Sintaxis

19. Los cuantificadores (I). Sus clases. Cuantificadores universales

19.9 Los cuantificadores cada y ambos. Expresiones relacionadas con ellos

19.9a El cuantificador cada es invariable. Precede a grupos sintácticos formados con numerales cardinales (cada tres días, cada dos partidos), con los indefinidos poco y nada (en ambos casos, en expresiones de sentido temporal) y, más raramente, con mucho, varios u otros cuantificadores:

Cada poco lo intentaba (Marías, J., Mortal); Lo llama cada nada con una campanita (Tiempo [Col.] 7/1/1988); Estamos ante un instrumentista de los que nacen cada muchos años (ABC Cultural 31/5/1996).

También precede a grupos que tienen como núcleo un sustantivo contable, siempre en singular (cada día, cada idea, cada silla). No obstante, como se argumenta en el § 21.8e, la expresión nominal a la que cada precede en estos contextos adquiere indirectamente valor numeral, hasta el punto de que «cada + sustantivo» alternaba en la lengua antigua con «cada un + sustantivo».

19.9b Si bien cabe interpretar como numeral la forma uno/una en «cada uno de + grupo nominal definido» (cada uno de los presentes), los demás numerales son infrecuentes en esta construcción con complementos partitivos: El término medio aritmético entre cada dos de ellas [=‘las distancias’] será la distancia media corregida cuyos valores se ven en la última tabla (Cortés, C., Astronomía). Este hecho hace pensar que las formas cada uno y cada una pertenecen, junto a cada quien, cada cual y cada quisque19.9o), a un paradigma reducido de cuantificadores complejos cuyas propiedades no son enteramente compartidas por las estructuras del tipo «cada + numeral cardinal». Véanse sobre este punto los § 19.9g y ss. y 21.8f, g. El cuantificador cada no admite grupos nominales definidos, pero en la lengua medieval se atestigua la expresión adverbial cadaldía (‘cada día, a todas horas’), como en pensando cadaldia en / la muerte de su marido & considerando / la muy grand cobdicia de su hermano penso / que jamas nunca podria aver conel buen amorio […] (Historia troyana).

19.9c En el español general de hoy no se utiliza cada como pronombre (o bien con sustantivo tácito, según el análisis que se adopte: § 19.2j). Esta limitación está relacionada con el hecho de que los cuantificadores que admiten tal uso poseen rasgos morfológicos que permiten reconocer a su antecedente. Aun así, se emplean en la lengua conversacional de algunos países expresiones como uno de cada o dos de cada en el sentido de ‘uno o dos de cada clase o de cada tipo’: Lo importante no es el nombre de las cosas, sino que solo haya una de cada, es decir, un pensamiento único y una neurona única (Millás, Articuentos).

19.9d En la lengua medieval se documentan usos pronominales de este cuantificador. Se omitían especialmente los sustantivos vez u ocasión en las construcciones formadas con relativos, de forma que la expresión «cada que + verbo conjugado» equivalía a la variante actual con cada vez que:

Cómenlo las bestias e las aues cada que pueden (Alfonso X, Setenario); Sienpre me fallo mal cada que te escucho (Arcipreste Hita, Buen Amor); Den a la dicha çibdad cada que la dicha çibdad lo demandare […] quenta e razón de lo que rentó lo susodicho (Ordenanzas Alhóndiga).

El uso que se acaba de describir es poco frecuente en el español clásico, pero permanece vivo hoy en día en México, en algunos países centroamericanos y caribeños (especialmente Colombia y Venezuela), así como en el Paraguay, entre otras áreas:

Desde hace dos años tomamos café cada que viene al puerto (Aguilar Camín, Golfo); Un nudo le cerraba la garganta cada que lo intentaba (Elizondo, R., Setenta); Como una costumbre que harán cada que finalice la semana, la Liga Nicaragüense de Béisbol Profesional nombró a […] (Prensa [Nic.] 2/11/2004).

La variante correlativa de esta construcción (como en Cada que viene, trae alguna noticia; Cada que nos vemos, nos peleamos) es la más frecuente en los países andinos, si bien se halla en regresión en el Ecuador.

19.9e La locución conjuntiva cada y cuando (que) se usaba con el sentido de ‘cada vez que’ o ‘siempre que’ en la lengua medieval, en la clásica y —aunque con frecuencia progresivamente menor— en la de etapas posteriores hasta principios del siglo xx:

Se le figuraba que había de hallar en su castillo lo que en la casa de don Diego y en la de Basilio, siempre aficionado a la buena vida, y, así, tomaba la ocasión por la melena en esto del regalarse cada y cuando que se le ofrecía (Cervantes, Quijote II); El mío [=‘mi requerimiento’] es que cada y cuando / que yo le llegue a encontrar / fuera de la Iglesia, […] / puedo volverle a prender (Calderón, Inmunidad); La poseerás para siempre, cada y cuando tú quieras valerte de ella, como de finca libre y honra que te corresponde en franco y alodial dominio (Estébanez Calderón, Escenas); Cualquier mujer no necesitaba ser muy mora, ni muy hechicera por cierto, para hacer otro tanto cada y cuando le ocurre (Larra, Doncel).

Este uso permanece en el español americano, especialmente en el de México y Centroamérica, así como en el del Paraguay, entre otras áreas: Insisto: cada y cuando pueda el 2008 debe ser el fin del gobierno oficialista (ABC Color 31/12/2005).

19.9f Las locuciones adverbiales cada y cuando, de cada y cuando, y allá cada y cuando se emplean en el sentido de ‘de vez en cuando’ o ‘esporádicamente’ en México, así como en Nicaragua y otros países centroamericanos. En España son raras en textos posteriores al siglo xix:

Pero nada se levantará de aquí. Ni zopilotes. Uno los ve allá cada y cuando, muy arriba, volando a la carrera (Rulfo, Llano); Nos encantaba jugar en la calle, pues antes no había peligro de que te atropellaran, ya que los coches pasaban allá cada y cuándo y ¡los camiones, ni se diga! (Esquivel, Deseo); Llené de rapé la cajita de concha donde mi amo, de cada y cuando, con dos dedos cogía una chispa y la sorbía por la nariz (Cunqueiro, Merlín).

19.9g La partícula cada cuantifica conjuntos delimitados contextualmente. Esta delimitación puede hacerse expresa con complementos restrictivos (cada grano de arena de esta playa, cada libro que uno lee), o bien a partir del contexto o de la situación (cada grano, cada libro). El cuantificador cada en la expresión «cada + sustantivo» individualiza la noción denotada por el sustantivo, casi siempre extrayéndola de un conjunto mayor. Como manifestación sintáctica de este significado, las construcciones cuantificativas formadas con cada o cada uno admiten complementos partitivos, sean expresos (cada uno de estos libros) o tácitos (cada uno). No alternan, sin embargo, de modo sistemático «cada + sustantivo» y «cada uno de + grupo nominal definido». La alternancia es más frecuente si el complemento partitivo tácito se recupera anafóricamente, por ejemplo si se usa la expresión cada palanca en el sentido de ‘cada una de las palancas mencionadas o referidas anteriormente’. De hecho, si no se recupera de esta forma la información omitida, no suele obtenerse la alternancia de la que se habla. No es esperable, por consiguiente, que cada día se use en los mismos contextos que cada uno de los días. Los demás numerales no aceptan la construcción partitiva con igual naturalidad combinados con cada (no se dice, por ejemplo, Solo repasé cada tres de estos ejercicios), lo que hace pensar a algunos gramáticos que la pauta «cada + numeral cardinal» debe desdoblarse en dos, según el numeral sea o no uno. La doble concordancia a la que dan lugar las construcciones partitivas con cada, como en Cada uno de ellos {dice ~ dicen} una cosa diferente, se analiza en los § 33.9j, k.

19.9h La naturaleza individualizadora de cada no impide que sea considerado cuantificador universal, aun cuando existen algunas diferencias entre cada y todos. Este último cuantificador admite indefinidos que pueden estar dentro de su ámbito (véase el § 20.9 en relación con este concepto), si bien, aunque menos frecuentemente, puede aceptarlos también fuera de él. En el primer caso se obtiene un efecto multiplicativo, mientras que en el segundo la expresión indefinida se refiere a una sola entidad. Así, el grupo nominal subrayado en la oración Todos los estudiantes habían veraneado en un lugar de Sudamérica adquiere, en el primer sentido, la interpretación ‘un lugar cualquiera, quizás tantos como estudiantes’; en el segundo, recibe en cambio la interpretación ‘un lugar en particular, el mismo para todos’. Por el contrario, se ha observado que cada (cada estudiante, en la variante del ejemplo propuesto) no admite más que la primera de estas dos interpretaciones. De igual modo, la oración Cada libro estaba en un lugar no designa una situación en la que todos los libros ocupaban un mismo espacio, mientras que la variante Todos los libros estaban en un lugar expresa precisamente ese significado. Se volverá sobre las propiedades distributivas de cada en esta misma sección. También se diferencian todos y cada en que el primero rechaza los complementos partitivos, lo que da lugar a contrastes como cada uno de ellos ~ *todos de ellos. Aun así, todos acepta, como se ha explicado, grupos nominales definidos: todos los libros, todos ellos.

19.9i El cuantificador cada aparece fundamentalmente en dos tipos de construcciones, aunque están —como se verá— muy relacionadas. La primera se puede llamar no distributiva, mientras que la segunda es propiamente distributiva. Se analiza la primera en este apartado y en el siguiente; se estudiará la segunda en los § 19.9k y ss. En la interpretación no distributiva del cuantificador universal cada, se alude a la totalidad de algún conjunto de personas o cosas, haya sido presentado o no en el discurso previo, como en Había sopesado meticulosamente cada palabra de su alocución, en Llevo cada mañana a mis hijos al colegio, o en los textos siguientes:

Volvió a repasar cada una de las escenas en que ella estaba presente (Sábato, Héroes); Sin embargo me abrazan en cada frase y se sienten felices en medio de la paz, lejos del mundanal ruido (Huidobro, Epistolario); Se quedaron listas, inclusive con la conferencia de prensa, en la que tenían preparadas cada una de las respuestas (García Márquez, Noticia); Son mujeres piadosas que van a misa cada día (Sender, Nancy).

En los contextos citados, «cada + sustantivo» o «cada uno de + grupo nominal definido» alternan a veces con la expresión, redundante pero enfática, «todos y cada uno de + grupo nominal definido»: En tu desgraciada vida has vulnerado todos y cada uno de los mandamientos de la ley de Dios (Pérez-Reverte, Jubón). Se observa también en algunas expresiones lexicalizadas o semilexicalizadas cierta tendencia a especializarse en esta interpretación, como en a cada instante, a cada paso y en otras similares: […] las dudas que acerca de su derecho surgían a cada paso (Galdós, Perfecta).

19.9j Las expresiones nominales encabezadas por cada no suelen desempeñar la función de sujeto en posición preverbal en la interpretación no distributiva. Se sienten, pues, forzadas las oraciones Cada tren se retrasó (comparada con Todos los trenes se retrasaron); Cada lámpara del salón estaba apagada; Cada niño de la clase se había resfriado; Cada rosal del jardín se había marchitado y otras muchas similares en las que no se expresa distribución. Resultan más naturales, en cambio, las expresiones cuantificativas construidas con cada (igualmente en el sentido no distributivo que se explica) cuando desempeñan las funciones sintácticas que corresponden a los elementos internos al grupo verbal, como en los ejemplos citados en el apartado anterior. La irregularidad descrita resulta aún más marcada en los grupos nominales en los que sigue a cada una expresión nominal formada por un numeral cardinal, como en *Cada diez butacas estaban manchadas.

19.9k En la interpretación distributiva, mucho más frecuente en los textos que la que se ha analizado, cada entra en relación con alguna otra expresión que contiene un pronombre personal o posesivo (estos últimos se asimilan a los primeros, como se explica en el § 18.1), o algún cuantificador con el que se crea un efecto multiplicativo21.7). Se logra esta interpretación asociando dichos elementos con cada de manera que establezcan pares, como en Cada viajero tenía su asiento (Blasco Ibáñez, Jinetes) o en los ejemplos siguientes:

Cada diez butacas formaban una fila; Cada niño entregó su examen; Cada día le daba una excusa diferente; Cada uno pedía el mismo privilegio para él; Cada cual sabe qué le hace falta; Daban a cada soldado dos hogazas de pan.

Otras veces, el efecto multiplicativo permite establecer grupos mayores que el par, como en Cada uno le hizo un regalo a su hijo. La presencia de estos elementos pronominales y cuantificativos resulta esencial para la obtención de la interpretación distributiva.

