CAPÍTULO II. La representación gráfica del acento: el uso de la tilde

3. El acento gráfico o tilde

3.4. Las reglas de acentuación gráfica

3.4.3. La tilde diacrítica

3.4.3.2. Tilde diacrítica en qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuánto, cuándo, dónde y adónde

Las palabras tónicas qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuánto, cuándo, dónde y adónde (y las formas de plural y de femenino que poseen algunas de ellas: cuáles, quiénes, cuánta(s), cuántos) se escriben con tilde diacrítica para diferenciarlas de sus homónimas átonas que, cual, quien, como, cuan, cuanto, cuando, donde y adonde (asimismo con sus femeninos y plurales: cuales, quienes, cuanta(s), cuantos). El carácter tónico o átono de estas formas y su consiguiente escritura con tilde o sin ella dependen de diversos factores, esencialmente de su categoría gramatical, su función sintáctica en el enunciado y algunas características de la estructura oracional de la que forman parte.

Como ocurre en todos los casos de tilde diacrítica, estas formas tónicas son palabras que no deberían tildarse según las reglas generales de acentuación, bien por ser monosílabas (qué, cuál, quién, cuán), bien por tratarse de voces bisílabas llanas terminadas en vocal o en -s (cuándo, dónde, quiénes, cuántos…). En todas ellas, por tanto, la función de la tilde no es indicar la posición de su sílaba tónica, sino prevenir su confusión con aquellas otras formalmente idénticas, pero de pronunciación átona y distinto valor y función.

Precisamente por el carácter excepcional de la tilde diacrítica en relación con las reglas generales de acentuación, su empleo en estas palabras se limita a su funcionamiento en el ámbito de aquellas categorías gramaticales en las que la distinción gráfica entre formas tónicas y átonas resulta rentable, a saber: cuando se trata de los interrogativos y exclamativos tónicos (y de algunos relativos que pueden ser tónicos en determinadas circunstancias; v. § 3.4.3.2.3a), frente a las conjunciones y los relativos átonos de idéntica configuración grafemática.

Fuera de estas categorías, las palabras tónicas que coinciden formalmente con alguna de las átonas de esta serie no llevan tilde diacrítica y se someten a las reglas generales de acentuación. Es el caso, por ejemplo, del sustantivo tónico cuanto (hispanización del latinismo científico quantum ‘cantidad de energía emitida o absorbida por un átomo o una molécula, proporcional a su frecuencia de radiación’) o de la forma verbal como (de comer), asimismo tónica, que se escriben sin tilde diacrítica a pesar de coincidir, respectivamente, con los relativos átonos cuanto y como.

Así pues, debe tenerse en cuenta que la pauta general por la que todas estas palabras se escriben con tilde en sus usos tónicos y carecen de ella en sus usos átonos cuenta con algunas excepciones, como las citadas y otras que se irán señalando en los apartados siguientes. En ellos se analiza con detalle en qué casos estas palabras se escriben siempre con tilde (§ 3.4.3.2.1) o siempre sin ella (§ 3.4.3.2.2), y en cuáles es válido escribirlas de ambas formas por ser igualmente posible su articulación tónica o átona (§ 3.4.3.2.3).

3.4.3.2.1 Escritura con tilde

Estas palabras se escriben con tilde en los casos que se describen a continuación.

3.4.3.2.1.1 Con valor interrogativo o exclamativo

Las palabras qué, cuál /es, quién /es, cómo, cuán, cuánto/a /os/as, cuándo, dónde y adónde son siempre tónicas y se escriben con tilde cuando pertenecen a la clase de los interrogativos y exclamativos, llamados así por su capacidad de encabezar estructuras de sentido interrogativo o exclamativo, en las que aluden al valor de una incógnita que puede referirse a cosas (qué, cuál), personas (quién, cuál, qué), lugares (dónde, adónde), maneras (cómo), tiempos (cuándo) o cantidades (cuán, cuánto). Los interrogativos y exclamativos pueden aparecer en tres tipos de contextos o situaciones: encabezando estructuras interrogativas y exclamativas directas o indirectas (§ 3.4.3.2.1.1.1); sustantivados mediante un determinante (§ 3.4.3.2.1.1.2), y en algunas locuciones o expresiones (§ 3.4.3.2.1.1.3).

3.4.3.2.1.1.1 Encabezando estructuras interrogativas y exclamativas

Todas las palabras pertenecientes a esta clase pueden encabezar tanto enunciados interrogativos como exclamativos, a excepción de cuál/es, que en la actualidad solo inicia enunciados interrogativos y nunca exclamativos (salvo en la estructura lexicalizada ¡cuál(es) no sería(n)…!: ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando lo vi allí!). Las estructuras interrogativas o exclamativas pueden ser de dos tipos:

a) Estructuras interrogativas o exclamativas directas (con verbo explícito o sin él), que se emiten con la entonación característicamente interrogativa o exclamativa y se escriben normalmente entre signos de interrogación o exclamación (v. cap. III, § 3.4.9). Estas estructuras pueden constituir enunciados autónomos o independientes, o bien formar parte de un enunciado mayor:

¿Qué llevaba en la maleta?

¡Qué calor!

¿Cuál te gusta más?

¿Quién te ha hecho eso?

¡Quién pudiera volver a ser joven!

¿Cómo lo has hecho?

¡Cómo te agradezco que hayas venido!

¿Cuán firme es tu determinación?

¡Cuán diferentes son entre sí!

¿Cuántos hermanos tiene?

¡Cuánta miseria!

¿Cuándo se termina el plazo?

¡Cuándo se ha visto cosa igual!

Se pasó la tarde repitiendo: «¡Qué pena más grande!».

Ya sé que estuviste en París, pero ¿cuándo fue?

Los interrogativos y exclamativos pueden ir precedidos por una preposición sin dejar de ser tónicos ni de escribirse con tilde:

¿Por qué ha dicho eso?

¡Con qué poco te conformas!

¿Con cuál te quedas?

¡A quién se le ocurre!

¡Por cuántas pruebas ha pasado!

¿Hasta cuándo estás dispuesto a seguir?

¿Hacia dónde vamos?

¡En dónde has acabado, hijo mío!

Advertencia

No siempre una estructura interrogativa o exclamativa directa escrita entre signos de interrogación o exclamación va introducida por un interrogativo o un exclamativo tónicos. Hay veces que estas estructuras están encabezadas por conjunciones o por relativos átonos, que, precisamente por su condición de palabras átonas, se escriben sin tilde (v. § 3.4.3.2.2), como se ve en los ejemplos siguientes:

¿Que no sabes quién es Pepe?, pues ahora mismo te lo cuento.

