Sintaxis

16. El pronombre personal. La correferencia. Las formas de tratamiento

16.2 Género y número en los pronombres personales

16.2a Atendiendo al género, los pronombres personales se dividen de esta forma:

1. Masculinos: él, ellos, nosotros, vosotros, los.

2. Femeninos: ella, ellas, nosotras, vosotras, la, las.

3. Neutro: ello.

4. Sin distinción entre masculino y femenino: yo, tú, vos, usted, ustedes, me, te, nos, os, les, mí, ti, sí, conmigo, contigo.

5. Sin distinción entre masculino, femenino y neutro: se, le, consigo.

6. Sin distinción entre masculino y neutro: lo.

Como el masculino es el género no marcado (§ 2.2), los pronombres nosotros, vosotros o ellos, de género masculino, se usan para designar grupos formados por hombres y mujeres.

16.2b El grupo 3 de la clasificación presentada solo contiene el pronombre ello. Se destacan en los § 2.1c, d algunos rasgos del género neutro en español, en particular el hecho de que esta sea una categoría peculiar en nuestro sistema gramatical, ya que se aplica a los pronombres y a los artículos, pero no a los sustantivos. Era distinta la situación en la lengua antigua, en la que los pronombres neutros ello y lo podían tener como referentes sustantivos no contables de ambos géneros, tal como se explica en el § 12.2ñ. Este uso permanece vivo en varias zonas del español europeo septentrional. Los pronombres personales de tercera persona son sensibles a la oposición «contable–no contable» en muchos núcleos de Asturias y Cantabria. Se elige lu en el primer caso (hablando, por ejemplo, de un objeto material), pero lo en el segundo (hablando del agua o del trigo).

16.2c El pronombre ello (a veces en alternancia con eso o esto) se usa en la lengua actual con antecedentes oracionales, tanto si las oraciones se construyen con verbo en forma personal (Dice que crearán nuevas industrias y que se beneficiarán con ello miles de personas), como si lo hacen con infinitivos: Siempre le gustó leer y aprovecha para ello cualquier ocasión (Marsé, Rabos). Sin embargo, el pronombre ello también admite como antecedentes nombres abstractos, a menudo deverbales, que se interpretan como eventos y se refieren a situaciones o estados de cosas que es habitual representar mediante oraciones. Pueden ser masculinos, como en Fue un reparto muy problemático, así que quisiera olvidarme de ello, o femeninos, como en Sacó entonces a colación la venta del local, pero yo prefería no hablar de ello. Estos otros ejemplos muestran la misma pauta:

Hoy mismo he sondeado a Armando acerca de ese noviazgo que nos ocultabas, pero que tu madre y yo no habíamos dejado de notar. Y el padre de Matilde no quiere ni oír hablar de ello (Buero, Trampas); Pía no escuchaba aún las palabras de Monjardín sobre las venganzas de la historia ni Arce le hablaba de ello (Longares, Romanticismo); Cuando la inadvertencia reclama la piedad, no puede negarse a ello un padre amoroso (Vallejo-Nágera, Yo).

16.2d Se usa asimismo el pronombre ello para hacer referencia a nombres concretos de cosa que se presentan en agrupaciones. Es frecuente que ello se construya con el pronombre todo en esta pauta:

Cómo me gusta el olor de los hombres. A jabón de lavar la ropa, a suavizante, a plancha, after shave, desodorante y todo ello mezclado con su olor verdadero, el sudor masculino (Beccaria, Luna); A los dos les gusta su mirador, desde el que se contempla el mar y los montes verdes y se ve llover sobre todo ello y sobre las calles (Puértolas, Noche); De vuelta en Gabes, con dinero fresco del país, lo celebramos en un restaurante, a la sombra de un granado, con cordero asado, ensalada, avellanas y almendras, todo ello regado con cerveza (Leguineche, Camino).

También se construye el pronombre ello con indefinidos neutros como antecedentes: Insiste en que nada ha pedido y nada se le ha comunicado, y que si algo ocurriera, ello sería público (Hoy [Chile] 1/12/1997).

