Sintaxis

47 Construcciones condicionales y concesivas

47.6 Oraciones pseudocondicionales

47.6a Se suelen llamar pseudocondicionales los períodos encabezados por prótasis no hipotéticas que se usan como recurso retórico para enfatizar la verdad o la falsedad de uno de los dos miembros de una correlación, o incluso de los dos, como se muestra en estos textos:

Si tú eres Biancio en el pedir, yo soy Alexandro en el dar (Guevara, Epístolas); Si el año 1962 significa en la historia política del franquismo un cierto giro, apreciable en el cambio ministerial de dicha fecha, algo parecido puede decirse respecto de la historia de la oposición (Tusell, Historia); Si los ingleses pecaban de una fría e indiferente cortesía, los españoles eran lo opuesto (Britton, Siglo); Si Cervantes representa la cordura, la discreción, la sencillez y la humanidad más accesible, Arrabal es el artificio, el escándalo y la pirotecnia (ABC Cultural 17/5/1996); Si el mito épico constituye la sustancia de la creación dramática, debe haber una necesaria relación de filialidad entre épica y teatro (Paz, Arco).

Como se comprueba, los dos miembros del primero de los ejemplos se afirman simultáneamente sin estar unidos por una relación implicativa. Por ello, algunos autores denominan a este período biafirmativo, en cuanto que uno de los estados de cosas descrito no está en función del otro, sino que ambos se presentan como verdaderos al mismo tiempo. La mayor parte de las oraciones pseudocondicionales se construye en presente de indicativo.

47.6b Se obtiene una variante de estos períodos en las construcciones cuya prótasis se presenta como verdadera de manera retórica. El hablante introduce una afirmación irónica como si hiciera referencia a una situación real, no tanto para ser creído como para fundamentar el contenido de la apódosis que desea enfatizar: Si tú eres un hereje, yo no tengo la culpa —refunfuñó el viejo con la barba llena de vino (Baroja, Aurora). Así pues, el hablante se desentiende en la apódosis de este período pseudocondicional de cierta consecuencia indeseada que se seguiría de la prótasis.

47.6c Forman otro tipo de oración pseudocondicional las construcciones en las que las dos proposiciones del período condicional se presentan de manera implícita como falsas por un proceso de reducción al absurdo. Al construir el período de esta forma, el hablante contrapone a una afirmación que considera falsa otra que lo es aún de forma más palmaria, con el fin de realzar hiperbólicamente su falsedad. Estas condicionales son raras fuera de la lengua conversacional:

Si Córdoba es Alemania, Madrid bien será Noruega (Góngora, Epistolario); Si vosotros sois Tezcatlipocas, yo soy una piedra con alas (Aridjis, Moctezuma); Si eso es arte, yo soy físico nuclear y astronauta (Vida 15/5/2004); Si tú eres artista, yo soy Caperucita Roja (Alonso Santos, Vis a vis); Si esto es un milagro, yo soy María Guerrero (Arrabal, Arquitecto).

47.6d La interpretación irónica que se requiere en estas oraciones condicionales se obtiene de la marcada exageración que resulta al considerar la inferencia establecida. Se usan en la lengua conversacional del español europeo fórmulas como que venga Dios y lo vea o que baje Dios y lo vea, en la apódosis de oraciones análogas a estas, cuando se quiere presentar como manifiestamente falso el contenido de la prótasis:

Si eso no es confundir, que baje Dios y lo vea (Vanguardia [Esp.] 19/5/1994); ¡Hombre, si esto no es una picardía, que venga Dios y lo vea! (Trueba, Narraciones); ¡Si mi deducción no está bien hecha, que venga Dios y lo vea! (Luca Tena, Renglones).

Por oposición a las condicionales del grupo anterior, algunos gramáticos llaman binegativas a las que forman estos períodos condicionales.

