Sintaxis

15. El artículo (II). El artículo indeterminado. Artículos e indefinidos. Elipsis, anáfora, genericidad y especificidad. La ausencia de artículo

15.7 Elipsis y anáfora en los grupos nominales introducidos por determinantes

15.7a El sustantivo que funciona como núcleo de los grupos nominales puede quedar sobrentendido cuando el determinante o el cuantificador permite recuperar su contenido a través de una relación anafórica con algún antecedente, como en La séptima sinfonía de Beethoven me gusta más que la octava, donde en el segundo término de la comparación se sobrentiende el sustantivo sinfonía (por tanto, … que la Ø octava). El sustantivo antecedente puede estar en la misma oración que presenta el grupo nominal con núcleo elíptico, o bien en una oración anterior:

Mi madre me había dicho que me pusiese una guayabera muy parecida a las que se ponía mi padre para ir a misa (Mendicutti, Fuego); Vamos a beber agua. La de la tinaja esa de la fuente egipcia es muy buena (Chacel, Barrio); Dos libretas para escribir; una con cubiertas rojas y otra con negras (Hernández, R., Secreter).

15.7b La relación entre el grupo nominal con núcleo elíptico y el que contiene el sustantivo explícito puede ser también catafórica16.6d, e), como en La de mañana es una crisis cantada, Enzo (Martínez, Vuelo). Para que ello sea factible, deben darse, no obstante, algunas condiciones. La relación entre ambos grupos nominales ha de ser atributiva, como en este ejemplo. Se dice, por tanto, El auto de Antonio golpeó al de Luisa, con anáfora, pero no *El de Antonio golpeó el auto de Luisa (sin discurso previo), con catáfora. La segunda condición es que el grupo nominal elíptico sea definido, por lo que se rechaza la catáfora en secuencias como *Uno con ilustraciones es un libro que se vende bien.

15.7c Las posibilidades de tener grupos nominales de núcleo tácito con interpretación catafórica se extienden a las construcciones que incluyen complementos predicativos. Se subrayan a continuación el elemento elidido y el que lo retoma en la relación catafórica: Tengo a los Ø de Mendoza por unos vinos excelentes; Todo el mundo consideraba al Ø tuyo como el mejor candidato para el cargo; Nombraron al Ø de Justicia nuevo ministro de Defensa. La interpretación del núcleo tácito de un grupo nominal puede ser también deíctica, en el sentido amplio de este término (§ 17.1). Se obtiene cuando el contexto situacional en el que se produce el enunciado es el que permite determinar la clase de persona o cosa a la que se alude, como en Que pase el primero (en referencia a enfermos, candidatos, etc.); El que acaba de entrar es el hermano de Luis, etc. Nótese que en el último ejemplo la interpretación más plausible no es la catafórica, ya que el grupo nominal con sustantivo tácito no se interpreta como ‘el hermano que acaba de entrar’, sino como ‘el individuo que acaba de entrar’. Para otros aspectos de las relaciones catafóricas, véase el § 16.6.

15.7d Tal como sucede con las construcciones elípticas en general, el análisis de los grupos nominales con sustantivo tácito ha sido y sigue siendo objeto de polémica. Como se explicó en los § 15.2a, b, algunos autores entienden que uno forma parte del paradigma de los artículos y está en distribución complementaria con un (como ninguno lo está con ningún). Desde este punto de vista, en un helado de fresa y uno de limón hay propiamente elipsis del sustantivo helado. Otros gramáticos evitan hablar de elipsis en todos estos contextos, incluso en las construcciones formadas por el artículo determinado, de forma que en el helado de fresa y el de limón no se sobrentendería helado, sino que el artículo el se acercaría a un pronombre demostrativo, como el fr. celui. Existen otros análisis que combinan factores de los que se acaban de resumir (§ 15.2a-h). En el estudio de las construcciones anafóricas y catafóricas que se presentará en los apartados siguientes, solo se usará de manera ocasional el signo Ø para designar el núcleo nominal que se elide o queda tácito (como en el helado de fresa y el Ø de limón). Sea cual sea el signo que se emplee, parecen ser hoy mayoritarios —aunque no son los únicos existentes— los análisis de estos procesos anafóricos y catafóricos que se basan en la interpretación de elementos nominales sobrentendidos.