19.9l El que los pronombres personales se admitan en los contextos cuantificativos mencionados se debe a que, como se explicó en el § 16.6i, pueden ser interpretados como variables ligadas o vinculadas. Así, aunque el pronombre él tenga rasgos morfológicos de singular, en el ejemplo citado Cada uno pedía el mismo privilegio para él, no se refiere —en la interpretación pertinente aquí— a un individuo particular, sino a la expresión cada uno. Designa, pues, potencialmente un número inespecífico de personas: tantas —de hecho— como peticionarios denote el sujeto. Sobre la interpretación reflexiva de él en este tipo de oraciones, véase el § 16.4. En los ejemplos siguientes se subrayan con trazo discontinuo los elementos cuantificativos o pronominales que permiten establecer el efecto multiplicativo al que se ha hecho referencia en las construcciones distributivas con cada:

Es cosa natural defender cada uno su vida (Cervantes, Persiles); En cada casa había una o varias cajas recostadas en los rincones (Roa Bastos, Contravida); Pero ahora cada cambio de brisa se llevaba varios alejandrinos (Carpentier, Reino); Cada cicatriz era una pequeña historia que me esforzaba vanamente por recordar (Bolaño, 2666); Cada americano malgastaba diariamente en acudir a su trabajo y en regresar de él treinta o cuarenta litros de gasolina (Delibes, Mundo); Así como a cada planeta correspondía un metal, a cada signo zodiacal correspondía una “operación” alquímica (Marni, Universo).

19.9m El elemento cuantificativo o pronominal con el que se asocia cada se puede obtener también de otras formas, entre las que destaca el recurso a los pronombres o adverbios interrogativos, como en Depende de cuánto pida cada artista invitado, o relativos (lo que cada uno dijo). Se explica en el § 15.8 que los grupos nominales definidos pueden designar tipos, en el sentido de representantes de una clase de entidades a los que corresponden múltiples realizaciones, como en Leí esta novela el año pasado (es decir, ‘este título, esta obra’). Pueden designar asimismo ejemplares, en el sentido de entidades individuales o particulares que responden a un tipo, como en esta novela desencuadernada. La interpretación de tipo legitima también el uso distributivo de cada. Así pues, aunque la expresión la misión constituye un grupo nominal definido en singular, no designa una sola misión en Convinieron en reunirse después de terminada la misión que cada cual debía cumplir (Zeno, Charca).

19.9n Las construcciones que en el § 45.12 se llaman comparativas progresivas dan lugar asimismo al efecto multiplicativo que se describe en los apartados anteriores. La presencia de los cuantificadores más o menos en oraciones como Cada día estaba más triste es esencial en esta pauta sintáctica. Nótese que en esta oración se crea tácitamente una serie de correspondencias entre los miembros de la expresión nominal que introduce cada (en este caso, días) y los grados de la propiedad vinculada al adjetivo que introduce más (es decir, tristeza). La comparación se llama progresiva porque sugiere que los pares así creados (en este caso, días–grados de tristeza) están ordenados en una progresión que puede ser creciente o ascendente, si el cuantificador es más, mayor o mejor, o bien decreciente o descendente, si se trata de menos, menor o peor.

19.9ñ Las construcciones que se describen se pueden formar con cualquier sustantivo contable (Cada novela le sale mejor), pero son más frecuentes con unidades temporales (cada día, cada tarde, cada minuto) y especialmente con cada vez, que actúa a modo de comodín con un significado cercano al del adverbio progresivamente. Los dos componentes mencionados se pueden integrar en un solo segmento sintáctico, como en estos ejemplos:

Nuestra Angélica y Medoro se veían más cada día, y se amaban más cada noche (Larra, Fígaro); Don Pompeyo, más abandonado cada día, se colocaba taciturno […] delante de la mesa pequeña (Clarín, Regenta); Los pañuelos de crespón van siendo cada vez más raros (Galdós, León Roch); Los años lo habían tornado cada vez más humano, más indulgente (Mujica Lainez, Bomarzo); El árbol de Navidad, cada año más pelado […], contrastaba con el calor sofocante del día (Bryce Echenique, Cerrado); Los chillidos de las gaviotas suenan cada vez más lejos (Gardini, Cerebro); Argumentó el cada día más seboso gordinflón (Vázquez-Figueroa, Bora Bora).