47.6e No todos los gramáticos clasifican entre las construcciones pseudocondicionales los períodos formados con apódosis en las que se expresa de forma contrastiva la existencia de un grado de cierta propiedad negada en la prótasis. La apódosis suele ir introducida por los adverbios escalares al menos y por lo menos, de los que se habló anteriormente (§ 47.3n), como en Si no es un genio, al menos es un estudiante responsable. Nótese que esta oración podría parafrasearse con una fórmula adversativa (No es un genio, pero es un estudiante responsable), pero también con una concesiva (Aunque no sea un genio, es un estudiante responsable). He aquí otros ejemplos similares:

Esta, pues, que nos amenazaba tan hambrienta como larga, nos hizo tomar una resolución, si no desesperada, temeraria, por lo menos (Cervantes, Persiles); La gente no es muy sutil y respeta en secreto a los solemnes, o si no los respeta por lo menos les teme (Monterroso, Letra); Al día siguiente fue necesaria la atención perspicaz que el congreso exigía, si no para tranquilizarme por lo menos para distraerme (Mujica Lainez, Ídolos).

Los adverbios ciertamente, indudablemente, sin duda y otros similares encabezan también las apódosis de estos mismos períodos, como en Pero si le faltaba físico, indudablemente, no le faltaba corazón (Baroja, Aprendiz).

47.6f A favor de situar estos últimos períodos entre los pseudocondicionales está el hecho de que las prótasis mencionadas no introducen verdaderamente situaciones hipotéticas. La oración Si no es un genio, al menos es un estudiante responsable implica ‘Probablemente no es un genio’, por lo que esa información no se presenta como contingente ni se supedita a alguna otra cosa la veracidad de lo que luego se afirma. Apoyan también el carácter pseudocondicional de estas construcciones el que afecten a fragmentos infraoracionales en los que se contrasta simplemente la presencia de una propiedad y la ausencia de otra. Así, la expresión subrayada en el fragmento siguiente es un grupo adjetival que modifica al sustantivo relación como si fuera un solo adjetivo: Estableció una relación si no íntima por lo menos cómplice con Pepito (Cabrera Infante, Habana). Su significado está próximo al que se expresaría con la fórmula contrastiva no íntima, sino cómplice. Aun así, el carácter hipotético no se pierde por entero en estas construcciones: una paráfrasis aproximada de una relación si no íntima, al menos cómplice podría ser ‘una relación que, en el caso hipotético de que no sea íntima, posee una propiedad argumentativamente más baja: la de ser cómplice’. Recuérdese el § 47.3d.

47.6g En contra de asimilar por entero estos períodos a los pseudocondicionales, se ha sostenido también que las prótasis de algunas de estas construcciones introducen información verdaderamente hipotética. Así, en el texto siguiente se establece la relación escalar entre dos situaciones (suprimir el tabaco y dejarlo) que caracteriza los textos precedentes: Un médico me advirtió que el cigarrillo me estaba haciendo daño, y que, si no lo suprimía, debía por lo menos reducir drásticamente la ración de tabaco (Vargas Llosa, Fumando). Sin embargo, la prótasis si no lo suprimía equivale a en caso de no suprimirlo, e introduce por tanto una situación hipotética. Así pues, solo algunos de los períodos condicionales que se ajustan a la pauta Si no X, por lo menos Y pueden asimilarse en propiedad a los períodos pseudocondicionales.

47.6h Una variante de la estructura descrita en los apartados anteriores consiste en presentar en la apódosis un grado mayor, casi siempre extremo o hiperbólico, de la propiedad introducida en la prótasis, como en Si tú tienes algo de hambre, yo me comería un buey; Si tú estás algo cansado, yo estoy muerto; Si el primer problema era difícil, el segundo era mucho peor, o en los ejemplos que se citan a continuación:

Si la misma idea de nación […] resulta en nuestros días bastante relativo, la de una cultura que expresaría la esencia, la verdad anímica, metafísica, de un país, es una superchería de índole política (Vargas Llosa, Excepción); Si él es peligroso, yo soy mortal (Miralles, Dragón); Si París es asfixiante, la ciudad de México ya estaba en sus últimas cuando salí hacia finales de 1998 (Urroz, Plegarias); Si Lucero y Napoleón eran montañas alpinas, como dijo el sabio inglés, yo soy el volcán de los Andes (Alonso, Supremísimo).

