CAPÍTULO V. La representación gráfica de las unidades léxicas

3. Las abreviaciones gráficas

3.3. Siglas y acrónimos

3.3.2. Lectura

Dependiendo de la legibilidad de su cuerpo gráfico, en la lectura de las siglas se sigue alguno de los procedimientos que se indican a continuación:

a) Muchas siglas presentan secuencias difíciles de articular o directamente impronunciables, por ser ajenas a los patrones silábicos del español. En esos casos, se recurre para su lectura al deletreo, nombrando cada una de las letras que las forman. Puesto que los nombres de las letras son palabras tónicas, cada uno de ellos conserva en la lectura de la sigla el acento prosódico que le corresponde: DNI [dé-éne-í] (por documento nacional de identidad), FM [éfe-éme] (por frecuencia modulada), OIT [ó-í-té] (por Organización Internacional del Trabajo).

Cuando una sigla está compuesta solo por vocales, al coincidir el nombre de la letra con su propio valor fónico, caben dos lecturas: pronunciar la sigla como si de una palabra cualquiera se tratase, esto es, con un solo acento prosódico, o deletrear la secuencia, caso en el que cada vocal se articula con su propio acento. Así sucede, por ejemplo, con la sigla OEA (Organización de Estados Americanos), que se lee tanto [oéa] como [ó-é-á].

En caso de deletreo, una misma sigla puede presentar una lectura distinta en función del nombre que reciban las letras que la integran en las distintas áreas del ámbito hispánico (v. cap. I, § 5.4.3.1). Así, la sigla TV se pronuncia [té-bé] en muchos países americanos, mientras que en España es general la pronunciación [té-úbe].

b) Como ya se ha indicado, existen también muchas siglas, denominadas más específicamente acrónimos, cuya estructura se acomoda sin problemas a los patrones silábicos del español, lo que las hace perfectamente legibles de forma secuencial, como cualquier palabra: RAE [rrá.e] (por Real Academia Española), FIFA [fí.fa] (por Féderation Internationale de Football Association ‘Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol‘), FAO [fá.o] (por Food and Agriculture Organization of the United Nations ‘Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación’), Unesco [u.nés.ko] (por United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization ‘Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura’), etc.

En los acrónimos, el acento prosódico suele recaer en la sílaba que cumple con el patrón mayoritario en español para palabras con esa misma configuración (de ahí que, en los ejemplos anteriores, los acrónimos, todos ellos acabados en vocal, lleven el acento en la penúltima sílaba, pues la mayoría de las palabras españolas acabadas en vocal son llanas); no obstante, en aquellos que se han incorporado desde otra lengua puede influir también la acentuación etimológica, como se ve en láser, voz llana conforme a su pronunciación en inglés, a pesar de que la mayoría de las palabras españolas terminadas en -er son agudas.

c) En los casos en los que la sigla presenta un segmento pronunciable junto a otro que no lo es, se combinan en su lectura ambos métodos, esto es, se lee secuencialmente el segmento pronunciable y se deletrea el que no lo es: PSOE [pe-sóe] (por Partido Socialista Obrero Español), CD-ROM [se-de-rróm, ze-de-rróm] o [se-de-rrón, ze-de-rrón] (sigla del inglés Compact Disc Read-Only Memory ‘disco compacto de solo lectura’), CSIC [se-sík, ze-sík] (por Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

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Si la sigla que se lee con deletreo (sea este total o parcial) es de uso generalizado y frecuente, a menudo se traslada a la escritura su pronunciación, dando lugar a una nueva palabra; así han surgido cederrón (a partir de la sigla CD-ROM), elepé (de la sigla LP) u oenegé (de la sigla ONG).

d) Las siglas que, además de letras, incluyen cifras u otros signos suelen leerse deletreando su parte alfabética y nombrando la cifra o signo de que se trate: MP3 [éme-pé-trés], I+D [í-mas-dé].

Información adicional

Las siglas pueden contener cifras o signos seleccionados únicamente por su equivalencia fonética. Así, en la sigla inglesa P2P, el número 2 (two, en inglés) representa en realidad la preposición to, de idéntica pronunciación: peer to peer (‘de igual a igual, entre iguales’). En español, este procedimiento no es habitual en la formación de siglas, pero sí es frecuente en las abreviaciones propias del lenguaje de los chats y de los mensajes de telefonía móvil: salu2 por saludos o xq por porque.

Puesto que las siglas y acrónimos son palabras en sí mismas, el valor fónico de las letras o grafemas que las integran no tiene por qué ser el mismo que presentan en la expresión de origen, tal como se ve en los casos que se relacionan a continuación:

• En las siglas leídas por deletreo debe darse a cada letra el nombre que le corresponde, independientemente de cuál sea su valor fonológico en la palabra completa; así, la sigla CCG (por Cámara de Comercio de Guatemala) se lee [sé-sé-jé, zé-zé-jé], con independencia de que las iniciales que la forman representen, respectivamente, los fonemas /k/, /k/ y /g/ en la expresión [kámara de komérsio de guatemála, kámara de komérzio de guatemála].

• Los acrónimos se leen como cualquier palabra, asignando a cada uno de sus grafemas el valor fonológico que le corresponde en ese contexto, coincida o no con el que tiene en la expresión compleja originaria. Así, la R del acrónimo AFORE [afóre] (por administradora de fondos para el retiro) se articula como vibrante simple, tal como corresponde a este grafema cuando va entre vocales, por mucho que en la palabra retiro de la expresión originaria se articule como vibrante múltiple por ir en posición inicial.

• Las siglas que comienzan por una s- seguida de consonante se pronuncian normalmente con la incorporación de una /e/ inicial de apoyo, como sucede en todos los términos que presentan esa configuración gráfica, ajena al español (v. cap. I, § 6.2.2.8.1a, advertencia); así, SGAE (por Sociedad General de Autores y Editores) se pronuncia [esgáe], al igual que STRA (por Sindicato de los Trabajadores de la Aduana) se pronuncia [éstra].

Finalmente, hay que señalar también que siempre es posible restituir en la lectura de una sigla la denominación compleja de la que nace, lo que suele hacerse cuando la sigla no es muy conocida o su finalidad principal es ahorrar tiempo y espacio en la escritura, pero no tanto en la lectura. Así, por ejemplo, no es extraño que la sigla RAE presente en un escrito se lea tanto [rráe] como Real Academia Española, o que la sigla OMS se realice oralmente más veces como Organización Mundial de la Salud que como [óms] u [ó-éme-ése].

     

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