CAPÍTULO II. La representación gráfica del acento: el uso de la tilde

2. El acento prosódico

2.3. Unidad lingüística de referencia desde el punto de vista acentual: la palabra

2.3.2. Clases de palabras por la posición de la sílaba tónica

Aunque el español es una lengua de acento libre, pues este rasgo prosódico no recae siempre sobre la misma sílaba en todas las palabras, su posición está limitada, por lo general, a las tres últimas. Por ello, al señalar la posición del acento léxico en las palabras acentuadas, se hace referencia a sus sílabas teniendo en cuenta el lugar que ocupan en el sentido de la lectura, esto es, de izquierda a derecha. Así, decimos que el acento puede recaer en la última sílaba, como en a.con.di.cio.na.DOR; en la penúltima, como en a.ro.ma.ti.ZAN.te, o en la antepenúltima, como en ro.MÁN.ti.co. Solo de manera excepcional el acento se sitúa en una sílaba anterior a la antepenúltima, lo que ocurre únicamente en palabras compuestas por una forma verbal y uno o varios pronombres enclíticos: a.PRÉN.da.se.lo, LLÉ.ve.se.me.la.

Información adicional

La restricción de la posición del acento en español a las tres últimas sílabas, con la única excepción de las formas verbales con pronombres enclíticos, es lo que explica que determinados sustantivos esdrújulos en singular trasladen el acento, en el plural, a la sílaba siguiente, como ocurre en régimen y espécimen, cuyos plurales respectivos son regímenes y especímenes (y no ⊗‍régimenes ni ⊗‍espécimenes, que sobrepasarían el límite señalado). Otras palabras esdrújulas en singular se mantienen invariables en plural por esta misma razón, como ocurre, por ejemplo, en el/los asíndeton, un/unos cárdigan.

Dependiendo del lugar que en ellas ocupa la sílaba tónica, las palabras de más de una sílaba pueden ser en español agudas, llanas, esdrújulas o sobresdrújulas, según se explica a continuación:

a) Las palabras agudas u oxítonas son aquellas cuya última sílaba es tónica: bonDAD, consideRAR, iGLÚ, adeMÁS, miraRÁN.

b) Las palabras llanas, graves o paroxítonas son aquellas cuya penúltima sílaba es tónica: RESta, calleJEros, HAcen, itil, acar.

c) Las palabras esdrújulas o proparoxítonas son aquellas cuya antepenúltima sílaba es tónica: exPLÍcito, minis, VÁLvula.

d) Las palabras sobresdrújulas o superproparoxítonas son aquellas en las que es tónica una de las sílabas anteriores a la antepenúltima, lo que solo ocurre en formas verbales con pronombres enclíticos: preranoslos, leYÉNdosela, gannoslo, proPÓNgasemelo, imanatemela.

Para cada una de estas clases de palabras existen reglas específicas de acentuación gráfica, que se detallan en el apartado 3.4.1.2.

Advertencia

Las palabras monosílabas, precisamente por estar formadas por una sola sílaba, no se incluyen dentro de ninguno de estos grupos. De ser tónicas, no pueden considerarse agudas, ya que las palabras agudas han de tener, por definición, más de una sílaba. Los monosílabos solo se clasifican en tónicos, cuando su única sílaba se pronuncia con acento prosódico (SOL, VEN, DÉ), y átonos, cuando su única sílaba es inacentuada (su, con, de).

No todos los esquemas acentuales antes descritos son igualmente productivos en el léxico español: la mayor parte de las palabras españolas polisílabas son llanas, bastantes menos de la mitad son agudas, mientras que las esdrújulas son casi una excepción. Así pues, el patrón acentual más frecuente y característico en español es el llano o paroxítono, de ahí que en no pocos casos de adaptación de palabras extranjeras a nuestro idioma se produzca un cambio acentual con respecto a la forma etimológica en favor del patrón llano, como ha ocurrido, por ejemplo, en canGUro o CROquis, que proceden de las voces agudas francesas kangouROU y croQUIS, o en anfetaMIna, cuyo étimo inglés, amPHEtamine, es esdrújulo. El carácter predominante del esquema acentual llano en español explica también muchos casos de doble acentuación prosódica, donde en ocasiones conviven la acentuación etimológica (esdrújula o aguda) con la adaptada al patrón llano característico del español, como ocurre, por ejemplo, en alvéolo/alveolo, dínamo/dinamo, chofer/chófer, etc. (v. § 2.3.3).

Información adicional

La frecuencia de cada uno de los patrones acentuales en español —agudo, llano y esdrújulo— se explica teniendo en cuenta las características acentuales del léxico del latín, lengua de la que procede el español, y los cambios fonéticos que experimentaron las palabras en su evolución de una lengua a otra. En latín clásico prácticamente no había palabras agudas; las palabras polisílabas eran normalmente llanas o esdrújulas. En la evolución del latín al español, la sílaba tónica del étimo latino sigue siendo, por lo general, la sílaba tónica en la palabra española; por ello, muchas palabras llanas latinas conservan su acentuación paroxítona en español: aMIcus > aMIgo, TErra > TIErra. Además, palabras que en latín eran esdrújulas, como consecuencia de la caída de la vocal postónica, pasan al español también como llanas: peRIc(u)lum > peLIgro, auRIc(u)lam > oREja. Por otra parte, la pérdida de la vocal final en palabras que eran llanas en latín explica la acentuación aguda de muchas voces españolas: actiOnem > actiOne > acCIÓN, riGOrem > riGOre > riGOR. A este grupo vienen a sumarse palabras agudas tomadas del francés (menú, pantalón, sofá), de lenguas semíticas como el árabe o el hebreo (albornoz, arroz, edén) o de lenguas amerindias (caimán, colibrí, huracán). Por último, la mayor parte de las palabras esdrújulas del español son cultismos (v. § 2.3.3, información adicional) procedentes directamente del latín o del griego (clínica, súbito, biólogo), no sometidos, por tanto, a las leyes de evolución fonética propias de nuestro idioma, o bien préstamos de otras lenguas en las que se ha conservado la acentuación esdrújula etimológica (albóndiga, brújula, jícara, cháchara, bádminton), lo que explica el reducido número de palabras de este grupo en español.

     

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