La tendencia a formar un solo segmento se puede comprobar en otros contextos. Obsérvese que la expresión adverbial compleja cada vez menos podría constituir una respuesta natural a la pregunta ¿Viene Claudia por aquí?, lo que confirma que forma una sola expresión adverbial. Los dos segmentos a los que se ha hecho referencia (es decir, el comparativo, formado con más o menos, y el distributivo, introducido por cada) permanecen separados sintácticamente otras veces (§ 45.12d y ss.), por lo que han de asociarse a distancia para que se obtenga la interpretación requerida:

Cada mañana le costaba más trabajo madrugar (Grandes, Aires); ¿Para qué tanta demora? pensó inquieto, pues cada momento había más luz en el patio (Allende, Amor); Cada día llegaban más “enviados especiales” (Barea, Forja).

19.9o Los cuantificadores cada uno, cada cual y cada quien se suelen usar en contextos genéricos. El segundo y el tercero no admiten complementos partitivos (*cada cual de las muchachas, *cada quien de ustedes); el primero se construye sin ellos cuando se utiliza en contextos generalizadores con el sentido de ‘cada persona’, ‘cada individuo’ o ‘cada ser humano’. Este uso, general en español en las construcciones distributivas descritas, está presente en muchos refranes y se documenta desde los primeros textos con las tres variantes mencionadas:

Cada uno arme su navío lo mejor que pudiere y ojo a el virote (Alemán, Guzmán II); A mí me parecería que no hay honradez en el mundo y que cada cual puede hacer lo que le da la gana (Galdós, Fortunata); Cada uno vive como puede o como sabe en esta vida diaria (Lorca, Rosita); Él responde con un gruñido que cada cual interpreta como quiere, sí o no (Torrente Ballester, Gozos); Cada uno asume su papel, como en el cine (Pérez-Reverte, Carta); A cada quien lo seduce un abismo distinto (Mastretta, Cielo); Pero como el respeto al derecho ajeno es la paz no nos queda más que vivir en armonía y aceptar lo que cada quienquiera o pueda escribir (Hora 23/1/1997); Allí adentro cada cual hace lo que quiere (Pavlovsky, Galíndez).

Está en retroceso cada quisque (‘cada uno, cada cual’; lat. quisque significa ‘cada uno’), todavía usado ocasionalmente en el habla coloquial de España, Colombia o el Ecuador, entre otros países. Se registra también la variante cada quisqui, de idéntico significado genérico:

Será, paisano, que cada quisque tiene su modo o su locura (Carrasquilla, Marquesa); Él, como cada quisque, tenía sus predilectos (Montalvo, Tratados); Pero no le tengo por tonto, aunque diga tonterías, como cada quisque (Guillén, Correspondencia); En este país nuestro, cada quisqui pone a trabajar lo que puede y donde puede (Mundo [Esp.] 29/10/1995).

19.9p En los apartados anteriores se presentaron las variantes distributiva y no distributiva del cuantificador cada. Cabe pensar que algunos contextos en los que se admite esta última podrían reinterpretarse en los términos que requiere la primera. Así, la oración La visitaba cada semana puede entenderse con naturalidad en el sentido no distributivo al que se hizo referencia en el § 19.9i, con lo que se obtendría la paráfrasis ‘La visitaba todas las semanas’. Pero nótese que también podría interpretarse en el sentido distributivo que se ha explicado, si el segmento la visitaba se entiende como ‘Le hacía una visita’, es decir, en el sentido en que se designa una ocurrencia o una aparición de un determinado evento, lo que da lugar al efecto multiplicativo que se ha descrito. La estrategia se puede extender a otras construcciones análogas. Cabe obtener la interpretación distributiva en Los policías se turnaban cada cuatro horas (Castro, Ó., Llampo) si se extrae, como en el caso anterior, un numeral de la mención del evento. El significado obtenido sería, aproximadamente, ‘Hacían un turno cada cuatro horas’. Por el contrario, en Permaneció a su lado cada día carecería de sentido individualizar las permanencias, puesto que no son eventos. Piensan algunos gramáticos que los usos de cada que parecen no distributivos podrían convertirse en distributivos a través de operaciones de naturaleza semántica o léxica que proporcionen la variable que la interpretación distributiva requiere. Otros entienden, en cambio, que estos procesos exigen un grado de abstracción demasiado elevado como para poder ser considerados parte del análisis sintáctico. Se estudian otros aspectos de estas cuestiones en los § 21.8e-g.

