Morfología

4. La flexión verbal

4.1 Informaciones morfológicas presentes en las formas verbales (I). Distinciones fundamentales

4.1a En la morfología del verbo se distinguen dos elementos constitutivos: la raíz (también llamada radical), que expresa su significado tal como lo describe el diccionario, y un conjunto de morfemas flexivos a los que corresponden dos funciones: establecer la concordancia de número y persona con el sujeto gramatical y expresar las nociones de ‘modo’, ‘tiempo’ y ‘aspecto’ que corresponden al evento. Así, la segunda persona del singular mirabas en Mirabas por la ventana informa de que la persona que realiza la acción de mirar es el destinatario del mensaje; los rasgos de número (singular) ponen de manifiesto que se trata de un individuo, en lugar de varios; los de tiempo y aspecto (imperfecto o copretérito) informan de que la acción de mirar se realiza en el pasado, y también de que se percibe como proceso en curso; los de modo (indicativo) expresan que esa acción se enuncia, en lugar de presentarse subordinada a un entorno modal, irreal o virtual. Así pues, los rasgos de número y persona aportan informaciones que afectan al sujeto, mientras que los demás precisan ciertos aspectos del suceso o de la situación a la que se hace referencia.

4.1b El verbo es la única clase de palabras con flexión de tiempo, aspecto y modo en español. En cambio, poseen también rasgos de persona los pronombres personales, a los que se asimilan los posesivos, como se explica en el § 16.1a. Expresan número el nombre, el adjetivo y el pronombre, así como los determinantes y los cuantificadores. En las lenguas románicas (frente a las semíticas y las de otras familias lingüísticas) el verbo no muestra rasgos de género. El sujeto debe concordar con el verbo en número y persona; pero existen otros componentes de la oración que también han de ser compatibles con la información temporal y aspectual del verbo. Por ejemplo, ayer y llegó se refieren igualmente al pasado en El paquete llegó ayer. Esta forma de compatibilidad está, sin embargo, sometida a numerosas restricciones sintácticas y semánticas, que se analizan en el § 24.4.

4.1c Se suele llamar desinencia al conjunto de segmentos flexivos que el verbo manifiesta. La desinencia se puede presentar de forma unitaria (como en mir-abas), donde mir- constituye la raíz, que no se altera en los verbos regulares en todo el paradigma (mir-é, mir-ó, mir-a, etc.), y -abas, la desinencia. No obstante, es más frecuente presentarla desdoblada en tres segmentos, que aparecen contiguos a la raíz en el orden siguiente: el primero es la vocal temática (en adelante, VT); el segundo es el segmento que aporta tiempo y modo (en adelante, TM), entendiendo en un sentido amplio la categoría de tiempo, de forma que abarque también la de aspecto (§ 23.2); el tercero es la terminación que designa la persona y el número (en lo sucesivo, PN). En la tradición se ha usado a veces el término característica para designar el constituyente TM, y también se ha llamado desinencia solo al segmento PN. En otros sistemas terminológicos, el segmento PN se denomina morfema de concordancia o simplemente concordancia.

4.1d La vocal temática es aportada por el infinitivo bajo las formas -a-, -e- o -i- y permite determinar las tres conjugaciones que caracterizan la flexión verbal en español. Esta vocal se modifica, sin embargo, en ciertos casos dentro de la misma conjugación, como se explicará a lo largo del capítulo. Si no se tiene en cuenta ahora esta variación, pueden considerarse las conjugaciones como paradigmas de formas verbales sujetas a un mismo modelo que se caracteriza por una vocal temática determinada: la vocal -a- corresponde a la primera conjugación (amar); la -e-, a la segunda (temer), y la -i-, a la tercera (partir). Se obtienen, por consiguiente, segmentaciones como esta:

am RAÍZVT-baTM-mosPN

Se marcan aquí en versalita y con letra volada los segmentos que se han introducido. Se llama tema al segmento formado por la raíz y la vocal temática, lo que da lugar a la siguiente segmentación, también posible y que no excluye a la anterior:

[am-á] TEMA-baTM-mosPN

Se ha observado repetidamente en los estudios sobre la flexión verbal que, si se desea homogeneizar los paradigmas, ha de suponerse que los segmentos VT, TM y PN no siempre tienen realización fonológica, o bien que han de estar representados por morfemas vacíos o nulos. Este problema ha dado lugar a diversas segmentaciones que difieren de forma considerable, lo que convierte la identificación de estas unidades en una cuestión muy polémica. En el § 4.2 se resumen algunos aspectos de esta controversia.

4.1e Los temas se forman, como se ha indicado, con la raíz y la vocal temática que corresponde a uno o a varios tiempos verbales, lo que da lugar a temas de presente, de pretérito, etc. Así, el hecho de que muchos gerundios se creen sobre temas de pretérito explica formas como sintiendo o durmiendo (como en sintió, durmió) en lugar de las anómalas *sentiendo, *dormiendo, que serían las esperables si se construyeran sobre temas de infinitivo (sentir, dormir). Muchas voces constituidas con morfemas derivativos, en lugar de flexivos, eligen bases no coincidentes con el infinitivo, como se ve en un acierto, un consuelo4.3g). Estos sustantivos se consideran derivados creados a partir de los temas de presente de los verbos acertar y consolar, puesto que muestran variantes diptongadas ausentes en los infinitivos y en los demás tiempos verbales. Se retomará esta cuestión en el § 4.10.

4.1f Una serie relativamente reducida de verbos presenta algún tipo de irregularidad en la flexión. Las más comunes son las alteraciones en la raíz, que pueden ser vocálicas, como en sent-ir > sient-o; consonánticas, como en luc-ir > luzc-o, o vocálicas y consonánticas al mismo tiempo, como en dec-ir > dig-o o en pon-er > pus-e. Se analizarán unas y otras en los § 4.10-12. Más infrecuente es el tipo de irregularidad que representan las llamadas raíces supletivas, como en ir > voy o en ir > fui4.13). Por último, son también irregulares los verbos defectivos, que no se conjugan en todas las formas posibles, como los terciopersonales llover u ocurrir. Conviene precisar que se usa aquí el concepto de ‘irregularidad’ en su interpretación amplia, en la que no se consideran únicamente las opciones que no se ajustan a los tres modelos de la conjugación, sino también las lagunas que se obtienen en la conjugación de los verbos defectivos (§ 4.14).

4.1g El infinitivo (capítulo 26), el gerundio (§ 27.1-7) y el participio (§ 27.8-11) son formas verbales que no admiten los segmentos PN (lo que se refleja en el término tradicional formas no personales del verbo) y TM. Se suelen llamar también formas verbales no flexivas, además de verboides, si bien algunos morfólogos han aducido que el término no flexivas no es aquí el más apropiado. En efecto, con la raíz (am-, tem-, part-) y la vocal temática (-a-, -e-, -i-) se construye el tema de infinitivo (ama-, teme-, parti-), al que se agrega el morfema -r, si bien en la tradición es frecuente no aislar la vocal temática y hablar de verbos en -ar, -er, -ir. El segmento -r no tiene otro papel que caracterizar esa clase de palabras, pero no deja de constituir un morfema flexivo, pues distingue una de las formas del paradigma verbal. Esto pone en entredicho el concepto ‘formas verbales no flexivas’. La vocal temática no se altera en la formación de los gerundios con los verbos de la primera conjugación (am-a-ndo), pero toma la forma del diptongo -ie- con los de la segunda (tem-ie-ndo) y los de la tercera (part-ie-ndo). Tampoco se altera con los verbos de la primera conjugación en la formación de participios (am-a-do), pero los verbos de la segunda se asimilan a los de la tercera en que eligen la vocal temática -i- en los temas de participio (tem-i-do, part-i-do).

4.1h Como se ha explicado, las formas verbales se dividen en dos grupos: con segmentos PN y TM (tradicionalmente llamadas formas personales) y sin ellos (formas no personales). Desde el punto de vista de su estructura léxica, unas y otras pueden ser simples y compuestas. Los tiempos compuestos se crean con el verbo auxiliar haber y el participio de pasado del verbo correspondiente, que se denomina auxiliado o principal. Así pues, son formas simples cantábamos o escribiendo, pero son compuestas habíamos cantado o habiendo escrito. Pueden ser simples o compuestos el infinitivo (cantar, haber cantado) y el gerundio (cantando, habiendo cantado). El participio, en cambio, solo presenta la forma simple (cantado). Las formas compuestas poseen muchas propiedades comunes con las perífrasis verbales, la mayor parte de las cuales se analizan en el § 28.5. Algunos autores entienden, de hecho, que no deberían separarse de ellas, y han criticado que los tiempos compuestos hayan de estar integrados en los paradigmas morfológicos, ya que algunas de sus propiedades son indicios claros de su naturaleza sintáctica. Están entre ellas la intercalación de adverbios o del propio sujeto entre sus componentes, como en Habiendo ella visto que… o en Lo habíamos ya advertido. Estas construcciones se analizan en los § 28.3-5.

