CAPÍTULO I. La representación gráfica de los fonemas: el uso de las letras o grafemas

6. Correspondencias entre fonemas y grafemas en español

6.5. Fenómenos ortográficos que afectan a determinadas secuencias de grafemas

6.5.2. Secuencias de consonantes

6.5.2.1. Secuencias de dos consonantes iguales

En español, a diferencia de lo que ocurría en latín y sucede en otras lenguas como el italiano, no son normales las llamadas consonantes dobles o geminadas, que, desde el punto de vista fónico, se caracterizan por articularse con mayor duración que las consonantes simples y se representan en la escritura por la duplicación de un mismo grafema consonántico. En general, el español, salvo en los pocos casos que se comentan más adelante (v. § 6.5.2.1.3), no admite la geminación de los fonemas consonánticos.

Eso no significa que no existan en la escritura del español secuencias gráficas de dos consonantes iguales contiguas, si bien, en la mayoría de los casos, no se trata de consonantes dobles o geminadas desde el punto de vista fónico, sino de dígrafos, es decir, de signos gráficos formados por dos grafemas que representan, conjuntamente, un solo fonema (§ 6.5.2.1.1), o bien de secuencias de dos grafemas idénticos que, no obstante, representan fonemas distintos (§ 6.5.2.1.2).

6.5.2.1.1 Dos consonantes iguales contiguas en representación de un solo fonema: los dígrafos ll y rr

En la escritura del español son frecuentes las secuencias ll y rr, que, sin embargo, no representan la duplicación o geminación de los fonemas correspondientes a la l o la r. En realidad, cada una de estas secuencias es un dígrafo, esto es, una combinación de dos grafemas que representan, conjuntamente, un solo fonema: el dígrafo ll transcribe en español el fonema /ll/ (v. § 6.2.1.1e) o, para hablantes yeístas, el fonema /y/ (v. § 6.2.2.6.1), como en caballo [kabállo, kabáyo]; y el dígrafo rr representa el fonema /rr/ cuando este aparece en posición intervocálica (v. § 6.2.2.5.1b), como en carromato [karromáto].

Información adicional

La interpretación forzosa como dígrafo de la secuencia gráfica ll en español hace imposible representar por escrito la palabra resultante de añadir el pronombre átono le a la forma verbal sal (imperativo no voseante de segunda persona de singular del verbo salir), oralmente posible si, por ejemplo, ordenáramos a alguien salir al paso o al encuentro de otra persona aludida con el pronombre le: [sál·le al páso], [sál·le al enkuéntro]. Puesto que los pronombres átonos pospuestos al verbo han de escribirse soldados a este, sal + le daría por escrito salle, cuya lectura sería forzosamente [sá.lle, sá.ye], y no [sál·le].

6.5.2.1.2 Dos consonantes iguales contiguas en representación de dos fonemas distintos: la secuencia -cc-

Es asimismo normal en la escritura del español la secuencia gráfica -cc-, que aparece en numerosas palabras españolas, casi todas procedentes del latín, seguida siempre de las vocales e, i: acceso, eccema, acción, inspeccionar, occidente. Cada uno de los grafemas de la secuencia -cc-, aun siendo idéntico al otro, representa un fonema distinto, puesto que la letra c no tiene el mismo valor fónico ante consonante que ante las vocales /e/, /i/. Así, la primera c representa el fonema /k/ por ir ante consonante, mientras que la segunda c, al preceder a los fonemas vocálicos /e/ o /i/, representa bien el fonema /s/ (para los hispanohablantes que sesean), bien el fonema /z/ (para los hispanohablantes que no sesean): acceso [akséso, akzéso], acción [aksión, akzión], occidente [oksidénte, okzidénte].

Aunque en la pronunciación cuidada se suele articular de manera clara y diferenciada cada uno de los fonemas representados por la secuencia gráfica -cc- (/k + s/ o /k + z/), en la pronunciación rápida y relajada de muchos hispanohablantes, el primero de ellos, situado en posición final de sílaba, tiende a debilitarse, resultando a veces poco perceptible. De ahí que sean frecuentes las dudas ortográficas en relación con la presencia de una o dos ces en la escritura de muchas palabras.