19.9q Se pueden formar con cada grupos nominales y adverbiales complejos de significación distributiva, como en dos veces cada semana. Estos segmentos sintácticos poseen una estructura interna articulada en dos miembros. En cuanto representan un solo segmento, pueden usarse para responder preguntas (¿Viene a menudo por aquí?) y se pueden coordinar con otros semejantes (dos veces cada semana o tres al mes). El primer miembro de la construcción es un grupo cuantificativo —a menudo numeral, aunque no necesariamente—, mientras que el segundo constituye un grupo nominal distributivo. Se forman así grupos sintácticos complejos como una vez cada hora, dos horas cada día, tres dólares cada libro, tres veces cada semana, varias visitas cada mes.

19.9r Los grupos sintácticos complejos que se analizan se ajustan a la pauta «A + B», donde A y B son grupos nominales. Puede ocupar el lugar de A cualquier expresión nominal cuantificativa que contenga alguna unidad de medida, sea relativa al tiempo (muchas horas, tres días), a la frecuencia (varias veces), al valor (diez pesos) u otras magnitudes que permiten cómputos análogos (dos litros, tres gramos, media dosis, tres visitas). Dado el contexto adecuado, cualquier sustantivo contable es apropiado en este esquema: veinte clientes cada día, diez camiones cada mes, etc. Ocupan el lugar de B los sustantivos contables que designan la proporción del conjunto distribuido que corresponde a cada persona o cosa (cada libro, cada silla, cada entrada). Caben asimismo unidades de medida en este componente (cada litro, cada gramo, cada hora, cada decibelio, cada centímetro), pero también nombres de eventos que se pueden reiterar (cada comida, cada salida), entre otras opciones. El grupo nominal complejo del que se habla en este apartado puede no formarse aun cuando se presenten sintácticamente sus componentes. Se obtiene, por ejemplo, este grupo en Un régimen común de riego es cinco minutos cada seis horas (Escohotado, Cáñamo), donde se subraya el atributo, pero no se obtiene como única opción en Me regalaban cinco, y luego diez soles cada domingo (Vargas Llosa, Pez), donde los grupos sintácticos subrayados no han de estar integrados forzosamente en un segmento mayor.

19.9s Pueden ocupar el lugar del segmento B en la construcción analizada en el apartado precedente ciertos grupos preposicionales introducidos por las preposiciones por (dos veces por semana) y a, esta última en contextos definidos (tres exámenes al trimestre). El segundo componente está a veces formado por un grupo nominal definido sin preposición: dos dólares la hora, diez pesos la libra, ocho euros el kilo. Los verbos tocar y salir se caracterizan por construirse con las expresiones formadas de esta manera. En algunos países (los del área andina, entre otros) tocar se construye en esta pauta con objeto indirecto, como en Tendremos que hablar con la gente… y si nos toca a cinco dólares, pues bueno, ni modo (Bolivia Hoy 13/3/2002). En otros países americanos, así como en España, se usa también sin ese requisito: Tocamos a seis cada uno (Guillén, N., Son). Las construcciones equivalentes con el verbo salir son más frecuentes en el español europeo que en el americano:

La entrada más asequible sale a dos mil al mes (ABC Cultural 11/10/1996); Existían tres clases de pan en el mercado: el pan familiar, que salía a 9,40 pesetas el kilo; el pan regulado, que salía a una media de 25 pesetas el kilo, y el llamado pan de peso y precio libre (País [Esp.] 5/5/1976); Si no salí a una media de trompa por día, no cogí ninguna (Pérez Merinero, Días).

19.9t Es de uso común por cabeza, con el sentido de ‘por persona’, a veces en alternancia con per cápita, si se habla de magnitudes económicas. Alterna asimismo con otras expresiones más familiares propias del registro coloquial de cada país (por coco, por cráneo, por mitra, por mocha, etc.). Se emplea con el mismo sentido por barba en el español coloquial europeo, en el chileno, el antillano y el rioplatense, entre otras variedades:

Tocamos a cinco kilos por barba (Alonso Millán, Guardapolvo); Se encargó de sacudir el totalizador con su dividendo de casi cincuenta por barba (Clarín 21/12/1987); Hubo también que imponer aquí el orden drásticamente, para distribuir el agua de sus caramañolas con cierta equidad. A un trago por barba (Roa Bastos, Hijo); Su cálculo significa unos quinientos mil por barba (Orrego, Casa).

