Sintaxis

43 Oraciones subordinadas sustantivas

43.9 Discurso directo y discurso indirecto (I). Sus características fundamentales

43.9a Se denomina discurso directo (DD) el que reproduce palabras pronunciadas de forma literal, así como pensamientos transcritos en la misma forma en que se originan:

Iba a salir ya cuando Padilla me dijo: “Espere un rato y tómese un whisky conmigo y con Alberto […]” (Tiempo [Col.] 1/7/1996); De pronto, Ilé recordó: “Hoy es la fiesta del barrio de San Telmo” (Matute, Teatro); Cuando vino mi hermana a la casa, pregunté: —¿Por qué lo hicieron todo sin hablar con nosotros? (Viezzer, Hablar); Sebastián me explicó: —Parece que Gloria no quiere regresar a su casa y Sarita va a invitarla a que se quede en esta (Ibargüengoitia, Ruinas).

43.9b El discurso directo requiere por lo general la presencia de un verbo introductor, como decir, explicar, manifestar, opinar, repetir o responder, entre otros. La secuencia reproducida puede seguir al verbo introductor, como en los textos que se acaban de citar, pero también puede precederlo, como en estos otros:

¿Págase en esta tierra almojarifazgo de ladrones, señor Galán?, dijo Rincón (Cervantes, Rinconete); ¡Kus-Kus, por Dios, pero si todavía no es la hora, lo tengo todo sin hacer, todavía estoy sin arreglarme…! —exclamó tía Eugenia (Pombo, Héroe); ¿Habría preferido que fuera la policía? —dijo ella con un gesto risueño (Adoum, Ciudad); Fue mi maestro y mi jefe —explicó Margolín (Chao, Altos); Buena cosa nos prepara el año nuevo, se dijo para sus adentros (Chase, Pavo).

Es igualmente posible que aparezca en posición medial, como en las citas siguientes:

En algo tenías que acertar —opinó Emilia—, después de media vida de lociones y potingues (Díez, Fuente); Si quieres decir que me repito en la conversación —respondió Cidi Galeb con un fingido engallamiento—, no todos podemos ser como tú (Lezama, Oppiano).

Cuando la cita precede al verbo introductor, se antepone el verbo al sujeto: … exclamó Tía Eugenia; … dijo ella…; … explicó Margolín. Entienden algunos gramáticos que esta inversión es similar a la característica de los procesos de focalización (Un auto nuevo se va a comprar Luis ~ *Un auto nuevo Luis se va a comprar: § 40.4), descartando las convenciones particulares del lenguaje poético. Este análisis otorga al contenido de la cita una interpretación remática similar a la de los demás segmentos focalizados. El DD puede también ser introducido como aposición al pronombre demostrativo esto, al adverbio demostrativo de modo así o a grupos nominales de interpretación deíctica, como lo siguiente:

Y me dice que a ella le dice esto: Madrecita Malinche, qué más quisiera yo que ser el rey de esta tierra (Fuentes, Naranjo); El texto del documento dice así: “En los últimos días de septiembre del pasado año, el servicio de inteligencia francés, SDECE, envió a Madrid al eterno monsieur Duval” (Herrero, Ocaso); Literalmente en dicho Oficio se dijo lo siguiente: “… Al respecto, la comisión acordó por unanimidad, vistos los recaudos por usted enviados, entregar copia de los mismos a los jefes de fracción de esta comisión” (Universal [Ven.] 6/4/1999).

43.9c El discurso indirecto (DI) se caracteriza por presentar la voz del narrador. En este discurso se reproducen las palabras pronunciadas adaptándolas al sistema de referencias deícticas del hablante. Así, al fragmento Elsa dijo: “Mi hermana es famosa”, que reproduce el discurso directo, corresponde Elsa dijo que su hermana era famosa, que presenta esa misma información en discurso indirecto. Como se verá a lo largo de esta sección y la siguiente, el DI está sujeto a cierta indeterminación, puesto que, con las escasas excepciones que se explicarán, el oyente o el lector no posee instrumentos lingüísticos suficientes para dilucidar si un determinado texto introducido por un predicado que admite discurso directo representa o no una traslación de este. De hecho, en muchos casos no se da tal traslación. Así, el lector del fragmento siguiente: Mi amigo me explicó que las consecuencias de la revolución industrial eran perfectamente previsibles, puesto que el tipo de crecimiento que favorecía era lineal (Millás, Articuentos) no dispone de datos para pensar que corresponde a un discurso directo construido así: Mi amigo me explicó: “Las consecuencias de la revolución industrial son perfectamente previsibles…”. La gramática dispone de una serie de recursos objetivos para convertir el discurso directo en discurso indirecto, como se verá en esta sección y en la siguiente. Se explicarán asimismo en ellas las diversas soluciones que la sintaxis ofrece a la indeterminación que se menciona.

43.9d Tanto el discurso directo como el indirecto pueden ser libres. Una y otra variante son propias del texto literario. El discurso directo libre se caracteriza por la ausencia de verbos de lengua o de pensamiento, así como de otras marcas lingüísticas que separen el texto que corresponde al narrador del que pertenece a los personajes, como en La mujer bajó la mirada. Pero, bien, seguramente mi esposa se refería a la confesión. Una confesión no es una desgracia (Cohen, Insomnio). Aun así, los escritores usan a menudo signos ortográficos para marcar esa transición:

Miralles se me adelantó: —Dígame una cosa. A usted Sánchez Mazas y su famoso fusilamiento le traen sin cuidado, ¿verdad? (Cercas, Soldados); Un día se acercó: —¿Me deja usted ver los “santos”, mi sargento? (Barea, Forja).

Por el contrario, el discurso indirecto libre combina en mayor medida los rasgos del discurso directo y del indirecto. Se caracteriza por alternar los centros deícticos que corresponden al narrador y a los personajes del texto narrado, lo que permite al autor no especificar si las palabras que se transcriben corresponden al personaje o han de atribuirse al que describe la situación:

Pues ¿y Lita, Lituca? Era un serafín aquello, más que mujer. ¡Qué guapa, qué aguda, qué hacendosa! Si ella fuera hombre y mozo soltero, ya sabía con quién casarse, como Lita le quisiera. ¡Y no su hermano Neluco!… ¡Cuántas veces se lo había dicho! ¿Para qué quieres la enjundia, hombre? ¿Qué más puedes apetecer?… Si apareáis como de molde… ¡Ah, pan frío de satanincas!… ¡Tochu, más que tochu! Cuando Lita iba a Robacío, era la alegría de la casa (Pereda, Peñas).

43.9e El DD se caracteriza por la voluntad del hablante o del narrador de expresar literalmente la información que se trasmite, del tal modo que la reproducción de las emisiones lingüísticas sea lo más exacta posible. En el ejemplo del diario El Tiempo citado en el § 43.9a, Padilla me dijo: “Espere un rato y tómese un whisky conmigo y con Alberto”, la secuencia entrecomillada pretende recoger de manera exacta las palabras de Padilla. Esta literalidad del discurso directo reproducido es característica de las citas textuales y admite una gradación que va desde la transcripción exacta de la secuencia emitida, como se refleja en el texto siguiente: La soviética, como si le picase una avispa dijo, exactamente, lo siguiente: “Ay, por Dios, no me coloque el rollo” (Mundo [Esp.] 8/8/1995), hasta traducciones o reelaboraciones más o menos aproximadas, como en este otro: Fue entonces, cuando —según cuenta Mairyn Cruz-Bernal en un breve prólogo en inglés— declaró “dejó la cárcel pequeña para entrar en la mayor” (ABC Cultural 9/2/1996). En este último texto queda claro que la secuencia entrecomillada no constituye una transcripción literal de las palabras del personaje sino una reproducción de su contenido. El texto informa, en efecto, de que el contenido que se expresa ha sido narrado por otra persona, y agrega que su versión original estaba en otra lengua. La forma citativa elegida por el autor, que marca con comillas la información reproducida, tiene consecuencias retóricas, puesto que induce en el lector cierto efecto de verosimilitud, a pesar de la inexactitud formal de lo que se transcribe.