16.2e El pronombre ello se acerca al demostrativo neutro eso en los usos descritos. De hecho, este último es más usado en la lengua actual en dichos contextos, especialmente si no son literarios. No obstante, el pronombre eso se diferencia de ello en que se admite en las copulativas enfáticas o de relieve (§ 40.10e), como en Eso es lo que dijo, mientras que ello rechaza esta construcción. También se diferencian en que, frente a eso, el pronombre personal ello no ejerce la función de complemento directo: Yo dije {*ello ~ eso}. En el español coloquial del Perú y de otras zonas del área andina se admite, sin embargo, esta pauta, que refleja ocasionalmente la lengua escrita:

Quien afirme eso tiene toda la razón: digo ello porque conozco la institución (Caretas 16/4/1996); He laborado en medios escritos y en TV desde 1988, asumiendo la dirección de proyectos complejos y, en cada caso, logré respeto y prestigio profesionales. Para reafirmar ello procedí a renunciar (Caretas 28/9/2000).

16.2f Con el pronombre ello se hace referencia a informaciones mencionadas en el discurso anterior, como en A ello se refiere el autor en este mismo artículo; De ello hablaremos más adelante, etc. La alternancia de ello y eso es visible en numerosos giros conversacionales. Se ilustran estas alternancias a continuación:

Si no veo riesgo alguno para ella y el niño, vendrán conmigo. Cuenta con ello (Marsé, Embrujo); Yasikov asintió. Cuenta con eso, dijo (Pérez-Reverte, Reina); Muy bien. Ahora vamos a ello (Collyer, Habitante); Claro que no. Pero bueno, vamos a eso (CREA oral, España).

16.2g En el español clásico era posible usar el pronombre ello como sujeto expletivo de carácter enfático con referencia catafórica a las subordinadas sustantivas, es decir, con un sentido similar al del francés ce, el inglés it o el alemán es. Así, el referente de ello en Ello no me espanto que el hombre temiera aquella mujer (López Úbeda, Justina) es la oración subordinada sustantiva que el hombre temiera aquella mujer. Este uso pervive en el español popular dominicano (Ello parece que no hay azúcar). También se empleaba ello en la lengua clásica como expletivo con el verbo haber:

Ello habrá lindo bureo. / Mas que ha de haber cuchilladas (Tirso Molina, Condenado); Ello hay virgen, hay clausura, hay un dios que visita a la doncella (sea por lo que se fuere; que eso no nos toca a nosotros averiguarlo) (Isla, Fray Gerundio); Ello hay en esta vida días climatéricos (Barrionuevo, Avisos); Ello hay tales caprichos en el mundo (Gracián, Discreto); Ello hay gentes para todo (Cruz, Civilización).

Pervive igualmente este uso —con haber y otros verbos en oraciones impersonales— en el español popular de la República Dominicana, en el que se documentan hoy construcciones como Ello hace calor; Ello era de noche; Ello llegan guaguas; Ello se vende yuca. Véase también, en relación con esta pauta, el § 33.4v.

16.2h El grupo 416.2a) abarca una larga serie de pronombres que pueden adoptar cual quiera de los dos géneros en contextos distintos, como pone de manifiesto la concordancia:

¿Están ustedes {locos ~ locas}?; Te veo muy {cansado ~ cansada}; No se soporta a sí {mismo ~ misma}; Si vos estás {contento ~ contenta}; Yo no estoy en absoluto {preocupado ~ preocupada}.

Estas oraciones contienen atributos que se predican de pronombres personales. Son muy escasos, por el contrario, los que pueden modificar directamente a los pronombres: tú sola, ellos mismos. Como se ve, el hecho de que los pronombres mí, ti, sí no muestren rasgos de género no significa que no puedan aparecer modificados por adjetivos que los manifiestan (para ti misma, para mí sola). Se extiende el razonamiento a los rasgos de número (para sí mismos), sobre los que se volverá más adelante. Estas expresiones poseen, pues, género de manera implícita, a la manera de los sustantivos comunes en cuanto al género. Como se expuso en el § 2.4b, no sería correcto decir que el adjetivo no concuerda en género ni en número con el pronombre en las expresiones propuestas. El asimilar los pronombres del grupo 416.2a) a los sustantivos comunes en cuanto al género tiene la ventaja de explicar alternancias como Tú eres {aboga do ~ abogada} de forma similar a como se explican otras como un artista innovador ~ una artista innovadora, es decir, asignando a las formas nominales o pronominales en cuestión los dos rasgos (masculino y femenino), de manera que puedan elegir uno u otro en función del contexto.

16.2i Construcciones como dichoso tú, muy astuto él y otras similares no contienen adjetivos modificadores, sino predicados de cláusulas absolutas (§ 18.13i, j) a veces usadas como oraciones exclamativas independientes. El rechazo de los adjetivos, con las excepciones que se acaban de mencionar, representa una propiedad sintáctica que los pronombres personales comparten con los nombres propios (§ 12.7g). Frente a estos, los pronombres personales admiten numerales, al igual que el artículo definido (ellos cuatro ~ los cuatro), si bien rechazan otros cuantificadores: *ellos muchos, *vosotros varios (sobre la combinación del artículo con otros cuantificadores, véase el § 19.6). Aceptan modificadores explicativos en construcciones como yo el rey, tú que sabes tantas matemáticas12.3ñ y 44.5l). Aunque no se refleje en la puntuación, no se trata de modificadores restrictivos, sino explicativos, ya que no restringen la denotación de lo designado por el pronombre. Los pronombres personales rechazan también modificadores que los nombres propios admiten (como en la pobre María).

16.2j Las expresiones de tratamiento que se equiparan a usted/ustedes, como su excelencia, se asimilan a los nombres comunes en cuanto al género (§ 2.6i) en la lengua actual, a diferencia de lo que sucedía en la antigua. Por tanto, independientemente de que los determinantes o modificadores adjetivos estén en femenino, en las oraciones copulativas y otras construcciones predicativas similares, la concordancia entre el sujeto y el atributo se efectúa hoy en femenino cuando los grupos nominales designan mujeres, y en masculino cuando se refieren a varones:

Su alteza estaba enferma, no recibía (Baroja, Vuelta); pedrarias (Recapacitando): Por esta vez le concedo la gracia de vivir, pues no puedo desatender las súplicas de tan buenos abogados… bachiller enciso: Su excelencia es generoso (Reyes, C., Carnaval); Su Majestad estaba recostado en un diván y yo de pie ante él (Gabriel Galán, J., Bobo); Su Señoría, dándose por ilustrado, como quien reparte cartas medio distraído, sacó una y la colocó sobre la mesa (Ekaizer, Vendetta).

En la lengua actual es excepcional la concordancia en femenino cuando estas expresiones se refieren a hombres y, de hecho, se considera un arcaísmo sentido ya como incorrecto. Aun así, se atestigua ocasionalmente usado con sentido irónico: ¡Un suspenso en historia taurina para el señor historiador! Porque su señoría está pero que muy equivocada (Ortiz Trixac, Lances).

16.2k En la lengua antigua era habitual la concordancia en femenino con este tipo de grupos nominales aunque su referente fuera un varón:

[…] a lo qual me dio osadía el conoscimiento que tengo de la gran virtud de Vuestra Merced, a la qual suplico quiera suplir lo por mí fallecido (Valera, D., Tratado); Soberano emperador Trebacio de Grecia, la vuestra magestad sea servida, pues me avéys acetado en este vuestro imperio por hijo (Avellaneda, Quijote); E señor, si ésto a vuestra señoría no le pluguiera, mande a los dichos conde de Haro, e de Castro, o al conde de Haro e obispo de Palencia, que se vean con nosotros sobre estos fechos, por que Vuestra Alteza sea bien ynformada de nuestras intenciones (Carrillo Huete, Halconero).

La diferencia a la que se alude se establece léxicamente en algunos casos. Concuerdan hoy solo en femenino su caridad y su maternidad, y en masculino su paternidad, su santidad, su eminencia, entre otras expresiones similares. Véase también, en relación con este punto, el § 2.6i.

16.2l El grupo 516.2a) contiene las formas pronominales se, le y consigo. El pronombre le no es masculino, sino neutro, en oraciones como A eso no le doy yo ninguna importancia, en la que tiene como antecedente el pronombre neutro eso (véase también el § 16.9i). Se usan también como pronombres neutros los que aparecen en las oraciones Eso traerá consigo inevitablemente algunos problemas previsibles y A eso se le debe añadir que en circunstancias similares… Es probable que este grupo pueda ampliarse con el pronombre tónico , ya que no son imposibles oraciones como Eso se refuta a sí mismo. He aquí otros ejemplos de estos pronombres con valor neutro:

De República a esto no le quedaba más que el nombre (Barnet, Gallego); Soplan vientos de recuperación y esto trae consigo una oleada de novedades que estarán reflejadas en el salón (Vanguardia [Esp.] 22/11/1994); Y a esto se le llama la naturaleza humana (García Vega, Años); Se dio cuenta de que le estaba perdonando la vida y eso de por ya era ganancia (País [Col.] 19/5/1997).

