Morfología

8. La derivación verbal. La parasíntesis

8.9 Verbos derivados en -ecer y sus variantes

8.9a El sufijo español -ecer procede del latino -escĕre. La -s- del grupo -sc- permaneció en la grafía del español antiguo en muchos casos, pero se perdió en la lengua moderna, con la excepción de fosforescer, que alterna con fosforecer, y de evanescer, que lo hace con evanecer. El latín formó numerosos verbos incoativos en -escĕre a partir de verbos en -ere, muchos de los cuales se habían formado sobre adjetivos. Así, de albus (‘blanco’) se derivó albēre (‘ser blanco’), y sobre este se formó albescĕre (‘ponerse blanco’). El mismo proceso se manifiesta en otros verbos:

clarus (‘claro’) > clarēre (‘estar claro’) > clarescĕre (‘ponerse claro, clarear’);

dulcis (‘dulce’) > dulcēre (‘ser dulce’) > dulcescĕre (‘ponerse dulce, endulzarse’);

niger (‘negro’) > nigrēre (‘ser negro’) > nigrescĕre (‘ponerse negro, ennegrecerse’);

rubĕus (‘rojo’) > rubēre (‘ser rojo’) > rubescĕre (‘ponerse rojo, enrojecer’).

8.9b Este proceso se extendió también a algunos sustantivos, como en lux, lucis (‘luz’) > lucēre (‘haber luz’) > lucescĕre (‘empezar a iluminar’) o en febris (‘fiebre’) > febrescĕre (‘surgir la fiebre’). En muchos casos coexisten el verbo en -ēre, del que procede el incoativo en -escĕre, y un sustantivo en -or6.2u, v) no siempre derivado de aquel, que expresa en forma nominal la noción que surge o se manifiesta en el significado del verbo incoativo. El sustantivo se ha mantenido casi siempre en español, pero los dos verbos se han perdido en muchos de estos casos:

fulgēre > fulgescĕre (lat. fulgor). Existen fulgor, fulgente, fulgir y refulgir, pero no fulgecer ni fulger;

horrēre > horrescĕre (lat. y esp. horror);

vigēre > vigescĕre (lat. y esp. vigor). Existen vigente y vigencia, pero no viger;

tumēre > tumescĕre (lat. y esp. tumor);

splendēre > splendescĕre (lat. splendor). Existen esplendor, esplender, esplendente y resplandecer, pero no esplandecer;

liquēre > liquescĕre (lat. liquor). Existe licor, delicuescente y licuefacer, pero ya es desusado licuecer.

Pervivió, en cambio, el verbo en -escĕre en lugar del sustantivo en -or en patēre > patescĕre (esp. padecer). Varios de estos verbos en -escĕre coexistieron en latín con verbos en -āre, transitivos y a menudo causativos. Así, junto a calescĕre (‘calentarse’), derivado de calēre (‘estar caliente’), se formó calidāre (‘caldear, calentar’), de calĭdus. Además de hu mescĕre (‘humedecerse’), procedente de humēre (‘estar húmedo’), se creó humidāre (‘mojar, enfriar’), de humĭdus. Existen muchas otras derivaciones análogas.

8.9c Numerosos verbos latinos en -escĕre tienen correlatos en -ēre, como se ha visto, pero también en -īre (grandīre, grandescĕre). El español antiguo no heredó los verbos en -ēre, pero sí muchos de los verbos en -īre (stabilīre > establir; finīre > finir), y también derivó nuevos verbos en -ir siguiendo estas mismas pautas. Eran, pues, comunes en la lengua antigua los verbos embellir, bastir, embravir, enriquir, a los que se añadieron guarir, guarnir y escarnir, de origen germánico. Todos ellos se perdieron o fueron sustituidos por verbos en -ecer. Así pues, agradecer sustituyó a gradir; embellecer, a embellir; enriquecer, a enriquir; escarnecer, a escarnir; establecer, a establir; fenecer, a finir; guarecer, a guarir; guarnecer, a guarnir; perecer, a perir.

8.9d Se documentan también en el español antiguo varios participios configurados con el esquema en-A-ido (endurido, enflaquido, enloquido, empobrido) que se derivan de formas en -ir no documentadas, pero probablemente existentes en la lengua antigua. Algunos participios en -ido derivados de verbos antiguos en -ir han llegado hasta nosotros como adjetivos (empedernido, florido). El verbo florir no ha pasado al español actual, aunque se registra ocasionalmente el infinitivo como posible arcaísmo. En algunos textos literarios se documenta, también de manera ocasional, empedernirse (‘endurecerse’) como verbo defectivo (§ 4.14): El godo impertérrito tramaba invasión sobre invasión […]. La montonera pugnaba también y el conflicto más y más se empedernía (Lugones, Guerra). La mayor parte de las formas en -ecer no se generalizaron en español hasta el siglo xiv, y solo en casos muy aislados pervivió -ir frente a -ecer, como sucedió con el verbo seguir, frente al antiguo seguecer. La pérdida de verbos en -ir que experimentó el español contrasta marcadamente con el mantenimiento de muchos de ellos que se observa en otras lenguas romances (cf. fr. aigrir ‘agriar’, fraîchir ‘refrescar’, grossir ‘crecer’, bleuir ‘azular’).

