Sintaxis

19. Los cuantificadores (I). Sus clases. Cuantificadores universales

19.6 Combinaciones de los cuantificadores con otras clases de palabras

19.6a La capacidad de los cuantificadores indefinidos para combinarse con el artículo depende de la naturaleza de sus rasgos. Así, los evaluativos, que se limitan a indicar una cantidad o una proporción imprecisas, pueden posponerse a él:

Huí del campamento, con los pocos soldados que me eran fieles (Borges, Aleph); Pasó por una pequeña cocina y tomó uno de los muchos folletos que había en un estante (Quesada, Banana).

Se extiende esta misma pauta a los adjetivos diversos, varios, diferentes y otros semejantes que se asimilan a los cuantificadores, tal como se explica en los § 13.9 y 20.7ñ:

Los arrieros los habían instruido sobre los diversos modos de saber a qué bando pertenecían (García Márquez, Amor); Si alguna vez llega a escribir la novela, el inicio debería situarse en Roma y no en Jalapa como había ocurrido con los varios intentos frustrados (Pitol, Juegos); Pudimos ver cómo la mayor agitación reinaba entre las diferentes tripulaciones (Panero, Lugar); Habló las suficientes incoherencias como para darle a entender que tenía un amante a su lado (Contreras, G., Nadador).

19.6b Algunas de estas combinaciones de «artículo + cuantificador» son posibles si sigue al segundo un complemento restrictivo. Así, la oración de relativo que me eran fieles se hace necesaria en el ejemplo de Borges que se ha citado. Menos habitual es la combinación del artículo con el cuantificador bastante, como en Lo que repele en la vida atrae finalmente si se ve las bastantes veces en una pantalla de televisión (Marías, J., Corazón), donde las bastantes veces se interpreta como la expresión ‘un (o el) número suficiente de veces’. Debe resaltarse asimismo que en las secuencias del grupo anterior, el artículo y el cuantificador no forman un segmento sintáctico que deje fuera al sustantivo (por tanto, [los] [varios intentos] en lugar de *[los varios] [intentos]). No es frecuente la combinación del artículo definido con el cuantificador demasiado, que expresa exceso, pero se documenta en algunos textos: Aunque la tentativa era buena se vio, como siempre, entorpecida por los demasiados pareceres presentados (Trabulse, Orígenes).

19.6c Los cuantificadores evaluativos pueden estar precedidos por los demostrativos, como en Todo lo miró, notó y ponderó en aquel poco espacio (Cervantes, Persiles). Aun así, algunas de las combinaciones que corresponden a este grupo resultan poco naturales: esos bastantes, aquellos demasiados. Es asimismo rara la combinación estos muchos, pero se registra en contextos de cita, que poseen naturaleza metalingüística, como en Los Ejércitos son detentadores de la fuerza. Este potencial es ambicionado por muchos, cada uno de estos muchos producen y producirán cantos de sirena (González Ruiz, Misión). Los artículos y los demostrativos preceden sin dificultad a los numerales, como en las tres puertas o en Veía esas dos gotas de luna transparente mirándola (Donoso, Marquesita). Resulta igualmente natural la combinación de posesivos con numerales cardinales, como en los textos siguientes:

Hace años perdí a mi marido y a mis cuatro hijos (Allende, Amor); ¿Cuál de tus dos chicos es más espabilado? (Delibes, Santos); Pero yo necesitaba mis cien monedas por noche (Onetti, Viento); ¿Cómo que bien, si cuando hay masacres nos quedamos solas con nuestros seis o siete hijos, con toda esa responsabilidad? (Viezzer, Hablar),

así como con cuantificadores evaluativos, como en No se me concedió esa dicha, señor, sin duda por mis muchos pecados (Torbado, Peregrino) o en No permita que sus malos pensamientos consuman sus pocas fuerzas (Bonmatí, Elena Demuth). El cuantificador demasiado es algo menos frecuente en esta pauta, pero igualmente posible, sobre todo en la lengua literaria:

Si la escasez de textos nos dificulta el conocimiento de ciertas épocas, su demasiada profusión puede tener parecido efecto (Dolina, Ángel); Ese Dios que casi no menciono porque no estoy seguro de su existencia, me ha castigado con la inmortalidad de mis demasiados años (Britton, Siglo).