15.7e La interpretación de cosa en los grupos nominales que se describen solo suele obtenerse en presencia de un antecedente explícito. Está, por tanto, más restringida que la de persona. Así, junto a oraciones como Los que han escrito eso no saben de lo que hablan, donde se alude a personas que no se han presentado en el discurso previo, no resultaría natural decir Las que le han pasado últimamente no tienen explicación, refiriéndose a cosas, si no se ha mencionado tal sustantivo en el discurso precedente. Estos contrastes reproducen en parte los que proporcionan grupos nominales como los audaces, los buenos, los insensatos y otros similares que se refieren a individuos no introducidos necesariamente en el discurso, para los que no existen correlatos equivalentes que se refieran a cosas. Sobre esas cuestiones, véanse los § 13.7a-c. Las relativas semilibres (§ 44.1g) que pueden interpretarse sin discurso previo (el que tenga capacidad para ello) tampoco hacen referencia a nombres de cosa.

15.7f La relación entre el grupo nominal con sustantivo tácito y su antecedente puede ser endofórica (§ 14.6b y ss.) cuando ambos forman una construcción partitiva20.1) en la que el grupo nominal antecedente funciona como coda o complemento partitivo, como en una de las mejores novelas de ese escritor, donde una significa ‘una novela’. De hecho, en este caso la lengua tiende a evitar la repetición del sustantivo, de modo que podría también decirse una novela de las mejores de ese escritor (con relación anafórica y grupo nominal de núcleo elíptico en la coda), pero resulta poco aceptable una novela de las mejores novelas de ese escritor. La presencia de dos grupos nominales con núcleo sustantivo explícito en estos casos solo es viable si no se da coincidencia entre ambos nombres, lo que únicamente sucede cuando el cuantificador partitivo es un sustantivo (la gran mayoría de las novelas de ese autor).

15.7g No es necesario que se dé coincidencia estricta de rasgos morfológicos entre el antecedente y el grupo nominal con núcleo tácito. La información de número puede divergir, como en Su última actuación [singular] ha sido mucho mejor que las [plural] anteriores. En cambio, el sustantivo tácito no corresponde a un género distinto del que manifiesta el antecedente. La sintaxis rechaza, en efecto, oraciones como *La hija de Elvira no conoce al de Julia, donde se hace necesario mencionar el sustantivo de género distinto: La hija de Elvira no conoce al hijo de Julia. Constituyen excepciones ocasionalmente los casos en los que el antecedente es un sustantivo masculino plural y la entidad elíptica mantiene con aquel una relación partitiva o inclusiva: De todos los hermanos Del Valle, Clara era la que tenía más resistencia e interés para escuchar los cuentos de su tío (Allende, Casa). En este último ejemplo, el complemento partitivo plural incluye entre sus miembros al de género femenino designado por el grupo nominal de núcleo elíptico. Las relativas semilibres (§ 44.1g) no suelen constituir excepción si se interpretan anafóricamente (*las alumnas que se esfuerzan y los que no), pero otros grupos nominales son gramaticales aunque contienen asimetrías de género similares a esta. Alguien podría, en efecto, usar en una fila una secuencia como Usted es el segundo y yo soy la tercera, que no suponen la existencia de una segunda o una primera.

15.7h La omisión del sustantivo puede darse también en grupos nominales encabezados por otros determinantes y cuantificadores, como en Ahora, cuéntame una de piratas (Fuentes, Región), donde se sobrentiende historia o película. En el español preclásico era frecuente omitir el sustantivo vez entre el distributivo cada y la oración de relativo que lo sigue, como en Cada que vuestro nombre yo le estó deziendo, / otéame e sospira e está comediendo (Arcipreste Hita, Buen Amor). Este uso se perdió en el español europeo, pero pervive en el español coloquial mexicano, así como en parte de las áreas centroamericana, caribeña y andina:

Cada que nos encontrábamos, le hablaba de ti a la señorita Hortensia (Prada Oropeza, Hora); Desde hace dos años tomamos café cada que viene al puerto (Aguilar Camín, Golfo); Cada que veo esta nave pienso que Dios existe (María, Fábrica).

Sobre las propiedades cuantificativas de cada, véanse los § 19.9a-r.

15.7i Los pronombres demostrativos e indefinidos permiten las mismas relaciones de correferencia que se describieron en los apartados anteriores, como en Me refiero a estos; Una será suficiente; Algunos no conocen todavía la noticia. Estos pronombres aparecen muy frecuentemente modificados por complementos especificativos, como en La mejor bebida era aquella que menos daño causaba al organismo (Esquivel, Deseo) o en Una de sus heridas todavía sangraba (García Sánchez, Historia).

