Sintaxis

14. El artículo (I). Clases de artículos. Usos del artículo determinado

14.8 Usos deícticos del artículo determinado. El artículo en las expresiones temporales

14.8a A pesar de proceder históricamente de un demostrativo, el artículo definido ha perdido en gran parte su capacidad de señalamiento deíctico. Como se vio en el § 14.1e, su evolución histórica implica el debilitamiento de sus propiedades originarias y su progresiva consolidación como elemento idóneo para la identificación a través de mecanismos de tipo anafórico y asociativo. No obstante, en algunos contextos en los que no es posible identificar discursivamente lo designado, el artículo es apropiado para señalar la zona de influencia del hablante o del oyente, ya sea en el espacio o en el tiempo. Se suele hablar de uso deíctico espacial del artículo cuando este se emplea en su primera mención para designar una persona o una cosa cuya unicidad deriva de su proximidad al hablante o al oyente. Este uso es característico de los mensajes que se dan en carteles o letreros (Prohibido bajar del tren en marcha; Pulse el timbre), así como de las órdenes, exhortaciones y otras expresiones de naturaleza directiva dirigidas al interlocutor por otros medios: Pregúntale al policía; No cruces el semáforo en rojo; ¡Cuidado con el charco! Así, la oración Pulse el timbre se interpreta sin dificultad si aparece en un letrero situado junto a un timbre (uso deíctico espacial). Como es lógico, estos mismos grupos nominales admitirían usos no deícticos en otros contextos. Por ejemplo, el timbre se interpretaría mediante una relación de anáfora asociativa en la oración Cuando llegues a la casa, pulsa el timbre.

14.8b El uso deíctico del artículo aparece también cuando la palabra se acompaña del gesto, como cuando se usa la expresión ¿Puedes acercarme el libro? señalando un libro en particular, seguramente próximo al que escucha. La mayor proximidad de la persona o la cosa designada en relación con el oyente se obtiene asimismo en gran parte de las oraciones que contienen imperativos, aunque algunas (como Cierra la ventana, por favor) no establecen ninguna preferencia entre el hablante y el oyente en relación con esa cercanía (§ 14.4f). También es posible este uso del artículo en enunciados no directivos y, en tal caso, no hay preferencia alguna entre el hablante y el oyente en lo relativo a la mayor proximidad del lugar o de la cosa que se menciona: Estoy pensando en quitar el cuadro; Se ha fundido la bombilla; Si te pones el cojín detrás de la espalda, estarás más cómoda, etc.

14.8c El uso deíctico temporal del artículo determinado se manifiesta en los casos en que acompaña a nombres que designan algunas unidades de calendario, formando grupos nominales que hacen referencia a momentos o intervalos en la línea del tiempo. A diferencia de otras lenguas románicas, los nombres de los días de la semana requieren en español el artículo para que sea posible fijar su denotación, como muestra el contraste entre Vendrá el lunes y el francés Elle viendra lundi. La presencia de un verbo en futuro indica que el grupo nominal el lunes debe interpretarse como ‘el lunes que viene’ o ‘el próximo lunes’. En cambio, en Vino el lunes se entiende ‘el pasado lunes’. En estos ejemplos se toma como centro deíctico de la medición temporal (§ 23.1) el momento de emisión del enunciado y se localiza el primer día correspondiente en la dirección indicada por el verbo. Junto al uso deíctico, estos grupos nominales también admiten un uso de anáfora asociativa (§ 14.5a) si pueden anclarse en algún dominio temporal discursivo que los incluya, ya sea implícito o explícito, como en Hace tres semanas, Javier vino el lunes y se fue el jueves.

14.8d Cuando el verbo de la oración aparece en un tiempo relativo o secundario23.1m), el cómputo al que se refirió el apartado anterior puede realizarse en función del momento de la enunciación (anclaje deíctico) o de aquel que sirve de punto de referencia al tiempo verbal correspondiente (anclaje anafórico) (véase el § 24.4f). En Ayer me dijo que había llegado el lunes puede interpretarse ‘el lunes pasado’, es decir, el anterior al momento en que se está hablando, pero también puede entenderse ‘el lunes anterior a algún otro momento del pasado’, concretamente el punto con respecto al cual se ancla el pluscuamperfecto (§ 23.16a-h). De manera análoga, en Me dijo que vendría el viernes, el complemento temporal puede interpretarse como ‘el viernes siguiente a la comunicación recibida por el hablante’ (uso anafórico) o como ‘el viernes pasado’ o ‘el viernes próximo’ (usos deícticos; véase también el § 43.10). Lo importante, en ambos casos, es que vendría (condicional o pospretérito) designa un tiempo posterior a dijo (pretérito), tal como se explica en el § 23.15p. El condicional es, en efecto, un tiempo relativo o secundario que cubre cualquier punto del eje temporal posterior al momento del pasado en el cual se ancla. Incluye, por lo tanto, momentos anteriores y posteriores a la emisión del enunciado.