4.1i A favor de la opción tradicional de considerar los tiempos compuestos como unidades de la morfología se suelen aducir cuatro argumentos. El primero es el hecho de que el participio de los tiempos compuestos es invariable en género y número, sea cual sea el sujeto —Beatriz ha cantado muy bien; Los niños han cantado muy bien— o el objeto directo —Han cantado muy bien {la canción ~ las canciones}—, lo que no sucede siempre en otras lenguas románicas (cf. it. Le ho viste, lit. ‘las he vistas’). En las perífrasis verbales de participio se obtiene dicha concordancia, unas veces con el complemento directo, como en Beatriz ya tiene {decidida ~ *decidido} su opción, y otras con el sujeto, como en Siguen {decididas ~ *decidido} a irse. El segundo argumento a favor de integrar los tiempos compuestos en los paradigmas morfológicos es el hecho de que el verbo auxiliar haber aporta información aspectual (§ 23.7, 23.8 y 23.16) y, en este sentido, su significado no posee contenidos léxicos como los que caracterizan a los auxiliares de las perífrasis. El significado aspectual de haber es distinto del que expresan las llamadas perífrasis aspectuales, que se analizan en los § 28.8-16, ya que no se relaciona con la naturaleza del evento. Prueba de ello es que, a diferencia de las perífrasis, todos los verbos del español, con independencia de su significado, pueden combinarse con haber. En tercer lugar, los tiempos compuestos son sensibles a la concordancia de tiempos (§ 24.7-9), pero no parecen serlo las perífrasis verbales. Finalmente, se ha señalado también que si los tiempos compuestos se eliminaran de la conjugación para agruparse con las perífrasis verbales, ocuparían una subclase aislada dentro de esas unidades.

4.1j El verbo haber se gramaticalizó en español a partir del sentido original de habēre en latín, verbo de posesión que admitía usos modales. El paso del latín amāre habĕo al romance medieval amare he, con valor de futuro —conservado en el español moderno amaré—, se ha analizado con detalle en los estudios de sintaxis histórica y se describe brevemente en los § 23.14a, b. En el estado actual de la lengua, haber es el auxiliar de los tiempos compuestos, a los que aporta el valor retrospectivo que los caracteriza, además de la información gramatical que corresponde a los morfemas de PN y TM. El participio de los tiempos compuestos determina, en cambio, la estructura argumental del verbo. Es, por tanto, el elemento que condiciona sus posibles sujetos y complementos.

4.1k La expresión del tiempo en el verbo organiza el conjunto de formas verbales en una serie de paradigmas cerrados que se denominan tiempos verbales. Como se explica en los § 25.1f, g, los tiempos se pueden subordinar a los modos. Se distinguirán aquí tres modos verbales: el indicativo, el subjuntivo y el imperativo. Se seguirá la nomenclatura usada en otras obras académicas, si bien en el § 23.1o se presenta un cuadro de equivalencias con la terminología de Andrés Bello, de gran influencia en algunos países. Se denominarán los tiempos con los términos siguientes:

MODO INDICATIVO

tiempos simples: presente (canto), pretérito perfecto simple (canté), pretérito imperfecto (cantaba), futuro simple (cantaré), condicional simple (cantaría).

tiempos compuestos: pretérito perfecto compuesto (he cantado), pretérito pluscuamperfecto (había cantado), pretérito anterior (hube cantado), futuro compuesto (habré cantado), condicional compuesto (habría cantado).

MODO SUBJUNTIVO

tiempos simples: presente (cante), pretérito imperfecto (cantara o cantase), futuro simple (cantare).

tiempos compuestos: pretérito perfecto compuesto (haya cantado), pretérito pluscuamperfecto (hubiera o hubiese cantado), futuro compuesto (hubiere cantado).

MODO IMPERATIVO

canta

Aunque algunos autores entienden que al imperativo corresponde un solo tiempo, el presente, esta posibilidad no se refleja en los paradigmas de esta gramática.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
conjugación, desinencia, forma no personal, forma personal, pretérito perfecto simple, tema1

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE