Sintaxis

48 La negación

48.7 Términos de polaridad negativa (I). Locuciones verbales y grupos nominales indefinidos

48.7a Los términos de polaridad negativa ocupan posiciones sintácticas de argumento o adjunto en el grupo verbal en presencia de un inductor negativo preverbal, tal como se vio en los § 48.1ñ y ss. Aun así, en los § 48.3n y 48.6d se hizo notar que estos elementos aparecen también ocasionalmente en los grupos adjetivales y en los nominales (por tanto, no solo en los verbales). Los indefinidos negativos (nadie, nada, nunca, ninguno) son términos de polaridad negativa, así como el indefinido alguno y sus variantes cuando se usan en posición posnominal (libro alguno) en construcciones sin determinante. Sobre este último, véanse los § 15.11c y ss., 20.3 y 48.4j. Se asimilan también a los términos de polaridad negativa las conjunciones ni y sino, y los adverbios jamás48.1f-h) y tampoco48.8a-g). Todos estos términos están sujetos a la alternancia negativa descrita en el § 48.3, con las excepciones que se explicarán en esta misma sección.

48.7b Son muchas las locuciones que se asimilan a los términos de polaridad negativa. Como en otras muchas expresiones idiomáticas, es esperable en ellas cierto grado de variación geográfica, además de histórica. Todas se construyen con el adverbio no, que es el que predomina estadísticamente en los textos:

Ella no cabe en sí de gozo (Vargas Llosa, Fiesta); Es una hipótesis razonable: el momento era desesperado, y desde luego los del SIM no se andaban con chiquitas (Cercas, Soldados); [...] lo que, usando un conocido dicho español, no era moco de pavo (Pérez-Reverte, Reina); Esa chica no es trigo limpio (Salisachs, Gangrena); No cabe duda de que sabes utilizar tus argumentos (Schwartz, Conspiración); Rostro Pálido no veía tres en un burro (Delibes, Madera); Alentaba la archiduquesa Sofía al emperador a no andarse con remilgos con las provincias italianas (Moix, A. M., Vals).

En vez de no ser trigo limpio se usa en Chile no ser de los trigos muy limpios. Otras expresiones de este grupo admiten variantes léxicas que se mencionarán en los apartados que siguen.

48.7c El lugar que corresponde a la negación en las expresiones idiomáticas del grupo precedente puede ser ocupado por algún indefinido negativo, ya que estos cuantificadores se aproximan a los inductores por las razones que se explicaron en los § 48.1j y ss. y 48.3:

¿Es que aquí nadie tiene sangre en las venas? (Sampedro, Sonrisa); Para la Mary, ninguna de las mujeres que estaban con tío Ramón en las fotos valía un pimiento (Mendicutti, Palomo); Nunca ha sido santo de mi devoción, pero en fin… (Gala, Invitados); Y mientras tanto, en la sala, Cristinita, que nunca había tenido pelos en la lengua, le dijo a Marisolcita […] (Bryce Echenique, Huerto).

También puede ocuparlo uno de los inductores negativos que se han descrito en la sección precedente:

Claudia se debatía entre un charco de babas y vómito, negándose a mover un dedo (Gamboa, Páginas); La tarde era apacible y apenas si se veía un alma en la calle (Asenjo, Días); ¿Alguien ve más allá de sus narices? (Sanchis, Naufragios); Como si estuviera el horno para bollos (Gironella, Hombres); Un poco extrañada, y sin tenerlas todas consigo, Mercedes entra en la habitación y Alberto cierra la puerta (Diosdado, Trescientos); ¿Y a ti quién te ha dado vela en este entierro? —chilló Silvia (Martín Gaite, Nubosidad); Estoy lejísimos de tenerlas todas conmigo (Rodríguez Monegal, Arte).

La negación morfológica es un inductor negativo apropiado en estos contextos, aunque se asimila a los inductores léxicos: Es {imposible ~ muy difícil} que mueva un dedo por ayudarla.

