Sintaxis

33 El sujeto

33.6 La concordancia «sujeto–verbo» (I). Distinciones básicas. Aspectos fundamentales de la concordancia de persona

33.6a Los rasgos de número y persona de los verbos conjugados constituyen el reflejo gramatical de los de su sujeto, sea este nominal o pronominal. Los pronombres personales reciben esta denominación porque poseen rasgos de persona, que se manifiestan en la concordancia: Yo [1.ª persona, singular] canto [1.ª persona, singular]; Ellas [3.ª persona, plural] cantan [3.ª persona, plural]. Los sujetos tácitos o nulos (§ 33.4 y 33.5) poseen igualmente rasgos de número y persona, como en Ø [3.ª persona, plural] estaban [3.ª persona, plural] contentas. Como se vio, también poseen rasgos de género, que permiten la concordancia con adjetivos y participios (Ø… contentas).

33.6b En el § 16.1b se explicó que las personas del discurso se distinguen de las personas gramaticales. Estas últimas son las que intervienen en la concordancia. Así, al pronombre personal usted, reducción de la forma de tratamiento vuesa merced, le corresponde la segunda persona del discurso, lo que permite agruparlo con los pronombres y vos, pero la tercera de las personas gramaticales, lo que da lugar a la concordancia que se observa en Usted [3.ª persona, singular] tiene [3.ª persona, singular] suerte. Existe mayor alternancia en la concordancia de número y persona en los pronombres no personales, como se verá en esta misma sección y en la siguiente. Los grupos nominales en singular concuerdan con el verbo en tercera persona, como en El ruiseñor [3.ª persona, singular] canta [3.ª persona, singular], pero los que designan grupos humanos pueden hacerlo también en primera o en segunda (Los estudiantes no estábamos de acuerdo), como se explicará en las páginas que siguen.

33.6c El sujeto no solo concuerda en número y persona con el verbo. Lo hace también con los morfemas que caracterizan a los verbos pronominales. Así, se reconoce el verbo pronominal levantarse en Yo me levanto muy temprano; Vosotros os levantáis muy temprano; te levantas muy temprano o Vos te levantás muy temprano, y en Ellas se levantan muy temprano. Los dos pronombres subrayados en cada una de estas oraciones concuerdan en número y persona, incluso aunque el pronombre no pueda manifestar expresamente ninguno de estos dos rasgos, como sucede con el pronombre se. Se produce también la concordancia de número y persona en Vosotras [2.ª persona, plural] deberíais [2.ª persona, plural] levantaros [2.ª persona, plural] más temprano, con perífrasis verbal.

33.6d Los pronombres reflexivos concuerdan con su antecedente en número y persona. El antecedente suele ser el sujeto de su propia oración, como en Su jefe solo habla de sí mismo, pero no sucede así en todos los casos: Tu hermana solo está contenta si le hablas de sí misma; Todo el mundo te considera fiel a ti mismo. Estas relaciones de concordancia se analizan en los § 16.4g y ss. Como se comprueba, el adjetivo mismo aporta al reflexivo tónico la información morfológica de género y número. Así pues, los rasgos gramaticales que intervienen en las relaciones de concordancia que se dan en el ejemplo propuesto son múltiples: Tu hermana [3.ª persona, singular, femenino] solo está [3.ª persona, singular] contenta [singular, femenino] si le [3.ª persona, singular] hablas de [3.ª persona, singular] misma [singular, femenino]. En los apartados a los que se remite se analizan otros casos de mayor complejidad.

33.6e La diferencia entre las personas del discurso y las personas gramaticales, recordada brevemente al comienzo de esta sección, tiene gran número de consecuencias en la concordancia. Así, los sustantivos que se refieren al hablante en la lengua familiar (servidor, menda), los grupos nominales que lo designan (el que habla, el que suscribe, el que esto firma) y la forma uno (Uno hace lo que puede; Una acaba por desesperarse ante este tipo de cosas) concuerdan con el verbo en tercera persona cuando funcionan como sujeto (§ 16.1e, f). Se subrayan los sujetos con trazo discontinuo:

—¡Ahí está lo malo! Uno hace lo que puede, mamá (Rovinski, Herencia); Un servidor no cree nada, no son más que suposiciones (Caballero Bonald, Pájaros); A Papadoc le conoce mi menda demasiado bien (Zaragoza, C., Dios); El que suscribe vivió junto a ellos, compartió sus amarguras, sus alegrías y sus inquietudes (Grupo Investigaciones Agrarias, Vida); Señora, el que os habla es el que buscáis (Bernal, Floriseo); Hace más de 10 años el que esto escribe era un simple estudiante universitario (Melo, Notas); El que esto firma tampoco se queda atrás en entusiasmo (Diario Jerez 27/1/2004).

33.6f También se emplea la tercera persona cuando el que habla se refiere a sí mismo mediante apelativos, sin excluir los que contienen un posesivo de primera persona, como mi en el primero de los dos ejemplos que se citan a continuación:

Como si está en el infierno. El hijo de mi madre no se va de aquí (Martín Vigil, Curas); Recibidla, pues, con el mismo cariño [con] que este modesto autor os la dedica (Stichomythia 1/2002).

Aun así, no es raro que en los escritos de carácter administrativo se infrinja la concordancia de persona entre sujeto y verbo. No se registran casos de discordancias tales como *El que suscribe declaro que…, pero, si se agregan incisos que separan el sujeto del verbo, la construcción deja de ser inusitada. Ello pone de manifiesto que pesa en gran medida en la elección de la primera persona la conciencia que el hablante tiene de su protagonismo:

El que suscribe, Rafael Sánchez Mazas, fundador de la Falange Española, consejero nacional, ex presidente de la Junta Política y a la sazón el falangista más antiguo de España y el de mayor jerarquía de la zona roja, declaro: […] (Cercas, Soldados).

La forma que se prefiere en estas construcciones es la que muestra el verbo en tercera persona (declara, en el último ejemplo citado).

33.6g Son más numerosas las construcciones en las que las formas pronominales o verbales discordantes aparecen en oraciones distintas. En el texto siguiente concuerda el sujeto (Manuel Olmedo) con el verbo coordinado (pide y suplica), pero el pronombre que se refiere al hablante en la subordinada es me [1.ª persona] y el verbo que aparece en la oración siguiente es espero, también en primera persona. Existen otros muchos casos similares:

Manuel Olmedo, […] siendo músiço de profesión, y teniendo los necesarios conocimientos para el desempeño de esta Santa Yglesia Metropolitana, en el instrumento de flauta […] A Vuestras Señorias pide y suplica se sirva mandar se me admita de Músico honorario de Flauta de esta Sta. Yglesia, Merced que espero de la alta justificación de Vuestras Señorias (Sas, Música).

33.6h La asimetría que se da entre la persona del discurso (2.ª en usted, ustedes) y la persona gramatical (3.ª en ese mismo pronombre) se extiende a otros muchos grupos nominales que designan formas de tratamiento, dirigidas a interlocutores distinguidos, con las que se expresa respeto o cortesía. Estos grupos nominales se ajustan a la pauta «posesivo + nombre honorífico de dignidad». En ellos, los posesivos alternan entre la tercera persona (Su Excelencia, Su Ilustrísima, Su Majestad, Su Señoría) y la segunda (Vuestra Excelencia, Vuecencia, Vuestra Ilustrísima, Vuestra Majestad, Vuestra Señoría). Todas estas expresiones admiten variantes en plural (Sus Excelencias, Vuestras Majestades, etc.) y concuerdan en tercera persona. La variación de número (singular o plural) se refleja asimismo en el verbo. Se subrayan las expresiones concordantes en los ejemplos que siguen, agrupados por pares:

Pues bien, excelentísimo señor, sabe Su Excelencia mejor que nadie cuánta paciencia aplicó a ese hostigamiento (Vázquez Montalbán, Galíndez); Aquí tienen Sus Excelencias su maleta (Salom, Vuelo); Vuestra Majestad se verá también movido a suprimir conventos cuando conozca a fondo los problemas de España (Vallejo-Nágera, Yo); Concluyen diciendo: “… y así está y estará hasta que vuestras majestades provean lo que más a su servicio convenga” (Miralles, J., Cortés); Su Señoría puede tener la seguridad de mi palabra de honor sobre las verdaderas causas que condujeron a mi presente perdición (Morón, Gallo); Dispensen sus señorías (Rossardi, Visita).

La concordancia en tercera persona de las expresiones mencionadas no se percibe solo en el verbo, sino también en los pronombres átonos y en los posesivos correspondientes, como en Puedo argumentar, si le place a su Excelencia (Ribeyro, Santiago). Véanse también sobre estos grupos nominales los § 2.6i, 16.1h, 16.6a y 18.3u.

33.6i En el español popular del occidente de Andalucía (España) se registran usos del pronombre ustedes como sujeto de verbos en 2.ª persona del plural: ¿Ustedes habéis visto lo que pasa aquí? (Muñoz Seca, Roble). También en la lengua popular de otras zonas se yuxtaponen a veces los pronombres ustedes y vosotros (siempre en este orden), como en Ustedes vosotros no lo conocéis. Los textos que reflejan esta variedad de lengua popular muestran tales combinaciones, que se recomienda evitar en los registros formales:

A usted, don Santiago, no le molesta que el muchacho ese tan desvergonzado que hay en la televisión, ese muchacho que les parodia a ustedes, se meta con ustedes vosotros sin tiento ni circunstancia ni nada (CREA oral, España).