8.9e El sufijo -ecer aparece también en el esquema parasintético en-A-ecer, al que se ajustan un gran número de verbos españoles, entre ellos los que siguen:

embellecer, emblanquecer, embravecer, embrutecer, empequeñecer, empobrecer, enaltecer, encalvecer, encanecer, encarecer, encrudecer, endurecer, enflaquecer, engrandecer, engravecer, enloquecer, enmudecer, ennegrecer, ennoblecer, enrarecer, enriquecer, enrojecer, enronquecer, ensoberbecer, ensordecer, entontecer, entorpecer, entristecer, envanecer, envejecer, envilecer.

Son de uso mucho menor —cuando no están totalmente perdidos— los siguientes verbos antiguos:

embellaquecer, embermejecer, emblandecer, enclarecer, encruelecer, endelgadecer, endormecer, engordecer, engrosecer, enlozanecer, enmagrecer, ensandecer, entullecer.

Se emplea todavía en las áreas rioplatense y chilena, así como en parte de la andina, empalidecer, frente a la forma más extendida palidecer. En el Ecuador se documenta empretecer(se) (de prieto ‘negro’), con el sentido de ‘ennegrecer(se)’.

8.9f Muchos verbos actuales en en-A-ecer alternaron en la lengua antigua con verbos en A-ecer. La distribución actual se ajusta en no pocos casos al número de sílabas del adjetivo. Así, en la actualidad se usan con prefijo encalvecer, encanecer, enflaquecer, ennegrecer, ensordecer, entorpecer, todos derivados de adjetivos bisílabos. Las variantes en A-ecer (es decir, sin prefijo) de estos mismos verbos están documentadas en el español antiguo o en el clásico. La variante contraria, es decir, el uso de la forma sin prefijo en lugar de la que lo contiene, es frecuente en los verbos derivados de adjetivos de tres o más sílabas. Se prefiere ahora amarillecer a enamarillecer, humedecer a enhumedecer, languidecer a enlanguidecer, palidecer a empalidecer (con la excepción mencionada en el apartado anterior). Alternan blanquecer y emblanquecer, del adjetivo blanco. Ambos son poco usados, ya que en la actualidad domina la forma blanquear, que sigue el esquema A-ear ya estudiado. El español antiguo conoció asimismo la variante prefijada de los verbos que se han enumerado y que ahora se asimilan a la pauta A-ecer, a la que pertenecen también oscurecer o robustecer. Aunque pueden registrarse ocasionalmente en textos literarios, no forman parte del español general contemporáneo los verbos altivecer, aridecer, bermejecer, flaquecer (que usó Berceo), lentecer, lividecer, lobreguecer, magrecer (que usó Juan Ruiz), tullecer y otros que, como estos, también designan procesos físicos.

8.9g La lengua antigua permitía usos intransitivos de muchos verbos no pronominales formados con las pautas A-ecer y en-A-ecer. Así, entristecer es casi siempre transitivo en el español actual, pero antiguamente estaba más extendido el uso intransitivo: Entrestició et ovo muy gran pesar (Calila e Dimna). El uso intransitivo no pronominal tiene connotación literaria y se registra todavía en algunos textos: Javier entristeció más de lo habitual en él (Quesada, Banana). La lengua moderna perdió muchos de los antiguos verbos en a-A-ar (como atristar, mencionado en los § 8.7c, d) y adaptó algunos en -ecer a los usos transitivos (enloquecer a alguien, entristecer a alguien), manteniendo los intransitivos unas veces y convirtiéndolos en pronominales otras.

8.9h Admiten en la actualidad usos intransitivos sin la presencia del pronombre se algunos verbos, entre los que están enflaquecer, enloquecer, entontecer, envejecer, languidecer, palidecer. Alternan los usos pronominales y los no pronominales en empequeñecer ~ empequeñecerse; enflaquecer ~ enflaquecerse; emblanquecer ~ emblanquecerse; entontecer ~ entontecerse. El uso pronominal de ensordecer (ensordecerse) constituye un tecnicismo fonético. El pronombre se es necesario en muchos otros verbos para que se construyan como intransitivos: emblanquecerse, embravecerse, embrutecerse, encrudecerse. Es común el uso transitivo de algunos (obviamente, sin el pronombre se): embravecer el espíritu, empobrecer a la gente, ensordecer a los vecinos, engrandecer el país, etc. El DRAE todavía recoge empobrecer como intransitivo en la lengua actual, pero hace notar que se emplea más la variante pronominal empobrecerse. Se ejemplifican a continuación algunos de estos usos:

Vistas las alianzas se emblanquece el panorama (Vistazo 20/11/1997); Pedro Tercero enflaqueció y perdió el buen humor y la dulzura que lo habían caracterizado hasta entonces (Allende, Casa); Alzaba la barbilla, sacudía la melena y se le embravecía la mirada (Gala, Invitados); Millones de personas de toda edad se entontecen por desplazarse (Olivera, Geografía).