47.6i La relación escalar que se expresa en estas oraciones admite paráfrasis con oraciones comparativas: Si tú tienes algo de hambre, yo tengo más: me comería un buey; Si él es peligroso, yo soy algo peor: mortal. Estas construcciones suelen emplearse en el discurso contraargumentativo. Si una persona dice Te toca colocar la ropa y otra le responde Estoy muy cansado, la primera hará bien en entender que la respuesta constituye una excusa o una negativa. Una forma de contraargumentar a su interlocutor podría ser construir la expresión Si tú estás cansado, yo lo estoy mucho más. Este uso de la construcción se basa, por consiguiente, en la estrategia de dar por sentado un hecho que el hablante considera inaceptable para construir con él un argumento de mayor peso, dirigido contra quien emitió el primero. Como en casos anteriores, se obtienen fácilmente paráfrasis con coordinadas adversativas: Asumo que estás cansado y que te cueste colocar la ropa; pero yo estoy muerta y me cuesta mucho más.

47.6j Las escalas que definen las relaciones graduales de las que se ha hablado pueden ser léxicas (Si él es capitán, yo soy comandante) o no serlo. Unas y otras se caracterizan por estar coorientadas argumentativamente. El valor hiperbólico que suele determinar muchas de las construcciones descritas en los apartados precedentes se manifiesta a través de diversos recursos analíticos, o en general retóricos. Están entre ellos la fórmula Si ya X, mucho más (o mucho menos) Y, que ilustra el primero de los textos siguientes, o Si X, ¿qué decir de Y?, que se ejemplifica en el segundo:

Si ya era peligroso, dijeron, tener entre ellos un soldado desertor, mucho más lo era tener un loco (Feinmann, Mandato); Si es escandaloso el recrudecimiento de la lucha de clases en regímenes que se llaman socialistas, ¿qué decir de la represión que en todos ellos ha desatado la oligarquía comunista, con el apoyo de la Unión Soviética? (Paz, Tiempo).

47.6k La presencia del adverbio al comienzo de la apódosis enfatiza el uso del período condicional como recurso retórico para establecer un contraste cuando la prótasis es negativa. Así, en el siguiente texto:

Si no llegó a conocer los pensamientos, deseos o secretas aspiraciones de la inofensiva Reina, pudo enterarse del celo con que dirigía los pasos de sus hijos, el interés que mostraba en su entrenamiento guerrero y las largas conversaciones que mantenía con ellos (Matute, Gudú),

no se introduce una condición (sea previa o no) para el cumplimiento de algo, ni tampoco una relación «causa–efecto», sino que se establece un contraste que se podría haber expresado a través de una coordinación adversativa o de otro recurso contrastivo similar. De hecho, la construcción pseudocondicional se caracteriza a menudo por presentar dos términos antitéticos. La oposición puede expresarse en estos casos a través de relaciones antonímicas, como en Si ayer nos reunimos para protestar, hoy lo haremos para aplaudir, pero también mediante diversos recursos sintácticos.

47.6l Como se señaló en el § 47.6e, se obtiene un efecto concesivo en muchas de estas oraciones (nótese que si equivale a si bien, locución conjuntiva concesiva). Esta interpretación concesiva surge a la vez del paralelismo y de la contraposición de contenidos que se establecen entre los dos miembros asertivos que forman la prótasis y la apódosis. El que dice Si antes vivían peleando, ahora son buenos amigos no condiciona la veracidad de la apódosis a la de la prótasis, pero presenta ambas como antitéticas. Se obtiene el mismo efecto en Si no han perdido la fe en sus instituciones —Watergate fue un ejemplo admirable—, no creen ya como antes en el destino de su nación (Paz, Tiempo).

