Morfología

6. La derivación nominal (II). Otros derivados

6.8 Nombres de persona, instrumento y lugar (III). Los sufijos -dero/-dera, -ero/-era, -torio/-toria, -ario/-aria y sus variantes

6.8a Se forman con el sufijo -dero/-dera (lat. -torĭus, -a, -um) nombres de agente (barrendero, panadero, tejedera), de instrumento (colgadero, plegadera, regadera) y de lugar (embarcadero, fregadero, tostadero), la mayor parte de ellos derivados de verbos. Los adjetivos en -dero/-dera (casadero, duradero, venidero, etc.) se analizan en los § 7.9g y ss. El sufijo -dero/-dera ha ido decayendo a lo largo de la historia del español en todas sus interpretaciones: en la instrumental ha sido sustituido progresivamente por -dor/-dora; en la locativa va siendo reemplazado por su variante culta -torio/-toria (veladero por velatorio) e incluso por -dor/-dora (corredera por corredor); en la pasiva, característica de los adjetivos, ha sido sustituido por -ble desde la Edad Media, como se explica con detalle en el § 7.9h.

6.8b El sufijo -dor mantuvo en la Edad Media para el femenino la forma -dor, en alternancia con -dora o con -triz en algunas formaciones, como se ve en los siguientes ejemplos:

Peor es la leuador / que el leuado (Bocados de oro); Conpuso a sy mesmo y de la su suerte aparejo melezina para nos, por que no fuese solamente mostrador de la llaga mas sanador (San Isidoro).

Se adoptaron, además, las formas en -dera con esa función, lo que dio lugar a numerosos pares -dor/-dera, entre los que están los siguientes sustantivos de persona (muchos ya perdidos, como indica el DRAE):

afeitador/afeitadera; burlador/burladera; cantador/cantadera; danzador/danzadera; ensalmador/ensalmadera; escobador/escobadera; escuchador/escuchadera; espigador/espigadera; guiador/guiadera; parlador/parladera; plañidor/plañidera; segador/segadera; tejedor/tejedera.

6.8c Junto a estas voces en -dera se registran algunas antiguas en -dora, como sarmentadora o labradora. Así pues, de las cuatro oposiciones morfológicas que se permitían en la lengua antigua con el sufijo -dor (sanador [masculino] ~ sanador [femenino]; sanador/sanadora; emperador/emperatriz; tejedor/tejedera), solo permanecen dos en el español actual (sanador/sanadora y emperador/emperatriz). Se creó además una oposición con el sufijo -dero/-dera, una vez regularizado fonológicamente: plañidero/plañidera. Algunos nombres de agente en -dero surgieron en español como formas regresivas a partir de los correspondientes derivados en -dera, como en pescar > pescador > pescadera > pescadero (‘el que vende pescado’, no ‘el que pesca’; también pescatero en algunas partes de España), o en barrer > barredor > barrendera > barrendero. En el análisis sincrónico, las oposiciones -dor/-dora y -dero/-dera se consideran regulares.

6.8d Los nombres de persona en -dero/-dera tienen base nominal, con la excepción de los derivados en la variante -ndero (barrer > barrendero), que pueden estar influidos por los antiguos gerundivos (como en volandero) o bien por los temas de gerundio. No obstante, en algunos se suponen bases nominales en -nda: hacienda > hacendero (menos frecuente que hacendado); comienda > comendero, lo que daría lugar al sufijo -ero/-era. Entre los sustantivos o adjetivos de persona en -ndero/-ndera están amansandero (en parte del Caribe continental y en Chile, aunque en desuso), barrendero, comendero, criandera, curandero, guisandero, hilandera, lavandera, molendero, revelandero, rezandero, sobandero (‘cierto masajista’ en el Caribe continental) y paseandero (en Chile y en las áreas rioplatense y andina). Sobre la irregularidad morfofonológica de panadero o viñatero, véase el § 6.8l.