Se ofrece a continuación una breve nota orientadora que ayuda a determinar qué palabras de las que contienen el sufijo -ción se escriben con -cc-, puesto que son un grupo bastante numeroso de las que presentan esta terminación.

Nota orientadora sobre las palabras terminadas en -cción

Entre las voces que contienen el sufijo -ción, se escriben con -cctodas las que tienen en su familia léxica alguna palabra que presenta el grupo -ct-: acción (activo, acto), adicción (adicto, adictivo), construcción (constructivo, constructor), dirección (directo, director), elección (electo, elector), ficción (ficticio), infección (infectado, infectar), infracción (infractor), rarefacción (rarefacto), reacción (reactivo, reactor), satisfacción (satisfactorio), succión (suctor), traducción (traductor). No obstante, también terminan en -cción las palabras cocción, confección, fricción y micción, a pesar de no tener en su familia léxica términos con el grupo -ct-. Los demás sustantivos que contienen el sufijo -ción y no tienen palabras con -ct- en su familia se escriben con una sola c: aclamación, discreción, emigración, evaluación, función, relación, secreción, etc.

Advertencia

De acuerdo con lo que se acaba de exponer, se escriben con -c- los sustantivos concreción, contrición, deflación, discreción, erudición, inflación, objeción y sujeción, que muchos hablantes escriben (y pronuncian) erróneamente con -cc-. También se escribe con -c- el verbo inficionar (‘infectar’ y ‘contaminar’), aún vivo en el español de hoy, que a veces se escribe y pronuncia incorrectamente con -cc- por influjo de infectar e infección, términos con los que está etimológica y semánticamente relacionado.

Excepcionalmente, en el adjetivo fláccido -da (‘flojo o sin consistencia’), que procede del latín flaccĭdus, así como en su derivado sustantivo flaccidez, la lengua culta ha admitido la reducción de la -cc- etimológica a -c-, de manera que son también válidas las grafías flácido y flacidez, cuyo uso resulta preferible por su mayor simplicidad gráfica y articulatoria.

Por su parte, la voz eccema y su derivado eccematoso -sa también pueden escribirse con las grafías etimológicas eczema y eczematoso -sa, aunque las formas con -cc- resultan preferibles por ser las que mejor se adaptan a la ortografía del español, que ante las vocales e, i emplea normalmente c y no z (v. § 6.2.2.7.1.2).

Para quienes sesean, la pronunciación de la secuencia -cc- ante e, i (/k + s/) viene a coincidir con la de x y xc ante esas mismas vocales (conexión [koneksión], exceder [eksedér], excitante [eksitánte]), exento [eksénto], lo que aumenta notablemente las posibilidades de duda o vacilación ortográfica para este grupo mayoritario de hispanohablantes. Se recomienda, por ello, a los integrantes de este grupo la consulta de las notas orientadoras sobre el uso de la x (v. § 6.3.2.1) y de la c ante e, i (v. § 6.2.2.8.2), que pueden ayudarles a seleccionar la grafía correcta en algunos de estos casos dudosos.

6.5.2.1.3 Dos consonantes iguales contiguas que representan la duplicación de un mismo fonema consonántico: las secuencias -nn- y -bb-

En la escritura del latín eran normales las secuencias de dos grafemas consonánticos iguales, ya que este era el procedimiento gráfico para representar en dicha lengua las consonantes largas (llamadas comúnmente dobles o geminadas), frente a las breves, que se representaban con un solo grafema: annus (‘año’) frente a anus (‘vieja’), cassa (‘vacía’) frente a casa (‘cabaña’), vita (‘vida’) frente a vitta (‘venda’).

En cambio, no es propia del español la duplicación o geminación de los fonemas consonánticos, ya que uno de los fenómenos característicos del proceso de evolución del latín al español fue, precisamente, la simplificación de las geminadas latinas, como demuestran las numerosas palabras españolas que han simplificado la consonante doble de su étimo latino: adicto (del lat. addictus), agregar (del lat. aggregāre), anotar (del lat. annotāre), copa (del lat. cuppa), gema (del lat. gemma), giba (del lat. gibba), grueso (del lat. grossus), letra (del lat. littĕra), ofender (del lat. offendĕre), seco (del lat. siccus), suceso (del lat. successus), etc.

En español solo es normal la duplicación de los fonemas consonánticos /n/ y /b/: /nn/ (gráficamente nn) y /bb/ (gráficamente bv o bb). Esa duplicación se manifiesta, desde el punto de vista fónico, en la mayor duración del tiempo de contacto de los órganos articulatorios y en la percepción de que la articulación se reparte entre dos sílabas consecutivas: innato [in.ná.to], obvio [ób.bio], perenne [pe.rén.ne], subbético [sub.bé.ti.ko].

Así pues, las dos únicas letras que pueden aparecer duplicadas en palabras españolas representando la pronunciación doble o geminada de un mismo fonema consonántico son la n (-nn-) y la b (-bb-).

a) La secuencia -nn- aparece en español en la grafía de ciertas palabras, en su mayoría cultismos procedentes del latín, que conservan la doble ene etimológica, como cánnabis o cannabis (del lat. cannăbis), connivencia (del lat. conniventĭa), connubio (del lat. connubĭum), henna (del ár. innā), innato (del lat. innātus), innovar (del lat. innovāre) o perenne (del lat. perennis); así como en derivados de topónimos o antropónimos foráneos que presentan esta doble consonante en su grafía originaria, como hannoveriano (de Hannover, ciudad de Alemania) o gunneráceo (del apellido Gunnerus, que da nombre a un género de plantas). En muchos otros casos la -nn- se genera en español por la unión de un prefijo o un elemento compositivo terminado en -n (circun-, con-, en-, in- o sin-) a una palabra o raíz léxica que comienza por esta misma consonante: circunnavegación, connotar, ennegrecer, innecesario, sinnúmero; o por la adición del pronombre átono nos a una forma verbal terminada en -n: dígannos (de digan + nos), ponnos (de pon + nos).

En general cabe decir que la secuencia gráfica -nn- siempre se corresponde en la pronunciación española con la articulación de una doble consonante. Hay veces en que la lengua culta admite la pronunciación simplificada de la doble consonante originaria, lo que da lugar a la aparición de variantes gráficas con una sola ene en la escritura de algunas de estas palabras. En esos casos debe preferirse la grafía simplificada siempre que se haya generalizado, incluso en la pronunciación culta, la simplificación articulatoria. Presentan hoy variantes gráficas de este tipo las palabras siguientes (se indica en primer lugar la forma preferida, por ser la que refleja la pronunciación más generalizada en la actualidad):

jienense [jie.nén.se] /jiennense [jien.nén.se] (‘de Jaén, ciudad y provincia de España’);

inocuo -cua [i.nó.kuo] /innocuo -cua [in.nó.kuo] (‘que no hace daño’);

pinnado -da [pin.ná.do] /pinado -da [pi.ná.do] (‘con forma de pluma’);

suní [su.ní] o sunita [su.ní.ta] /sunní [sun.ní] o sunnita [sun.ní.ta] (‘de la rama ortodoxa del islam, que sigue los preceptos de la Sunna o ley de Mahoma’).

b) La secuencia -bb- aparece en español en derivados formados por la adición del prefijo sub- a palabras que empiezan por b: subbético [sub.bé.ti.ko], subbloque [sub.bló.ke], subboreal [sub.bo.re.ál]. Como muestran los corchetes de pronunciación, también aquí la duplicación gráfica se corresponde con la duplicación fónica del fonema /b/. Excepcionalmente, en las voces subranquial [su.bran.kiál] y subrigadier [su.bri.ga.diér] se ha simplificado la doble consonante etimológica.