8.9i El español antiguo conoció un buen número de verbos en N-ecer, entre los que están los siguientes:

arbolecer, callecer, canecer, dentecer, favorecer, florecer, foguecer (‘echar fuego’), fosforecer o fosforescer, frutecer, herbecer, hojecer, mohecer, orgullecer, pimpollecer, plumecer, sarnecer, soberbecer, tallecer.

Algunos de los integrados en esta serie perviven en el español general contemporáneo, aunque son más los que han pasado al esquema en-N-ecer:

emplumecer (‘echar plumas’), enmohecer (‘cubrir de moho’), enorgullecer (‘llenar de orgullo’), ensarnecer (‘llenar de sarna’), ensoberbecer (‘llenar de soberbia’), entallecer (‘echar tallos’).

Han permanecido en el esquema N-ecer, aunque en algunos casos con uso y distribución muy desigual, los verbos arborecer (que se prefiere a arbolecer), dentecer (‘echar los dientes’), favorecer, florecer, fosforescer (menos empleado que el adjetivo fosforescente y el sustantivo fosforescencia), frutecer (‘dar fruto’) y pimpollecer (‘echar pimpollos o renuevos’). Otros verbos en en-N-ecer son enmugrecer, ensombrecer, entenebrecer (ant. tenebra ‘tiniebla’) y el poco usado encarnecer. El verbo enfurecer corresponde históricamente a la serie descrita en el § 8.9a, pero desde el punto de vista sincrónico se asimila a los derivados mediante la pauta en-N-ecer (donde N=furia).

8.9j Se documentan en la lengua medieval y en la clásica un gran número de verbos construidos mediante el esquema a-A-ecer, algunos heredados de verbos latinos (aggravescĕre > agravesçer) y otros muchos formados en el español medieval. Entre esos verbos ya perdidos se encuentran los siguientes:

ablandecer, abonecer, aclarecer, afeblecer, aflaquecer, afortalecer, agravecer, aloquecer, amollecer, apobrecer, apoquecer, arredondecer, arronquecer, avanecer.

Permaneció en leonés atosquecer y en judeoespañol amudecer. Varios de los adjetivos que aparecían en estos verbos pasaron a formar parte de términos derivados mediante el esquema a-A-ar (ablandecer pasó a ablandar, aclarecer a aclarar, acortecer a acortar, agravecer a agravar, etc.). Otros adjetivos cambiaron a-A-ecer por en-A-ecer, entre otros duro, pobre, ronco y vano. El esquema a-N-ecer, mencionado en el § 8.1i, solo se reconoce en la actualidad en anochecer y atardecer (véase el § 8.2g); para amanecer, véase también el § 8.2g. Existen asimismo amarecer, amorecer y amortecer, con bases nominales latinas. Son ya desusados amodorrecer y amohecer.

8.9k No se percibe en general diferencia de significado —aunque sí de extensión y de registro— entre los miembros de muchos pares citados en los apartados anteriores, algunos de los cuales permanecen en la lengua actual. No manifiestan significados distintos ensalzar (analizado en el § 8.2q) y enaltecer; blanquear y emblanquecer; ablandar, emblandecer y reblandecer. Casi todos admiten usos traslaticios:

La voz del sacerdote se reblandece, se hace más aguda, se quiebra (Mendoza, M., Satanás); Ya sabemos de las volteretas de nuestros ancestros por blanquear su pasado (Paz Soldán, Materia); Ellos se fingían y fabricaban sus Dioses, de su mismo temor, sin conocer que enflaquecían el poder de los unos con lo que fiaban a los otros (Perucho, Dietario).

Alternan aclarar y esclarecer en el sentido figurado de claro, como en {aclararse ~ esclarecerse} un crimen, y también en algunos de los usos físicos de este adjetivo, como en {aclararse ~ esclarecerse} el día. No lo hacen, en cambio, en otros, como en aclarar la ropa, que se utiliza en España con el sentido de ‘enjuagarla’. Como se hizo notar en el § 8.5d, el verbo clarear(se) tampoco suele coincidir en su distribución con aclarar(se). No son equivalentes atontar(se) y entontecer(se), como se explicó en el § 8.7d. Debe resaltarse que, en general, la distribución de los contextos a los que se aplican los verbos derivados no se deduce directamente del significado de los adjetivos y los sustantivos sobre los que se forman.

 

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