¿A que es genial?

¡Que paséis buenas vacaciones!

¿Quien lo atropelló se dio a la fuga? No puedo creerlo.

¡Hasta cuando quieras! Me ha encantado verte.

¡Como si fuera tan fácil!

Lo encontré en esa librería. —¿Donde dijo el profesor?

Compárense los siguientes enunciados interrogativos para percibir la diferencia entre formas tónicas y átonas:

¿Qué quiere el niño? ¿Que se lo den todo resuelto?

¿A qué se debe tu malestar? ¿A que cada día trabajas más?

¿Dónde vamos a comer? ¿Donde comiste el otro día con tu jefe?

En cada uno de los ejemplos anteriores, el elemento que aparece en la primera oración es un interrogativo tónico (escrito, por ello, con tilde), mientras que el que aparece en la segunda oración es una conjunción o un relativo átonos (escrito, por ello, sin tilde).

Es importante tener en cuenta que no siempre los enunciados interrogativos y exclamativos independientes se escriben necesariamente entre signos de interrogación o exclamación. A menudo se prescinde de estos signos en el caso de las oraciones exclamativas y a veces también en las interrogativas, especialmente si se trata de preguntas retóricas que no requieren respuesta; no obstante, los interrogativos y exclamativos que las encabezan siguen siendo tónicos y mantienen su acentuación gráfica:

«De qué sirve huir de las ciudades si lo persiguen a uno hasta el fin del mundo» (MñzMolina Invierno [Esp. 1987]).

«No, eso está mal. Quién te habrá puesto esa idea en la cabeza» (Puig Beso [Arg. 1976]).

«Cuántas cosas he vivido a su lado y cuántas podían aún sucederme en su compañía» (Mutis Ilona [Col. 1988]).

Lo mismo ocurre cuando un enunciado interrogativo independiente constituye el título de una obra, un capítulo o cualquier otra sección de un texto. Aunque en estos casos es también frecuente prescindir de los signos de interroga ción, los interrogativos deben escribirse con tilde:

Qué es la energía eólica

Quiénes somos

Dónde acudir en caso de emergencia

b) Estructuras interrogativas o exclamativas indirectas (con verbo explícito o sin él), que constituyen oraciones subordinadas sustantivas, esto es, que ejercen funciones propias del sustantivo (sujeto, complemento directo, etc.) dentro de otra oración. He aquí algunos ejemplos:

Interrogativas indirectas:

Preguntó qué tenía que hacer para ir al centro.

Aún no ha decidido con quién asociarse.

Dime cuánto vas a tardar.

Me preocupa cómo encontrar financiación.

Se van de vacaciones, pero no saben dónde.

Información adicional

Como se ve por los ejemplos, se consideran interrogativas indirectas no solo las oraciones subordinadas que se corresponderían con una pregunta real en estilo directo, como la que aparece en el enunciado Preguntó qué tenía que hacer para ir al centro, sino también aquellas en las que, sin implicar una pregunta directa, el interrogativo representa la existencia de una incógnita o una incertidumbre (referida a persona, lugar, cosa, etc.).

Exclamativas indirectas:

Mira qué fácil.

Hay que ver cuánto has crecido.

Es indignante cómo lo tratan.

Al tratarse de oraciones subordinadas, las interrogativas y exclamativas indirectas no se pronuncian con la entonación específicamente interrogativa o exclamativa de las directas, ni se escriben tampoco entre signos de interrogación o exclamación; no obstante, las palabras que las introducen (aparte de la conjunción si, que es átona: Dime si vas a venir; Depende de si he terminado a tiempo) son siempre interrogativos y exclamativos tónicos, que deben escribirse con tilde:

«Hay que preguntarse qué hemos hecho de nuestra libertad rebelde» (Fuentes Esto [Méx. 2002]).

«Ahora entiendo para qué me citó Román en el Cuartel General del Ejército» (VLlosa Fiesta [Perú 2000]).

«El pañero debía entrar a revisar sus objetos personales para decidir cuáles llevaba» (Otero Temporada [Cuba 1983]).

«Yo sé quién es usted y desde dónde viene, señora» (Martínez Evita [Arg. 1995]).

«Venga usted en invierno y verá qué frío» (Llamazares Río [Esp. 1990]).

«Max comprendió cuán breve era su estirpe» (Contreras Nadador [Chile 1995]).

«Me di cuenta de cuánto lo quería» (GaMárquez Vivir [Col. 2002]).

«Recordó a tiempo cómo había echado de menos a los niños» (Grandes Aires [Esp. 2002]).

Como muestran algunos de los ejemplos anteriores, también en las interrogativas y exclamativas indirectas los interrogativos y exclamativos pueden ir precedidos de preposición.

3.4.3.2.1.1.2 Sustantivados mediante un determinante

Los interrogativos, especialmente qué, cómo, cuándo, cuánto y dónde, pueden sustantivarse anteponiéndoles un determinante, normalmente el artículo el. En estos casos, son asimismo tónicos y conservan la tilde diacrítica que les es característica:

«Que me expliquen bien el cómo y el cuándo, el lugar y el tiempo en que todo esto sucede» (Fuentes Cristóbal [Méx. 1987]).

«El qué sería fijo y el cuánto sería lo que cambiaría» (RdgzCalafat Informática [Esp. 2004]).

«Son como documentos del azar, como repentinas fotografías sin un cuándo ni un dónde» (Nasarre País [Esp. 1993]).

«Nuestra última pregunta afecta a lo que cabría considerar como verdadera naturaleza del refuerzo: su qué y su cómo» (Pinillos Psicología [Esp. 1975]).

Como sustantivos que son, admiten su uso en plural, caso en el que conservan su tilde característica:

«Nadando en el río del cuándo y los tres dóndes de mi dimensión actual y eterna» (Fuentes Cristóbal [Méx. 1987]).

3.4.3.2.1.1.3 En determinadas locuciones o ex presiones

Muchos interrogativos y exclamativos forman parte de locuciones, expresiones o fórmulas oracionales, en las que también se escriben con tilde, como corresponde a su naturaleza tónica. Dejando a un lado las que constituyen enunciados propiamente interrogativos o exclamativos, como ¿a santo de qué…?, ¿(y) a mí qué?, ¿qué tal?, ¿qué más da…?, ¿de cuándo acá…?, ¡dónde va a parar!, ¡cómo no!, ¡cuál no sería…! y otras semejantes que se asimilan a las estructuras interrogativas y exclamativas directas ya comentadas (§ 3.4.3.2.1.1.1a), se relacionan a continuación algunas de las de uso más frecuente:

a) Con qué:

• el qué dirán: Deja de pensar en el qué dirán y decide ya.

• no hay de qué: —Muchas gracias. —No hay de qué.

• no sé qué: Yo se lo diría, pero me da no sé qué.

• qué sé yo o yo qué sé: Me pidió el auto para ir qué sé yo dónde.

• que para qué: Le dieron un susto que para qué.

• qué va: —¿Te has enfadado? —Qué va.

• sin qué ni para qué: Se quitó el sombrero y, sin qué ni para qué, lo tiró por la ventana.

• sin venir a qué: Entonces, sin venir a qué, comenzó a reír.

• un no sé qué: Tiene un no sé qué que consigue encandilar a todos.

b) Con cuál:

• a cuál más: Tiene tres hijos, a cuál más caprichoso. Aunque en los textos se ve con frecuencia escrito sin tilde, cuál debe aquí llevarla por su condición de forma tónica derivada del interrogativo.

c) Con quién:

• mira quién habla o mira quién fue a hablar: Mira quién fue a hablar, el de la conducta irreprochable.

• no sé quién: Lo preguntó no sé quién.

• no ser quién/es: Tú no eres quién para prohibírselo.

• quién sabe: Quién sabe, quizá no fue Andrés.

d) Con cuánto:

• no sé cuánto/a/os/as: Pasó por no sé cuántas manos antes de que tú lo compraras; Esa película es del año no sé cuántos.

e) Con dónde:

• mira por dónde: En este punto, mira por dónde, estoy de acuerdo contigo.

3.4.3.2.1.2 En ciertas correlaciones distributivas, con valor de indefinidos

Las palabras quién, cuál y cuándo son tónicas y se escriben con tilde cuando se emplean en ciertas correlaciones distributivas en las que poseen valor de indefinidos:

a) Las correlaciones quién(es)…, quién(es)… y cuál(es)…, cuál(es)… son sinónimas y significan ‘uno(s)…, otro(s)…’, si bien el uso de cuál(es) es hoy más raro que el de quién(es) en estos casos:

«En nuestra cabina […] se respira una atmósfera de tibieza y serenidad. Quién lee revistas, quién escribe cartas, quién juega ajedrez, fuma o sueña con los ojos abiertos» (Tibón Aventuras [Méx. 1986]).

«Y luego hacían [los toros] cosas graciosas. Cuál fingía que se despanzurraba, […] cuál pegaba la voltereta, cuál buscaba hierba» (País [Esp.] 16.4.1997).

Sin embargo, cual y quien son átonos y se escriben sin tilde en las locuciones pronominales indefinidas cual más, cual menos y quien más, quien menos (v. § 3.4.3.2.2.4.1c); y se escriben igualmente sin tilde, aun siendo tónicos, en las locuciones pronominales asimismo indefinidas cada cual y cada quien (v. § 3.4.3.2.2.4.2a y b).

b) La correlación cuándo…, cuándo…, poco frecuente hoy, significa ‘unas veces…, otras veces…’:

«Cuándo este, cuándo el otro, dejaban escapar un suspiro» (PzAyala Curandero [Esp. 1926]).

3.4.3.2.2 Escritura sin tilde

Estas mismas palabras se escriben siempre sin tilde en los casos que se detallan a continuación.

3.4.3.2.2.1 Cuando funcionan como relativos

Las palabras que, cual /es, quien /es, como, cuan, cuanto/a/os/as, cuando, donde y adonde son normalmente átonas y se escriben sin tilde cuando introducen oraciones subordinadas de relativo, con antecedente expreso o sin él. Únicamente el relativo cual /es, cuando va precedido de artículo (el cual, la cual, los cuales, las cuales), se pronuncia tónico, a pesar de lo cual se escribe sin tilde, por analogía con el resto de las palabras de su clase.

Información adicional

Las oraciones de relativo son oraciones subordinadas introducidas por un relativo (que, cual /es, quien /es, cuan, cuanto/a /os/as, cuyo/a/os/as, como, cuando, donde y adonde), que modifican o complementan a un elemento denominado antecedente.

El antecedente (normalmente un sustantivo o un grupo nominal, pero también un pronombre, un adverbio o toda una oración) permite identificar en cada caso cuál es la entidad a la que se refiere el contenido de la subordinada. Así, en la oración de relativo a la que viste ayer, presente en el enunciado La mujer a la que viste ayer es mi casera, el antecedente del relativo que, es decir, el elemento que nos permite saber a qué o a quién nos estamos refiriendo, es el sustantivo mujer, núcleo del sujeto de la oración principal.

El antecedente puede ser explícito, es decir, estar expreso en la oración en la que se inserta la subordinada de relativo, como ocurría en el ejemplo anterior y se ve en los que siguen (se destaca en versalita el antecedente y se subraya el relativo):

Ha colocado en el jarrón las FLORES que trajiste.

Conozco a la CHICA con quien trabajas.

No me gusta el MODO como me mira.

ÉL, cuya lealtad es indudable, hará lo posible por ayudarte.

Sigue AHÍ donde lo dejaste.

ESTUDIÓ DOS CARRERAS, lo cual le permitió encontrar trabajo más rápidamente.

En otros casos, el antecedente no está expreso, bien por estar incorporado implícitamente en el propio relativo, como ocurre en Quien venga (‘la PERSONA que venga’) lo hará mejor, bien por estar sobrentendido, como en Elige el que quieras, donde el antecedente del relativo que debe deducirse del contexto. Las oraciones de relativo sin antecedente expreso pueden estar introducidas por cualquier relativo, salvo por el cual y cuyo, que siempre requieren un antecedente explícito. He aquí algunos ejemplos de relativas sin antecedente expreso:

Ponte el que más te guste (‘el VESTIDO que más te guste’).

Quien llegue tarde no podrá entrar (‘la PERSONA que llegue tarde…’).

Entregaron un premio a cuantos participaron (‘a todas las PERSONAS que participaron’).

Lo hará como resulte más conveniente (‘del MODO que resulte más conveniente’).

Vendrá cuando termine (‘en el MOMENTO en que termine’).

Siéntate donde quieras (‘en el LUGAR que quieras’).