19.6d Las combinaciones descritas en los apartados anteriores excluyen la posibilidad de que los cuantificadores universales aparezcan tras los determinantes definidos (artículo definido, demostrativos y posesivos), ya que los primeros poseen rasgos de definitud: *estos todos, *el cada libro, etc. Tampoco preceden los determinantes a los cuantificadores indefinidos existenciales (*los algunos) o a los de indistinción o de elección libre (§ 20.4: *estos cualesquiera). En cambio, el indefinido existencial ninguno admite el artículo determinado en la lengua literaria, como en Le desconcertaba el ningún efecto que sobre nosotras hacían sus diatribas (Unamuno, San Manuel). Se trata, sin embargo, de una excepción aparente a la pauta que se acaba de introducir, ya que ninguno equivale al adjetivo nulo19.3j) en estos contextos, y se diferencia del uso propiamente cuantificativo en que puede aparecer en posición posverbal sin que una expresión negativa ocupe la preverbal (§ 48.3). El ejemplo de Unamuno que se cita contrasta, pues, con variantes como Sus diatribas {*causaron ~ no causaron} ningún efecto sobre nosotros. Aunque va cayendo en desuso, incluso en los registros formales, aparece esta pauta en la prosa de autores prestigiosos de los dos últimos siglos. Ninguno modifica en tales casos a nombres no contables, casi siempre abstractos. Se muestran a continuación otros ejemplos de esta construcción:

Ocurren por la ninguna seguridad de que se rodean las labores de las minas (Alegría, Mundo); No era raro que el vino y la ninguna educación le propinasen una respuesta de palos (Ayala, Cabeza); A la ninguna enseñanza de la “época del oscurantismo”, sustituyó la escuela con orientación a la ciudad (Asturias, París); Es, a mi ver, gran apoyo de la observación que hace Asensio sobre el ningún aprecio que del paralelismo hicieron los tardíos cancioneros (Menéndez Pidal, Poesía).

19.6e Mucho menos usada en la construcción descrita en el apartado anterior es la variante en plural ningunos/ningunas, que solo se atestigua excepcionalmente en la actualidad en contextos definidos. Muchos de estos usos, aunque no todos, corresponden a plurales inherentes (§ 3.8f, g), como se explicó en el § 19.4f:

Haciéndoles saber la falta de bastimentos […] y las ningunas esperanzas que tenían de pacificar aquellos Indios (Caulín, Historia); Estos no ven, digámoslo así, sino la superficie de la tierra por donde pasan; su fausto, los ningunos antecedentes por dónde indagar las cosas dignas de conocerse (Cadalso, Cartas); Fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas (Larra, Fígaro); Le dicen: “No haga política”. Lo cual, dadas las ningunas posibilidades de hacerla, equivale a sentenciar: “No piense en política” (Hoy [Chile] 28/11/1979).

Todavía gozan de alguna vitalidad, aunque mucho menor de la que conocieron hasta el siglo xix, las fórmulas «el poco o ningún + sustantivo» y «la poca o ninguna + sustantivo»:

Ella ha mostrado con claras y suficientes razones la poca o ninguna culpa que ha tenido en la muerte de Grisóstomo (Cervantes, Quijote I); Se pretendió dejar de manifiesto la poca o ninguna actividad de los ministros (González Ramírez, Caricatura); Es de advertir, el poco ó ningún regalo que tenían para restaurarse de tanto mal pasado (Inca Garcilaso, Florida); Es deprimente pensar en el poco o ningún interés que para ciertas personas o esferas tienen las cosas del idioma (Prensa [Nic.] 21/4/1997).

19.6f La propiedad de poder formar con un sustantivo grupos nominales que admitan adjetivos antepuestos establece otra partición entre los cuantificadores. El cuantificador poco acepta estos adjetivos marginalmente, como en sus habituales pocas ganas de trabajar. Lo hacen de forma más sistemática los numerales, aun así en contextos restrictivos, como en Yo hago juramento al Criador de todas las cosas y a los santos cuatro Evangelios (Cervantes, Quijote I). Entre los adjetivos que se admiten en esta pauta destacan los que expresan ‘frecuencia’, noción que constituye en sí misma una forma de cuantificación:

A sus habituales dos inquietudes estacionales […] se han sumado otras dos (Caretas 18/12/1997); La servidumbre dormía en los cuartos de atrás y como era domingo el viejo arrimó el banquito para dar las metódicas ocho vueltas a las dos cuerdas del reloj (Elizondo, R., Setenta).

