Sintaxis

35 El complemento indirecto

35.8 Alternancias del complemento indirecto con el sujeto y el complemento directo

35.8a Es posible que el complemento indirecto sea el único argumento de un predicado, como en Nos llovió desde la hora del matrimonio y los siete días que estuvimos en Viña (Grupo Investigaciones Agrarias, Vida). Este uso de nos se suele interpretar como dativo de interés, puesto que designa la persona a quien beneficia o perjudica la acción de llover. No obstante, algunos autores lo interpretan como dativo argumental, puesto que puede alternar con los que expresan ubicación (§ 35.7c): Llovió sobre nosotros ~ Nos llovió. Los esquemas más habituales en los que intervienen complementos indirectos son los siguientes:

«sujeto +complemento indirecto»: Ahora le aterra moverse (Martínez, Perón).

«sujeto +complemento directo +complemento indirecto»: El otro le reprochó su incredulidad (García, A., Mundo).

«sujeto + complemento indirecto + complemento de régimen»: No le habló de operar (Sampedro, Sonrisa).

«sujeto + complemento indirecto + atributo»: Yo a usted le he sido fiel desde el principio hasta el fin (Herrera Luque, Casa).

Como en otros muchos casos, la distribución y la interpretación de las funciones sintácticas depende de la estructura argumental de los predicados. En los apartados que siguen se analizarán algunas alternancias que se dan entre el complemento indirecto y el sujeto o el complemento directo.

35.8b Son muchos los verbos transitivos que admiten variantes intransitivas con complemento indirecto. Predominan entre ellos los verbos pronominales acompañados de dativos de interés y simpatéticos en construcciones en las que la presencia del dativo es marca de involuntariedad. Se obtienen así alternancias como Cerró la puerta ~ Se le cerró la puerta; Perdí la billetera ~ Se me perdió la billetera, o Rompí el vaso ~ Se me rompió el vaso. Se muestran seguidamente algunos ejemplos de ellas:

Cerrar: Cerré la puerta del dormitorio (Kociancich, Maravilla); Había puesto la cartera atrancando la puerta para que no se me cerrara (Beccaria, Luna).

Perder: Me viene a la memoria que perdí una copia de la tragedia (Signes, Darwin); Cuando se me pierde un pañuelo, […] (Umbral, Mortal).

Romper: Carmela rompió los cristales traseros con su revólver (Madrid, J., Flores); Me acuerdo que se me rompieron los pantalones (Polimeni, Luca).

35.8c Como se ve, el complemento directo de la primera oración de cada par de la serie anterior corresponde al sujeto de la segunda. El complemento indirecto designa en estos casos la persona afectada por un proceso que se origina en las cosas mismas, lo que produce el efecto de ausencia de control o de falta de responsabilidad: Se me rompió el pantalón. El verbo olvidar(se) da lugar a la misma alternancia, que es triple en este caso: Olvidé decírselo ~ Me olvidé de decírselo ~ Se me olvidó decírselo. El dativo que aparece en la tercera variante es propiamente argumental, ya que designa al que experimenta el olvido (§ 35.5n):

Olvidé la mentira que iba a infligirles (Kociancich, Maravilla); No me olvido de ese día (Tiempos 21/7/2000); Por la preocupación se me olvidó preguntarle al Difunto por sus vacaciones en La Costa (Vallejo, F., Virgen).

Sobre otros aspectos de esta construcción, así como sobre complementos indirectos con los verbos ocurrir y antojar, véase el § 35.2ñ.

35.8d La elección de los pronombres átonos está sujeta en español a considerable variación dialectal, como se explica en los § 16.8-10. Sin tener ahora en cuenta las diferencias geográficas que allí se mencionan, es posible aislar algunos casos en los que se elige una u otra opción en la lengua común, a menudo con diferencias de significado. A pesar de que la clase semántica a la que el verbo pertenece determina en gran medida la selección del complemento indirecto, como se vio en los § 35.5d y ss. y 35.6c, existen no pocas particularidades léxicas. Así, el verbo mentir se construye con complemento indirecto (Le mintió), mientras que engañar lo hace con complemento directo (Lo/La engañó). La misma diferencia existe entre otros verbos como disparar y tirotear.

35.8e Son numerosos los verbos que seleccionan complemento directo cuando denotan acciones que se realizan sobre las cosas o las personas, y complemento indirecto cuando se refieren a procesos diversos que las afectan. Los diccionarios suelen reflejar todas estas diferencias. Las acepciones de los verbos que se ilustran a continuación no son las únicas que poseen, sino las que interesan aquí para ilustrar los contrastes que se indican. No se tienen en cuenta en este cuadro los usos leístas (§ 16.8c-k y 16.9):

verbo régimen paráfrasis ejemplo
esperar con complemento directo ‘aguardar a que algo o alguien llegue, confiar en ello’ Esperamos al señor ministro
con complemento indirecto ‘resultarle a alguien próxima o inevitable alguna cosa’ Les espera un día difícil
alcanzar con complemento directo ‘llegar hasta algo o alguien’ La policía lo alcanzó
con complemento indirecto ‘resultar a alguien suficiente’ No le alcanzaba el dinero
jurar con complemento directo ‘reconocer algo con juramento’ jurar la bandera
con complemento directo e indirecto‘afirmar algo a alguien con solemnidad’ Te lo juro por nuestros hijos
servircon complemento directo ‘estar al servicio de algo o de alguien’ servir a la patria, a la comunidad, a un marqués
con complemento indirecto ‘ser útil a alguien’ Este lápiz no me sirve
con complemento directo e indirecto ‘traer o repartir alimentos’Nos sirvieron el desayuno
satisfacer con complemento directo ‘cumplir, saldar algo’ satisfacer una deuda
con complemento directo ‘contentar, agradar, dar o indirecto satisfacción a alguien’ para satisfacer a sus superiores

En los ejemplos que siguen se ilustran todos estos usos en el mismo orden en que se presentan:

Lisardo le preguntó que quién la esperaba (Sánchez Espeso, Alas); Sin duda, a esta mujer le espera una corta vida (Calle Capilla, Viaje); Una enfermera la alcanzó, le echó un toallón encima y la secó (Luca Tena, Renglones); Con eso le alcanza y le sobra para seguir soñando (Nueva Provincia 6/10/1997); El rey restaurado rehusó jurar la Constitución de Cádiz (Fuentes, Espejo); El gran pintor le jura a la prensa que él ha enviado dinero todos estos años para su mujer y su hija (Serrano, M., Corazón); Sirvió a su ciudad en el municipio como concejal (Salvador Lara, Historia); Sus acuarelas, sus escuálidas acuarelas, como él les llama, Jacinto, no le sirvieron de nada (Bain, Dolor); Papá me sirvió un poco de licor, apenas una gota para que me mojara los labios (Montero, M., Capitán); Buscaron nuevos caminos para satisfacer la sed de ese Dios inalcanzable (Jodorowsky, Pájaro); A usted le satisface una hora; para mí es un seguro en la eternidad (Gasulla, Culminación).

Existen otros muchos pares semejantes en los que se manifiestan diferencias de significado.

35.8f El cambio de sentido es más leve, pero a la vez más sistemático, en las alternancias que muestran los verbos de afección, a los que se hizo referencia en los § 35.1k y 35.4m. Muchos de ellos se construyen con complemento directo cuando se trata de acciones, a menudo intencionadas, que se realizan sobre alguna persona:

Ayacíhuatl es como mi hermana. Y quien la ofende a ella, me ofende a mí (Calvo, Román Castillo); Cuando tenga su respuesta, la desanima totalmente y le dice que deje de perder el tiempo (Vázquez Montalbán, Galíndez); Estos u otros pensamientos semejantes debieron pasar aquella noche por la mente de doña Federica al dejar la cena del hijo que más la preocupaba (Chávez, Batallador); Una sabía cantar en guitarra y la entusiasmamos (Grupo Investigaciones Agrarias, Vida).