Así pues, los relativos son elementos característicamente átonos, a diferencia de los interrogativos y los exclamativos, que son siempre tónicos, como pone de manifiesto la oposición entre el relativo quien de Quien ha mentido recibirá un castigo y el interrogativo quién en Descubriremos quién ha mentido; de ahí que los relativos se escriban, por lo general, sin tilde, y los interrogativos y exclamativos siempre con ella. Hay, no obstante, ciertos casos especiales en que los relativos sí pueden acentuarse prosódicamente y, por ello, en algunas circunstancias se admite su escritura con tilde, tal y como se explicará más adelante (v. § 3.4.3.2.3a).

Se exponen a continuación los casos en que los relativos se escriben siempre sin tilde:

a) Cuando introducen oraciones subordinadas de relativo con antecedente expreso, ya que, en esos casos, los relativos (con la excepción señalada de el cual y sus variantes) son siempre átonos:

«¿Conoces a ALGUIEN que pueda alojarme allá?» (RRosa Sebastián [Guat. 1994]).

«Otra cosa linda de Aldo era esa ELEGANCIA con que soltaba los billetes» (Chavarría Rojo [Ur. 2002]).

«NADA tengo que perder» (Quintero Danza [Ven. 1991]).

«Todo lo contrario de SUS HERMANAS, a quienes este mundo les atemorizaba» (Esquivel Agua [Méx. 1989]).

«TODO cuanto publica tiene un enorme interés» (Azúa Diario [Esp. 1987]).

«Así pudo darse cuenta Patricio del MODO como gozan los hijos de Dios» (Serrano Dios [Col. 2000]).

«Abrirían una inmensa TIENDA donde habría de todo: comestibles, ropa, muebles» (Jodorowsky Pájaro [Chile 1992]).

Como ya se ha indicado, el relativo cual, a pesar de ser tónico cuando va precedido de artículo, se escribe sin tilde, como los demás relativos con antecedente expreso:

«El PUERTO hacia el cual nos dirigimos es el sueño que nos unió» (Assad Cenizas [Col. 1989]).

«Comencé a escribir en HOJAS RAYADAS TAMAÑO OFICIO, con las cuales fui formando cuadernos» (Chávez Batallador [Méx. 1986]).

b) Cuando introducen oraciones subordinadas de relativo cuyo antecedente no está expreso, los relativos son igualmente átonos y se escriben sin tilde (salvo cuando el antecedente implícito es de carácter inespecífico, caso en el que el relativo puede ser tónico y escribirse con tilde; v. § 3.4.3.2.3a):

«Quien lo había convencido al fin era su hermana María Amelia» (Martínez Perón [Arg. 1989]).

«Si actuamos como lo hacemos, no es por lucro personal» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]).

«Se tumbó cuan larga era en el diván» (GGalán Bobo [Esp. 1986]). «Susan demoró el trámite cuanto pudo» (Ponte Contrabando [Cuba 2002]).

«Te llamaré cuando regrese de Puerto Rico» (Quesada Banana [Hond. 2000]).

«Te llevo donde quieras» (Pombo Metro [Esp. 1990]).

Cuando se coordinan varios relativos sin antecedente expreso, todos, salvo el último, se pronuncian tónicos por exigencia de la prosodia oracional; no obstante, mantienen su grafía sin tilde:

Puedes conseguirlo donde, como y cuando quieras.

3.4.3.2.2.2 Cuando funcionan como conjunciones

Algunas de las palabras de esta serie son también conjunciones. En ese caso, son átonas y se escriben sin tilde, tal como se expone a continuación.

Información adicional

Las conjunciones constituyen una clase gramatical de palabras formalmente invariables, cuya función característica es servir de nexo o enlace entre términos, grupos sintácticos u oraciones: ¿Quieres té o café?; Sabe más de fútbol que de toros; No fue al cine, sino al teatro; Es tan guapo como su padre; No sé si querrá venir; Ha perdido la apuesta, pero aún no lo sabe; Todavía estoy esperando que me dé las gracias. Las conjunciones son palabras átonas con muy pocas excepciones (v. § 2.3.1.2g y 2.3.1.1l).

a) La palabra que se escribe sin tilde cuando es conjunción:

• Como conjunción completiva, introduciendo oraciones sustantivas de sujeto, complemento directo o término de preposición: Le preocupa que el plan fracase; ¿Quieres que me quede?; Insistió en que debíamos continuar.

• Como conjunción comparativa, introduciendo el segundo término de comparación: Hay más pobres ahora que antes; Tiene menos seso que un mosquito.

• En estructuras contrastivas del tipo yo que tú, al contrario que él, etc.: Yo que tú no lo haría.

• Como conjunción consecutiva, normalmente en correlación con tan(to) o tal: Ha llovido tanto que se ha inundado el garaje; Es tal su preocupación que no duerme desde hace días; Está que no cabe en sí de gozo (se sobrentiende tan contento).

• Con valor causal: Me voy, que ya llego tarde; o final: Habla más alto, que te oigamos bien.

• Introduciendo oraciones independientes, a menudo exclamativas o interrogativas, con distintos matices expresivos, como advertencia: ¡Que viene el jefe!; deseo: ¡Que te mejores!; mandato: ¡Que os calléis!; sorpresa o desconcierto: ¿Que aún no ha llegado?; hipótesis: ¿Que se nos hace de noche?, pues nos quedamos allí a dormir; repetición o resumen de lo oído o lo enunciado con anterioridad: ¿Que cuándo termina el plazo? No sé; En fin, que no pienso consentirlo.

• Formando parte de las perífrasis «haber que o tener que + infinitivo», que expresan necesidad u obligación: Hay que seguir adelante; No tenemos que hacerlo si no queremos.

• Formando parte de numerosas locuciones conjuntivas, como a menos que, a no ser que, así que, comoquiera que, con tal (de) que, dado que, de manera (o modo) que, dondequiera que, en tanto que, mientras que, por más que, puesto que, ya que, etc.: No lo hará a no ser que se lo pida; Estoy dispuesto a no dormir con tal de que terminemos.

b) La palabra como tampoco lleva tilde cuando funciona como conjunción, lo que sucede en los casos siguientes:

• Como conjunción comparativa, introduciendo el segundo término de comparaciones de igualdad, normalmente en correlación con tan(to): Andrés es listo como su madre; Su decisión fue tan arriesgada como eficaz; Miente tanto como habla; Está tan guapo como siempre.

• Como conjunción completiva (equivalente a que), especialmente con verbos de percepción o que denotan exposición o relato: Verás como al final no viene; Ya habrás oído como le echan la culpa a él; Me contó como habían quedado en verse al salir del trabajo para aclarar sus diferencias. No obstante, en muchos de estos casos puede articularse como voz tónica y escribirse con tilde (v. § 3.4.3.2.3c).