14.8e En Chile, los países andinos, los del Caribe continental y en algunos de las áreas centroamericana y rioplatense, es frecuente incorporar el sustantivo día a la designación de los días de la semana, formando una estructura apositiva del tipo «artículo + sustantivo + sustantivo», como en el día lunes:

Todo estuvo listo el día lunes al atardecer, incluyendo las despedidas, que fueron muy personales (Bryce Echenique, Huerto); Sus funerales se llevarían a cabo el día jueves, siete días después del intento de asesinato en la calle Francisco León (Serrano, M., Corazón); Cada día tiene un nahual. Si el niño nació el día miércoles, por ejemplo, su nahual sería una ovejita (Burgos, E., Rigoberta); El día miércoles amaneció lloviendo (Guevara/Granado, Viaje).

Esta construcción se puede interpretar deíctica o anafóricamente, al igual que sus equivalentes el lunes, el jueves, etc. En todos los países hispanohablantes es normal esta pauta si en lugar del día de la semana se hace referencia al día del mes: Llegaron el día quince. Véase también sobre la estructura apositiva el día lunes, el día jueves el § 12.13w.

14.8f En los encabezamientos de las cartas, en las portadas de los medios de comunicación y en los calendarios, los nombres de los días de la semana aparecen sin artículo cuando preceden a la fecha: Martes, 21 de octubre de 2008. Tampoco lo llevan cuando el día de la semana se identifica por medio de una oración atributiva, como en Hoy es jueves o en Estamos a sábado. Esta última construcción es general en el mundo hispánico. La variante Estamos sábado es característica del Perú, donde también se usa la opción con preposición. Se ejemplifican ambas a continuación:

Estoy algo desfasado y no puedo recordar si estamos a sábado o a domingo (Mañas, Kronen); Ya pasaron muchas horas, ya estamos sábado y deberíamos estar mejor organizados (Comercio [Perú] 19/8/2007).

Se prescinde también del artículo cuando el nombre aparece en aposición a un adverbio deíctico (Ayer, viernes 2 de enero …). La interpretación deíctica no se deriva de la presencia del grupo nominal que representa el día de la semana en todos estos ejemplos, sino de otros aspectos de la oración, como el tiempo verbal (presente) y la concurrencia de adverbios deícticos implícitos o explícitos.

14.8g Los grupos nominales que designan los días de la semana (§ 39.3k y ss.) incorporan internamente la noción de ‘localización temporal’, por lo que no precisan de la preposición en: Lo hice el viernes ~ *Lo hice en el viernes. No obstante, es posible la concurrencia de dicha preposición para expresar localización cuando se usan sin sentido deíctico ni anafórico, es decir, cuando no se refieren a un día concreto; en tales casos no se emplea el artículo determinado: Lo hice en viernes. He aquí otros ejemplos de este uso, con omisión de artículo:

En domingo sin dubda fue el mundo crïado (Berceo, Loores); Muchos de nosotros no hurtamos en sábado, por honra de Nuestra Señora (Cervantes, Rinconete); Ya nadie bien se casa en sábado (Onetti, Infierno); Al cabo de poco más de un mes, el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, que aquel año cuadró en miércoles, y después de haber cumplido con todos los requisitos de la ley de la Iglesia, Lola y yo nos casamos (Cela, Pascual Duarte).

En estos casos suele alternar el sustantivo en singular precedido por en y sin artículo (en martes de carnaval) con el plural sin preposición y con artículo (los martes de carnaval) o con el singular con artículo indeterminado, sea con preposición (en un martes de carnaval) o sin ella (un martes de carnaval). Se dice, en el mismo sentido, Lo hice un domingo. La variante en un domingo resulta forzada, aunque cabría interpretar la expresión nominal con valor durativo (‘a lo largo de un domingo’) en lugar de localizador.

14.8h Dejando aparte los casos que se expusieron en los apartados anteriores, cuando la designación del día de la semana aparece en el interior de un texto, el artículo debe encabezarla:

El martes 1 de julio de 1902 comencé, sin entusiasmo, a escribir en la segunda libreta de mi Diario, la de cubiertas negras (Hernández, R., Secreter); Sobre el laberinto del plano estudiaba posibles rutas para el jueves, día en el que, burlando los horarios habituales, había decidido hacer una escapada a la ciudad (Colinas, Año); La niña no ha visto a su padre desde el domingo, cuando salió para Vieques (Santiago, Sueño).

