Sintaxis

40 Las funciones informativas

40.11 Copulativas enfáticas o de relieve (II). Efectos sintácticos de contagio o conectividad

40.11a En la sección anterior se explicó que las copulativas enfáticas de relativo constituyen giros o perífrasis establecidos a partir de secuencias más simples. Se suelen llamar efectos de contagio o de conectividad las propiedades sintácticas de las copulativas enfáticas de relativo que ponen de manifiesto la estrecha relación que estas oraciones mantienen con sus respectivas variantes no perifrásticas. Entre los efectos de contagio más comunes cabe destacar los seis siguientes:

1. La variación de persona en el verbo de la oración de relativo

2. La variación en la concordancia de los pronombres reflexivos contenidos en la relativa

3. El tiempo verbal de la cópula

4. La ausencia de determinante en el segmento focal

5. La preposición a del objeto directo

6. Indefinidos negativos en el segmento focal

40.11b El primero de estos efectos es la variación de persona en el verbo de la oración de relativo. Así, los rasgos de primera persona del verbo llamé en la oración [Quien llamé] fui yo deberían corresponder a su sujeto, dentro del segmento acotado. Sin embargo, el sujeto (quien) posee rasgos de tercera persona, de modo que llamé presenta los rasgos de primera persona inducidos por el foco de la construcción (el pronombre yo) o —como se dice habitualmente— se contagia de ellos como si la construcción fuera no perifrástica (Yo llamé). En los apartados siguientes se analizarán este y otros efectos de contagio que se obtienen en las construcciones de relieve por influencia de sus respectivas variantes no perifrásticas.

40.11c El verbo ser de las copulativas enfáticas de relativo concuerda con el segmento referencial (casi siempre el foco, como se ha explicado) en número y persona, como en Soy yo el que llamó; Fuiste la que se equivocó; Eran ellos los que iban a encargarse, o en los ejemplos siguientes:

Soy yo el que da la nota, con mi traje cruzado y mi corbata de Mila Schön, extraña mezcla de ejecutivo y pantera (Barnatán, Frente); ¿Eres el que arrastra los pies como pétalos de piedra sobre las alfombras? (Parra, King Kong); Es ella [=‘esa relación’] la que permite, digamos, fundamentar o justificar una educación valorativa (Fabelo, Valores).

Estas oraciones muestran, además, que el verbo de la relativa aparece en tercera persona porque ese es el rasgo que presenta el relativo complejo: el que, la que, etc. Así, pues, en La nueva profesora es quien se hará cargo del curso de Biología, el relativo quien [3.ª persona] concuerda con hará [3.ª persona].

40.11d Se explica en el § 33.6o que en la lengua conversacional es frecuente que sea el verbo de la relativa el que copie o reproduzca la información de persona correspondiente al segmento referencial, por lo que se dice a veces Soy yo el que llamé, en lugar de Soy yo el que llamó. Así pues, tal como se ha señalado, el efecto de contagio consiste en reproducir en el verbo contenido en la oración de relativo rasgos gramaticales que no corresponden a su sujeto, sino al segmento referencial que constituye el foco de la construcción. He aquí otras muestras de este efecto:

Soy el que voy a verlos (Barnet, Gallego); Fui yo el que contesté precipitadamente (Fernán Gómez, Viaje); Eras tú el que estabas allí abajo, en tu estudio, como siempre, tendido sobre la cama (García Morales, Sur); ¿Cómo demonios iba a pensar que eras tú el que estabas allí con aquellas brujas? (Díez, Fuente); No necesitamos convencer a nadie. Eres tú el que tendrás que justificarte (Mendizábal, Cumpleaños).

40.11e Cuando la relativa sin antecedente aparece en posición inicial, se admiten más fácilmente las dos opciones: La que {llamé ~ llamó} fui yo; El que no {voy ~ va} a ir soy yo; pero se considera preferible la variante que no muestra el efecto de contagio: La que llamó fui yo. Esta pauta se documenta ampliamente en los textos, y ya se registraba en la lengua clásica: Yo, Dorotea, soy el que me hallé presente a las sinrazones de don Fernando (Cervantes, Quijote I). Los efectos de contagio relativos a los rasgos de persona que muestra el verbo de la relativa pueden también depender de los rasgos de los pronombres posesivos. No se produce efecto de contagio en El que lleva a su hijo a la guardería soy yo, no tú, donde el que lleva alterna con la persona que lleva. El foco de la oración aparece en primera persona (yo), pero el posesivo su es aquí reflexivo, de forma que lleva concuerda con el que y con su, no con yo. Si se dijera El que llevo a su hijo a la guardería soy yo, no tú, se obtendría el efecto de contagio descrito; el pronombre su ya no sería reflexivo, y llevo mostraría los rasgos del foco, en lugar de los del relativo. Los posesivos reflexivos que se mencionan se interpretan como variables ligadas, al igual que otros posesivos que se analizan en el § 18.6m.

40.11f Cuando el segmento referencial de la expresión perifrástica es un pronombre de primera o segunda persona de plural, impone sus rasgos al relativo complejo, y por tanto al verbo de la relativa, como en el texto siguiente: ¿Te acuerdas de que […] un día hicimos tanto barullo que la dueña mandó al bañero a que nos corriera y fuimos nosotros los que lo hicimos correr a él, echándole piedras? (Ibargüengoitia, Crímenes). Son anómalas las opciones que no muestran el mismo rasgo de persona en los tres segmentos. Resultan muy infrecuentes en los textos las variantes Fueron nosotros los que hicimos… o Fuimos nosotros los que hicieron…, que se recomienda evitar. Las relativas libres construidas con relativos en plural que aparecen en otras oraciones admiten, en cambio, variación de persona en el verbo, como en Dice que no está de acuerdo con los que {piensan ~ pensamos ~ pensáis} de esa manera33.6).

40.11g A pesar de que la pauta que se acaba de describir es firme, los posesivos reflexivos pueden alterarla, como en las construcciones examinadas en el apartado precedente. Es mayoritaria, en efecto, la primera de las dos opciones que aparecen en Los que {llamamos ~ llamaron} ayer fuimos nosotros. Tal como se ha explicado, se prefiere esta variante a la segunda, solo documentada ocasionalmente. En cambio, la tercera persona llevan no se rechaza en Los que {llevamos ~ llevan} a sus hijos a la guardería somos nosotros, por influencia, como antes, del posesivo reflexivo sus. Como la distinción morfológica entre la segunda y la tercera persona del plural solo se da en el español europeo (lleváis ~ llevan), no se extienden estos contrastes al americano si es la segunda persona del plural la que se ve afectada: Los que {lleváis ~ llevan} a sus hijos a la guardería sois vosotros. Así pues, llevan y sus concuerdan en número y persona cuando el posesivo es reflexivo. Como es lógico, los posesivos de segunda persona del plural solo pueden ser reflexivos si el verbo muestra estos mismos rasgos: Los que {lleváis ~ *llevan} a vuestros hijos a la guardería sois vosotros.

40.11h Como se ha explicado, los focos de primera y segunda persona imponen sus rasgos de número y persona al verbo de las copulativas enfáticas. En el resto de los casos, el verbo aparece en tercera persona. Si el relativo y el foco concuerdan en número, también lo hace el verbo con ellos, como en Eran estos papeles los que me hacían más falta; Es más dinero lo que tenemos que pedirle. En las demás oraciones, el verbo copulativo suele aparecer en singular (Es los jueves por la tarde cuando no hay clase), pero se registra ocasionalmente la variante en plural, que se considera menos recomendable: Sin embargo, son los domingos cuando esas emociones palpitan a plenitud, como para reclamar su inscripción histórica en un diario digno de usted (Nuevo Herald 11/1/1998). Los relativos complejos formados con artículos neutros facilitan la alternancia entre el singular y el plural en el verbo ser si el foco de la oración está en plural. Se prefiere la primera opción en Estos discos {es ~ son} lo que compré. La alternancia es más frecuente en la variante Estos discos {es ~ son} lo único que compré. Cabe pensar que la fluctuación se debe a que lo único que compré puede interpretarse como un grupo nominal o pronominal neutro (como lo sería lo mejor) o bien como una relativa libre en una copulativa de relieve. Los grupos pronominales neutros favorecen las alternancias de número en la concordancia de los atributos, como se explica en los § 33.10f y ss. y 37.6k.

40.11i El segundo efecto de contagio que se mencionó en el § 40.11a es la variación en la concordancia de los pronombres reflexivos. Concuerdan en tercera persona, tal como es de esperar, los pronombres subrayados en Eres tú el que habla siempre de mismo, ya que el segundo es reflexivo y el primero es su antecedente. No lo hacen, en cambio, en la variante, propia de la lengua coloquial, Eres tú el que hablas siempre de ti mismo. Ello no implica que ti deje de ser reflexivo, sino más bien que el rasgo de segunda persona que muestra el foco () se contagia desde la variante no perifrástica.

40.11j El tiempo del verbo copulativo constituye, como se indicó en el § 40.11a, otro de los efectos de contagio que se producen en las copulativas de relieve formadas con relativos. Se explicó en el capítulo 23 que el tiempo es una categoría deíctica. Así, el uso de fue en la oración Esta fue su casa indica que la situación descrita ha dejado de ser cierta en el momento de la emisión, lo que significa que la casa que se menciona ya no pertenece a la persona de la que se está hablando. El que dice Esta es su casa expresa, por el contrario, que la situación descrita es verdadera en el instante en que habla. Esta propiedad, casi definitoria, del tiempo verbal queda en suspenso en las copulativas enfáticas de relativo, lo que ocurre como consecuencia de su naturaleza metalingüística. No existe, pues, diferencia de significado entre las dos variantes de En esta casa {fue ~ es} donde murió. El tiempo del verbo ser en la primera de ellas está asimilado al de la oración subordinada (murió), por lo que entra en concordancia con él y pierde así su significado propio. He aquí otros ejemplos similares:

En Madrid fue donde conocí personalmente al teniente coronel (Olaizola, Escobar); En ese departamento fue donde me dio la pulmonía (Bryce Echenique, Martín Romaña); En lo alto de Foncebadón fue donde descubrió Martín que la santa Iglesia estaba celebrando su cuaresma (Torbado, Peregrino); En aquella reunión fue donde tocaron por primera vez juntos (Évora, T., Orígenes).

40.11k Cuando se describe una situación futura, la relativa contagia el futuro a la cópula y esta, a su vez, puede inducir el subjuntivo en la subordinada: Allí será donde lo entierren equivale, por tanto, a Allí será donde lo enterrarán, y también a Allí es donde lo enterrarán. Alternan igualmente Eso será lo que haré, Eso será lo que haga y Eso es lo que haré, con ligeras diferencias de énfasis. Se presentan seguidamente algunos testimonios de estas alternancias:

Si lo perdimos en Hiroshima o en Auschwitz, dice, allí será donde lo reencontremos (ABC 7/5/1997); Allí, y no en otro lugar, será donde habrá de adueñarse, por un rato, claro, de una mujer, una hembra hecha y derecha (Chávez, Batallador); En las comisiones será donde se apoyen las temáticas de nuevo rumbo (Salvador Hoy 1/4/1997); Esa debilidad será lo que la cintura del seleccionado costarricense tratará de aprovechar para controlar más tiempo el balón (Nación [C. Rica] 6/10/2000); Ahí sabré la verdad y eso será lo que informe al mundo entero (Candelaria, Días).

Obsérvese que tampoco el verbo ser que aparece en presente en la oración Dos y dos son cuatro se refiere exactamente al momento en que se habla (§ 23.5c, m). Algunos gramáticos han asimilado el papel del verbo ser en las copulativas enfáticas de relativo al signo de igualdad (=) de las ecuaciones. La analogía pretende reflejar la idea de que en ambos casos se establece la equivalencia que se reconoce entre los dos componentes de una relación de identidad, sin vincularla con el momento preciso en que se enuncia.

40.11l Los sustantivos sin determinante ni modificador proporcionan el cuarto de los efectos señalados en el § 40.11a. Estos grupos nominales no pueden ser sujetos preverbales en español, como se hace notar en los § 15.12a-l, y tampoco aparecen en posición preverbal, salvo en algunos casos de énfasis. Junto a Desgracias vendrán que nos harán llorar (Chacón, Voz), no se dice *Desgracias son inevitables. Obsérvese ahora que, a la vez que resulta agramatical la oración *Tranquilidad es necesaria, es enteramente natural la variante Tranquilidad es lo que necesito. A la misma pauta pertenece la cita siguiente: “Este es un trabajo de tiempo completo y tiempo es lo que no tengo”, dijo la ex estrella del fútbol alemán (Tiempo [Col.] 13/2/1997). La oración que se subraya contrasta marcadamente con *Tiempo es valioso, y con otras muchas oraciones copulativas no perifrásticas que se podrían construir. Interesa especialmente resaltar que el complemento directo de necesito en Tranquilidad es lo que necesito no es tranquilidad, sino lo que (o solo que, en algunos análisis: § 22.4i y ss.). Así pues, no puede asimilarse esta secuencia a las construcciones enfáticas en las que se antepone el complemento directo sin artículo (Café tomaría yo; Tranquilidad necesito, no otra cosa). Esta es la razón por la que la ausencia de artículo en el foco de estas construcciones se interpreta como otro de los efectos de contagio de la variante no perifrástica de la construcción: Necesito tranquilidad.

