Sintaxis

18. Los posesivos

18.3 Posesivos prenominales y posnominales

18.3a Los posesivos prenominales se asimilan hoy a los determinantes definidos. Así, el significado de mi hijo no es el que corresponde a un hijo mío, sino a el hijo mío. La información que aporta el artículo no aparecía necesariamente incorporada al posesivo en la lengua antigua y en algunas variantes de la contemporánea (un mi amigo, la su mujer), como se vio en la sección anterior. En la variante posnominal, los posesivos se comportan como adjetivos restrictivos y, por tanto, son compatibles con los determinantes prenominales, sean definidos o indefinidos. En el § 14.4 se explica que en los determinantes definidos desempeña un papel fundamental el concepto de unicidad. Los grupos nominales definidos designan seres únicos en su dominio de definitud. Los posesivos prenominales en singular dejan ocasionalmente en suspenso la denotación de unicidad, por lo que es posible usar la oración Me acompañó mi hijo sin forzar la suposición de que el que habla tiene un único hijo.

18.3b Como es esperable, los determinantes prenominales se anteponen a adjetivos (mi nueva casa, su posible nuevo nombramiento) y cuantificadores (nuestra única idea, su segunda esposa, tus muchos problemas). Se exceptúan los cuantificadores existenciales, que carecen de lectura predicativa. Se obtienen así contrastes como algunas ideas suyas ~ *sus algunas ideas. Al igual que los otros determinantes definidos, el posesivo prenominal puede estar precedido del cuantificador universal todos, como en todos {sus ~ los ~ estos} amigos. El que los posesivos prenominales sean definidos explica asimismo que aparezcan en los superlativos relativos (§ 45.13), que solo se construyen con determinantes definidos. Así pues, alternan el artículo determinado y el posesivo en estas construcciones. Junto a la corbata más original o la novela menos aburrida son posibles mi corbata más original o su novela menos aburrida.

18.3c El posesivo antepuesto también puede encabezar el grupo nominal que constituye el complemento partitivo de los cuantificadores débiles, que ha de ser definido: algunos de {los ~ estos ~ sus ~ *muchos} libros20.1d). Por la misma razón, los grupos nominales introducidos por posesivos no se combinan con el predicado impersonal haber, que exige que su complemento sea indefinido (§ 15.6c y ss.): *Había {sus ~ los ~ esos} niños en el jardín. Por el contrario, los grupos nominales con posesivos pospuestos pueden constituir el complemento del predicado existencial haber, siempre que se construyan sin determinante o que el determinante que los encabece sea indefinido:

Tristán: —Hay recuerdos tuyos que se repiten […] Isolda: —Hay recuerdos tuyos imborrables (Parra, Tristán); Ana Carla estaba acostada y tenía, sobre el pecho, un libro sobre usted abierto en la página en que había un autorretrato suyo (Adoum, Ciudad).

Así pues, es el determinante prenominal, y no el posesivo pospuesto, el que aporta los rasgos de definitud del grupo nominal.

18.3d Los posesivos prenominales del español rechazan la coordinación (*su y mi amigo, *nuestros y vuestros familiares). Por el contrario, los posnominales la aceptan, como en el primer ejemplo del bloque siguiente. Además, es posible coordinar un grupo nominal con posesivo antepuesto con otro con posesivo pospuesto, como se ve en el segundo ejemplo, con posesivo pospuesto al sustantivo tácito (la mía):

Ella tuvo dos hijos más en total, ¿qué? Bueno, eso fue su contribución a nuestro mundo, el mundo mío y tuyo (Morales, A., Verdad); Pero entre tu soledad y la mía hay una gran diferencia, otramente importante: a ti te sirve, te es útil y, cuando no la tienes, la buscas (Adoum, Ciudad).

18.3e Asimismo, como se explicó en el § 18.2c, los posesivos posnominales se pueden coordinar con grupos prepositivos: Deja, Claudita, esas son cosas mías y de tu papá (Gamboa, Páginas), lo que es esperable, dada la equivalencia gramatical de ambas unidades. En el español antiguo era posible coordinar un grupo nominal con posesivo antepuesto con un pronombre posesivo en ejemplos en los que hoy sería necesario el artículo definido ante el segundo posesivo. En la actualidad se diría, en efecto, vuestra vergüenza y la mía o a mis hijos y los suyos:

E aun porque demás de vuestra vergüenza e mía, y el notorio peligro que está aparejado en volver las espaldas al enemigo, cometeríamos mucha traición a nuestro Rey (Fernández Oviedo, Indias); Mando que desto todo que la yo dexo que non aya nada e que torne a mis hijos e suyos (Fernández Córdoba, Historia).

18.3f Los posesivos posnominales se combinan con adjetivos más fácilmente si encabeza el grupo nominal un demostrativo u otro adjetivo determinativo que si se trata del artículo definido: otra corbata roja mía, ese amigo nuevo tuyo, una técnica habitual suya. Los grupos nominales con artículo y posesivo pospuesto se suelen usar contrastivamente en el español general, a menudo para reforzar la significación posesiva:

Por eso las balas nuestras no se desviaban. Las balas de ellos, a contra viento, se perdían (Galeano, Bocas); Afuera se quedarán los que no tengan el talento tuyo y los arrestos míos y la seguridad que nos da estar dentro del grupo (Ramírez Heredia, Rayo).

Solo esporádicamente se registra esta construcción alternando con el posesivo prenominal: tu hermano ~ el hermano tuyo.

18.3g En los grupos nominales encabezados por demostrativos, los posesivos pospuestos no se usan solo con valor contrastivo, sino también con intención afectiva —unas veces buscando la cercanía y otras el alejamiento— y sin que sea necesaria la deixis ostensiva que se describe en el § 17.5b, como en este hijo nuestro, aquel amigo tuyo o en los ejemplos siguientes:

Cómo detestaba aquel rostro suyo, el rostro-boutique, el que parecía ponerse para actuar en aquel mundo frívolo (Sábato, Héroes); Rezaré, señor, porque este desatino vuestro no nos traiga mayores desgracias (Márquez, J., Hernán Cortés); No quería asociar este escrito suyo a la estridente literatura partidaria antologada (Cabrera Infante, Vidas); Varios años más tarde, mi biógrafa y amiga Margarita Aguirre escribiría, acerca de aquel matrimonio mío, lo siguiente: […] (Neruda, Confieso); Este ídolo vuestro no es un dios (Solares, Nen).

18.3h Cuando el posesivo pospuesto se combina con otros modificadores también pospuestos al nombre, se registran dos variantes:

1. Tras adjetivos y otros modificadores

2. Ante adjetivos y otros modificadores

La elección entre 1 y 2 depende de la naturaleza gramatical de los modificadores con los que se construya el grupo nominal, pero también de factores fonéticos, como la longitud del modificador del sustantivo. Cuando el adjetivo es calificativo, se obtiene tanto la pauta 1 como la 2:

Entonces, extrañado por ese comportamiento irracional mío me preguntó si me gustaban las mujeres (Vallejo, F., Virgen); Y continuaba inmersa en sí misma, en aquel mundo suyo inaccesible, en el que ni sus padres ni yo teníamos ya cabida (Salisachs, Gangrena); En un libro posterior suyo, Mark Lane cuenta cosas que no vieron los espectadores y sostiene que fue duramente censurado (Hoy [Chile] 24/12/1984); Jaeger expuso con gran perspicacia y originalidad una nueva interpretación que, confirmada por otro libro suyo posterior, pasó inmediatamente a los manuales de Historia de la Filosofía (Lledó, Días).