15.7j Los posesivos prenominales son sustituidos sistemáticamente en estas construcciones por las correspondientes formas tónicas posnominales: tu libro de filosofía y el mío de historia. Nótese que en este ejemplo el posesivo tónico es la entidad con la que el artículo determinado forma grupo acentual. No podría decirse, en cambio, *tu libro de filosofía y mi de historia (es decir, … mi Ø de historia, donde Ø = libro). No hay acuerdo entre los gramáticos sobre la explicación de esta incompatibilidad. Aunque algunos autores la hacen depender del carácter átono de los posesivos monosilábicos, este análisis no explica que el fenómeno se extienda igualmente a los bisilábicos, que son tónicos: *nuestros libros de filosofía y vuestros de historia. Cabe, pues, pensar que el fenómeno pueda estar relacionado con el hecho de que los posesivos sean los únicos determinantes que poseen rasgos de persona. Sobre esta misma cuestión, véanse también los § 18.3n, ñ.

15.7k No encabezan grupos nominales con sustantivos tácitos los cuantificadores que no admiten relación anafórica de ninguna clase con un antecedente. Tal es el caso de cierto, que siempre introduce referentes discursivos nuevos, además de favorecer la interpretación específica del grupo nominal. Cabe, pues, comparar una noche de junio y una de julio con *cierta noche de junio y cierta de julio. Tampoco cumplen esta condición los cuantificadores distributivos invariables cada, sendos y todo. Se rechazan, por consiguiente, grupos nominales como *cada estudiante de la Universidad y cada del Liceo (en favor de … cada uno del Liceo, pero recuérdese el § 15.7h) o *toda persona que viva en este edificio o toda que trabaje en él, también sin posible elipsis. Se analizan otras propiedades de cierto en los § 13.10a-i.

15.7l Los complementos que pueden formar parte de los grupos nominales o pronominales con sustantivo tácito son, en términos generales, los mismos que concurren en los que cuentan con un núcleo sustantivo explícito: grupos preposicionales (un tren a París y otro a Barcelona), grupos adjetivales (la música moderna y la clásica) y oraciones de relativo (el libro que lees tú y el que leo yo). No obstante, cuando el determinante del sustantivo tácito es el artículo definido, la posibilidad de que concurra un grupo preposicional queda generalmente restringida a aquellos que van introducidos por la preposición de. Se dice, por tanto, el tren de París y el de Milán, pero no *el tren hacia París y el hacia Milán. Esta limitación no afecta, en cambio, a los demás determinantes y pronombres, que son compatibles con otras preposiciones: dos trenes hacia París y uno hacia Milán.

15.7m Se documentan, no obstante, algunos casos de elipsis en el grupo nominal encabezado por el artículo determinado con las preposiciones con y sin, casi todos en contextos contrastivos:

Llamamos ley natural a la con que nascemos y nos criamos y vivimos y morimos (Guevara, Epístolas); Pero no nos engañemos: una y otra historia, la con tufo y la sin él, distan mucho de ser idénticas (Donoso, Casa); […] la provincia más plana, la sin montañas (Sarduy, Cantantes).

Se han lexicalizado las expresiones los sin tierra, los sin techo, los sin camisa, los sin nombre, los sin patria, los sin trabajo, los sin papeles y otras similares en las que el grupo preposicional «sin + sustantivo» se asimila a un adjetivo sustantivado que caracteriza tipos de individuos por alguna carencia notoria:

La marcha de los sin tierra marca una estrepitosa derrota del Gobierno (País [Esp.] 16/4/1997); En el submundo donde habitan los sin patria […] (Torres, M., Hombres); Sus cuentas bancarias en el extranjero las habían cebado en el sudor de los descalzos, de los sin techo y de los analfabetos (Ramírez, Alba); Hay sin embargo, los vivos, los sin escrúpulos que siempre abundaron en la godarria (Herrera Luque, Casa).

La posibilidad de formar una expresión denominativa con esta estructura está otras veces en función de necesidades circunstanciales. Aun así, es raro que este uso pase a la lengua escrita: Sería poco ético decir que soy el con más posibilidades de ser elegido (Caras 9/12/1997).