40.11m El quinto de los efectos de contagio que se mencionaron en el § 40.11a es la preposición a del objeto directo. En la lengua conversacional son frecuentes expresiones como Lo (único) que vi fue a Clara saliendo de la farmacia. En esta oración aparece la preposición a ante el segmento Clara saliendo de la farmacia. Sin embargo, esta expresión no es el complemento directo de vi, ya que esta función corresponde al pronombre que o al relativo compuesto lo (único) que. Así pues, la preposición a delante del foco aparece como otro efecto de contagio, es decir, por analogía con la oración no perifrástica Vi a Clara saliendo de la farmacia. El mismo efecto de contagio o conectividad se ilustra en los siguientes ejemplos:

Lo que recuerdo es a la atroz Valquiria uniéndose a Julieta y haciendo las dos un dúo de contralto y soprano contra mis argumentos contra natura […] (Cabrera Infante, Habana); Lo que aspiro es a que no se dé contratos a empresas extranjeras que incumplan con los requisitos […] (Blanco y Negro 2/11/1997); Lo que han tenido que sacrificar es a alguno de sus candidatos en la difícil batalla de las listas […] (Álvarez Álvarez, España).

40.11n Los indefinidos negativos proporcionan el sexto de los efectos de contagio o conectividad que se mencionaron en el § 40.11a. Las palabras negativas posverbales exigen alguna negación preverbal que las induzca en el interior de su propia oración, como en No necesitamos ninguna enciclopedia nueva48.7), o bien desde otra oración, a través de un verbo en subjuntivo, como en No recuerdo que me dijera nada de ese asunto. Salvo en estos últimos casos, el inductor ejerce su función sintáctica en la misma oración que el indefinido inducido. Así pues, el rechazo del indefinido nadie en el par siguiente no se debe a que no esté precedido de alguna negación, sino a que el efecto de la negación que lo precede no alcanza la oración principal, en la que se encuentra nadie: Lo que no eligieron fue adquirido por {*nadie ~ alguien}. Repárese ahora en que, dados estos supuestos, deberían ser anómalas oraciones como Lo que no necesitamos es ninguna enciclopedia nueva; Lo que no pienso darte es ninguna ventaja; Lo que no quiero es ningún favor tuyo, y otras muchas similares, que se registran frecuentemente en el habla coloquial. A esta misma pauta corresponden los fragmentos siguientes:

Lo que no tenemos es ningún tipo de apoyo económico para la filial […] (Nuevo Día [Arg.] 28/7/2009); Por fortuna, lo que no hay es ningún autocar de lujo con su indeseada carga, ya que eso habría perturbado gravemente el apacible paisaje local (Silva, L., Rif); —Qué antipático eres, hijo mío. —Así lo que no hacemos es nada (Sánchez Ferlosio, Jarama).

En estas oraciones el adverbio no ejerce su papel de inductor negativo desde dentro de la relativa. Aun así, se usan en el registro coloquial porque se obtiene en ellas el contagio o efecto a distancia de la negación como si perteneciera a la oración principal: No tenemos ningún tipo de apoyo económico.

40.11ñ Aunque los efectos de contagio son numerosos, también están limitados y —de hecho— no se extienden a otras muchas construcciones a las que, en principio, podría pensarse que se transmitirían. No se contagia, por ejemplo, en estas oraciones la interpretación semántica de los cuantificadores que están bajo el ámbito o el efecto de la negación (estas nociones se explican en el § 20.9c). Así, no … muchos se puede interpretar como ‘pocos’ en No acudieron muchos invitados ilustres (en este sentido, la oración equivaldría a Acudieron pocos invitados ilustres). Sin embargo, esta interpretación —posible, aunque no forzosa— no se extiende a Quienes no acudieron fueron muchos invitados ilustres, en la que muchos no se interpreta bajo el ámbito de no. Como se ve, solo algunas propiedades sintácticas de las oraciones no perifrásticas se contagian o se transmiten a las copulativas enfáticas de relativo.

 

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