Sintaxis

25. El verbo (III). El modo

25.7 El modo en las subordinadas sustantivas (V). Negación y subjuntivo en la subordinación sustantiva. Otros inductores asimilables a la negación

25.7a El más característico de todos los inductores modales no predicativos es la negación. Como se vio en el § 25.2h, la aparición del modo subjuntivo en oraciones como No veo que aprecies mi explicación no se debe a la presencia del verbo ver, sino a la del adverbio no. De hecho, la negación del predicado principal puede alterar el modo del verbo subordinado con casi todos los predicados que seleccionan indicativo (recuérdese el resumen de las clases semánticas que se hizo en el § 25.3j): No creo que lo viera; No dijo que estuviera dispuesto (donde no hay interpretación de mandato); No sabía que vivieras aquí; No es obvio que lo acepte; No es del todo cierto que nuestro sistema solar contenga nueve planetas. La negación puede expresarse a través del adverbio no, como en estos ejemplos, pero también mediante otra expresión negativa adverbial o pronominal, como en Nunca pensó que fuera a visitar su país (en alternancia con el condicional iría) o en Nada demuestra que sea Klingsor (Volpi, Klingsor).

25.7b El papel fundamental de la negación en todos estos contextos es suspender el valor asertivo del predicado que induce el modo indicativo. Este efecto de suspensión se puede conseguir de otras formas. En efecto, el adjetivo seguro induce indicativo, pero el adverbio casi provoca la aparición del subjuntivo en Es casi seguro que mi país sea uno de los contendientes (Torrente Ballester, Filomeno), en cuanto que matiza o rebaja la capacidad asertiva del adjetivo. Aunque se admitiría también aquí el indicativo (es ~ será), su presencia no tendría relación alguna con casi. Así pues, lo característico del subjuntivo es que necesita de algún elemento inductor, en este caso el adverbio casi. De manera análoga, el significado de pocos está —a efectos gramaticales— muy cercano al de ninguno, lo que permite la aparición de los términos de polaridad negativa, como se explica en los § 48.6i y ss. y se comprueba en Muy pocos moverían un dedo por él. También induce este cuantificador el subjuntivo en secuencias como Pocos creen que pueda gobernar el país (Mundo [Esp.] 23/8/1996). El adverbio solo, que induce asimismo términos de polaridad negativa (§ 48.6k), puede provocar igualmente la aparición del subjuntivo (sobre todo en las oraciones de relativo), como en el ejemplo citado en el § 25.2m: Solo tiene un amigo que sea verdaderamente inteligente.

25.7c Las voces negativas son operadores, como se explica en el § 48.1b, por lo que toman un determinado ámbito, al igual que lo hacen las expresiones cuantificativas. Se ha señalado en varios estudios sobre la negación y los modos verbales que el subjuntivo constituye en español una marca del ámbito de la negación, más exactamente un indicio sintáctico de que esta toma bajo su alcance la oración subordinada. Así pues, la presencia del subjuntivo en No oí que me estuvieran llamando por teléfono (en la que se señalan el elemento inductor del modo y el inducido) constituye una marca formal de que la subordinada está bajo el alcance de la negación. El hablante pone de esta manera en entredicho la veracidad del complemento, que se presenta, al igual que en casos anteriores, como parte de la información conocida. En la secuencia No que me estaban llamando por teléfono se marcan igualmente el elemento inductor y el inducido. No existe en ella relación directa entre el indicativo y la negación, puesto que el elemento inductor del primero es el verbo de percepción. La oración subordinada expresa, en consecuencia, ‘lo que no oí’ o ‘lo que dejé de oír’, es decir, cierto estado de cosas que se presenta como información verdadera, pero que no pudo ser percibido. Se observa un contraste similar en Perdone, señora, no sabía que era casada (Morales, A., Verdad), en relación con su variante con subjuntivo: No sabía que fuera casada.

25.7d Entienden algunos gramáticos, con cierto fundamento, que la negación que induce el subjuntivo en el esquema descrito en el apartado anterior no abarca solo la oración subordinada, sino que toma en su ámbito la oración principal en su conjunto, sin excluir su sujeto (negación externa o proposicional: § 48.2a). De esta forma, en la secuencia Ella no sabía que tuviera que estar allí a las ocho, se niega la proposición Ella sabía que tenía que estar allí a las ocho, mientras que en Ella no sabía que tenía que estar allí a las ocho se niega únicamente el segmento que introduce el adverbio no, es decir, el grupo verbal de esa oración, en el que se describe cierta información verdadera que alguien ignoraba.

25.7e Parecen existir, en efecto, algunos indicios de que en las oraciones del primer tipo, con subjuntivo (… que tuviera que estar allí a las ocho), no es solo la subordinada el foco de la negación, aunque esté contenida en el ámbito de esta. Repárese en que el que dice No oí que me estuvieran llamando por teléfono no sugiere que oyera otra cosa. En general, el contenido de la subordinada en subjuntivo no contrasta en estos casos con ninguna otra información proposicional. Resultan, pues, forzadas o imposibles en estos contextos las construcciones con sino: *No oí que me estuvieran llamando por teléfono, sino que me estaban llamando a voces; *No sabía que me estuvieran esperando, sino que yo debía telefonear. Existen otros indicios de que la subordinada en subjuntivo contenida en el grupo verbal no constituye el foco sobre el que recae la negación en estos casos. Resultan, por ejemplo, enteramente naturales oraciones como No vi en ningún momento que el policía me hiciera una señal. No obstante, se ha observado que en español suelen rechazarse los focos de la negación posteriores a un término de polaridad negativa inducido por ella (ningún). Véase sobre estas construcciones el § 48.4w.

25.7f Como se ha explicado, en las subordinadas sustantivas que contienen subjuntivos inducidos por la negación se cuestiona la certeza del complemento oracional, pero también se pone en tela de juicio la veracidad de la proposición principal en su conjunto. Este efecto justifica que estas secuencias admitan paráfrasis con oraciones condicionales, como en Si me estaban llamando por teléfono, no lo oí. Tales paráfrasis no son extensibles a las subordinadas con indicativo. El rechazo del indicativo en algunos contextos, sea con verbos de percepción o con verbos de posesión o adquisición de conocimiento, está relacionado con la suposición de veracidad que se asocia con el complemento oracional de esos verbos cuando se construyen en presente. Así, el subjuntivo proporciona la única opción en No sabemos que tenga problemas económicos o en No veo que te quede grande la camisa. Si se usara el indicativo en estos casos, se incurriría en contradicción lógica, en cuanto que se afirmaría en la subordinada lo que se da por falso en la principal.

25.7g Varios autores han puesto de manifiesto que el subjuntivo produce en las subordinadas inducidas por la negación cierto efecto de distancia o de reserva, y también que su presencia es señal de que el hablante no se compromete con la certeza de su contenido, que queda así en suspenso (recuérdese que la noción de suspensión se introdujo en el § 25.7b). No se informa, pues, en esas oraciones acerca de la veracidad de la situación que se menciona. No obstante, del contexto se puede colegir que estos hechos se dan efectivamente algunas veces, como en No sabía que tocaras el saxofón (que implica ‘Lo tocas’) o en estos otros ejemplos:

Yo no sabía que Mercedes saliera con ningún chico, siempre ha dicho que a los hombres los odia por principio (Martín Gaite, Visillos); Si sujetas con la mano un vaso con agua fresca, al cabo de cierto tiempo no notas que el agua esté fresca (Candel, A., Física); No se sabía que se hubiera gastado en su vida un céntimo en invitar a nadie (Torrente Ballester, Filomeno); No sabía que hubieras tenido hijos fuera de nuestro matrimonio (Ribera, Sangre).

Así pues, de la primera oración de este grupo se deduce ‘Mercedes salía con un chico’ y se establecen paráfrasis similares en los demás casos.

25.7h A partir de la situación comunicativa (no de la estructura de la oración), el hablante puede deducir que está autorizado a establecer la inferencia relativa a la veracidad de la información que expresa la subordinada en subjuntivo. No obstante, su interlocutor puede cancelarla expresamente, como sucede en este diálogo:

— Me acompañó al aeropuerto.

No sabía que tuviera esa costumbre.

— No la tiene; fue una casualidad (Marsillach, Ático).

En otros muchos casos, la deducción más natural es que el estado de cosas descrito en la subordinada no se da, como sucede en estos otros ejemplos:

Por más que lucho no veo que mejoren (Cuauhtémoc, Grito); Los hebreos eran civilizados, a lo menos hasta el tiempo de sus jueces, y no sabemos que estuviese entre ellos en uso la moneda grabada (Clavijero, Historia); No noto que el plantel se haya relajado (Clarín 4/11/2002).

Así pues, de la primera oración se infiere ‘No mejoran’; de la segunda, ‘No estaba en uso entre ellos la moneda grabada’, etc., al contrario de lo que sucedía en los ejemplos del § 25.7g. Muy a menudo, solo cabe inferir que no hay argumentos para llegar a la conclusión sobre si la deducción es o no correcta:

Al menos, yo no he oído que haya muerto (Alegre, Sala); No noté que estuviese lesionada (Canarias 21/1/2001); Rosita bajó los ojos. —No sabía que tuvieras opiniones distintas a las de Gustavo —dijo (Canto, Ronda).

