CAPÍTULO I. La representación gráfica de los fonemas: el uso de las letras o grafemas

5. Los grafemas del español

5.4. El alfabeto o abecedario

5.4.3. Los nombres de las letras

5.4.3.1. Letras con varios nombres

Varias de las letras del abecedario han tenido o tienen aún más de un nombre. Algunos de ellos han ido desapareciendo en favor de una sola denominación, común a todo el ámbito hispánico, pero otros tienen plena vigencia en el español de uno u otro lado del Atlántico.

b, v, w

La b, la v y la w son las que acaparan mayor número de variantes denominativas, tal y como refleja el siguiente cuadro:

LETRA NOMBRE EN EL ESPAÑOL DE ESPAÑA NOMBRES EN EL ESPAÑOL DE AMÉRICA
b be be
be larga
be grande
be alta
v uve uve
ve
ve corta
ve chica o chiquita
ve pequeña
ve baja
w uve doble ve doble
doble ve
doble u
doble uve

El hecho de que en el español de América sea más habitual llamar ve a la v hace necesario añadir a los nombres de las letras b y v un especificador que permita distinguirlos en la lengua oral. Dicho especificador (alta, baja, grande, chica, etc.) alude, como se ve, a la diferente altura que alcanza cada una de esas letras en la línea de escritura.

El par más extendido es be larga / ve corta, usual en la Argentina, el Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, Venezuela, Guatemala, Cuba y la República Dominicana. En cambio, en México, el área centroamericana y los países andinos es más usual la oposición be grande / ve chica, chiquita o pequeña. El par be alta / ve baja solo parece tener cierto uso en la Argentina y Venezuela.

En cuanto a los nombres americanos de la w, conviene hacer notar que el de doble u, usado sobre todo en México y algunos países del área centroamericana y caribeña, es un calco del nombre inglés de esta letra (double u).

Información adicional

En catalán, lengua en la que la b y la v reciben también los nombres de be y ve, es habitual distinguirlas utilizando las expresiones be alta / ve baixa. Esto explica que algunos hablantes españoles bilingües de lengua madre catalana, al expresarse en castellano, utilicen impropiamente, para referirse a estas letras, las expresiones be alta / ve baja (traducción al castellano de las expresiones catalanas antes señaladas), que vienen a coincidir con las empleadas por los hispanohablantes de ciertas zonas de América.

Advertencia

En algunos países de Hispanoamérica se emplean a veces las expresiones ⊗‍ve dentilabial, ⊗‍ve dentolabial o ⊗‍ve labiodental para referirse a la v, como si esa letra representase gráficamente un fonema de articulación labiodental, distinto del fonema bilabial que representa la b. Esas denominaciones son inadecuadas y deben evitarse, ya que en español la b y la v representan ambas el fonema /b/ (v. § 6.2.2.1.1), que se articula juntando o aproximando los dos labios.

y

Hasta el último tercio del siglo XIX, las ortografías académicas otorgaban a esta letra el nombre de i griega (escrito, en un principio, y griega), aunque durante un tiempo fue llamada también y consonante, por oposición a la i vocal. El nombre tradicional de i griega, reflejo de su origen y empleo inicial en préstamos del griego, es descendiente directo del nombre latino de este signo. No obstante, en 1869, el diccionario académico registra para este grafema el nombre ye, por aplicación del patrón denominativo que siguen la mayoría de las consonantes. Este ha sido el nombre académico preferente para esta letra hasta finales del siglo XX, lo que explica su implantación en el uso, especialmente en el español americano. Aunque las obras académicas más recientes volvieron a señalar como preferente el nombre tradicional de i griega, hoy se considera preferible proponer el nombre ye como el único recomendado para todo el ámbito hispánico, por ser más simple y distinguirse directamente, sin necesidad de especificadores, del nombre de la vocal i.

i

Además de i, esta letra recibe también el nombre de i latina para distinguirla explícitamente de la letra y, cuando para referirse a esta última se emplea la denominación tradicional de i griega.

• r

En las ortografías académicas ha sido habitual hasta ahora consignar dos nombres para esta letra, erre y ere, reservando este último para cuando se desea precisar que representa el fonema vibrante simple de coro, en oposición al fonema vibrante múltiple de ramo o enredo. En algunas ortografías del XIX, estos nombres se distribuyeron de forma distinta, pues se llamaba ere a la letra r —con independencia de su valor fonológico— y erre al dígrafo rr, distribución quizá más lógica, pero que añadió aún más confusión al uso de estos dos términos.

La doble denominación de la r en función de su valor fonológico constituye, en realidad, una anomalía, ya que ninguna de las otras letras que representan también varios fonemas recibe por ello más de un nombre. En consecuencia, y para evitar las confusiones a que puede dar lugar la doble denominación, se recomienda desechar definitivamente el nombre ere para esta letra, que pasa a partir de ahora a llamarse únicamente erre.

En perfecta coherencia con el nombre erre para la r, el dígrafo rr se denomina erre doble o doble erre.

z

También esta letra ha tenido tradicionalmente dos nombres en las obras académicas, zeda y zeta, a los que se unieron más tarde las variantes gráficas ceda y ceta, resultado de adaptar las denominaciones originales a la regla ortográfica que prescribe el uso en español de la letra c ante las vocales e, i. De estas cuatro formas, la única recomendada hoy es zeta, la más cercana a la etimología y desde siempre la más usada, aun cuando la doctrina académica dio preferencia hasta no hace mucho a la forma zeda, actualmente en desuso. Se desaconsejan explícitamente las formas con c-, que nunca han cuajado en el uso, probablemente por ir en contra de la tendencia general a que el nombre incluya en su forma la letra designada.

     

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