Morfología

7.La derivación adjetival y adverbial

7.6 Sufijos característicos de los adjetivos de relación (I). Adjetivos gentilicios. Otros usos de los sufijos que los forman

7.6a Los sustantivos que designan lugares pueden ser propios y comunes. Los primeros, llamados topónimos12.8ñ), dan lugar a los adjetivos gentilicios (Nicaragua > nicaragüense), que admiten también usos sustantivos. Los diccionarios suelen definir estas palabras con la fórmula ‘natural de…’, pero —como estos adjetivos no se aplican solo a los individuos— suelen añadir paráfrasis propias de los adjetivos de relación, tales como ‘relativo o perteneciente a…’. Ello permite extender el uso de estas voces a expresiones como la política nicaragüense o las costumbres nicaragüenses. Varios de los sufijos que forman adjetivos gentilicios admiten también como bases sustantivos comunes de lugar (isla > isleño; sierra > serrano). El término gentilicio no se suele aplicar tradicionalmente a los derivados obtenidos de esta manera. Los nombres propios de persona, llamados antropónimos12.8i, j), dan lugar asimismo a un gran número de derivados obtenidos con estos mismos sufijos, tanto si los nombres son de pila (franciscano) como si se trata de apellidos (cervantino) o de sobrenombres (cidiano). Aunque admite otros usos, se suele restringir el término patronímico a los apellidos derivados de nombres de pila, como en Fernán > Fernández; Ferrán > Ferrándiz; Ruy > Ruiz.

7.6b Los adjetivos gentilicios se forman normalmente con los sufijos que se mencionan a continuación:

-aco/-aca (austriaco); -ano/-ana (italiano); -ata (keniata); -eco/-eca (guatemalteco); -ego/-ega (manchego); -eno/-ena (chileno); -ense (bonaerense); -eño/-eña (limeño); -eo/-ea (europeo); -ero/-era (habanero); -és/-esa (cordobés); -eta (lisboeta); (iraní); -ín/-ina (mallorquín); -ino/-ina (granadino); -ita (israelita); -o/-a (ruso); -ol/-ola (español); -uno/-una (villavicenciuno).

Existen otros sufijos que forman ocasionalmente gentilicios con productividad mucho menor que los mencionados. Suelen admitir dos acentuaciones los derivados en -aco: austriaco ~ austríaco; bosniaco ~ bosníaco; egipciaco ~ egipcíaco.

7.6c No es posible prever el sufijo que se elige para formar adjetivos gentilicios con cada nombre de lugar. Algunos topónimos admiten más de uno, como brasilero y brasileño; jaenés, jaenero, jienense, jiennense y giennense; malagueño y malacitano; salmantino, salamanquino (influido por el portugués y marcado como rural o literario) y salmanticense; santacrucero y santacruceño; sanluiseño y sanluisero, a veces usados en contextos diferentes o en diferentes épocas. Se retomará este punto en los apartados siguientes. Son raros los adjetivos relacionales derivados de topónimos que no se suelen usar como gentilicios, como habano (frente a habanero).

7.6d En un número considerable de casos, los sustantivos que designan ciudades o regiones del mismo nombre en países diferentes eligen sufijos distintos. Es lo que sucede en los siguientes derivados, entre otros semejantes:

conquense (de Cuenca, España), frente a cuencano (de Cuenca, Ecuador);

cordobense (de Córdoba, Colombia), frente a cordobés o cordubense (de Córdoba, España; de Córdoba, Argentina, y también de Córdoba, Colombia);

guadalajareño (de Guadalajara, España), frente a guadalajarense (de Guadalajara, México);

meridano (de Mérida, México), frente a merideño (de Mérida, Venezuela);

meritense (también usado para Mérida, México) y emeritense (de Mérida, España, y también de Mérida, México);

sanjuanino (de San Juan, Argentina, y de San Juan Nepomuceno, Paraguay), frente a sanjuanero (de San Juan, Cuba, o de San Juan, Puerto Rico);

santandereano (de Santander, Colombia), frente a santanderino (de Santander, España);

santafesino (de Santa Fe, Argentina), frente a santafereño (de Santafé de Bogotá, Colombia);

santiaguino (de Santiago de Chile), frente a santiaguense (de Santiago de los Caballeros, República Dominicana), santiagueño (de Santiago del Estero, Argentina), santiaguero (de Santiago de Cuba) y santiagués (de Santiago de Compostela, España).