6.8e Son muy numerosos los sustantivos en -dero con base verbal que designan lugares (caladero, criadero, desfiladero, etc., § 6.8g). Entre los muchos sustantivos en -dera, con base verbal, que se refieren a instrumentos, recipientes o utensilios, cabe señalar los siguientes:

abrazadera, afeitadera (‘peine’ en la lengua antigua), alargadera, aplanadera, barredera, cargadera, cebadera (‘cierto arcón’), cortadera, corredera, destiladera, enfriadera, escardadera, espumadera (de espumar), freidera (menos usado que freidora), heladera, jalade ra (‘asa, tirador’ en México; jaladora en otros países), mamadera, moledera, podadera, regadera, rociadera, sacadera, sembradera, tapadera, tornadera, trenzadera, trilladera, vertedera.

6.8f Algunos de estos sustantivos son hoy más frecuentes en los ámbitos rurales que en los urbanos. Designan sendas plantas enredadera y adormidera, mientras que tejedera hace referencia a cierto insecto. Contrastan marcadamente el escaso número de nombres de instrumento en -dero (como recogedero o colgadero, ambos en alternancia con formas en -dor) y el muy extenso paradigma que forman los terminados en -dera. Esta asimetría constituye una manifestación de la oposición -dor/-dera mencionada antes, extendida de los sustantivos de persona a los de instrumento. Entre los escasos nombres de instrumento en -dero de base verbal cabe señalar el citado recogedero y los antiguos o poco usados ceñidero (‘faja, cinta’), asidero y tomadero (‘asa’), o disparadero (menos usado que gatillo). Poseen base nominal los también antiguos o poco frecuentes moscadero (de mosca) y babadero (bab-ad-ero, actual babero). Es peculiar desde el punto de vista morfológico el sustantivo bombardero. Aunque el análisis etimológico reconoce en él el sufijo -ero (puesto que procede de bombarda), se asocia con bombardear en la conciencia lingüística de los hablantes.

6.8g Como se señaló en los apartados precedentes, son numerosos los sustantivos en -dero de base verbal que designan lugares. A ese extenso paradigma pertenecen una serie de derivados de verbos de movimiento (o de otros asimilados a ellos). No todos están igualmente extendidos en la lengua actual, pero casi todos tuvieron cierta vitalidad en la antigua. Hoy se conservan con desigual extensión, sea en la lengua estándar o en algunas variedades de la popular, bajadero, como en Lo lanzaron entre unas piedras en el bajadero de El Carmen (Nuevo Diario [Nic.] 15/6/2003), lo mismo que brincadero, corredero (también corredera), desfiladero (de desfilar ‘ir en fila’), deslizadero, entradero, huidero, resbaladero, rodadero, salidero, saltadero, subidero, surgidero, además del antiguo paseadero, hoy paseo: […] una hermosisima plaza y paseadero delante de las dichas vistas e muro (Hurtado Toledo, Memorial). Se usó en Castilla miradero antes de que se generalizara mirador, introducido como catalanismo en el siglo xv. Designan lugares destinados a comer o beber las personas o los animales abrevadero, bebedero (‘fuente de agua potable’, en casi toda América), cebadero y comedero. He aquí otros sustantivos de lugar formados con este sufijo. Como antes, no todos se conocen en todas las áreas hispanohablantes:

atracadero, bailadero, burladero, caladero, criadero, embarcadero, escarbadero, estribadero, fondeadero, fregadero, golpeadero, lavadero, matadero, moledero (‘piedra en la que se muele’), parqueadero (‘lugar para aparcar’, usado sobre todo en Chile, algunos países caribeños y el área andina), perdedero, picadero, pudridero, regadero, remojadero, respiradero, revividero, revolcadero, sumidero, vaciadero, vertedero.

6.8h Algunos de los sustantivos que se acaban de mencionar (burladero, respiradero, etc.) se usan en sentidos particulares que no es posible deducir del significado del verbo. El sustantivo atolladero se deriva del verbo atollarse (‘atascarse’), común hoy en el Perú (El carro se atolló; Estoy atollado con este asunto) y registrado en el español rural de otros países, pero desusado para muchos otros hablantes. Significa ‘ensuciarse’ en Panamá y otros países centroamericanos. De manera análoga, a partir de atascarse se forma atascadero. También se usan metafóricamente avispero, hervidero, hormiguero, matadero (‘casa de citas’ en algunos países), picadero y otros sustantivos similares. De salpicar se deriva salpicadera (‘guardabarros’ en México y también en Costa Rica y otros países centroamericanos). Se usó asimismo con este sentido salpicadero, que designa hoy en España el tablero de instrumentos de los automóviles.