48.7d Desde el punto de vista semántico, muchas locuciones de polaridad negativa se integran en dos grupos. Las del primer grupo denotan un valor mínimo asociado a una determinada escala, mientras que las del segundo expresan un valor opuesto al correspondiente a la expresión nominal que contienen. En las locuciones del primer grupo se suelen admitir optativamente ni o ni siquiera, como en No movió {un dedo ~ ni un dedo ~ ni siquiera un dedo} por él. Pertenecen a este grupo, entre otras semejantes, las que siguen:

haber un alma, valer un pepino también un comino o un pimiento, saber de la misa la media o la mitad, saber una palabra (de algo), costar un centavo (también un céntimo), tener dónde caerse muerto, llegar(le) al talón o a la suela del zapato (a alguien).

Muchas de estas locuciones, aunque no todas, contienen grupos nominales formados con el artículo indefinido un, una, cuyo significado negativo dentro del ámbito de la negación se analizó en el § 48.4m. Los sustantivos que aparecen en estas locuciones suelen llamarse minimizadores porque se usan como prototipos de valores mínimos. Se piensa que el hecho de que alma pertenezca al grupo de los sustantivos minimizadores del español, como en No había un alma en las avenidas (Martínez, Evita), puede estar relacionado con el origen nominal de nadie y nada, al que se hizo referencia en el § 48.1c: ‘personas nacidas’, ‘cosa nacida’.

48.7e En las locuciones del segundo grupo se niega el extremo de una escala, sea el superior o el inferior, y se denota el valor correspondiente al extremo opuesto de forma parecida a como la negación de poco (No le costó poco esfuerzo) da lugar al sentido correspondiente a mucho. A este grupo pertenecen otra serie de modismos, que tampoco son usados por igual en todo el mundo hispanohablante: ser moco de pavo, ser manco, andarse con chiquitas (con chicas en algunos países americanos), entre los que aluden al extremo inferior de una escala. Se niega, en cambio, el extremo superior en ser gran cosa, tenerlas todas consigo (también conmigo, contigo), etc. Algunas locuciones de este grupo admiten numerosas variantes léxicas. Así, junto a haber descubierto la pólvora se registra haber descubierto el Mediterráneo o haber descubierto América; en algunos países del Caribe, haber descubierto el agua tibia; en Guatemala y otros países centroamericanos, haber descubierto el agua azucarada; en México, haber descubierto el hilo negro, entre otras similares que se usan, como estas, con intención irónica o sarcástica:

Tampoco daba la impresión de que sus padres hubieran descubierto la pólvora (Martín Gaite, Nubosidad); No hemos descubierto el agua azucarada pero para nosotros […] el hallazgo de este libro es algo luminoso (Hora 28/8/1997); Nadie había venido a descubrirle ni el agua tibia ni el hilo negro (Hayen, Calle). Aun así, algunas de estas expresiones pueden encontrarse en entornos afirmativos, siempre irónicos: Muchachos, han descubierto el agua tibia (Vistazo 3/4/1997).

48.7f En los modismos de este segundo grupo no se admite la expresión adverbial ni siquiera, pero se acepta a veces precisamente, como en No es {*ni siquiera ~ precisamente} moco de pavo. Cuando se niega el extremo superior de la escala, es frecuente hallar en la coda la expresión que digamos, como en El origen de la vida no tiene un aspecto muy atractivo que digamos (Galeano, Bocas). Cuando la naturaleza léxica de los sustantivos permite situarlos en uno de los dos paradigmas mencionados, pueden sobrentenderse estos adverbios, incluso en construcciones semiidiomáticas o no idiomáticas. Así, No es un santo puede equivaler a No es precisamente un santo (grupo segundo), mientras que No tiene un defecto admite la paráfrasis No tiene ni siquiera un defecto (grupo primero). Se volverá a hablar de estas construcciones en el § 48.7d. Existen, sin embargo, modismos de polaridad negativa que no se agrupan en ninguna de las dos series descritas, como no dar (a alguien) vela en este entierro (también tener vela en este entierro).