7.6e Coinciden, como se ve, algunos de estos términos cuando designan los gentilicios del mismo topónimo aplicado a ciudades distintas, como en cordobés, que se refiere a los naturales de al menos dos ciudades. Asimismo, leonés es el gentilicio correspondiente a los nombres de las ciudades o regiones que llevan ese nombre en España, Nicaragua, México y otros países. Frente a estas coincidencias, se obtienen otras veces soluciones adjetivales diferentes cuando un mismo topónimo designa dos o más lugares que pertenecen al mismo territorio, como sucede en el caso de alcalaíno (de Alcalá de Henares, España) y alcalaeño (de Alcalá del Júcar, también localidad española). Muchos adjetivos gentilicios se forman con bases supletivas, muy a menudo procedentes de antiguas denominaciones latinas o griegas, pero también de otro origen. A este grupo pertenecen los siguientes derivados, entre otros muchos:

abulense (natural de Ávila, España);

astigitano (natural de Écija, España);

bilbilitano (natural de Calatayud, España);

boricua, borincano o borinqueño (natural de Puerto Rico, en alternancia con puertorriqueño y portorriqueño);

burdigalense (natural de Burdeos);

chalaco (natural del Callao, Perú);

characato (natural de Arequipa, Perú, en alternancia con arequipeño);

chentiño (natural de San Vicente, El Salvador, en alternancia con vicentino);

fernandino (natural de Maldonado, Uruguay);

fluminense (natural de Los Ríos, Ecuador, o de Río de Janeiro, Brasil);

hidrocálido (natural de Aguas Calientes, México, en alternancia con aguascalentense);

ilerdense (natural de Lérida, España, en alternancia con leridano);

londinense (natural de Londres);

lusitano (natural de Portugal, en alternancia con portugués);

maragato (natural de San José, Uruguay, en alternancia con josefino);

penquista (natural de Concepción, Chile);

porteño (natural de Buenos Aires, Argentina, en alternancia con bonaerense, o de Valparaíso, Chile);

regiomontano (natural de Monterrey, México);

viroleño (natural de Zacatecoluca, El Salvador).

7.6f Los adjetivos derivados de antropónimos suelen ser menos variables en la elección de los sufijos. Así, fernandino se forma a partir del sustantivo que designan varios personajes llamados Fernando (Fernando V, Fernando VII, entre otros); isabelino corresponde a varias Isabeles (Isabel I y II de España, pero también de Inglaterra), y vicentino a varios Vicentes (Gil Vicente y san Vicente Ferrer, entre otros). Se registran a menudo diferencias entre los derivados de topónimos (colombiano, correspondiente a Colombia; lorquino, a la ciudad de Lorca, España) y los de antropónimos (colombino, correspondiente a Cristóbal Colón; lorquiano, relativo a Federico García Lorca).

7.6g El sufijo -ano/-ana se aplica a un gran número de topónimos que designan ciudades, comarcas, provincias, regiones, países, continentes, entre otros nombres propios de lugar. A esa larga relación pertenecen, entre otros muchos, los siguientes derivados:

africano, americano, araucano, astorgano, asturiano, australiano, bogotano, boliviano, castellano, colombiano, coreano, ecuatoriano, floridano, guineano, italiano, jamaicano, mexicano, montevideano, peruano, romano, temucano, toledano, troyano, zacatecano.

Se forman también con este sufijo un buen número de adjetivos derivados de nombres propios de persona, sean de pila (dominicano, franciscano, gregoriano, herculano, horaciano, ignaciano, juliano, mariano, virgiliano) o apellidos (copernicano, galileano, lepreano, luterano, saussureano). La variante -iano se da también entre los gentilicios (bostoniano, chadiano, ecuatoriano, languedociano, sahariano, washingtoniano) y entre los derivados de antropónimos (almodovariano, becqueriano, bolivariano, calderoniano, freudiano, garcilasiano, hegeliano, kantiano, lorquiano, shakespeariano, simoniano), incluso de los nombres de pila o de sobrenombres (cidiano, herodiano, ramoniano, rubeniano, teresiano). En el § 13.12 se alude a la interpretación semántica de los adjetivos de este grupo cuando se usan como relacionales y también como calificativos.

