Sintaxis

16. El pronombre personal. La correferencia. Las formas de tratamiento

16.12 Alternancias en la posición de los pronombres átonos

16.12a El español permite cierta libertad en la colocación de los pronombres átonos en las series de verbos. Los infinitivos y los gerundios que admiten pronombres enclíticos forman parte muy a menudo de perífrasis verbales. Tal como se explica en los § 28.3d y ss., estas construcciones admiten libremente los pronombres enclíticos a los infinitivos o los gerundios (Debo pensarlo; Siguen intentándolo) o proclíticos del verbo auxiliar si aparece en forma personal (Lo debo pensar; Lo siguen intentando). No se percibe cambio de significado en esas alternancias:

Perífrasis de infinitivo: Debo hacerlo ~ Lo debo hacer; Solía visitarme ~ Me solía visitar.

Perífrasis de gerundio: Sigo teniéndolo ~ Lo sigo teniendo; Anda repitiéndolo ~ Lo anda repitiendo; Estoy esperándote ~ Te estoy esperando.

16.12b Las opciones que se acaban de describir obedecen al cruce de dos propiedades gramaticales. Por un lado, el pronombre átono lo en Debo hacerlo aparece junto al verbo al que complementa (hacer); por otro, las perífrasis verbales constituyen verbos complejos o núcleos verbales compuestos, como se explica en el § 28.1. Como el auxiliar constituye el soporte de la información flexiva, esta propiedad pasa a caracterizar a todo el conjunto, de modo que el pronombre átono puede anteponerse. Se obtienen, pues, por razones diferentes, las condiciones apropiadas para la enclisis y también para la proclisis. Aun así, es habitual distinguir hoy entre la anteposición de pronombres átonos, proceso que involucra necesariamente dos verbos, y la proclisis, que puede afectar a uno solo. Una diferencia notable entre ambos procesos radica en que la proclisis presenta siempre la pauta «pronombre átono + verbo en forma personal». La anteposición es compatible con este esquema, pero el pronombre átono antepuesto puede también adjuntarse como enclítico a otro verbo, como en para poder solucionarlo ~ para poderlo solucionar.

16.12c La anteposición de pronombres átonos afecta igualmente a los conglomerados formados por ellos: Sigo pensándomelo ~ Me lo sigo pensando. La anteposición es compatible con las preposiciones y conjunciones que separan el auxiliar del auxiliado (ir a, tener que, deber de), como en Tengo que decírselo ~ Se lo tengo que decir. El verbo dejar introduce perífrasis verbales construidas con la preposición de. Es compatible con la anteposición en la llamada interpretación de lítote, que constituye una afirmación atenuada (§ 28.2g): No por ser ello molesto dejaré de decirlo ~ No por ser ello molesto lo dejaré de decir. No lo es, en cambio, cuando constituye una perífrasis de fase (§ 28.11): No dejas de repetírmelo ~ *No me lo dejas de repetir. Se han registrado en el habla popular de muchos países usos de los pronombres átonos en construcciones en las que aparecen como enclíticos a la vez que como proclíticos: *Se debe respetarse cualquier opinión; *Se lo tengo que decírselo; *No creo que le vaya a parecerle mal lo que he dicho. Se recomienda evitar estas construcciones. Tampoco se consideran correctas otras —frecuentes en el español coloquial europeo— que presentan en el verbo principal un pronombre átono que reproduce otro contenido en una subordinada sustantiva, como en *Me vais a hacer que me enfade (por Vais a hacer que me enfade).

16.12d El auxiliar de la perífrasis puede ser, como se ha explicado, una forma de infinitivo o de gerundio, puesto que los auxiliares de las perífrasis pueden encadenarse (§ 28.1a). En estos casos, el pronombre enclítico del verbo principal puede serlo también de los auxiliares intermedios o convertirse en proclítico del primer auxiliar de la serie. Se obtienen de esta forma alternancias como No quisiera tener que repetirlo ~ No quisiera tenerlo que repetir ~ No lo quisiera tener que repetir. Las alternancias pueden afectar a más de tres verbos: Quisiera poder seguir leyéndolo ~ Quisiera poder seguirlo leyendo ~ Quisiera poderlo seguir leyendo ~ Lo quisiera poder seguir leyendo. Los textos muestran una ligera preferencia por la enclisis al infinitivo, es decir, por estructuras como estas:

Tengo que hacer un mandado y voy a tener que dejarlo con la palabra en la boca (Herrera Luque, Casa); No podemos seguir hundiéndonos más en este abismo (CREA oral, Venezuela),

pero son también frecuentes las que muestran el pronombre antepuesto, como en estos ejemplos:

Esto es durísimo para mí, Azucena, no lo voy a poder sobrellevar yo solo. Pero no podía contárselo a ella, le iba a parecer un desgraciado (Hidalgo, Azucena); En la otra vida me había matado porque no soporté la soledad. Me va a costar, porque lo voy a tener que aprender yo sola (Cabouli, Terapia).