19.9u Como se explica en el § 13.8q, los adjetivos distributivos, como mensual, semanal o diario, se caracterizan por entrar en relación con ciertos verbos externos al grupo nominal del que forman parte, como en Fumaba tres paquetes diarios, o en este otro ejemplo: Recibe 6000 consultas mensuales y tiene un presupuesto de un millón de dólares cada tres años (Clarín 11/4/1997). El adjetivo mensuales adquiere un significado similar al de la expresión nominal cada mes, pero esta expresión no modifica al sustantivo consultas, sino al verbo recibe. Tal como se explica en el § 13.8q, la imposibilidad de vincular adecuadamente el adjetivo distributivo con ciertos verbos impide que se puedan agregar estos adjetivos en construcciones como Sobre la mesa había dos paquetes de cigarrillos (*diarios). Para las secuencias del tipo Les dio diez pesos a cada una, véase el § 19.10g. Para el uso de cada en las oraciones exclamativas suspendidas (¡Dice cada disparate…!), véanse los § 42.15y y 45.14k. En relación con las expresiones dos de cada diez niños, tres de cada cuatro compradores etc., véase el § 21.8f.

19.9v La forma ambos posee flexión de género (ambos, ambas), pero no de número, puesto que su significado no es compatible con la variante en singular. Admite un uso adjetival o cuasiadjetival (transcribir ambos textos) y otro pronominal (transcribir ambos). Denota este cuantificador la totalidad de un conjunto contextualmente de limitado de dos elementos, por lo que equivale a la combinación del artículo los/las y el numeral dos: los dos, las dos. Aun así, admite también en muchos contextos la paráfrasis cada uno de los dos. Entienden algunos gramáticos que ambos no es un cuantificador en sentido estricto, ya que en la expresión los dos se interpreta como cuantificador el segundo componente, no propiamente el primero. Ambos solo se combina con sustantivos contables, como en ambos trabajos, ambas ideas, o en estos otros ejemplos:

Y ambos ancianos elevaban las manos hacia el magistrado: “Compadézcase y ayúdenos, señor juez” (Vargas Llosa, Tía); Ambos sistemas se entrecruzan y fertilizan mutuamente en el transcurso del relato (González Real, Anticipación); Luce muchas joyas: un collar de auténticas perlas y, a ambos lados del rostro ovalado, pulido, pendientes de diamantes (Rodríguez Alcalá, Dragón).

Rechaza, por consiguiente, este cuantificador, como cabe esperar, los plurales inherentes o pluralia tántum (§ 3.8f, g), como en *ambos celos, salvo si estos poseen una forma singular contable. Puede decirse, por ejemplo, ambos pantalones, pero se obtiene —al igual que en los dos pantalones— el sentido que corresponde a ambos pares de pantalones, no la interpretación singular que corresponde a Me quité los pantalones y los dejé sobre la cama.

19.9w Las diferencias gramaticales que existen entre ambos y los dos se deducen en lo fundamental del hecho de que, aunque posean igual significado, la segunda expresión constituye una construcción sintáctica, mientras que la primera es una unidad léxica. Así, el numeral dos admite adjetivos, como en los dos únicos. Este grupo nominal se segmenta en la forma [los] [dos únicos], no en la forma *[los dos] [únicos], que sería la opción requerida para que pudiera construirse la expresión agramatical *ambos únicos. Tampoco se admite ambos en lugar de los dos en los dos mejores; en los dos buenos amigos que he hecho en esta escuela, y otras muchas expresiones similares en las que un numeral cardinal admite modificadores restrictivos. Algunos hablantes perciben cierta incompatibilidad entre ambos y los predicados de sentido colectivo en los que se obtienen interpretaciones como ‘entre sí, uno respecto del otro, etc.’, como en Ambos son tocayos; Ambos eran amigos de la infancia, etc.; pero para otros no existe ninguna preferencia por la interpretación distributiva en relación con la colectiva en estos casos. Se analiza esta cuestión en el § 31.6c.

19.9x Resultan infrecuentes los usos pronominales en los que ambos encabeza una construcción partitiva: Decidieron estudiar el plano temporal porque esta pequeña parte del cerebro, presente en ambos de sus hemisferios, había sido asociada en estudios anteriores con los procesos auditivos del lenguaje (ABC Cultural 3/2/1995). En esta pauta ambos introduce el grupo nominal, pero no forma parte del complemento partitivo. Sí lo hace, en cambio, en la construcción uno de ambos: Lo que Donoso llama pueblo se harta de política en seguida y quiere una de ambas teologías y sus consecuencias (Valera, Revista). Esta construcción se percibe hoy como anómala, lo que puede deberse a que, si ambos significa ‘uno y otro’, puede resultar contradictorio aludir a uno de los elementos de un conjunto indivisible. Se documentan numerosos testimonios de ambos en codas partitivas en las expresiones cada uno de ambos y cualquiera de ambos:

La eficacia publicitaria dependerá, pues, del conocimiento probado que se tenga del vínculo entre el consumidor y el producto, y no de cada uno de ambos términos por separado (Marafioti, Significantes); En cualquiera de ambos casos, ya estaba claro, por absurdo que parezca a primera vista (Semprún, Federico Sánchez); La ecografía fue reveladora: sin ningún ante cedente por parte de cualquiera de ambos padres, en la panza había dos bebés (Penerini, Aventura).

Cabe añadir ninguno de ambos, que aparece en textos antiguos y modernos:

Ninguna de ambas cosas nos viene a cuento ni nos está razonable (Alemán, Guzmán II); En ninguna de ambas formas vale ese amor como argumento para demorar el fin del mundo (Bioy Casares, Lado); Ninguno de ambos podía ser visto en aquellos momentos en el salón (Mendoza, Ciudad); Ninguno de ambos libros llegó a ser autografiado por el poeta (Skármeta, Cartero).

A pesar de que en el sentimiento lingüístico de los hablantes estas expresiones no resultan desviadas en la misma medida en que se percibe como anómala uno de ambos, se recomienda la opción los dos/las dos en lugar de ambos/ambas en las codas de las construcciones partitivas.

19.9y Hasta el siglo xvi al menos, ambos podía preceder a los grupos nominales definidos. En los ejemplos siguientes aparece seguido de artículos determinados, pero también de demostrativos y de posesivos:

Deuen se ayuntar los prelados de amos los monasterios (Alfonso X, Primera Partida); E ambos éstos eran cónsules (Villena, Eneida); Si matares ambos tus hijos e fuere yo lavado en la sangre dellos seré sano e alimpiado (Siete sabios); Habiendo considerado lo que convenía a ambas las partes, mandó echar las mojoneras por donde mejor le pareció (Inca Garcilaso, Comentarios); Y otro día por la mañana, hecho su proceso contra él, ambos los capitanes juntamente le sentenciaron a muerte (Cortés, Cartas); Ambos los cavalleros eran fuertes y valientes (Rodríguez Montalvo, Amadís); No pudo levantarse en pie e hincó d’ambos los inojos en tierra (Silva, F., Lisuarte).

La construcción se documenta en textos posteriores, a veces con intención deliberadamente arcaizante:

Y apartando a Sancho entre unos árboles del jardín y asiéndole ambas las manos, le dijo: —Ya vees, Sancho hermano, el largo viaje que nos espera (Cervantes, Quijote II); Era mozo como treinteno, embutido todo en unos como pantalones de terliz que casi le llegaban al hombro, con camisolín listado arremangado de ambos los brazos (Estébanez Calderón, Escenas).

19.9z Es asimismo clásico el uso de ambos dos o «ambos dos + sustantivo», con su variante en femenino, por los dos o «los dos + sustantivo» con la suya. Solo esporádicamente se documentan estas construcciones en textos contemporáneos, casi siempre en registros formales y a veces con intención arcaizante:

En esta noche pluviosa, ya lejos de ambos dos, salto de pronto (Vallejo, Trilce); Ambas dos líneas de la lengua poética coincidían en el componente homérico (Rodríguez Adrados, Historia); […] ambos escritores, ambos ciudadanos de un país en bancarrota, ambos dos pobres diablos a la deriva (Bolaño, 2666).

En el español de la Argentina se ha documentado la variante ambos tres: Llegó aquella noche que estaban para marchar y les dijo que él no se quedaba, que se venía con ellos, en la misma noche marcharon ambos tres (Arias/Ferrá, Nazario Benavides), que se considera incorrecta. La locución ambos a dos (‘ambos conjuntamente’) es también antigua y tiene ya escaso uso en la lengua de hoy. Como sucede con la otra variante (ambos dos), algunos escritores la emplean como arcaísmo deliberado. A continuación se recogen varios testimonios actuales de esta locución:

Ambas a dos quedamos más unidas en gozo y alma que antes, fundidas en un solo sollozo (Fernández Santos, Extramuros); Mañana estamos ambos a dos en casa de Camorra (Jardiel, Exceso); Ambos a dos no podían menos que mentir con la verdad (Roa Bastos, Supremo).

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
dual

 

Nueva gramática de la lengua española
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