7.6h La vocal -i- pertenece a la base léxica en horaciano, murciano, veneciano, y otros muchos adjetivos, por lo que el sufijo que les corresponde es -ano, no -iano. Se prefiere la variante -iano, en lugar de -yano, en el caso de los derivados de nombres terminados en -y: vigostskiano (< Vigostsky); chomskiano (< Chomsky). No son frecuentes las alternancias entre -ano (o -eano) e -iano, pero se registran a veces, como en baqueano y baquiano (de Baco). Se prefiere la variante -eano cuando la base nominal termina en la vocal -e, como en saussureano, goetheano (de Goethe), en lugar de las opciones, también registradas, saussuriano y goethiano. La alternancia es mayor cuando la base termina en consonante. Se documentan, en efecto, borgeano, borgiano y borgesiano (de Borges):

El mundo permanece ajeno y silencioso; es ese libro borgiano escondido en la más remota estantería de la biblioteca (Rodríguez Juliá, Cruce); Ningún producto hipertextual puede agotar el laberinto infinito de la fantasía borgeana (Piscitelli, Ciberculturas); Notamos que hay una disputa de territorio entre los guapos del Norte y los del Sur, el típico cronotopo borgesiano en su línea de cuentos gauchos (Tedio, Relativismo).

7.6i Se forman con este mismo sufijo muchos otros adjetivos no gentilicios derivados de nombres comunes de lugar. Varios de ellos admiten o admitieron usos calificativos y también relacionales (mundano, urbano), y algunos se usan como sustantivos además de como adjetivos (aldeano, ciudadano, hortelano, parroquiano, provinciano, serrano, villano). Se derivan de adverbios cercano, lejano y el poco usado tardano (‘tardío’): La esperó desde su mesa de estudio, contemplando […] perales espalderos de fruto tardano (Miró, San Daniel). Son escasos los adjetivos en -ano/-ana que proceden de otras bases, como craneano (que alterna con craneal), microbiano y algunos más.

7.6j el sufijo -eno/-ena da lugar a algunos gentilicios, entre los que están antioqueno, asunceno, checheno, chileno, damasceno, esloveno, heleno, nacianceno, nazareno, samosateno. Derivan de nombres propios, pero no poseen estructura morfológica en español agareno y sarraceno. El adjetivo terreno puede ser relacional (la vida terrena, la felicidad terrena), pero también calificativo: Presentía que eran desazones mucho más terrenas e inmediatas (Arenales, Arauco). Los adjetivos ordinales terminados en -eno/-ena (noveno, treceno, cincuenteno, etc.) se analizan en el § 21.4l.

7.6k El sufijo -ino/-ina forma un gran número de adjetivos gentilicios. Están entre ellos los siguientes, junto a sus correspondientes femeninos, además de muchos otros que figuran igualmente en el DRAE:

aconcagüino, andino, antofagastino, argelino, bilbaíno, cajamarquino, florentino, fueguino, granadino, huancaíno, montenegrino, neoyorquino, numantino, parisino, ponferradino, saguntino, sancarlino, sanjuanino, santafecino.

Los adjetivos argentino, chino, palestino y otros similares no pertenecen a este grupo, sino al que se describe en el § 7.6r. Como sucedía con -ano/-ana, también da lugar este sufijo a varios adjetivos formados sobre antropónimos. Algunos de ellos, que aportan la base nominal, son nombres de pila, como en Carlos (lat. Carolus) > carolino; Manuel > manuelino. Otros son apellidos o sobrenombres: Cervantes > cervantino; Góngora > gongorino; (san) Pablo > paulino.