Así pues, podría haberse dicho en el primer bloque de ejemplos lo voy a tener que dejar y No nos podemos seguir hundiendo, y en el segundo, no voy a poder sobrellevarlo y voy a tener que aprenderlo, sin diferencia de significado. No se perciben tampoco diferencias de registro entre Lo vamos a intentar y Vamos a intentarlo, o entre Tendríamos que revisarlos y Los tendríamos que revisar. No obstante, cuando se combinan varios auxiliares, la anteposición suele asociarse con la lengua oral o con los niveles de lengua más informales. Se analizan otros aspectos de la posición de los pronombres átonos en las perífrasis en el § 28.14j.

16.12e Las perífrasis verbales no constituyen las únicas construcciones que permiten las alternancias descritas en los apartados anteriores. Los verbos ir y venir también aceptan la anteposición en los contextos en los que no forman perífrasis verbales (§ 26.6d). Estas alternancias se obtienen asimismo con algunos verbos no auxiliares que admiten subordinadas sustantivas, más frecuentemente si la subordinada se interpreta en sentido prospectivo, como sucede con los verbos de voluntad e influencia (esperar, intentar, mandar, preferir, etc.):

Espero pasar el curso > Espero pasarlo ~ Lo espero pasar; Intenté arreglarle el juguete > Intenté arreglárselo ~ Se lo intenté arreglar; Mandaron reparar el motor > Mandaron repararlo ~ Lo mandaron reparar; Prefiero ver el problema yo > Prefiero verlo yo ~ Lo prefiero ver yo.

Aun así, el complemento de los verbos que expresan temor se interpreta prospectivamente, pero la anteposición se considera forzada (Lo temo oír). Se prefiere asimismo Necesito decirlo a Lo necesito decir, aunque esta última opción no resulta tan marcada como la anterior. La estructura sintáctica más frecuente en los verbos que admiten la anteposición suele ser la que muestra la enclisis del pronombre:

Es que no pienso preguntárselo (Marsillach, Ático); Aunque no quería confesárselo, los contratiempos de aquel día habían hecho mella en su ánimo (Mendoza, Ciudad); No sabrías contarlo… —aseguró el Viejo (Díez, Oscurecer); Si no se podía lógicamente esperar más del máximo certamen oficial, sí cabría esperarlo de los llamados Salones de Otoño (Gallego, A., Grabado); Unos días después, Adolf von Reichswein decidió intentarlo de nuevo (Volpi, Klingsor),

pero, como sucedía en el apartado anterior, los ejemplos de anteposición son también frecuentes:

Lo que no se dice es que estamos frente a un default al que no se lo quiere llamar así (Página 4/11/2001); Una presidencia de la República que lo quiere saber todo, lo quiere hacer todo y al final nada hace bien (Prensa Libre 30/5/1997); El hombre impresiona, se impresiona y se deja impresionar. Lo sabe hacer mejor, o no lo sabe hacer, pero siempre lo quiere (Nitti, Comunicación); Señor Borrego, se lo pienso repetir en otro artículo (Buero, Detonación).

16.12f Como se ha explicado, la interpretación prospectiva del infinitivo parece tener algún papel en los procesos descritos. Se suele considerar forzada o poco natural la anteposición cuando el infinitivo denota un estado o una situación simultánea a la expresada por el verbo principal, o al menos solapada o traslapada con ella. Así, el infinitivo conocerlo en Negó conocerlo admite la paráfrasis ‘que lo conociera’, donde el subjuntivo no tiene interpretación prospectiva. Consecuentemente, resulta poco natural la variante Lo negó conocer. La proclisis se rechaza también en los pares siguientes, con subordinadas de interpretación no prospectiva:

Lamento tener que decírtelo ~ *Te lo lamento tener que decir.

Aseguraba saber hacerlo bien ~ *Lo aseguraba saber hacer bien.

Repárese, en el mismo sentido, en que hacerlo bien en Espero hacerlo bien denota una situación posterior a la expresada por espero, y la proclisis resulta natural (> Lo espero hacer bien). En cambio, si en Espero tener los papeles en regla la subordinada designa una situación simultánea a la expresada por el verbo principal (‘… tenerlos ahora, en el momento en que hablo’), la proclisis se considera muy forzada y se prefiere Espero tenerlos en regla a Los espero tener en regla. Se observa mayor variación en el caso de creer. La anteposición resulta poco natural para algunos hablantes (Lo creí tener arreglado), pero es normal para otros. Los textos confirman esta pauta: Te dice: les mezclamos un poco de hierba con el alpiste: luego cantan mejor, sus pupilas brillan con determinación lúcida y, súbitamente, lo crees reconocer (Goytisolo, J., Reivindicación).

16.12g El infinitivo compuesto no es compatible con la anteposición en las subordinadas sustantivas: Esperamos haber contestado bien las preguntas > Esperamos haberlas contestado bien ~ *Las esperamos haber contestado bien, pero sí puede serlo en las perífrasis verbales: Lo que ahora se paga ya lo quisiera haber cobrado yo hace años (Expansión 26/11/2008). El imperativo dificulta en algunos casos la anteposición. Se prefiere esta en Empecé a lavarme > Me empecé a lavar que en Empiecen a lavarse > Empiécense a lavar. No obstante, los textos ponen de manifiesto que la anteposición es compatible con los imperativos en las perífrasis verbales:

Pagano, empiézate á armar, / Mira que yo solo vengo / A mantener en batalla / Todo cuanto estas diciendo (López, J. J., Romances); Esto basta por ahora; acábate de vestir, que se hace tarde, y no debe un familiar serlo en tan poco tiempo, que esto de hablar mucho hasta en los diablos parece mal (Enríquez Gómez, Inquisición); El patio de mi casa es particular. Cuando llueve se moja como los demás. Agáchate y vuélvete a agachar (CREA oral, España).

16.12h La anteposición de pronombres átonos se rechaza con todos los infinitivos que aparecen en las subordinadas sustantivas de sujeto. Se dice, pues, Cuesta creerlo o Conviene decírselo, pero no *Lo cuesta creer ni *Se lo conviene decir. No es posible adelantar un pronombre átono desde el interior de una oración con verbo en forma personal (Quiero que lo veas ~ *Lo quiero que veas). Tampoco lo es hacerlo desde un gerundio no perifrástico (Salió haciendo eses > Salió haciéndolas ~ *Las salió haciendo). Tal como se ha explicado, si el gerundio es perifrástico, la anteposición se obtiene sin dificultad: Siguió haciendo zapatos > Siguió haciéndolos o Los siguió haciendo. Asimismo se rechaza la proclisis del pronombre átono que aparece en el complemento de un adjetivo (*No lo soy capaz de entender) o de un adverbio (*La estoy lejos de poder comprar).

16.12i Existe cierta inestabilidad en la anteposición de pronombres átonos en las construcciones que contienen complementos preposicionales del verbo. Los que forman parte de perífrasis verbales aceptan la anteposición, como es de esperar (Lo empezó a estudiar; Nos los acaban de dar; No la ha dejado de querer). Muchos verbos que admiten complementos preposicionales de infinitivo sin ser auxiliares de perífrasis aceptan opcionalmente la anteposición. Se obtienen así alternancias como estas:

Le enseñó a decirlo ~ Se lo enseñó a decir; La obligaron a confesarlo ~ Se lo obligaron a confesar; Salieron a recibirlos ~ Los salieron a recibir; Intentaban arreglarlo ~ Lo intentaban arreglar.

Los ejemplos siguientes muestran la estructura de enclisis:

Pienso que se parece mucho a alguien, aunque tardo en descubrirlo unos segundos: a la mujer de la agencia de viajes (Muñoz Molina, Sefarad); ¿Quién te obliga a hacerlo? (Moix, Arpista); Nunca había tendido una cama y ya iba siendo hora de que aprendiera a hacerlo (González, E., Dios),

y los que aparecen a continuación presentan la estructura con anteposición. Todos ellos son contemporáneos excepto el último, que pertenece a la época clásica:

Por su hija Carmela sentía una adoración y un orgullo tan grande que lo trataba de disimular a duras penas (Madrid, J., Flores); —Yo subo un momento los paquetes a esta casa y vuelvo en seguida. —¿Quiere que se los ayude a subir? (Martín Gaite, Fragmentos); Desasosiéganse doblado, pensando que van perdidas, y aun ellos se lo ayudan a creer, y sécanlas el espíritu y quitanlas las unciones preciosas que en la soledad y tranquilidad Dios las ponía (San Juan de la Cruz, Llama).

16.12j Se percibe, en cambio, un marcado rechazo de la proclisis en otros verbos de complemento preposicional, especialmente si son pronominales: Se empeñó en verlo ~ *Se lo empeñó en ver; Se dedicaba a espiarla ~ *Se la dedicaba a espiar; Me esforzaba en atenderlo ~ *Me lo esforzaba en atender. Se extiende el rechazo de la estructura con anteposición a los verbos confiar (en), cansarse (de), insistir (en), soñar (con) y otros similares. Se obtienen así contrastes como los siguientes:

Confío en averiguarlo pronto ~ *Lo confío en averiguar pronto; Se cansó de leerlo ~ *Se lo cansó de leer; Insistían en verlo urgentemente ~ *Lo insistían en ver urgentemente; Soñaba con conocerla ~ *La soñaba con conocer.