6.8i El sufijo -ero/-era procede del latín -arĭus, -a, -um. Es, junto con -dor/-dora, el más productivo en español para formar nombres de oficios, profesiones u ocupaciones (barbero, cocinera, jardinero). También se crean con este sufijo numerosos nombres de recipiente (cubitero o cubitera, florero, panera), así como algunos que designan instrumentos o utensilios (sonajero, ombliguero), prendas (babero, hombrera, sobaquera, tobillera), lugares (cantera, gasolinera, pradera), conjuntos o agrupaciones (refranero, cajonera, perchero) y árboles o plantas (durazno > duraznero). Los tres últimos grupos mencionados se analizarán en el § 6.12; los demás se estudiarán en los apartados que siguen. La mayor parte de los derivados en -ero/-era tienen base nominal (fruta > frutero), mientras que la mayoría de los constituidos con -dor/-dora o sus variantes poseen, como se vio, base verbal (traducir > traductora). Se ha observado que unos pocos derivados en -ero/-era se asocian con bases verbales en el análisis sincrónico (heredar > heredera; tapizar > tapicero), aunque no siempre en el diacrónico. Así, heredero se formó sobre el derivado latino hereditarĭus, que sustituyó al sustantivo heres -ēdis. Se documenta de manera esporádica heredador en la lengua medieval. Viaje es anterior históricamente a viajar, pero en la conciencia lingüística de los hablantes se asocia viajero con uno y con otro. Del mismo modo, algunos hablantes vinculan costura (latín vulgar *consutūra ‘arte de coser’) con el verbo costurar (dialectal en México), mientras que otros lo relacionan con coser. Existen algunos otros casos similares a este.

6.8j Tienen base adjetival bajera (‘cierta manta’ en el Río de la Plata; se usa también como adjetivo con sábana), altero (‘montón’, en México), larguero (‘cierto palo o travesaño’), vaciero (‘cierto pastor’), entre otros. Poseen base adverbial debajero (‘refajo’ en parte del área andina, usado también en la expresión por debajera: § 30.16), encimera y delantero (‘cierto jugador’). El sustantivo arriero se ha asociado con la interjección arre, pero parece derivarse del verbo arrear, que procede de ella. La gran productividad del sufijo ha permitido que se extienda en la lengua conversacional a los derivados de voces formadas con siglas, como en pecero, del deletreo de la sigla PCE, Partido Comunista de España.

6.8k El sufijo -ero/-era posee la variante -icero/-icera, que aparece en carnicero (derivado de carne en el análisis sincrónico, pero de carniza en el diacrónico); manicero (de maní; menos frecuente que la forma gráfica manisero, igualmente correcta); ajicero (que designa un vendedor de ají y un recipiente para contenerlo, además de un condimento en algunas zonas). De bola (‘mentira, patraña’) se deriva bolacero:

Hay maniseros y tipos que venden cosas (Cortázar, Final); No es el vocero, sino el bolacero del Gobierno (Página 1/9/2001); Puede emplearse en la cocción de hervidos, granos, guisos, adobos, mojos […] y hasta en lo que se conoce como ajiceros (Universal [Ven.] 12/5/2007).

