CAPÍTULO V. La representación gráfica de las unidades léxicas

3. Las abreviaciones gráficas

3.2. Abreviaturas

Una abreviatura es la representación gráfica reducida de una palabra o grupo de palabras, obtenida por eliminación de algunas de las letras o sílabas de su escritura completa. Ahora bien, no todas las formas gráficas reducidas son abreviaturas. Las abreviaturas españolas pueden acuñarse mediante contracción y truncamiento, y siempre se cierran con un punto (o una barra inclinada, en algunos casos muy concretos). Elementos como Fe (por hierro), N (por nitrógeno o norte) o £ (por libra(s), unidad monetaria de diversos países) no son abreviaturas, sino símbolos (v. § 4).

Suele distinguirse entre abreviaturas «personales», las que cualquier hablante particular genera para uso propio en su escritura privada, y «convencionales», que son aquellas reconocidas y empleadas comúnmente por los usuarios de una lengua.

Si bien el uso de abreviaturas personales suele limitarse al ámbito privado y, por ello, gozan en su formación de mayor libertad que las ya fijadas para el uso general, se recomienda también en ellas valorar su funcionalidad de acuerdo con los siguientes criterios:

a) Aunque existe alguna abreviatura convencional que incumple esta condición (como Dña. por doña), para que una abreviatura sea eficaz debe suprimir un mínimo de dos letras de la palabra abreviada, ya que una de las letras suprimidas es reemplazada por el punto de cierre, también llamado punto abreviativo. Si la voz es suficientemente larga, conviene suprimir como mínimo tres letras, para poder ahorrar al menos dos caracteres.

b) Al crear una nueva abreviatura debe sopesarse su rentabilidad, por lo que será tanto más pertinente cuanto más habitual y utilizada sea la palabra abreviada.

c) La abreviatura resultante debe ser fácilmente identificable con la palabra abreviada. Así, una abreviatura como blvr. resulta más adecuada que br. para abreviar la palabra bulevar.

Por su parte, el uso de las abreviaturas convencionales está también sujeto a ciertas restricciones:

d) Las abreviaturas no pueden aparecer en cualquier punto de un texto en lugar de la palabra a la que reemplazan. Su uso suele limitarse a contextos muy determinados, como listas, fórmulas de tratamiento, saludo o despedida, y referencias o indicaciones escuetas de muy diversa índole. Así, por ejemplo, no sería adecuado utilizar la abreviatura dcha. como unidad lingüística dentro de un enunciado (Los asistentes al acto deberán acceder al salón por la puerta situada a la ⊗‍dcha. del vestíbulo de entrada), pero sí lo sería en una dirección postal (piso 3.º dcha.).

e) Las abreviaturas de tratamientos solo deben usarse cuando anteceden al nombre propio: S. Juan Bautista, D. Antonio Heredia, Sra. González. Estas palabras nunca se abrevian cuando forman parte de una denominación no referida a persona, como sucede en muchos topónimos: ⊗‍S. Sebastián, ⊗‍D. Benito (por San Sebastián y Don Benito, nombres de dos municipios españoles).

f) No deben utilizarse abreviaturas referidas a cantidades si estas se expresan con palabras en lugar de con cifras: ⊗‍veinte cts. (por veinte centavos). En cambio, pueden utilizarse con entera libertad si se combinan con la cantidad escrita con cifras: 20 cts.

g) Los sustantivos numerales millar, millón, millardo, billón, trillón y cuatrillón no poseen abreviaturas convencionales. Se exceptúa el caso de m. a. como abreviatura de la expresión millones de años.

Para consultar la lista de abreviaturas convencionales de uso general en español, v. apéndice 1.

 

Ortografía de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE