CAPÍTULO I. La representación gráfica de los fonemas: el uso de las letras o grafemas

6. Correspondencias entre fonemas y grafemas en español

6.3. Grafemas especiales

6.3.1. La letra h

6.3.1.1. La h muda

A pesar de carecer de valor fónico en la mayoría de las palabras que conforman el léxico del español, la h se ha mantenido en nuestro sistema ortográfico por razones etimológicas o de uso tradicional consolidado.

La h representaba originariamente en latín un fonema aspirado pronto desaparecido, aunque se siguió manteniendo su reflejo en la escritura. Así, la mayoría de las haches que aparecen en palabras españolas se deben a la presencia de esta letra en su étimo latino (aunque en el propio latín la h no representara ya sonido alguno desde comienzos de la época imperial): anhelar (del lat. anhelāre), exhibir (del lat. exhibēre), hábil (del lat. habĭlis), hernia (del lat. hernĭa), hiedra (del lat. hedĕra), hoy (del lat. hodĭe), inhibir (del lat. inhibēre), nihilismo (del lat. nihil ‘nada’ + -ismo), vehemencia (del lat. vehementĭa), etc.

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En las primeras etapas del español medieval, en las que la escritura tenía un fuerte componente fonológico y se basaba, sobre todo, en la pronunciación, muchas palabras procedentes de voces latinas con h se escribían normalmente sin ella: auer (hoy haber), omne (hoy hombre), onor (hoy honor), etc. Pero en etapas posteriores, el criterio etimológico comenzó a cobrar fuerza en la consolidación ortográfica del español y, así, desde mediados del siglo XIII, y especialmente a partir del siglo XV, época de fuerte influjo latinizante, se repusieron muchas de estas haches etimológicas, que se han mantenido en la escritura hasta hoy.

Otro numeroso grupo de haches en español se debe a la conservación en la escritura de la h- procedente de la antigua aspiración de f- inicial latina ante vocal, característica del español medieval: hacer (del lat. facĕre), harina (del lat. farīna), heder (del lat. foetēre), herir (del lat. ferīre), herramienta (del lat. ferramenta), hijo (del lat. filĭus), hilar (del lat. filāre), hormiga (del lat. formīca), hundir (del lat. fundĕre), hurto (del lat. furtum), etc.

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La aspiración de la f- latina comenzó muy pronto en los territorios del norte de la España peninsular, en zonas limítrofes con el vasco, desde donde se fue extendiendo hacia el sur durante la Reconquista. No obstante, este nuevo sonido aspirado siguió representándose a menudo por escrito con la f- propia de la ortografía latina, al menos en los textos literarios, hasta mediados del siglo XV y principios del XVI. A lo largo del siglo XVI se generaliza el reemplazo de f- por h- en la escritura, también en los textos literarios, signo inequívoco de su conversión en un sonido aspirado. La pronunciación aspirada de esta h- procedente de f- latina desapareció del español general culto a mediados del siglo XVI, aunque su reflejo en la escritura se ha mantenido hasta hoy. Cabe señalar, no obstante, que la aspiración de la h aún se conserva como rasgo dialectal en Andalucía, Extremadura, Canarias y algunas otras zonas de España y América (v. § 6.3.1.2).

Hay, sin embargo, unos cuantos casos de haches antietimológicas en voces procedentes del latín cuyo étimo en esa lengua no contiene ni h- ni f-, como ocurre en henchir (del lat. implēre), hinchar (del lat. inflāre) o hallar (del esp. med. fallar, procedente a su vez del lat. afflāre). Entre ellas cabe citar las que provienen de voces latinas con g- inicial, como helar (del lat. gelāre), hermano (del lat. germānus), hielo (del lat. gelu) o hinojo ‘rodilla’ (del lat. genucŭlum).

Tienen también justificación etimológica las haches iniciales que aparecen en voces tomadas del griego o formadas con raíces o elementos compositivos de origen griego, como hemi-, hidro-, hiper-, etc., en las que la h- transcribe el llamado espíritu áspero, signo ortográfico que, en forma de coma abierta hacia la derecha (), se escribe en griego sobre vocales iniciales para indicar su pronunciación aspirada en esa lengua, aunque en español esta h- siempre es muda: hedonismo, hegemonía, hemeroteca, hemiciclo, hidroavión, hipermercado, hioides, etc.

Y son asimismo etimológicas las numerosas haches presentes en préstamos de diverso origen —sobre todo del árabe, pero también de otras muchas lenguas— que contienen esta letra en su grafía originaria o en su transcripción al alfabeto latino. En la mayoría de los casos estas haches suelen representar sonidos aspirados en la lengua de origen, pero, salvo excepciones, no se pronuncian en español. Así, hay voces con h muda procedentes del árabe (algunas incorporadas a través del francés), como alcohol, alhaja, alharaca, alhelí, almohada, azahar, brahmán, harén, hasta (preposición), hazaña, hégira, mihrab, mohíno, rehala, rehén, tahalí, tahona o zahorí; del hebreo, como hitita o Jehová; del francés (donde la h también es muda), como halar, hangar, higiene, horda, hotel, hugonote o menhir; del inglés, como hamburguesa, hipnotismo o hurra; del neerlandés, como hotentote; del húngaro, como húsar; del japonés, como harakiri; o de lenguas amerindias, como hamaca o huracán. También hay haches mudas etimológicas en topónimos, como en Hamburgo u Holanda, y en voces derivadas de nombres propios, como alzhéimer, hercio u ohmio, procedentes de los apellidos alemanes Alzheimer, Hertz y Ohm, respectivamente. No obstante, en algunos casos la h puede conservar el sonido aspirado originario, como ocurre en dírham [dírham], hachís [hachís], haiku [háiku], hámster [hámster], hándicap [hándikap] o Hawái [haguái] (v. § 6.3.1.2).

Otro importante grupo de haches del español responde a razones histórico-gráficas consolidadas por el uso, y no a razones etimológicas. Se trata de la h que se escribe siempre (salvo contadas excepciones; v. notas orientadoras) delante de los diptongos /ua/, /ue/, /ui/, tanto en posición inicial de palabra como en posición interior a comienzo de sílaba, esté o no justificada esa h por la etimología: huelga, huella, huerto, hueso, huevo, huir, deshuesar, parihuela, vihuela, etc. Esta hache, que el uso constante se encargó de consolidar, es herencia de la costumbre antigua de indicar con ella que, en esas voces, la u era vocal, y no consonante. Esa práctica se inició en épocas en que los grafemas u y v no tenían aún diferenciados sus usos y ambos podían representar tanto el fonema vocálico /u/ como el consonántico /b/; así, para evitar que una grafía como ueso (del lat. ossum ‘hueso’), habitual en el español medieval, se leyera erróneamente /béso/ en lugar de /uéso/, se comenzó desde antiguo a escribir una h delante de la u para indicar su valor vocálico, diferenciándose de ese modo de los casos en que tenía valor consonántico, como en uelo (hoy velo, del lat. velum), que, al ir sin h, se leería necesariamente /bélo/.

Advertencia

El origen puramente gráfico del uso de la letra h ante los diptongos de /u/ + vocal explica que se escriban con ella palabras que no la tienen en su etimología, como hueco (derivado sustantivo del verbo latino occāre), huérfano (del lat. orphănus), hueso (del lat. ossum) o huevo (del lat. ovum), mientras que voces de su misma familia, como oquedad (de la familia de hueco), orfanato, orfandad (de la familia de huérfano), óseo, osario, osificar (de la familia de hueso) u ovario, óvulo, ovalado, desovar (de la familia de huevo) se escriben sin ella por no presentar esa secuencia fónica inicial. La misma explicación vale para las diferencias de igual tipo que se observan entre formas de un mismo verbo: oler, olía, oleremos, olió, pero huelo, huele, huelas, huelan; o entre ciertos topónimos y sus gentilicios: Huesca (del lat. Osca), pero oscense.

El que, en una misma familia, unas palabras contengan el diptongo /ue/ y otras no se debe a que la /ŏ/ latina, si era tónica, diptongaba por lo general en /ue/ en su paso al español, salvo en cultismos incorporados en épocas en las que esa ley fonética ya no estaba vigente; de ahí que hueso tenga diptongo, por proceder del latín ŏssum, con /ŏ/ tónica, y que no lo tengan ni osario, del latín ŏssarĭum, donde es tónica la /a/, ni óseo, del latín ŏssĕus, donde la /ŏ/ latina no diptonga, aun siendo tónica, por tratarse esta voz de un cultismo de más tardía incorporación.

La ausencia de valor fónico de esta letra en español ha propiciado que en el uso se hayan consolidado a menudo grafías sin h en palabras que etimológicamente deberían llevarla, como es el caso, por ejemplo, de aleluya (del hebr. hallĕlū yăh ‘alabado sea Dios’), asta (‘mástil’, ‘cuerno’ o ‘lanza’, del lat. hasta, donde la pérdida de h- puede haberse visto favorecida por el deseo de evitar la homonimia con la preposición hasta, de origen árabe), endecasílabo (formado con el prefijo de origen griego endeca- ‘once’, que en latín se escribía hendeca- porque la vocal inicial lleva espíritu áspero en griego), invierno (del lat. hibernum) o reprender (del lat. reprehendĕre). En otros casos, se mantiene la doble posibilidad gráfica, de modo que hay palabras que pueden escribirse con h y sin ella, como alhelí y alelí (v. § 6.3.1.3). En alguno de estos casos, las formas han especializado sus significados dando lugar a dos palabras distintas, como aprehender y aprender (v. § 6.5.1.1.7b).

Puesto que, como se ve, no es posible determinar, en la mayoría de los casos, si una palabra debe escribirse o no con h muda sin conocer de antemano su grafía, ni siquiera estando al corriente de su etimología, ya que la conservación o supresión de la h etimológica no ha seguido pautas fijas en nuestro idioma, solo la consulta al diccionario puede resolver, en última instancia, los casos de duda que a este respecto puedan planteársele a quien escribe. No obstante, también es posible ofrecer aquí algunas notas orientadoras para el correcto uso de esta letra.

Notas orientadoras sobre el uso de la letra h

Palabras que se escriben con h

1. SEGÚN CRITERIOS POSICIONALES O SECUENCIALES

Se escribe h en los casos siguientes:

• Delante de los diptongos /ua/, /ue, /ui/, tanto en inicial de palabra como en posición interior a comienzo de sílaba. Ejemplos en inicial de palabra: huaca, huacal, huarache, hueco, huella, huérfano, huerto, hueso, huésped, huevo, huincha, huipil, huir, huitoto. Excepciones: uigur (‘grupo étnico de origen turco, asentado principalmente hoy en la región noroccidental de China’) y el topónimo Uagadugú (capital de Burkina Faso).

Ejemplos en posición interior a comienzo de sílaba: ahuecar, alcahuete, cacahuate o cacahuete, chihuahua, coahuilense, correhuela, deshuesar, marihuana, parihuela, vihuela. Excepciones: arabismos como alauí y saharaui, el valencianismo fideuá (‘paella hecha con fideos en lugar de arroz’), el topónimo Malaui y su gentilicio malauí, o los gentilicios grauero -ra (de El Grao, puerto de Valencia o de Castellón, en España) y palauano -na (de Palaos, país de Oceanía).

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Ante los diptongos /ua/, /ue/, /ui/ a principio de palabra o en posición interior a comienzo de sílaba, se suele articular un leve sonido consonántico cercano al fonema /g/; por ello, muchas palabras que comienzan o contienen las secuencias gráficas hua, hue, hui pueden escribirse también con gua, güe, güi (v. § 6.1.2.2.1.3).

• Delante de las secuencias /ia/, /ie/ en posición inicial de palabra: hialino, hialoideo, hiato, hiedra, hiel, hielo, hiena, hierático, hierba, hierro. Son excepción las palabras formadas con la raíz de origen griego iatro- (del gr. iatrós ‘médico’), que se escribe sin h- por carecer la vocal inicial de espíritu áspero en griego: iatrogenia, iatrogénico -ca, iatroquímico -ca, etc.

Información adicional

Puesto que en estos casos el fonema /i/ tiende a convertirse, en la pronunciación espontánea, en el fonema consonántico /y/ —solemos pronunciar [yélo], [yédra], [yérro], [yatrojénia], etc.—, algunas de las palabras escritas con hi- o i- seguidas de vocal presentan variantes en las que, en lugar de hi- o i-, se escribe y- (v. § 6.1.2.1.1.2).

• En las palabras que empiezan por las secuencias herm-, histo-, hog-, holg-, horm-, horr- y hosp-: hermafrodita, hermano, hermético, hermoso, histología, historia, hogar, hogaza, hoguera, holgado, holgazán, holgura, horma, hormiga, hormigón, hormona, horrible, horror, hospedar, hospicio, hospital. Excepciones en palabras de uso frecuente: ermita y su derivado ermitaño -ña, y ogro -esa (u ogra).

• En las palabras que empiezan por la secuencia hum- seguida de vocal: humano, humedad, húmero, humildad, humillar, humor, humus.

2. SEGÚN CRITERIOS MORFOLÓGICOS

Se escriben con h las palabras que comienzan por los siguientes

elementos compositivos o raíces de origen griego:

halo- (‘sal’): halógeno, haloideo, halotecnia;

hect(o)- (‘cien’): hectárea, hectolitro, hectómetro;

Advertencia

No debe confundirse el elemento compositivo hecto- (‘cien’) con el elemento compositivo ecto- (‘por fuera’), que da lugar a palabras escritas sin hache como ectodérmico o ectópico.

helico- (‘espiral’): helicoidal, helicóptero;

helminto- (‘gusano’): helmíntico, helmintología;

helio- (‘sol’): heliocéntrico, helioterapia, heliotropo;

hema-, hemat(o)-, hemo- (‘sangre’): hemangioma, hematemesis, hematoma, hemoglobina, hemorragia;

hemi- (‘medio, mitad’): hemiciclo, hemisferio, hemistiquio;

hepat(o)- (‘hígado’): hepatitis, hepatología, hepatomegalia;

hepta- (‘siete’): heptaedro, heptagonal, heptasílabo;

hetero- (‘otro, distinto’): heterogéneo, heterónimo, heterosexual;

hex(a)- (‘seis’): hexacordo, hexágono, hexosa;

hidr(o)- (‘agua’): hidrante, hidráulico, hidroavión, hidroeléctrico;

higro- (‘humedad’): higroma, higrómetro, higroscópico -ca;

hiper- (‘superioridad’ o ‘exceso’): hiperactividad, hipermercado, hipertrofia;

hipo1- (‘inferioridad’ o ‘escasez’): hipodérmico, hipoglucemia, hipotenso;

hip(o)2- (‘caballo’): hípica, hipódromo, hipopótamo;

hol(o)- (‘todo’): holístico, holografía, holómetro;

homeo- (‘semejante, parecido’): homeopatía, homeostasis, homeotermia;

homo- (‘igual’): homogéneo, homonimia, homosexual.

3. SEGÚN CRITERIOS LÉXICOS

Se escriben con h las siguiente palabras:

• Los verbos de uso frecuente haber, habitar, hablar, hacer, hallar, hartar, helar, herir, hervir, hinchar y hundir, incluidas todas las formas de su conjugación: habido, hube, habitásemos, hablará, haciendo, haga, hallemos, hartando, helara, herido, hirviendo, hinchó, hundía.

Advertencia

Aunque el sustantivo acción está semánticamente relacionado con el verbo hacer, se escribe sin h porque no la lleva su étimo latino actĭo -ōnis.

• Ciertas interjecciones, tanto en posición inicial (hala, hale, hola, hurra, huy) como en posición final (ah, bah, eh, oh, uh). Algunas de las que se escriben con h- inicial pueden escribirse también sin ella (v. § 6.3.1.3): ala, ale, uy.

• Llevan h tras la secuencia inicial ex- las voces exhalar, exhausto, exhibir, exhortar y exhumar, así como sus derivados.

Advertencia

Las palabras exuberancia y exuberante se escriben sin h intercalada, ya que carecen de ella sus étimos latinos.

Palabras que se escriben sin h

Se escriben sin h- los siguientes grupos de palabras:

• Todas las voces que comienzan por las secuencias alb- o alv-: albacea, albañil, albaricoque, albatros, albedrío, alberca, albino, albufera, alveolar, alverja.

• Todas las voces que comienzan por la secuencia exo-, en muchas de las cuales se trata del elemento compositivo de origen griego que significa ‘fuera’: éxodo, exoesqueleto, exógeno, exorbitante, exorcismo, exordio, exosfera o exósfera, exotérmico, exótico, exotismo. Solo se exceptúan algunas voces científico-técnicas que comienzan por hexo- (de hex(a)- ‘seis’), como hexosa (‘monosacárido con seis átomos de carbono’) o hexóxido (‘óxido con seis átomos de oxígeno’).

     

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