35.8g Estos mismos verbos se construyen con frecuencia con complemento indirecto cuando denotan procesos que tienen lugar en el individuo como consecuencia de algún factor externo. El sujeto no designa propiamente el agente en tales casos, sino más bien la causa de ese proceso o su desencadenante. Así, se elige el acusativo en Él se acerca sigilosamente. Trae una vara en la mano. Cuando está muy cerca de ella la asusta (González, Provisiones), pero el dativo en Krugger me pregunta si a mi madre le asusta la idea de morir (Tomeo, Amado). He aquí otros usos del dativo que se ajustan a este significado:

Esa cuestión genérica parece afectar aún peor a los hombres, pero a nadie le ofende (País [Ur.] 17/7/2001); Cada vez que se regulan estos aspectos, se les da un tono que a mucha gente le desanima (País [Esp.] 1/2/1987); Añadió que la baja registrada en la última encuesta no le preocupa (Salvador Hoy 19/6/1996); Vive alejado del mundo, no le entusiasma acudir a los festivales (País [Esp.] 4/10/1997).

35.8h A pesar de que estas tendencias generales se consideran correctas, se ha observado repetidamente que los verbos de afección vacilan en su régimen en el segundo de los dos sentidos descritos, no tanto en el primero: A Rafaela {le ~ la} ofendió lo que dijo un compañero; A tu hermana {le ~ la} desanimó el que le pusieran tantas trabas. Se obtienen pares similares con aburrir, atraer, fascinar o preocupar, entre otros muchos verbos. Tales diferencias responden unas veces a factores geográficos y otras a causas semánticas. Si son factores geográficos, estas alternancias serán esperables en mayor proporción en las áreas leístas (§ 16.8i, j). En cambio, si son factores semánticos, los mismos hablantes (en particular, los no leístas) podrán elegir un régimen u otro en contextos diferentes y con posibles cambios de significado. Así, en Su amiga no la convenció se habla de convencimiento más que de convicción, al contrario de lo que sucede en A Rosa no le convencía esa chica. En el primer caso se pone de relieve, pues, la acción de alguna persona sobre otra, mientras que en el segundo se expresa la ausencia de un proceso interno —cercano a la complacencia— que no ha de estar motivado necesariamente por una acción externa. Véanse también, en relación con este punto, los § 34.4k y 34.10c.

35.8i Son numerosos los verbos transitivos que, sin cambiar de significado, admiten una variante sintáctica en la que el complemento directo pasa a ser indirecto, de forma que su lugar lo ocupa algún otro complemento directo que se introduce en la oración. Así, el pronombre alguien ejerce la función de complemento directo en enviar a alguien a algún sitio, pero desempeña la de indirecto en enviar a alguien una carta. Se observa la misma diferencia en otros muchos verbos. Así, aparecen complementos directos de persona en los ejemplos siguientes:

Si la separación de los ojos era considerable, lo evitaba como a la peste (Allende, Ciudad); La muchacha contó su historia y el cura la perdonó como si la hubiera confesado. Desde entonces nació entre ellos una gran amistad (Herrera Luque, Casa).

Los mismos verbos se construyen con complemento directo de cosa y complemento indirecto de persona en estos otros textos:

El ministro no tuvo a bien asesorarse por un arqueólogo, quien le evitara el bochorno de referirse al tesoro recuperado con monosílabos y adjetivos vacíos (Prensa Libre 26/6/1996); El padre nunca le perdonó al hijo que permaneciera fiel a la República prestando sus servicios en el Hospital de Sangre de Chamartín (Chacón, Voz).

Pueden verse otros casos similares en los § 33.7h y ss.