6.8l En lugar de considerar -icero como variante de -ero, cabe postular el interfijo -ec- en estas formaciones, al igual que se hace a veces en los diminutivos (§ 9.4e). De forma análoga, unos autores entienden que -adero, -atero, -etero y sus respectivos femeninos son variantes de -ero/-era (o de -dero/-dera) en voces como aguadero (también aguatero), cafetera, leñatero, panadero, peletero, viñatero, mientras que otros suponen que estas voces se forman con interfijos. Así pues, si -atero y -etero son, como -icero, variantes alomórficas de -ero, los sustantivos viñatero y cafetera se segmentan en la forma viñ(a)-atero, caf(e)-etera. Si no lo son, -ero y -era se siguen considerando sufijos, pero será necesario agregar los segmentos -at- o -et- a modo de interfijos, todo ello suponiendo que el proceso de anulación de la última vocal, característico de la morfología derivativa, sigue teniendo lugar: vin(o)-at-ero, caf(e)-et-era. No se tendrá aquí en cuenta la opción, también defendida, según la cual la adición de un interfijo deja en suspenso la aplicación de este último proceso, ya que produce resultados muy irregulares: no se cancelaría la vocal en cafe-t-ero o en viña-t-ero, pero sí se anularía en el citado vin(o)-at-ero. Otro problema de esta opción es que lleva a segmentar unas veces como interfijo -d- y -t-, y otras -ad- y -at-, como en pan-ad-ero.

6.8m La alternativa que se mencionó en el apartado precedente entre -atero y -at-ero o entre -etera y -et-era es también polémica en los estudios históricos, pero está más extendida en ellos la hipótesis de que la terminación -atarĭus, propia del lenguaje jurídico del bajo latín (destinatarius, donatarius, locatarius), pasó al francés -étier o al occitano -etaire, entre otras lenguas románicas. Las voces españolas en -adero, -atero, -etero podrían haber ingresado en la lengua como calco de estas, como en cafetero, peletero, volatero o regatero (del catalán) o vinadero (del antiguo aragonés). La consonante dental obstruyente conflictiva puede también pertenecer a la base de derivación en ciertos casos. Así, la -t- de corsetero está presente en el sustantivo francés corset, del que procede históricamente. Aunque cafetero se asocia con café, el cafeto es el nombre del arbusto de esa planta rubiácea. Uno y otro análisis deben extenderse a sustantivos de creación más reciente que no designan personas ni instrumentos, como cocotero. Repárese en que la propuesta de postular alomorfos de -ero requiere añadir en este caso la variante -otero, mientras que en el análisis mediante interfijos es necesario introducir el segmento -ot-.

6.8n Alternan piecera y piecero en parte de las áreas andina y rioplatense en el sentido de ‘extremo de la cama en el que se ponen los pies’. Se prefiere la primera opción en México y parte de Centroamérica, y generalmente la segunda en las demás áreas hispanohablantes. Ambas variantes se podrían explicar acudiendo al mismo interfijo necesario en pi(e)-ec-ito, pero también cabe pensar que se han formado por imitación de su opuesto cabecera ~ cabecero, calcando su terminación. Otros derivados que presentan problemas morfofonológicos por la posible segmentación de un interfijo (innecesario en el análisis diacrónico) son bandolero, costanera y tabacalero.

6.8ñ Son relativamente irregulares las alternancias de diptongación en los derivados que se crean con este sufijo, lo que pone de manifiesto que las formas monoptongadas ingresaron temprano en la lengua, mientras que las diptongadas lo hicieron en época más tardía. Se registran estas alternancias en puerta > portero; buey > boyero; tienda > tendero, junto a nuez > nuecero; huevo > huevero; hielo > hielera; cuero > cuerero; hueso > huesero; sueño > sueñera (en el español guatemalteco y en el rioplatense, entre otros). De miel se derivan melero y mielero, pero solo aguamielero. Las alternancias consonánticas son escasas en este sufijo, descartado el problema de los interfijos a que se aludió en los apartados precedentes. Se produce una disimilación de consonantes líquidas en verdura > verdulero.

6.8o Como se ha señalado, el grupo más numeroso de derivados en -ero/-era es el formado por los nombres que designan oficios y ocupaciones. La relación semántica que se puede reconocer entre la base y el derivado es sumamente variable. Aun así, cabe establecer algunos grupos representativos de esas posibles relaciones. El sustantivo que aparece en la base de la derivación de estos nombres denota lo que la persona vende (aceitunera, diarero o diariero, lechero, pescadero, tomatera, verdulero); fabrica, prepara, compone y, a menudo, también vende (abaniquero, aguardentero, canastera, cevichera, espartero, galletera, guitarrera, sidrera, sombrerero, tonelero, truchero, zapatera); caza (alimañero, garrobero, lobero); cuida, protege o vigila (alberquero, barbero, canchero, colmenera, enfermera, establero, jardinera, jarrera, loquero, portera); busca u ofrece (cauchero, chatarrero, pichinchera, trapera); emplea como herramienta o instrumento (arponero, banderillero, bracero, cochero, croquera, gaitera, lacero, machetero, pistolero), o como vehículo (balsero, cochero, taxero). El último sustantivo citado se usa en algunos países del área caribeña con cierto matiz peyorativo (frente a taxista): Un día me subí en un taxi y el taxero me dice que por qué yo me metía con su ‘novia’ (Prensa [Pan.] 8/8/2004).