43.9f En el § 43.7b se explicó que solo algunas interrogativas indirectas poseen relación con el DD. Se ha observado tradicionalmente que la estructura «que + interrogativa indirecta» marca en español esa relación. Esta pauta es característica del registro conversacional y solo en pocas ocasiones se atestigua en los niveles de lengua más formales. Así pues, la presencia de la conjunción que en Me preguntó que qué pensaba hacer indica que el hablante desea presentarla como traslación del discurso directo, por tanto de la secuencia Me preguntó: ¿Qué piensas hacer? (pero también … piensa usted…). Es también posible construir esas oraciones sin la conjunción que. En tales casos, el hablante introduce el contenido de su pregunta, pero no garantiza que esta se formulara en la misma forma exacta en que la presenta. Se muestran a continuación las dos opciones:

Le pregunté a tu padre que qué pensaba hacer, si regresaba al hotel o si también se iba a encamar con alguna. (Montero, M., Capitán); Le pregunté qué le pasaba y me contestó algunas obscenidades (Serrano, M., Vida).

43.9g Estas alternancias se extienden a las interrogativas indirectas totales. Así pues, Pregúntale que si hace frío traslada al discurso indirecto lo que en el directo se formularía como Pregúntale: ¿Hace frío? A esta misma pauta corresponde el texto siguiente: Mi padre —temblona y rebotada el anca— se levantó de un brinco, y con gesto recio y voz sonora me preguntó que si quería tomar algo (Alatriste, Vivir). La pauta «que + interrogativa indirecta» se extiende a los complementos nominales, como en la pregunta “¿Qué hora es?” > la pregunta de que qué hora es, o en los textos siguientes:

A la pregunta de que en cuál de las dos posibilidades estaba Agustín el doctor respondió que solo el tiempo lo diría (Elizondo, R., Setenta); Ante la pregunta de que si con esta nueva programación se había llegado a la televisión “del cambio” […], respondió que se había conseguido uno de los principales propósitos (ABC 28/12/1983).

43.9h Los verbos que no admitían las interrogativas llamadas propias en el § 43.7j rechazan la construcción «que + interrogativa indirecta». No se forman, pues, secuencias como *Tú sabes bien que con quién sale la niña o *Aún no hemos decidido que dónde iremos de vacaciones. Además del verbo preguntar, admite esta construcción el verbo decir cuando equivale a preguntar, como en En fin, hijo, usted dirá que quién me mete a mí a leñador (Galdós, Fortunata). También en este caso se obtienen las diferencias esperables entre «decir + interrogativa indirecta» y «decir + que + interrogativa indirecta». Así, en Dile cuántos asistieron al concierto se pide a alguien que indique o comunique un número o una cantidad, por lo que no se pregunta nada al destinatario de esas palabras. Por el contrario, en Dile que cuántos asistieron al concierto se le pide que haga una determinada pregunta. El verbo decir significa asimismo ‘preguntar’ en los textos que se reproducen a continuación:

Ella dijo que por qué te compadecía (Martín Gaite, Fragmentos); —No, digo que quién es usted —la voz era prácticamente un grito (José, Buster Keaton); Jovencito, le dije que qué quiere —insistió impaciente la mujer— tengo mucho que hacer (Bain, Dolor).

La alternancia entre «decir + interrogativa indirecta total» y «decir + que + interrogativa indirecta total» presenta matices semánticos particulares:

Me dijo si estaba aún en ánimo de trabajar por los intereses de la Reina y le respondí que hasta la muerte (Ortiz-Armengol, Aviraneta); Había un chico que me gustaba y me dijo que si quería bailar con él y le dije que sí (Martín Gaite, Usos).