35.8j Presentan una alternancia similar un gran número de verbos cuyo complemento directo designa, en una variante, el individuo en quien recae la acción, y en la otra, algo material o inmaterial que se le atribuye. En efecto, el objeto directo del verbo aplaudir es un pronombre que designa presumiblemente a cierto varón en la primera de estas dos oraciones. El complemento directo de la segunda es, en cambio, el esfuerzo, grupo nominal cuyo contenido se atribuye al referente de le. No cambia, en lo fundamental, el significado del verbo aplaudir:

En Tokio lo habían aplaudido veintiséis minutos por reloj (Lynch, Dedos); Los más agradecidos le aplaudieron el esfuerzo. Los más, a secas, le apremiaban para que matara de una vez (ABC 10/9/1997).

Se extiende esta pauta a otros muchos verbos. Se mencionan a continuación solo unos pocos de los que pertenecen a ese extenso paradigma:

Conocer: Esa la conozco yo de algo (Vázquez, Á., Juanita Narboni); Yo le conozco sus inclinaciones a mi compadrito del alma (Mojarro, Yo).

Criticar: Delante de Wilson es verdad que no la criticaban, pero sí por detrás (Vergés, Cenizas); Constantemente le criticaba su falta de ambición (Esquivel, Deseo).

Curar: Mi hija está enferma. Si no la curas, muere (Pinto, Despertar); Ella te trajo aquí cuando vino a que yo le curara su mal (Argüelles, Letanías).

Entender: Abnel se dio cuenta de que a Marina no le importaba un bledo si él la escuchaba, si él
la quería, si él la entendía (Santos Febres, Pez); Nadie le entendió los extraños movimientos (Obando, Paraíso).

Lavar: En la cocina quedó Rosa en manos del ayudante, que la lavó con una esponja, quitándo
le las manchas de sangre (Allende, Casa)); El agua verde clara le lava ahora el rostro sereno (Monegal, Jardín).

Cabe agregar alabar, consultar, contagiar o excusar, entre otros muchos verbos.

35.8k La relación entre objeto directo e indirecto en muchos de estos casos es característica de los dativos simpatéticos. En efecto, numerosos verbos admiten en la segunda variante (como se vio en el apartado anterior) complementos directos de cosa que se refieren a una parte del cuerpo de la persona o al animal designado por el objeto indirecto (Lo lavé ~ Le lavé la cabeza), pero también a una parte de algún objeto (Lo reparó ~ Le reparé el motor). Un buen número de ellos, casi todos verbos de contacto, dan lugar a una alternancia triple, puesto que a las dos variantes mencionadas se agrega una tercera que incluye el complemento de lugar (§ 39.7k): La besó ~ Le besó la cabeza ~ La besó en la cabeza. He aquí algunos ejemplos de la alternancia triple a la que se hace referencia:

Besar: Él se acercó y la besó, la levantó por la cintura y la sostuvo un rato (Jiménez Emán,
Tramas); Entonces le besó los carrillos (Ducoudray, Ojos); La recostó contra él, la besó en los cabellos (Vargas Llosa, Fiesta).

Golpear: Murió ahogada, pienso que la golpearon y le metieron mucho tiempo la cabeza en el
agua (Onetti, Viento); Y le zarandeó con tal ira que le golpeó la cabeza contra una cuaderna (Regàs, Azul); Eran las tres de la tarde y el calor la golpeó en plena cara (Ferré, Batalla).

Tocar: El niño se dio cuenta que algo había cambiado en el anciano. Se acercó, lo tocó y el
cuerpo se tambaleó (Allende, Casa); Alejandro le tocó la frente (Jodorowsky, Pájaro); Quiso
tocarlo y lo tocó en el brazo, que era duro también, como su cuello (Aguilar Camín, Error).