48.7g Se usan algunos términos idiomáticos de polaridad negativa en contextos positivos con el verbo importar, y a veces también con valer. Así, no aparece negación en Me importa un comino dónde esté tu amigo (Ruiz Zafón, Sombra). En cambio, el inductor negativo está presente en estos textos:

Y, en cuanto a eso de la gloria, que es una de tus reticencias, Joaquín, sábete que no se me da un comino de ella (Unamuno, Abel); […] sin importarme un comino de dónde vengo (Fuentes, Laura Díaz).

El significado que se obtiene es muy próximo en uno y otro caso, ya que, en ausencia de negación con el verbo importar, la expresión un comino significa aproximadamente ‘muy poca cosa’, mientras que en presencia de la negación equivale a ‘nada’. Contrastan de forma análoga el primero de estos dos fragmentos, con negación, y el segundo, sin ella:

¿Doleráme la mía por eso? A mí no me importa un cuerno (Pérez Ayala, Curandero); Ahora le importaba un cuerno lo que hiciera su marido (Jodorowsky, Danza).

Un rasgo general de las locuciones de polaridad negativa es el hecho de que no pertenecen a la serie doble de la que se habló en el § 48.7d, por lo que no admiten la alternancia negativa: No movió un dedo por él ~ *Un dedo movió por él.

48.7h Se reconocen algunos grupos léxicos entre los sustantivos que en el § 48.7d se llamaron minimizadores. Forman una serie numerosa los que designan monedas de escaso valor en muy diversos países y períodos, unas de curso legal y otras ya desusadas. Son fraccionarias, en función de su propia denominación, las que se ejemplifican en estos textos, entre otras similares:

La más hermosa dama, sin arte, no vale un cuarto (Rojas Zorrilla, Marqués); Solo di la corbata negra, que no vale un ochavo (Galdós, Doctor); Me llama Rey de Portugal para significar que no valgo un chavo (Valle-Inclán, Luces); Yo viajaba sin un céntimo (Jardiel, Exceso); Se largaba a estudiar canto a París sin un vintén en el bolsillo (Cortázar, Rayuela); El único sonido fue la exhalación de alivio de Carlos Alcázar, cuya vida no valía un centavo si Rafael Moncada se enteraba de que se había quedado con la mejor parte del botín (Allende, Zorro).

48.7i Es muy larga la lista de los sustantivos minimizadores que designan monedas de escaso valor, en la actualidad o en diversas etapas de la lengua. Además de los mencionados en el apartado precedente, pertenecen a ese extenso paradigma ardite, boliviano, blanca, ceutí, cobre, cornado, cuatrín, doblón, duro, libra, maravedí, perro chico (en alternancia con perra chica), peseta, peso, real y otros muchos. Es muy común que los modismos formados con sustantivos que designan monedas desaparecidas sigan vivos en el habla, como en Estoy sin blanca en España; No vale un calé (o un medio) en el Ecuador; un vintén en la Argentina o el Uruguay; una chaucha en Chile, o un cinco en Costa Rica. He aquí algunos ejemplos de este uso:

El clérigo que no yua a roma no valía vn cornado (Pulgar, Letras); Provecho quiero, que sin él no vale un cuatrín la buena fama (Cervantes, Quijote II); —¡Todo se lo lleva la ciega ofuscación de este hombre! —¡Sí, que no vale un boliviano! (Valle-Inclán, Tirano); Charo, físicamente no vale un perro chico (Delibes, Mario); A ver si ahora que no valgo un cobre la Niña Chita se casa conmigo (Morón, Gallo); Se lanzaba a esos campos con la adarga al brazo sin importarle un ardite que tomaran por esos trabajos una ruda represalia (Hora 23/1/1997); Los pobres de solemnidad no tienen ni un cinco (Salvador Hoy 21/4/1997).

Se asimilan a este mismo grupo los sustantivos que designan piezas, medidas y cantidades de valor reducido:

Para jugador de pelota no valdría un clavo (Lazarillo); Este clerigote es oro como militar; pero como hombre no vale una pieza de cobre (Galdós, Episodios); Nuestras vidas no valdrán un óbolo a partir del amanecer (Somoza, Caverna); Si le ven entrar a usted y salir con el maletín, su vida no valdrá un adarme (Mendoza, Laberinto).

48.7j Forman otro grupo numeroso de sustantivos minimizadores los que designan verduras, frutos y legumbres, como en No sabe ni papa de ese asunto o en Me importa {un pepino ~ un comino ~ un pimiento}. Los historiadores han hecho uso de estas expresiones negativas para determinar el valor que se concedía a tales alimentos en diversos períodos históricos. El uso de algunos de ellos, muy común en el español medieval y renacentista, ha desaparecido en la actualidad:

La mi guarda non vale una fava (Danza); Non dariedes por su vestidura / huna mançana madura (Egipcíaca); Non valen a tanto cuemo dos chirivias (Arcipreste Hita, Buen Amor),

pero el de otros pervive en América:

Non valdrás más por esso cuanto vale un figo (Berceo, Milagros); Lo que en sí es torpe con amor bien semeja, / tiene por noble cosa lo que non vale una arveja (Arcipreste Hita, Buen Amor); Caballo que no relincha cuando ve a la yegua, no vale una arveja (Uslar Pietri, Visita); El suelo estaba lleno de hojas amarillentas, y no se veía ni un higo (Grupo Investigaciones Agrarias, Vida).

48.7k Otra serie de expresiones minimizadoras de esta misma naturaleza han pervivido hasta hoy, tanto en el español europeo como en el americano, con las correspondientes adaptaciones semánticas:

Este país no vale un rábano, a excepción del mar (García Márquez, Otoño); Aseguró que Macedonio Fernández no valía un pimiento (Bolaño, Literatura); Era un tesoro pero… como era nuestra, no valía un cacao (Nuevo Diario [Nic.] 30/7/2000).

Como en los casos mencionados en el § 48.7g, y como ocurre con el resto de minimizadores, con valer e importar se omite a menudo la negación:

A los directivos de la Federación Mexicana de Fútbol esto les importa un cacahuate (Proceso [Méx.] 10/11/1996); Como si le importasen un comino el portero Ramón […] y cualquiera que merodeara por el Palacio (Mujica Lainez, Cisnes).

48.7l Los demás grupos de sustantivos minimizadores son menos numerosos. Algunos de ellos designan animales:

Dixo que nol preçiava quanto un gorrión (Alexandre); Una alaja tan vil que anda ya en bocas de villanos para recoger bestias. ¡Eh, sacadle de aí, que no vale un caracol! (Gracián, Criticón II);

otros se refieren a medidas o magnitudes insignificantes, como milímetro o ápice:

Regresamos a la casa y naturalmente, el vaso no se había movido un milímetro (Paso, F., Palinuro); No perdió un ápice de su suntuosa gravedad cuando se produjo el extraño fenómeno (Moix, A. M., Vals);

otros muchos, finalmente, aluden de forma general a cosas de poca importancia más difíciles de agrupar:

Han puesto a Andalucía en tal estado, que toda ella no vale una aljofifa (Galdós, Episodios); No daban una higa por ella porque pensaban que se moría (Jiménez Diego, Memorias); Llegaron a la escalofriante conclusión de que la vida no valía una puntada (García Márquez, Obra periodística); Aquello no valía una mierda (Caballero Bonald, Pájaros); Esas son danzas palaciegas y no valen una mudanza zarabandita (Mujica Lainez, Galaz); Sin ellos, su vida no valdría una brizna de paja de allí en adelante (Vázquez Montalbán, Cuarteto).

Son también sustantivos minimizadores (algunos malsonantes) carajo, cuerno, huevo, pito, pijo, pincho, pitoche y otros similares.

48.7m La mayor parte de los sustantivos minimizadores mencionados aparecen construidos con el artículo un, una. Aun así, algunos admiten variantes con numerales (como antes, restringidas geográficamente), como en Me importa tres {puñetas ~ pitos ~ cominos ~ cojones ~ pares de narices…}. Pertenecen asimismo al paradigma de locuciones verbales de polaridad negativa formadas con expresiones nominales indefinidas caber un alfiler, dar un palo al agua, ver un pijo, levantar un palmo del suelo, mover un dedo, perder un minuto, tener un pelo de tonto, tener un dedo o dos dedos de frente, o tocar un pelo (a alguien).