18.3i Hubiera sido igualmente posible decir ese comportamiento mío irracional en el primer ejemplo del apartado anterior, y aquel mundo inaccesible suyo en el segundo. En cambio, si el adjetivo calificativo lleva algún modificador, se prefiere la variante 2 por razones fonéticas, como en Este librito mío tan breve tiene por lo menos la gran ventaja de la que habló Céline (País [Esp.] 15/2/2003). Si el adjetivo es de relación (§ 13.12), solo es posible el orden 1: el clima cultural nuestro ~ *el clima nuestro cultural. A esta pauta pertenecen los textos siguientes:

Según el testimonio del comisario del Cuerpo Nacional de Policía, Messía Figueroa, que era confidente policial suyo, se ofreció en 1983 a trabajar en Francia en la lucha anti ETA (Mundo [Esp.] 3/3/1996); Como asesor legal suyo, le advertí… que eso podría constituir una violación de dicha carta (Nuevo Herald 15/1/1998); Regresaba solamente para recibir los honores de una medalla, lo cual está muy dentro del clima cultural nuestro (Évora, Tomás).

18.3j Si acompañan al sustantivo un grupo preposicional y un posesivo pospuesto, es más habitual que el posesivo preceda dicho grupo sintáctico. Las razones pueden ser, de nuevo, fonéticas, ya que la relación semántica que el grupo preposicional establece con el sustantivo suele ser paralela a la que se establece entre el adjetivo relacional y el sustantivo:

Así logró […] descubrir al pintor modernista Segundo Almanzor de la Rocha; gracias a una vecina mía de Granada (Prensa [Nic.] 20/5/1997); Bueno, ahora es compañera mía de apartamento (Martínez Ballesteros, Pisito); El algodón que compras en las farmacias, e incluso los hilos de alguna prenda tuya de algodón […] (Escuela Madrid, Supervivencia).

También se registra, sin embargo, el orden inverso:

El texto del comunicado oficial, que el propio señor De la Fuente envió a los periódicos, acompañado de una tarjeta de visita suya, dice lo siguiente […] (País [Esp.] 23/8/1977); Un pastor de allí lo aprendió a través de una emisión de radio mía (Beltrán Martínez, Pueblos); La política de paz mía ya empezó (ABC 12/11/1997).

Si el posesivo pospuesto concurre con una oración de relativo, el único orden posible es el 2, igualmente por razones fonéticas:

Me lo ha dado Raimundo, un amigo vuestro que está en el salón (Martín Gaite, Nubosidad); Eso era un privilegio mío que estaba dispuesta a defender con entusiasmo (Lynch, Dedos); Desde hace un año estoy viviendo con ella y con un hijo suyo que tiene 16 años (País [Col.] 19/5/1997).

En relación con el peso que los factores examinados en estos últimos apartados tienen en el orden de los modificadores del sustantivo en el interior del grupo nominal, véase el § 12.16.

18.3k En algunas áreas lingüísticas, los posesivos prenominales son incompatibles con las oraciones de relativo especificativas. Se rechazan, pues, en ellas grupos nominales como su prima que vive en Buenos Aires (sin pausa ante que). Esta incompatibilidad es común en el español europeo y en una parte del área caribeña. En cambio, en amplias zonas de México, de Centroamérica y del área andina no se percibe tal incompatibilidad. Uno de los factores que pueden influir en este contraste es la construcción de posesivo doblado que se describe en los § 18.4f-j. Así, en el español popular andino se registran grupos nominales como su hermana de mi mamá (‘la hermana de mi mamá’), pero también otros como su hermana que vivía con mi mamá (‘la hermana de mi mamá que vivía con ella’) o como su hijo que más le costó criar (‘el hijo que más le costó criar’). A esta pauta corresponden los textos siguientes:

[...] tuvo su oportunidad que le dio la historia, pero renunció (Día [Bol.] 8/8/2009); De acuerdo con datos proporcionados por la familia […], su hijo que “tuvo la fortuna” de seguir la secundaria representa un gasto de 9 diarios (Diario Yucatán 8/9/1996).