Al mismo grupo pertenecen arañar, escupir, picar, pinchar o rozar, entre otros verbos. Los que no denotan contacto suelen rechazar la tercera de las variantes mencionadas (*Lo han curado en su cáncer; *La entiendo en sus palabras), pero también la rechazan algunos que sí implican esa noción (*La lavó en los ojos).

35.8l A pesar de que la alternancia del tipo «objeto directo–objeto indirecto» se extiende en alguna de sus variantes a un gran número de verbos, está, a la vez, fuertemente restringida. Existen, en primer lugar, verbos que la rechazan en cualquiera de sus usos (La empresa ayudaba a los empleados ~ *La empresa les ayudaba las familias a los empleados). Recuérdese, no obstante, lo advertido en el § 35.7n sobre las diferencias entre lenguas y entre variantes de la misma lengua en relación con la extensión del dativo simpatético. En segundo lugar, algunos verbos admiten la alternancia en un número muy restringido de usos. Así, el verbo felicitar la pone de manifiesto (más en el español europeo que en el americano) en felicitar a alguien ~ felicitar a alguien la Navidad, aun cuando la relación entre el objeto directo (la Navidad) y el indirecto (a alguien) no es aquí la característica de los dativos simpatéticos. Por otra parte, la Navidad designa en la segunda variante ‘lo felicitado’, pero, aun así, expresa indirectamente la razón por la que se lleva a cabo la felicitación. Se requiere, de hecho, un adjunto causal (felicitar a alguien por un éxito) en lugar de un complemento directo (*felicitar a alguien un éxito) en otros muchos casos. En la mayor parte de los países americanos se prefiere felicitar a alguien por (la) Navidad, de forma que se rechaza la alternancia entre objetos directos e indirectos en esta construcción.

35.8m Está sujeta a variación geográfica la alternancia «objeto directo–objeto indirecto» con otros verbos. Así, se acepta de modo general el verbo creer con objeto directo de cosa e indirecto de persona, como en No le creí su explicación o en Pretendía que le creyera que de madrugada había pasado por allí casualmente (Egido, Corazón). No obstante, como se observó en el § 16.9a, en la mayor parte de los países americanos el verbo creer rechaza de forma sistemática los complementos directos de persona, a diferencia de los indirectos: Si quiere ganar plata o no perder la que le queda, no le crea al Gobierno (Hoy [Chile] 19/1/1983). De hecho, el complemento directo de persona es tan infrecuente con este verbo en América como común en España:

—Yo soy diferente, se lo aseguro. —No la creo (Ocampo, Cornelia); ¡Miente, señor, no la crea! ¡Mire a quién de las dos creerá! (Miras, Brujas); Celestino la escuchó y le sonrió, pero no la creyó (Sánchez Espeso, Mujer).

El complemento directo de cosa (Nadie creerá tu explicación; Le creyeron la mentira) es, en cambio, de uso general.

35.8n De manera análoga, el verbo robar (en el sentido de ‘desposeer a alguien de algo’, no en el ‘raptarlo’) admite complementos directos de persona en el español de algunas áreas, entre otras la rioplatense, la caribeña continental, la mexicana y la europea, como en A Maite la robaron ayer en el tren, o en Cuando tenía 15 años, ella y tres amigos entraron en la casa de Ruth Pelke, una profesora de estudios bíblicos de 78 años, la robaron y asesinaron (País [Esp.] 2/10/1987). Este uso de robar es, en cambio, raro o minoritario en otras áreas (la andina, la antillana y parte de la centroamericana), donde se prefiere A Maite le robaron ayer en el tren. El verbo silbar, que se construye con complemento indirecto en uno de sus sentidos (Le silban los oídos), se acerca a abuchear construido con objetos directos de persona. Así, ‘lo silbado’ es una persona, no una melodía, como en Había cantado en sustitución de la soprano Marcolini, ídolo del público, que se encontraba indispuesta; los espectadores la silbaron (Fisas, Historias). Este uso de silbar es común a muchos países americanos (en algunos, en alternancia con pifiar) y al español europeo, y constituye un uso transitivo paralelo al de aplaudir35.8j). El verbo silbar admite, además, en todas las variedades del español, el régimen «complemento directo de cosa+complemento indirecto de persona», como en Al darle el biberón le silbaba el vals de Copela (Benezon, Musicoterapia).