15.7n Las construcciones de sustantivo tácito encabezadas por el artículo determinado tampoco suelen aceptar que el pronombre o el adverbio relativo de la subordinada esté regido por una preposición. Secuencias como el barrio en que vivía y el en que vivo son raras en el español estándar. Se registran, sin embargo, en la lengua popular de algunos países (El Salvador entre ellos). En la lengua escrita de los dos últimos siglos es igualmente posible encontrar algunos testimonios de la pauta a la que corresponden:

Como se ve, son muy diferentes las circunstancias en que actuó la Comisión de 1958 y las en que se desempeñan ahora los numerosos miembros de los varios organismos constituidos oficialmente para buscar la paz (Alape, Paz); Desde este día hasta el en que tomó la alternativa en la plaza de la corte, Salvador toreó en las novilladas de Madrid, en corridas de provincias y en la plaza de Lisboa, sin parar casi un instante (Tapia Bolívar, Historia); Llegó la princesa Amalia a Aranda y se hospedó en casa de don M. Mansilla, comerciante que había sido y que estaba inmediata a la en que yo habitaba (Ortiz-Armengol, Aviraneta).

La lengua antigua aceptaba, en cambio, la concurrencia de relativos preposicionales en estos mismos contextos:

Si sucediere que una misma persona sea elegida por la provincia de su naturaleza y por la en que está avecindada, subsistirá la elección por razón de la vecindad (Constitución 1812); Dichoso el a quien hacen cauto ajenos peligros (Suárez Figueroa, Pasajero); El lacayuelo me començó a tirar piedras desde afuera sin descubrirse el rostro él, ni el con quien había venido (Castillo Solórzano, Lisardo); Es verdad que este parage dista una legua mas de la plaza que el de donde desembarcamos (Fernán Núñez, Diario).

En la actualidad, sería necesario sustituir en los anteriores ejemplos el artículo determinado por un demostrativo anafórico: … aquella en la que está avecindada; … aquel a quien hacen cauto ajenos peligros; … aquel con quien había venido; … aquel de donde desembarcamos. Se analizan otros aspectos de estas construcciones en los § 44.2p, q.

15.7ñ Es condición necesaria para que pueda darse un grupo nominal con sustantivo tácito el que aparezca realizado explícitamente el determinante. Este es el elemento que aporta los rasgos necesarios para remitir al sustantivo antecedente, como en los poemas de Neruda y los de Aleixandre. Sin embargo, pueden presentarse también grupos nominales con sustantivo tácito cuyo único elemento expreso sea algún complemento especificativo de aquel, como en los siguientes ejemplos:

Mandó tapiar los antiguos comunes y construyó nuevos (González, E., Dios); —Recordá que las vírgenes son una especie en extinción —dijo Lavinia. —Pero todavía hay suficientes… —dijo Mercedes, sonriendo (Belli, Mujer); Dejó de fabricar muebles, porque ahora se podían comprar mejores y más variados en la capital (Allende, Eva).

Así, en el primero de estos ejemplos se quiere decir ‘comunes nuevos’ y, en el segundo, se habla de ‘vírgenes suficientes’. Este tipo de elipsis es frecuente con complementos determinativos (§ 12.10) o adjetivos relacionales (§ 13.12) que permiten clasificar cosas o personas en grupos, a menudo en relaciones de oposición, como en Hay brocas de hierro, pero no quedan de acero (se sobrentiende ‘brocas’) o en Unos días tenemos helado de fresa y otros tenemos de limón (se sobrentiende ‘helado’). También se da con otros adjetivos calificativos, como en el ejemplo que cierra el § 15.7a. En general, los contextos que permiten la formación de estos grupos nominales con núcleo sustantivo elíptico y sin determinante son aquellos que legitiman la aparición de los grupos nominales escuetos, que se estudiarán en el § 15.11.

15.7o Algunos cuantificadores partitivos (§ 20.1f) tienen carácter sustantivo, por lo que ocupan el núcleo del grupo nominal en el que aparecen: la mayoría de los candidatos, la mitad de los convocados, la tercera parte del salario, el veinte por ciento de los presentes. En todas estas construcciones, el sustantivo que señala la clase de entidad afectada por la relación partitiva aparece explícito en el complemento partitivo precedido de la preposición de. Cuando este no está realizado fonéticamente, debe recuperarse del contexto discursivo por medio de una relación anafórica. Así pues, en La base de la nobleza española son los hidalgos. La mayoría son pobres, pero orgullosos de su sangre (Vallejo-Nágera, Yo) se entiende la mayoría de los hidalgos. La misma relación anafórica se reconoce en los ejemplos que siguen:

La clientela tampoco era sofisticada. La mayoría tenía aspecto de viajante de comercio (Argullol, Razón); Tampoco hay que creer todas las pendejadas que los cónsules y los espías escriben. La mitad es mentira (Uslar Pietri, Oficio); Más de cuarenta décimas forman parte de la sección “El pájaro en la mano” de Cántico, de Guillén. La mitad aproximadamente se ajustan al modelo clásico (Navarro Tomás, Métrica).