Para ser localizados en marcos de calendario más amplios que la semana (casi siempre el mes y, muy a menudo, el año), estos grupos nominales admiten la presencia de un numeral ordinal: el tercer jueves de mayo, el primer domingo del año. El ordinal puede usarse también para establecer la referencia en una serie determinada contextualmente, como en al segundo lunes de su llegada. Cuando se emplean en plural, los grupos nominales que designan días de la semana pueden tener valor genérico (Los viernes no habrá clase, donde se requiere un contexto previo) o endofórico (Los viernes del mes de mayo no habrá clase). El valor genérico también puede obtenerse con el singular (El lunes es el peor día de la semana), aunque no necesariamente en los mismos contextos. Nótese que, en El doctor no visita el jueves, la expresión subrayada tiende a interpretarse en sentido deíctico (‘este jueves’, ‘el jueves que viene’), pero podría recibir también la interpretación genérica (‘todos los jueves’). Sobre el funcionamiento del artículo en las construcciones genéricas, véase el § 15.8.

14.8i Los días del mes tienen un funcionamiento idéntico al de los días de la semana, si bien es más frecuente referirse a ellos mediante la construcción apositiva a la que se hizo referencia en el § 14.8e, colocando entre el artículo y el sustantivo numeral el nombre día cuando se utilizan en sentido deíctico: Llegan el (día) quince. En el uso anafórico asociativo, la presencia del sustantivo día es potestativa, pero menos frecuente, si a la designación del día sigue la del mes: Llegan el quince de mayo. Los grupos nominales que incluyen la especificación del día y del mes, pero no la del año (como el quince de mayo), tienen valor deíctico en ausencia de otra referencia anafórica discursiva, puesto que su interpretación se ancla en el momento en que se enuncia, y se interpretan en función del centro deíctico que corresponda al tiempo verbal de la oración: Llegaron el quince de mayo (pasado); {Llegarán ~ Llegan} el quince de mayo (próximo). No obstante, es conveniente señalar que la entidad que aporta el valor deíctico en estos casos no es propiamente el día, sino el mes, ya que aquel aparece anclado en este de manera anafórica. Se obtiene, en cambio, la interpretación de anáfora asociativa en secuencias como Llegaron a Medellín a principios de 1990 y el día 15 de enero ya habían encontrado casa, donde el grupo nominal el día 15 de enero se refiere al período que se acaba de introducir.

14.8j Para la designación del primer día del mes se registra alternancia entre el sustantivo numeral uno y el adjetivo ordinal primero: el {uno ~ primero} de julio, pero se percibe cierta tendencia a preferir la segunda opción en el español americano y la primera en el europeo (§ 12.5c). Los grupos nominales que denotan los meses del año se construyen por lo general sin artículo, ya que se asimilan a los nombres propios, como se explica en los § 12.7d-g: Me encanta {octubre ~ *el octubre}. Se diferencian, pues, marcadamente de los nombres de los días de la semana, que funcionan desde el punto de vista sintáctico como los nombres comunes: Me encanta {*viernes ~ el viernes}. Al igual que otros nombres propios, los de los meses del año aceptan el artículo cuando se desea distinguir un mes de los demás (§ 12.7f):

Ya se passó el febrero riguroso (Solís Valenzuela, Desierto); Desde el octubre de 1924 hasta el de 1930 fui colegial del Mayor del Beato Juan de Ribera (Laín Entralgo, Descargo); En un instante yo puedo estar de nuevo en el abril de hace veinticinco años (País [Esp.] 16/4/1997); El enero ilustrado del forjador, el marzo del lechero de la cooperativa agropecuaria, […], el noviembre de los altos hornos y el diciembre de los obreros abrigados volviendo del taller (Molina Foix, Quincena).

Aun así, resulta muy forzada esta variante usada con función localizadora: *Las cosas sucedieron en el enero de 1998.

14.8k La construcción «en + sustantivo» indica localización de modo diverso cuando se aplica a los nombres de los días y a los de los meses. En Sucedió en enero, puede hablarse del mes de enero de un año ya mencionado, o bien puede querer decirse que el evento del que se habla tuvo lugar en el mes de enero de cierto año del que no se informa. Las expresiones Sucedió en viernes o Cayó en sábado solo admiten la segunda interpretación. Cabe pensar que esta diferencia pueda estar relacionada con el hecho de que las semanas no tengan nombre, aunque se puedan numerar para identificarlas. Las denominaciones de los meses del año también pueden hacerse por medio de la estructura apositiva descrita anteriormente (§ 14.8e). En tal caso, la presencia del artículo es obligatoria, y entre ambos sustantivos se coloca la preposición de, como en el mes de enero, que se asimila a las construcciones apositivas del tipo la ciudad de Granada12.13t y ss.).

14.8l Los nombres de los meses también admiten artículo cuando van precedidos por algún adjetivo: el próximo febrero, el pasado marzo. Los nombres de las estaciones del año divergen de los anteriores en que se combinan opcionalmente con el artículo: Sucedió en (la) primavera. La presencia del determinante se prefiere cuando la interpretación que se obtiene es deíctica, anafórica o endofórica, mientras que, en su ausencia, la lectura preferida es la inespecífica. En su combinación con los años, los nombres de las estaciones imponen la concurrencia de la preposición de: el verano de 2002. Los nombres de las estaciones pueden combinarse con su hiperónimo más inmediato para obtener grupos nominales genéricos (La estación del otoño resulta antipática si se ha descansado en el verano), pero no, generalmente, si son específicos (*La estación del otoño de 2001 estuve en Bogotá). Véase también sobre esta cuestión el § 12.13v.

14.8m El uso del artículo con los nombres de los años está sujeto a varias particularidades. La expresión lingüística que designa los años no se utiliza sin preposición en función de complemento circunstancial, lo que da lugar a que, junto a alternancias como La obra se terminará {el mes próximo ~ en el mes próximo}, no se obtengan otras como La obra se terminará {en 2010 ~ *2010}. Cabe pensar que esta diferencia es consecuencia de que los años se asemejan gramaticalmente a los nombres propios. Como se ha explicado, los nombres de los meses se asimilan a esa clase sintáctica (Me gusta octubre) y se rechazan también sin preposición como complementos circunstanciales (*La obra se terminará octubre). Se analizan otros aspectos de esta cuestión en el § 39.3n.

14.8n En los demás contextos se percibe alternancia entre la presencia y la ausencia del artículo con los sustantivos numerales que designan años. Si el nombre del año está precedido de preposición y la construcción tiene función localizadora, es hoy mayoritario usar la construcción sin artículo: en 1913, desde 1912, durante 1915, para 1918, por 1929, y como se observa en los siguientes ejemplos:

Mucha sangre corrió en las calles de Buenos Aires, y muchos hombres y mujeres y hasta niños de esos infelices murieron en 1905, en 1908, en 1910 (Sábato, Héroes); En 1936, poco después del comienzo de la guerra civil, se habilitó el viejo palacio desierto como hospital de sangre (Semprún, Federico Sánchez); ¿Quizás me encontré con la vida al escapar de las balas del pelotón en 1943? (Monterroso, Letra); El 11 de junio de 1865, Nietzsche escribía a su hermana (Xirau, Desarrollo).

Aun así, también se documenta, sobre todo en el español europeo, la variante con artículo determinado:

Estos castigos, y la muerte del inquisidor Manrique en el 1538, acabaron de quitar fuerzas y autoridad al erasmismo (Menéndez Pelayo, Heterodoxos); Viene vestida de un rosa claro con moda del 1910 (Lorca, Rosita); Era un hombre español nacido en el 1900 así que, en fin, a veces cojeaba del mismo pie que todos los demás (Grandes, Malena); Esto se ve por el archivo de Babatha, fechado en el 132 d. C. (Rodríguez Adrados, Historia); Roma incorporó Pérgamo a su imperio en el 133 a. C. (Reverte, Ulises); Desde el agua, a mi izquierda, veo la casita rosada donde en el 1964 Jorge Rodríguez Beruff vivió con sus padres (Rodríguez Juliá, Cruce); Antes, en el 1946, empezó mi lucha con la censura (Cela, Colmena).

En la datación de cartas y documentos se prefiere la ausencia de artículo: Buenos Aires, 8 de noviembre de 1945; Lima, 4 de agosto de 2003. La alternancia se da en algunos textos, casi siempre europeos, en el interior de una misma secuencia, como en ¿Si todavía le nacía bigote en el 1700, cómo iba a tener barba negra rizada en 1500? (Cunqueiro, Viajes).

14.8ñ También se produce alternancia entre la presencia y la ausencia del artículo cuando el grupo nominal que designa el año ejerce una función distinta de la de complemento circunstancial y se construye sin preposición. Cuando funciona como sujeto e identifica un año en una oración copulativa, alternan la presencia y la ausencia de artículo, con preferencia por esta última:

Como 1996 ha sido el año en que ha entrado en vigor la nueva ley de ese impuesto, estrenan la normativa actual (ABC 12/5/1997); Recordó que 1992 fue el mejor año en las ventas (Diario Yucatán 4/7/1996); Por ejemplo, el 2002 fue el año del relanzamiento de Cristal (Mercurio [Chile] 6/2/2004).