Cabe pensar que no se percibe incompatibilidad entre el posesivo prenominal y la relativa especificativa porque en el primero es redundante la referencia al poseedor, de modo que solo se interpretan en él los rasgos de definitud, como en la oportunidad que le dio la historia. En los § 18.4f, j se explica que en México y Centroamérica se registran grupos nominales en los que el posesivo átono duplica al tónico, como en mi marido mío. No se interpretan semánticamente los dos posesivos en estos grupos nominales. En el átono prevalecen los rasgos de determinación o definitud (como si se dijera ‘el marido mío’) y el tónico aporta la información relativa al poseedor.

18.3l Los posesivos prenominales que siguen a los artículos (§ 18.2l, m) se interpretan como adjetivos posesivos, es decir, como si ocuparan la posición posnominal. No se percibe en estos casos ninguna incompatibilidad entre posesivos átonos y relativas especificativas:

Sépase que conmigo cuenta con un su amigo que no se afrenta de usted (Mojarro, Yo); Después de varias tentativas infructuosas, se resolvió a hacerse acompañar por un su primo a quien condujo con los ojos vendados después de hacerlo jurar que no intentaría descubrir la secreta entrada del sótano (González Fanning, Roque).

18.3m Otro factor que puede influir en que no se perciba la incompatibilidad mencionada entre posesivos prenominales y relativas especificativas es el hecho de que las segundas se asimilen, en algunas áreas, a los adjetivos de interpretación activa, como en su mente {que delira ~ delirante} o su tono {que suplica ~ suplicante}: […] forman parte de sus calles y avenidas, de sus edificios, de su pavimento que se derrite (Prensa Libre 31/3/1997). En cambio, los posesivos posnominales son compatibles con las oraciones de relativo especificativas en todas las variedades del español, al igual que los grupos preposicionales con de que poseen ese mismo valor:

Lo que sí es verdad es que desde entonces nuestra relación estuvo siempre basada en los defectos míos que Inés corregía siempre (Bryce Echenique, Martín Romaña); Contaba yo, por aquel entonces, con diez nietos y con los dos hijos de Luis que se criaron conmigo (Leyva, Piñata).

Se analizan otros aspectos de estas alternancias en los § 44.8e y ss.

18.3n Los determinantes prenominales se pueden construir con sustantivo tácito, como en la casa del tercero y la Ø del cuarto o en aquel libro de matemáticas y ese Ø de filosofía14.1p y 17.4u). Los posesivos constituyen una excepción. No se forman, en efecto, secuencias como *su casa de la montaña y su Ø de la playa (donde Ø sustituye a casa), y tampoco se obtiene con ellos la pauta «posesivo + Ø + adjetivo», donde Ø representa un grupo nominal tácito (*mi falda azul y mi Ø verde). No se crean, pues, con los posesivos secuencias similares a las calles estrechas y las anchas (donde anchas es un adjetivo). Así pues, en el grupo nominal mi pequeña se obtiene la interpretación en la que pequeña es sustantivo (‘niña’), no aquella en la que es adjetivo.

18.3ñ En los estudios gramaticales se han dado varias explicaciones a la restricción que se describe en el apartado precedente. Se ha pensado que podría estar relacionada con el hecho de que entre los posesivos prenominales se establecen menos distinciones morfológicas que entre los posnominales. De hecho, se observó en los § 18.1g, h que los primeros poseen rasgos de número pero no hacen distinciones de género. Un problema de esta aproximación a los hechos es que da a entender —al contrario de lo que resulta ser cierto— que los sustantivos tácitos deberían ser posibles en las lenguas románicas en las que los posesivos prenominales distinguen el género, como el francés (mon ‘mi’, masculino; ma ‘mi’, femenino). Los posesivos posnominales pueden aparecer en un grupo nominal con sustantivo tácito, siempre que lo encabece un determinante. Se asimilan, pues, enteramente en este aspecto a los demás adjetivos especificativos posnominales: el libro rojo y el verde; la chaqueta mía y la tuya. Recuérdese lo apuntado en el § 15.7j en relación con estas mismas cuestiones.