35.8ñ Está también sujeta a variación geográfica la alternancia entre el objeto directo y el indirecto con los verbos anteceder, preceder y seguir. En algunas áreas (entre ellas, la rioplatense) son raros usados con objeto indirecto, pero en otras muchas se percibe variación, con cierta tendencia a elegir el complemento directo si el verbo expresa acción (El policía seguía al ladrón > Lo seguía), y el indirecto si la situación es estática (El jueves sigue al miércoles > Le sigue). Se observa la misma variación en los siguientes ejemplos:

Él la observa caminar, sonriéndose, y la sigue (Santiago, Sueño); A la rápida conquista de Polonia le siguió otra Blitzkrieg (guerra relámpago) no menos exitosa (Volpi, Klingsor); Cuando divisó los dos automóviles que la precedían doblando la esquina, empezó a temblar (Delibes, Madera); Por eso a este día y a los días que le preceden y le siguen se les llama los días verdes (Paso, F., Palinuro).

Ello no impide que se registre también el dativo en acciones con movimiento (en hablantes no leístas), o el acusativo sin él:

Yo le seguí hasta que me cansé mucho y comencé a llorar (Derbez, Usos); Los novelistas nicaragüenses que la precedieron, hombres y mujeres, trataron a la mujer desde afuera (Prensa [Nic.] 13/3/1997).

35.8o Las alternancias de objeto directo e indirecto pueden estar sujetas a variación social, en lugar de geográfica. Así, el verbo escribir se ajusta en el español general a la pauta que resultaba más restrictiva en el caso de creer, puesto que se emplea con objeto directo de cosa e indirecto de persona (Le escribí una carta), o con indirecto de persona: Mientras yo estaba en la cárcel, Bob le escribió a este señor y le contó mi historia (Serrano, M., Vida). Se registra, no obstante, con objeto directo de persona entre hablantes laístas o loístas. Como se explica en el § 16.10e, es poco aconsejable el uso de esta variante (A Rosa la escribí ayer). A este mismo grupo corresponde el uso de pegar o de ganar con objeto directo de persona (A Javier lo gané al tenis; A Irene la pegaron ayer en un parque). Estos verbos se construyen con objeto directo de cosa (El partido lo ganó ayer) y también con complementos indirectos de persona, unas veces en concurrencia con el de cosa en la función de objeto directo (Le gané ayer un partido) y otras sin ella (Le gané ayer). Sobre la relación que existe entre verbos como preguntar o disparar y la pasiva, véanse los § 41.2d, e.

35.8p Está asimismo extendido el uso de objetos directos de persona con verbos de influencia, en particular con los que denotan permiso y obligación cuando se construyen con complementos oracionales. Se trata de aconsejar, impedir, mandar, ordenar, permitir, prohibir, proponer y otros similares en pares como {Le ~ Lo} impidieron salir, en los que la variante con le no refleja necesariamente un leísmo de persona. Cuando se usan como verbos de influencia (§ 16.9p), dejar y hacer se asimilan a este paradigma. Con animar, autorizar, exhortar, incitar, invitar y otros verbos similares, es habitual que la cláusula de infinitivo constituya un complemento de régimen, encabezado generalmente por la preposición a. En esos casos se da también la alternancia entre complementos directos e indirectos de persona. Se ilustran en los siguientes ejemplos varios casos de alternancia entre estos dos regímenes con diversos verbos de influencia:

Aconsejar: Cuando salió de su encierro, Régula la aconsejó que buscara un buay ya viejón,
como marido, porque cada oveja debe ir con su pareja (Siglo 7/6/1997); ¡Fíjate! —y le aconsejaba mirar a su alrededor (Ferrero, Opium).