48.7n Se ha observado que algunos sustantivos se pueden usar como términos minimizadores sin negación previa, lo que pone de manifiesto que esa propiedad puede caracterizarlos léxicamente incluso fuera de las locuciones mencionadas. Así, la oración Un alfiler no entra por esa ranura no contiene ningún modismo; sin embargo, no se refiere necesariamente a cierto alfiler, ya que es apropiada para expresar que ningún otro objeto entraría por la ranura de la que se habla. Ello convierte la oración en casi sinónima de Ni un alfiler entra por esa ranura. Esta alternancia es posible porque entre los hispanohablantes se suele concebir el alfiler como prototipo de lo muy fino o de lo muy delgado, de forma similar a como la hormiga suele representar lo muy pequeño o lo insignificante en oraciones como A su lado me siento una hormiga. De este significado procede el uso de hormiga como sustantivo cuantificativo en el español dominicano: Me dio una hormiguita de pan (‘una cantidad muy pequeña’). Ponen de manifiesto prototipos análogos oraciones como Un perro no le hubiera sido más fiel y otras muchas secuencias similares que no contienen locuciones verbales.

48.7ñ Constituyen otro grupo numeroso de locuciones de polaridad negativa las que se forman con sustantivos sin artículo. Los verbos que admiten el mayor número de ellas son haber (haber caso, haber color, haber inconveniente, haber duda, haber manera, haber problema, haber vuelta atrás, haber vuelta de hoja) y, sobre todo, tener:

tener abuela, tener cara, tener ciencia, tener comparación, tener corazón, tener desperdicio, tener entrañas, tener hiel, tener idea (de algo), tener límites, tener nombre, tener ojos en la cara, tener pa labras (para algo), tener pelos en la lengua, tener perdón de Dios, tener pizca de gracia, tener precio, tener secretos (para alguien), tener vuelta atrás, tener vuelta de hoja.

Es incorrecto escribir No hay tu tía, grafía basada en la etimología popular, en lugar de No hay tutía o No hay más tutía (No hay tutías en el Perú), ya que la tutía o atutía es un ungüento medicinal.

48.7o Además de haber y tener, otros verbos dan lugar a un buen número de locuciones de polaridad negativa constituidas por nombres sin artículo. En la relación que sigue se recogen algunas de las más frecuentes sin especificar la distribución geográfica de cada una:

Caber: caber duda, caber opción.

Dar: dar abasto, dar golpe, dar bola (a alguien), dar crédito (a alguien), dar pie (a algo), dar pie con bola.

Decir: decir palabra.

Dejar: dejar lugar a duda, dejar títere con cabeza (también con quedar), dejar piedra sobre piedra (también con quedar).

Doler: doler prendas (a alguien), doler esfuerzos.

Encontrar: encontrar palabras (para algo).

Hacer: hacer caso (a alguien), hacer ascos (a algo), hacer maldita gracia (a alguien).

Levantar: levantar cabeza.

Pegar: pegar golpe, pegar sello, pegar (el) ojo.

Perder: perder comba, perder ripio, perder(se) detalle (de algo).

Probar: probar bocado.

Rascar: rascar bola.

Ser: ser plato de buen gusto, ser santo de la devoción (de alguien).

Soltar: soltar prenda.

Tocar: tocar pito.

Se forman con pronombres quedar otra y quedar de otra.

48.7p Otras expresiones similares a las citadas se usan también en contextos negativos, pero se diferencian de las anteriores en que pueden aparecer con normalidad en contextos positivos, por lo que no son propiamente términos de polaridad negativa: Yo creo que la cosa tiene arreglo (también tiene remedio); La enfermedad tiene cura; El asunto tiene importancia; Hay lugar para un posible acuerdo; Parece que hay forma de solucionarlo. A este grupo pertenecen también las locuciones subrayadas en los textos siguientes:

[...] Ha perdido comba y parece que se va a tener que conformar con un puesto segundón (País [Esp.] 30/12/1980); Azorín hacía ascos a la radio y Pío Baroja, en tono socarrón, la celebraba (Díaz, L., Radio); La llamada economía real había empezado a levantar cabeza a lo largo del 94 (Mundo [Esp.] 15/1/1995).