6.8p El sustantivo que constituye la base léxica designa asimismo muy frecuentemente aquello que se tiene por afición, como en aventurera, bolichero, fandanguera, matero, milonguero, salsera. Este último grupo se va extendiendo en la lengua actual, sea en el lenguaje juvenil o en los registros coloquiales de la lengua general. Se han creado así bloguero, chatero (‘aficionado al chat o a chatear’), fotero (‘aficionado a la fotografía’), futbolero, motero (también motequero y motoquero en la Argentina, distinto de motorista), metalero (‘aficionado al heavy metal’), roquero o trenero (‘aficionado al tren’). De cinema se deriva cinemero, que se usa en el Perú. Se ejemplifican a continuación algunos de estos derivados:

El contacto directo con otros clateros facilita un rápido abastecimiento de pornografía (García / Beringué, Educar); Sigo siendo un trenero enamorado de la aventura (País [Esp.] 5/7/1996). […] una cita que ya se ha vuelto tradición ineludible para cinéfilos, cinemeros o simples parejas apasionadas que buscan la complicidad de la sala oscura (Comercio [Perú] 3/8/2007); El PSOE reúne a una veintena de blogueros para debatir sobre la pobreza (Vanguardia [Esp.] 15/10/2008).

6.8q La base nominal de los sustantivos en -ero/-era puede designar también el lugar en el que alguien se halla (prisionero) o en el que desarrolla su actividad, como aduanero, agenciera (sobre todo en el área rioplatense), alambiquera, archivero, carcelero, granjero, tendera. Puede referirse asimismo al tiempo en el que esa actividad se lleva a cabo: agostera, dominguero (generalmente despectivo), nochero. Se usa el último en Chile y en el Río de la Plata, tanto en el sentido de ‘persona que trabaja por la noche’, como en el de ‘noctámbulo’: Bajo las estrellas, los nocheros bebíamos y cantábamos y charlábamos (Galeano, Bocas). La relación entre la base y el derivado es más abierta otras veces, como en vocero (‘portavoz’, general en América) o en descuidero (‘ratero que hurta aprovechando el descuido ajeno’), que se emplea en España. Se prefiere descuidista en Bolivia, la Argentina y otros países: Todo transcurría en una dimensión material y moralmente mezquina, sin mucho más vuelo que el que puede remontar un pequeño ladrón, un descuidista, un ratero (Andrade, Dios). Esta misma relación puede ser más opaca en ciertas ocasiones, como entre cámara y camarero, o entre peluca y peluquero. Es también opaco al análisis morfológico el sustantivo carpintero, que procede del latín tardío carpentarĭus (de carpentum ‘carro en forma de cesto’), por lo que no se le asigna estructura morfológica.

6.8r Se acuñan a veces varios términos (por lo general, usados en áreas lingüísticas no coincidentes) para una misma ocupación o para ocupaciones similares, como buhonero, cacharrero, cachivachero, cartonero, chatarrero, chincharero, pacotillero, quincallero, tilichero, etc., y sus variantes femeninas respectivas. El mismo oficio es designado también por sustantivos distintos en plomero (más usado en el español americano) y fontanero (de fontana, más frecuente en el español europeo, pero también conocido en América). El sustantivo de persona corresponde otras veces a varios oficios, como en el caso de bombero, que designa diversas profesiones, entre ellas la de empleado de un surtidor de gasolina (llamado bomba en muchos países americanos) en parte del área caribeña y en Chile, entre otras zonas. Al muy extenso grupo de nombres de oficio en -ero/-era que existen en español pertenecen asimismo los que se subrayan en este texto:

La variedad de oficios y actividades en esta época se halla evidenciada en la lista de los artesanos, menestrales y trabajadores exonerados de la contribución industrial y de la de patentes por sus ganancias menores de doscientos pesos al año: albeitares, arrieros, alfareros, angarilleros, aserradores, aparejeros, aguadores, albañiles, alfombreros, botoneros, bordadores, bauleros, barberos, chinganeros, carpinteros, curtidores, carroceros, capacheros, cigarreros, carretoneros del país, cargadores de a pie, cargadores de a burro, coheteros, colchoneros, canteros, cerrajeros, chocolateros, cereros, dulceros, ebanistas, fundidores, fresqueros, franjeros, herreros, heladeros, jaboneros, mazamorreros, músicos, picadores de tabaco, pintores, petateros, plateros, relojeros, sombrereros, silleteros, sastres, tintoreros, talabarteros, trenzadores, toneleros, tapiceros, veleros, zapateros (Basadre, Historia).

La mayor parte de los sustantivos mencionados designan profesiones preindustriales. En la formación de nuevos nombres de oficio es más frecuente -dor/-dora que -ero/-era.

6.8s Pueden asignarse al grupo general de los sustantivos que designan instrumentos o utensilios barbera (‘navaja de afeitar’), bolillero, candelero, grasera, minutero, puntero, rulero (‘rulo’ en las áreas rioplatense y andina), segundero (‘manecilla del reloj que señala los segundos’), sombrero (de sombra, pero opaco para la mayor parte de los hablantes), y otros derivados, entre ellos los que denotan barcos: carguero, patrullero (también nombre de persona en muchos países americanos), petrolero, torpedero, velero. Designan utensilios o instrumentos a partir del nombre que denota el lugar que ocupan coletero (‘goma para coleta’), orejera, rinconera, rodillera o tobillera. Mucho más numeroso es el paradigma de los que hacen referencia a recipientes, contenedores de algo, muebles y otros espacios habilitados para guardar, ubicar o presentar cosas y, en ciertos casos, para cobijar animales. Se ha observado que muchos de estos sustantivos poseen el género contrario al de su base nominal. Así, del femenino sal se deriva el masculino salero, mientras que del masculino pan se deriva el femenino panera. Se ajustan a este patrón los siguientes sustantivos, entre otros:

aceitera, anteojera, arenero, bombonera, botellero, budinera, caramelera, cenicero, chequera, cigarrera, coctelera, conejera, confitera, costurero, escobero, especiero, fichero, florero, fosforera, frasquera, frutero, galletero, gallinero, guantera, huevera, jabonera, joyero, licorera, llavero, macetero, maletero, monedero, musiquero, papelera, pastillero, perrera, pitillera, polvera, ponchera, quesera, servilletero, sortijero, tabaquera, tarjetero, ticero, tintero, vinagrera, yogurtera.

6.8t En la interpretación que se acaba de describir alternan alhajero ~ alhajera; azucarero ~ azucarera; billetero ~ billetera; sombrerero ~ sombrerera; trastero ~ trastera; yerbero ~ yerbera; zapatero ~ zapatera. Existen excepciones a la pauta descrita de cambio de género, aunque no muy numerosas si se consideran proporcionalmente: alfiletero, ensaladera, juguetero, lechera, paellera, palillero, paragüero, tartera y otros pocos sustantivos. Se ajustan, en cambio, a esta misma pauta nombres de sentido colectivo como cajonera, cancionero o perchero, pero no tanto a la definición semántica que caracteriza a los sustantivos del grupo anterior (véase el § 6.12p). El esquema del cambio de género se aplica también a otros nombres de lugar que no designan propiamente recipientes ni contenedores, como avispero, basurero, hormiguero, pulguero, así como a varios de los que hacen referencia a plantas o plantíos: jitomatera o tomatera, junquera, platanera, sombrerera (en uno de sus sentidos), zacatera, entre otros derivados. No se ajusta, en cambio, a este patrón morfológico machero.