Autorizar: No tenía la cláusula que la autorizaba a votar (Hoy [Ec.] 5/11/1997); Sí, ella le autorizaba a que dispusiera de aquello para su causa (Hayen, Calle).

Dejar: El cónsul la dejó avanzar (Soriano, León); ¿Y por qué no le deja saber la verdad para que él decida? (Britton, Siglo).

Invitar: Bing Crosby la invitó a uno de sus conciertos (Listín Diario 1/7/2002); El calor le invitaba a salirse de sí misma (Belli, Mujer).

Obligar: Jenaro se levanta y cogiéndola firmemente por el brazo, la reconduce y la obliga a
sentarse (Luca Tena, M. L., Millón); Las campanadas del Sucre anunciando la partida les obligaron a despedirse (Sepúlveda, L., Viejo).

Permitir: Lonjas de los mismos [=‘cárneos’] desecadas […] la permiten guardar por largo tiempo sus propiedades de alimento (Salinas, R., Alimentos); Le ofrece fertilísimo campo literario que le permitirá ahondar las diferencias entre las respectivas literaturas nacionales (Hernández Norman, Novela).

35.8q Algunos verbos que expresan colaboración, como acompañar o ayudar, muestran también la alternancia entre complemento directo e indirecto:

A Esmeralda le ayudaba miss Evie, una maestrita de aire distinguido que se entregaba con los ojos cerrados (Cela, Cristo); Si la ayudaba a hacer las tareas, la madre le ofrecía quedarse a tomar el té (Serrano, M., Vida).

En el caso de acompañar, se observa cierta tendencia al uso del dativo en la interpretación de ‘hacer compañía’ que no implica movimiento. Predomina, en cambio, el acusativo, en el sentido de ‘ir con alguien’, cuando sí conlleva movimiento:

El buen ángel de Dios le acompaña y cuida bien de todo lo perteneciente a él (Somers, Retrato); La acompañó a pie a través de la ciudad vieja, donde sus pasos resonaban como herraduras de caballería sobre los adoquines (García Márquez, Amor).

35.8r Como se observa en el § 34.10r, un grupo reducido de verbos, entre los que están entregar, presentar, proponer, recomendar, etc., se caracteriza por admitir complementos directos e indirectos de persona con igual propiedad. Así, cualquiera de los dos complementos subrayados en la oración Me presentó a Andrés puede ejercer la función de complemento directo o la de indirecto. Si me es el complemento directo y a Andrés el indirecto, este último designará al destinatario de la presentación, y el primero, la persona que fue presentada o introducida. Pero puede darse también la situación contraria. En este caso, me ejerce la función de complemento indirecto y designa el destinatario de la presentación, de manera que Andrés pasaría a ser la persona introducida. El contexto o la situación suelen ayudar a diferenciar un sentido del otro, lo que no impide que se requiera en ciertos casos mayor información discursiva para dilucidar cuál de las dos interpretaciones es la correcta: Cuando recobró la calma, Bela me presentó a Andrés, a quien se obstinaba en identificar como su nieto (Vega, A. L., Crónicas). Los ejemplos siguientes pertenecen al mismo grupo:

Fue él quien le presentó a mi madre a Nicolás Blanch (Ribera, Sangre); La niña me entregó a su madre, la cual, estúpidamente espantada, me entregó a su confesor (Mujica Lainez, Escarabajo); Manacorda —era el gerente general— me propuso a un amigo de él, pero yo no quiero (Andrade, Dios); Por él llegué al conjunto bogotano porque me recomendó a Guillermo Cortés, quien ocupaba el principal cargo en esa institución (Tiempo [Col.] 15/4/1997).

Se analizan otras alternancias entre complementos directos e indirectos en los § 16.9 y 34.7.