47.6m Son asimismo pseudocondicionales las prótasis pospuestas en las que se agregan justificaciones a determinadas preguntas retóricas, como en ¿Cómo no me lo dijiste antes, si tarde o temprano me iba a enterar?, con prótasis de sentido causal (véanse los § 22.16d-f para la equivalencia entre cómo y por qué en estos contextos), o en ¿Por qué no iba a querer ir a tu casa, si habíamos quedado en eso? (Cortázar, Armas). Como se comprueba, las prótasis pospuestas de estos períodos no tienen sentido hipotético. El que pregunta ¿Para qué cambiar de coche, si está siempre en el garaje? no pide información sobre qué hacer en cierta circunstancia (es decir ‘si el coche está en el garaje’), sino que presenta el contenido de una prótasis no hipotética como justificación para formular su pregunta. Al ser esta retórica, se convierte en una negación velada y se obtiene así un significado próximo a No existe razón para cambiar de coche, ya que está siempre en el garaje, es decir, una construcción causal, en lugar de una condicional. Se obtienen paráfrasis cercanas a estas oraciones con las causales llamadas explicativas46.6), como en No veo razón para cambiar el coche, ya que siempre está en el garaje.

47.6n En las construcciones descritas en el apartado anterior, es frecuente que la conjunción si vaya reforzada en la lengua conversacional por expresiones adverbiales como total, después de todo, al final, al fin y al cabo, igual (esta última, sobre todo en las áreas rioplatense y andina, además de en Chile y en España) y otras locuciones similares. Estos marcadores se aceptan igualmente en las causales explicativas (§ 46.6). He aquí algunos ejemplos:

¿Por qué no se aprobó el padrón en la sesión del 11 de julio, si al final se terminó aprobando ayer, y también con anomalías? (País [Esp.] 1/11/1997); ¿Para qué nos hace leer este tipo de libros, de tantos pobres, de tantos problemas, si total, ellos se lo buscaron? (Avendaño / Palma, Rebelde); La Viuda de Dos le dijo que se quitara el saco, el chaleco, los pantalones, que se quitara todo si quería, qué carajo, si al fin y al cabo ellos se conocían mejor desnudos que vestidos (García Márquez, Amor); ¿Por qué razón cooperar para mantener el monopolio de la fuerza si igual podemos cooperar […] genuinamente sin él? (ABC 3/9/1993).

47.6ñ La conjunción subordinante si, al igual que aunque adversativo (§ 31.10x), puede omitirse en algunas de estas oraciones (¿Para qué voy a cambiar de coche? Total, está siempre en el garaje) o aparecer en un fragmento externo al período propiamente dicho (¿Para qué voy a cambiar de coche? Si total, está siempre en el garaje). Esta última opción se pone de manifiesto asimismo en el texto siguiente: Perdóname, dudo mucho que Dios lea literatura. ¿Para qué? Si ya lo sabe todo de antemano (Fuentes, Esto). También las causales explicativas se caracterizan por omitir a veces la conjunción, como en Guarden silencio, (que) ya es muy tarde. Se analizan en el § 46.6.

47.6o A pesar de las numerosas variedades de construcciones pseudocondicionales existentes, todas coinciden en revestir con la estructura sintáctica de una oración condicional afirmaciones o negaciones no supeditadas a que se verifique una situación. De hecho, muchas de ellas se forman con la conjunción si, pero, como se ha explicado, han perdido el sentido hipotético. Otras veces es posible reconocer la interpretación hipotética de la prótasis. Aun así, debe tenerse en cuenta que la calificación de un período condicional como pseudocondicional, en cualquiera de sus varias interpretaciones, suele ser el resultado de un proceso razonador que el oyente o el lector han de llevar a cabo en cada caso particular. Intervienen en él factores muy diversos relativos a su conocimiento de la realidad o del entorno, por lo que en muchas de estas construcciones la gramática no puede determinar en qué grado exactamente es hipotético, imaginario o virtual el estado de cosas presentado en la prótasis, o en qué medida lo es también el que la apódosis manifiesta. No es de extrañar que esta indeterminación sea característica del lenguaje poético:

Si tú eres la yegua de ámbar / yo soy el camino de sangre / Si tú eres la primer nevada / yo soy el que enciende el brasero del alba / Si tú eres la torre de la noche / yo soy el clavo ardiendo en tu frente / Si tú eres la marea matutina / yo soy el grito del primer pájaro / Si tú eres la cesta de naranjas / yo soy el cuchillo del sol / Si tú eres el altar de piedra / yo soy la mano sacrílega / Si tú eres la tierra acostada / yo soy la caña verde / Si tú eres el salto del viento / yo soy el fuego enterrado (Paz, Fuego).

 

Nueva gramática de la lengua española
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