19.6g Se asimilan ocasionalmente a este grupo los adjetivos consabido, característico, típico y otros similares. También expresa cuantificación el adjetivo bueno en oraciones como Luego suspiró estremecido y empleó sus buenos cinco minutos en limpiarse las lágrimas (Guelbenzu, Río), que puede recibir las paráfrasis ‘cinco minutos holgados’ o ‘algo más de cinco minutos’. El adjetivo largo admite otras similares en los ejemplos que siguen:

Mereció los honores de varias reediciones pese a sus largos veinte volúmenes (Bicentenario 3/2002); Don Angelito no sería temible a sus largos setenta años (Vázquez Montalbán, Galíndez); El apretado programa que ofrece el Midem de Cannes durante sus largos cinco días de duración es una especie de cajón de sastre (Mundo [Esp.] 30/1/1995).

En el último ejemplo no se descarta la interpretación calificativa de largo, favorecida por la presencia de apretado. Véase también el § 21.3c. Los numerales admiten asimismo adjetivos antepuestos, como en las siguientes cuatro materias y otras construcciones similares que se analizan en el § 21.2z. No lo hacen varios, diferentes y otros adjetivos que se asimilan a los cuantificadores: *sus anteriores varios trabajos ~ sus varios trabajos anteriores. Para la combinación «adjetivo ordinal + adjetivo cardinal» (los primeros veinte minutos) o su inversa, véanse los § 21.5i, j.

19.6h La capacidad de admitir gradación introduce una separación aún más radical entre los cuantificadores, puesto que, en términos generales, solo la admiten poco (muy pocos, bastante poco, tan poco) y los comparativos (mucho más, algo menos). Sobre estas últimas construcciones, véase el § 45.3c. Aparentemente, constituiría una excepción el cuantificador demasiado en la combinación un poco demasiado, propia de los registros poco formales:

Participó a su modo en la fiesta, al lado de su señorita, ya hacia el final, con un vestido un poco demasiado ceñido y una sonrisa algo tonta (Marsé, Teresa); Pero ahora comprendía, un poco demasiado tarde, que su hijo no podía tener un amigo que no fuera un hombre (Lezama, Paradiso).

Cabe pensar, sin embargo, que un poco no cuantifica a demasiado en estas secuencias, sino que constituye un elemento matizador de carácter modal cercano a probablemente, acaso, quizás y otros similares. El mismo factor ayuda a explicar las combinaciones del cuantificador un poco y ciertos adjetivos no graduables que expresan valores extremos, como en Un poco excesivo para mi gusto […] (Fresán, Historia). Para la interpretación del diminutivo con los cuantificadores, véase el § 9.2d.

19.6i La combinación muy mucho era general en la lengua antigua, incluso en los registros formales:

Ovo de posar en casa de un ombre rrico muy mucho (Sánchez Vercial, Exemplos); Ofrecióse cierto negocio de harta importancia y huve de estar con una hermana mía a quien yo quería muy mucho antes (Santa Teresa, Vida); De éstas hasta dar en la tierra firme apenas hay doscientas o trescientas leguas, y por partes muy mucho menos (Acosta, Historia).

En el español europeo es común la expresión lexicalizada muy mucho usada como modificador verbal, más frecuentemente en los registros informales. Se admite esta combinación con un gran número de predicados, pero cabe destacar entre todos ellos los que expresan reflexión, así como actitud cauta o precavida ante algo:

Me esmero y me cuido muy mucho de no hacer presión sobre sus sueños más íntimos (Murillo Gómez, Custodia); Ante el muchacho se guarda muy mucho de mostrarse hundido y le anima con la confianza de que todo irá bien (Riera, Azul); Se lo pensarán muy mucho antes de hacerlo a partir de ahora (País [Esp.] 20/6/2003); Emprendí el segundo viaje cuidándome muy mucho de mantener la llama del velón a una distancia precisa de mi rostro (Díaz Martínez, Piel).

19.6j En México, y también en Guatemala, Nicaragua y otros países centroamericanos, se usa mucho muy. Esta construcción es característica del registro coloquial, pero se ha documentado asimismo en discursos más formales:

El número de transistores, la cantidad de líneas de código y todos sus demás parámetros, si bien eran mucho muy grandes, no eran infinitos (Careaga, Teorema); En ese sentido, la Asamblea fue mucho muy positiva (Proceso [Méx.] 29/9/1996); La cantidad de información que tiene que ser transmitida por Internet es mucho muy superior a la del audio (Excélsior 21/10/1996).

19.6k Casi todos los cuantificadores admiten negación en los contextos contrastivos (no algunos, sino todos; no bastantes, sino muchos), pero solo unos pocos lo hacen fuera de ellos: mucho (No mucha gente estaría dispuesta), poco (causa de no pocos sinsabores), demasiado (en no demasiado tiempo) y los comparativos más y menos (no más alto que una puerta), con algunas restricciones. Véanse también sobre estas cuestiones los § 20.9, 45.4o y 48.5a-h.

 

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