Se perciben discordancias similares en expresiones como Dime usted, usada por Dígame usted en ciertas zonas de Extremadura (España) y en el habla rural de algunas regiones de México (Siéntate usted; Pasa usted; Llama usted). Aparece también ocasionalmente en el habla de las personas poco escolarizadas de ciertas áreas rurales del Perú, donde la construcción se emplea en cualquier forma flexionada, no solo en imperativo. La variante Usted sabéis, por Usted sabe, ha sido documentada en la comarca de la Ribera (Salamanca, España). Esta forma de concordancia y las que se mencionaron en el apartado precedente están influidas por el hecho de que usted corresponda, como se ha recordado, a la segunda persona del discurso (al igual que vosotros), aunque sus rasgos gramaticales sean de tercera persona.

33.6j Cuando la función de sujeto es desempeñada por grupos nominales en plural que designan personas (los habitantes, las madres, los docentes), la concordancia con el verbo puede establecerse en tercera persona del plural (Los habitantes de las grandes ciudades viven en un continuo ajetreo), pero también en primera y segunda persona del plural (Los habitantes de las grandes ciudades {vivimos ~ vivís} en un continuo ajetreo). Recuérdese que la forma cantáis está restringida al español europeo, descartando las islas Canarias y buena parte de Andalucía. Sobre el uso algo más amplio del pronombre vosotros, véanse los § 16.2q, r y 16.15p, q.

33.6k La primera persona del plural implica, en los contextos que se acaban de mencionar, la inclusión del hablante en el grupo designado por el sujeto. La segunda implica, paralelamente, la inclusión del oyente en ese mismo grupo. Ambas implicaciones desaparecen si la persona empleada es la tercera. Así, en Los habitantes de las grandes ciudades viven en un continuo ajetreo, no se infiere que el hablante o el oyente sea habitante de una gran ciudad, a diferencia de lo que sucede en Los habitantes de las grandes ciudades {vivimos ~ vivís} en un continuo ajetreo. Los siguientes ejemplos ilustran estas posibilidades de concordancia:

Los militares presentes estábamos con un nudo en la garganta (Olaizola, Escobar); Los guardia civiles cometemos muchos abusos, pero muchas veces no por falta de corazón sino porque nos mandan (Scorza, Tumba); Las mujeres tenemos un sexto sentido para estas cosas (Britton, Siglo); Las madres quisiéramos tener a los hijos como pollitos, siempre bajo las alas (Bain, Dolor); Los argentinos sois muy llorones, demasiado tango en el biberón, demasiado psicoanálisis, por eso te sientes así (Obligado, C., Salsa); Los yanquis progres tenéis complejos de culpa y vais por el mundo diciendo que sí a todo (Vázquez Montalbán, Galíndez).

33.6l Los grupos nominales formados por el artículo y un numeral (los dos, los cuatro), así como los formados con los cuantificadores ambos y todos, pueden concordar con el verbo en primera, segunda o tercera persona del plural cuando funcionan como sujeto: Los cuatro lo {sabíamos ~ sabíais ~ sabían}; Ambas {estábamos ~ estabais ~ estaban} bien informadas; Todos lo {vimos ~ visteis ~ vieron}. Esas distintas posibilidades de concordancia se observan en los siguientes ejemplos (como antes, recuérdese que el uso de cantáis o cantabais está restringido geográficamente):

Los dos sabemos un poco de literatura (Chase, Pavo); Los cuatro compartíamos las mismas inquietudes, sueños, confusiones (Volpi, Klingsor); Aunque sé que nadie puede ser siempre totalmente bueno, esta tarde los dos habéis sido bastante malos (Martínez Pisón, Ternura); Ambos podéis obtener lo que deseáis (Somoza, Caverna); A la media noche los cuatro estaban borrachos (Chao, Altos); Ambos estábamos nerviosos (Cuauhtémoc, Grito); Te venía diciendo que somos millones, María […] todas estamos hasta la coronilla de la inmadurez y la altanería de esos fulanos (Mendoza, M., Satanás); A cuanto veo, todos habéis venido con la misma intención (Nieva, Carroza).

Estas alternancias se extienden a las relativas semilibres (§ 44.1g), lo que da lugar a contrastes como los que {pensamos ~ pensáis ~ piensan} así, restringidos también, en lo que respecta a la segunda persona, a las variedades en las que se usa la forma cantáis. He aquí algunos ejemplos de estos contrastes:

Los que aceptamos sin miramientos aquella formación nos evitamos muchos problemas (Díez, Fulgor); Son ellas las que sostienen el mundo, mientras los hombres lo desordenamos con nuestra brutalidad histórica (García Márquez, Vivir); Eso son manías de las que vivís solas (Delgado, Mirada).

33.6m Algunos autores proponen que los grupos nominales que concuerdan con el verbo en primera o segunda persona (siempre del plural) deben analizarse como aposiciones especificativas encubiertas. Así pues, el sujeto del ejemplo citado Los militares presentes estábamos con un nudo en la garganta se analizaría como [Ø] [los militares presentes], donde Ø es un pronombre tácito o nulo con los rasgos que corresponden a nosotros: [1.ª persona, plural]. Se ha observado que este análisis no se extiende con facilidad a las construcciones analizadas en el apartado precedente. Así, junto al ejemplo citado Los cuatro compartíamos las mismas inquietudes, no se obtiene la variante *nosotros los cuatro. Tampoco se dice en español *los cuatro de nosotros (cf. ingl. the four of us; al. die Vier von uns), sino nosotros cuatro, sin artículo. Aunque algunos autores entienden que la concordancia de los grupos nominales en primera o segunda persona del plural es consecuencia de la existencia misma de sujetos tácitos o nulos, la correlación no es estricta, ya que entre las lenguas romances que admiten estos sujetos, unas aceptan dicha concordancia de persona (catalán, portugués), mientras que otras la rechazan (italiano).

33.6n La alternancia que se observa en los que {vivimos ~ viven ~ vivís} en esta ciudad desaparece si esta relativa semilibre (§ 44.1g) se usa como aposición a un pronombre. Se dice, por tanto, nosotros, los que vivimos en esta ciudad, en lugar de *nosotros, los que viven en esta ciudad. Así pues, no se da la concordancia del verbo de la relativa en tercera persona, y solo es viable la variante en la que el verbo reproduce los rasgos del pronombre personal. Se obtiene el mismo resultado en las copulativas enfáticas o de relieve: Nosotros somos los que {vivimos ~ *viven} en esta ciudad. Así pues, los verbos que aparecen subrayados en los ejemplos que siguen se construyen en primera o segunda persona de plural, y no podrían pasarse a la tercera:

Los años sesenta fueron para nosotros, los que habíamos vivido de una u otra manera la violencia […], el comienzo de una hermosa ilusión (Alape, Paz); Más allá de todas las faltas, nosotros, los que ya pasamos los cuarenta, tenemos un mérito, les hemos dado a nuestros hijos algo novedoso (Bucay, Camino); Seréis vosotros quienes os levantaréis los primeros, quienes traeréis los alimentos (Sierra, M., Paraíso); ¿Fuisteis vosotros los que incendiasteis el campamento realista? (Amestoy, Doña Elvira); Quienes debemos cambiar somos nosotros mismos (Puerta, Astrología); Al final los que salís perdiendo siempre sois vosotros (Ortiz, L., Luz).

33.6ñ No se ha proporcionado en los estudios sobre las construcciones tratadas en los apartados anteriores una explicación unánimemente aceptada de las diferentes posibilidades de concordancia que muestran los pronombres personales de primera y de segunda persona cuando aparecen en singular y en plural. Parece que la tercera persona del plural no admite que todos los miembros del conjunto de individuos por ella representado se identifiquen con los individuos denotados por los pronombres nosotros y vosotros. En cambio, cuando se da una relación partitiva entre estos pronombres y la tercera persona, se admite con mayor facilidad esa interpretación. Así, si se dice Entre los que esperaban el equipaje estábamos nosotros, no se obtiene una relación de correferencia, sino de inclusión, ya que el número de los que esperan es mayor que el representado por el pronombre nosotros. También se admite la tercera persona cuando el relativo aparece precedido del superlativo léxico único: Éramos los únicos que no trataban de halagarlo (Borges, Libro). En este último caso se da una relación partitiva implícita, ya que la relativa funciona como coda de la construcción superlativa. Sobre la naturaleza partitiva de estos complementos, véase el 45.13w. Sobre otros aspectos de la concordancia en las construcciones partitivas, véase el § 33.9.

33.6o Como se señala en el § 44.1b, los pronombres relativos no poseen rasgos de persona, pero reproducen los de su antecedente, tal como se observa en los siguientes ejemplos:

No quiero que a Violeta le suceda nada de lo que me ha sucedido a , que he sido siempre un excluido, o a ti, que debiste soportar ser hija de una empleada doméstica (Serrano, M., Vida); Lo haré por ustedes, que fueron unos padres ejemplares, pero por ti especialmente, que fuiste mi héroe, mi inspiración, y que todavía vives acá, en mi corazón (Bayly, Mujer); No podemos quedarnos de brazos cruzados, ya que la gente necesita de nosotros, que somos el presente (Diario Yucatán 9/9/1996); No sé vos, que también sos inteligente, para qué te vas a meter en terapia (Futoransky, Pe); Felices vosotros, que estáis libres de estas miserias… (Buero, Trampas).

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
concordancia, persona

 

Nueva gramática de la lengua española
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