CAPÍTULO III. El uso de los signos ortográficos

2. Signos diacríticos

2.2. La diéresis

La diéresis, también llamada crema, tiene forma de dos puntos (¨) que se disponen horizontalmente sobre la vocal a la que afectan. Se exponen a continuación los dos usos que puede tener este signo en textos escritos en español.

a) La diéresis cumple hoy una sola función obligatoria en el sistema ortográfico del español: señalar que la letra u tiene valor fónico propio, y debe pronunciarse, cuando va precedida de g y seguida de e o i, como en lengüeta o pingüino, a diferencia de los casos en los que carece de valor fónico por formar parte del dígrafo gu, con el que se representa en español el fonema /g/ ante esas mismas vocales, como en higuera o seguir (v. cap. I, § 6.1.2.2.1.1 y 6.2.2.2).

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Hasta que en 1815 la ortografía académica determinó que la secuencia gráfica qu solo debía usarse en español para representar el fonema /k/ ante las vocales e, i, existían palabras en las que, por razones etimológicas, esa secuencia gráfica no constituía un dígrafo, sino dos letras con valor fónico independiente; para indicar que, ante e, i, la u debía pronunciarse también en esos casos, se escribía asimismo con diéresis: aqüeducto, eloqüencia, freqüente, etc. (que pasaron a escribirse, a partir de 1815, acueducto, elocuencia, frecuente, etc.). Por ello, en ediciones actuales de textos antiguos no modernizados puede encontrarse la u con diéresis en las combinaciones qüe y qüi, indicando que las sílabas así escritas deben pronunciarse /kue/, /kui/ y no /ke/, /ki/: «Mando a Marina Tomás cinqüenta morauedís de los blancos» (Testamento [Esp. 1272]); «A esta causa havían muy a menudo, como arriba es dicho, grandes debates e qüistiones» (Baladro [Esp. c1400-98]).

b) En textos poéticos, la diéresis puede colocarse sobre uno de los elementos de una secuencia vocálica para indicar que cada una de las vocales pertenece a una sílaba distinta, lo que tiene repercusiones en la medida del verso. Este es el único caso en español en el que cabe escribir la diéresis sobre una vocal distinta de u. Si se escribe sobre la i, la diéresis reemplaza al punto constitutivo de esta letra: ï.

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Los ortógrafos del siglo XVII ya otorgaban a este signo la función de señalar que las vocales de una secuencia debían pronunciarse en dos sílabas, es decir, como hiato y no como diptongo; de ahí su nombre, pues se llamaba precisamente diéresis (del lat. diaerĕsis, y este del gr. diaíresis ‘separación, división’) a la pronunciación en sílabas distintas de dos vocales contiguas. Con este valor se usó hasta 1950 en la escritura de algunas voces registradas en los diccionarios académicos, como düeto o pïada, indicando la pronunciación con hiato /du.é.to/ y /pi.á.da/ que se asignaba, respectivamente, a estas palabras. Sin embargo, puesto que la pronunciación con hiato o con diptongo no es un rasgo distintivo en español y, de hecho, la misma secuencia vocálica puede pronunciarse de una u otra forma dependiendo de diversos factores (v. cap. II, § 2.2.2.1), este uso de la diéresis no se ha consolidado en nuestro sistema ortográfico y solo pervive en la edición de textos poéticos, donde resulta informativo a efectos métricos.

Lo más habitual es encontrarla sobre una de las vocales de un diptongo indicando que dicha secuencia vocálica debe pronunciarse, en ese caso, como hiato; así, la palabra que contiene la vocal con diéresis y, en consecuencia, el verso en que aparece cuentan con una sílaba más a efectos métricos. La diéresis suele colocarse sobre la vocal cerrada y, cuando las dos lo son, generalmente en la primera: «¡Oh! ¡Cuán süave resonó en mi oído / el bullicio del mundo y su rüido!» (Espronceda Diablo [Esp. 1840-41]); «A mi alma de angustia llena / dejadle llorar la pena / de su eterna vïudez» (Campoamor Palacio [Esp. 1871]).

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Era también frecuente, en ediciones del XIX y principios del XX, escribir diéresis sobre una de las dos vocales abiertas de una secuencia: «Bajan águilas rëales / á bañarse en tu Genil» (Zorrilla Granada [Esp. 1852]). En esos casos, la presencia de la diéresis indicaba que debía mantenerse la pronunciación como hiato propia de dicha combinación, anulando con ello la posible sinéresis (licencia métrica consistente en pronunciar en una misma sílaba dos vocales que normalmente constituyen un hiato). A veces se escribía también en las secuencias de dos vocales iguales para evitar que se considerasen una sola a efectos métricos: «Yo inoculé en tu alma / el germen de la duda / para turbar la calma / de tu crëencia vil» (Zorrilla Granada [Esp. 1852]).

     

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