7.6l Se crean con el sufijo -ino/-ina una serie de adjetivos calificativos en los que se expresa semejanza formal con alguna cosa, como en cristalino ‘semejante al cristal’ o ‘que posee las características del cristal’. Los sustantivos que constituyen las bases de estos adjetivos designan muy a menudo minerales y otras materias sólidas: alabastrino, ambarino, argentino, coralino, cristalino, diamantino, metalino (menos usado que metálico), opalino, pedernalino. Algunos designan colores (azulino, blanquecino). Forman adjetivos de relación los derivados en -ino/-ina sobre nombres de especies animales (bovino, cenzalino, cervino, corvino, equino, felino, leonino, ovino, serpentino). Unos pocos derivados pertenecientes a este último grupo destacan porque se usan muy frecuentemente como calificativos: agilidad felina, contrato leonino. Los demás adjetivos en -ino suelen admitir la interpretación que corresponde a los adjetivos de relación, es decir, ‘relativo o perteneciente a N’, como marino, matutino, palatino, salino, etc.

7.6m Es invariable en género el sufijo -ita, propio de los adjetivos gentilicios que aluden a pueblos semitas o cercanos a ellos. Algunos de los derivados en -ita admiten variantes en , como en alauita ~ alauí; saudita ~ saudí, etc. Se reconoce el sufijo -ita en alauita, amonita, betlemita, elamita, hitita, husita, islamita, ismaelita, israelita, moabita, moscovita, sefardita, semita y vietnamita, entre otros. El adjetivo carmelita deriva del topónimo Carmelo, pero no es gentilicio. Tampoco lo es jesuita (< Jesús).

7.6n El sufijo -ense, que posee la variante -iense, se usa en un gran número de adjetivos gentilicios, entre los que están los siguientes:

anahuacense, bonaerense, boyacense, carolinense, chihuahuense, cluniacense, colimense, conquense, cordubense (recuérdese el § 7.6d), costarricense, cretense, estadounidense, guadalupense, hibuerense (menos usado que hondureño), hispalense, jienense, londinense, lucense, malvinense, matritense (más antiguo y menos usado hoy que madrileño), medellinense, morelense, nicaragüense, ovetense.

Cabe añadir salmanticense como forma culta: el Estudio Salmanticense, pero un escritor salmantino. La variante -iense se elige en ateniense, canadiense, jalisciense, liliputiense, parisiense (que alterna con parisino) y algunos otros adjetivos.

7.6ñ Elige -eño/-eña un número también elevado de adjetivos gentilicios. Están entre ellos los siguientes:

angoleño, arequipeño, asunceño, atacameño, brasileño, cacereño, caleño, carabobeño, caraqueño, caribeño, congoleño, cuzqueño, extremeño, gibraltareño, guayaquileño, guaymeño, hondureño, imbabureño, jalapeño, jujeño, limeño, lojeño, madrileño, manileño, manizaleño, margariteño, merideño, panameño, ponceño, puertorriqueño, puneño, riobambeño, santacruceño, tabasqueño, tarijeño, tinerfeño.

Se forman con este mismo sufijo una serie de adjetivos derivados de nombres comunes de lugar, como campeño (existen también campestre y campero), isleño, istmeño, lugareño, norteño, pradeño, ribereño y sureño.

7.6o Se derivan otros adjetivos en -eño/-eña de algunos sustantivos temporales: abrileño, marceño, navideño (este último con haplología del segmento -ad-), y también de algunos adverbios: a partir de abajo se forma abajeño, y a partir de arriba, arribeño, que en la Argentina, México y otros países americanos se aplica a la persona o la cosa que procede de las tierras altas. En algunos países (entre ellos Bolivia y México), se usa alteño con un significado similar al de arribeño. De fuera y afuera se derivan fuereño y afuereño (‘forastero’). Se emplean en México y en varios países centroamericanos, así como en el Caribe continental y en algunos países andinos; el segundo tiene un uso algo más restringido. Se ejemplifican a continuación varios de los usos mencionados:

Y no digo más, que en este barrio abajeño la verdad vale todo su peso en silencio (Nieva, Delirio); El arribeño es algún desconocido, alguien que viene de otro ambiente (Última Hora [Par.] 27/12/2008); A esa hora 34 jinetes alteños habían desaparecido ya con su carga (Chao, Altos); Consideraban al fuereño más compatriota que a sus verdaderos compatriotas (Aguilera Malta, Pelota).

