CAPÍTULO VII. La ortografía de los nombres propios

3. Topónimos

3.2. Topónimos extranjeros

3.2.3. Acentuación y diacríticos en los topónimos extranjeros

Los exónimos españoles, ya sean formas tradicionales o nuevas adaptaciones de topónimos extranjeros, deben someterse a las normas de acentuación gráfica de nuestra lengua: Bangladés, Córcega, Dublín, Oceanía, Túnez.

Cuando los topónimos extranjeros no presentan secuencias problemáticas que incumplan las correspondencias gráfico-fonológicas del español, también se someten a las normas de acentuación de nuestra lengua: Míchigan (ingl. Michigan), Oregón (ingl. Oregon), Ámsterdam (neer. Amsterdam), París (fr. Paris), Orleans (fr. Orléans), Quebec (fr. Québec), Berlín (al. Berlin).

Asimismo, aquellos topónimos que correspondan a transcripciones de alfabetos no latinos deben seguir las reglas de acentuación del español por considerarse adaptaciones, ya sean parciales o totales, a nuestro sistema de escritura: Járkov, Taipéi (v. § 4).

Se respetarán tanto los diacríticos como la acentuación original de los topónimos extranjeros que se incorporen al español por mera transferencia del endónimo: Düsseldorf, São Paulo, Jämtland. No obstante, existe una cierta flexibilidad en la reproducción de aquellos diacríticos o grafemas propios de lenguas con un alfabeto latino expandido, como pueden ser el sueco, el polaco, el checo o el turco; para reproducir sus topónimos, en textos de carácter no oficial o no especializados, es frecuente la utilización de variantes simplificadas: Oresund por Øresund, Gdansk por Gdańsk, Litomerice por Litoměřice, Gulsehir por Gülşehir.

     

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