• Formando parte de la locución conjuntiva copulativa así como: Su mejoría se debe a su buena constitución, así como al cuidado de los médicos; y de la locución copulativa discontinua tanto… como…: Al acto acudieron tanto ella como su marido.

• Con valor ponderativo, en la construcción «no haber como + infinitivo», con el sentido de ‘no haber cosa mejor que’: Para relajarse no hay como darse un baño antes de dormir.

• Con valor causal: Como me sobraba tiempo, me fui a dar un paseo; o condicional: Como no termine pronto, nos vamos sin él.

• Introduciendo oraciones independientes que expresan negación o réplica enfáticas: ¡Como para fiestas estoy yo!; ¡Como si se hunde el mundo!; ¡Como que no pienso volver a confiar en él!; ¡Como si fuera tan fácil conseguirlo!

c) La palabra cuando se escribe asimismo sin tilde cuando funciona como conjunción, introduciendo oraciones subordinadas de diferente tipo:

• Con valor causal (‘puesto que, ya que’): Cuando tú lo dices, será verdad.

• Con valor condicional (‘si’ o ‘en el caso de que’; o ‘si no’, seguido de no): Cuando me pida perdón, seguiremos hablando; El riesgo es mínimo, cuando no inexistente.

• Con valor concesivo (‘aunque’ o ‘siendo así que’): Él se llevaba todos los elogios, cuando era su mujer la que organizaba las fiestas.

d) La palabra cuanto también se escribe sin tilde en sus usos conjuntivos:

• Como conjunción comparativa, en correlación con tan(to), introduciendo el segundo término de comparaciones de igualdad: La casa estaba en un lugar tan apacible cuanto bello.

• Formando parte de la conjunción copulativa discontinua tantocuanto…: Estaba interesado tanto en la casa cuanto en los campos de alrededor.

En ambos casos cuanto es sustituible por como, más frecuente en la lengua general.

3.4.3.2.2.3 Con otros valores

Además, las palabras como, cuando y donde o adonde también son átonas y se escriben sin tilde cuando funcionan con otros valores:

a) Como:

• Como preposición, introduciendo expresiones nominales con valor equivalente a de o con el sentido de ‘en calidad de’, ‘en tanto que’, ‘en su condición de’, ‘en concepto de’, ‘a modo de’: Utilizaban el despacho como sala de juegos; Jugaba como delantero centro; Te lo digo como amigo; Su experiencia como actor le facilitaba las cosas; Como hipótesis de trabajo resulta bastante interesante; Tienen derecho a ser considerados como seres humanos.

• Como adverbio de valor aproximativo o atenuativo: Te estuve esperando como una hora; Llevaba el pelo como mal peinado.

• Con valor ejemplificativo, introduciendo uno o varios elementos citados como ejemplo: En sus escritos hace abundante uso de recursos expresivos como la metáfora, la ironía, la metonimia, etc.

b) Cuando:

• Como preposición, introduciendo expresiones nominales que denotan periodos de tiempo o acontecimientos: Cuando niño solía ir todas las tardes a ver a sus abuelos; Mis padres se vinieron a Madrid cuando el terremoto de Lisboa.

c) Donde o adonde:

• Funciona a modo de preposición, generalmente en el habla coloquial o popular, con el sentido de ‘junto a’, ‘en casa o en el negocio de’ o ‘en el lugar de origen de’: Se detuvo a descansar donde el obelisco; Fue (a)donde sus tíos a llamar por teléfono; Donde nosotros no se estilan estas cosas.

3.4.3.2.2.4 En determinadas locuciones o expresiones

3.4.3.2.2.4.1 Con pronunciación átona

Muchos de los relativos y de las conjunciones anteriormente comentados forman parte de construcciones, locuciones y expresiones de diversa naturaleza, en las que mantienen su pronunciación átona y su escritura sin tilde. A continuación se relacionan algunas de las de uso más frecuente:

a) Con que:

• ¿a que…?: ¿A que no sabes quién ha venido?

• dar que hablar (a veces con otros verbos como pensar o decir): Estas medidas darán que hablar; Lo que has dicho da que pensar.

• hay que ver: Hay que ver qué pesado te pones.

• ni que decir tiene: La oposición, ni que decir tiene, rechazó todas las propuestas.

• otro que tal (baila): Su hermano, otro que tal baila: están de acuerdo en todo.

b) Con como:

• a como dé lugar: El caso es salir adelante a como dé lugar.

• como para (que): Es lo suficientemente listo como para entenderlo; Es muy tarde como para que salgamos.

• como que: ¡Como que te lo voy a decir precisamente a ti!

• como si: Es como si lo conociese de siempre.

• como si tal (cosa): El guarda estaba a la puerta, silbando como si tal (cosa).

• tal (y) como: Reaccionó tal (y) como esperábamos.

c) Con cual y quien:

• cual más, cual menos o quien más, quien menos

Aunque tradicionalmente se ha venido admitiendo la escritura tanto con tilde como sin ella de cual y quien en las locuciones pronominales indefinidas cual más, cual menos y quien más, quien menos (‘todos, unos más y otros menos’), su pronunciación átona y su vinculación con la clase de los relativos (ya que ambos son sustituibles, en este contexto, por el relativo que precedido de artículo: el que más, el que menos) hacen recomendable su escritura siempre sin tilde:

«Mis compañeros de generación, centroamericanos y mexicanos, cual más, cual menos, se habían convertido en autores de renombre» (Monterroso Literatura [Guat. 2004]).

«Quien más, quien menos, todos me han traicionado» (UPietri Oficio [Ven. 1976]).

d) Con cuando:

• aun cuando: Aun cuando no estudia, aprueba siempre.

• cuando más: La flor dura cuando más un par de días.

• cuando menos: Hay que limpiar las jaulas cuando menos una vez por semana.

e) Con cuanto:

• cuanto antes: No te entretengas; ven cuanto antes.

• cuanto más: Para una empresa, cuanto más si produce beneficios, es difícil tomar esa decisión.

• en cuanto: La reunión comenzará en cuanto llegue el director.

• en cuanto a: En cuanto a su teoría de la conspiración, cada vez estaban más convencidos de que se trataba de un montaje.

• en cuanto (que): Convocaron a Ana en cuanto (que) responsable del proyecto.

• en tanto en cuanto: Acatarán las leyes en tanto en cuanto sean justas.

• por cuanto: Estos datos son importantes por cuanto suponen un cambio de tendencia.

• tanto más cuanto que: Él estaba de acuerdo, tanto más cuanto que la situación era propicia.

3.4.3.2.2.4.2 Con pronunciación tónica

Hay, no obstante, ciertas construcciones y locuciones en las que estas palabras, aun pronunciándose tónicas, se escriben siempre sin tilde:

a) Con cual:

• cada cual: Cada cual deberá llevar su comida.

• que si tal (y) que si cual o que si tal y (que si) cual: Empezó a decir que no se sentía capaz, que si tal y que si cual.

• tal cual: En sus novelas reproduce la realidad tal cual.

• tal para cual: No te quejes de Pedro; sois tal para cual.

• tal por cual: Ese tal por cual le había ganado la apuesta.

• un tal y un cual (con sus variantes de femenino y de plural): Van diciendo que son unas tales y unas cuales.

b) Con quien:

• cada quien: Cada quien es libre de pensar lo que quiera.

c) Con cuando:

• de cuando en cuando, de cuando en vez o de vez en cuando: Salgo a comer con él de vez en cuando.

d) Con cuanto:

• tanto y cuanto: Aunque digan que tienen tanto y cuanto, no te creas nada.

• de tanto en cuanto: De tanto en cuanto acudía a algún acto público.

• unos (o algunos u otros) cuantos: Se preguntó a muchas mujeres, pero solo contestaron unas cuantas; Al acto asistieron unos cuantos políticos y otros cuantos intelectuales.

3.4.3.2.3 Escritura con tilde o sin tilde

En ciertos contextos sintácticos concretos, la escritura con tilde o sin tilde de estas palabras (qué /que, quién /quien, cómo/como, cuándo/ cuando…) no resulta tan inequívoca y excluyente como en los casos hasta aquí descritos, sino que, por diferentes circunstancias, son posibles las dos acentuaciones prosódicas y, consiguientemente, las dos soluciones gráficas. En algunos casos, las alternativas tónica o átona suponen una diferencia sustancial de significado, mientras que en otros el significado es muy similar, si no idéntico.

A menudo la tonicidad o atonicidad de las palabras que nos ocupan está asociada a una estructura sintáctica y un significado diversos. La escritura con tilde o sin tilde dependerá, por tanto, en esos casos, del sentido que se pretenda expresar. Así, en los siguientes ejemplos, un mismo contexto lingüístico puede acoger tanto un elemento tónico escrito con tilde como un elemento átono escrito sin ella, si bien cada una de dichas opciones corresponde a un tipo diferente de oración y expresa un significado sustancialmente distinto:

Se ha olvidado de quién la cuidó toda su infancia. (El interrogativo tónico quién introduce una oración interrogativa indirecta y el enunciado significa ‘se ha olvidado de qué persona la cuidó, no recuerda quién fue esa persona’).

Se ha olvidado de quien la cuidó toda su infancia. (El relativo átono quien introduce una oración de relativo sin antecedente expreso y el enunciado significa ‘se ha olvidado de la persona que la cuidó, ya no tiene presente a esa persona’).

La decisión dependerá de cuántos participen en el proyecto. (El interrogativo tónico cuántos introduce una interrogativa indirecta y el enunciado significa ‘la decisión dependerá de qué número de personas participen en el proyecto’).

La decisión dependerá de cuantos participen en el proyecto. (El relativo átono cuantos introduce una oración de relativo sin antecedente expreso y el enunciado significa ‘la decisión dependerá de lo que opinen las personas que participen en el proyecto’).

No nos habló de cuándo estuvo aquí. (El interrogativo tónico cuándo introduce una interrogativa indirecta y el enunciado significa ‘no nos dijo en qué momento concreto estuvo aquí’).

No nos habló de cuando estuvo aquí. (El relativo átono cuando introduce una oración de relativo sin antecedente expreso y el enunciado significa ‘no nos habló, no nos contó cosas, de la época en que estuvo aquí’).

Por el contrario, hay ocasiones en que es posible articular estas palabras como tónicas o como átonas en un mismo enunciado sin que entre una y otra posibilidad se aprecien variaciones sustanciales de significado. En esos casos es admisible escribir estas palabras tanto con tilde como sin ella, en función de si el que escribe refleja su pronunciación tónica o átona. Esta doble posibilidad (prosódica y gráfica) sin cambio sustancial de significado se da en tres tipos de situaciones, tal y como se explica a continuación:

a) Los relativos que introducen subordinadas relativas sin antecedente expreso, siempre que el antecedente implícito sea indefinido y posea carácter inespecífico (una persona, alguien, algo, un lugar, algún lugar, alguna manera, etc., así como sus correlatos negativos nadie, nada, ningún lugar, ninguna manera, etc.), pueden articularse en muchos casos con acento prosódico o sin él, de forma que en los textos se encuentran escritos tanto con tilde como sin ella. Esto ocurre fundamentalmente con las oraciones de relativo sin antecedente expreso dependientes de los verbos haber y tener, pero también de verbos que pueden admitir complementos indefinidos de carácter inespecífico, como buscar, encontrar, necesitar, etc.

Información adicional

Son complementos indefinidos de carácter inespecífico aquellos que se refieren no a un ente concreto y determinado, realmente existente, sino a uno cualquiera de los posibles, sin que se especifique o se sepa cuál es, ni siquiera si existe o no. Así, por ejemplo, es inespecífico el complemento de buscar en Busco un mecánico que me arregle la moto (donde el referente no es ningún mecánico concreto, sino uno cualquiera que aún no se sabe quién es y que puede existir o no), mientras que es específico en Busco a un mecánico / al mecánico que me arregló la moto (donde el referente es un mecánico concreto, realmente existente).

En los ejemplos siguientes se observa como, al suprimir el antecedente indefinido expreso de las oraciones de relativo dependientes de estos verbos, se obtienen oraciones relativas cuyo antecedente indefinido no está expreso, sino implícito en el relativo que las introduce:

Tiene alguien en quien confiar Tiene en quien /quién confiar.

No hay un lugar donde estudiar No hay donde /dónde estudiar.

Busco una persona que me ayude Busco quien /quién me ayude.

No encuentro un lugar donde alojarme No encuentro donde / dónde alojarme.

Necesita alguien que lo cuide Necesita quien /quién lo cuide.