16.2m El grupo 6 de la clasificación (§ 16.2a) solo contiene el pronombre lo. Este pronombre es masculino cuando hace referencia a los sustantivos de ese género (Llamó el niño, pero yo no lo) y neutro cuando sustituye a una oración (Tú crees que va a llover mañana, pero yo no lo creo). También es neutro el pronombre lo cuando tiene como antecedente un pronombre neutro, como en Eso lo veremos, o cuando se refiere a un grupo nominal encabezado por el artículo lo: Lo de ayer no te lo perdono; Lo que hiciste no te lo podemos tolerar14.9).

16.2n Al igual que el concepto de persona admite, como se vio, varias interpretaciones, también en el número se suele diferenciar entre el número gramatical, que interviene en la concordancia y se muestra en la morfología, y el designativo, de naturaleza léxica, que informa únicamente sobre la presencia de varios individuos. Ambos números coinciden muy a menudo (nubes, mesas, ideas), pero —como sucedía con las diversas interpretaciones del concepto de persona— no lo hacen en todos los casos (en los § 3.8f y ss. se presentan algunos ejemplos claros). No coinciden estas dos interpretaciones del número en el plural mayestático y en el plural de modestia, puesto que en ambos casos se designa un solo individuo con una forma gramatical de plural. El plural mayestático es una fórmula arcaizante que mantiene el uso del pronombre nos como sujeto y como término de preposición. Era característico tradicionalmente de los documentos papales, pero también del discurso de altas dignidades eclesiásticas o civiles. Se observa asimismo en el posesivo de primera persona (nuestros, nuestras):

Nos ordenamos de nuevo otras misas y sacrificios perpetuos, y encomendamos afectuosamente a nuestros ejecutores y testamentarios, que ellos impetren por mí de la Sede Apostólica jubileo e indulgencia plenaria, las cuales desde ahora para entonces Nos pedimos […] (Sandoval, Historia); Luego, la puntilla aleve al pundonor palermo: “Bien sabéis cómo por algunas cosas hechas y cometidas por vosotros en deservicio nuestro, fuisteis condenados a nos servir dos meses con dichos navíos, armados a vuestra costa y expensas…” (Roa Bastos, Vigilia); (Mímica del besado de anillo.) […] en pos de nos, cubriendo el presbiterio todo la larga cola de mi manto imperial (Riaza, Palacio).

16.2ñ El plural de modestia se conoce también como plural de autor porque es habitual puesto en boca del que habla de su propio texto o de su propia obra. Se usan de esta forma el pronombre nosotros (Lo que nosotros sostenemos en este libro es…); el pronombre átono nos (No nos importa reconocer que…); la flexión verbal de primera persona del plural (Lo que sostenemos en este libro…), y los posesivos de primera persona de plural (Nuestra intención en este artículo es demostrar que…). He aquí otros ejemplos:

Pero, como decíamos antes, no nos interesa tanto la posición ideológica de Carpentier, como su realización novelística (Coronado, J., Fabuladores); Nosotros no vamos a describirla aquí, fieles a la idea de evitar los tecnicismos (Scolarici, Astronomía).

Se registra en la lengua conversacional una variante del plural de modestia. A diferencia del plural llamado sociativo16.2r), no involucra este uso al posible interlocutor en las acciones que se describen. Así, el que dice Dejemos un rato el trabajo y vayamos a dar un paseo puede estar refiriéndose a sí mismo. A esta pauta corresponden los siguientes ejemplos:

Y el alguacil recogió la petaca con un diminuto alborozo, igual que un niño al que le dan un dulce. —Bueno, echaremos un pito… —decía chasqueando la lengua (Sánchez Ferlosio, Jarama); Ya he leído bastante, ahora pasemos al comedor, contemos los cubiertos y echemos un vistazo a los cuadros de la sala, salgamos al jardín y contemplemos las nubes, la manga de riego, la puerta del garaje y las hormigas (Otero, Expresión).

16.2o Atendiendo al número gramatical, los pronombres personales se dividen en los siguientes grupos en el español contemporáneo:

1. Número singular: yo, me, mí, tú, vos, te, ti, usted, él, ella, ello, lo, le, la, conmigo, contigo.

2. Número plural: nosotros, nosotras, nos, vosotros, vosotras, ustedes, os, ellos, ellas, les, las, los.

3. Sin distinción de número: se, sí, consigo.

El pronombre vos incluido en el apartado 1 admite concordancia en plural (número gramatical) aunque solo se refiere a un individuo (número designativo) en el uso que se describirá más adelante (§ 16.7). Como se explica en el § 3.1c, no existen formas neutras con número plural.

16.2p El grupo 3 de la clasificación introducida en el apartado anterior agrupa los pronombres que pueden aparecer en contextos que requieren un pronombre en singular (como en para misma o en Se considera afortunado) o en plural (como en para mismas o Se consideran afortunados). Cuando la preposición entre significa ‘dentro de, en lo interior de’, admite pronombres en caso oblicuo en singular: entre mí, entre ti, entre sí: Los ejemplos que siguen ilustran este uso:

Digo entre mí estas cosas, en tanto que le tomo el pulso y que nos miramos de hito en hito (Azorín, Cervantes); Vete arrepintiendo de todo, menos de querer a quien te sale de entre ti (Galdós, Fortunata); Bajaba entre sí el joven admirando […] (Góngora, Soledades).

En cambio, cuando expresa reciprocidad en grupos verbales que denotan acción o situación conjunta, se rechazan y ti, pero se admite porque este pronombre pertenece al grupo 3: Se estorbaban entre {ellos ~ sí}. Tal como se recordó en las páginas precedentes, el pronombre admite adjetivos en plural en estos contextos: para sí mismas, de sí mismas, entre sí mismos: Los alcaldes los elegían los ediles de elección popular, entre sí mismos (Triunfo 9/7/1977). La relación entre la preposición entre y la expresión de la pluralidad se estudia en los § 12.2s y ss., 12.4w y 29.6o.

16.2q Los pronombres nosotros, vosotros, ustedes y sus correspondientes variantes de género (nosotras, vosotras) y átonas (nos, os, les) no siempre hacen distinción entre la naturaleza gramatical de las personas que corresponden a los elementos que los componen. Así, nosotros puede designar a dos o más hablantes, pero también al que habla más otros a los que representa. Puede asimismo referirse al que habla más el que escucha o los que escuchan, así como a los que hablan más el que escucha o los que escuchan, o al que habla o los que hablan más alguien ausente, entre otras posibilidades similares. Basta, como se ve, con que uno de los componentes significativos que cabe distinguir en nosotros designe a la primera persona. Se aplica un razonamiento análogo a vosotros y a ustedes respecto de la segunda persona en relación con el que escucha o los que escuchan. Si se consideran en sí mismos los rasgos gramaticales de los pronombres personales, pierden parte de su sentido preguntas tradicionales como la de si nosotros es o no verdaderamente el plural de yo. El plural recomendado del sustantivo yo (no del pronombre yo) es yoes, aunque también se considera correcta la forma yos. En cuanto al pronombre nosotros (como en Nosotros cantamos), presenta rasgos de primera persona y de plural. De acuerdo con la distribución a la que se acaba de aludir, designará un grupo formado por varias personas, al menos una de las cuales será el hablante. El pronombre vos designaba a uno o a varios individuos en la lengua antigua, pero designa a uno solo en las variantes del español en las que se emplea actualmente como pronombre de confianza (§ 16.17).

16.2r Se llama a veces plural sociativo o asociativo a la interpretación del pronombre nosotros/nosotras —más su variante átona nos o su manifestación en la flexión verbal— cuando se incorpora al destinatario en la mención que se hace, a menudo por razones de cortesía o de afectividad. Este uso del plural es particularmente frecuente cuando el hablante no está realmente incluido entre los referentes de la primera persona, como en ¿Qué tal estamos? (dicho con el sentido de ¿Qué tal está usted? o ¿Qué tal estás?), o en secuencias como A ver si nos fijamos (con el sentido de A ver si te fijas o A ver si se fija usted); Ya veo que vamos mejorando (con el sentido de … que vas mejorando o … que va usted mejorando) y otras expresiones similares. Se muestra el mismo uso en estos ejemplos:

Si llamaba a la abuela y le pedía permiso para apartar las mantas, ella asomaba la cabeza por detrás de la puerta y preguntaba ¿qué tal seguimos?, ¿no conseguimos dormir? (Martínez Pisón, Ternura); —Y con el inglés, ¿cómo vamos? —Bien, ya me sé el verbo to be y el to do (Pavlovsky, Laforgue); —¿Las bragas? —He dicho una prenda íntima, Sánchez. A ver si cuidamos ese lenguaje, que te pierde (Mundo [Esp.] 8/8/1996); ¡Mucho mandas tú, Carmiña, expondremos cuando se nos venga la gana y a ver si respetamos las canas! (Lázaro, Humo); Se acercaba un hombre pequeño, ¿cómo vamos?, ¿cómo vamos? ¿Qué tal se encuentra usted? (García-Badell, Funeral); Seré todo lo que quieras menos una cochina, ¿estamos? (Moreno-Durán, Diana).

16.2s Se emplea también el plural sociativo cuando el que escribe quiere hacer partícipe al lector del desarrollo de su texto: El lugar del Padre Pedro Ximena, como hemos visto, es el del letrado que funciona como intelectual orgánico del poder político y religioso (Blandón, Barroco). Se usa igualmente la primera persona de plural del verbo cuando el que habla se dirige a sí mismo. Al desdoblarse de esta forma, se crea un interlocutor ficticio, lo que justifica el uso de la primera persona del plural, como en Tranquilo, Pepe, no perdamos la calma, o en los textos siguientes:

No parecía descontento en absoluto. Bravo, Lulú, pensé, ya hemos vuelto a hacer el canelo (Grandes, Edades); Vamos a olvidarlo, me dije, y sigue con lo de la iglesia como si nada hubiera ocurrido. Así lo hice (Sánchez, H., Héroe); Y me dije: “¿A qué esperar? Hagamos una teoría que nos caliente en la vejez, seamos, ya que no enamorados, ya que no flautistas, al menos filántropos con el recuelgue triste” (Landero, Juegos); Voy a verla. ¿Por qué he de temblar, si ya la dicha de un momento ha preparado mi corazón para el dolor? Pensemos, pensemos en el viaje (Hostos, Peregrinación).

Este uso está próximo al descrito al final del § 16.2ñ.

16.2t Los pronombres de primera persona del plural admiten usos más abarcadores. El pronombre nosotros puede incluir en su designación a todos los miembros de una comunidad, un continente, una civilización o un planeta, entre otras agrupaciones imaginables. Próximos a estos usos, pero no idénticos a ellos, son los llamados genéricos, en los que se utilizan pronombres personales de primera persona, o la flexión verbal que les corresponde, con un sentido cercano al de ‘cualquiera, alguien en general’, como en Lo que tenemos que hacer si la policía nos detiene en la carretera es… La primera persona del plural en la flexión verbal aporta a menudo significados asimilables a los que se expresan en las oraciones pasivas reflejas y las impersonales, como en En esta figura vemos que… (en el sentido de ‘se ve’) o en cuando paseamos por la playa en una tarde de verano (es decir, ‘cuando uno pasea’).

16.2u La interpretación genérica de la segunda persona se obtiene también en singular, sobre todo en contextos modales, irreales, y en general prospectivos. Se manifiesta este significado en la flexión verbal, como en Si quieres la paz, prepara la guerra (es decir, ‘Si uno quiere la paz…’); con los pronombres de segunda persona, sean átonos o tónicos (Si no te preocupas por ti mismo en esta sociedad…), y también con los posesivos (Honrarás a tu padre y a tu madre). Se analizan estas interpretaciones en los § 18.2h y 33.4ñ. El llamado uso inespecífico de la tercera persona del plural en la flexión verbal (Dicen que va a nevar) no se extiende, en cambio, a los pronombres. No se obtiene, pues, esta interpretación inespecífica en Ellos dicen que va a nevar. Se explica esta diferencia en el § 41.9. La interpretación genérica de la segunda persona es característica de los tiempos imperfectivos, que constituyen inductores de genericidad (§ 15.8b): Si vives en esta ciudad, no tienes tiempo para nada (es decir, ‘Si uno vive…’), frente a Si viviste en esta ciudad… (‘Tú en particular, la persona con la que hablo’).

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
(género) neutro

 

Nueva gramática de la lengua española
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