Este rechazo se suele interpretar como muestra de que la lengua no integra en un solo predicado los dos verbos que aparecen en cada una de estas oraciones. El hecho de que la integración se logre con verbos relativamente próximos a ellos (sí con esperar, no con confiar (en), por ejemplo) se debe para algunos autores a la presencia de la preposición. No obstante, como la proclisis es posible a través de preposiciones, otros autores han puesto de manifiesto que hay que buscar la explicación de estos contrastes en la naturaleza semántica de los verbos que permiten o excluyen estas opciones.

16.12k Algunos de los verbos que se construyen con preposición o sin ella, a veces con diferencias de significado, parecen ser sensibles al proceso descrito en los apartados anteriores. Así, el verbo pensar admite la anteposición cuando es transitivo (No pienso decirlo o No lo pienso decir), pero la rechaza cuando introduce la preposición en (Pensaron en confesarlo, no *Lo pensaron en confesar). En los § 28.6s y ss. se explica que la construcción haber que posee solo algunas propiedades en común con las perífrasis verbales. La anteposición de los pronombres átonos es rechazada en ella por la mayor parte de los hablantes, pero, como allí se señala, se registra en el habla de ciertas zonas de Castilla, además de en algunas variedades del español septentrional de España: Es una esquiadora que la hay que tener en cuenta de cara al año que viene (CREA oral, España). Pueden verse otros ejemplos similares en el § 28.6s. La perífrasis verbal «vivir + gerundio» está restringida geográficamente, como se explica en el § 28.15k. Tal como es esperable, la anteposición de los pronombres átonos solo se considera natural en esas áreas: Para Emilianito tengo muchos paseos. Como lo recuerdo siempre lo vivo pensando. Yo quiero que oiga páginas de Moralito (Tiempo [Col.] 28/4/1997).

16.12l Son escasas las perífrasis verbales en las que se rechaza la anteposición. Se explicó en el § 16.12j que los verbos pronominales que introducen complementos de régimen no la aceptan. Tampoco lo hacen los auxiliares pronominales: Se puso a escribir su libro > Se puso a escribirlo ~ *Se lo puso a escribir. Solo de manera esporádica se registra esta pauta en los textos: Todo es posible, Al —interviene el Pichón, solo es cosa de ponérselo a imaginar y todo puede ocurrir (Argueta, Caperucita). Es inestable la anteposición con la perífrasis «estar a punto de + infinitivo», como se explica en el § 28.10c.

16.12m Con la excepción de ciertas preposiciones en los casos mencionados, los elementos sintácticos interpuestos interrumpen la adyacencia de los verbos e impiden la anteposición del pronombre átono. Así, no la permite la presencia del adverbio no entre los dos verbos: se dice Desea verla y La desea ver, pero, junto a Desea no verla más, es agramatical *La desea no ver más, ya que el adverbio no impide la adyacencia o la contigüidad entre los verbos a la que se hace referencia, y con ello la formación de un predicado complejo que se interprete de forma unitaria. Se admite análogamente Empiezo a no entenderlo, pero la lengua rechaza *Lo empiezo a no entender (cf., en cambio, Lo empiezo a entender). Nótese, en el mismo sentido, que el complemento indirecto al niño puede interrumpir la adyacencia entre dejé y leer en Le dejé al niño leerlo, pero si se antepone el pronombre acusativo lo, esta contigüidad pasa a ser necesaria: se dice Se lo dejé leer al niño, raramente Se lo dejé al niño leer. Se han observado algunas excepciones a esta restricción de contigüidad. Están constituidas casi siempre por perífrasis verbales y por algunos adverbios de naturaleza temporal o aspectual que se interponen entre sus componentes, como en Lo están siempre molestando; No lo puedo ya atender; Parece que la fiebre no le ha empezado todavía a subir. He aquí otros ejemplos:

Después ya no me importará morirme, porque lo que te enseñe no lo podrás ya olvidar nunca (Sampedro, Sonrisa); Yo le he podido siempre asegurar que no había de pasar nada (Castilla, Psiquiatría 1); Yo no las puedo ahora tener en cuenta para nada (Verdaguer, Arte).

Aun así, en la lengua escrita es más común evitar la anteposición en estos casos y usar las variantes con enclisis: Están siempre molestándolo; No puedo ya atenderlo; Parece que la fiebre no ha empezado todavía a subirle; Yo no puedo ahora tenerlas en cuenta. Se retomará esta cuestión en el § 28.5j.

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
perífrasis verbal

 

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