a que la predicación presenta como nuevo cierto referente que se puede identificar en relación con un conjunto definido. A pesar de que esta precisión se considera correcta, se usará en esta obra el término efecto de definitud porque es el más extendido en los estudios gramaticales sobre estas construcciones.

15.6f La segunda de las variantes que se presentaron en el § 15.6d tiene carácter adscriptivo, como allí se explicó. También en ella alternan los grupos nominales con determinante indefinido y los que carecen de cualquier clase de determinación. Nótese que en este último caso se trata de sustantivos contables en plural:

Había un tren que salía a las cinco de la tarde y que llegaba en un par de horas a Madrid (Puértolas, Noche); Hay aspectos de mi personalidad que se me escapan (Mujica Lainez, Escarabajo); Hay cosas de las que no se puede reír uno (Mañas, Kronen); Hay un método infalible para salvar situaciones como esta (Barnatán, Frente).

15.6g El valor locativo que en su origen poseía la construcción se ha perdido en las oraciones anteriores en favor de la lectura existencial. En estos casos se establece una relación predicativa entre el sustantivo que funciona como núcleo del objeto directo y su complemento. De hecho, es posible a menudo pronominalizar el primero (Lo hay; Las había) y mantener el complemento, lo que se interpreta como señal de que este último funciona gramaticalmente como complemento predicativo:

Lo mismo puede verse en el hombre; los hay heroicos y gloriosos y los hay cobardes y vulnerables y ambos son humanos (Otero, L., Temporada); Hay incendios escarlata y los hay azul ultramarino (Paso, F., Palinuro); […] después de cuatro años de no obtener recursos donde los había de sobra (García Márquez, Vivir).

También se dan casos de anteposición del complemento directo sin presencia del clítico pronominal:

Sabed que en mis calabozos hombres hay que entraron mancebos y ya peinan canas (Navarro Villoslada, Urraca); Algunos hombres hay que se conforman con absorber de ese humo solo hasta sentir algún devaneo, pero nada más (Ortiz, Contrapunteo).

15.6h El valor clasificador que adquieren las construcciones que se describen se mantiene en el esquema fijado «hay + sustantivo + y + sustantivo», que se forma repitiendo el sustantivo en los dos miembros de una coordinación, como en estos textos:

Hay vinos y vinos, querido (Giardinelli, Oficio); Porque hay bandidos y bandidos, y los nuestros son gente honrá (Sender, Nancy); Claro está que hay cazadores y cazadores. Hay cazadores que no se comportan como cazadores, sino como libertinos, y hay que decir que, en principio, el cazador que se porta como un libertino suele ser el que caza en lo ajeno (Duque, Suicidio); Pero es que hay engaños y engaños, señores. Esos engaños son pequeños, no tienen importancia (Sábato, Héroes).

Aunque el objeto directo de haber41.6e-h) aparece en estos ejemplos sin complemento que lo adscriba a alguna subclase, la clasificación se establece implícitamente, de modo que Hay vinos y vinos viene a significar ‘Hay vinos de una clase y vinos de otra’. La adscripción a una clase es, en cambio, explícita en Hay vinos excelentes y vinos mediocres.

15.6i Existen varias excepciones a la generalización introducida en el § 15.6c, según la cual las construcciones de haber impersonal no admiten argumentos definidos. No se documentan estas excepciones en el caso de los nombres propios (*Hay Eva y Javier), que solo aparecen en las oraciones con haber si se insertan en el interior de un grupo nominal indeterminado, como En la lista hay un tal Luis Pérez. Los nombres comunes y los pronombres dan lugar, sin embargo, a varias excepciones. Se producen a veces vacilaciones al pronominalizar el complemento directo, de modo que a la pregunta ¿Hay entradas para la próxima sesión? cabe contestar: No las hay, o bien No hay (la primera opción pertenece a un registro más elevado en casi todos los países hispánicos). Véase el § 34.2i sobre este mismo punto. Así pues, la presencia del pronombre definido puede relacionarse con la de un grupo nominal que también lo sea, como en el texto siguiente:

Las figurillas de tipo Estero son características piezas antropomorfas en las que predomina el rostro de exageradas facciones, con una enorme nariz contrastante con la boca, más bien pequeña, si la hay (Salvador Lara, Historia);

con la de un grupo nominal indefinido, como en —Pronto será de noche —dice uno de los hombres del pelotón—. Busquemos un lugar seguro. —¿Acaso lo hay ? —pregunta otro (Ducoudray, Ojos); o con la de un grupo nominal sin artículo, como en Porque miedo al poder no lo hay en Siria (Regàs, Viaje). Véanse también sobre estas alternancias los § 16.6h y ss. Como se explica en el § 34.2f, el español no cuenta con un pronombre clítico partitivo análogo al que otras lenguas románicas emplean para pronominalizar complementos indefinidos inespecíficos (fr. en, it. ne, cat. en). Ante tal carencia, la remisión anafórica al complemento directo de estas construcciones oscila entre el uso del pronombre de tercera persona y la omisión de tal unidad.

15.6j Se admiten de igual modo los complementos definidos en las construcciones de haber impersonal cuando el grupo nominal tiene valor cuantitativo y no propiamente referencial, pese a su forma determinada. Estas situaciones se obtienen de diversas maneras. Se forman, en primer lugar, con sustantivos que introducen expresiones de medida, sean partitivas o no:

En los años sesenta solo había la mitad y a principios de los setenta uno no podía contar con más de treinta comunistas desparramados en cinco células irreductibles (Bolaño, 2666); La gente comenzó a chismear. Hay la mar de habladurías, don Cayo (Vargas Llosa, Conversación).

Sobre la naturaleza cuantificativa, por tanto no referencial, de estas expresiones, véanse los § 20.1f y 20.2a-d.

15.6k Se construyen estas secuencias, en segundo lugar, con los llamados superlativos cuantificativos19.3j, 20.4a, q y ss., 45.13 y 48.8k-m), que equivalen a ninguno y sus variantes en los contextos negativos:

No hay el menor peligro de que alguien te sorprenda (Martínez, Vuelo); No había el más mínimo margen para el error (Andahazi, Secreto); No se sabía que hubiera doña Mariana tratado con contratistas o albañiles, ni en la iglesia había el menor indicio de obras (Torrente Ballester, Gozos); En caso de que no haya el menor progreso, ¿qué voy a hacer con Molina? (Puig, Beso); No hubo el más leve tono de tristeza en su voz (Muñoz Molina, Jinete); Por supuesto que no había la menor vecindad entre la actriz y la reina (Pérez-Reverte, Jubón).

Estos superlativos son también posibles en contextos irreales, como en si hay la menor duda, e incluso —aunque menos frecuentemente— en oraciones afirmativas, como en Ha ordenado que haya el más estricto silencio o en Allí era donde había los mejores artífices (Clavijero, Historia).

15.6l Los contextos cuantificativos de los que se habló en los apartados anteriores se forman asimismo con los adjetivos suficiente, necesario, imprescindible y con otros similares que cualifican un número, un grado o una cantidad:

En ese cuaderno hay la información suficiente para que podáis prever los golpes que se están preparando (Savater, Caronte); […] al no haber el quórum requerido (País [Esp.] 5/2/1999); Todavía no hay la fuerza necesaria ni el impulso para hacer hoteles en provincias (Romaña, Bebidas); A comienzos de esta legislatura no había el consenso imprescindible entre las tres administraciones (País [Esp.] 19/4/2001).

Nótese que no se diría en el primer ejemplo *En ese cuaderno hay la información, ni, en el segundo, *al no haber el quórum. El artículo determinado contenido en estas expresiones no anula su naturaleza cuantitativa ni las convierte en expresiones referenciales. Así, la presencia del artículo la en la oración Hay la información suficiente está en función de la naturaleza gramatical del adjetivo suficiente (recuérdese que en el § 15.5n se habló de condicionamientos similares con otros adjetivos). El papel de ese artículo no es, por tanto, el de presentar el sustantivo información como una noción familiar para el hablante porque haya sido introducida en el discurso previo. Tal factor relativiza en alguna medida el que esas construcciones representan verdaderas excepciones al efecto de definitud, pero en cambio muestra que este efecto no puede describirse como la simple incompatibilidad entre cierto tipo de artículos y cierto tipo de verbos.

15.6m La información que aportan los grupos nominales con el cuantificador universal todo en los contextos existenciales puede ser cualitativa, en lugar de cuantitativa. En efecto, este cuantificador se rechaza, como es esperable, en las construcciones presentativas (*Allí había todos los niños, *En la habitación había todo detalle). Sin embargo, se admite con los sustantivos tipo, clase y otros similares de carácter cualitativo, como en En la literatura hay toda clase de opiniones y de argumentos para defender uno u otro de esos puntos de vista (Rodríguez Delgado, Universo). Repárese en que la expresión subrayada admite la paráfrasis ‘opiniones de todas clases. Se aceptan igualmente otros grupos nominales definidos en plural que expresan significados similares, como todas las condiciones por ‘condiciones de todo tipo’: El pronunciamiento de los ‘mejor calificados’, que aseguraba que había todas las condiciones para la adjudicación […] (Tiempo [Col.] 31/10/1996).