6.8u Con el sufijo -torio/-toria (lat. -torĭus, -a, -um), variante culta de -dero/-dera, se crean muchos adjetivos de base verbal, como se explica en los § 7.9g y ss. También se forman nombres de lugar, algunos de uso común en el español de hoy, pero otros ya desusados. Casi todos se derivan de verbos de la primera conjugación:

adoratorio, ambulatorio, comulgatorio, conservatorio, consultorio (con haplología, frente al regular *consultatorio); crematorio, destilatorio, evacuatorio, juratorio, laboratorio, lavatorio (distinto de lavadero), observatorio, oratorio, predicatorio (hoy púlpito), purgatorio, reformatorio, sanatorio, velatorio, vomitorio.

Tiene, en cambio, base nominal orfanatorio (‘orfanato’), usado en México. El sustantivo tanatorio se forma sobre el gr. thánatos (‘muerte’); locutorio (antiguamente parlatorio en cárceles y conventos) se asocia con hablar, pero hereda el latín tardío locutorĭum. Se atestiguan unos pocos que se podrían vincular con verbos de la tercera conjugación, si bien casi todos son cultismos: auditorio (de lat. auditorĭum, pero asociado con oír), dormitorio, escritorio, mingitorio (‘urinario’, derivado del lat. mingĕre ‘orinar’), paritorio. Los escasos derivados que pudieran relacionarse con verbos de la segunda conjugación son cultismos que reproducen términos latinos, como repositorio (latín repositorĭum). Es relativamente débil la transparencia de algunos nombres de lugar en -torio, como ambulatorio (aun relacionándolo con el antiguo ambular), conservatorio o refectorio (lat. tardío refectorĭum, y este del lat. refectus ‘refección, alimento’). El peculiar uso de vomitar, que resulta relevante en vomitorio, ya estaba en su antecedente latino vomitorĭum. Designan muebles, en alguno de sus sentidos, escritorio, giratorio, propiciatorio y reclinatorio; se refieren a vasijas calcinatorio y enjuagatorio; designan textos o informaciones, convocatoria, declaratoria (en México), dilatoria (sobre todo en plural), laudatoria, recordatorio o suplicatorio.

6.8v El sufijo -ario/-aria (lat. -arĭus, -a, um) forma adjetivos (§ 7.8c y ss.), muchos de los cuales pueden usarse como nombres de persona, como en un millonario ~ una pensión millonaria. Proceden de sustantivos en -sión, cesionario, concesionario, dimisionario, pensionario (aunque existe pensionar) y otros pocos derivados más, así como sus correspondientes femeninos: cesionaria, concesionaria, etc. Este sufijo posee la variante -atario/-ataria, que se reconoce en una larga serie de voces de origen latino derivadas de verbos: arrendatario, delegatario, donatario, legatario, etc., junto con sus variantes femeninas. No obstante, puede también suponerse que el sufijo es aquí -tario/-taria y que la a es la vocal temática del verbo. El sufijo latino -atarĭus designaba los participantes en ciertas actuaciones, casi siempre de carácter jurídico, y este rasgo ha permanecido en español. Solo unos pocos sustantivos lexicalizan el agente: signatario (‘el que signa o firma’); fedatario (‘el que da fe’). La variante -ario aparece, en este tipo de derivados, en refrendario (‘el que refrenda’) y en los más comunes intermediario (de intermediar) o usuario, cuya irregularidad morfofonológica (cf. *usario) se debe a que es un cultismo (lat. tardío usuarĭus). Aunque poseen base nominal, se asimilan a este grupo los adjetivos y sustantivos dimisionario (‘(el) que presenta la dimisión’), pensionario (‘(el) que paga una pensión’) o peticionario (‘(el) que realiza una petición’), como en la entidad peticionaria. Se refieren a altas autoridades en la jerarquía política o social los sustantivos dignatario y mandatario. El segundo posee otro sentido, que se analizará en el apartado siguiente.