25.7i La elección del modo en las subordinadas sustantivas que complementan a los verbos creer, pensar, parecer (este último, con objeto indirecto) y otros similares, igualmente en contextos negativos, está en función de los factores examinados en los apartados precedentes. La presencia del indicativo en No cree que he hablado con una amiga (Steimberg, Espíritu) o en No creen que es necesario aumentar la cantidad de funcionarios (Tiempos 25/9/2000) está determinada por el verbo creer. Como este aparece negado, en estas oraciones se rechazan ciertas creencias y se obtiene la implicación de que tales contenidos son verdaderos. En España y en algunos países centroamericanos es algo más frecuente «creerse + indicativo» que «creer + indicativo» en estos casos, como en Esta imbécil no se cree que van a matarme (Mendizábal, Abuela). En general, son poco frecuentes las formas creo (o me creo) y me parece en esta pauta, ya que es difícil evitar con ellas la contradicción que supone afirmar en la oración subordinada lo que se niega en la principal:

No creo que hay tal lucha de clases (Benet, Saúl); Y no me parece que es justo decir que el pueblo boliviano […] (Viezzer, Hablar); Yo no me creo que Julio ha muerto (Razón [Esp.] 20/11/2001); Era mejor hacerlo un poco más ancho y es lo que se ha hecho. Lo cual no creo que ha ido en detrimento de la estética (País [Esp.] 30/5/1997); No creía que estaba usted ya tan cerca (Martín Recuerda, Caballos).

La variante en subjuntivo de la pauta que se considera (es decir, Ella no cree que las cosas hayan sido así) da lugar a la llamada negación anticipada48.12), es decir, a la negación que se interpreta desde la oración principal como si negara el verbo de la subordinada. Este efecto solo aparece con el modo subjuntivo. Cabría asimismo pensar que la negación anticipada es el resultado de aplicar en estos casos un proceso similar al descrito en los apartados anteriores, es decir, que la presencia del subjuntivo se obtiene al negar la proposición completa, concretamente Ella cree que las cosas han sido así.

25.7j La interpretación de la subordinada bajo el alcance de la negación tiene consecuencias sintácticas manifiestas, entre las que destaca la posibilidad de que aparezca tras el subjuntivo un término de polaridad negativa, lo que el indicativo no permite: No sabía que {*tenía ~ tuviera} que traer nada; No me han informado (de) que {*está ~ esté} enfermo nadie; No me pareció que {*estaba ~ estuviera} mal ninguno de los ejercicios. Constituyen las únicas excepciones los predicados factivos (§ 25.3r), ya que no permiten que llegue al término de polaridad negativa el efecto inductor de la negación, ni siquiera con el verbo en subjuntivo, como en Nadie lamentaba que le hubiera ocurrido {algo ~ *nada}. Se estudian todas estas construcciones en el § 48.4.

25.7k En los apartados anteriores se explicó que la negación induce el subjuntivo en el esquema «negación + [verbo + [que + subjuntivo]]» si el verbo es de percepción o de actitud proposicional. A diferencia de lo que sucede en estos contextos, si el verbo es de lengua se admiten con naturalidad las construcciones contrastivas que se suelen rechazar en esos otros casos, como en No dije que lo supiera, sino que lo podía averiguar, o en los siguientes ejemplos:

No dije que pudiéramos serlo, sino que podríamos llegar a serlo (García May, Alesio); Es que yo no dije que Suecia estuviera en el mar; sino que tiene casi la mitad de su territorio dentro del círculo polar ártico (Gené, Ulf).

Se ha llamado polémico al subjuntivo que aparece en estas construcciones, puesto que no solo da a entender que se refuta un contenido afirmado previamente, o presentado como si hubiera sido afirmado, sino que a menudo se hace constar en el mismo texto tal refutación:

san pancracio —Sin exagerar… sin exagerar… Tampoco es un santo… alberto —Yo no dije que fuera un santo (Magnabosco, Santito); Los héroes parecían ser héroes, los abuelos parecían ser abuelos, los padres parecían ser padres, las mujeres parecían ser mujeres —no digo que lo fueran— (García Vega, Años).

En estas construcciones es infrecuente el indicativo: Estaba borracho, ¿verdad? —Yo no digo que estaba caminando derecho (Santiago, Sueño).

25.7l La interrogación es un inductor del subjuntivo similar a la negación, ya que —como ella— es un operador de ámbito proposicional. El indicativo es posible en los ejemplos que siguen, pero el subjuntivo que contienen está inducido en ellos por la interrogación:

¿Y quién dice que haga falta herramienta para eso? (Tomás, Orilla); ¿Usted cree que sea muy difícil ver al Papa? (García Márquez, Doce cuentos); ¿Tú no sospechas que tenga trato con Séptimo? (Valle-Inclán, Divinas); ¿Usted cree que sea por eso? (Gamboa, Páginas).

Al igual que la negación, la interrogación induce términos de polaridad negativa (§ 48.7-9). Nótese que, en el primer ejemplo de este grupo, no se diría *Yo digo que haga falta herramienta para eso, pero sí Nadie dice que haga falta herramienta para eso. Sobre el uso del singular en herramienta, véase el § 15.13d. La relación entre negación e interrogación es similar en los demás ejemplos.

25.7m En el español coloquial europeo, raramente en el americano, el verbo parecer puede omitir su atributo en estos contextos interrogativos. Se usa, pues, parecer por ‘parecer bien’ en las preguntas, como en estos ejemplos:

¿Le parece que aplacemos para entonces la visita del obispo? (Torrente Ballester, Filomeno); ¿Te parece que vayamos al Barflais, Pedro? (Mañas, Kronen); ¿Os parece que pasemos al cuarto de litro? (CREA oral, España).

No se diría, por consiguiente, *Me parece que aplacemos la visita ni *Me parece que vayamos al Barflais.

25.7n En los apartados anteriores se comprobó que el subjuntivo de una subordinada sustantiva puede estar inducido por la negación en lugar de por el predicado que la selecciona, lo que da lugar a contrastes como *Es evidente que tenga razón ~ No es evidente que tenga razón. No se atestigua, en cambio, el caso contrario, es decir, alternancias en que la negación modifique el modo subjuntivo de la subordinada para dar lugar al indicativo: Es imposible que tenga razón ~ *No es imposible que tiene razón. Constituyen excepción los verbos de duda, que seleccionan subjuntivo, como también se ha explicado: Dudo mucho (de) que lo {*sabe ~ sepa}. Cuando estos verbos se niegan, se pueden producir las condiciones semánticas apropiadas para la elección del indicativo:

Pero el racionalista no duda de que en él corresponde ceder a lo real (Ortega Gasset, Tema); La mujer no duda de que Jesús está vivo, pero quiere verle y adorarle (Gironella, Jerusalén); No dudo de que Nélida está en la calle Guatemala (Bioy Casares, Diario); Nadie duda que Luvis regresará con aquellos de nosotros que volvamos algún día al terruño (Benedetti, Primavera); Y no dudes que me costará perdonarte si no te vas (Vázquez Rial, Isla).

25.7ñ Se documenta también el subjuntivo en estas construcciones, especialmente cuando se presenta cierta información que el hablante acepta, para agregar luego una objeción de mayor peso argumentativo. Es lo que sucede en los textos siguientes:

No dudo de que las costumbres de Vuecencia sean ejemplares, pero advierta que lo ejemplar puede no ser lo moral, ni siquiera lo conveniente (Torrente Ballester, Crónica); No dudo de que existan objeciones serias a mi tesis; pero antes de que estas lleguen se producirá la habitual erupción en el volcán de lugares comunes que es todo hombre (Ortega Gasset, Universidad).

El subjuntivo con dudar en oraciones negativas es menos frecuente fuera de estas construcciones. Cuando se usa, presenta el contenido proposicional como parte del trasfondo informativo, al igual que en los casos examinados en los § 25.3r, 25.4i, l, m y 25.6l:

Y, sin embargo, no dudaba de que Alicio Moro controlara minuciosamente lo que traía entre manos (Díez, Fantasmas); No dudó de que aquella fuera la tierra del olvido (García Márquez, Amor).

25.7o Con el verbo negar se obtienen alternancias similares a las descritas en los apartados anteriores. El que dice No niego que conozco algunas cosas de las que suceden en estos lugares (Vargas, Pasado), con subordinada en indicativo, afirma que conoce las cosas de las que se habla. El que dice, en cambio, Yo no niego que llegara a quererla (Vergés, Cenizas), con subordinada en subjuntivo, refuta otra información proposicional: la que corresponde a la oración Niego que llegué a quererla. No es preciso que dicha información se haya presentado expresamente en el discurso previo, pero el que habla tiene interés en rechazarla por si su contenido pudiera ser asumido por sus interlocutores. La elección del modo en estos contextos descritos puede deberse también a un reajuste léxico, ya que No hay duda parece interpretarse como ‘Es seguro’. El verbo ignorar negado se construye con indicativo porque equivale a saber, como en No ignorábamos que él y su caballo eran indiferentes a la fatiga (Saer, Nubes). Cuando no se niega, admite este mismo modo y se asimila a los verbos de posesión o adquisición de conocimiento: Ignora que hay millones de soles y sistemas planetarios más grandes que el nuestro (Araya, Luna). Con subjuntivo da lugar a la suspensión de la veracidad de la subordinada que se estudió en el § 25.7b: Ignoraba que hubiera vivido en Cuba (Marías, J., Corazón). Todo ello da a entender que las propiedades de la negación como inductora del subjuntivo en los contextos estudiados en esta sección no se mantienen intactas cuando su contenido se presenta en forma léxica, en lugar de sintáctica.

 

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