Ocasionalmente se documentan adjetivos en -eño derivados de numerales como cuatreño, cinqueño (en la República Dominicana, ‘con cinco dedos’: un perro negro cinqueño) o quinceño: Mocitas quinceñas paseaban con sus churros en la mano (Carmona, Texto). La variante -ueño (lat. -onĕus) de este sufijo se reconoce en halagüeño, pedigüeño, vidueño y algunos otros adjetivos.

7.6p Es menor el número de adjetivos derivados terminados en -és/-esa. Solo unos pocos proceden de nombres comunes de lugar: burgués (de burgo), montés (de monte). Este último carece de femenino, salvo en el lenguaje poético. La mayor parte de estos adjetivos son gentilicios:

albanés, aragonés, barcelonés, bayamés, bumangués, butanés, cantonés, cartaginés, cordobés (recuérdense los § 7.6d, e), escocés, francés, genovés, holandés, irlandés, islandés, japonés, leonés, libanés, maltés, maturinés, milanés, neozelandés, sudanés, tailandés, tirolés, vienés, etc.

Muestran bases léxicas supletivas cingalés (natural de Ceilán), danés (más usado que dinamarqués), finés (tan usado como finlandés y aplicado a la lengua, además de a los habitantes de Finlandia). Son ya antiguos los adjetivos ateniés ‘ateniense’, corcés ‘corso’, girondés ‘gerundense’ y granadés ‘granadino’.

7.6q Se asocia generalmente el sufijo -eco/-eca con el sufijo náhuatl -ic o -tic. El sufijo -eco se reconoce en guatemalteco, chiapaneco y otras voces, casi todas gentilicios mexicanos o centroamericanos. Cabe mencionar, entre otros muchos, chichimeco, cholulteco, cuzcatleco, guanacasteco, mazatleco, tamaulipeco, tepozteco, yucateco, zacateco (menos frecuente que zacatecano). Este sufijo se distingue de su homónimo -eco/-eca, de origen romance, que se remonta a la terminación -ueco, derivada de la latina -occus, -a, -um (fulleco, holleco, llobeco, muñeco). Se suele identificar este último sufijo en cierto número de adjetivos que designan defectos, pero muy pocos poseen bases nominales reconocibles:

cachureco (‘torcido’), chueco (‘patituerto’), dundeco (‘torpe, tonto’), noneco (‘tonto, medroso’), patuleco (‘con un defecto en los pies o en las manos’), sapaneco (‘bajo y gordo’), terebeco (‘tembloroso, renqueante’), zoreco (‘torpe’).

7.6r Unos pocos adjetivos gentilicios se forman con el sufijo -o/-a. Están entre ellos los siguientes:

Argentina > argentino; Birmania > birmano; Bosnia > bosnio (junto a bosniaco o bosníaco); China > chino; Filipinas > filipino; Lituania > lituano; Palestina > palestino; Rusia > ruso; Tucumán > tucumano.

Las voces terminadas en -o se extienden a las bases léxicas de algunos adjetivos gentilicios que forman compuestos, como en francocanadiense o italofrancés. Estos adjetivos se analizan en el § 11.6e.

7.6s Son escasos los adjetivos gentilicios que presentan una estructura morfológica más simple que los nombres de lugar a los que se refieren, como alemán con relación a Alemania, andaluz en relación con Andalucía o inglés en relación con Inglaterra. Estos casos y otros semejantes son conocidos en la tradición lingüística como formaciones regresivas, pues parecería que la base de derivación, el topónimo, pierde parte de su estructura formal cuando da lugar al gentilicio. No obstante, en estos casos puede también concebirse el proceso morfológico en la dirección opuesta a la que suele ser habitual, es decir, con el gentilicio como base y el topónimo como derivado, ya que los territorios de los que se habla se caracterizan a menudo a partir de los individuos que los pueblan (Francia designa el territorio de los francos, no al contrario). De hecho, en la morfología sincrónica son defendibles procesos como birmano > Birmania o sueco > Suecia, que algunos autores postulan frente a los que defienden la dirección inversa. Desde este punto de vista, cabe negar la naturaleza de sufijo a -o y -a en estas formaciones y considerarlos marcas de género.

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
gentilicio

 

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