Para los contrastes del tipo la mayoría de los asturianos ~ la mayoría de asturianos ~ una mayoría de asturianos, véanse los § 14.7b, 20.2j y 21.6l.

15.7p La influencia del complemento tácito de las construcciones partitivas también se pone de manifiesto en la concordancia de género de los atributos, como en La mayoría están {contentos ~ contentas}. Estos contrastes se analizan en los § 33.9d y ss. y 33.10a. También se manifiesta en la posibilidad de que el verbo aparezca en plural cuando el grupo partitivo funciona como sujeto (§ 33.9). Así, en el ejemplo de Vallejo-Nágera que se citó en el apartado anterior (La mayoría son pobres, pero orgullosos de su sangre), el adjetivo orgullosos no concuerda con mayoría en género ni en número, pero lo hace con el sustantivo tácito que se sobrentiende en la coda: hidalgos.

15.7q Los grupos nominales con sustantivo tácito forman parte de un gran número de locuciones, modismos y frases hechas. Como las construcciones fraseológicas poseen un significado léxico que no se deriva directamente del de sus componentes, resulta habitual que el grupo nominal elíptico haya perdido la relación anafórica originaria, por lo que no es preciso que el sustantivo implícito en estos grupos nominales definidos aparezca en el contexto discursivo. De hecho, el nombre cuya omisión dio origen a la construcción elíptica no es ya accesible ni transparente para los hablantes en muchos casos, lo que no impide que estos conozcan el significado de la construcción entera. Son numerosas las locuciones adverbiales formadas por una preposición seguida del artículo determinado femenino y un adjetivo. Las que aparecen a continuación son frecuentes, pero no todas se usan en todos los países hispánicos:

a la antigua, a la moderna, a la primera (a la primera de bastos en el Perú), a la última, a las primeras de cambio, a la mínima, a la corta, a la larga, a la próxima, a la recíproca, a la inversa, a las claras, a la ligera, a la buena de Dios, por las buenas, por las malas, por las bravas, por la presente.

Estas fórmulas son algo menos numerosas con el artículo en masculino que en femenino: al final, al máximo, al contrario, por el contrario. Existe variación de género en alguna de estas expresiones (como en a la final por al final) en el español coloquial venezolano, paraguayo y ecuatoriano, entre otros. Existe también la variante a las finales, que se usa en el área andina y en el Caribe continental, entre otras zonas: Entonces, a las finales se va a ver enredado quizás más que un kilo de estopa (CREA oral, Venezuela). La variación de género mencionada es análoga a la que se da en las locuciones verbales que contienen pronombres átonos: pasarla bien ~ pasarlo bien. Se describen estas construcciones (vérselas con alguien, matarlas callando, etc.) en el § 34.11.

15.7r Los modismos a los que hace referencia el apartado anterior expresan modo o manera, pero los sustantivos que cabe sobrentender son diversos: arte, forma, lado, manera, moda, modo, ocasión y otros no siempre reconocibles en la locución correspondiente. Entre los grupos verbales que incluyen este mismo esquema cabe señalar los que siguen:

estar en las últimas, estar en las mismas, caerle el gordo a alguien, estar a las duras y a las maduras, salirse con la suya, hacer de las suyas, llevarle la contraria (o la contra) a alguien, tener la negra, dar o chocar los cinco, bailar con la más fea.

También se dan casos de locuciones formadas por grupos nominales de núcleo elíptico que incluyen una oración de relativo: estar a la que salta, como el que (o como quien) no quiere la cosa, como el que más. Por último, son numerosas las locuciones de esta clase que contienen un complemento preposicional, entre las que están las siguientes:

pasar las de Caín; armar la de San Quintín; armar la de Dios (es Cristo); tomar las de Villadiego; una de cal y otra de arena (en México y parte de Centroamérica una de cal por las que van de arena); a la de una, a la de dos y a la de tres; ni a la de tres.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
elipsis, elisión

 

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