18.3o Las dos series de posesivos, antepuestos y pospuestos, se diferencian también en las expresiones vocativas e interjectivas. Como se indica en el § 42.13u, los grupos nominales vocativos con nombres comunes se construyen normalmente sin determinante. El posesivo suele aparecer, pues, pospuesto en este tipo de expresiones:

Escúchame amor mío (Illescas, Usted); Es la muerte, padre mío, es la muerte —añadió Fausto—, apartadla de mi lado (Castro, R., Hija); ¡Dios mío! —dijo la marquesa— estoy embarazada y lo malo es que no sé de quién (Jaramillo Agudelo, Cartas); ¡Ay, Dios mío, Dios mío! ¿Por qué torturas así mi corazón? (Mera, Cumandá); Usted debe vivir y ser dichoso, amigo mío (Ayguals, Bruja); —Quizá te animaría, cariño mío, besarte a ti misma en el espejo (García Hortelano, Cuento).

18.3p Los posesivos usados en las expresiones vocativas pueden ser también prenominales. Así, mi cielo, mi vida o mi amor alternan con cielo mío, vida mía y amor mío. En muchos países americanos la anteposición se extiende a otros contextos, como en Mis hijos, ¿qué están haciendo ustedes? El posesivo antepuesto se registra asimismo ampliamente en el español de Andalucía y Canarias (España), como en ¿Qué quieres, mi niño?:

Si después del primer encuentro, ella llama para preguntar “cómo amaneció, mi amor”, lo mejor es arrancar (Hoy [Chile] 5/5/1997); Sergio, mi vida, no te vayas, no nos dejes (Olivera Figueroa, Enfermera); Mira, mi cielo, si tú me dejas yo te lo explico todo (Álvarez Gil, Naufragios); Hasta pronto, mi cielo, un beso (Vázquez, Á., Juanita Narboni); Estás contento, / mi niño, / porque cuentas tus años / con la mano abierta (Foppa, Viento); No, mi niña, no te abandonaré, jamás (Quintero, E., Danza).

18.3q Las formas mijito (a veces escrito m’hijito) y su variante femenina mijita (o m’hijita) son contracciones de mi hijito y mi hijita. Se emplean como expresiones familiares vocativas en muchos países americanos:

—¿Necesitas que te traiga algo, Cris? —Sí, una botella de Chivas auténtico. —Tonto —Que te vaya bien. —Adiós, Cris, pórtese bien, mijito (Donoso, Pájaro); No te digo que no, la Mirta era una roñosa pero lo ques vos, mijita, mejor te mirás antes de hablar (Gorodischer, Jubeas); ¿Qué es lo que usted, m’hijito, esperaba de mí? (Arlt, Locos).

El uso antepuesto en expresiones como mi señora, común en la lengua antigua, sigue hoy vivo en muchas áreas del español americano, particularmente en la mexicana, la caribeña y la andina: Se le acercó y le dijo: “No, mi señora. Se lo llevaron […] (Tiempo [Col.] 18/4/1997). Alternan asimismo en muchos países ¡mi madre! (con pronunciación tónica o átona de mi) y ¡madre mía!, a veces con diferencia de significado. En cambio, es mucho más frecuente ¡Dios mío! que ¡mi Dios!

18.3r Se utiliza solo pospuesto el posesivo mío en la fórmula muy señor mío (con sus variantes de género y número), que alterna con otras en los encabezamientos epistolares muy formales: Señor Don Joaquín Hormeda. Muy señor mío: Recibí la muy apreciable de V. S. en nombre de la Real Junta […] (Tapia Bolívar, Historia). El sufijo posesivo -y del quechua pasa al español como préstamo en el lenguaje popular de algunas zonas rurales del área andina, especialmente en la región valluna de Bolivia: hermanoy (‘mi hermano’).

18.3s En la expresión escrita se usan de forma general como vocativos los grupos nominales en los que los posesivos mi y nuestro preceden a un grupo reducido de adjetivos y participios: querido, amado, admirado, respetado, etc.