35.8s El complemento indirecto alterna con el de régimen con algunos verbos del grupo anterior. En efecto, recuérdese que la secuencia «a + pronombre personal» se rechaza sistemáticamente en los complementos indirectos no duplicados: {*Dieron ~ Le dieron} a él, y también que en este punto coinciden los complementos indirectos con los directos: *Vi a él ~ Lo vi a él. De todo ello se deduce que a él es complemento de régimen preposicional en Me presentaron a él o Me recomendaron a él, puesto que a él no puede duplicar aquí al pronombre átono me. No se construye con complemento indirecto el verbo preferir, sino con objeto directo y complemento de régimen (La prefiero a él), o bien solo con objeto directo (Lo prefiero). Como este último puede admitir doblado, la oración Lo prefiero a él tendrá dos interpretaciones según lo y él designen o no el mismo individuo. Véase también, sobre esta construcción, el § 36.10p.

35.8t En el § 35.2ñ se vio que el dativo se hace necesario cuando los verbos olvidar, antojar u ocurrir se usan como pronominales: Se le olvidó la cita; Se le antojan helados; Se le ocurrió una buena idea. Estas construcciones se forman con pronombres dativos de tercera persona. Aun así, se vio en el § 35.6g que se admiten en algunos países alternancias como Te me olvidaste ~ Te olvidaste de mí. A ello cabe agregar que la expresión Se me hace que… contiene un pronombre átono de dativo, como los anteriores, con un sentido modal cercano al que tienen Me parece que… o Me da la impresión de que… en el español general:

Pero se me hace que no le va a salir bien (Vázquez Rial, Isla); Tal vez haya otra mejor en partidos o grupos que desconocemos, pero a mí se me hace que los de a verdad están allá, viejo (Bryce Echenique, Martín Romaña); Yo quizá no debería… Pero se me hace que si no te lo digo… (Gala, Invitados).

Es más frecuente en el español americano que en el europeo la alternancia darle a alguien por algo ~ dársele a alguien por algo:

Le dio por encerrarse en el baño a fumar a escondidas (Jodorowsky, Danza); Desde que apareció el cuento de Walsh, en 1965, a la prensa se le dio por acumular conjeturas sobre el cadáver (Martínez, Evita).

35.8u La alternancia entre sujeto y complemento indirecto es más compleja en el caso del verbo admirar, puesto que admite el uso pronominal (admirarse de algo), el transitivo (admirar algo, admirar a alguien) y un tercero en que se asimila a sorprender y a otros verbos con dativo experimentador (admirarle algo a alguien). Se ejemplifican los tres regímenes a continuación:

Se admiraba de ver tanta gente junta (Miralles, J., Cortés); ¡Hola! —le dije admirando sus ojos luminosos (Rosario, Sueño); Le admira con sinceridad que alguien pueda escribir que es capaz de dar su vida por otro (Sánchez-Ostiz, Ilusión).

35.8v Muestra una alternancia cercana a esta el verbo apetecer, que posee una variante transitiva, como en Gracias, no apetezco nada por ahora (Santander, Milagro), y otra, más común, intransitiva con complemento indirecto: No me apetece pasar por los mil trajines odiosos de un viaje (Bayly, Mujer). El verbo gustar presenta una alternancia similar, en este caso entre un complemento indirecto argumental y uno de régimen (Le gusta la buena comida ~ Gusta de la buena comida). La segunda opción, por lo general, se asocia con un registro más literario:

Existen referencias de que gustaban de las mencionadas piezas los indios, los españoles y los criollos (Olivas, Cocina); Dice que, en broma, Motecuhzoma gustaba de tomarlo por sorpresa quitándole el capacete que arrojaba desde la azotea (Miralles, J., Cortés).

No obstante, se ha documentado también en otros registros en zonas de contacto entre el español y el portugués.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
alternancia, verbo psicológico

 

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