CAPÍTULO IV. El uso de las letras minúsculas y mayúsculas

4. Funciones y usos de la mayúscula

4.3. Para formar siglas

Como ocurre en otras lenguas, las mayúsculas se emplean también en nuestro sistema ortográfico para formar siglas (v. cap. V, § 3.3), abreviaciones constituidas por las letras iniciales de los elementos que integran ciertas expresiones complejas, por lo general nombres de entidades o denominaciones fijas propias de la terminología de distintos ámbitos (científico, administrativo, etc.): ONU (sigla de Organización de las Naciones Unidas), FMI (sigla de Fondo Monetario Internacional), ADN (sigla de ácido desoxirribonucleico), CD (sigla del inglés compact disc), IVA (sigla de impuesto sobre el valor añadido).

Su escritura característica enteramente en mayúsculas, con independencia de cómo se escriba la expresión compleja a la que reemplazan, permite distinguir con claridad las siglas del léxico común, como se pone de manifiesto en las siguientes oposiciones: AVE (sigla de alta velocidad española) frente a ave (‘animal con pico y plumas’); USO (sigla de Unión Sindical Obrera) frente a uso (‘acción de usar’ y ‘hábito o costumbre’).

Las siglas que no son pronunciables como palabras y tienen que leerse, en todo o en parte, deletreando sus componentes deben mantener siempre su escritura en mayúscula: FBI [éfe-bé-í], DDT [dé-dé-té], PSOE [pe-sóe]. En cambio, aquellas que se leen como se escriben (OTAN, UNESCO, UCI, IVA, etc.), denominadas más específicamente acrónimos, pasan a convertirse, en muchos casos, en palabras plenas y se lexicalizan, bien como nombres propios, caso en el que mantienen la mayúscula en la inicial (Mercosur, Unesco, Unicef), bien como nombres comunes, caso en el que pasan a escribirse enteramente en minúsculas (uci, mir, ovni, radar, láser). Prueba de su conversión en palabras plenas es que, en muchos de estos casos, los hablantes no son ya capaces de recuperar la expresión compleja originaria.

Como evidencia alguno de los ejemplos anteriores, a menudo no solo se utiliza la primera letra, sino el segmento inicial de uno o varios componentes de la expresión compleja para propiciar que la sigla pueda leerse como si fuera una palabra, pasando así a convertirse en un acrónimo: AENOR (de Asociación Española de Normalización [y Certificación]), FOGASA (Fondo de Garantía Salarial), Mercosur (de Mercado Común del Sur). Esa es también la razón de que algunos acrónimos incorporen elementos de la expresión compleja que normalmente no se tienen en cuenta en la formación de siglas, como las preposiciones o las conjunciones: BOCYL (Boletín Oficial de Castilla y León), CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).

Aunque las siglas y los acrónimos no lexicalizados se escriban enteramente en mayúsculas, las expresiones desarrolladas llevarán las mayúsculas y minúsculas que les correspondan por su naturaleza. Así, las expresiones que subyacen a las siglas INTA o BCE se escriben con mayúscula inicial en todos sus componentes significativos por tratarse del nombre de instituciones: Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, Banco Central Europeo; en cambio, se escriben con minúsculas las expresiones que no se inscriben dentro de ninguno de los casos en que las normas prescriben el uso de mayúsculas: su CI, pero su coeficiente (o cociente) intelectual; el DNI, pero el documento nacional de identidad; las TIC, pero las tecnologías de la información y la comunicación.

 

Más información sobre conceptos del capítulo

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sigla

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