Mi querido Gerald, ¿cómo es posible que te divierta Nueva York? (Panero, Lugar); Vincent… mi amado Vincent… ¿recuerdas cuando a los pies de tu madre te pasabas horas y horas? (O’Donnell, Vincent); Usted pretende, mi respetado amigo, empezar la casa por el tejado, que es una escuela arquitectónica a la que son muy aficionados los que prefieren vivir en hotel (García Hortelano, Gramática).

Algunos de estos adjetivos y participios se sustantivan en estos usos y admiten posesivos prenominales:

Me fueron dejando sola, primero tu abuelo, después el profesor Max, ay mi querido, no me dejés ponerme sentimental (Barnatán, Frente); Se enreda la virtud y todo es un manto de muerte, mi amado (Freidel, Tardes).

18.3t El posesivo de primera persona del singular mi se usa para dirigirse a los jefes y oficiales del ejército (mi general, mi coronel, mi capitán) aun cuando el que emplea estas formas no esté bajo el mando del militar al que se dirigen:

Con la siguiente novedad, mi comandante, aquí le traemos a estos alborotadores… Andaban pegando estos papeles por todo el primer cuadro… (Azuela, A., Tamaño); Un número lo tiene del pescuezo. Creo es inocente. Al Mudo le hemos quitado dos mil soles, mi cabo (Arguedas, J. M., Zorro).

18.3u El posesivo su y su plural sus se anteponen a muchos nombres de tratamiento que designan dignidades y títulos (§ 16.16) y concuerdan en tercera persona, como en Su Ilustrísima, Sus Majestades, Su Alteza, Sus Señorías, Su Excelencia. El posesivo femenino vuestra, que combinado con el sustantivo merced dio origen al pronombre usted16.1b), se usa poco en estas fórmulas de tratamiento, si bien se registra en Vuestra Majestad, Vuestras Majestades. Ni en estos casos ni en los anteriores se utilizan los posesivos posnominales:

Señora, mi deber es hablaros lealmente. El Gobierno tiene pésimas referencias del que se titula sobrino por la mano izquierda, de Vuestras Majestades (Valle-Inclán, Milagros); Un buen día, se descolgó Vuestra Majestad con un anillo de pedida, sin avisar, ¿no? (Mundo [Esp.] 20/11/1996).

18.3v Los nombres comunes requieren determinantes para fijar la denotación de los grupos nominales que constituyen. En cambio, los nombres propios designan directamente sus referentes sin mediación de ninguna otra entidad, por lo que normalmente no necesitan determinante. Sin embargo, como se señala en el § 12.7, los nombres de pila se combinan a veces con posesivos antepuestos. En tal caso, el posesivo no tiene valor discriminativo sino enfático o afectivo, como ocurre en algunas combinaciones de demostrativo y nombre propio (§ 17.4q). No se elige, pues, a un individuo particular entre un conjunto de personas del mismo nombre en los ejemplos que aparecen a continuación, sino que se señala un vínculo afectivo entre la persona designada por el posesivo y aquella a la que refiere el nombre propio. mientras que con el posesivo de primera persona suele ser positiva la relación afectiva denotada, con el de segunda y tercera persona son más usuales otro tipo de connotaciones semánticas, entre ellas la ironía, el distanciamiento e incluso el menosprecio:

Si te acercas demasiado a mi Sofía, te haré pedazos con estas manos mías, lo juro por Dios (Quintero, E., Danza); Natalia lo tenía todo planeado cuando su Carlitos despertó (Bryce Echenique, Huerto); Sí, ya, querida Dafne, por eso viniste aquí con una depresión gravísima y un ojo morado decorándote la cara. Porque eras inmensamente feliz con tu Jacinto de las narices (Beccaria, Luna); Llévame al mar, allá está arrullado por las olas, siempre vivo esperando a su Manuela (Freidel, Tardes).

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
vocativo

 

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