CAPÍTULO III. El uso de los signos ortográficos

3. Signos de puntuación

3.4. Usos de los signos de puntuación

3.4.10. Los puntos suspensivos

3.4.10.1. Los puntos suspensivos como indicadores de modalidad y omisión

Los puntos suspensivos indican siempre que falta algo para completar el discurso, es decir, señalan una suspensión o una omisión. Esa ausencia puede responder al deseo de quien escribe de dejar en suspenso el enunciado —con intención meramente enfática o para expresar ciertos estados de ánimo o actitudes del hablante con respecto a lo que dice—, o bien a la conveniencia o necesidad de omitir una secuencia de texto sin más.

Cuando su uso responde a necesidades expresivas de carácter subjetivo, funcionan como indicadores de modalidad, pues aportan información sobre la actitud o intención del hablante en relación con el contenido del mensaje (v. § 3.1.2). Como ocurre en las construcciones interrogativas y exclamativas, el paralelismo entre oralidad y escritura es inequívoco en este caso, pues lo expresado por los puntos suspensivos en la escritura tiene como correlato oral una entonación suspensiva que indica que el enunciado está inacabado.

Como indicadores de modalidad, los puntos suspensivos tienen los siguientes usos principales:

a) Indican la existencia de una pausa transitoria en el discurso que expresa duda, temor o vacilación: El niño dice que él no ha roto el jarrón…; Te llaman del hospital… Espero que sean buenas noticias; Quería preguntarte… No sé…, bueno…, que si quieres ir conmigo a la fiesta.

b) Dejan el enunciado en suspenso, con el fin de crear expectación: Si yo te contara… Se usan también cuando se deja el enunciado incompleto y en suspenso por cualquier otro motivo: Fue todo muy violento, estuvo muy desagradable… No quiero seguir hablando de ello.

c) A veces, sin que impliquen omisión, señalan la existencia de pausas que demoran enfáticamente el enunciado: Ser… o no ser… Esa es la cuestión.

d) En los diálogos, señalan silencios significativos de los interlocutores:

«—¿Eso era lo que me tenías que decir?

—No, que la inmundicia serás vos y no la película. Y no me hables más.

—Disculpame. —…

—De veras, disculpame. No creí que te iba a ofender tanto» (Puig Beso [Arg. 1976]).

En este uso pueden ir acompañados de signos de interrogación o exclamación. Se expresa así que uno de los participantes en el diálogo reacciona sin palabras, pero mostrando sus dudas o su extrañeza ante lo dicho por otro.

«—¿Se da cuenta de lo que esto significa?

—¿…?

—Significa que Beersheba es la cuna del monoteísmo» (Tibón Aventuras [Méx. 1986]).

     

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