Los contextos negativos favorecen la ausencia de determinante, incluso en las construcciones no idiomáticas. Unas veces el sustantivo se construye con algún modificador, como en No compone canción que no alcance el número uno de las listas de éxitos (cf. *Compone canción que…); No lee libro sin ilustraciones (cf. *Lee libro sin ilustraciones); pero otras veces se admite sin él dentro del ámbito de algún inductor negativo, como en articular palabra, tocar balón, conocer varón. Véase sobre este punto el § 15.13d.

48.7q Son varias las expresiones que admiten usos no idiomáticos cuando se construyen sin negación (tener nombre, tener abuela, tener ciencia, tener corazón, abrir la boca); pero cambian de significación cuando se emplean en contextos negativos: Lo que has hecho no tiene nombre; No tienes corazón; ¡Qué bien habla de sí mismo; parece que no tiene abuela! (… que no tiene madre en Puerto Rico; … que es un sin abuela en zonas de Chile); Aunque lo torturen, no abrirá la boca. De forma análoga, el verbo pestañear se usa idiomáticamente en entornos negativos (Ni pestañeó; Disparó sin pestañear), en los que expresa la existencia de aplomo o serenidad en quien realiza alguna acción extrema, a menudo censurable. Cuando se construye sin negación significa ‘mover las pestañas’, por lo que pierde su valor idiomático. Se asimila a pestañear en este punto temblar(le) (a alguien) el pulso.

48.7r El adjetivo católico se agrupa con los términos de polaridad negativa en la expresión muy católico, en la que significa unas veces ‘sano’, como en el primero de los dos textos que siguen, y otras ‘correcto, ortodoxo’, como en el segundo:

Quedó molido Sancho, espantado don Quijote, aporreado el rucio y no muy católico Rocinante (Cervantes, Quijote II); Hicimos algunos comentarios, no todos muy católicos, según creo recordar (Jorquera, Chicho).

Tienen asimismo sentido idiomático en contextos negativos el citado ser manco (‘quedarse atrás en algo’) y ser de piedra (‘ser insensible a la tentación’ o ‘ser de corazón duro’).

48.7s Más amplia es la serie de modismos de polaridad negativa que se caracteriza por contener, a su vez, un indefinido negativo o bien la conjunción ni. La mayor parte de las locuciones de este grupo están restringidas a los contextos en los que aparece el adverbio no, pero algunas se admiten también en los mencionados en los § 48.7a, c:

¿Por qué voy a tener nada que envidiarle?; Apenas tenía oficio ni beneficio; Nunca pintó nada en el equipo; Tampoco es nada del otro mundo (en España, también del otro jueves).

No parecen admitir, en cambio, más que el adverbio no locuciones como no haber más cera que la que arde; no haber ‘pero’ que valga.

48.7t El grupo más numeroso de modismos de polaridad negativa que incluyen expresiones morfológicamente negativas es el constituido por fórmulas que contienen la conjunción ni. A esa extensa serie de locuciones pertenecen las siguientes, además de otras que se mencionarán en el § 48.13r:

acertar ni una (también dar ni una); dar ni clavo; dar ni golpe (también con pegar); decir ni media palabra (también ni pío, ni mu); entender ni papa (también ni jota, ni patata, ni torta); haber trampa ni cartón; hacer ni caso; ni atado/ni atada; ni borracho/ni borracha; ni de broma; ni en broma; ni en joda; ni en pedo; ni en caja de fósforos; ni loco/ni loca; ni hecho de encargo (también ni mandado (a) hacer de encargo); ni bordado; ni por asomo; ni por el forro; pegar ni con cola; poder ver ni en pintura; quedar ni rastro; saber ni jota (también ni palote, ni papa, ni media palabra); ser ni carne ni pescado; tener ni cinco; tener oficio ni beneficio; tener ni idea (también ni pajolera idea, ni pajuelera idea, ni zorra idea); tener ni para pipas.

48.7u Un grupo no muy numeroso de locuciones de polaridad negativa, algunas con alto grado de lexicalización, se forman con los adverbios menos y más:

no poder (por) menos {de ~ que} (+ infinitivo); no ser menos que (alguien o algo); No hay más cáscaras; No hay más cera que la que arde; No hay más sordo que el que no quiere oír; no haber la más mínima duda; no hacer el más mínimo (o menor) caso; no ver más allá de {mis ~ tus ~ sus…} narices; no poder más,

a veces en alternancia con otro, otra, como en «tener {otro ~ más} remedio que + infinitivo», donde se admiten también haber y quedar. Los adverbios más y menos intervienen en las locuciones ser más y ser menos, de igual modo términos de polaridad negativa: ¿Acaso vas a ser tú menos que él?

48.7v La lista siguiente muestra otras locuciones verbales, la mayor parte no mencionadas hasta ahora, que constituyen asimismo términos de polaridad negativa. Como antes, muchas de estas expresiones son de uso general, pero algunas están más restringidas geográficamente:

Abrir: abrir la boca.

Andar: andarse por las ramas, andarse con chiquitas (también … con remilgos, … tonterías, … pavadas, … vueltas, … paños calientes, … paños tibios).

Apear: apearse del burro.

Arrendar: arrendar (a alguien) la ganancia.

Atar: atar los perros con longaniza, atar las moscas por el rabo.

Bajar: bajarse del caballo (también … del burro).

Caber: caber (a alguien) el corazón en el pecho, caber (a alguien algo) en la cabeza, caber (a alguien) el alma en el cuerpo, caber en {mí ~ ti ~ sí} de gozo (también … de alegría, … satisfacción, etcétera).

Dar: dar (alguien) el brazo a torcer, dar más de {mí ~ ti ~ sí}, dar una (en el clavo).

Decir: decir ni mu, decir esta boca es mía.

Despegar: despegar la boca (también … los labios).

Doler: doler prendas (a alguien).

Estar: estar (alguien) para alegrías (también … fiestas, etc.), estar el horno para bollos, estar en {mis ~ tus ~ sus} cabales, estar para bromas (también … para tonterías, … pavadas, … chistes), estar para dar saltos de alegría, estar para muchos trotes (también … para estos trotes), estar por la labor.

Ganar: ganar para sustos.

Haber: haber por dónde agarrarlo (algo ~ a alguien) o haber por dónde cogerlo (solo en algunos países), haber para tanto, haber quien conozca (a alguien), haber quien pueda (con algo ~ con alguien), haber roto un plato.

Hacer: hacer la o con un canuto.

Ir: ir a la zaga (también irle en zaga).

Llegar: llegar la camisa al cuerpo (a alguien), llegar a la suela del zapato (a alguien) (también … de los zapatos), llegar a los talones (a alguien) o llegar a la altura del talón, llegar la sangre al río.

Llevar: llevar el apunte (a alguien).

Oír: oír un suspiro, oír el vuelo de una mosca, oír(se) una palabra más alta que otra.

Pasar: pasar los años (por alguien).

Pensar: pensarse (algo) dos veces.

Pisar: pisar la calle.

Poder: poder (alguien) con su alma, poder creer (algo), poder quejarse.

Quitar: quitar el ojo de encima (a algo ~ a alguien), quitarle la vista de encima (a algo ~ a alguien).

Saber: saber a qué (o con qué) carta quedarse, saber de la misa la media (o … la mitad).

Ser: ser para tanto.

Venir: venir (a alguien) con tonterías, … pavadas, … monsergas, … cuentos, etc.

Ver: ver tres en un burro, verle las patas a la sota, ver el pelo (a alguien), ver la hora (de hacer algo).

Volver: volver a poner los pies (en un lugar), volver la vista atrás.

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
término de polaridad negativa

 

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