Como se ve, en este tipo de relativas sin antecedente expreso los relativos pueden ser tónicos o átonos y escribirse, consecuentemente, con tilde o sin ella. Ambas posibilidades son válidas, si bien hay que señalar que, cuando las relativas llevan el verbo en infinitivo, los relativos que las introducen tienden a pronunciarse normalmente tónicos (por lo que aparecen más a menudo escritos con tilde), mientras que, si el verbo es una forma personal, los relativos manifiestan mayor tendencia a la pronunciación átona (y, por ello, se ven escritos más a menudo sin tilde). Por otra parte, unos relativos parecen admitir con más facilidad que otros la doble articulación átona o tónica, como quien /quién o donde /dónde, mientras que otros, como qué, parecen decantarse casi siempre por la realización tónica en este tipo de oraciones. Se ofrecen a continuación ejemplos en los que se pone de manifiesto la alternancia entre relativos tónicos y átonos que caracteriza este tipo de oraciones:

«No iba a haber con qué hacerle frente a todo aquello» (UPietri Oficio [Ven. 1976]).

«Fue larga [la lactancia], porque ahí había con que hartar a varios infantes» (Mujica Escarabajo [Arg. 1982]).

«Queremos tener a quién envidiar» (Nieva Nosferatu [Esp. 1991]).

«Pues ya tiene a quien parecerse» (Marsé Muchacha [Esp. 1978]).

«Ahora sí me voy, que ya Alcides tiene quien lo acompañe» (Quintero Esperando [Cuba 1996]).

«Me voy a tomar un café al Dominó y no tengo quién me acompañe» (Bayly Días [Perú 1996]).

«Ahora no habrá quien defienda el orden» (Salisachs Gangrena [Esp. 1975]).

«El Rey marchaba sobre Londres al frente de un ejército y no había quién se le opusiera» (Otero Temporada [Cuba 1983]).

«No había dónde sentarse y permanecimos de pie» (Olaizola Guerra [Esp. 1983]).

«No había donde sentarse. Permanecí en pie mientras ella comenzó a hablar» (Mutis Ilona [Col. 1988]).

«También esta vez me trajo un costoso regalo. Ya son tantos, casi siempre joyas que no tengo cuándo lucir, que no sé diferenciar su procedencia» (Jaramillo Tiempo [Pan. 2002]).

«Hasta que él le daba el beso de despedida […], cuya característica fundamental era la de no tener cuando acabar» (Bryce Huerto [Perú 2002]).

«Recorrieron el vagón a saltitos en ambos sentidos buscando dónde sentarse» (GaMárquez Vivir [Col. 2002]).

«Busca donde ocultarse y termina por zambullirse detrás de un parapeto bajo» (Ulive Dorado [Ur. 1989]).

«Los hombres no saben cuidarse, no son fuertes, necesitan quién los atienda» (GaRamis Días [P. Rico 1986]).

«Necesitamos quien nos marque el compás hasta Barquisimeto» (Britto Misa [Ven. 1980]).

«No la quiero, busco cómo refugiarme de ella» (Serrano Vida [Chile 1995]).

«Buscan como colgarlo del guarumo más alto» (Ramírez Baile [Nic. 1995]).

Hay ciertos contextos, no obstante, en que los relativos que introducen este tipo de relativas con antecedente indefinido implícito no admiten la doble posibilidad acentual y se realizan siempre tónicos. Se trata de aquellos casos en que la realización átona del relativo lo haría coincidir prosódica y gráficamente con una conjunción, asimismo átona, en estructuras dependientes de los mismos verbos. Para evitar la coincidencia con la conjunción, el relativo solo admite la articulación tónica en esas circunstancias. Así, por ejemplo, cuando con los verbos haber y tener la relativa va introducida por el relativo qué, este siempre es tónico y se escribe con tilde, para distinguirse de la conjunción que presente en las perífrasis obligativas de infinitivo formadas con haber y tener: No tengo qué estudiar hoy (enunciado que incluye una oración de relativo con antecedente indefinido implícito y significa ‘no tengo nada que estudiar hoy’), frente a No tengo que estudiar hoy (enunciado que incluye una perífrasis obligativa y significa ‘no tengo la obligación o la necesidad de estudiar hoy’); o Siempre hay qué comer en esa casa (‘siempre hay algo que comer en esa casa’), frente a Siempre hay que comer en esa casa (‘es obligatorio comer siempre en esa casa’).

Son, pues, oraciones de relativo necesariamente tónico las que ilustran los ejemplos siguientes:

«Porque no había qué comer y la gente aumentaba» (Llamazares Río [Esp. 1990]).

«Sabía leer. Pero no tenía qué leer» (Sepúlveda Viejo [Chile 1989]).

Mientras que estos otros ilustran el uso de las perífrasis obligativas de infinitivo:

«A la siguiente comida no dieron cucharas a nadie: hubo que comer con los dedos» (Valladares Esperanza [Cuba 1985]).

«La situación que vivía en ese momento era incongruente: tener que leer cuando no quería leer delante de un público que no quería escuchar» (Ribeyro Geniecillos [Perú 1983]).

Advertencia

En la fórmula interjectiva hay que ver la conjunción que (átona) se escribe sin tilde: ¡Hay que ver lo caro que está todo! No debe confundirse esta fórmula con aquellos casos en que el relativo tónico qué introduce una oración relativa con el verbo ver y antecedente indefinido implícito: La televisión se ha vuelto aburridísima: ya no hay qué ver por las noches (‘no hay nada que ver por las noches’).

Lo mismo ocurre cuando la relativa depende del verbo haber y va introducida por el relativo cómo, también en este caso obligatoriamente tónico para distinguirse del como átono que aparece en la construcción ponderativa no haber como… (‘no haber cosa mejor que…’): No hay cómo arreglar los problemas (‘no hay ninguna manera de arreglar los problemas’), frente a No hay como arreglar los problemas [para sentirse bien] (‘no hay cosa mejor que arreglar los problemas [para sentirse bien]’). Los siguientes ejemplos ilustran cada una de estas estructuras:

«Aquí no hay cómo hacer una limpieza a fondo» (Adoum Ciudad [Ec. 1995]) [= ‘no hay forma de hacer una limpieza a fondo’].

«No hay como estar en contacto con la juventud para aprender a envejecer» (Piglia Respiración [Arg. 1980]) [= ‘no hay cosa mejor que estar en contacto con la juventud para…’].

b) Hay verbos como gustar, depender, saber, ignorar, olvidar, recordar, imaginar, etc., o expresiones como según o independientemente de que pueden construirse, bien con oraciones de relativo sin antecedente introducidas por un relativo átono (sin tilde), bien con oraciones interrogativas indirectas encabezadas por un interrogativo tónico (con tilde), sin que a menudo la elección de una u otra estructura oracional suponga una diferencia sustancial de significado:

Me gusta como viste (oración de relativo sin antecedente = ‘me gusta la manera como viste’).

Me gusta cómo viste (oración interrogativa indirecta = ‘me gusta de qué manera viste’).

No olvides de donde viene (oración de relativo sin antecedente = ‘no olvides el lugar del que viene’).

No olvides de dónde viene (oración interrogativa indirecta = ‘no olvides de qué lugar viene’).

Depende de cuando llegue (oración de relativo sin antecedente = ‘depende del momento en el que llegue’).

Depende de cuándo llegue (oración interrogativa indirecta = ‘depende de en qué momento llegue’).

En general, suele ser más frecuente en estos casos el empleo de interrogativas indirectas y, por tanto, de interrogativos tónicos escritos con tilde. Se ofrecen a continuación algunos ejemplos que ilustran la doble posibilidad señalada:

«A mí me gusta como habla» (Gamboa Páginas [Col. 1998]).

«También me gusta cómo hablas» (PzReverte Reina [Esp. 2002]).

«—No sé las horas que estuve sentado en el tren. —Depende de donde viniera» (Díez Oscurecer [Esp. 2002]).

«En París o en Lima, en fin, eso depende de dónde quieras quedarte» (Bryce Magdalena [Perú 1986]).

«Sabes quien soy. ¿Quieres que te recuerde cómo era hace un mes?» (MFoix Don Juan [Esp. 1992]).

«Los argentinos ni siquiera saben quién es Schlieffen» (Martínez Perón [Arg. 1989]).

«Hay tres tipos de rocas, según cual sea su origen» (Maza Astronomía [Chile 1988]).

«Las notas se distribuyen diversamente según cuál sea la base, el tono elegido» (Marco Música [Esp. 1993]).

c) Según se ha indicado (§ 3.4.3.2.2.2b), la palabra como puede funcionar como conjunción completiva (equivalente a que) introduciendo oraciones subordinadas sustantivas de complemento directo dependientes de ciertos verbos, como los de percepción (ver, oír, observar, comprobar, etc.) o los que denotan exposición o relato (explicar, relatar, señalar, etc.). Este como conjuntivo es átono y se escribe sin tilde, y lo que se percibe o expone es el hecho que expresa la subordinada:

«Ya verá como al final todo se resuelve» (MñzMolina Sefarad [Esp. 2001]) [= ‘ya verá que…’].

«Aquí no pretendemos tanto; sí, en cambio, señalar como ha habido siempre una cierta consciencia de la necesidad y la utilidad del manejo del agua» (Albentosa Clima [Esp. 1991]) [= ‘señalar que…’].

TABLA 2.TILDE DIACRÍTICA EN QUÉ/QUE, CUÁL/CUAL, QUIÉN/QUIEN, CÓMO/COMO, CUÁN/CUAN, CUÁNTO/CUANTO, CUÁNDO/CUANDO, DÓNDE/DONDE y ADÓNDE/ADONDE
Con tilde Con valor interrogativo o exclamativo Encabezando estructuras interrogativas y exclamativas Interrogativas y exclamativas directas ¿Adónde va?
¡Qué calor!
Interrogativas y exclamativas indirectas No sé qué hora es.
Es increíble cuánto sabe.
Sustantivados con determinante Lo que importa ahora es el cuándo y el dónde, no el cómo.
En locuciones o expresiones Ha tenido varios novios, a cuál más raro.
Con valor de indefinidos
en correlaciones distributivas
Todos colaboraban: quién hacía la compra, quién limpiaba la casa, quién cocinaba…
Sin tilde Como relativos En relativas con antecedente expreso Mi abuelo construyó la casa donde vivimos.
En relativas sin antecedente expreso Quien termine el primero recibirá un premio.
Como conjunciones Han dicho que iremos todos.
Con otros valores (preposición) Solo me quiere como amiga.
En locuciones o expresiones Con pronunciación átona Sal cuanto antes.
Con pronunciación tónica De vez en cuando quedamos.
Con o sin tilde En relativas de antecedente implícito indefinido de carácter inespecífico No había donde/dónde sentarse.
Ya tengo quien/quién me acompañe.
En subordinadas que pueden analizarse
como relativas o como interrogativas indirectas
Depende de cuando/cuándo sea.
En subordinadas sustantivas como conjunción átona (como) o en interrogativas indirectas como interrogativo tónico (cómo) Oyó como/cómo se rompían los cristales.

Este mismo tipo de verbos se construyen frecuentemente también con oraciones interrogativas indirectas de valor modal introducidas por el adverbio interrogativo tónico cómo:

Vi cómo lo hizo (= ‘vi de qué modo lo hizo’).

Me contó cómo consiguió convencerlo (= ‘me contó de qué modo logró convencerlo’).

Puesto que en muchas ocasiones la percepción o exposición de un hecho es indisociable de la del modo en que este se produce, la conjunción átona como viene a confluir a menudo, en oraciones dependientes de estos verbos, con el adverbio interrogativo tónico cómo. En esos casos en que el elemento introductor de la subordinada puede interpretarse de ambas formas y articularse como voz átona o tónica, es admisible su escritura sin tilde o con ella, según se observa en los ejemplos siguientes:

«Oyó como se abría una puerta» (Chamorro Cruz [Esp. 1992]).

«Oyó cómo madre e hijo bajaban la escalera de nuevo» (Pombo Metro [Esp. 1990]).

«Rogelio vio como Mayra se alejaba» (Olivera Enfermera [Méx. 1991]).

«Vi cómo en cada salida se llevaban los cubiertos de plata» (Allende Eva [Chile 1987]).

«Cuenta como un pastor que apacentaba allí sus rebaños venía observando la existencia de un pequeño rectángulo […] al que las ovejas nunca se acercaban» (Villanueva Cantabria [Esp. 2000]).

«Contó cómo una noche había aparecido por casa seguido de una docena de estudiantes» (MtzPisón Ternura [Esp. 1985]).

No obstante, hay contextos en que el uso de la conjunción átona o del adverbio interrogativo tónico en oraciones dependientes de estos verbos supone una diferencia notable de significado. En esos casos la presencia o ausencia de tilde no es indistinta ni opcional, sino que debe adecuarse al sentido que se desea expresar:

Ya verás como viene (= ‘seguro que viene, ya verás’).

Ya verás cómo viene (= ‘ya verás de qué manera viene: desaliñado, cansado…’).

En la TABLA 2 se resumen los usos de la tilde diacrítica en qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuánto, cómo, cuándo y dónde explicados en estas páginas (v. § 3.4.3.2).

     

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