6.8w Hacen referencia a la persona a la que se destina o se dirige la acción designada por el verbo un número mayor de sustantivos terminados en -atario/-ataria (o bien en -tario/-taria si se entiende que a es la vocal temática):

consignatario (‘aquel a quien se consigna algo’), delegatario (‘aquel en quien se delega’), depositario (‘aquel en quien se deposita algo’), destinatario (‘aquel a quien se destina algo’), donatario (‘aquel al que se dona algo’), endosatario (‘aquel a favor del cual se endosa un documento’), legatario (‘aquel al que se lega algo’), prestatario (‘aquel a quien se presta algo’), renunciatario (‘aquel a favor del cual se renuncia’), resignatario (‘aquel en cuyo favor se resigna’).

A estos sustantivos deben agregarse sus respectivas variantes femeninas. Se asimilan a los nombres de este paradigma algunos de los derivados en -ario/-aria que poseen base nominal. Así, el sustantivo cesionario no designa el que hace una cesión, sino la persona a la que se cede algo. A este grupo pertenecen concesionario (‘aquel al que se transfiere una concesión’, además de nombre de lugar) y mandatario (‘aquel a favor del cual se hace un mandato o contrato consensual para representar a alguien’, en uno de sus sentidos), entre otros nombres.

6.8x Lexicalizan sujetos no agentes los sustantivos beneficiario (lat. beneficiarĭus ‘el que se beneficia de una acción’) y recipiendario (‘el que es recibido en algún lugar, generalmente en una corporación’, derivado del participio de futuro recipiendus ‘que debe ser recibido’), así como sus variantes femeninas. Como se comprueba, el significado de este último sustantivo exige una paráfrasis pasiva. Se explica en el § 35.5h que los complementos indirectos de alquilar y arrendar pueden designar tanto el que toma algo en alquiler como la persona que cede algo temporalmente a cambio de dinero. Ambos sentidos se mantienen en arrendador, que puede hacer referencia tanto al inquilino como al propietario del alojamiento alquilado. No es ambiguo, en cambio, arrendatario, que se refiere únicamente al que toma algo en arrendamiento. Cuando ambos derivados concurren en el mismo texto, arrendador suele fijar su significado por oposición al de arrendatario: Habrá que adoptar medidas de todo tipo, para el arrendador y el arrendatario (Cambio 16 2/4/1999). En la Argentina se usa la oposición locador ~ locatario, ambos asociados con locación (‘arrendamiento’): Si la locación fuera un derecho real, el locatario sería poseedor, como lo es el usufructuario (Adrogué, Derecho).

6.8y Otros nombres de persona en -ario/-aria designan el que tiene algo a su cargo (empresa > empresario; biblioteca > bibliotecaria; botica > boticario; testamento > testamentario); el que trabaja en cierto lugar (banco > bancario, en el español chileno, rioplatense y andino; tranvía > tranviario) o bien se halla recluido en él (presidio > presidiario); el que fabrica algo o comercia con ello (lápida > lapidario); el que dispone o disfruta de algo (beca > becario; acción > accionaria), cuida de ello (silencio > silenciario ‘el que vigila que un lugar esté en silencio’) o está a su favor (facción > faccionario), entre otros significados. El sustantivo notario (lat. notarĭus) podría derivarse sincrónicamente de notaría, pero el criterio lexicográfico (§ 5.7a) sugiere que el orden correcto es el inverso (notaría > notario).

6.8z Son escasos los nombres de objeto formados con el sufijo -ario: calendario, devocionario, incensario, relicario, sudario (antiguamente sudadero), algunos usados también como adjetivos, como diario, semanario o solitario (‘cierto juego’), pero son numerosos los de lugar (campanario, concesionario, escenario, herbolario, etc.). Un subgrupo de estos últimos designa edificios, instalaciones o servicios: acuario, aviario, columbario, delfinario, leprosario, parvulario, planetario, terrario, urinario. El sustantivo confesonario es un cultismo latino, pero se asocia sincrónicamente con confesión, lo que puede haber favorecido la variante confesionario, más usada en algunos países. Se asignan también bases verbales a los nombres de lugar dispensario (de dispensar) o vestuario (de vestir), así como a comentario (de comentar), uno de los pocos nombres de acción y efecto que corresponden a este sufijo (hacer un comentario). Son más numerosos los nombres de grupo formados con -ario (ejemplario, glosario, mobiliario, siglario, recetario, vecindario, etc.), de los que se hablará en el § 6.12p.

 

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