En los demás casos, el sustantivo numeral se usa más frecuentemente con artículo en función de sujeto:

El 1913 se inauguró en Arroyo con una fiesta y un entierro (Vega, A. L., Crónicas); Yo también nací en el siglo xix, porque nací unos días antes de terminar el mil novecientos, que es el último año del siglo pasado (Vázquez, M. E., Borges); El 1996 terminó con 101 casos, de los cuales se confirmó el 36 por ciento (Listín Diario 7/5/1997); O sea que el 1972 lo sorprendió sin que hubiese podido hacer nada nuevo por los andaluces de Jaén (Bryce Echenique, Magdalena).

14.8o En las demás funciones sintácticas, es mayor la alternancia entre la presencia y la ausencia de artículo con los sustantivos numerales que designan años:

Faltando apenas seis horas para despedir el 1912, entró la lancha con la tripulación del Guillermito (Vega, A. L., Crónicas); Dos de los miles de globos que los antioqueños enviaron al firmamento, para despedir 1987, cayeron sobre las bodegas (Tiempo [Col.] 2/1/1988); Vamos a terminar 1994, en datos de paro registrado, con 100.000 desempleados menos de los que había en diciembre del año pasado (Vanguardia [Esp.] 17/12/1994); […] después de la invasión de 711 (Marías, España); La derrota del 711 convierte el Islam en la tabla de salvación de las masas (García Cortázar/González Vesga, Historia).

14.8p La estructura del numeral que designa el año es también pertinente para la elección del artículo. Se ha observado que la presencia de artículo es más frecuente cuando se trata del año 2000 o los posteriores a él, exceptuadas las oraciones copulativas a las que se hizo referencia en el § 14.8ñ. Resultaría, en efecto, forzada la omisión del artículo que se subraya en estas oraciones:

Hablar del 2000 era hablar de un año tan remoto que el mundo tal vez estaría de cabeza para entonces (Tiempo [Col.] 7/4/1997); El 2000 supuso una ruptura en la evolución creciente del nuevo empleo (Norte Castilla 6/2/2001),

o en pares como los siguientes: {1974 ~ El 2000} transcurrió sin demasiados contratiempos; Dejemos {1930 ~ el 2002} a un lado; Agradezco {a 1930 ~ al 2002} todo lo que me dejó. La variante con artículo es mucho más frecuente si el año está comprendido entre el 1 y el 1100, pero se percibe mayor alternancia en estos contextos: Algunos autores lo dan como inaugurado en el año 692 a. de C., otros en el 980, y aun en 1050 (Tagarano, San Bernardo). Cuando la referencia al año se hace por sus dos últimas cifras, se emplea siempre con artículo: Stroessner cayó en el 89.

14.8q La designación del año puede aparecer asimismo en esquemas apositivos encabezados por el sustantivo que representa esta unidad temporal: el año (de) 1975. Estas secuencias se construyen siempre con artículo. La preposición de es opcional, aunque hoy en día es más frecuente su omisión:

Corría el año de 1923 y don Librado, su padre, con la intención de que conociera la ciudad donde iba a vivir de ahí en adelante, decidió llevarlo de paseo (Esquivel, Deseo); Aunque corría el año 1977, todo había empezado mucho antes (Gopegui, Real).

14.8r A diferencia de las demás unidades temporales examinadas, los nombres de los años no se interpretan ni deíctica ni anafóricamente, ya que, pese a ser entidades orientadas a partir de un punto de origen, expresan un intervalo temporal no recurrente, que no necesita anclarse en ninguna otra entidad ni interpretarse en función del momento del enunciado. Las unidades que indican segmentos temporales superiores al año (como década o siglo) van precedidas del artículo y se construyen en esquemas apositivos: en la década de 1980, el siglo xxi (§ 12.13v). Existen algunas diferencias sintácticas entre siglo y centuria: el primero se combina en aposiciones formadas con sustantivos numerales que reflejan series sucesivas de cien años, mientras que centuria, mucho menos usado como unidad de calendario, funciona sintácticamente como década. Se dice, pues, la centuria de 1900, no *el siglo de 1900. Tampoco admite sustantivos numerales en aposición el sustantivo milenio, que se construye con ordinales: el segundo milenio, no *el milenio dos. El uso de las horas del día en relación con el artículo se explica en el § 21.9.

 

Nueva gramática de la lengua española
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