CAPÍTULO IV. El uso de las letras minúsculas y mayúsculas

4. Funciones y usos de la mayúscula

4.2. Para marcar los nombres propios y las expresiones denominativas

4.2.3. La delimitación del nombre propio

4.2.3.1. Sustantivo genérico y término específico en las expresiones denominativas

Al nombrar entes individuales, a menudo se emplea el sustantivo común genérico que designa la clase a la que pertenece el referente designado (río Amazonas, océano Pacífico, Ministerio de Hacienda, etc.), tras el cual aparece —en aposición o unido al sustantivo genérico mediante la preposición de— el término específico que permite identificarlo y singularizarlo (Amazonas, Pacífico, de Hacienda).

La consideración de la pertenencia del sustantivo genérico a la expresión denominativa, de lo que depende en última instancia que este elemento se escriba o no con mayúscula inicial, varía según los casos.

4.2.3.1.1 En los nombres de entidades, organismos e instituciones suele formar parte de la denominación el sustantivo genérico que designa la clase a la que pertenece la entidad designada: Academia de Bellas Artes, Concejalía de Urbanismo, Departamento de Recursos Humanos. Prueba de ello es que, en estos casos, la inicial del genérico se incluye en la sigla de la entidad: Ministerio de Educación y Cultura (MEC), Organización Mundial de la Salud (OMS); eso no ocurre, en cambio, cuando el genérico es un mero clasificador, que no forma parte de la expresión denominativa: La organización Amnistía Internacional (AI) hizo público ayer su informe anual.

4.2.3.1.2 Entre los nombres de establecimientos comerciales o de espacios culturales o recreativos, algunos incluyen el sustantivo común genérico en su denominación y otros no, lo cual depende, en última instancia, del nombre con que el establecimiento haya sido oficialmente registrado. Puesto que el conocimiento de esta circunstancia no suele estar al alcance del que escribe, se ofrecen a continuación las pautas generales que pueden seguirse en la escritura de este tipo de nombres.

a) Si el nombre del establecimiento está constituido por una expresión denominativa autosuficiente, que no requiere la presencia del sustantivo genérico en su mención, este, cuando aparece, actúa como mero clasificador y se escribe, por tanto, con minúscula: Nos alojamos en el hotel La Buena Vida; Fuimos a cenar al restaurante Entre Pucheros; Te espero en la cafetería Las Alondras (en estas oraciones podría prescindirse tanto del sustantivo genérico como del artículo que lo antecede: Nos alojamos en La Buena Vida; Fuimos a cenar a Entre Pucheros; Te espero en Las Alondras).

b) Si, como suele ser más habitual, en el nombre del establecimiento el término específico aparece como complemento del sustantivo genérico (lo que sucede cuando el término específico es un sustantivo en aposición, un adjetivo o un complemento preposicional), el sustantivo genérico puede escribirse con minúscula, considerando que cumple un papel meramente clasificador: hotel Ritz, café Gijón, teatro Monumental, museo del Prado o parque del Retiro; o con mayúscula, considerándolo parte integrante de la expresión denominativa: Hotel Ritz, Café Gijón, Teatro Monumental, Museo del Prado o Parque del Retiro. En general, aunque ambas opciones son válidas, se recomienda emplear con preferencia la minúscula. No obstante, en el caso de los teatros o museos, cuando se hace referencia a la institución cultural que representan, y no al mero edificio donde se ubican, está plenamente justificado el uso de mayúscula también en el sustantivo genérico: El Teatro Real inaugura una nueva sala este año. Hay que señalar, por otra parte, que en todas estas expresiones denominativas es habitual que el sustantivo genérico se omita por consabido: Me alojo en el Ritz; Estrenamos la obra en el Monumental; Fuimos al Prado a ver la exposición de Goya; ¿Te apetece ir al Retiro a pasear? Obsérvese que, en esos casos, los artículos que anteceden al término específico de la denominación se escriben con minúscula (v. § 4.2.3.2d).

4.2.3.1.3 En los nombres geográficos, los sustantivos genéricos que suelen preceder al término específico, esto es, palabras como ciudad, río, mar, océano, sierra, cordillera, cabo, golfo, estrecho, etc., actúan normalmente como meros clasificadores y, por tanto, deben escribirse con minúscula: la ciudad de Panamá, el río Orinoco, el mar Rojo, el océano Índico, la sierra de Gredos, la cordillera Cantábrica, el volcán de Ipala, el cabo de Buena Esperanza, el estrecho de Magallanes, etc. Es posible que en la tendencia a escribirlos con mayúscula haya influido el hecho de que, en los mapas, donde los nombres geográficos son meras etiquetas sin contexto, los sustantivos genéricos aparecen en posición inicial absoluta y se escriben, por ello, con mayúscula inicial.

Pero hay ocasiones en que estos mismos sustantivos sí forman parte de un nombre propio de lugar, lo que no es siempre fácil de determinar. Se ofrecen a continuación las pautas que permiten dilucidar los casos más característicos en los que un sustantivo genérico de este tipo forma parte del nombre propio geográfico y debe escribirse con mayúscula inicial.

a) Cuando el sustantivo genérico denota una realidad que no se corresponde con la naturaleza del referente designado, no actúa, como es evidente, de clasificador, sino que forma parte del nombre propio; por ejemplo, la denominación Río de la Plata no designa un río, sino un estuario, el formado por la unión de los ríos Paraná y Uruguay, y Cabo Verde no nombra un cabo, sino una isla y el país en ella situado, de ahí que los sustantivos genéricos río y cabo se escriban en estos casos con mayúscula inicial. Hay veces en que la aplicación de este criterio no es tan evidente, como ocurre en ciertos usos del genérico mar. Para el hablante común, el sustantivo mar designa solo cada una de las masas de agua salada que delimitan las áreas terrestres del planeta; por ello, tenderá a considerar que, cuando este sustantivo aparece en la denominación de ciertos lagos de gran extensión, forma parte del nombre propio. Sin embargo, el nombre mar también designa técnicamente estas grandes masas de agua interiores, por lo que en denominaciones como mar Caspio o mar Muerto denota asimismo la naturaleza del referente designado y no hay razón para escribirlo con mayúscula inicial.

b) El sustantivo genérico forma parte del nombre propio cuando la expresión denominativa no exige la anteposición del artículo para integrarse en un enunciado; así ocurre en el caso antes citado de Cabo Verde o en otros como Ciudad del Cabo o Sierra Nevada. Se dice Pasé mis vacaciones en Cabo Verde (no *en el Cabo Verde); Soy de Ciudad del Cabo (y no *de la Ciudad del Cabo), o Me fui a esquiar a Sierra Nevada (y no *a la Sierra Nevada). En cambio, es obligado el uso del artículo cuando el sustantivo genérico actúa como mero nombre común clasificador: el cabo de Hornos, la sierra de Guadarrama.

c) También se considera parte del nombre propio el sustantivo genérico que antecede al término específico de la denominación cuando no es el que habitualmente se utiliza para referirse al tipo de realidad designada. Así, escribimos las Montañas Rocosas o los Picos de Europa porque ni montañas ni picos suelen ser el genérico que se emplea en las denominaciones de las series o conjuntos de montañas, cuyos genéricos prototípicos son sustantivos como sistema, cordillera o sierra. Lo mismo ocurre con la Selva Negra, región montañosa de Alemania caracterizada por una gran densidad forestal (selva era antaño sinónimo de bosque).

     

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