El verbo decir significa ‘preguntar’ en estos dos casos, aun cuando la interrogativa indirecta no venga introducida por que. Por el contrario, en la alternancia presentada al comienzo de este apartado entre «decir + interrogativa indirecta parcial» y «decir + que + interrogativa indirecta parcial», decir significa ‘comunicar’ en el primer caso y ‘preguntar’ en el segundo caso. Nótese que en el ejemplo de Ortiz de Armengol (Me dijo si estaba aún…), podría haberse continuado con … y le dije que sí, pero no con *… y le dije sí. Este contraste confirma que decir significa en los dos últimos ejemplos ‘preguntar’.

43.9i En apariencia, el verbo decir admite la pauta «que + interrogativa indirecta» cuando significa ‘responder’, como en Me va a decir que qué me importa (Ibargüengoitia, Crímenes). Este uso tiene particular interés, ya que la noción de ‘respuesta’ no forma parte de la lista de nociones semánticas introducida en el § 43.7j. Aunque responder no se construye con interrogativas indirectas (*El detenido respondió qué joyas había robado), introduce el discurso directo, por lo que admite la conjunción que, al igual que decir: E Indalecio respondió que qué quería decir don Ubaldo Zamacois y que no comprendía una palabra (Pombo, Ventana). El hecho de que tanto en este último caso como en el anterior se introduzcan interrogaciones retóricas hace pensar que la conjunción que no se antepone propiamente a una interrogativa indirecta, sino a una exclamativa indirecta. Se analizan otros casos en los apartados siguientes.

43.9j Los grupos sintácticos formados por «qué + adjetivo» (§ 22.13u) no son adecuados para formular preguntas (*¿Qué raro es?) pero sí exclamaciones (¡Qué raro es!). Las secuencias así construidas se admiten, sin embargo, con naturalidad tras la conjunción que cuando reproduce el discurso directo, lo que pone de manifiesto la naturaleza igualmente exclamativa de esas oraciones: Ella volverá a decir que qué raros somos y nos reiremos de nuevo las dos (Delgado, Mirada). La pauta «que + exclamativa indirecta» se extiende a los textos que se citan a continuación. En la mayor parte de ellos se introduce una expresión exclamativa, reproducción del discurso directo, con la que se responde a algo o se replica a una afirmación inmediata:

Luego me preguntó si yo creía que él aún le guardaba rencor o cosa parecida y yo le contesté que cómo quería ella que yo le resolviera semejante duda (Vergés, Cenizas); Mi hermana Magali movía la cabeza para indicarme que qué poca vergüenza tenía (Alatriste, Vivir); No es imposible que él replicara que qué preparación tenía ella para sustituir a la Castell (Luca Tena, Renglones); Querrás decir que qué buena suerte, ¿no? (Val, Hendaya); “¡Que digo que qué lástima”, declaró tía Eugenia, tartajeando un poco, “que se tenga que ir el pobre Manolo en vez de quedarse a disfrutar!” (Pombo, Metro).

43.9k Como se ha indicado, las interrogaciones retóricas se asimilan en buena medida a las exclamaciones. A pesar de que la oración ¿Qué prisa tenéis? sea formalmente interrogativa, no es posible interpretarla como tal desde el punto de vista semántico, puesto que no se pide en ella que se elija o se identifique cierto tipo de prisa. El texto siguiente reproduce, en consecuencia, la misma pauta «que + exclamativa indirecta» como traslación del discurso directo: La Juliana te insiste en que qué prisas tenéis y en que toméis algo (Berlanga, Gaznápira).

43.9l Se ha observado que ciertos verbos que expresan la manera de comunicar algo (sobre todo chillar, gritar, murmurar y susurrar) se construyen con «que + interrogativa indirecta». No obstante, en el caso de chillar y gritar, el resultado es de un modo más claro una exclamativa indirecta:

Eva se puso furiosa y le chilló que qué sabes tú de mi vida, que desde los dieciocho años he estado fuera (Rossetti, Alevosías); Sin cerrar la boca, me gritó que qué coño creía (Menéndez, Muerte).

En el de murmurar y susurrar se admite, en cambio, la interpretación interrogativa: El viejo de la cama de la izquierda hablaba solo; murmuraba que quién lo iba a cuidar (Cirules, Conversación).

43.9m De forma parecida a como la interrogativa indirecta que se subordina a decir designa el valor que corresponde a una variable (cierta cantidad numérica en el ejemplo propuesto en el § 43.9h Dile cuántos asistieron al concierto), la que complementa a gritar —sin la conjunción que— introduce una magnitud análoga. Así, el segmento que se subraya en el texto siguiente constituye una interrogativa indirecta y significa ‘el nombre de quien me ha hecho tan grande caridad’: […] pero yo fuera la mujer más ingrata del mundo si no gritara quién me ha hecho tan grande caridad (Fernández Lizardi, Periquillo). Esta correlación no se mantiene con otros verbos de este grupo, que no poseen correspondencia en la interrogación indirecta. Se rechazan, pues, sin la conjunción que, como en *Murmuraba quién lo iba a cuidar. Como se explicó en el § 43.9i, el verbo responder no admite tampoco interrogativas indirectas, pero sí las acepta precedidas de la conjunción que con la interpretación de exclamativas indirectas.

43.9n Se vio en el § 43.7k que el verbo pensar acepta interrogativas indirectas tras una preposición (en o sobre). La combinación con la conjunción que favorece, como en los casos anteriores, la interpretación de exclamación indirecta. Este tipo de contrastes confirma que los verbos que introducen el DD no siempre coinciden con los que introducen interrogativas y exclamativas indirectas:

Uno si uno no se aprecia a uno mismo, pienso yo que quién más lo va a hacer, ¿no? (CREA oral, Venezuela); Yo me pongo a pensar ahora que qué extraño que era (CREA oral, Costa Rica).

43.9ñ Se ha explicado que la mayor parte de las clases semánticas de verbos enumeradas en el § 43.7j rechazan la pauta «que + interrogativa indirecta», puesto que no introducen el DD. Los apartados precedentes muestran, por una parte, que los verbos que pueden introducir exclamaciones no coinciden necesariamente con los que introducen preguntas, y, por otra, que algunas subordinadas en apariencia interrogativas es más adecuado interpretarlas como exclamativas. Este último proceso permite dar sentido a la incompatibilidad que se produce a menudo entre la clase semántica que corresponde al predicado (por ejemplo la 3 del § 43.7j en *Averiguaré que quién nos estafó) y el hecho de que algunos de estos verbos parecen admitir «que + interrogativa indirecta». Si la subordinada se reinterpreta como exclamativa indirecta o como interrogativa retórica, estas anomalías aparentes reciben una interpretación natural: Vengo a ver que qué es lo que le haces al chico por las tardes porque se está quedando en nada (Pombo, Héroe).

43.9o No todos los verbos de lengua introducen el DD. Destacan sobre todo entre los que no lo hacen unos pocos que aluden a la acción de presentar lo que se comunica de forma elaborada o reelaborada. Se trata de verbos como contar, narrar, relatar o referir, entre otros similares. Como cabe esperar, la irregularidad de *Elsa nos contó: “¿Por qué ha fracasado el proyecto?” tiene como correlato la de la correspondiente oración subordinada introducida por la conjunción que: *Elsa nos contó que por qué había fracasado el proyecto. Por el contrario, estos verbos admiten sin dificultad las interrogativas indirectas que en el § 43.7b se llamaron impropias:

Parecía que iba a contar por qué había trasnochado, pero se quedó con la boca abierta y no dijo nada (Mendoza, Ciudad); Prefirió no relatar de qué modo la había conocido (Torbado, Peregrino); El dicho día los señores canónigos Pedro Pérez y maestro Hoces refirieron cómo sus mercedes con comisión del Cabildo habían examinado a Antonio de Valdeolivas y Juan de Torres (Música Sigüenza).

43.9p El DI puede introducir fragmentos sintácticos menores que la oración. Esta posibilidad permite diversos tipos de elipsis en el discurso reproducido, si bien sometidos a ciertas restricciones. En efecto, la secuencia Ella respondió que a las cuatro podría usarse en varios contextos. Por un lado, podría dar fin a un período si en el discurso previo se proporciona la información verbal que en ella se omite, como en Le preguntó a qué hora deseaba salir, y ella respondió que a las cuatro (recuérdese el § 43.3k). Por otro lado, sería también posible que la oración propuesta trasladara al DI un determinado DD: Ella respondió: “A las cuatro”. Esta opción es particularmente frecuente cuando el DI reproduce manifestaciones de conformidad o disconformidad en relación con la información aportada en el texto precedente:

Laura dice que de acuerdo, pero apenas la dueña otorgue el sí y ella le entregue las llaves (Futoransky, Pe); Me contestó que bueno, que no era para tanto (Mundo [Esp.] 21/9/1995); Ella (Martha) pensó que ni modo (Medina, D., Cosas); […] pues las comfort letter solo se dan entre sociedades intergrupo. Entonces […] me dice que adelante, que haga la comfort letter (Ekaizer, Vendetta).

Estas oraciones han suscitado varios interrogantes, entre los que está la cuestión de si los segmentos subrayados constituyen oraciones subordinadas y la de si ejercen la función de objeto directo. Desde el punto de vista de su estructura interna no son oraciones, pero sí enunciados, ya que presentan un discurso reproducido integrado en la oración principal. Admiten, además, la sustitución por pronombres átonos, como en Dice que adelante y lo dice a conciencia.

43.9q Se rechaza, en cambio, esta pauta sintáctica en otros muchos casos, tal vez porque la elipsis no constituye en ellos un mecanismo apropiado para recuperar la información omitida. Así, no es habitual trasladar al DI las interjecciones, las imprecaciones y otras muchas expresiones exclamativas. Se registran, no obstante, algunas excepciones (siempre en la lengua oral relajada), como en Le dije que hola o en […] cuando le pregunté que si se sentía identificada me contestó que “para nada” (Mundo [Esp.] 13/4/1996). También son excepción las exclamaciones subordinadas a las que se hace referencia en los § 42.14c y 42.16 y otras expresiones similares en las que se perciben propósitos estilísticos. Ello no impide que —siempre en la lengua coloquial— el DI pueda contener ocasionalmente interjecciones, como en Y ya uno decía que ¡coño!, nunca uno, nunca, no puede pensar en pajaritos y bromas así (CREA oral, Venezuela). Recuérdese el § 32.4i.

43.9r La reproducción de expresiones exclamativas en el DI es infrecuente fuera de los casos que se mencionan. Así la fórmula ¡Muy amable! se usa como expresión de agradecimiento, como en Irene respondió: “Muy amable” (García Sánchez, Historia). No se diría, en cambio, Irene respondió que muy amable con el mismo significado interjectivo. Tampoco admite traslación al DI la secuencia entrecomillada en los siguientes textos:

Recordó cuando Arcadio Badillo exclamó: “¡Dios, qué calor!” (Aparicio, César); […] y, muy satisfecha, dijo: “¡¡¡Listo el pollo!!!” (Penerini, Aventura); Incluso creo que empieza diciendo “Había una vez…” (Caretas 18/1/1996).

Por el contrario, con la conjunción que es posible presentar como discurso reproducido un gran número de oraciones exclamativas, como se vio en los apartados precedentes. También es posible introducir fragmentos oracionales, como se vio en § 43.9p: Le preguntó que cómo se encontraba y él dijo que muy mal. Los imperativos pueden trasladarse asimismo al DI. Así, la cita que contiene el texto siguiente pasaría en el discurso indirecto a la forma les dije que salieran a buscar a Carmen: Me dirigí a los compañeros del equipo de seguridad y les dije: “Salid a buscar a Carmen” (Feo, Años).

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
discurso directo, discurso indirecto

 

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