15.6n Además de los contextos cuantificativos descritos, las construcciones con haber impersonal admiten también argumentos definidos en los usos que en el § 14.6b se llaman endofóricos. Estos casos coinciden con los anteriores en que la presencia del artículo definido viene determinada por el modificador o el complemento del nombre. De hecho, son estos elementos los que permiten presentar como conocida la información que aporta el grupo nominal. El adjetivo mismo13.11a-n) favorece la presencia de grupos nominales definidos en contextos existenciales, ya que permite presentar una persona o una cosa en función de su identidad con la cantidad o la cualidad de alguna noción ya introducida:

—Quiere decir que hay el mismo calorcito, los mismos ruidos —dijo Nieves (Vargas Llosa, Casa); Había la misma pureza en el aire, la misma diafanidad, el mismo privilegio contra el polvo y la destrucción que conoció Aureliano Segundo en la infancia (García Márquez, Cien años); En los cristales del mostrador hay las mismas manchas y además manchas del tarro de goma de pegar las etiquetas (Barea, Forja); Y había la misma luz rara, neblinosa y gris de los días en que llegamos por primera vez a San Sebastián (Muñoz Molina, Ardor).

Sobre alternancias como en un mismo lugar ~ en el mismo lugar, véase el § 13.11j.

15.6ñ Son asimismo endofóricos los contextos en los que el artículo definido introduce un grupo nominal que designa entidades presentadas como arquetípicas. Los adjetivos acostumbrado, consabido, correspondiente, esperable, habitual, lógico, típico, usual y otros similares son especialmente frecuentes en esta pauta, como en En sus palabras había el típico desprecio de quien no tolera la discrepancia o en los textos que se citan a continuación (se subrayan artículos y adjetivos):

Sobre la mesa que nos separa hay los objetos usuales de una oficina (Puga, Silencio); A continuación, hubo el habitual trajín de gente que se levanta (Bioy Casares, Lado); Hubo las funciones públicas acostumbradas (Fernán Núñez, Carlos III); Toma mi duro, por si hay la consabida suscripcioncita (Galdós, Fortunata); Entre cada uno de esos rounds ha habido el correspondiente descanso (Jardiel, Exceso); Hubo el lógico malestar, pero al final no pasó nada (Mendoza, Ciudad).

15.6o En lugar de con adjetivos, los modificadores a los que aludió el apartado precedente se forman otras veces con oraciones de relativo que expresan esas mismas nociones: ‘repetición’, ‘hábito’, ‘costumbre’ y otras manifestaciones de lo que ya se conoce, como en Entonces no había los medios con los que contamos hoy, o en los ejemplos siguientes:

En mi vaga reminiscencia había la especial dulzor melancólica que acompaña al recuerdo (Clarín, Cuesta); Pero no había la mala leche que hay ahora (Pérez-Reverte, Reina); No hubo la explosión de alegría y los comentarios arrogantes que habitualmente acompañaban sus triunfos empresariales (Allende, Retrato); Es cierto, aquí no hubo la alegría que hubo en Madrid (Vázquez Montalbán, Pájaros).

Cumplen idéntico papel los modificadores de siempre, de costumbre, de otras veces (Hubo la algarabía de otras veces) y otros similares:

Hubo la chillería de rigor entre los exiliados y la prensa (Vargas Llosa, Fiesta); En su cara no había la despreocupación y socarronería de entonces (Vargas Llosa, Guerra); Solo había las gallinas de siempre (Collyer, Habitante); Como si no hubiera los muertos de todos los días (Paso, F., Palinuro); Tampoco había la experiencia de ahora (Granma Internacional 5/1996).

15.6p En lugar de adjetivos u oraciones de relativo, proporcionan la información característica del uso endofórico del artículo en los contextos existenciales las series coordinadas en las que se presentan varias clases de personas o cosas. La acumulación de esas clases o subclases de elementos componen un conjunto que el hablante presenta como característico o prototípico de alguna situación. Unas veces se habla de tipos específicos de individuos descritos mediante sustantivos o adjetivos:

Pero la gama era infinita. Había el tolstoiano que se negaba a comer carne porque era enemigo de toda muerte violenta […] y el partidario de la violencia hasta en sus formas más indiscriminadas (Sábato, Héroes); Los discípulos y amigos de Porras Barrenechea, de distintas generaciones y oficios —había los historiadores y profesores y había los diplomáticos— pasaban todos por la calle Colina (Vargas Llosa, Pez); Se dividían a la sazón en tres grandes grupos. Había las meretrices honestas, las de prestigio mayor; las de candela (Mujica Lainez, Bomarzo); Había el putrefacto académico y el que sin serlo lo era también (Alberti, Arboleda); Verás. Hay el hombre y hay la mujer. Y cada uno tiene cosas distintas (Marqués, Mirada); Tenemos diferentes estirpes del tronco remotísimo de los Morenos. Hay los Moreno-Isla, los Moreno-Vallejo y los Moreno-Rubio, o sea los Morenos ricos y los Morenos pobres (Galdós, Fortunata).

Otras veces se introducen clases diversas de personas o cosas que identifican sus referentes mediante relativas sin antecedente expreso, con infinitivos nominalizados o con otros recursos análogos:

Hay los que se acercan al objeto y hay los que esperan a que el objeto se acerque (Gamboa, Páginas); Porque antes, ganasen unos, ganasen otros, siempre había los que mandaban, los que esperaban mandar y los que no mandaban nunca (Torrente Ballester, Gozos); Ahí también hay dos salidas, es decir, hay la salida y el callejón sin salida. Hay el querer abarcarlo todo y el titubear (Chacel, Barrio); Hay el atardecer, hay el cansancio de haber perdido el tiempo en los cafés (Cortázar, Rayuela).

No siempre son dos o más grupos nominales los que se coordinan o se yuxtaponen en estas construcciones. Nótese que el primer miembro de la coordinación en el ejemplo que sigue es definido, mientras que el segundo es indefinido. Se marcan ambos con corchetes: Unos metros más allá, había [el cadáver descompuesto de una mula que se comían los urubús] y [una fogata apagada] (Vargas Llosa, Guerra).

15.6q La interpretación endofórica del grupo nominal se obtiene también con los complementos oracionales de muchos sustantivos abstractos, al igual que en los casos examinados en el § 14.6j:

Aunque había la certeza de que tales finezas no habían de llegar jamás a su noticia (Fernández Lizardi, Periquillo); ¡Se necesita estar loco! —gritaba alzando tanto los brazos que había el riesgo de que rompiese las lámparas— (Jardiel, Exceso); Hay la seguridad de que estuvieron en el chalet y robaron a Muza (Pozo, Noche); Hay la teoría de que los juntaron después de muertos (Adoum, Ciudad); Hay la necesidad imperiosa de seguir haciendo, de seguir pudiendo (Benedetti, Primavera); Hay el peligro de que Isabel note el cambio (Chacel, Barrio).

15.6r Menos claros resultan los demás contextos en los que se admiten grupos nominales definidos como argumentos de haber. En general, las oraciones de relativo que no se ajustan a las pautas observadas en los apartados precedentes no suelen proporcionar la información endofórica en el sentido que se ha explicado. Así, si alguien encuentra los lentes que otra persona ha perdido, no construirá probablemente una expresión como *Sobre la mesa de la terraza hay los lentes que perdiste, sino … están los lentes que perdiste. No obstante, los contextos contrastivos favorecen a veces el uso del artículo determinado en estas situaciones, en cuanto que permiten identificar la clase de entidades de la que se habla por contraposición a otras:

En los hechos verdaderos no había el amor que él invocaba: solo había odios (Martínez, Evita); Más bien pequeña, sin ninguna decoración, solo las muescas en las paredes donde antaño habría habido las baldas en que los escribas colocaban las tablillas (Navarro, Biblia); Hay el amor que no se atreve a decir su nombre, pero también hay algo peor, y es el amor sin nombre (Fuentes, Diana).

15.6s En los demás casos, la presencia del artículo parece justificarse únicamente en función de la capacidad que el hablante otorga a los complementos del nombre para identificar el grupo nominal como entidad consabida. Así, la elección del artículo el en el fragmento que se reproduce a continuación se justifica porque el autor entiende que la caracterización que se hace del ruido descrito es suficiente para que el lector lo interprete como familiar o como conocido: En aquel rincón de la galería, junto a aquella ventana abierta había el ruido suave de un cuchicheo (Clarín, Regenta).

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
determinante definido, pronominalización, verbo existencial

 

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