El carácter excepcional de las consonantes dobles o geminadas en español y el rechazo de su sistema gráfico a la duplicación de grafemas consonánticos (incluso de b o n) si dicha duplicación no tiene reflejo en la pronunciación, es decir, si no responde realmente a la articulación de una doble consonante, explica que los préstamos de otras lenguas que en su grafía originaria contienen dos consonantes iguales seguidas se hayan adaptado al español reduciéndolas a una sola. De ello son muestra los ejemplos siguientes: cábala (del hebr. qabbālāh), driblar (del ingl. to dribble), brócoli (del it. broccoli), racor (del fr. raccord), adenda (del lat. addenda), pudin o pudín (del ingl. pudding), chofer o chófer (del fr. chauffeur), esnifar (del ingl. to sniff), grogui (del ingl. groggy), zigurat (del acadio ziggurat), a capela (del it. a cappella), chambelán (del fr. chambellan), consomé (del fr. consommé), canelón (del it. cannellone), escáner (del ingl. scanner), chóped (del ingl. chopped), kipá (del hebr. kippāh), dosier (del fr. dossier), estrés (del ingl. stress), confeti (del it. confetti), cúter (del ingl. cutter), esbozar (del it. sbozzare) o puzle (del ingl. puzzle). Debe, por tanto, aplicarse esta misma pauta a la hora de proponer nuevas adaptaciones: cadi (del ingl. caddie o caddy), chédar (del ingl. cheddar), pádel (del ingl. paddle), afidávit (del lat. affidavit), ófset (del ingl. offset), suflé (del fr. soufflé), rali (del ingl. rally o del fr. rallye), sumun (del lat. summum), osobuco (del it. ossobuco), mozarela (del it. mozzarella), etc. También funciona este mismo patrón en la adaptación de topónimos foráneos, como muestran los casos de Adís Abeba (capital de Etiopía, del amárico Addis Ababa), Búfalo (ciudad de EE. UU., del ingl. Buffalo), Lausana (ciudad de Suiza, del fr. Lausanne), Mesina (ciudad de Italia, del it. Messina), Misisipi (río y estado de EE. UU., del ingl. Mississippi) o Róterdam (ciudad de los Países Bajos, del neer. Rotterdam), entre otros.

Excepcionalmente, se mantienen las secuencias de dos grafemas consonánticos iguales en los nombres de algunas letras del alfabeto griego (y en sus derivados), que son transcripción literal del original griego: kappa, digamma y gamma (y sus derivados gammagrafía y gammaglo bulina).

También se conserva la doble consonante etimológica, sin que dicha duplicación tenga necesariamente reflejo en la pronunciación, en antropónimos originarios de otras lenguas o en topónimos foráneos no adaptados, y en sus derivados: heideggeriano (de Heidegger, filósofo alemán), popperiano (de Popper, filósofo austriaco), picassiano (de Picasso, pintor español), Ottawa (capital de Canadá) y su gentilicio ottawense, etc. Cabe señalar que algunos nombres propios de persona presentan variantes con la doble consonante etimológica junto a grafías simplificadas, escritas con una sola consonante, como es el caso de Gemma/Gema, Emma/Ema o Emmanuel/Emanuel. También conserva la doble consonante etimológica el prefijo del sistema internacional de unidades atto-, proveniente de la palabra noruega y danesa atten (‘dieciocho’), que se aplica a nombres de unidades de medida para formar los nombres de los submúltiplos un trillón de veces inferiores, como en attosegundo.

Naturalmente, también incluyen consonantes duplicadas algunas de las locuciones latinas que se emplean en español con su grafía originaria, como peccata minuta, vera effigies o grosso modo.

Por último, cabe señalar que la restricción que limita a /n/ y /b/ los fonemas consonánticos que pueden duplicarse en español también impone la simplificación fonológica y gráfica en aquellos casos en que concurren dos consonantes iguales distintas de n o b en procesos de prefijación o composición. Así, por ejemplo, se reducen a una sola las dos eses que confluyen al unirse un elemento terminado en -s a otro que comienza por esa misma consonante, como en trasudor (de tras + sudor) o en formas verbales con clíticos como agradezcámoselo (de agradezcamos + se + lo), que contrastan con formas como las ya comentadas subbético o dígannos, que sí admiten la duplicación de consonantes.

     

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